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- rdf:value = " 2.-POSICION DE CHILE FRENTE A LOS ACONTECIMIENTOS OCURRIDOS EN LA REPUBLICA DOMINICANA. PROYECTO DE ACUERDO. COMUNICACION AL PARLAMENTO DE ESA NACION. OFICIO EN NOMBRE DE LA CAMARAEl señor BALLESTEROS (Presidente).-
En conformidad con el objeto de la presente sesión, corresponde considerar los hechos ocurridos en la República Dominicana, y la política que frente a ellos ha seguido el Gobierno de Chile.
El primer turno corresponde al Comité Comunista.
El señor CADEMARTORI.-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor CADEMARTORI.-
Señor Presidente, el Frente de Acción Popular y el Partido Comunista de Chile consideran que uno de sus deberes principales para con los pueblos hermanos de América Latina es solidarizar con todos y cada uno de los movimientos democráticos que en ellos luchan y contribuir con todas sus fuerzas a la realización de sus anhelos de profunda transformación social para dar mejores posibilidades de vida a las grandes masas populares.
En la República Dominicana los acontecimientos de todos conocidos comenzaron, precisamente, hace algunas semanas con un movimiento democrático de esta naturaleza. No fue un golpe de Estado. Fue un auténtico levantamiento popular, ya realizado con anterioridad en numerosas ocasiones, lo que demuestra a las claras el profundo descontento del pueblo dominicano por el golpe de Estado que derribó al Presidente constitucionalJuan Bosch.
El pueblo chileno se ha distinguido siempre por su alto espíritu solidario; más aún, en nuestro país han repercutido hondamente los acontecimientos de la República Dominicana. Al considerar esta situación, el Frente de Acción Popular, conjuntamente con la Central Unica de Trabajadores, resolvieron enviar a ese país una delegación compuesta por el Honorable colega señor Eduardo Osorio, el parlamentario que habla y el compañero Alejandro Rodríguez, Presidente de la Confederación del Cobre. En menos de veinticuatro horas, trabajadores de distintos gremios, como los compañeros de la Salud, los jóvenes, las mujeres y otros sectores, reunieron en un corto espacio de tiempo, una apreciable cantidad de medicamentos, elementos indispensables para salvar la vida de miles de patriotas dominicanos. Nuestra misión fue la de expresar con nuestra presencia y con este modesto aporte en medicinas, el sentimiento solidario del pueblo chileno. Pero, a la vez, queríamos llegar, de acuerdo con el mandato del FRAP, hasta los personeros del Gobierno Constitucional, para expresarles que no nos conformábamos con esta pequeña muestra de solidaridad y que ésta sería multiplicada en la medida en que ellos necesitaran nuestro apoyo. No era, pues, una delegación imparcial; no Íbamos a observar con indiferencia hipócrita los acontecimientos sucedidos en el interior de esa República; Íbamos a expresar nuestra simpatía y ferviente apoyo a quienes luchaban por la democracia dominicana. Sabíamos que nuestro viaje encontraría numerosas dificultades. La anarquía evidente que existía en la Isla, la falta de control por el Gobierno constitucional del Presidente Caamaño de todos los centros vitales de la República, la presencia de tropas extranjeras norteamericanas controlando las vías de acceso por aire y mar, indudablemente, hacían difícil la llegada a una misión que tenía claros y definidos propósitos. Pero en la República Dominicana estaba operando nuestro servicio exterior, nuestra representación diplomática. Teníamos, además, con el colega señor Osorio, en nuestra calidad de parlamentarios, el derecho, en consecuencia, a ser atendidos preferentemente por nuestros funcionarios del servicio exterior. El pasaporte diplomático que a cada uno de los señores Diputados y Senadores se nos otorga, es la demostración más clara de que los gobiernos de nuestra República estiman en alto grado la función parlamentaria, cuando ella, incluso, se realiza en el exterior del país. Habíamos obtenido también las visas correspondientes otorgadas por la representación diplomática que existe aquí en nuestra capital y también en la capital de México, a donde tuvimos que recurrir para la visa de los pasaportes del compañero Rodríguez la que, por la premura del tiempo, no se había obtenido. En ambas representaciones diplomáticas fuimos atendidos con toda diligencia, y nuestros pasaportes fueron visados sin limitaciones ni observaciones de ninguna naturaleza. En consecuencia, contábamos con todos los requisitos que las normas internacionales en uso en todos los países civilizados rigen las relaciones para el movimiento de pasajeros. Nosotros nos hacemos un deber en agradecer, especialmente a los representantes diplomáticos chilenos en México y Miami: señor Germán Geymer, secretario de la Embajada de Chile en México, y señor Sergio del Río, Cónsul en Miami. Ellos cumplieron con su deber, fueron gentiles, estuvieron en el aeropuerto en la oportunidad que correspondía y nos facilitaron todos los trámites que en estos casos son usuales.
El señor Ministro de Relaciones Exteriores había recibido, antes de nuestra partida, la visita del Presidente y dirigentes del Frente de Acción Popular. El se había comprometido a dar instrucciones a todas las representaciones diplomáticas a donde nosotros llegáramos a fin de que nos dieran toda clase de facilidades para la realización de nuestro propósito. Ya hemos informado, a través de la prensa, lo acontecido en la República Dominicana a nuestra llegada. A pesar de que el Encargado de Negocios, señor Carlos Souper, había sido informado, primero por el propio señor Ministro de Relaciones Exteriores, mediante un cable redactado de su puño y letra y, además, por la Embajada chilena en México, a través de un cable despachado el martes, tres días antes de nuestro viaje a la República Dominicana, donde se le comunicaba el día, la hora y el "vuelo" en que llegaríamos a ese país, no concurrió al aeropuerto. Al bajar del avión, fuimos prácticamente detenidos en una oficina especial del aeropuerto. Fueron registrados nuestros equipajes y robados los medicamentos que llevábamos, como presente y muestra de solidaridad del pueblo chileno al pueblo dominicano. Requerimos la presencia del Encargado de Negocios de Chile. Solicitamos comunicarnos telefónicamente con él. Exigimos que se identificaran los funcionarios que aparentemente tenían a su cargo el control del aeropuerto y reclamamos la presencia de los jefes superiores del mismo. Nada de esto se obtuvo. Fuimos interpelados por individuos que decían no obedecer órdenes de la Junta de Gobierno del señor Imbert, ni tampoco reconocían autoridad de gobierno. Pero, para cualquier observador, era a todas luces evidente que tanto el aeropuerto internacional de la ciudad de Santo Domingo como los puertos de acceso a la isla y otros centros vitales estaban controlados por las tropas norteamericanas.
En consecuencia, nosotros responsabilizamos del trato grosero y vejatorio que recibimos como representantes del Parlamento y del pueblo chileno, a las tropas norteamericanas y a la Organización de Estados Americanos, que han declarado en interdicción a la República Dominicana, que descaradamente Se inmiscuyen en sus asuntos internos, que pretenden establecer un verdadero fideicomiso en la isla del Caribe y perpetuar el estado de colonia de un pueblo digno y orgulloso.
Respecto del comportamiento de nuestro representante diplomático en Santo Domingo, consideramos que no sólo no ha cumplido con sus deberes, sino que incluso ha faltado a las precisas instrucciones que le impartieron sus jefes superiores y el propio señor Ministro de Relaciones Exteriores. Las excusas que posteriormente se han dado para explicar su ausencia del aeropuerto, no son convincentes. Fue informado de nuestra llegada con tres días de anticipación y, durante ese lapso, bien pudo adoptar las medidas necesarias para abandonar la sede diplomática durante una hora, que era el tiempo máximo que necesitaba para concurrir a esperarnos.
Como representante diplomático nuestro, el señor Souper ha mostrado falta de firmeza frente a quienes han usurpado el gobierno de la República Dominicana. Esto lo consideramos grave para la dignidad del Gobierno y del pueblo chilenos.
Solicitamos de la Honorable Cámara que se dirija un oficio al señor Ministro de Relaciones Exteriores para pedirle que reclame del Encargado de Negocios de Chile en la República Dominicana una respuesta clara y categórica acerca del destino que han tenido los medicamentos que llevamos al pueblo de ese país hermano, porque tenemos fundadas razones para pensar que no han sido entregados a la representación diplomática chilena, como estaba expresamente indicado en los propios paquetes.
La ayuda que el pueblo dominicano necesita, en medicamentos, alimentos y otro tipo de auxilios, es imperiosa. Tal vez a la distancia, desde aquí, no se mida en toda su extensión la gravedad del drama dominicano. El sector de la ciudad de Santo Domingo, capital de la República, que está bajo el control de las fuerzas constitucionalistas y democráticas, vive prácticamente un estado de sitio, impuesto, no por las fuerzas de Imbert, como quieren dejarlo traslucir los cables interesados de las agencias yanquis, sino, única y exclusivamente por la presión, la fuerza y el poderío de las tropas norteamericanas. No hay ninguna duda de que, en el instante mismo en que esas tropas hicieran abandono del territorio dominicano, ese pueblo se daría el gobierno que desea, alcanzaría aquello por lo cual está luchando: la restauración del régimen constitucional.
De todas maneras, nuestro viaje no fue perdido. Tuvimos oportunidad de intercambiar opiniones con destacadas personalidades de la vida política de la República mejicana. Pudimos comprobar que en todos los sectores sociales se ha levantado la voz viril del pueblo mejicano para repudiar la grosera y brutal intervención norteamericana en Santo Domingo. El Gobierno mejicano se ha hecho eco de esta reacción. Todos conocemos las medidas que ha adoptado y los planteamientos que ha hecho en el seno de los organismos internacionales.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Ha terminado el tiempo del Comité Comunista.
El señor CADEMARTORI.-
Solicito dos minutos para terminar mi intervención.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Se remitirá el oficio solicitado por Su Señoría, en su nombre.
El señor CADEMARTORI.-
Solicité que se enviara en nombre de la Cámara, señor Presidente.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
No lo pidió así, señor Diputado. ¿Solicita Su Señoría ahora que se envíe en nombre de la Cámara?
El señor CADEMARTORI.-
Sí, señor Presidente.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Solicito el asentimiento unánime de la Sala para enviar un oficio al señor Ministro de Relaciones Exteriores, a fin de que la representación diplomática de Chile en Santo Domingo informe acerca del destino que han tenido los medicamentos que llevaba la delegación.
Acordado.
El Honorable señor Cademártori solicita que se le prorrogue el tiempo por dos minutos. ¿Habría acuerdo para proceder en esa forma?
Acordado.
Puede continuar Su Señoría.
El señor CADEMARTORI.-
Gracias, señor Presidente.
Como decía, en la República mejicana tuvimos contactos con algunas personalidades y dirigentes políticos de ese país.
