-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/611567/seccion/akn611567-ds102-ds103
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/presidente-de-la-republica-de-chile
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/ministerio-de-economia-fomento-y-reconstruccion
- bcnres:tieneMateria = http://datos.bcn.cl/recurso/tema/ministerio-de-agricultura
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/611567/seccion/akn611567-ds102
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/611567
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2133
- bcnres:tieneAutor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2133
- rdf:value = " El señor SEPULVEDA.-
Señor Presidente:
Existe, sin duda, conciencia pública en el sentido de que los problemas más graves que enfrenta el país en estos momentos son los de carácter económico, con todas sus duras manifestaciones e implicaciones en el orden financiero fiscal y privado, en el estancamiento de importantes rubros de la producción y de la capitalización nacional, y sus negativas consecuencias en el orden social.
El Mensaje y el desarrollo económico y social.
Diversas advertencias y expresiones responsables de los personeros de la producción y del comercio, que han venido dando a conocer los factores y condiciones adversos en que se desenvuelve gran parte de las actividades económicas del país, han encontrado, en buena medida, autorizada confirmación en la franca y positiva exposición que, en este orden de materias, hizo Su Excelencia el Presidente de la República en su reciente Mensaje dirigido al Congreso Nacional y a la opinión pública chilena.
La crítica objetiva y el examen descarnado de estos problemas del más alto interés nacional, formulados con espíritu sereno y elevados propósitos, deben contribuir necesariamente a esclarecer los factores preponderantes que están pesando negativamente en el desarrollo económico para superarlos sin pérdida de tiempo, en beneficio de toda la chilenidad.
El Senador que habla ha demostrado, en sus palabras y en sus actitudes, que son de público conocimiento, su sincera comprensión y participación en los afanes de mejoramiento social que predominan en el país, en todo lo que tienen de justos y positivos. Y con criterio realista y constructivo, sabe que no puede haber progreso social verdadero sino sobre la base de justicia para compartir el fruto del trabajo creador, en un proceso de producción nacional bien organizado, en el que se sumen armónicamente los esfuerzos de todos los sectores económicos y sociales.
Tenemos así que compartir el planteamiento básico formulado en su Mensaje por el PresidenteFrei, cuando dice: "Distribuir en la estagnación nos conduciría a la ruina y no a la justicia social, acentuaría el proceso inflacionista-y sería un engaño trágico. Sólo en un proceso de desarrollo dinámico, el trabajador puede alcanzar una participación creciente en el producto nacional y un mejoramiento real del nivel de vida.".
Es ésta, sin duda, una verdad fundamental, el cimiento conceptual sobre el que debe descansar una política económica y social encaminada efectivamente a encontrar nuevos horizontes de prosperidad y justicia para todos los sectores de la población nacional. Apartarse de ella para dejarse llevar por el camino fácil, pero fatal, de distribuir deteriorando o destruyendo las fuentes de producción y de trabajo, sería el más cruel engaño a los humildes y el más condenable atentado contra la suerte del país.
La agricultura nacional.
Me propongo en esta oportunidad, señor Presidente, referirme en especial a los problemas que afectan a la agricultura nacional, tanto por su primordial importancia para el desarrollo del país, como por la preocupación preferencial que siento por la actividad básica para la vida mis ma de las provincias que tengo el honor de representar en esta Alta Corporación, provincias que conforman la extensa zona austral, fundamentalmente agrícola y ganadera, actividades de cuya prosperidad depende, en forma directa o indirecta, el bienestar de la inmensa mayoría de sus habitantes.
"La agricultura es el factor más decisivo para que el país pueda alcanzar su desarrollo. El crecimiento de la población, la escasez mundial de alimentos, los enormes gastos de importación, el número de trabajadores que ocupa, así lo indican." Son éstas palabras del Mensaje presidencial que comentamos. Y ¡agrega el Primer Mandatario : "Es un hecho que nuestra agricultura, como actividad, ha estado deprimida."
¿Cuáles son las causas de esta depresión? ¿En qué medida se están abordando para llegar pronto a una efectiva superación ?
