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- rdf:value = " El señor OSORIO.-
Señor Presidente, la llegada a nuestro país de 23 delegaciones extranjeras procedentes de los cinco continentes: África, Asia, Australia, las Américas y Europa Occidental y Oriental, marca la iniciación de un evento muy importante en el calendario deportivo mundial, la realización del 23º Campeonato Mundial de Esquí y primer Campeonato Mundial de este deporte jamás realizado en país alguno del hemisferio sur.
Doscientos periodistas y cronistas deportivos internacionales que se movilizan apresurada y directamente desde Londres a Chile, apenas terminado el Campeonato Mundial de Fútbol, ponen en evidencia la importancia que se concede en el extranjero a este Campeonato de Esquí, el cual ofrece a Chile y a la provincia que represento en este hemiciclo, una magnífica oportunidad de dar a conocer al mundo las excelentes canchas que nuestra Cordillera de los Andes ofrece al turismo internacional. La televisión y el cine extranjeros podrán filmar, durante 15 días, las bellezas de Portillo y llevarlas a millones de espectadores en los cinco continentes.
Por ello, este Mundial de Esquí tiene para Chile una importancia extraordinaria.
El desarrollo explosivo de los deportes invernales es uno de los hechos sociales más sorprendentes de nuestra época. La práctica del esquí se ha extendido a todos los estratos de la comunidad, en los países del hemisferio norte, creando centros de esparcimiento populares a bajo costo, en las ciudades densamente pobladas, en pleno invierno y al aire libre.
Durante el reciente viaje que realizáramos algunos parlamentarios a los países socialistas, pudimos comprobar cómo el pueblo se ha volcado en masa a la saludable práctica de los deportes invernales. En Praga, Varsovia, Moscú, Leningrado, Budapest, Berlín, etcétera, hemos visto cientos de miles de deportistas: hombres, mujeres y niños, practicando alguna clase de deportes invernales dentro de los radios urbanos de las ciudades. Incluso se practica el salto de esquíes en trampolines especiales aún en verano, con nieve artificial.
Hoy en día, el esquí es el deporte más popular en el mundo, ya que cuenta con más de veinte millones de esquiadores activos. Es indudable que el esquí es, en otras naciones, un deporte de masas, como lo es el fútbol en nuestro país.
Sobre el plano mundial, de turismo internacional, Chile se encuentra en una situación privilegiada y única. De todos los países ubicados en el hemisferio sur, el nuestro es el único que puede desarrollar masivamente el turismo y los deportes de invierno, por sus vastos recursos de campos de nieve que se encuentran a lo largo de su cordillera y próximos a los volcanes. Portillo, Farellones, La Parva, Chillán, Antuco, Choshuenco, Antillanca, Pucón, Osorno, Punta Arenas, etcétera, son sólo el comienzo en el desarrollo de una interminable cantidad de centros de esquí de categoría internacional que pueden desarrollarse en Chile.
En el hemisferio norte, los grandes centros de deportes de invierno se encuentran enclavados en las altas montañas: Los Alpes, las Montañas Rocallosas, los Tatras y los Montes Urales. Nada tiene de extraordinario, por lo tanto, que nuestra Cordillera de los Andes ofrezca condiciones topográficas, climatológicas, de ennevamiento y de ubicación, próxima a los grandes centros poblados, que en conjunto son muy superiores a las encontradas en otras regiones del mundo. Confirman lo expresado anteriormente, los elogiosos comentarios que, sobre nuestras canchas y centros, han comenzado a hacer los miembros de las delegaciones extranjeras y los técnicos de la Federación Internacional de Esquí. A estas excelentes características que posee Chile para el desarrollo del turismo y el deporte de invierno, podemos agregar una, particularmente favorable a Chile: el tremendo potencial que, para generar divisas al país, significan los veinte millones de esquiadores activos del hemisferio norte, disputados allá por más de 1.200 centros de esquí durante el invierno, y que durante el verano sólo pueden practicar en los centros que se encuentran en el hemisferio sur, de los cuales, los más importantes son los de Chile.
Resulta, pues, paradojal que, ante tan extraordinarias condiciones, ante tantos estadios monumentales prodigados por la naturaleza para la práctica de este deporte, Chile no pueda presentar más que un equipo deportivamente muy débil y cuya debilidad la suple con su inigualado entusiasmo.