Además, nos reunimos con exilados políticos dominicanos en la capital mejicana y en la isla de Puerto Rico, en la ciudad de San Juan. De paso a Santo Domingo, fuimos recibidos por el ex Presidente señor Juan Bosch, a quien le expresamos el objetivo de nuestra misión. El señor Bosch, que conoce nuestro país, por haber Vivido en él, se mostró profundamente agradecido de la actitud de nuestro pueblo y también de la posición del Gobierno chileno frente al problema dominicano. Sus palabras, que deseo sintetizar brevemente, porque también el Honorable colega señor Osorio se referirá a todos estos puntos, fueron una advertencia muy seria para todos los movimientos democráticos y populares de América Latina. Comparó la intervención yanqui en Santo Domingo con la agresión nacifascista a la República española y dijo que, a su juicio, podría ser el preludio de la tercera guerra mundial. Se expresó duramente de la Organización de Estados Americanos. Señaló que la quiebra de esta caduca institución es absoluta, incluso en el aspecto moral de la conducta observada por la mayoría de los delegados que se reúnen en Washington. Hizo presente también...
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Honorable Diputado, han terminado los dos minutos concedidos a Su Señoría.
El turno siguiente corresponde al Comité Demócrata Cristiano.
El señor SILVA (don Julio).-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor SILVA (don Julio).-
Señor Presidente, los parlamentarios de estos bancos hemos tenido una actitud muy ciara respecto al problema de la agresión sufrida por el pueblo dominicano.
Desde el primer momento, hemos criticado los procedimientos y la conducta de la Organización de Estados Americanos. Hemos pedido el retiro de las tropas que han intervenido en la República Dominicana, impidiendo que se definiera una situación que, evidentemente, era favorable a las fuerzas partidarias del restablecimiento de la constitucionalidad en ese país. La intervención de las fuerzas norteamericanas ha ayudado directamente al sector trujillista, representado por la Junta que preside el General Imbert.
Los parlamentarios democratacristianos hemos pedido también al Gobierno el reconocimiento de la Junta presidida por el Coronel Caamaño, que representa a las fuerzas constitucionales y democráticas de la República Dominicana.
Queremos aprovechar esta oportunidad para hacer algunas observaciones sobre la situación que vive América Latina, una de cuyas consecuencias ha sido la arbitrariedad cometida con los Honorables colegas de esta Honorable Cámara que recientemente visitaron Santo Domingo, sin poder lograr los propósitos de su viaje. Esta es una arbitrariedad más en el conjunto de atropellos a las normas jurídicas más elementales que se están cometiendo en los países latinoamericanos. Esta es una situación muy general, se refleja también en la verdadera quiebra moral de la Organización de Estados Americanos.
Frente a esto, pregunto a los Honorables colegas: ¿Qué autoridad moral puede tener la organización internacional que impulsó la ruptura colectiva de relaciones con Cuba y sancionó a ese país, por un supuesto cargamento de armas cubanas encontrado en las playas venezolanas? Nuestro propio país se vio forzado, por los mecanismos y compromisos internacionales, a adoptar una decisión que no tomó por sí mismo, como fue la ruptura con Cuba. Si bien esos mecanismos y compromisos fueron interpretados por Chile de una manera que yo, por lo menos, no comparto, es indudable que existió tal forzamiento. Se aplicaron sanciones a Cuba por la introducción de aquel cargamento de armas, hecho que fue investigado y acerca de cuya efectividad mucho se discutió. Aun en el supuesto de que haya sido efectivo, era sólo un cargamento de armas encontrado en una playa.
Sin embargo, la misma Organización de Estados Americanos se queda absolutamente impávida y no aplica sanción de ninguna especie cuando un país agrede a otro enviando a él no ya un cargamento de armas, sino miles y miles de soldados, como es el caso de la invasión de la República Dominicana por infantes de marina norteamericanos. El organismo internacional encargado de resguardar a los países latinoamericanos de toda agresión no dice ahora ni una sola palabra condenatoria, ni aplica sanción alguna al agresor. Este es el último caso; pero han ocurrido muchos otros similares. Cuando las fuerzas agresoras han sido norteamericanas, la Organización de Estados Americanos no sólo no ha sancionado estas intervenciones ilegítimas e ilegales, sino que se ha convertido en cómplice de ellas.
Nosotros pensamos que cuando una potencia actúa de modo tan manifiestamente imperialista, cualquiera que ella sea, los pueblos afectados deben unirse, denunciarla y reclamar contra este tipo de agresión.
No podemos permanecer impávidos frente a la intervención de un país con mucha fuerza, como el norteamericano, que actúa de esta manera no sólo ahora, sino desde hace mucho tiempo. En realidad, esta es una larga historia.
La potencia agresora que los pueblos latinoamericanos han conocido durante su existencia y su historia, ha sido, precisamente, Estados Unidos de Norteamérica. No ha habido otro agresor que haya caído sobre nuestras naciones con más reiteración y mayor fuerza que el norteamericano.
A partir de cierta fecha, y durante la época que se inició con la aplicación de la llamada "política de buena vecindad", los pueblos latinoamericanos lograron, como verdadera conquista, que la potencia norteamericana reconociera el principio de no intervención. Y sobre este principio se organizó la convivencia civilizada, si así pudiéramos decir, de los pueblos del norte y del sur de América. Pero este reconocimiento ahora ha sido desahuciado por el Gobierno norteamericano casi en forma oficial al sostener éste que el principio de no intervención está supeditado a que, en un momento dado, surja el peligro de que el mando de un país latinoamericano caiga en manos del comunismo. Pero tal peligro es calificado por una potencia que ante una circunstancia de este tipo asume el deber de intervenir, con lo cual, evidentemente, hace tabla rasa de todos los principios sobre los cuales está basada la Organización de Estados Americanos. Es decir, se desconoce el único principio en el cual puede estar fundada la convivencia entre pueblos poco fuertes y una potencia mundial, como Estados Unidos.
Y, evidentemente, al anunciarse esta decisión del Gobierno norteamericano, se está quebrando todo el sistema que se había construido; y ya no es necesario demostrar que dicho régimen está en quiebra, pues ellos mismos lo están declarando. En efecto, resulta imposible concebir una convivencia entre nuestros pueblos y la potencia norteamericana sobre la base de no respetar el postulado de no intervención o dejar este principio supeditado a otras situaciones que sólo podrá calificar el propio Gobierno de Estados Unidos.
Y éstas no son sólo declaraciones.
La verdad es que la conducta de tipo imperialista, queda al margen de toda concepción de derecho. Es cuestión de fuerza. Y muchas veces se han oído estas expresiones a grandes dirigentes norteamericanos: "Ahí nos quedamos en Guantánamo; ahí nos quedamos en Vietnam del Sur; ahí nos quedamos en anto Domingo, como también nos quedamos en Panamá". Y aun cuando los pueblos protesten, siempre se quedan.
¿En qué fundan su actitud? ¿En algún derecho, en algún consentimiento? No, señor Presidente. Se basan exclusivamente en su fuerza militar de potencia agresora, superior a la de las naciones que deben sufrirla.
Nosotros pensamos que, frente a esto, no es posible tomar una actitud fatalista y aceptar la prepotencia y la agresión. Los pueblos pueden defenderse y lo harán si son capaces de unirse, de luchar y de movilizar la conciencia universal contra el agresor, en un momento dado. Y que los pueblos son capaces de enfrentar a estas fuerzas lo ha demostrado el dominicano, a pesar de todo: de los aviones, de la presencia de más de cuarenta mil hombres armados que penetraron en su territorio, de la flota que rodea la isla, del acosamiento, apremio y asedio de que ha sido objeto. Ante tal circunstancia, muchos temblarían o cederían. También habría sido muy fácil decir: "Frente a toda esta fuerza, no podemos sino doblar la cerviz".
Sin embargo, esa nación ha sido capaz de unirse y de resistir. Y ésta es la lección más extraordinaria que podemos obtener del caso de Santo Domingo. Podemos aprender de ella, como un pueblo débil, uniéndose y encontrando, en un momento determinado los dirigentes capaces de enfrentar con dignidad y coraje los hechos, consigue cambiar el desarrollo de los acontecimientos y, por último, logra ser respetado y obtener el acuerdo para buscar ciertas fórmulas de arreglo que no signifiquen el triunfo de la agresión y del atropello.
Y si esto ha realizado el pueblo dominicano, cuya escasa población ha vivido durante muchos años bajo sistemas tiránicos y la opresión imperialista, evidentemente pueden hacerlo también todos los países de nuestro continente y, en' general, todas las naciones de la tierra. Y la fuerza de los pueblos se está descubriendo precisamente a través de estas acciones, que son verdaderamente ejemplares y nos mueven a expresar nuestra solidaridad hacia los heroicos dominicanos por el servicio que están prestando a la causa de los latinoamericanos y a la dignidad de nuestro continente, al resistir y enfrentar, con tanta decisión y coraje, a fuerzas numéricamente superiores que han querido imponerse sobre ellos.
Señor Presidente, debemos reflexionar sobre estas denuncias acerca de los peligros del comunismo, cual es el pretexto de que se valen frecuentemente quienes desean realizar estos actos. Porque, en realidad, desde muchos años antes de que el comunismo existiera y ocurriera la revolución soviética, desde el siglo pasado, hubo reiteradas agresiones de los grandes intereses norteamericanos, especialmente en la zona del Caribe.
Más allá de los pretextos, aquí se está defendiendo un sistema de fuertes intereses económicos, entronizado en nuestros pueblos, con el cual se extraen ganancias suculentas de nuestros países, las que desean conservar y acrecentar a toda costa. Y para defender estas posiciones e intereses se da hoy un pretexto, así como ayer se acudió a otro pues nunca faltan para obtener estos objetivos que abierta y francamente no pueden plantear.
Por último, queremos hacer presente que nos ha extrañado no se haya insistido suficientemente en una situación de extraordinaria importancia. Se habla ahora de organizar una fuerza militar interamericana que actuaría en todos estos casos en los cuales se ha planteado la intervención como una verdadera amenaza, para situaciones similares a la producida en Santo Domingo. Esta sería desde el punto de vista de la Organización de Estados Americanos, una fuerza absolutamente ilegal, ya que su Carta no autoriza, en modo alguno, el establecimiento de una fuerza permanente de este tipo. Pero ahora no se trata de cohonestar la intervención en virtud de tales o cuales acuerdos que pueda adoptar la Organización de Estados Americanos en un momento dado.
Nos oponemos a toda intervención, ya sea unilateral o colectiva, que no se ajuste a las normas de derecho internacional. En ese sentido no hacemos sino respetar la legislación internacional vigente. La Organización de Estados Americanos no puede adoptar por si sola, ni siquiera con razones o fundamentos, el acuerdo de intervenir colectivamente, en forma militar, en una situación determinada. Y no lo puede hacer, por prohibirlo expresamente el artículo 53 de la Carta de las Naciones Unidas, el cual dispone que "no se aplicarán medidas coercitivas en virtud de acuerdos regionales o por organismos regionales, sin autorización del Consejo de Seguridad".
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
¿ Me permite ?
El señor SILVA (don Julio).-
Por eso, es imposible que la Organización de Estados Americanos acuerde una intervención coactiva militar sin existir previamente autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Ha terminado el tiempo del Comité Demócrata Cristiano.