Una explicación que se esgrime con facilidad desde el Gobierno, y a la que también se ha recurrido en el pasado, es la que atribuye influencia importante a los temporales y otros fenómenos climáticos adversos que han perjudicado seriamente algunos rubros de producción. Estos son factores efectivos, sin duda; pero no conviene darles un valor excepcional y extraño, ya que la agricultura chilena está constantemente expuesta a los estragos climáticos de todo orden, temporales o prolongadas sequías, heladas u otros fenómenos naturales que deterioran las cosechas o provocan pérdidas cuantiosas en determinadas zonas o productos, casi todos los años.
Hay que contar con ellos, pues son riesgos propios de nuestra agricultura y que muchas veces no son valorados en sus verdaderos alcances por los gobernantes y la opinión pública. Y es preciso compensarlos permitiendo un adecuado margen de capitalización y con la elevación de los niveles de producción, sin perjuicio de las medidas de emergencia que las circunstancias impongan.
Las exigencias del consumo interno del país son cada año mayores, como consecuencia del crecimiento acelerado de la población y de una mayor demanda de alimentos que forma parte de la elevación general del nivel de vida de nuestro pueblo, que no ha alcanzado las metas que anhelamos, pero que se viene acentuando en forma constante y notoria.
Los índices de producción agropecuaria no han aumentado en la misma proporción que las exigencias del consumo. Así se ha provocado un desequilibrio cada día de mayor gravedad, que el país tiene obligación de superar en un esfuerzo serio y efectivo de desarrollo económico y social.
No hay justicia cuando se dirigen ataques indiscriminados a los agricultores, suponiéndoles en forma generalizada vicios o negligencias contrarios al interés de la colectividad. Hay, efectivamente, agricultores retardatarios que no obtienen de sus tierras la producción adecuada o no observan una conducta justa con sus hombres de trabajo; pero también hay, y en gran número, empresarios agrícolas progresistas, a cuyo esfuerzo personal se debe un mejoramiento notorio en los métodos de explotación y en la calidad de las razas ganaderas para alcanzar los más altos índices de producción, al mismo tiempo que se preocupan de dar a sus empleados y obreros buenas casas, trato equitativo y salarios reales.
Puedo decir, con legítima satisfacción, que en la zona que represento predominan en forma manifiesta estos últimos: los agricultores progresistas, justos y eficientes.
Pero junto a los empresarios agrícolas de mayor significación por la extensión de sus tierras o el volumen de su producción, se distribuyen a lo largo del país miles y miles de pequeños agricultores, propietarios modestos, empobrecidos por las condiciones adversas en que se desenvuelve la agricultura, que no han tenido por ello posibilidades de progreso material y técnico, y que son los que mayor atención deben obtener de parte de los poderes públicos.
Falta de una, política agropecuaria.
Cuarenta años, señor Presidente, hace que la agricultura chilena vive sin que el país haya logrado trazar una política agraria seria, firme, definida.
La improvisación, el oportunismo económico, los precios políticos, dictados más por consideraciones partidistas o presiones demagógicas que por la técnica económica, alternados con estímulos de fomento circunstanciales y desarticulados, han formado el cuadro confuso y nebuloso en que se ha desenvuelto la agricultura, en ausencia de una política agraria nacional destinada a superar el estancamiento y alcanzar el nivel de producción que el país necesita.
Justo es reconocer que en Gobiernos anteriores han actuado hombres, especialmente algunos Ministros de Agricultura, que han hecho verdaderos y bien inspirados esfuerzos para cumplir esta obligación nacional; pero resultaron ellos mismos frustrados por la falta de continuidad en las perspectivas y de firmeza en las líneas trazadas, de parte de los sucesivos equipos gobernantes.
Hoy, más que nunca, es imperativa y urgente la necesidad de formular una política positiva de orientación y fomento de la producción agropecuaria.
El déficit alarmante que enfrentamos este año significa aumentar las importaciones de productos agropecuarios, con un gasto de divisas superior en 20% al del año pasado, gastó que se irá incrementando en tal medida que, suponiendo una mantención de la tasa normal de crecimiento de la producción interna, según cálculos oficiales, en tres años más tendremos que importar alimentos por un valor superior a 250 millones de dólares, a precios de 1965. En las condiciones económicas actuales que vive el país, ésta es una perspectiva ruinosa.
