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- rdf:value = " 12.-CONVENIO ENTRE EL GOBIERNO DE CHILE Y EL BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO PARA REGULAR LAS CONDICIONES DE LA OFICINA REGIONAL EN CHILE OFICIO EN NOMBRE DE LA CAMARA.El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Corresponde tratar el proyecto de acuerdo por el cual se aprueba el Convenio suscrito entre el Gobierno de Chile y el Banco Interamericano de Desarrollo para regular las condiciones en que funcionará la Oficina Regional en Chile.
Diputado informante de la Comisión de Relaciones Exteriores es el Honorable señor Martínez Camps.
-El proyecto de acuerdo, ompreso en el Boletín N° 10.366, dice:
Artículo único.- Apruébase el Convenio entre el Gobierno de Chile y el Banco Interamericano de Desarrollo, para regular las condiciones de la Oficina Regional en Chile, suscrito en Santiago el 17 de mayo de 1965."
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
En discusión general el proyecto de acuerdo.
El señor MARTINEZ CAMPS.-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra el señor Diputado informante.
El señor MARTINEZ CAMPS.-
Señor Presidente, el 17 de mayo de 1965 se firmó en Santiago el Convenio entre el Gobierno de Chile y e! Banco Interamericano de Desarrollo, por el cual se regulan las, condiciones del funcionamiento para la Oficina Regional de este Organismo en Chile.
Sus Señorías conocen el Convenio Constitutivo del mencionado Banco, al que tuvieron a bien prestar aprobación, en conformidad con la ley N° 13.904, de fecha 13 de enero de 1960.
Desde aquella fecha hasta ahora, el Banco Interamericano de Desarrollo ha prestado una importante colaboración a los planes del Gobierno de Chile, contribuyendo al financiamiento de proyectos en los campos de la industria, agua potable, vivienda, educación universitaria y financiamiento de exportaciones, por un total de 103 millones de dólares.
En el campo agrícola, el Banco Interamericano ha concedido ocho préstamos, por un total de 22.828.000 dólares, para proyectos de colonización, riego, crédito rural, estudios aerofotogramétricos y facilidades de mercados; y asimismo, con el objeto de mantener el ritmo de desarrollo industrial, ha concedido siete préstamos por un total de 46.600.000 dólares, tanto para el sector público como para las empresas privadas cuyo destino ha sido el de ayudar al financiamiento de proyectos industriales, mineros y pesqueros.
A su vez, los sistemas de agua potable de Concepción y Talcahuano, la ampliación del sistema del Gran Santiago y servicios de agua potable para cerca de 400 pequeñas poblaciones de la Zona Central del país, han recibido una ayuda financiera del mencionado Banco por un total de 8.645.000 dólares.
También el Plan Habitacional de Chile ha contado con el financiamiento de 15.982.000 dólares, proporcionado por el Banco, a través de la Corporación de Fomento de la Producción, la Caja Central de Ahorro y Préstamos, la Corporación de la Vivienda, Promotora de Vivienda y el Instituto de Viviendas Cáritas.
El Banco Interamericano de Desarrollo ha contribuido, además, al progreso cultural de nuestro país con 4.600.000 dólares repartidos entre el programa de Colegios Regionales de la Universidad de Chile, la Escuela de Salubridad y la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad Católica.
Finalmente, dentro del programa de estímulo a la exportación de bienes de capital entre los países latinoamericanos, miembros del Banco Interamericano, éste abrió una línea de créditos al Banco Central de Chile por la cantidad de 2.000.000 dólares y, además, se encuentran en trámite de aprobación nuevos préstamos, por un total de 50.000.000 de dólares.
La multiplicidad e importancia de las operaciones antes relacionadas han determinado que el Banco Interamericano de Desarrollo establezca una Oficina Regional en nuestro país, lo que, por razones obvias, contribuirá a que, en lo sucesivo, la tramitación de estas operaciones se cumpla de una manera más expedita, intensificándose, de este modo, las actividades que viene realizando en nuestro país en los más variados sectores de importancia para el desarrollo económico y social.
El personal del Banco que no sea de nacionalidad chilena estará exento de cualquier impuesto directo sobre las rentas procedentes de fuera de Chile, y podrá importar libre de derechos consulares y aduaneros u otros gravámenes, prohibiciones o restricciones, sus bienes muebles y efectos personales. Cuando sus funciones duren más de un año podrá importar un automóvil, quedando su transferencia sujeta a las normas que rigen la transferencia de vehículos del Cuerpo Diplomático.