El turno siguiente corresponde al Comité Radical.
El señor MORALES (don Carlos).-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MORALES (don Carlos).-
Señor Presidente, en la sesión especial celebrada por la Honorable Cámara el 5 de mayo último, nuestro colega de bancas. Honorable señor Juan Martínez Camps dio a conocer la opinión del Partido Radical sobre la situación creada en la República hermana de Santo Domingo. En esta oportunidad, junto con reiterar los planteamientos del Honorable señor Martínez Camps, agregaremos algunos antecedentes derivados de los nuevos hechos surgidos en estos últimos días, especialmente de la denuncia formulada por el Honorable señor Cademártori en esta Corporación.
Señor Presidente, nosotros, como miembros del Partido Radical, entidad política de carácter democrático, asentada en principios concordantes con los derechos que hemos defendido permanentemente en nuestro sistema republicano el respeto a todas las creencias, a la autodeterminación de los pueblos, a la no intervención, no podemos marginarnos de estos debates y debemos reiterar conceptos que hemos defendido durante más de cien años. De ahí que, al invitársenos a solicitar aquella sesión especial para tratar los hechos ocurridos en la República Dominicana y la política que frente a ellos ha asumido el Gobierno de Chile, y aceptáramos, firmamos esa convocatoria porque, indudablemente, estamos contestes en que la conducta mantenida por el Gobierno de los Estados Unidos es del todo censurable.
En una declaración pública del Partido Radical, a la cual se hizo referencia en la sesión que comento y especialmente en dos conceptos que quiero repetir. Sus Señorías pueden ver cómo piensa el radicalismo sobre esta intervención descarada del Gobierno yanqui en la República Dominicana.
"El Partido Radical dijimos condena en la forma más decidida y enfática la actitud del Gobierno de los Estados Unidos e impetra su inmediata cesación". Y agregamos: "El Partido Radical sostiene como principio inconmovible de su programa que 'la armónica convivencia de los pueblos sólo podrá hacerse plenamente efectiva dentro de un orden internacional que no esté basado en el poderío, la extensión territorial o la capacidad económica de algunas naciones".
Es cierto, señor Presidente, que estos sucesos se denunciaron en esta Honorable Cámara, en una sesión en la cual hubo sólo dos voces disidentes al analizar esta materia; pero el resto de los Diputados estuvo conteste en desaprobar esta actitud del Gobierno yanqui, mantenida no sólo respecto de Santo Domingo, sino también de otras repúblicas latinoamericanas y aún más allá.
En Vietnam, están azuzando sus fuerzas en tal forma que ahora realizan una política mucho más avanzada de agresión. Así hemos visto a los yanquis hace muchos años, en la República Popular China. Allá están también, en el extremo del mundo, defendiendo sus intereses en otros continentes; y ahí está la Séptima Flota, cuidando a Formosa y manteniendo al títere de Chiang Kai Shek en la pequeña isla de Formosa, que tiene ocho millones de habitantes y un representante ante las Naciones Unidas, con todos los derechos, como delegado del pueblo chino, mientras los seiscientos o setecientos millones de chinos regidos por el Gobierno de Chou
En Lai y de Mao Tsetung no tienen representación ante esa organización. Es la política discriminatoria que adopta permanentemente el Gobierno norteamericano.
Por eso me complace, tal como he escuchado decir al Honorable señor Cademártori, la política firme y sostenida que ha adoptado el Excelentísimo señor Freí. No obstante encontrarnos en la línea de oposición a su Gobierno democratacristiano, reconocemos que el planteamiento de su política internacional ha estado bien, porque el respeto al principio de autodeterminación y el repudio a la intervención, como ha ocurrido en esta emergencia, es una doctrina concordante con la dignidad de Chile.
Nosotros, además, estamos alertando al resto de Latinoamérica, porque, según la teoría del Presidente Johnson de defender los derechos de los ciudadanos norteamericanos que estaban en Santo Domingo como se ha dicho, bien podrían sentirse autorizados para llegar a nuestras costas del Pacífico en cualquier instante frente a un Gobierno que les desagradara y colocar en ellas sus barcos y "marines", al estilo nuevo que emplean, atropellando nuestra dignidad y soberanía ante la perspectiva de defender los intereses y la vida de tantos norteamericanos que viven en Chile, que no han venido aquí por supuesto, a aportar su esfuerzo, sacrificio y solidaridad, sino para arrancar, mancomunados, las riquezas naturales de Chile que, con tanto empeño, hemos defendido.
Señor Presidente, una revista que no tiene inspiración de Pekín, ni de Moscú, ni en Pyongyeang, ni ninguna república del área socialista, como es la revista "Visión", en su último número dice, entre otros conceptos, refiriéndose a la no intervención, lo siguiente: "Se ha dicho que ha habido otras intervenciones, como una en Guatemala contra el régimen comunista de Arbenz, y como la de Bahía de Cochinos, contra Cuba. Pero ésta de ahora es la típica, no disfrazada, no disimulada intervención para alterar la situación o los desarrollos de una determinada política que, en concepto de los Estados Unidos, no le convenía a la República Dominicana, o peor aún, que no le convenía a los intereses norteamericanos en el Caribe. A eso había renunciado la nación del Norte, desde muchos años atrás. Y los habitantes de la América Latina, sin una sola excepción, habían tomado muy en serio esa dedicación de los Estados Unidos a una conducta diferente de la que habían practicado hasta entonces".
Cuando Kennedy dirigió los destinos de esta gran nación, cuando se propuso la Alianza para el Progreso y se planteó la solidaridad con los países latinoamericanos, algunas esperanzas surgieron entre los pueblos subdesarrollados respecto de que el gobierno yanqui pudiera cambiar de criterio en la política internacional que siempre ha seguido. Pero, desgraciadamente, el sucesor de Kennedy, que es Johnson, está realizando una política que ha trastrocado todos los valores que, en un comienzo, nosotros pensamos que se iban a respetar.
Nada de eso ocurrió. Y el señor Juan Bosch, Presidente constitucional de Santo Domingo, fue derrocado, a pretexto de ser procomunista. Ya ha dicho el Honorable señor Julio Silva que éste es el pretexto que tienen los gobiernos estadounidenses para derribar sobre los gobiernos constitucionales, aplicando la política del "big stick", que nosotros creíamos que ya había sido definitivamente desplazada de las relaciones internacionales de los pueblos latinoamericanos.
Por esta razón, a mí también me satisface que el actual Gobierno haya planteado, en el proyecto que ayer discutimos, la necesidad de obtener los recursos para su financiamiento mediante la búsqueda de empréstitos en el exterior, mirando no tanto hacia Norteamérica, sino más bien hacia los países europeos. ¿Por qué entregarnos siempre a esta expresión del poderío norteamericano, y no buscar otros campos, en donde podamos celebrar en plenitud estos convenios de tipo internacional, sean de orden cultural o económico, que permitan a nuestros pueblos surgir y salir de la situación de subdesarrollados en que nos encontramos?
Ahora bien, señor Presidente, hay otro tema que aquí se ha abordado también: el vejamen de que han sido objeto dos parlamentarios chilenos. Yo he defendido siempre, en la Cámara de Diputados, los fueros de los señores Diputados. Y, muchas veces, en contraposición con algunos conceptos, ideas o pensamientos de otros Honorables colegas, he estado presto a defender la dignidad y el fuero del parlamentario. Yo decía, hace poco, en este hemiciclo, que cuesta llegar al Parlamento Nacional, pues se llega a él después de grandes esfuerzos y de haber calado uno profundamente en el sentimiento de los ciudadanos, a fin de conseguir democráticamente los votos que nos permitan sentarnos en estos bancos, que constituyen, según mi criterio, la expresión más pura de la democracia chilena. Porque del Parlamento no sólo han salido leyes, que conforman la estructura jurídica de Chile y que prestigiar, a nuestra Nación ante los países americanos y ante todas las naciones del orbe; sino también gracias a su inteligencia, muchos hombres que aquí se han sentado han sido después también Ministros de Estado, Presidentes de la República y grandes conductores de la democracia chilena. Por esto, respeto y admiro a la gente que llega hasta este Hemiciclo, porque sé que algo representan en el concierto nacional, dentro de nuestra sociedad. Por lo mismo, siempre habré de defender, apartándome de banderías políticas, la dignidad del fuero parlamentario.
Pues bien, señor Presidente, a mí no me satisface la nota que envió el representante de Chile en Santo Domingo en respuesta al oficio que le envió el señor Ministro de Relaciones Exteriores, a raíz de la levantada conducta del Presidente de esta Cámara, que, de oficio, sin que fuera requerido, pidió antecedentes sobre el modo cómo habían tratado a nuestros Honorables colegas señores Osorio y Cademártori. La respuesta no me satisface, porque la encuentro infantil.
Dice la respuesta del representante de Chile en Santo Domingo que no fue a esperar a los señores Diputados porque tenía que resguardar el asilo concedido, ya que habían llegado hasta el lugar de la Embajada la hermana y la madre del Presidente según nuestro concepto constitucional de Santo Domingo, el señor Caamaño. Bien, si en la Embajada de Chile en Santo Domingo hubiera sólo una persona, sería aceptable la excusa. Porque están en juego, por una parte, la defensa del posible vejamen a dos parlamentarios; y, por la otra, la defensa de un principio consagrado en uno de nuestros versos patrios: el derecho de asilo.
Grave disyuntiva para un representante diplomático, si está solo y aislado en el lugar de la Embajada! Pero estimo, y creo que muchos Honorables colegas concordarán conmigo, que el representante de Chile no estaba solo, porque habría otros a quienes pudo enviar al aeropuerto o, simplemente, encargarles el cuidado del inmueble en que funciona nuestra representación diplomática. Por lo tanto, aquí ha habido una falta de corrección administrativa, de deferencia y de respeto a estos señores Diputados. Hoy son dos parlamentarios del FRAP, uno comunista y otro socialista. Pero mañana podían ser de los bancos del partido mayoritario o de cualesquiera otros de los que ocupamos en esta Honorable Corporación. Lo interesante es que en esta materia actuemos como un solo todo, para defender la dignidad del parlamentario. En este caso, creo que...
El señor BUZETA.-
¿ Me permite. Honorable colega?
El Encargado de Negocios de Chile en Santo Domingo...
El señor MORALES (don Carlos).-
Excúseme, Honorable Diputado.
El señor BUZETA.-
...está solo. Basta un chileno.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Hago presente al Honorable señor Morales que le restan dos minutos al Comité Radical.
El señor MORALES (don Carlos).-
Si está solo en la Embajada, indudablemente que hay entonces otro problema que escapa a nuestro control. ¿Cómo es posible que en nuestra representación diplomática en un pueblo como Santo Domingo, donde hay comprometidos intereses de chilenos y extranjeros que piden asilo, el Gobierno de Chile mantenga su Embajada prácticamente abandonada? Por el contrario, es obligación del Jefe del Estado y de sus Ministros destacar en ella todo el personal necesario para defender este derecho, que es tan caro a nuestro espíritu...