El Mensaje Presidencial, junto con reconocer estas realidades, da a conocer los aspectos centrales de la política agraria que ha delineado el Gobierno, la que debemos confrontar objetivamente con los problemas contingentes de la agricultura nacional.
Política de precios.
Reconociendo el Presidente de la República que los precios de la mayor parte de los productos agropecuarios se encontraban seriamente deteriorados al iniciar su mandato, anuncia que su objetivo es corregir ese deterioro, estableciendo una correlación de alza en los precios favorable a la agricultura.
Así -agrega- cuando el año pasado se fijó un margen de alzas al por mayor al sector industrial de 19% como término medio, a la agricultura se le señaló 25%, y este año, 13% al industrial y 24,4% a la agricultura.
Sin duda, es éste un camino adecuado que conduce a acortar las distancias que por largos años han existido entre los precios industriales y agrícolas, hasta llegar a corregir el deterioro de estos últimos, siempre que se mantenga tal norma en forma sostenida, sin vacilaciones, y siempre también que los costos de producción no experimenten aumentos más acelerados que los precios de los productos agrícolas.
Debemos señalar que desvirtúa esta política el aumento indiscriminado de los costos de producción y la comercialización artificiosa y negativa para el productor agrícola.
Como lo han expuesto reiteradamente las Sociedades Agrícolas del Sur, las alzas exageradas de precios de los insumos neutralizan o anulan en gran parte los aumentos que se han concedido en los precios de los productos. Así, por ejemplo, en el caso del trigo, en el año 1965 el precio tuvo un alza de 47,4 %, mientras los costos habían subido en 55,6%; y en el año en curso, el precio fue alzado en 32,8%, mientras los costos de producción subieron en 43,8%, con lo cual se mantiene el déficit de arrastre en su poder adquisitivo.
Este ejemplo demuestra, sin lugar a dudas, la necesidad de que el Gobierno actúe con firmeza y eficacia sobre los factores determinantes de los aumentos de los costos de producción, si quiere alcanzar resultados positivos en la política que se ha trazado.
A estos antecedentes hay que agregar el hecho negativo de que el Gobierno haya reducido la bonificación del uso de abonos, que era de 50% para la zona sur, a sólo 10% para 1966, con lo cual se ha eliminado virtualmente a las siembras en la zona austral y la más importante defensa de la fertilidad de los suelos.
Las consecuencias de estos factores tan negativos no se dejan esperar. En la provincia de Osorno, el área sembrada de trigo era de 35 mil hectáreas en 1964; disminuyó en 1965 a 17 mil hectáreas, y se calcula que este año no será superior a 15 mil.
Aunque haya variaciones en otras provincias, este ejemplo explica con evidencia las causas del déficit sin precedentes que sufre este año el país en su abastecimiento de trigo, cuyo costo de importación sube de 40 millones de dólares y obliga a comprar en dólares lo que pudo haberse producido en el país, gastando moneda chilena y estimulando la producción y el trabajo internos.
Nuevamente se recurrirá, para abastecer parte de este déficit, a los convenios de compra de excedentes agrícolas de los Estados Unidos, que, con el aliciente del crédito externo que significan, han venida ejerciendo corruptora influencia en el trato a la producción nacional.
Pero no se puede contar indefinidamente con ellos, transformándolos de un recurso de emergencia, en un sistema de abastecimiento usual. El movimiento demográfico mundial, cada día más acelerado, hace que naciones de todas las latitudes de la tierra deban recurrir a los excedentes de la extraordinaria capacidad de producción norteamericana, en demanda de alimento para sus habitantes. En las noticias del cable de estos días, hemos leído declaraciones del Secretario de Agricultura de Washington en el sentido de que Estados Unidos puede verse forzado a restringir sus envíos de trigo al exterior, a fin de preservar el abastecimiento interno del cereal, amagado por la sequía registrada en la región del medio este de ese país.
Así, para abastecer de pan el hogar de los chilenos, nos podemos ver en competencia con el pueblo de la India, que a menudo sufre hambre.
Son éstas, señor Presidente, enseñanzas que nuestros gobernantes y nuestra opinión pública tan inclinada ésta a criticar injustamente a la agricultura chilena no deben olvidar.