Sin embargo, ello tiene muy evidente explicación: el pueblo chileno se encuentra totalmente marginado de este deporte; el esquí ha pasado a ser sólo deporte de ricos, de una minoría privilegiada. Un par de esquíes vale Eº 1.000; un par de zapatos, Eº 500; cada día de clases o andariveles, Eº 25; comida, transporte y estada, ni qué hablar. Hasta la fecha, nada se ha hecho para popularizar el deporte del esquí, y mientras ello no se haga, jamás podrá contar Chile con una industria sin chimeneas, como es el esquí, ni con un plan de deportistas que puedan aspirar a luchar por ocupar puestos de jerarquía en el esquí mundial.
La popularización del deporte del esquí en todos los estratos sociales y el desarrollo del turismo de invierno como industria están íntimamente ligados, y su desarrollo será posible sólo si se procede a un cambio total de la infraestructura del esquí, tal como se practica hoy en el país, cambio en el cual el Estado, a través de la
Dirección de Deportes y Turismo, debe jugar un papel importante.
El 24 de mayo de 1963, en Atenas, Chile obtuvo la designación de país sede del 23° Campeonato Mundial de Esquí, designación que fue un gran triunfo, ya que se obtuvo mayoría absoluta a la primera votación, en circunstancias que había tres candidatos: Chile, Japón y Suiza. Este hecho, que sucede por primera vez en la historia de la Federación Internacional de Esquí, FIS, en que Chile obtuvo esta votación sin contar con el bloque de países sudamericanos, ya que sólo estaban afiliados a ella Argentina, Bolivia y Chile, nos llena de orgullo.
Hoy, en que este Campeonato Mundial es una realidad, quiero rendir un justo y merecido homenaje a ese esquiador de garra y corazón, gran luchador, varias veces campeón de Chile, calificado por la prensa internacional como "figura espectacular del Congreso de Atenas", al deportista y dirigente chileno Sergio Navarrete, que, en decisión, tenacidad, preparación y argumentos contundentes, logró vencer todos los obstáculos para traer a Chile este magnífico galardón de su carrera deportiva: el Campeonato Mundial de Esquí que se inicia mañana.
Señor Presidente, como lo manifestara, hace algunos días, en esta Cámara, el Honorable colega señor Zorrilla, el voto unánime de todos los países socialistas fue determinante en este rotundo triunfo de Chile, y el argumento más poderoso que movió a estos países y al Consejo de la FIS en apoyo de la posición chilena, fue que ello contribuiría a la popularización del esquí en el hemisferio sur, principalmente en Chile. .
Lamentablemente, me veo en la obligación de señalar a la Honorable/Cámara que los dirigentes del Comité Organizador del Mundial de Esquí, según mi concepto, están desvirtuando totalmente este objetivo, al marginar a los elementos modestos, a la clase obrera, al pueblo de Chile, de la posibilidad que puedan participar, siquiera, como espectadores del Mundial de Esquí, ya que para ello es ¡necesario pagar E° 15 como peaje y Eº 15 como entrada de acceso al valle de Portillo, sin contar los gastos de transporte y comida. Estos gastos son diarios y representan más de E° 30 al día para ver el mundial. En Los Andes, ciudad anfitriona del Mundial de Esquí, cuyo 137 aniversario de su fundación acaba de celebrarse y cuya Municipalidad fue la primera en apoyar la solicitud de Portillo, existe profundo malestar, pues sus habitantes no podrán ver el Mundial ni siquiera de lejos, ya que sin previo pago de tesos dineros no tienen acceso ni a la Estación de Río Blanco, que queda a cerca de 30 kilómetros de las canchas.
La otra solución es la televisión, que también está fuera de los alcances de los elementos populares y que a Aconcagua, por desgracia, aún no llega. Estimo que, si el Estado ha invertido fuertes sumas en habilitar una magnífica carretera y mantenerla despejada para el Mundial, ella debiera permitir el acceso del máximo de espectadores para popularizar un deporte que no es muy conocido en Chile, y en una oportunidad como ésta, que no se repetirá, seguramente, hasta dentro de muchos años, como es la realización de un nuevo Mundial de Esquí. Y esto, se ha permitido en circunstancias que el Director de Turismo es miembro del Comité Organizador. Sinceramente espero que todavía sea tiempo de corregir este error, pues si no me temo que habrá en Portillo muy pocos espectadores chilenos, sobre todo modestos, y que este Mundial se desarrolle en un recinto que más bien parece club privado que recinto público.
Señor Presidente, en nombre del Partido Socialista y de los trabajadores de la provincia de Aconcagua, que tengo el honor de representar en esta Honorable Cámara, rindo un cálido homenaje de bienvenida a todas las delegaciones que participan en esta magnífica justa deportiva, en la esperanza de que sabrán recoger y llevar consigo los mejores recuerdos de este afectuoso y hospitalario pueblo chileno.
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