El señor BUZETA.-
Basta un chileno...
El señor MORALES (don Carlos).-
Señor Presidente, puede ser que baste un chileno en un período normal; pero, en un período de emergencia, cuando hay peligro de que maten a balazos a gente nuestra y a extranjeros a los cuales hemos otorgado asilo en nuestra sede diplomática, no es posible que haya únicamente en ella una sola persona para defender, no tanto el inmueble en que se aloja y los intereses comerciales que representa, sino, además, esto que constituye nuestra dignidad.
Termino, señor Presidente, manifestando, en nombre de los Diputados radicales, junto con adherir a los conceptos emitidos por nuestro Honorable colega señor Martínez Camps, que estamos dispuestos a realizar cuanta gestión sea necesaria para investigar estos hechos y aclarar no tan sólo la posición del Gobierno de Chile, desde el punto de vista internacional, sino también esta conducta, que ha sido, según nuestro criterio, vejatoria para los Honorables Diputados.
El señor PALESTRO.-
¿Me concede una interrupción, Honorable colega?
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Ha terminado el tiempo del Comité Radical.
El turno siguiente corresponde al Comité Socialista.
El señor OSORIO.-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
El Honorable señor Osorio ha hecho presente a la Mesa la necesidad de contar con un tiempo más amplio, para cuyo efecto solicita de la Honorable Cámara que se le concedan siete minutos más, sin prórroga de la hora de término de la presente sesión.
Si le parece a la Sala, así se acordará.
Acordado.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor OSORIO.-
Señor Presidente, para quien como yo, cree en la Democracia, ésta es una hora trágica, una de las más trágicas de mi vida.
Tratando de sofocar con la fuerza la revolución democrática de un pueblo, los Estados Unidos han demostrado, con los hechos, que permiten sólo dos alternativas; SER SUS SIERVOS O SER COMUNISTA. "Yo soy viejo, y ni siquiera Lyndon B. Johson puede hacerme llegar a ser comunista. Mi modo de pensar y de vivir me lo impide. Pero después de cuanto ha acaecido en estos días, no puedo siquiera invitar a mi pueblo a tener fe en la democracia."
Estas palabras son de Juan Bosch. En declaraciones exclusivas al periódico "El Tiempo" de Nueva York, que se edita en castellano, el derrocado Presidente dominicano entregó prácticamente un apretado resumen de la historia de las relaciones entre nuestro continente y el despótico y sanguinario Imperio Norteamericano.
Este político demoliberal, perteneciente a las filas de un partido centrista, el Revolucionario Dominicano, que fuera elegido por abrumadora mayoría, creyó también, como otros aún creen ingenuamente, en lallamada democracia representativa y en la posibilidad de establecer las relaciones entre su país y los Estados Unidos en un plano de igualdad y respeto mutuo. De este sueño lo despertaron los militares "gorilas", entrenados en Panamá, Texas y Washington, en septiembre de 1963, y los 40 mil soldados yanquis que invadieron Santo Domingo cuando el pueblo expulsó al triunvirato reaccionario y quiso restablecerlo en el poder.
Estados Unidos no tiene derecho a hablarnos de democracia, ni mucho menos a pontificar sobre soberanía nacional, autodeterminación, no intervención y derechos humanos. Su accionar, en todo orden de cosas, lleva el signo de la cruz gamada del nacismo hitleriano.
Deseo, hoy en esta Cámara de Diputados, donde campea la prepotente democracia del partido único de gobierno, denunciar los métodos fascistas que emplean los ideólogos de la Alianza para el Progreso y el padre Roger Vekemans para acallar la voz de los pueblos y de la de aquéllos que verdaderamente la representamos.
En efecto, junto al Honorable colega, Diputado señor José Cademártori, y al camarada Alejandro Rodríguez, presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre, integramos una delegación del FRAP y de la CUT, que tenía por objeto realizar una visita a Santo Domingo, para entregar ayuda en medicamentos y, al mismo tiempo, expresar la simpatía y solidaridad del pueblo chileno a la justa causa que defienden los trabajadores y las fuerzas populares de ese país.
En cumplimiento de esta importante misión, solicitamos previamente las correspondientes visas a las Embajadas de Santo Domingo en Chile y México, las que nos fueron otorgadas sin limitaciones. Sin embargo, al arribar al aeropuerto dominicano, el viernes 23 de mayo, vía "Pan American", fuimos detenidos intempestivamente por agentes al servicio de las fuerzas norteamericanas de ocupación, privados de comunicarnos con el Encargado de Negocios de Chile, e incautados los paquetes con medicamentos, porque las autoridades yanquis deben haber creído que éstos contenían propaganda marxista, seguramente, pensaron que en ellas iban tanques, metralletas, aviones y portaviones para el coronel señor Francisco Caamaño, y piensen los señores Diputados que quienes fuimos tratados en esta forma brutal y contraria a las más elementales reglas del Derecho Internacional, éramos representantes legítimos de nuestro pueblo y viajábamos con pasaportes diplomáticos otorgados por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile. ¡ He aquí, de cuerpo entero, la hipocresía y la otra cara de la diplomacia norteamericana, la que, por un lado otorga visas, y por otro, ordena a sus agentes rechazarlas!
Aunque no pudimos cumplir plenamente las finalidades básicas de nuestra misión, la experiencia de la breve estada en el aeropuerto dominicano nos permitió comprobar la criminal ocupación y aislamiento en que los Estados Unidos mantienen a Santo Domingo, habiendo sustituido a los funcionarios aduaneros por "gusanos cubanos" expulsados de su país por traficar con drogas y estupefacientes y permitiendo la entrada solamente a aquéllos que sirven a su política imperialista y vandálica.
Quiero también reafirmar y dejar constancia en esta sesión de que, en la oportunidad a que me refiero, al arribar al puerto aéreo dominicano, como es de conocimiento público por nuestro cable y declaración, no se encontraba esperándonos el Encargo de Negocios de Chile, a pesar de tener instrucciones de hacerlo de parte de la Cancillería.
Además, el 25 de mayo último, nuestra Embajada en México cursó al convulsionado país hermano el siguiente cable en que se anunciaba nuestra llegada para el viernes 28. "EMBACHILE. SANTO DOMINGO (REP. DOMINICANA). Viernes veintiocho vuelo 432 PANAM arribarán Diputados Cademártori y Osorio. Ruego US. esperarlos aeropuerto. EMBACHILE."
Con fecha 27 de mayo, el representante chileno comunicó a México lo siguiente: "EMBACHILE MEXICODF. Imposibilitado ir aeropuerto. Ruego decir Diputados los espero Embajada. EMBACHILE".
Esto lo hizo cuando nosotros nos encontrábamos en Puerto Rico. La imposibilidad se debió, según se nos informó posteriormente, a que el 26 de mayo se habían asilado en la Embajada chilena, que queda en territorio controlado por USA e Imbert, la madre y la hermana del coronel Francisco Caamaño, y el temía que las fuerzas anticonstitucionalistas, protegidas por Estados Unidos, aprovecharan su ausencia para asaltar nuestra Embajada y tomaran como rehenes a las citadas personas.
¿Qué quiere decir ésto?
¿No son las Embajadas, de acuerdo con el Derecho Internacional, una prolongación de la soberanía nacional en territorio extranjero?
¿A qué extremo está llegando el imperialismo que ya ni siquiera respeta las normas clásicas que rigen las relaciones entre distintos países?
¿Acaso esto no constituye una notificación de los yanquis a todos los pueblos de América latina, en el sentido de que terminen con el derecho a asilo, frente a lo cual ningún patriota puede permanecer impasible?
¿ Por qué el Gobierno chileno, que se dice respetuoso de la soberanía y la autodeterminación, aun no reconoce al Gobierno Constitucional de Caamaño, conociendo muy bien lo que allí ocurre, porque tanto el señor Magnet, el señor Buzeta, el señor Javier y un representante sindicalista cristiano le informaron detalladamente?
¿Conociendo los hechos, qué motivos tan grandes y poderosos impiden al Presidente Freí decidirse entre la causa justa que defiende el Gobierno constitucional de Caamaño y los títeres "agusanados" y corrompidos que defienden "nuestros socios cupreros" imperialistas?
Para nosotros, los socialistas, el problema está claro: si el actual Gobierno no reconoce a los heroicos patriotas dominicanos que defienden la vuelta a la Constitución de 1963, se hace cómplice directo del trujillista ex Gobernador de Puerto Plata que hoy preside una pintoresca Junta de Reconstrucción nacional, "made in USA."
Es interesante lo que está ocurriendo. Enfrentados a hechos concretos se les cae la máscara mentirosa a "los revolucionarios en libertad", quedando al desnudo su rostro contrarrevolucionario y demagógico.
Ahora bien, ¿qué significado tiene la descarada intervención yanqui en Santo Domingo? Significa que la OEA no sirve en absoluto a los pueblos de nuestro continente. Su actitud cómplice y sumisa sólo cumple el triste papel de defender los dólares yanquis con la sangre de los pueblos latinoamericanos.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Ella está siempre ausente cuando se le necesita y siempre presente cuando el amo imperialista le pide su opinión. Así ha ocurrido con la invasión de Guatemala, con el incendio de los cañaverales, la agresión de Playa Girón y el bloqueo político, económico y militar contra Cuba; con el ametrallamiento del pueblo panameño y las continuas provocaciones con la zona del canal; con el envío de "expertos" militares a Venezuela; las descaradas intervenciones de las Embajadas yanquis en la política interna de los países latinoamericanos; la infiltración de agentes de la central de inteligencia a través de los Cuerpos de Paz y de los funcionarios diplomáticos yanquis que ofician de agregados culturales, militares y sindicales ; en fin, así está ocurriendo ahora en Santo Domingo. ¡Razones más que suficientes para que Chile se retire de inmediato de la OEA! ¿O desea el Presidente Frei hacerlo cuando tenga ante sí el ultimátum del tejano Johnson si, por un milagro, en el cual no creo, cumpliera un pedacito siquiera de su demagógico programa?
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
En el día de ayer, se aprobó en el Senado norteamericano un nuevo préstamo de 25 millones de dólares que no contribuirán al desarrollo económico de los países latinoamericanos, sino que reforzarán los ejércitos represivos nacionales, con el objeto de dar vida y financiar la fuerza policial interamericana tendiente a aplastar todo movimiento popular que luche por la liberación de su respectivo país. ¡Y, cosa curiosa, señores Diputados, en el mismo día de ayer y en el mismo recinto legislativo, el presupuesto de la Alianza para el Progreso fue de hecho rebajado sustancialmente!
¡Alianza para el Progreso, tan alabada por el Presidente Frei y la Democracia Cristiana continental, descansa en paz!
El señor ISLA (Vicepresidente).-
¿Me permite. Honorable Diputado?
Ruego a Su Señoría referirse a la persona de Su Excelencia el Presidente de la República con el respeto y el tratamiento que reglamentariamente corresponde.