La leche y el ganado.
La enérgica y justa defensa que hace el Excelentísimo señor Frei de su reciente medida de alzar en 50% para el productor el precio de la leche, demuestra un concepto claro de estos problemas y una firme resolución de encarar, sin temor a la crítica demagógica, una nueva política de precios a los productores agropecuarios.
No podía contemplar impasible como se venían liquidando muchas lecherías, que han costado tantos años de esfuerzo de los productores más progresistas que han hecho cuantiosas inversiones en la formación de empastadas artificiales, adaptar sus campos y cultivos de forrajes, construir galpones, salas de ordeña y otras dependencias aconsejadas por la técnica moderna, y la formación de planteles de vacas de alto rendimiento lechero, que lamentablemente eran enviadas al matadero.
Si hay un rubro de producción en que la iniciativa privada ha gastado un mayor y bien coordinado esfuerzo, montando las lecherías en la forma ya expuesta y sus propias plantas industrializadoras, mediante cooperativas y empresas de productores, ése es, precisamente, la leche.
Sin embargo, una errada política de precios antieconómicos ha hecho decaer notoriamente la producción. Así, la disponibilidad por habitante bajó, de 111 litros en 1951, a 92 litros en 1965. De ese modo se provocó un déficit creciente en este producto vital para la niñez y salud de nuestro pueblo.
Forzoso es entonces perseverar en esta actitud, actualizar oportunamente los precios y acompañarlos de las demás medidas armónicas de seguridad y estímulo que induzcan a los productores a reconstituir y acrecentar sus lecherías.
El mensaje que comentamos contiene al respecto un pensamiento que, por su seriedad y consistencia, conviene destacar: "Sí queremos" -dice el Presidente- "pagar salarios mínimos en la agricultura equivalentes al salario industrial, mejorar la condición del campesinado, hacer una reforma agraria y, al mismo tiempo, no dar precios justos al productor, llevaremos a la quiebra a la agricultura y a la ruina, al productor, al campesinado y al país".
Entretanto, señor Presidente, la ganadería de carne recibe un trato hostil y atraviesa por un período especialmente difícil, que la puede llevar a su desintegración si no se corrigen con prontitud los términos económicos en que se desenvuelve.
Las drásticas limitaciones introducidas en el consumo de carne de vacuno, las importaciones indiscriminadas y las nuevas formas de comercialización con patrocinio oficial, han provocado distorsión entre la oferta y la demanda, en perjuicio de la producción. Afirman las Sociedades Agrícolas australes que las nuevas "centrales de compras, en su afán de capitalizarse, no han respetado las relaciones de los precios oficiales, alterando su proporcionalidad y pagando menos por el kilo vivo en las zonas productoras, pero sin la correspondiente rebaja de la carne al consumidor. Se han constituido, en otros términos, en simples intermediarios cuya actuación merece ser intervenida".
Entre los meses de noviembre a febrero últimos, por ejemplo, bajó el precio medio del kilo vivo de novillo en Santiago en alrededor de 20%, baja que tuvo efecto sólo en perjuicio de los productores, sin beneficio alguno para los consumidores, quienes siguen pagando el mismo precio por la carne de vacuno, cualquiera que sea el descenso del precio al productor. Las Sociedades Agrícolas de Valdivia, Osorno y Llanquihue, incluyendo a la provincia de Chiloé, elaboraron un bien estudiado plan de fomento ganadero, que fue elevado a conocimiento del señor Ministro de Agricultura con fecha 15 de abril último. En él sugieren las medidas de orden práctico que puedan sacar a la ganadería de su precaria situación. Es urgente que el Gobierno lo considere en toda su amplitud y adopte sin mayor retardo las medidas de fomento, crédito y comercialización planteadas por los productores.
Situación crediticia.
La asfixia de crédito y circulante que ha venido gravitando pesadamente en los últimos meses sobre las actividades económicas del país, tomó formas especialmente graves en las zonas de economía fundamentalmente agraria, en razón de los fenómenos que hemos venido analizando, que han provocado la descapitalización de la agricultura y el retraso en la comercialización de sus productos.