De iguales franquicias gozarán los técnicos contratados con fines especiales para prestar servicios en el país, que no sean de nacionalidad chilena. Las personas que, sin ser funcionarios del Banco, sean miembros de las Misiones de éste o invitadas por él a su Oficina Regional en Chile para asuntos oficiales, gozarán de las prerrogativas e inmunidades señalada, salvo la de importar libres de gravámenes, prohibiciones o restricciones, un vehículo para su uso personal, bienes muebles y efectos personales.
Resumiendo, los funcionarios de la institución bancaria mencionada, que no sean de nacionalidad chilena, gozarán de las mismas exenciones, inmunidades y privilegios establecidos para los funcionarios de rango comparable de las Misiones Diplomáticas acreditadas en el país. Asimismo, el Banco, sus ingresos, bienes y otros activos, las operaciones y transacciones que efectúen de acuerdo con su Convenio constitutivo, estarán exentos de gravámenes tributarios o derechos aduaneros.
El funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores que informó a la Comisión declaró, en respuesta a una pregunta del Diputado que habla, que de ninguna manera las exenciones acordadas incidían en problemas de carácter previsional, lo que significa que, respecto de este personal, deberán aplicarse las disposiciones vigentes en nuestro país sobre la materia.
Este Convenio entrará en vigencia inmediatamente después de su ratificación, y podrá ser desahuciado por cualquiera de las partes mediante notificación escrita, la que surtirá efecto seis meses después de su recepción.
La Comisión de Relaciones Exteriores ha estimado convenientes los términos en que está concebido el presente Convenio, razón por la cual solicita a la Cámara se sirva prestarle su aprobación.
Nada más.
El señor MILLAS.-
Pido la palabra.
El señor BALLESTEROS (Presidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor MILLAS.-
Señor Presidente, en verdad todas las garantías que se otorgan, a través de este proyecto de Convenio, al personal dependiente del Banco Interamericano de Desarrollo son extraordinariamente excepcionales.
Se trata de que todo el personal del Banco mencionado gozará, en nuestro país, de una absoluta inmunidad de acción judicial o administrativa por cualquier acto ejecutado en cumplimiento de sus actividades. Todavía más, para levantar esa inmunidad se requiere una autorización especial de parte del Representante Regional del Banco, el cual podrá hacerlo sólo si considera que, con ello, no se perjudican los intereses de dicha institución.
Además, se establece en favor de los funcionarios del Banco, la exención de todo gravamen, incluso sobre el valor de los pasajes nacionales que usen en el ejercicio de sus funciones; la exención de todo impuesto directo sobre sueldos, emolumentos e indemnizaciones pagados por la institución, y la absoluta inmunidad de arresto personal, y de secuestro de su equipaje personal u oficial.
En el Convenio se establece también la exención de inscripción como extranjero, y la protección, de parte de las autoridades chilenas, no sólo en favor de los funcionarios, sino también de sus cónyuges y de los familiares y personas a su cargo, en las mismas condiciones que rigen para el persona] de las Misiones Diplomáticas.
En realidad, el otorgamiento de esta clase de privilegios al personal de una Agencia de un Banco internacional, por importante que sea, se contrapone con una tradición nacional y con aquel sentido "portaliano" de la igualdad entre extranjeros y chilenos, en cuanto a sus responsabilidades en nuestro país.
Estimo que no es necesario abundar en consideraciones sobre la importancia que tuvo la altivez y seriedad con que Portales sostuvo, en su tiempo, este principio.
Sin embargo, en virtud de este Convenio, se otorgan al personal del Banco Interamericano de Desarrollo franquicias excepcionales, que constituyen verdaderos privilegios, lo que significa adoptar la política que Portales llamó el "extranjerismo", o sea, la defensa ciega del extranjero que actúa en nuestro país.
Los comunistas somos celosos sostenedores del principio de respetar, sin asomo alguno de exclusivismo ni antipatías, a cualquier extranjero. Somos partidarios de no adoptar ninguna actitud que vaya en menoscabo de su persona. Pero también creemos que, frente a la ley, en cuanto a sus deberes y derechos, deben estar en una condición similar a la de los ciudadanos chilenos.
Pero estas disposiciones tendientes a otorgar las exenciones mencionadas a todos los funcionarios de este Banco, incluso a los subalternos y alos técnicos contratados por éste, o por otra entidad, con cargo a los recursos de una operación celebrada por el Banco, tienen una amplitud inmensa y desusada. Porque la verdad es que este Convenio no tiene limitación alguna y es de una amplitud verdaderamente extravagante.