El señor PALESTRO.-
Aquí no se ha dicho nada contra el señor Presidente de la República.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Hace pocos días, Paulo VI recibió en el Vaticano a su Nuncio en Santo Domingo, Monseñor Emmanuele Clarizzio, y lo felicitó por su actuación en la crisis dominicana.
Juan Bosch, en declaraciones de prensa en Puerto Rico, sostuvo; "Las fuerzas reaccionarias de mi país son tres: los grandes comerciantes importadores; las 50 familias de la oligarquía tradicional y la Iglesia Católica." Respecto al poder eclesiástico fue categórico al decir: "La Iglesia Católica dominicana es una de las más reaccionarias de América latina y probablemente del mundo entero. Los sacerdotes son, en su mayoría, españoles y de formación franquista. El Nuncio fue uno de los promotores del golpe de estado del General Wessin y Wessin en 1963. Entre un intelectual liberal que trataba de reducir los privilegios eclesiásticos e imponer el control sobre las escuelas parroquiales y un militar que había impuesto la educación religiosa obligatoria en las Fuerzas Armadas, la elección no era difícil".
Como sucede en todo el mundo, la Iglesia Católica no se ubica al lado de las causas justas...
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Por el contrario, siempre la encontramos unida al imperialismo yanqui y a las burguesías latinoamericanas.
Un señor DIPUTADO.-
No se puede generalizar.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Ruego a Sus Señorías se sirvan guardar silencio.
El señor JARAMILLO.-
Es la típica mentalidad sectaria.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Honorable señor Palestro, ruego a Su Señoría se sirva guardar silencio.
El señor JARAMILLO.-
Hasta el momento el debate se desarrollaba muy bien.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Esta actitud no es una casualidad; ella responde al hecho inobjetable de ser un poder económico tan poderoso o más que el propio imperialismo. Ambos se necesitan para defender sus intereses particulares.
Los hechos confirman nuestras palabras : en Cuba sostuvieron a Batista y han estado luchando contra el régimen revolucionario de Fidel Castro; en Brasil, mientras Castello Branco encarcela, inclusive a los propios católicos de ese país, el Obispo de Guanabara, Don Cámara bendice las armas y se confabula con los "gorilas" de turno; en Venezuela, Monseñor Quinteros se convierte, prácticamente, en Ministro de Agricultura de Betancourt Leoni, mientras el pueblo combate heroicamente en los estados de Falcón, Lara, Coro y Portuguesa; en Colombia y Perú, la jerarquía eclesiástica se codea con la oligarquía feudal; en Ecuador y Paraguay, sacerdotes como el padre Talavera, que comprende que no pueden los pastores de Cristo favorecer a los ricos, son prácticamente eliminados del credo cristiano; y en Chile, Monseñor Silva Henriquez interviene en política activa haciendo declaraciones impropias de su alta jerarquía eclesiástica.
-Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Señor Presidente, en Estados Unidos con la invasión a Santo Domingo, ha notificado a todos los movimientos populares del continente que no acepta la posibilidad de que éstos puedan constituir gobiernos revolucionarios, democráticos y populares. El Presidente Johnson ha implantado la doctrina del mazazo y quien pretenda mejores días para sus respectivos pueblos será eliminado como lo fue Kennedy en Dallas. El Teniente General John B. Douker, jefe de las fuerzas invasoras imperialistas, ha hecho pública la doctrina de su amo a! decir: "Con la intervención militar en República Dominicana demostramos al mundo que podemos reaccionar rápidamente con las fuerzas regulares en la zona del Caribe y que estamos determinados a utilizar estas fuerzas cuando sea necesario".
Santo Domingo es un ejempló, tanto por su lucha como por el significado de la crisis que vive. Los cañones yanquis que apuntan al corazón de ese pueblo, también tienen dirigidas las miras hacia Cuba y el resto del continente. En estas circunstancias, es necesario más que nunca la solidaridad revolucionaria de los pueblos. Así lo ha planteado Bosch en parte del mensaje al pueblo de Chile que hoy entregamos :
"La revolución constitucionalista y democrática dominicana contó desde el primer momento con la ayuda moral de todos los pueblos de América".
"Necesitaremos esa ayuda durante mucho tiempo más. La tierra dominicana está militarmente invadida no sólo por soldados norteamericanos, sino además por soldados del Brasil, de Nicaragua y de Honduras, cuyos ejércitos no tienen títulos para enseñar ni democracia ni dignidad a los dominicanos. Y sólo la unidad de los pueblos de América podrá ayudarnos a sacar esos invasores de nuestro país".
Como socialista decimos: "Este y no otro es el deber de todos los que luchamos por expulsar a los imperialistas de América latina y construir una sociedad distinta, donde el hombre sea el principal protagonista de la historia".
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Honorable señor Valenzuela Valderrama, don Héctor, ruego a Su Señoría se sirva no interrumpir.
El señor OSORIO.-
Con respecto a la petición del Honorable señor Cademártori, en nombre del Comité Socialista, solicito...
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
¡Cómo se permite traer insultos escritos contra la Iglesia!
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Honorable señor Valenzuela Valderrama, don Héctor, ruego a Su Señoría se sirva guardar silencio.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Lo que he dicho no son insultos; son hechos. La Iglesia, en América, está al servicio de las oligarquías.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
No se pueden traer insultos escritos contra la Iglesia.
- Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Ruego a los Honorables Diputados se sirvan guardar silencio y evitar los diálogos.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
No se puede ofender a la Iglesia de esta manera, señor Presidente.
El señor OSORIO.-
Los "beatos" la defienden, pero yo no lo soy.
En nombre del Comité Socialista, solicito...
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Ya dije lo que significa la Iglesia en la defensa de los intereses de la burguesía.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Se trata sólo de insultos...
El señor OSORIO.-
Señor Presidente, solicito que, en nombre de la Cámara se dirija oficio al señor Ministro de Relaciones Exteriores para que de inmediato inicie una investigación sobre la conducta del Encargado de Negocios de Chile en Santo Domingo...
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor VALENZUELA VALDERRAMA (don Héctor).-
Me opongo, señor Presidente.
El señor OSORIO.-
Si Su Señoría acepta el atropello a los parlamentarios, está muy bien. Nosotros no lo aceptamos.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Honorables señores Valenzuela y Osorio, ruego a Sus Señorías evitar los diálogos.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor OSORIO.-
Tengo derecho a que se me respete.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Honorable señor Valenzuela Valderrama...
El señor OSORIO.-
Señor Presidente, solicito que, en nombre del Comité Socialista, se dirija oficio al señor Ministro de Relaciones Exteriores para que, de inmediato, ordene iniciar una investigación sobre la conducta del Encargado de Negocios de Chile en Santo Domingo y por el no cumplimiento de la orden expresa de ese Ministerio, en el sentido de que se nos esperara en el aeropuerto de San Isidro.
Además, solicitamos que se investigue el destino de los remedios de que se incautaron las fuerzas de ocupación, con el objeto de que nuestro Encargado de Negocios pudiera hacerlos llegar al pueblo dominicano, a través del Gobierno del señor Caamaño, como eran y son los deseos de las fuerzas populares que los adquirieron.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Se enviará el oficio solicitado, en nombre del Comité Socialista.
El señor ACEVEDO.
Y en nombre del Comité Comunista.
El señor MORALES (don Carlos).-
Que se envíe también en nombre del Comité Radical.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Se enviará también en nombre de los Comités que lo han solicitado.
Ha terminado el tiempo del Comité Socialista.
El turno siguiente corresponde al Comité Democrático Nacional, que ha cedido su tiempo al Honorable señor Jerez.
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor JEREZ.-
Señor Presidente, voy a conceder una interrupción al Honorable señor Buzeta; pero antes deseo referirme, muy brevemente, a la forma en que se está desarrollando el debate.
Lamento mucho que, al discutirse un problema de esta especie, que ha tenido la virtud de ser abordado con altura de miras, gracias justamente a la actitud levantada del Gobierno, en defensa de la dignidad de Chile y de la solidaridad de los pueblos americanos, se haya rebajado el nivel del debate. Estimo que, en atención a las diferencias ideológicas que nos separan de los Honorables colegas del FRAP, no son muchas las oportunidades en que se puede hablar en nombre de la nacionalidad, esto, es de todos los chilenos.
A mi juicio, constituye un mal precedente que, en esta ocasión, en que no está sólo en juego la política exterior del Gobierno, sino la necesidad, como señalaba el Honorable señor Julio Silva, de robustecer la fraternidad y solidaridad de los pueblos americanos para liberarse del imperialismo, por razones de carácter subalterno entre a calificarse a la gente de un partido político en este caso la Democracia Cristiana, que en verdad, no es confesional.
Puedo asegurar que en este partido hay católicos y no católicos. Si a los primeros se les quiere tratar de "beatos", ello se les debe decir en la cara. Sin embargo, puede ocurrir que aquellos que acusan de "beatos" a un democratacristiano, se conviertan en "beatos" peores, llevados por su sectarismo.
Pido a los Honorables colegas se sirvan elevar el tono de este debate. No está sólo en juego el problema planteado por el Honorable señor Osorio, sino también el prestigio de Chile y la solidaridad de los pueblos americanos.
He concedido una interrupción al Honorable señor Buzeta.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Con la venia de Su Señoría, tiene la palabra el Honorable señor Buzeta.
El señor BUZETA.-
Señor Presidente, deseo referirme a mi viaje a la República Dominicana y a la situación existente en esa nación hermana. Debo hacer presente que allí hay gente que está muriendo en las calles, bajo las balas de militares extranjeros que han invadido ese país, por defender la misma libertad de que disfrutamos en esta Cámara, en que, con mutuo respeto, todos podemos escuchar y rebatir las diversas opiniones.
En primer lugar, no deseo hacerme cargo porque no quiero pensar que haya habido siquiera intención de hacerlo de diversas interpretaciones con respecto al objeto de mi viaje a la República Dominicana. Sin embargo, a fin de desvanecer las dudas que puedan existir sobre la materia, deseo aclarar que yo no fui a ese país como observador del Partido Demócrata Cristiano, ni de sus 82 parlamentarios, sino a determinar cuál de los dos bandos en conflicto tenía la razón.
La verdad es que, desde antes de mi partida, ya existía un concepto muy claro sobre esta materia; nuestro partido había formulado declaraciones al respecto y sabíamos también que todo el pueblo estaba luchando por restablecer el imperio de la Constitución de 1963.
Como las informaciones que publica la prensa proceden, principalmente, de Estados Unidos, deseábamos conocer de cerca en qué consistía esta invasión. Por ese motivo, fui a Santo Domingo. Pues bien, durante el desempeño de esa misión pude observar, tristemente, cómo en un país latinoamericano, en el año 1965, fuerzas invasoras están atropellando los principios de dignidad y respeto hacia la persona humana.
