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- rdf:value = " El señor ARAVENA (don Jorge) .
Estamos, entonces, en presencia de un mal empresario agrícola, de un mal patrón, que no cumple las leyes sociales. Admito, sin conocer la réplica del afectado, todas estas imputaciones; es más, por lo que he podido captar entre los más destacados miembros de la colonia extranjera a la cual pertenece, éstos repudian su comportamiento, aun cuando hay antecedentes que permiten formarse una idea diferente de este caso, al saber cómo se ha generado esta situación .
Ahora bien, yo creo que tenemos que juzgar debidamente los hechos para evitar que se deje sentado un precedente que daría motivos más que suficientes para que los extranjeros dignos y respetables que se han incorporado por entero en nuestra vida social y económica tengan motivos de intranquilidad. Conviene analizar detenidamente los hechos a fin de que no se tome una determinación precipitada que pueda vulnerar ciertas normas y principios que los gobiernos deben manejar cautelosamente y respetar, debidamente.
Ahora bien, ¿qué cargos hay contra este agricultor extranjero? Analizaré algunos aspectos de este caso, sobre los cuales tengo referencias. Al respecto, se dice que ha logrado adquirir una cantidad desmesurada de predios agrícolas y que no los trabajaría adecuadamente o no los trabajaría simplemente.
Yo creo que en relación con este cargo no hay infracción legal, ya que no hay ley alguna, por lo menos hasta hoy, que prohiba tener más de cierto número de propiedades y no trabajarlas debidamente, no obstante de que concuerdo ampliamente en que éste es un hecho antisocial repudiable desde todo punto de vista. La verdad es que ésta no puede ser, por motivo alguno, la razón por la cual se ha determinado la expulsión de un ciudadano extranjero, ya que ello, repito, no constituye delito. Aún más, hacerlo por esos motivos resultaría una injusticia tremenda, ya que este señor pasaría a ser una excepción en medio de una cantidad enorme de agricultores a los cuales se les podría acusar por estar en iguales o peores condiciones que este ciudadano extranjero.
Creo que, si en la actualidad se hiciera una seria investigación sobre la explotación de los predios agrícolas y de los suelos incultivados llegaríamos a la conclusión de que la actitud del señor Katan no es una excepción, sino que es más bien una muestra de lo que sucede en casi todas las zonas de nuestro país. Aún más, yo creo que siguiendo este procedimiento, podríamos llegar a la conclusión de que no sólo hay suelos ociosos en la gran propiedad, porque en la mediana y pequeña propiedades abundan en cantidades muy superiores a las que podemos imaginar.
Pero no me apartaré del problema que me preocupa. Al efecto, estimo que sería conveniente preguntar a quienes han determinado el castigo de la persona en referencia: ¿qué se podría o debería hacer con esa gran cantidad de personas, organizaciones particulares y aún de organismos fiscales que están en las mismas condiciones? A mi entender, nada, salvo que se pudiera encontrar a otro extranjero, para convertirlo en "el pato de la boda" y aumentar así el golpe de efecto, lo que a todas luces no me parece que sea el camino más conveniente en un problema tan serio como es la tenencia y explotación de la tierra y más aún, ahora que el Gobierno ha manifestado -y tengo el convencimiento de que cumplirá sus promesasque se hará una reforma agraria, basada en fórmulas técnicas debidamente experimentadas y tendientes a orientar y organizar la producción agropecuaria de nuestro país.
Luego, la expulsión de este agricultor me parece que no acarrearía ningún beneficio; por el contrario, cualquiera situación de orden legal se vería entrabada por su ausencia.
Ahora bien, yo creo que se ha formado cierta idea alrededor del problema del señor Katan, que se relaciona con el hecho de que este señor ha logrado adquirir unos cuantos fundos que significan una cuantiosa fortuna.
Esta parte del problema ofrece un aspecto interesante y permite hacer algunas comparaciones que nos conducen a la conclusión de que este señor obró equivocado, erró el camino o, simplemente, es más honrado que muchos que se vanaglorian de serlo.
Se sabe que es un hombre poseedor de una cuantiosa fortuna y que, al contrario de muchos, llegó a nuestro país con gran parte de ella. Puede parecer raro esto, pero es así. Ocurre que excepcionalmente se dedicó a la agricultura, y durante el tiempo en que soplaban vientos de austeridad y se emitían los suculentos bonos dólares él prefería emplear su dinero en la compra de fundos; y contrariamente a lo que muchos de nuestros compatriotas hacían, esto es abrir cuentas en los bancos de Canadá, Suiza u otros países, él compraba más tierras. Podríamos seguir en estos ejemplos, ya que hay muchos, pero, resumiendo, puede decirse que, mientras algunos conspicuos caballeros, y entre ellos algunos muy "gordos", hacían negocios "negros" y "trajines" ocultos con monedas extranjeras, contrabandos, etcétera, este señor adquiría, a la luz del día, fundos que le han acarreado, como se sabe, serios problemas laborales y sociales.