Durante los últimos días se ha producido en Chile cierto escándalo con relación a la importación de algunos artículos extranjeros, haciendo mal uso de las franquicias que, indudablemente, el país otorga, dentro de ciertos márgenes, a los funcionarios que desempeñan actividades diplomáticas.
Pero, en el caso que nos ocupa, se trata de un Convenio similar al que se podría celebrar con alguna colonia atrasada, pues resulta altamente lesivo para nuestro país, dados los términos en que está concebido. En efecto, establece privilegios en favor de los extranjeros verdaderamente irritantes, propios de ser solicitados donde no exista un Estado de derecho, ni normas jurídicas de ninguna especie, como si el personal de este Banco, o los técnicos que éste contrate, estuvieran expuestos a que los coman los antropófagos; o quizás en qué difíciles situaciones.
Pero en Chile, los funcionarios del Banco Interamericano de Desarrollo, o de cualquiera de los organismos que realicen operaciones con él, están resguardados por el régimen jurídico general del país, el cual les proporciona todas las garantías que otorga a los ciudadanos chilenos.
Nos parecen verdaderamente lamentables y de extraordinaria gravedad los planteamientos de este Convenio.
Se han celebrado numerosas operaciones con este Banco y, en cada uno de ellos se ha llegado a un acuerdo y se han fijado las condiciones en que nuestro Gobierno cumplirá las obligaciones contraídas. ¿Qué necesidad hay, entonces, de establecer tantos privilegios cuando, precisamente, en el informe de la Comisión de Relaciones Exteriores se hace presente que se ha desarrollado, normalmente, esta serie de operaciones con dicha institución bancaria?
Si no se ha conocido jamás el caso de algún funcionario de ese Banco que haya debido soportar ninguna situación desagradable en nuestro país, ¿por qué es necesario este tipo de Convenios, Verdaderamente exagerados y absurdos, y con planteamientos tan absolutos, a través de los cuales se confieren inmunidades tan amplias a dichos funcionarios?
En el país hay desagrado frente a estas situaciones de privilegio en favor de un pequeño número de personas que trabajan en organismos internacionales y cumplen determinadas misionen en el extranjero y que, por el hecho de tener determinadas relaciones, puedan hacer uso de amplias franquicias del carácter indicado.
De acuerdo con el Convenio se conceden estas franquicias con una amplitud inusitada a un número verdaderamente limitado de funcionarios, no sólo de este Banco, sino a aquéllos que tengan algo que ver con esa institución bancaria.
A este respecto, expresa textualmente el Convenio:
"El personal del Banco y los técnicos contratados por éste o por otra entidad con cargo a los recursos de una operación celebrado por el Banco, gozarán de los siguientes privilegios e inmamidades". O sea, disfrutarán de privilegios extraordinarios, entre ellos el de las importaciones privilegiadas, sin limitaciones; la inmunidad absoluta respecto de su equipaje personal u oficial también está consultada sin restricciones. La única limitación que se pudiera considerar como tal, es la que exige que hayan sido contratados para funciones que duren más de un año, cuando se trate de importar un automóvil.
En estas condiciones, nosotros estimamos innecesario un Convenio de esta especie. Los parlamentarios de estos bancos consideramos que, si no ha sido óbice para concertar todos los acuerdos suscritos con el banco, y para su funcionamiento, establece este tipo de privilegios excepcionales, no hay razón para hacerlo ahora, con una amplitud que no corresponde a las relaciones de un organismo de crédito con un país, con un Estado soberano, como lo es Chile, cuyo régimen de relaciones jurídicas garantiza los derechos de todos los habitantes del país.
Por eso, los parlamentarios comunistas votaremos en contra de este Convenio.
He dicho.
El señor PARRA.-
Pido la palabra.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor PARRA.-
Señor Presidente, los Diputados democratacristianos votaremos favorablemente el Convenio en discusión, porque creemos que no vale la pena sembrar tal clima de sospecha en torno de la eventual actividad que el Banco Interamericano de Desarrollo realice en nuestro país. Por lo demás, la tendencia moderna es otorgar a los representantes de entidades internacionales un rango o tratamiento similar al que tiene el personal de las Misiones diplomáticas.