Debo hacer presente que comuniqué mi viaje al señor Ministro de Relaciones Exteriores solamente a las 18 horas del día en que me ausenté del país, pues partí a las 21 horas. Lo hice por un deber de amistad hacia él y por ser miembro de mi partido. Por lo demás, sabía que viajaba a un país invadido, que se hallaba prácticamente en guerra, por lo cual estaba sujeto a todas las contingencias derivadas de esta situación.
Es verdad que, a veces, existen circunstancias especiales que nos ayudan en esta clase de emergencias. Deseo dar algunos detalles al respecto, sobre todo, porque sé que algunos parlamentarios chilenos han sido vejados en la República Dominicana.
Deseo dar a conocer cómo entré en ese país, al cual llegué sin hacer visar mi pasaporte por el Consulado de Estados Unidos. Solamente llevaba la visación del Consulado de la República Dominicana en Chile, lo que mandé a buscar con un funcionario de la Cámara.
Al llegar a Miami, no había aviones de PANAM para viajar a Santo Domingo. Pero en las oficinas de PANAM tuve la suerte de ser atendido por un funcionario latinoamericano, quien supo por casualidad, que había un avión comercial dominicano que haría el viaje desde Miami a esa República. Fue así como, prácticamente, se "me embarcó" de inmediato. Así a las 9 de la mañana iba en viaje a Santo Domingo.
Cuando llegué al aeropuerto de San Isidro, al presentar mi visa, no habían fuerzas norteamericanas esto es, hace casi 20 días y no tuve mayores dificultades para salir del aeródromo.
Quiero referirme a algunos detalles de mi estada en Santo Domingo, y al papel que me correspondió desempeñar, porque se han publicado muchas cosas en la prensa. Pero, en estos momentos, me siento orgulloso de pertenecer al Parlamento de Chile y de poder referirme a las actuaciones de algunos chilenos en ese país.
Yo no fui a la zona de Imbert ni me acerqué a la Embajada de Estados Unidos, pero, al segundo día de hallarme alojado en el hotel, recibí una carta de un representante de esa Embajada, en la cual me comunicaba que deseaba conversar conmigo. Debo agregar que todavía no se había producido la tregua que después se concertó por mediación de las Naciones Unidas. En esos momentos estaban muriendo en las calles compatriotas nuestros por así decirlo y yo no podía permanecer mudo ante ese hecho.
Por muchos conceptos que me hubiera formado de la invasión norteamericana debía por lo menos tratar de hacer algo. Fue así como, en la conversación que sostuve con los funcionarios de la Embajada de Estados Unidos, planteé muy claramente la posición del Gobierno de Chile, la de mi partido y la mía, personal, sobre lo que estaba viendo, e insinué una posible solución del conflicto. Como ya había conversado con casi todo el Ministerio del Coronel Caamaño y sabía el propósito de su Gobierno de ir a una solución democrática, insinué la idea de conseguir una paz inmediata, previo el retiro de las fuerzas norteamericanas, y si las Naciones Unidas se hacían cargo del Ministerio de Guerra de la República Dominicana. El aceptó mi idea y también obtuve, posteriormente, que el Coronel Caamaño la aprobara. Sin embargo, después de veinticuatro horas, ese mismo funcionario me dijo que Estados Unidos solamente aceptaba una solución por intermedio de la Organización de Estados Americanos.
Por otra parte, deseo referirme, con orgullo, a las actuaciones de don Carlos Souper, Encargado de Negocios de Chile en la República Dominicana, contra el cual se ha formulado cargos que deseo desvirtuar. Por eso me permití interrumpir, hace algunos instantes, al Honorable señor Morales Abarzúa. Debo hacer presente que sólo conocí a este funcionario chileno cuando me acerqué a la Embajada de Chile, que se encuentra en el sector de las fuerzas constitucionalistas del Coronel Caamaño, y no estaba protegida por ningún cinturón de seguridad. Cuando se instalaron las fuerzas norteamericanas en la capital, se reunieron los diplomáticos latinoamericanos para discutir la instalación de un cordón de protección estadounidense, en determinado sector de la ciudad. Y cuando se estaba fijando los límites en el plano de la capital, se llegó a la altura de la Embajada chilena. Entonces, el Decano del Cuerpo diplomático no recuerdo quién era en esos momentos sugirió que el cordón se extendiera dos cuadras para que la Embajada chilena quedara dentro de aquél. Entonces, se levantó la voz de un chileno, de filiaci��n radical. Esto lo digo con orgullo, porque cuando estamos en el extranjero, los chilenos nos olvidamos de nuestras diferencias ideológicas; no hay partidos políticos. Está solo Chile. Digo que se levantó la voz de un chileno para expresar que él era representante de Chile ante el Gobierno de Santo Domingo, no ante las fuerzas norteamericanas que habían extendido ese cordón de seguridad dentro de la ciudad, y que, por lo tanto, no necesitaba de esa protección. Ese es el gesto de un compatriota que vivía en circunstancias especiales. En efecto, estaba solo en la Embajada, porque acababa de ser trasladado a Santo Domingo, sin su familia. Creo que antes era funcionario de la Organización de Estados Americanos, y tiene todos sus hijos en nuestro país. Son pequeños hechos, de los cuales debemos hablar en Chile. Es preciso hacer presente que, en esos momentos, las balas y obuses pasaban por encima de nuestra Embajada, porque ella se encuentra situada a dos cuadras del sector en que luchaban Imbert y Caamaño, cerca del Palacio Presidencial.
Ante esta situación, nuestro Encargado de Negocios debía mantener su cama apegada a la muralla para evitar que las balas y obuses, que a cada instante caían cerca de la cocina de su casa, dieran en el blanco.
Todo esto, que pude comprobar más tarde, hay que decirlo, para comprender las circunstancias que rodearon la llegada de los Honorables señores Cademártori y Osorio a Santo Domingo.
Tampoco nuestro Encargado de Negocios disponía de vehículo, por lo tanto, para trasladarse desde la Embajada al aeropuerto, se necesitaba más de una hora de viaje. Perfectamente, como otros plenipotenciarios latinoamericanos, pudo ocupar un helicóptero que los Estados Unidos puso a su disposición; pero no lo hizo.
Voy a referir otro hecho. Al término de una reunión de Embajadores latinoamericanos, convocada por el representante estadounidense, a la cual asistieron los acreditados en Santo Domingo y los enviados por la Organización de Estados
Americanos, el Embajador norteamericano invitó a todos los presentes a almorzar a bordo de un buque de su país. Inmediatamente se levantó la voz de nuestro compatriota para manifestar que, en los momentos en que morían cientos de dominicanos, el no podía aceptar una invitación que era formulada, precisamente, por el país invasor.
Lo esencial y fundamental es que estas actitudes nos prestigian. Como ya el Honorable señor Silva Solar expuso la posición de nuestro partido frente a este conflicto, he preferido contar detalles que considero tremendamente elocuentes para apreciar la actuación de nuestros representantes en el extranjero, que con escasos medios a su alcance y sin banderías políticas ni ideológicas, mantienen muy en alto el prestigio de nuestro país.
Chile, en los momentos en que estaban en juego los principios de libertad y democracia de la invadida ciudad de Santo Domingo, fue una de las pocas naciones sudamericanas que tuvo una actitud digna frente a la intervención de los Estados Unidos.
Ya al final de mi estada en la República Dominicana, al ir a despedirme del Gobierno Constitucional, me solicitaron que hablara por la radio controlada por ese Gobierno. Al respecto, debo aclarar algunas expresiones que no supongo mal intencionadas en contra de lo que yo manifestara en mis declaraciones, que fueron grabadas y retransmitidas en la ciudad de Santo Domingo. Desgraciadamente, no me ha sido enviada la cinta magnetofónica que yo pidiera. En todo caso, lo cierto es que en la zona ocupada por el Coronel Caamaño, y en los momentos en que las balas de la metralla zumbaban y caían por todas partes, ofrecí nuestro apoyo al Gobierno Constitucional.
No pretendo ser valiente, pero creo que cualquier señor parlamentario habría hecho lo mismo, si hubiese estado cerca de las balas y de la gente que moría. Fue el gesto de un chileno, como el de cualquier chileno, que siempre ofrecerá su adhesión a los gobiernos democráticos.
Mi experiencia de dos días, sábado y domingo, me llena de orgullo, porque constituye como un homenaje para el pueblo chileno. Al abandonar el país, numerosas personas que se encontraban en el aeropuerto, se acercaron para decirme que todo chileno y especialmente el Diputado que habla, por sus expresiones radiales contaba con un hogar en cualquier casa de Santo Domingo, porque reconocían la actitud de Chile frente a la lucha de ellos por la libertad.
En cuanto a la Organización de Estados Americanos, concuerdo con casi todo lo que aquí se ha dicho. Esta institución ya no tiene razón de existir. El señor Mora, su Secretario, representa una vergüenza para todos los países miembros de la organización. Desde que llegó a Santo Domingo, no hizo otra cosa que conversar con el Embajador de Estados Unidos y con Imbert.
Al preguntar a un funcionario de la OEA, al parecer, un asesor jurídico, por qué no alcanzaban hasta la zona del Coronel Caamaño, me respondió que los choferes de sus automóviles lo estimaban peligroso. ¿Cómo no iba a ser peligroso, si, desde el primer momento, la Organización de Estados Americanos ha estado completamente de acuerdo con la política de los Estados Unidos?
En seguida, junto con agradecer la atención que se ha prestado a mis declaraciones, quiero destacar el momento crítico que vive un país latinoamericano.
Mujeres y hombres de una República, que durante estos dos últimos años sólo ha conocido la democracia por el nombre, han tomado las armas para luchar por su libertad. Para este pueblo, que se ha levantado en defensa de sus principios, es necesaria la adhesión de nuestro Congreso; la situación producida en Santo Domingo también afecta el porvenir de América latina. Sólo mancomunados y superando nuestras ideologías, podremos obtener, dentro de la mecánica de la economía, el bienestar de nuestros países, y, además, algo fundamental: la mantención del espíritu de respeto a la dignidad de los hombres, como lo está haciendo el heroico pueblo dominicano.
El señor JEREZ.-
¿Me permite, señor Presidente. Solicito que se prorrogue, por diez minutos, el tiempo del Comité Democrático Nacional.
El señor MOMBERG.-
Le cedemos diez minutos de nuestro tiempo.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Ha terminado el tiempo del Comité Democrático Nacional.
El turno siguiente corresponde al Comité Independiente, que ha cedido diez minutos de su tiempo al Honorable señor Buzeta.
El señor BUZETA.-
Muy agradecido. Señor Presidente, los parlamentarios democratacristianos hemos presentado un proyecto de acuerdo para pedir a nuestro Gobierno que, en primer lugar, exija la salida de las tropas norteamericanas de Santo Domingo y, en segundo lugar, reconozca al Gobierno constitucional del Coronel Caamaño.
En esta forma, no sólo reafirmamos nuestros principios, sino también los de la República Dominicana, cuyo Gobierno se ha levantado junto al pueblo para luchar por la libertad que en estos momentos goza el Parlamento de Chile.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Puede continuar el Honorable señor Jerez.
