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- rdf:value = " El señor MILLAS.-
Lo expresado por el Honorable señor Garay corrobora lo que he manifestado.
Los fundamentos de las observaciones señalan que el régimen permanente de estas viviendas debe ser el de arrendamiento. Yo he dicho, y lo ha corroborado el Honorable señor Garay, como nos consta que el criterio expuesto por personeros del Ejecutivo -en la Cámara lo hizo el ex Ministro de Obras Públicas y actual Ministro de Vivienda y Urbanismo, y el señor Ministro de Salud Pública ha dicho lo mismo a los empleados y obreros agrupados en la Federación de Trabajadores de la Salud- considera perfectamente posible, en todos los casos, especialmente en lugares como ése al que me he referido, donde se encuentran el Open Door y el Sanatorio El Peral, iniciar la construcción de poblaciones.
Ahora bien, aquí se trata de que, en el camino hacia la realización de ese propósito, algunas personas que fueron trabajadores agrícolas y que hoy prestan servicios en el Open Door y en otros establecimientos del Servicio Nacional de Salud, viven una población que no se encuentra dentro del recinto de] Sanatorio El Peral, sino a mucha distancia de él, incluso separado del establecimiento por un canal y por otra población ribereña particular, más bien con el sector agrícola y bastante distante, también, del Open Door. Este grupo de casas está constituido por antiguas viviendas de muy mala calidad. Sus pobladores, ante la angustia de que no se resuelva por el momento su problema habitacional -hay un pian, pero puede demorar muchísimo tiempo su ejecución- están dispuestos a pagar, en las condiciones que el Consejo del Servicio Nacional de Salud lo establezca, las casas en que están residiendo, en ciertos casos, desde hace 30 años. Algunos jefes de familia, únicamente cinco, son jubilados del Servicio Nacional de Salud;
En estas condiciones, nada puede aconsejar aprobar la observación -basada en errores de hecho, en equivocaciones manifiestas, en desconocimiento del problema- que se formula a este proyecto de ley, tan sencillo y tan bien estudiado, oportunamente, con suficientes antecedentes sobre la realidad de este caso.
Ahora bien, durante el tiempo que la Cámara ha tenido para considerar estas observaciones, sin alcanzar a tratarlas, se ha producido una situación que cambia totalmente la realidad existente al momento en que el Presidente de la República hizo presente el veto. El Diputado que habla formuló responsablemente ante la Contraloría General de la República una denuncia respecto de las condiciones pavorosas e inhumanas en que se mantiene a gran parte de los enfermos del Open Door. Hay irregularidades administrativas gravísimas en ese establecimiento. La prensa, últimamente, ha destacado algunos hechos en relación con esto. Jefes del Servicio Nacional de Salud han visitado el Open Door y han tomado algunas medidas -que estimo absolutamente insatisfactorias, pero paliativas- frente a la situación infernal allí reinante. En relación al sistema de mantener un lugar en el cual se encuentren concentrados los enfermos mentales, las más destacadas autoridades del Servicio Nacional de Salud han declarado que no es aconsejable que exista -además del Hospital Psiquiátrico que funciona en la ciudad, donde se atienden los casos graves, agudos- un establecimiento permanente para el enfermo crónico, que es el que está destinado al Open Door.
Esos mismos funcionarios médicos han agregado que no sería la situación que he denunciado consecuencia, fundamental-mente, de la mala administración, sino de una concepción ahora superada en materia hospitalaria, ya que al mantener establecimientos de este tipo para enfermos mentales crónicos, se producirán necesariamente situaciones difíciles, y que correspondería efectuar una descentralización y afrontar de otra manera el problema de sus asilados.