En consecuencia, este instrumento no tiene otro alcance que dar a los representantes superiores y extranjeros del Banco Interamericano de Desarrollo las facilidades que hoy día asombran a los parlamentarios comunistas, porque el hecho de que a los extranjeros se dé un trato diferente, puede ser mirado también desde otro punto de vista. Yo recuerdo haber leído en informaciones periodísticas, intervenciones de parlamentarios, de la tendencia del Honorable colega que acaba de usar de la palabra, en sentido inverso. En efecto, en otras oportunidades se han referido a que a los funcionarios chilenos hay que otorgar las mismas facilidades que normalmente se dan a los representantes diplomáticos y funcionarios extranjeros.
La tendencia que impera en éste y en los últimos convenios que ha conocido la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, es cada vez más severa por cuanto deja a los funcionarios chilenos, a los nacionales de este país, sujetos a nuestra ley común, en una forma más estricta que antes .
Comprobada la conveniencia, que no ha sido puesta en duda, de las actividades del Banco Interamericano de Desarrollo para nuestros planes económicos, creemos que las franquicias, inmunidades y otros privilegios que se otorgan a los funcionarios extranjeros no pasan de ser una consecuencia de una tendencia internacional, que trata de dar a los empleados de agencias de nivel internacional un trato similar al de los representantes diplomáticos.
Por lo tanto, votaremos favorablemente el proyecto en debate.
He dicho.
El señor MARTINEZ CAMPS.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el señor Diputado informante.
El señor MARTINEZ CAMPS.-
Señor Presidente, voy a dar lectura al artículo 10 del Convenio, para que los Honorables Diputados conozcan perfectamente los términos en que está redactado, porque se refiere a personas que no son funcionarios del Banco.
Dice: "Las personas que, sin ser funcionarios del Banco son miembros de las Misiones de éste o son" invitadas por él a su oficina en Chile para asuntos oficiales, gozarán, siempre que ellas no sean de nacionalidad chilena, de las prerrogativas e inmunidades especificadas en este Convenio, con excepción del derecho de importar, libres de gravámenes, prohibiciones y restricciones un vehículo, bienes muebles y efectos personales."
Esta es la estricta disposición establecida en el Convenio acerca de las personas que no son empleados del Banco.
El señor GODOY URRUTIA.-
Pido la palabra, señor Presidente.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor GODOY URRUTIA.-
Señor Presidente, la Honorable Cámara escuchó, hace unos instantes, las razones por las cuales los Diputados comunistas votaremos en contra del proyecto de acuerdo tratado por la Comisión de Relaciones Exteriores y que esta Corporación se propone despachar esta noche.
Contradiciendo en parte lo que acaba de expresar el Honorable señor Parra, en el sentido de que nosotros habríamos tenido un punto de vista diferente en algunas oportunidades al defender una tesis distinta, debo manifestar que verdaderamente trato de hacer memoria, pero no sé, en realidad, a qué casos podría referirse el Honorable colega.
En cambio, estamos conociendo, con una periodicidad alarmante, liberaciones que se han ido entronizando como una práctica hasta cierto punto desdorosa para nuestro país, porque ni siquiera se trata de convenios bilaterales, recíprocos, sino que se entienden en beneficio exclusivo de una de las partes. Algunos Honorables colegas podrán decir que esto se hace correspondiendo a los beneficios que el país puede recibir de determinados organismos de carácter internacional, de los cuales hay una gran multiplicidad en esta hora del mundo, amén de los que seguirán creándose.
Pero, la verdad sea dicha, nosotros les reconocemos un régimen que muy difícilmente se podrá conceder en un país que se precie del respeto a sus instituciones y de la aplicación universal de sus principios y de todas sus leyes.
