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- rdf:value = " El señor KOENIG.-
Muchas gracias, señor Presidente.
El Ministerio de Educación Pública aprobó el programa por decreto N° 4.665, de 9 de mayo de 1966, que fue cursado sin reparos por la Contraloría General de la República y publicado en el "Diario Oficial" del 11 de junio de este año, que fue lo que movió al Honorable señor Francisco Sepúlveda a formular sus observaciones, que respeto, porque creo que representan el pensamiento partidista y filosófico del Honorable colega.
En todo caso, debo dejar clara constancia de que el decreto no innova en cuanto al carácter optativo de la clase de religión, que está claramente establecido en el artículo 24 de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria. Así lo establece también el Reglamento General de Liceos, que menciono, porque he debido trabajar con él en mi calidad de profesor y de Inspector General de un Liceo durante varios años. Este reglamento dice que el apoderado, en el momento de la matrícula, deberá declarar si su pupilo sigue o no el curso de religión en los tres primeros años de humanidades, que es en los que se enseña esta asignatura.
Volviendo al decreto que se ha comentado en esta Sala, estimamos que es lógico que dicho programa fije como objetivos de la enseñanza de la religión valores que son propios de ésta; pero ello en nada atenta, contra la libertad de conciencia, si la clase es optativa .Por lo demás, igual cosa ocurría en el anterior programa de religión, aprobado por decreto Nº 12.046 de 22 de diciembre de 1948, bajo el Gobierno del Presidente radical Excelentísimo señor Gabriel González Videla, y siendo su Ministro de Educación el señor Armando Mallet, de filiación socialista.
Pero deseamos aclarar más. No queremos que quede duda acerca de la composición del Consejo Nacional de Educación que aprobó unánimemente el programa que nos preocupa. Lo integran las siguientes personas: el Ministro de Educación, que lo preside; el Superintendente de Educación, que actúa como Vicepresidente; el Subsecretario de Educación; el Rector de la Universidad de Chile; el Rector de la Universidad Técnica del Estado; dos Rectores de las Universidades Particulares en forma alternada; los Directores de Educación Primaria, Secundaria y Profesional; el Decano de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile; el Director del Instituto Superior del Magisterio; el Director del Instituto Pedagógico Técnico; cuatro representantes gremiales del Magisterio; un representante de la educación particular; un representante de los Centros de Padres de los establecimientos fiscales; un representante de los Centros de Padres de los colegios particulares; dos representantes de las actividades económicas (agrícola y fabril) ; un representante de la CORFO; un representante de la CUT; el Secretario Técnico de la Superintendencia de Educación, que es el secretario del Consejo; v el Asesor Coordinador de la Oficina Técnica. Es decir, de los 26 miembros, 9 son funcionarios o representantes del Gobierno, y 15 son designados directamente o nombrados de ternas propuestas por organismos independientes del Gobierno.
Sin embargo, como antes dije que el programa de religión fue aprobado por la unanimidad de los 16 miembros presentes en la sesión respectiva del Consejo Nacional de Educación, deseo aclarar también que en esa sesión no hubo, como podría creerse, un golpe de mayoría. El acuerdo fue unánime, y se me ha informado que de los 16 presentes, el día 19 de abril de este año, 6 eran funcionarios de Gobierno; que el resto representaba a distintos otros organismos; y que en esa sesión no estaban presentes ni el Ministro de Educación ni el Subsecretario de esa Cartera.
He pedido en la Superintendencia de Educación copia del acta de la sesión Nº 6 ordinaria del Consejo Nacional de Educación, celebrada el martes 19 de abril de 1966, y que fue grabada. Dice lo siguiente:
"El señor SUPERINTENDENTE.-
Tiene la palabra el señor Martínez.
"El señor MARTINEZ.-
Yo propongo una solución: que posteriormente a la aprobación de este programa, se ponga en conocimiento de aquellas autoridades religiosas de otras confesiones a fin de que ellos puedan tener una base para presentar sus formulaciones y alternativas.
"El señor SUPERINTENDENTE.-
Me parece una buena proposición.
"El señor HUMBERTO ELGUETA.-
Yo pediría que este programa dijera de Religión Católica, es decir, el contenido del Programa, lo que permitiría a otras religiones proponer sus programas, de su religión, y tal vez la Superintendencia podría pedir esto a fin de darle toda la opción posible al alumnado sobre la libertad religiosa.