El señor JEREZ.-
Señor Presidente, ante todo, agradezco al Comité Democrático Nacional el tiempo que nos ha cedido; asimismo al Comité Independiente, en especial al Honorable señor Momberg, el tiempo de que vamos a disponer a continuación.
El sentimiento de muchos Honorables colegas de mi partido y de otros sectores de la Honorable Cámara, es aprobar el proyecto de acuerdo presentado por varios Comités que contiene la idea de rechazar la formación de una fuerza militar interamericana, y que es resultante lógica del espíritu que anima al Gobierno chileno y a la Honorable Cámara al pronunciarse sobre el problema de la crisis de Santo Domingo.
En esta oportunidad, como lo demuestra la realidad y se desprende de las opiniones vertidas en Chile, la crisis dominicana ha dejado en claro algunos hechos fundamentales.
En primer lugar, está la caducidad moral y política del sistema interamericano, que no ha podido desvirtuar la realidad del tipo de relaciones que mantienen nuestros pueblos subyugados por el imperialismo norteamericano, ni siquiera en el tiempo de Kennedy con su tentativa bien intencionada, pero de antemano condenada al fracaso, de la Alianza para el Progreso.
En seguida, está la caducidad de la Organización de los Estados Americanos, tal como lo ha declarado la juventud democratacristiana, pensamiento que también es compartido por nosotros, se ha convertido en un mero instrumento de la política norteamericana, para servir los fines políticos y militares del Departamento de Estado.
En todos estos problemas ha jugado papel preponderante un elemento de carácter sicológico, utilizado con fines políticos, como es el crecimiento de un temor irracional en Norteamérica ante un presunto peligro comunista derivado de los movimientos emancipadores de América latina. En este último tiempo, toda la política internacional norteamericana ha llegado a límites patológicos e irracionales.
Juan Bosch, al referirse en una entrevista a este problema, dijo textualmente en Puerto Rico: "En los EE. UU., que es un país de 190 millones de habitantes, hay desde hace algún tiempo, un pánico general que se ha aposentado en el corazón y en la mente de la mayoría de los dirigentes políticos. Un país tan grande y tan poderoso, de hecho, el poder más grande que recuerda la humanidad, cuando siente pánico pierde el control de sus pensamientos y entonces, esa poderosa fuerza que tiene, la usa sin control, con grave peligro para la paz mundial, con grave peligro para la vida de otros pueblos y, a la larga, con grave peligro también, para el propio pueblo norteamericano".
Y este "grave peligro para el propio pueblo norteamericano", en la que tiene una incidencia fundamental la actuación política de los organismos que mantienen relaciones con los pueblos latinoamericanos, viene reflejado, como un temor irracional en la revista "Look", absolutamente liberada de toda sospecha de procomunismo. En una serie de artículos sobre entrevistas a personeros de la extrema derecha norteamericana se hace referencia al problema de la salud mental, en forma tan increíble que parece como sacado de una novela de cienciaficción.
La psicosis de temor en los Estados Unidos ha llegado a tal extremo que toda la acción de los siquiatras y del Gobierno para propender a la salud mental, es motivo de sospecha. La multiplicidad de tensiones y de problemas sicológicos a que ha llegado el pueblo norteamericano por su alto grado de civilización ha hecho pensar a los grupos ultrarreaccionarios que la siquiatría es el instrumento utilizado por los comunistas para hacer "lavados cerebrales" en el paciente.
Y esto lo dice una revista norteamericana que pertenece a uno de los sectores más influyentes de la extrema derecha de los Estados Unidos.
Sobre lo mismo, el año 1960, la filial de Wyoming de "Las Hijas de la Revolución", organización de tipo "macarthista", aprobó una resolución en la que abogaba por una legislatura estatal, que protegiera a los individuos con determinadas creencias ideológicas, entre paréntesis, anticomunistas, contra el empleo, por parte de los siquiatras, de drogas, del método del "shock" y de la lobotomía.
En los Estados Unidos existe una Asociación Nacional de Salud Mental, con un millón de afiliados, de la cual ha sido Presidente la señora Rockefeller, y que ha tenido el beneplácito, el apoyo, el estímulo y la ayuda concreta de los Presidentes Eisenhower, Kennedy y Johnson. Sin embargo, la extrema derecha sostiene que esta asociación es parte de un aparato ruso destinado al "lavado cerebral" de los norteamericanos y condena sus relaciones con la Organización Mundial de la Salud, pues estima que ésta, como todas las organizaciones de este tipo, que buscan a través de los servicios que prestan los seres humanos, su integración y progreso común al margen de la ideología, también es una organización procomunista con designios de socavar los cimientos del "mundo libre".
Esto ha llegado a tales extremos en Norteamérica que uno de sus dirigentes más reaccionarios ha hecho presente ¡o que sigue: "Esta falsa preocupación acerca de nuestra supuesta y declinante salud mental ha sido implantada por agentes comunistas y sus simpatizantes para desmoralizar al pueblo norteamericano y difundir el derrotismo".
Es posible que todo esto parezca demasiado increíble; que se refiera solamente a determinados problemas de carácter político, pero lo cierto es que, cada día, se utilizan más para crear un clima de confusión en torno de movimientos que legítimamente conducen a la emancipación de los pueblos americanos.
Finalmente, al destacar como militante de la Democracia Cristiana la satisfacción y el orgullo que sentimos por la actuación de la Cancillería y del Presidente de la República, debemos señalar nuestra absoluta confianza en que, a la larga o a la corta y depende de nosotros que sea a la corta y no a la larga, los pueblos del continente americano sacudirán las cadenas del imperialismo para llegar a la integración latinoamericana, que siempre hemos buscado dentro de una sociedad en que el hombre viva en libertad y justicia.
El señor PALESTRO.-
¿Me permite una interrupción ?
El señor JEREZ.-
He terminado.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Quedan siete minutos al Comité Independiente,
El señor MOMBERG.-
Pido la palabra.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor PALESTRO.-
¿Me permite. Honorable colega? Seré breve.
El señor MOMBERG.-
El Honorable señor Palestro me solicita una interrupción y se la concedo, señor Presidente.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Con la venia de Su Señoría tiene la palabra el Honorable señor Palestro.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor PALESTRO.-
Señor Presidente, en una sesión anterior, el Honorable Diputado señor Bosco Parra planteó problemas de orden internacional. Expuso la posición de la Democracia Cristiana con respecto a las relaciones de Chile con el resto de los países latinoamericanos y con Estados Unidos. Fue un discurso de calidad, lírico, incluso de alto vuelo, pese a la estatura del Honorable señor Parra. Nosotros lo valorizamos en toda su amplitud. Esa intervención coincide con las palabras pronunciadas esta tarde por el Honorable señor Silva, don Julio, ratificadas también por otros Diputados de la Democracia Cristiana.
Es decir, se trata de buenos planteamientos, profundamente doctrinarios, mirados, naturalmente, desde el punto de vista de la Democracia Cristiana; pero que no llegan jamás, como en todo otro orden de cosas ocurre con el Gobierno actual, al fondo de los problemas.
Es ésta la crítica fundamental que se te puede hacer a los planteamientos sobre política internacional, expuestos en forma tan brillante por algunos Honorables colegas democratacristianos. Lo mismo sucede con la reforma agraria que pretenden hacer junto a ¡os latifundistas; con la política antimonopolista que intentan aplicar apegados a los monopolios nacionales. Finalmente, dicen tener una actitud antiimperialista, mientras los mensajeros del Presidente señor Eduardo Frei recorren Norteamérica, pidiendo los préstamos correspondientes para impulsar los planes del partido único de Gobierno. Jamás profundizan ni buscan una solución digna y concreta para estos problemas, en especial para el que ha dado origen a la sesión de esta tarde de la Cámara de Diputados.
Saben perfectamente Sus Señorías que, por mandato constitucional, el Parlamento está supeditado, en política internacional, a lo que decida el Presidente de la República.
Por otra parte, numerosos parlamentarios democratacristianos tienen una posición definida en materia de política internacional. A ellos se les respeta en el Partido Demócrata Cristiano y pueden influir en los organismos de esa colectividad. Lo lógico sería, entonces, que impusieran su criterio en su partido y, a través de él, influyeran en la conducta del Gobierno. Sin embargo, ha sido necesario que dos parlamentarios chilenos hayan sido vejados y atropellados, que se les haya desconocido su fuero diplomático por los "gorilas" norteamericanos y sus cipayos y sirvientes dominicanos, para que este problema se plantee aquí, donde sólo podemos hacer recomendaciones y sugerencias al Presidente de la República y al señor Ministro de Relaciones Exteriores acerca de cuál debe ser la actitud de Chile con respecto al caso dominicano.
No obstante, debo reconocer hidalgamente, que la Democracia Cristiana, el Gobierno de nuestro país, ha observado, en política internacional, un comportamiento digno; mucho más digno que el de otros Gobiernos más reaccionarios que éste.
El señor PALESTRO.-
Pero le ha faltado el remate, la puntada final.
Hablan varios señores Diputados a la vez.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Ruego a los Honorables Diputados guardar silencio y no interrumpir la interesante exposición del Honorable señor Palestro.
El señor PALESTRO.-
No tengo ningún empacho en decir, y así lo he reconocido públicamente, que en muchos aspectos del caso dominicano Chile ha mantenido una actitud muy digna. Pero la actuación del Gobierno democratacristiano tiene mucha semejanza con el tipo de juego de los equipos de fútbol rioplatenses; muchos "moñitos" y "miriñaques", pero nunca llegan al gol. Esto es lo que caracteriza la política internacional del Gobierno democratacristiano frente a Estados Unidos.
Me alegro profundamente de que los Honorables colegas señores Jerez y Silva Solar y otros señores Diputados hayan planteado este problema y coincido en un conjunto de opiniones, como asimismo en la conveniencia de sugerir a este Gobierno, que preside un democratacristiano y no un marxista ni un militante de otro partido, una serie de medidas, que hace ya mucho tiempo, debió realizar y que sus parlamentarios, junto a nosotros y al pueblo de Chile, le están pidiendo. Entre otras ellas son:
Primero, reclamación pública y formal para que se escuche en todos los ámbitos de América, contra esta fuerza militar americana que sirve de alcahuete a Estados Unidos. Ella está formada por los elementos más antidemocráticos de Latinoamérica, por los "gorilas", que tratan, juntamente, con aplastar el movimiento que busca restablecer los cauces democráticos en Santo Domingo.
Segundo, negativa de Chile a formar parte de ese ejército policial que pretende reprimir todos los movimientos de carácter popular en América Latina.
Si la Democracia Cristiana pretende cumplir lo que tanto prometió en las campañas presidencial y parlamentaria, podría suceder en Chile lo mismo que ocurre en Santo Domingo. Esto lo saben, mucho mejor que nosotros, los Honorables colegas democratacristianos, porque, como miembros del partido de Gobierno, tienen más posibilidades, a través de conductos íntimos, confidenciales y secretos, de estar informados de lo que pasa, en estos instantes, en nuestro país. Ya se rumorea que, si Chile hace una protesta más a fondo, puede producirse también una intervención similar a la que sufrió la República Dominicana.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
¿Me permite, Honorable Diputado? Ha terminado el tiempo del Comité Independiente.