A mí -créanmelo Honorables colegas me es sumamente violento usar la palabra "extranjero". He leído o he escuchado decir que Sarmiento, que vivió varias veces entre nosotros -una de ellas por largo tiempo-, contribuyendo con su capacidad a elevar nuestra cultura e interviniendo con su carácter apasionado en la discusión de nuestros propios problemas y en las grandes polémicas literarias que hubo en aquel entonces -estoy hablando de mediados del siglo pasado-, decía; "Para mí no hay insulto peor que me digan "extranjero". Digo esto porque, obligadamente he tenido que vivir fuera de mi suelo natal en algunas épocas de mi vida; y este hecho me inhibía de ejecutar acciones, que, por ser hombre de esta hora del mundo, me parecía tenía el deber de realizar o, tratándose de opiniones, el imperioso deber de emitir. Sin embargo, no pude realizarlas por las limitaciones propias del "extranjero", al que, como por ejemplo, en Méjico, no se le permite trabajar, incluso al acogido al derecho de asilo; y si lo hacen, para ganarse honradamente la vida, son puestos en la frontera. En este orden, la ley mejicana es implacable. En cambio, aquí en Chile, en una oportunidad casi hubo consenso unánime para permitir que profesionales distinguidos, como algunos médicos y también políticos, de la última deportación que hizo Brasil, acogidos al derecho de asilo en Chile, pudieran ejercer su trabajo, a pesar de lo que dispone el Estatuto Administrativo para quienes no tienen nuestra nacionalidad. Nos dio vergüenza esta situación, cuando supimos que una notabilidad de la medicina brasileña, que andaba en un estado, no diré mendicante, pero sí lastimoso para la dignidad de un hombre de capacidad y talento, no podía ejercer su trabajo, en un momento absolutamente excepcional de su vida, para ganar, honradamente, el pan para él y sus hijos.
Recuerdo que un ex colega conservador, el señor Eluchans, con el cual, fuera de la Sala, tuve ocasión de cambiar algunas palabras, en las pocas veces que lo hicimos, estaba de acuerdo con que era necesario plantear una modificación al Estatuto Administrativo, a fin de que, en situaciones de emergencia, como la que acabo de relatar, se permitiera a ciudadanos hermanos nuestros, de nuestro continente, que hablan un lenguaje común, y con los cuales tenemos, en cierto modo, un gran parentesco político, porque estamos luchando contra las mismas adversidades para desalojar los mismos problemas que hacen dramática la vida de la gente de nuestros países, acogerse a las franquicias de nuestras leyes. Pero este es un caso y Chile en esto tiene una gran tradición.
Otro contemporáneo de Sarmiento, un argentino brillante, que en el viejo diario "El Mercurio" de Valparaíso perteneció a su redacción, lo cual ahora sería bastante difícil aceptarlo, tratándose de un hombre como él, Alberdi, decía: "Muera el compatriota sí es reaccionario, y viva el extranjero si es un hombre progresista". Es decir, ¿cuántas veces en su vida uno no tiene más afinidad con el desconocido del otro lado de la frontera, que lo acoge, que con el compatriota que lo persigue, lo calumnia y trata de asfixiarlo por hambre?
Estas son realidades que hay que haberlas vivido alguna vez en la existencia para tomarles el peso.
Estas palabras, que aparentemente parecen fuera de la discusión, las digo para que se comprenda que los comunistas, que en muchos aspectos nos enorgullecemos en decir que somos internacionalistas y que, siéndolos, no hemos dejado nunca de ser chilenos, porque la vida entera de cada comunista está perfectamente adherida a ia de nuestro pueblo, siempre hemos sido eminentemente patriotas, en el mejor sentido de la expresión, interesados por la suerte de nuestro país, la defensa de su ]3atTÍmonio y por laborar el bienestar de nuestro pueblo.
Más de algo se nos podrá criticar, porque estamos a merced del juicio colectivo, así como nosotros también podemos opinar sobre las acciones y puntos de vista de los demás; pero nunca se podrá dejar de recordar a los precursores de nuestro movimiento, como fue, por ejemplo. Luis Emilio Eecabarren, a quien, veinte años después de su muerte, "El Mercurio" hizo un día justicia, en su editorial. Este tipo de justicia póstuma no nos interesa ni nos preocupa.
Digo estas palabras para que se vea que nuestro espíritu está limpio de prejuicio frente al hombre del otro lado de la frontera, que tiene otro pigmento y que habla una lengua que no entendemos. Después de todo, hay un lenguaje universal, que hace que los hombres se entiendan no sé como, pero que permite que nos comuniquemos sin el empleo de signos ni sonidos y que cambiemos impresiones recíprocas.
Sin embargo, hay un hecho ofensivo para nosotros. A cada rato leemos que soldados norteamericanos, funcionarios yanquis, hoy en Japón, mañana en la india y después en cualquier otro país del Asia o del Africa, violan mujeres, asaltan negocios, cometen delitos de sangre, a les que, por estar marginados de toda ley, no es posible aplicar códigos ni sanciones de los nacionales, porque los protege un fuero, como el que se concede por este convenio.