"El señor SUPERINTENDENTE.-
Tiene la palabra el señor Martínez.
"El señor JAIME MARTINEZ.-
Solamente para apoyar la proposición del señor Elgueta.
"El señor GUILLERMO PUMPIN.-
Yo también la apoyo, pero con una salvedad de fórmula: que se diga "programa de religión" y entre paréntesis, "Religión Católica", para que así mañana pueda decirse, por ejemplo: "Programa de Religión", paréntesis, "Religión Mahometana".
"El señor SUPERINTENDENTE.-
Si le parece, entonces, al Honorable Consejo, aprobaríamos esto con la indicación del señor Pumpin de poner entre paréntesis "religión católica" y de enviar copia de este programa a las autoridades eclesiásticas para sus observaciones. No respecto de este programa, por supuesto.
"Aprobado".
Y también señor Presidente, he pedido copia de las cartas dirigidas a los Jefes de las religiones cristianas a qué me referí denantes. Dicen así:
"Comunica acuerdo del Consejo Nacional de Educación.
"Solicita opinión sobre Programa de Estudios de Religión.
"Oficio Nº 419.
"Santiago, 2 de mayo de 1966.
"Señor
"Horacio González Contesse,
"Moderador del Sínodo de la Iglesia Presbiteriana.
"Presente.
"Señor Moderador:
"En sesión celebrada el 19 de abril ppdo. el Consejo Nacional de Educación aprobó el Proyecto de Programa de Estudios de la asignatura de Religión que se aplicará en los cursos de lº y 2° años de la Educación Básica de la nueva estructura del Sistema Escolar Regular, establecida por el Ministerio de Educación Pública.
"Junto con dar aprobación al Proyecto, el Consejo estimó conveniente poner en conocimiento de las diferentes confesiones religiosas que se profesan en el país, el referido proyecto, con el propósito de conocer la opinión que el Programa de Estudios aprobado les merezca y de tener, en el futuro, la posibilidad de considerar los puntos de vista que dichas Confesiones sustentan respecto de la enseñanza de esta asignatura en la educación del Estado.
"En cumplimiento del acuerdo a que hago referencia, remito a Ud. un ejemplar del Programa, con ruego de que si Ud. lo estima, haga llegar a esta Superintendencia de Educación la opinión que el Consejo solicita.
"Agradezco, desde luego, su colaboración y saludo muy atentamente a Ud.,
"(Fdo.): Osvaldo Garay Oyarzún, Superintendente de Educación Pública."
Igual texto tienen los oficios números 420, 421 y 422, dirigidos, con igual fecha, al señor Manuel González, Superintendente de la Iglesia Evangélica Pentecostal; al señor Kenneth Howell, Obispo de la Iglesia Anglicana, y al señor Pedro Zottele Clarck, Obispo de la Iglesia Metodista, respectivamente.
Señor Presidente, los democratacristianos creemos que ha sido acertado el acuerdo del Consejo Nacional de Educación en este sentido.
Cuando recorrimos el país para pedir a los chilenos que votaran por el actual Presidente de Chile, Excelentísimo señor Eduardo Frei Montalva, insistimos en el concepto de la libertad y, entre otras cosas, les dijimos: "Queremos la libertad también para que cada chilena y cada chileno puedan buscar a Dios en la forma que desee y en el templo que quiera buscarlo." Estos conceptos les repitió nuestro Presidente, hace poco, en Bogotá.
Como partido de inspiración cristiana, pero no confesional, somos celosos defensores de la libertad religiosa. Por eso, en nuestro partido militan hombres y mujeres de las más variadas posiciones religiosas, lo que nos hace ser tolerantes entre nosotros mismos. Como democratacristianos respetamos tocios los credos y filosofías y, en consecuencia, no aceptamos que se nos quiera tildar de prepotentes o sectarios frente al problema que he planteado en la Honorable Cámara. El pueblo tiene confianza en este Gobierno, pese a los ataques demoledores que se lanzan contra sus representantes. Así quedó demostrado anoche, en la Plaza de la Constitución, cuando estrechó filas junto a su Presidente. Por eso, no podemos aceptar que se quiera arrastrar a este pacífico y cristiano pueblo de Chile a un lucha religiosa. Su alta madurez quedará comprobada una vez más, pues estamos ciertos de que no seguirá a quienes desean arrastrarlo por este camino.
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