La falta de disponibilidades de la agricultura se difundió hacia el comercio, la industria y toda la vida económica de esas zonas, tal como lo representaron oportunamente al Gobierno las Cámaras de Comercio de las provincias más afectadas.
Los personeros del Gobierno y del Banco Central han sido plenamente informados de estos fenómenos, y esperamos que las medidas recién anunciadas para corregir los efectos funestos de la depresión sean en realidad suficientes y efectivas para lograrlo.
Las nuevas pautas de créditos para la agricultura y ganadería, puestas en vigencia por el Banco del Estado, constituyen un estímulo serio y bien dirigido, siempre que se mantengan en forma sostenida hasta lograr los objetivos económicos y técnicos que se proponen.
Hemos planteado, sí, la necesidad de corregir desde luego el trato que se da en los cultivos de trigo a la zona de Valdivia, Osorno y Llanquihue, elevando el porcentaje de ayuda cuando el trigo va asociado con forrajeras, a fin de lograr el doble objetivo de producción de trigo y empastadas, en una región que, por sus condiciones, se desplaza hacia la ganadería de leche y carne.
La confianza y la reforma agraria.
Señor Presidente, no quisiera terminar mis observaciones sin referirme con especial interés al llamado que, en diversas formas de pensamiento y expresión, contiene el Mensaje del Presidente de la República, dirigido a todos los sectores políticos, económicos y sociales del país, sin distinción, para que cada cual ponga su cuota de buena voluntad o su aporte creador en el empeño, que debe ser nacional, de superar el peligroso estancamiento económico que vivimos.
Después de dibujar el cuadro que presenta nuestra economía, en el que ya no es posible aumentar las disponibilidades fiscales con nuevos tributos; en el que cerca de 25% de los gastos de inversión y más de 30% de la disponibilidad de divisas para importar provienen de créditos externos, y en el que 75% de la inversión que se está realizando en el país proviene del sector público, límites que ya no se pueden sobrepasar y difícilmente mantener, el Presidente concluye exhortando a acelerar nuestro desarrollo económico mediante el aumento del ahorro. "Es indispensable" -dice- "una vigorosa respuesta del sector privado en todos los niveles".
Es indispensable, sin duda; mas para que esa respuesta se produzca, es necesario crear clima de confianza en cuanto a que se pide un esfuerzo estéril.
En la agricultura, ese clima de confianza se puede crear, en las actuales circunstancias, por dos caminos paralelos que se deben recorrer simultáneamente.
Uno, crear en los productores, con hechos precisos y concordantes, la convicción de que hay una política agraria firme, estable, orientadora, que ofrece seguridades de precios reales, estímulos positivos y mercados justos; que les permita nuevamente poner en marcha sus planes de inversiones, cultivos, explotaciones y crianzas, pues en la agricultura nada se puede improvisar.
Dos, crear, con hechos claros y en los términos de la Constitución y la ley, la convicción de que la reforma agraria, que muchos aceptamos como imperativo social de la época en que vivimos, no se ha de transformar en un instrumento desquiciador de la producción, de persecuciones o despojos arbitrarios, ni de agitación política estéril, sino en el instrumento serio, técnico, democrático y justo que el Primer Mandatario ha configurado en sus reiteradas declaraciones públicas, destinado a corregir los excesos de concentración de la propiedad de la tierra que sean efectivamente contrarios al interés colectivo; a hacer más propietarios entregando a quienes las hagan producir, aquellas tierras actualmente mal aprovechadas; a levantar a los pequeños propietarios de su postración, y a elevar los niveles de producción y de vida en los campos.
Si al productor consciente y laborioso, que no está en los casos ya señalados, se le da la seguridad de que va a ser respetado en su propiedad y no quedará entregado al capricho de funcionarios politizados, sabrá responder con generosidad y patriotismo al llamado que se le formula. Termino, señor Presidente, solicitando que se transcriban estas observaciones a Su Excelencia el Presidente de la República y a los señores Ministros de Hacienda, de Economía y de Agricultura.
-Se anuncia el envío del oficio solicitado, en nombre del señor Senador, de conformidad con el Reglamento.
"
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:IntervencionPeticionDeOficio
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2133
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:IntervencionPeticionDeOficio
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:PeticionDeOficio