Yo me pregunto: ¿qué va a pasar en los Estados Unidos con aquellos dos marineros, que hace pocos días, en San Francisco, asesinaron a un joven estudiante chileno? En un país en que no sólo el negro es discriminado, porque hay una escala de discriminación en Estados Unidos que alcanza al portorriqueño, a los latinos y, en algunos casos, a los judíos, ¿qué va a pasar con esos dos marineros? Sin haber vivido allá, porque me basta la observación directa, estoy seguro de que no se aplicará sanción alguna, como no se aplica a los blancos que realizan verdaderos "pogroms" con los negros. Esto es evidente, porque los Estados Unidos protegen a los suyos en todas partes.
Por último, quiero hacer una denuncia, sujeta a cualquiera investigación que se desee practicar. No hay día de la vida que no entren en "manada" norteamericanos en nuestro país.
Un periodista me contó que el otro día se encontraba en una oficina de la Cámara de Diputados, cuando llegó ahí un supuesto historiador norteamericano a pedir la nómina de los parlamentarios del Congreso Nacional. Conversó con él, -hablaba español y le dijo que esto le interesaba particularmente, porque buscaba datos sobre el Partido Comunista de Chile. Es decir, si aquí en nuestra propia casa ocurren estas cosas, ¡qué de extraño tiene que haya espionaje! En nuestro país, los norteamericanos gozan de privilegios irritantes; son seres super nacionales, como ese espionaje llamado "superman" que figura en la historietas abracadabrantes para los niños. Ellos, repito, están investidos de una protección de la que los chilenos muchas veces carecemos. Por eso, dentro del concento de la igualdad, nos parece odioso que, con una frecuencia mayor de lo tolerable, sigamos aprobando convenios de excepción. Incluso, recuerdo uno que conoció esta Corporación hace pocos días, por el cual se extendían estas garantías al personal de servicio de esas embajadas.
¿Existe reciprocidad de parte de esta gente? Sus Señorías pueden averiguarle en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Casi no hay un solo norteamericano que al salir de Estados Unidos pague el derecho consular de ingreso, a nuestro territorio. Todos vienen adscritos a una u otra organización internacional; por esa razón quedan exentos del pago de tres o cinco dólares, por ese concepto, que es lo menos que deberían hacer antes de tomar el avión en Nueva York. No quieren ni siquiera, como quien dice, que les "saquen la mugre de las uñas", tratándose de cumplir con nuestras leyes.
La Cancillería tiene en su poder estas nóminas y sabe con qué tipo de visa entran ellos a nuestro país. Y esto es absolutamente cierto, conocido de todos.
Yo digo: ¿no hemos ido muy lejos en este tipo de privilegios, de concesiones? Pienso que sí y me parece que, como no hay reciprocidad, ha llegado la hora de dictar alguna ley que proteja también, de alguna manera, al chileno.
En Estados Unidos, cuando bajan los pasajeros de un barco o un avión, los latinoamericanos son los últimos a los cuales les revisan en la aduana los equipajes; y en la policía, su documentación.
El señor TUMA.-
Incluso cuando viajan con pasaporte diplomático.
El señor GODOY URRUTIA.-
Así es. Honorable colega. Le revisan hasta las pequeñas maletas con que algunos viajan, porque hacen abrir todas las valijas de los pasajeros.
El señor TUMA.-
Eso nos ha pasado a algunos parlamentarios.
El señor GODOY URRUTIA.-
A lo mejor, estas observaciones contienen una parte de injusticia. El calor de mis palabras, consecuencia del impacto que produce en nosotros este tipo de política, puede hacerme aparecer expresando sentimientos de desafectos a otros hombres, sólo por ser originarios de otra parte del mundo. En todo caso, tengo la esperanza de que en la Comisión Especial designada por la Cámara, y que ya está funcionando, se investiguen estos hechos.
Acabamos de escuchar palabras muy elogiosas para una colectividad hermana que ha contribuido en alguna medida al progreso de Chile. Pero, para no disminuir el efecto de las expresiones aquí vertidas, no quiero decir cosas que se oyen y se dicen a voces, respecto del trabajo de las mujeres explotadas por determinadas industrias acaparadas ])or ciertas colonias extranjeras.
Tampoco quiero hablar, algún día los obligarán a hacer, sobre cómo todos los diplomáticos violan las leyes sociales chilenas: no les hacen las imposiciones a sus cocineras, a sus choferes ni a sus porteros, no les pagan el salario mínimo ni el sueldo vital a sus dependientes; se niegan, en fin, a protegerlos. Y en esto acepto que hay también reciprocidad, porque los diplomáticos chilenos en el extranjero, a su vez, se resisten a cumplir estas mínimas obligaciones para con gente de aquellos países donde nos representan, con lo cual contribuyen a desprestigiar un poco a Chile.