El señor PALESTRO.-
Pido dos minutos más para terminar mis observaciones, señor Presidente.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Solicito el asentimiento unánime de la Sala para prorrogar, por dos minutos el tiempo del Honorable señor Palestro.
Si le parece a la Cámara, así se acordará.
Acordado.
Puede continuar Su Señoría.
El señor PALESTRO.-
Otra conclusión sería la manifestada palmariamente por el Honorable señor Jerez: el retiro inmediato de la OEA.
Pero éstos deben ser hechos concretos. No sacamos nada con discursos, con decir las cosas. En la Democracia Cristiana hay muchos jóvenes; y donde hay juventud existen ideales, deseos, esperanzas, inquietudes. Ahora, ¿cómo pueden materializarse esas inquietudes y esperanzas? Esa es otra cosa. Estoy seguro de que mucha gente de la Democracia Cristiana desea, profunda y sinceramente, que los cambios que ella prometió durante la campaña se concreten.
Ahora, en este período...
El señor SILVA (don Julio).-
¿Me concede una interrupción. Honorable colega?
El señor PALESTRO.-
No puedo. La verdad es que el tiempo de que dispongo es demasiado breve.
El señor SILVA (don Julio).-
Es muy corto.
El señor PALESTRO.-
Si se me prorroga la hora, con todo gusto. Honorable colega. Hay señores Diputados de otros Comités que también desean hablar.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Advierto a Su Señoría que está haciendo uso de una interrupción.
El señor PALESTRO.-
Repito, señor Presidente, que una conclusión positiva, algo que va al grano, a la médula del asunto, al fondo directo del problema, es el retiro de Chile de esa "banda de alcahuetes", de ese departamento de colonias de Estados Unidos, que es la OEA. Estuvo bien la posición del Gobierno de no aceptar el mandato de esos caballeros a sueldo del imperialismo norteamericano. Fue una buena actuación del Gobierno. Pero, falta lo otro: que el Gobierno retire a su representante en la OEA y propicie la constitución de un organismo que agrupe a los países latinoamericanos, sacándolos de la guarida del tiburón norteamericano. Es necesario que un organismo así se cree en América Latina y no esté, como sucede actualmente, al lado de Wall Street.
Agradezco profundamente los minutos que la Sala me ha concedido. Creo que del debate suscitado esta tarde, durante el cual hubo intervenciones violentas, porque a la violencia sabemos responder con violencia y a la insolencia con insolencia, saldrán acuerdos aceptados sobre este problema.
Muchas gracias.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Ha terminado el tiempo concedido al Honorable señor Palestro.
El turno siguiente corresponde al Comité Comunista.
El señor CADEMARTORI.-
Pido palabra.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor CADEMARTORI.-
¿Cuántos minutos quedan, señor Presidente?
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Nueve minutos, Honorable Diputado.
El señor CADEMARTORI.-
Señor Presidente, a través de las palabras de los representantes de los distintos sectores políticos que han intervenido en el debate habido en esta sesión, se ha manifestado un criterio unánime en varios aspectos fundamentales del problema, que nos preocupa.
Desde luego, agradezco las palabras de los Honorables señores Silva Solar y Morales, quien, en nombre de sus respectivos partidos, han condenado el vejamen de que hemos sido objeto dos miembros de esta Honorable Corporación. Agradezco esas expresiones de solidaridad, porque los Honorables colegas pueden tener la absoluta seguridad de que, en casos similares, los parlamentarios de estos bancos adoptaremos la misma actitud, como lo hemos hecho siempre.
Respecto de la intervención del Honorable señor Buzeta, quiero dejar claro que no nos ha movido, al pedir y reclamar una investigación de parte del Ministerio de Relaciones Exteriores frente a la conducta del señor Souper, representante de Chile en Santo Domingo, un afán persecutorio. Tampoco pretendemos condenar toda su actuación, que no conocemos. Hacemos fe en las informaciones proporcionadas por el Honorable señor Buzeta, relacionadas con el comportamiento del representante chileno durante la crisis dominicana. Pero creemos que, de todas maneras, la conducta del diplomático chileno frente a nuestra delegación merece, por lo menos, un llamado de atención. En realidad, éste no es un caso aislado, sino que se puede repetir con otros parlamentarios en otros países latinoamericanos.
Sabemos perfectamente lo que sucede en numerosos países hermanos, cómo se han entronizado en ellos dictaduras militares, cómo los agentes de la Central de Inteligencia y del FBI de Norteamérica dirigen todos los servicios informativos y cómo se impide, incluso, el libre movimiento de los representantes diplomáticos.
Quiero recordar, brevemente, que en otra oportunidad en que me correspondió realizar también un viaje a la República del Ecuador, cumpliendo una misión de solidaridad con ese país hermano, la representación diplomática chilena en ese país, encabezada por el señor Hunneus, se comportó dignamente y amparó en todo instante al parlamentario chileno. Por esa razón y porque, en general, tengo buen concepto de la representación diplomática chilena, estimo necesario que seamos severos y condenemos cualquiera falla que se produzca en la actuación de nuestros funcionarios en el exterior.
En cuanto a las dificultades con que tropezamos, quiero agregar algunas consideraciones para que no quede flotando una interpretación equivocada sobre la denuncia que hemos formulado respecto al tratamiento vejatorio que sufrimos, muy diferente del que se habría dispensado al Honorable señor Buzeta. Quiero decirle a Su Señoría y a la Honorable Cámara que la llamada Junta de Conciliación, encabezada por el señor Imbert, es como mi Honorable colega lo habrá podido comprobar, un verdadero títere, que carece de los medios más elementales, no sólo para controlar lo que sucede internamente, sino para saber quiénes pretenden llegar a la República Dominicana. ¿Cree el Honorable señor Buzeta que el señor Imbert ha tenido informantes propios en Chile, en Méjico y en otros países respecto del viaje de nuestra delegación? No, señor Presidente. Lo que sucede y esto hay que decirlo es que en torno de América Latina existe una red de espionaje que controla todos los movimientos de los dirigentes políticos que entran en nuestros países y salen de ellos.
Así procede ese organismo, muchas veces denunciado en los propios Estados Unidos, llamado Agencia Central de Inteligencia, que actúa por sí y ante sí en representación y defensa de los intereses del imperialismo norteamericano.
Por último, quiero decir que los parlamentarios comunistas apoyaremos con nuestros votos el proyecto de acuerdo que se ha presentado sobre esta materia. Para terminar...
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
¿Me permite. Honorable Diputado? Ha llegado la hora de votar un proyecto de acuerdo.
señor CAÑAS(Secretario).
Los señores Naudon, Jerez y Cademártori, apoyados por los señores Millas, Comité Comunista; Lorca, don Alfredo, Comité Demócrata Cristiano; Morales, don Carlos, Comité Radical; y Silva Ulloa y Osorio, Comité Socialista, han presentado el siguiente proyecto de acuerdo:
Después de haber escuchado las informaciones de los Honorables Diputados señores Osorio, Cademártori y Buzeta,
La Honorable Cámara acuerda:
1.- Reiterar su decidido respaldo a la posición del Gobierno que, ante la invasión de la República Dominicana, defiende los principios de autodeterminación de los países, no ingerencia en sus asuntos internos y respeto a las normas del Derecho Internacional;
2.- Reiterar, igualmente, que deben re, tirarse, sin más demora del territorio dominicano, la totalidad de las fuerzas norteamericanas que allí se encuentran;
3.- Expresar su condenación a los acuerdos de la OEA que amparan la agresión a la República Dominicana y ponen en evidencia la crisis de sus organismos; y
4.- Solicitar al Presidente de la República el reconocimiento diplomático del Gobierno constitucional legítimo encabezado por el Presidente Caamaño de la República Dominicana.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
En votación el proyecto de acuerdo.
Si le parece a la Honorable Cámara, se aprobará.
Aprobado.
Restan 4 minutos al Comité Comunista.
Puede continuar el Honorable señor Cademártori.
El señor CADEMARTORI.-
Señor Presidente, decía que los acontecimientos que ahora se están sucediendo con tanta rapidez en la República Dominicana, exigen, más que nunca, que quienes estamos por la defensa de los principios de autodeterminación y de no intervención, por el respeto al derecho de los pueblos para darse un gobierno propio, debemos estrechar filas sin deponer, naturalmente, nuestras propias banderas doctrinarias; la defensa de estos principios no lo exige en ningún instante. Creo que nosotros debemos concordar en hacer cada vez más unitario, más potente, concreto y real estos propósitos, con el objeto de hacer presente también nuestra ayuda a la lucha que en este instante libra el pueblo dominicano y que mañana puede afectar a otros pueblos.
Queremos solicitar, finalmente, que, en nombre del Comité Comunista, se envíe al señor Ministro de Relaciones Exteriores una comunicación que exprese el repudio de nuestro Comité, y que deseamos que el Gobierno también lo haga suyo, hacia el acuerdo de formar un ejército continental, supranacional, con el título de Fuerza Interamericana de Paz, propósito que atenta directa y brutalmente contra la soberanía de las repúblicas latinoamericanas.
El señor OSORIO.-
Que se envíe también en nombre del Comité Socialista.
El señor SILVA ULLOA.-
¿Me permite una interrupción?
El señor CADEMARTORI.-
Con mucho gusto.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Con la venia de Su Señoría, tiene la palabra el Honorable señor Silva Ulloa.
El señor SILVA ULLOA.-
Señor Presidente, agradezco la interrupción que me ha concedido el Honorable señor Cademártori.
Yo quisiera que la Mesa solicitara el asentimiento de la Honorable Cámara para transcribir al Parlamento dominicano el proyecto de acuerdo recién aprobado por unanimidad. Me parece que, en respuesta a la comunicación que recibimos, hace unos días, del Parlamento de ese país, corresponde adoptar esta decisión.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
La Mesa recabará oportunamente el asentimiento de la Sala, Honorable Diputado.
El Honorable señor Cademártori solicita que se dirija oficio al señor Ministro de Relaciones Exteriores, en nombre del Comité Comunista.
El señor SILVA ULLOA.-
Y del Comité Socialista.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Si le parece a la Cámara, se enviará el oficio en la forma señalada, en nombre de los Comités Comunista y Socialista y de aquéllos que lo soliciten.
Acordado.
El Honorable señor Silva Ulloa ha solicitado que, en nombre de la Honorable Cámara, se remita copia del proyecto de acuerdo aprobado recientemente por esta Corporación, al Parlamento de la República Dominicana.
Si le parece a la Honorable Cámara, así se acordará.
Acordado.
Puede continuar el Honorable señor Cademártori.
El señor CADEMARTORI.-
He terminado, señor Presidente
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Habiéndose cumplido el objeto de la citación, se levanta la sesión
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- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/609695/seccion/akn609695-ds24-ds26