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- rdf:value = " El señor ROSALES.-
Señor Presidente, la histórica ciudad de Rancagua y todos los pueblos de la zona han sufrido en los últimos días una verdadera conmoción a raíz del bárbaro y estremecedor asesinato de Jorge Cobián, con premeditación y alevosía, ocurrido en el presidio de Victoria, que es uno de los peores de Chile.
De todos los sectores ha surgido la protesta airada para condenar este hecho tan inhumano y brutal en que un hombre, un ser humano, fue torturado, flagelado y, prácticamente, "masacrado", encontrándose indefenso, con sus manos esposadas, con sus pies engrillados. Después, fue colgado con el siniestro propósito de simular un suicidio.
Inútiles han resultado los esfuerzos que se han hecho para tratar de salvar a los responsables de este crimen, con nuevas autopsias a un cadáver cuya sola presencia constituye una tremenda acusación. Si se aceptara la extraña teoría del suicidio, habría que convenir en que una persona, un ser humano, puede autotorturarse, fracturarse las manos y los pies, ocasionarse golpes que le produzcan una conmoción cerebral, inferirse heridas con puñales en diversas partes del cuerpo, y luego tener la tranquilidad y las fuerzas necesarias para colgarse de una viga y ahorcarse. Esto no puede engañar a nadie y sólo contribuye a hacer más repudiable este atentado que, por otra parte, no es el primero que se produce en los penales de Chile. Nosotros creemos que este crimen cometido en la persona de Jorge Cobián constituye una nueva campanada de alerta para evidenciar la honda crisis que vive el sistema carcelario chileno, especialmente desde que asumió sus funciones el nuevo Director señor Julio de la Maza, a quien se le responsabiliza de estos hechos por haber sido el que determinó el traslado de Jorge Cobián desde la cárcel de Rancagua al penal de Victoria, después de haberlo castigado en el primero de estos establecimiento por el solo delito de haberle solicitado en la visita que el señor De la Maza hiciera a la cárcel de Rangua, que conociera las celdas de los reclusos para que comprobara que vivían peor que animales. Para poder apreciar la gravedad de esta crisis a que nos hemos referido, bastaría con recordar hechos recientes como la huelga de hambre en la Penitenciaría de Santiago; el asesinato del reo Napoleón Mauricio Tesseier, a consecuencia de las flagelaciones sufridas en la cárcel de Valparaíso; el dramático suicidio del vigilante Hernando Riffo Fernández; el levantamiento en la Cárcel de Valdivia, donde se mató a dos reos y se baleó a muchos otros.- Hace sólo pocas horas, se flageló bárbaramente a un reo fugado del Anexo Cárcel de Capuchinos. Todos estos hechos vienen a demostrar que en el sistema carcelario, como en otros aspectos, no se ha producido ningún cambio; que todo sigue igual y a veces peor; que continúan imperando los métodos de crueldad, la falta de planes rehabilitadores, la carencia de personal idóneo; la falta de medios para montar talleres y dotar a las cárceles de los elementos más indispensables para la regeneración de los que han delinquido. Esto lo hemos venido denunciando reiteradamente los parlamentarios comunistas sin que jamás se nos haya oído.
Ahora nos encontramos frente a un hecho de la mayor gravedad. La ciudadanía de Rancagua exige que se haga justicia, que se sancione a los responsables del asesinato de Jorge Cobián, para que, como les escuchamos decir a sus padres, nunca más en Chile ocurran estos hechos que acusan manifestaciones de tan inhumano salvajismo.
No nos pronunciamos acerca de la vida y de las acciones de Jorge Cobián. Todo eso ya fue juzgado, bien o mal, por los tribunales que, por lo general, resultan sordos y ciegos cuando se trata de hacer justicia a la gente modesta y a los hijos de nuestro pueblo. Sólo queremos sumar nuestra voz a la protesta que se ha expresado en las calles y en miles de hogares de la ciudad de Rancagua, y solicitar que estas palabras sean transmitidas al señor Ministro de Justicia para que se nombre un Ministro en Visita, a fin de que se aboque a la investigación de estos hechos que han producido justificada indignación.
Señor Presidente, en la sesión especial a que se convocará a esta Honorable Cámara para tratar acerca de este caso y de la crisis del sistema cancelario de Chile, tendremos oportunidad de abundar en estas consideraciones.
El señor SIVORI (Vicepresidente).-
Se transmitirán las observaciones de Su Señoría al señor Ministro de Justicia, en nombre del Comité Comunista y de los señores Agurto y Sepúlveda, don Francisco.
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