Hace un año, una vieja empleada de la Embajada de nuestro país en Río de Janeiro me decía en el momento que esperaba ser recibido por nuestro Embajador: "Usted, señor, como chileno, ¿por qué no consigue de alguna manera que me cumplan con las leyes del trabajo? Yo llevo veinte y tantos años como empleada aquí y se acerca la hora de retirarme. ¿En qué condiciones voy a salir de esta Embajada después de tantos años". Entonces, así como condenamos lo que pasa aquí, no me parece digno de aplauso el comportamiento de nuestros embajadores en el extranjero, en este mismo aspecto.
Para terminar, debo decir que está en el Congreso un proyecto de acuerdo que ratifica un convenio -me parece que se refiere a la llamada Convención de Ginebra por el cual Chile y, en una palabra, el resto de los países signatarios se comprometen a regularizar su situación respecto de los personales nacionales que trabajan en embajadas extranjeras. Me parece útil y espero que sea despachado pronto, porque cuando se hace una denuncia sobre estas materias en la Cancillería se cruzan de brazos y se asilan en la extraterritorialidad; dicen que las leyes chilenas no rigen en tales casos. Y los embajadores y funcionarios representantes de uno u otro organismo internacional tienen la misma opinión. Ellos ganan en dólares, la moneda más dura y más firme, y pagan, en miserables escudos chilenos, salarios que, a veces, ni siquiera gente modesta de nuestro país se atreve a asignarle a los empleados a su servicio. Lamento haber tenido que decir estas palabras. No me hago ilusiones, ni espero que ocurra el milagro de que algún día se recojan estas opiniones, y se adopten medidas para evitar estos excesos de liberalidad, que conducen al abuso, nos dejan en una situación de indefensión respecto de otras naciones y de ninguna manera sirven para retribuir franquicias que se otorgan por nuestro país en el extranjero.
He terminado, señor Presidente.
El señor BUZETA.-
Pido la palabra.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra, Su Señoría.
El señor BUZETA.-
Señor Presidente, ya se ha informado que los Diputados democratacristianos votamos favorablemente este proyecto de acuerdo que consta de un solo artículo.
Concuerdo con muchos de los conceptos que se han expresado en esta sesión. Hace veinte días me entrevisté con el señor Director General del Impuestos Internos para hacerle presente mi inquietud.- que creo no es sólo del Diputado que habla, sino de todos los chilenos por estas ventas de toda clase de mercaderías importadas que se hacen en casas particulares, especialmente en algunas situadas en Las Condes y Providencia. Para ello se publican incluso avisos en los diarios, preferentemente los días viernes, sábados y domingos. Estas operaciones, por la forma privada en que se realizan, quedan exentas de impuestos.
Dicho funcionario estuvo de acuerdo en que esto es denigrante, porque ya no sólo los compradores se interesan por adquirir un automóvil o un televisor, sino que hasta ropa usada de los diplomáticos e incluso de algunos chilenos que se aprovechan de esta situación para colocar avisos con la leyenda: "Por viaje se vende.
El señor GODOY URRUTIA.-
Las Embajadas venden hasta las botellas de whisky vacías, que se usan después para vender el producto falsificado.
El señor BUZETA.-
Lo que es más grave, repito, es que estos vendedores no pagan impuesto. En algunas de estas casas existen hasta cajas registradoras, porque las ventas son fabulosas.
El Director de Impuestos Internos me dijo que existía un grupo de funcionarios encargados de fiscalizar estas transacciones, pero que no habían podido cumplir su misión, porque transitoriamente estaban dedicados a revisar muchos balances de contribuyentes que deseaban acogerse a una ley de excepción, recién dictada. Sin embargo, en mi presencia, impartió de inmediato las instrucciones para que se intensificara el control sobre las personas que realizan esas ventas, a fin de obligarlas a pagar impuesto.
Por eso, a pesar de que esto no está relacionado con el proyecto en debate, quiero aprovechar la oportunidad para pedir que se dirija oficio al señor Ministro de Hacienda a fin de que solicite al Director General de impuestos Internos que informe a la Cámara sobre la forma en que está fiscalizando estos casos que son de conocimiento público, y que constituyen un escándalo.
Nada más.
El señor CADEMARTORI.-
¡Qué se dirija en nombre de la Cámara!