Ahora bien, considero que valdría la pena poner en la balanza de la justicia a este señor y a aquéllos otros. Creo no equivocarme al pensar que, si bien esas dos clases de actuaciones no son o no pueden ser convenientes para el país, será siempre preferible aquello que aún tiene remedio y no lo que significó que un día 28 de diciembre no quedara un solo dólar en el Banco Central .
Pero lo grave es que, mientras aquellos conspicuos caballeros viven y disfrutan de aquellas pingües y dolosas operaciones, este otro señor está hoy con un pie adentro del país y con el otro afuera.
También se ha hecho presente que esta persona no ha cumplido con las obligaciones que tiene frente a sus obreros, especialmente aquéllas relativas al pago de las asignaciones familiares y las de orden previsional. No creo -francamente lo digo-, que este cargo deba examinarse muy a fondo, ya que considero incomprensible que, existiendo organismos que cuentan con todas las herramientas legales para exigir el cumplimiento de tales obligaciones, no las hayan hecho cumplir. Luego, no creo que esta imputación pueda esgrimirse como un motivo destinado a justificar la medida de expulsión. Por el contrario, estimo que en ello hay responsabilidad directa de quienes tienen la obligación de hacer cumplir nuestra legislación social; lo contrario sería dejar establecida la incapacidad, por no decir la inutilidad de estos servicios, lo que estimo no es así.
Señor Presidente, he querido traer a esta alta Corporación un problema que, considerado en algunos de sus aspectos, bien puede ser que no constituya un hecho de trascendencia para algunos Honorables colegas; no obstante, yo le doy mucha importancia, ya que se trata de una medida que está destinada a cumplir otra finalidad que, a mi juicio, no viene al caso, salvo que existieran algunos hechos abiertamente dolosos y reiterados que yo desconociera, lo que me parecía raro, por no decir imposible, tratándose de una persona que ha vivido la mayor parte de su vida entre nosotros, y que hoy tiene la avanzada edad de 74 años y se encuentra gravemente enfermo .
Yo comprendo que el Gobierno tiene interés en mostrar energía y vigor en sus determinaciones. Participo ampliamente de las ideas revolucionarias que tienden a modificar el estado social y económico de nuestro país, mediante las cuales se pueda terminar de una vez por todas con los privilegios y las diferencias sociales; admito la subdivisión de la tierra en unidades económicas, sobre bases científicas y técnicas; en fin soy un individuo que me sumaré leal y sinceramente a cualquier posición de avanzada, venga de donde venga, siempre que se dirija hacia un destino definido en el sentido que he indicado; pero no participo, en manera alguna, de medidas efectistas, superficiales, que más bien hacen perder la fe en quienes las arbitran. No podemos negar que ha alcanzado la cima un movimiento de opinión vigoroso y fuerte, que puede llevar a cabo todas las transformaciones necesarias para cambiar la faz de nuestra vida económica y social. No veo, entonces, el motivo para detenerse frente a un hecho aislado, que resulta intrascendente y sin importancia a! lado de la gran tarea que le corresponde en la hora histórica que vive nuestro país.
Tengo entendido que debe llegar pronto a la Honorable Cámara, entre otros, el proyecto de reforma agraria. Aun cuando no conozco bien su texto tengo la certeza de que ella debe contener claras disposiciones para solucionar no sólo el caso a que me refiero sino todas las situaciones similares, ya que este vicio o deformación se arrastra desde antaño y existe a través de todo nuestro territorio.
Por lo que a mí toca, me adelanto a decir que estoy de parte de todo cuanto signifique renovar los desgastados moldes de nuestras estructuras sociales y económicas, como ya lo expresé en esta misma intervención; pero quiero acentuar que no estoy dispuesto a dejarme impresionar por medidas superficiales, sin alcance ni proyecciones.
Con el ciudadano que se desea expulsar del país quedaría planteado, a mi juicio, un serio problema, que va más allá de una simple medida tomada al azar para ejemplo de los demás, porque, a la vez, se menoscaba con ella, injustificadamente y sin necesidad, la confianza y seguridad que se requiere en el tratamiento de los extranjeros que se han radicado en nuestro país para sumarse a las actividades que impulsan el progreso nacional.
Nuestro régimen jurídico franquea toda clase de medidas para castigar a quienes se apartan de él. Aplíquense en todo su rigor, si es que da lugar a ello la actuación del señor Catán; pero no se cometa el grave error de abrir una brecha en los principios en que se fundamentan los invulnerables pilares de nuestra vida democrática.
He querido plantear este problema, animado del propósito de interpretar el pensamiento de algunos miembros de la colonia árabe residente, que hago mío, por cuanto me ligan a ella vínculos que me obligan a estar presente en todo aquello que hiera sus sentimientos.
En virtud de lo expuesto solicito que se envíe un oficio, en mi nombre, al señor Ministro del Interior, a fin de que se deje sin efecto la medida de expulsión del país del ciudadano extranjero señor Katán y que se pasen los antecedentes a quien corresponda, en caso de que existan méritos legales para proceder en su contra.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Se enviará el oficio al señor Ministro del Interior, en la forma solicitada por Su Señoría .
El señor LORENZINI.-
Por mi parte, solicito que se envíe un oficio al señor Ministro del Interior para pedirle la inmediata expulsión de ese explotador de campesinos.
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