Pues bien, en estas condiciones, en el veto se afirma que el gran problema consiste en que estas casas son necesarias para el personal de estos establecimientos. En primer lugar, la tendencia más probable, por tanto, es hacer una descentralización, disminuyendo personal y cambiando el carácter del Open Door, que podría quedar como un segundo hospital psiquiátrico, sin la extensión actual. En segundo lugar, el personal mismo de este establecimiento, nos consta a los Diputados del Tercer Distrito, no tiene interés por este tipo de casitas, aptas para inquilinos, construidas hace 30 años. Sólo las familias que han estado residiendo allí hace tiempo, ante la angustia de tener que salir de este sector y de no encontrar otra vivienda, han acabado por interesarse en adquirir esas viviendas. Esta situación pudo haberse resuelto hace ya mucho tiempo, si acaso no hubiera sido necesario, para proceder a transferir esos bienes a estos trabajadores, una disposición legal expresa como la que propuso el ex Diputado señor Schaulsohn en este proyecto, aprobado por unanimidad en la Cámara y en el Senado, después del estudio acucioso hecho en Comisión en la actual Cámara.
Ahora bien, a pesar de haber visitado la población y haber comprobado la angustia de estas familias, ¿por qué se cierra toda salida de solución a su problema habitacional, al rechazarse en forma absoluta este proyecto de ley y no proponer nada en reemplazo, con lo cual al Servicio Nacional de Salud sólo le correspondería someter esta propiedad, que está fuera del recinto hospitalario, a pública subasta?
Ante esta situación, se ha observado que la única posible justificación para mantener el caso aberrante de no entregar a esos trabajadores la posibilidad de adquirir título de dominio sobre aquellas viviendas en las cuales han permanecido decenas de años, el único motivo que ellos pueden entender existe para sugerir el rechazo de esta medida es que en el presupuesto del Open Door de Santiago figura una partida destinada a reparaciones, que se justifica aparentemente, y que puede ser presentada y aceptada por las autoridades del Servicio Nacional de Salud en razón de que, además de esta población existen también la casa del Director y las residencias de dos o tres médicos que quedan a salvo de la obligatoriedad de venta en el proyecto de ley que consideramos. Pero, la verdad es que, hasta hoy, el monto destinado a reparaciones se ha invertido íntegra y exclusivamente en el hermoseamiento y ampliación de la vivienda del Director de ese establecimiento y no en el mejoramiento de las residencias de los médicos residentes ni en el de este grupo habitacional. Esta es la situación de hecho.
Yo estoy convencido de que aquí ha habido una proposición de funcionarios subalternos que ha ido "tramitándose", y que ha llegado a encontrar amparo en las más altas autoridades, por desconocimiento real de la situación y de lo que sucede en esta población.
Por eso, los Diputados comunistas, que estudiamos cuidadosamente este proyecto de ley, rechazamos las observaciones del Ejecutivo.
El parlamentario que habla, a fin de evitar cualquier abuso en el goce del beneficio otorgado por este proyecto de ley, formuló indicación para establecer que sólo podrán obtener título de dominio sobre estas casas quienes no sean propietarios de ningún otro bien raíz, sea edificado o simple terreno, en otra ubicación. Y así fue despachado por la Cámara este proyecto de ley, con lo cual salvó cualquier posible situación que dé margen a un abuso en el goce de este beneficio.
En sí, esta iniciativa legal es de extraordinaria y estricta justicia; corresponde a una necesidad derivada del hecho de que la actual legislación impide una solución diferente a la de un proyecto de ley expreso sobre la materia. Además, el ex Diputado señor Schaulsohn, autor de la moción correspondiente, la redactó en términos que garantizan ampliamente los intereses del Servicio Nacional de Salud, y su aprobación es solicitada unánimemente por todas las familias que allí residen, quienes cuentan con el amparo y respaldo de todo el personal del establecimiento, que no tiene interés en ocupar estas antiguas y modestísimas casas rurales.
Por lo tanto, señor Presidente, estimamos que sólo errores manifiestos, de hecho, muy graves, pueden haber inducido a formular estas observaciones, las cuales nosotros rechazaremos.
He dicho.
"
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