Un señor DIPUTADO.-
En nombre de la Cámara, mejor.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Solicito el asentimiento unánime de la Sala, para enviar, en nombre de la Cámara, el oficio a que ha hecho mención el Honorable señor Buzeta, al señor Ministro de Hacienda.
Acordado.
Puede continuar Su Señoría.
El señor BUZETA.-
También, personalmente, estoy de acuerdo en que se debería legislar...
El señor ISLA (Vicepresidente).-
¿Me permite. Honorable Diputado? Advierto a Su Señoría que no se está refiriendo a la materia en debate.
El señor BUZETA.-
Ahora me voy a referir en forma más directa.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Ruego a Su Señoría referirse al proyecto de acuerdo en discusión.
El señor BUZETA.-
Señor Presidente, quiero recoger otras opiniones que se han vertido. También concuerdo en que se está procediendo con mucha liberalidad en el otorgamiento de franquicias a los funcionarios de organismos internacionales.
Ojalá que a corto plazo la Cámara legisle al respecto, porque yo creo que estas exenciones están constituyendo, francamente, un abuso.
Nada más.
El señor PARRA.-
Pido la palabra.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra Su Señoría.
El señor PARRA.-
Señor Presidente, en realidad, mi ánimo no es molestar a la Cámara con nuevas consideraciones sobre este particular, pero creo útil aludir a algunos planteamientos que se han hecho.
Ha quedado bien en claro que no se está debatiendo la conveniencia de realizar operaciones con el Banco Interamericano de Desarrollo, porque este asunto es ajeno al proyecto de acuerdo. Por lo demás, tampoco lo menciona el Honorable señor Godoy Urrutia en su extensa e interesante intervención. Pero, evidentemente, hay datos que resisten cualquier análisis.
El Banco Interamericano de Desarrollo le facilita determinada cantidad de millones de dólares al Gobierno de Chile, con un plazo ^de amortización de 29 años y medio y una tasa de interés de 1,25%. Son operaciones convenientes. En seguida, quiero insistir en que los privilegios que se le confieren a esos funcionarios de organismos internacionales tienen un origen que supera la voluntad de los países subdesarrollados y de las naciones ricas.
Se trata de una política impuesta por las Naciones Unidas a escala mundial. Es esta Organización la que exige que los funcionarios que cumplen misiones en el extranjero, en representación de organismos internacionales, tengan un tratamiento similar, no inferior al de los diplomáticos. Naciones Unidas celebra un convenio tipo, standarizado, sobre esta materia, con los gobiernos de todos los países que son miembros de esa Organización.
Sus cláusulas, entonces, han sido propuestas y aceptadas por todos los países del planeta, cualesquiera que sean sus riquezas, color político o sistemas de organización interna.
Por último, me parece que deberíamos ser un poco más cuidadosos -no quiero caer en cortesías blandengues los juicios que emitimos al referirnos a las representaciones diplomáticas extranjeras. Aquí se han hecho acusaciones generales contra las Embajadas. No se han precisado hechos. Esto me parece excesivo. Ahora sólo debemos remitirnos a la materia que se está discutiendo, esto es, el establecimiento de algunos beneficios y franquicias para el personal extranjero de la Oficina Regional del Banco Interamericano de Desarrollo que se instalará en nuestro país, privilegios que son similares a los que se conceden a los funcionarios de los distintos organismos internacionales, tanto en los países ricos como en los pobres. Esto, en el entendido que una cosa es la concesión que nuestro Gobierno hace a esos funcionarios extranjeros de estas franquicias, y otra la utilización dolosa que de ella puede hacer alguna de las personas favorecidas. Ese trato especial, repito, es el que normalmente se da a esta clase de funcionarios en todos los países y está sometido a un proceso que es aplicado por nuestro Gobierno, y debemos suponer que por todos los gobiernos, con energía y prudencia.
Por tanto, señor Presidente, reiteramos que votaremos favorablemente este proyecto.
He dicho.
El señor ARAVENA (don Jorge).-
Muy bien planteado.
El señor SIVORI.-
Muy bien dicho.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Ha terminado el tiempo destinado al Orden del Día.
Cerrado el debate.
En votación general el proyecto de acuerdo.
- Efectuada la votación en forma económica, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 38 votos; por la negativa, 12 votos.
El señor ISLA (Vicepresidente).-
Aprobado en general el proyecto de acuerdo.
Como no ha sido objeto de indicaciones, queda también aprobado en particular.
Terminada la discusión del proyecto.
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