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- rdf:value = " El señor TUMA.-
Señorita Presidenta, la Comisión de Economía y Comercio, a la cual pertenezco, estudió este proyecto en un tiempo "record", porque se pidió el trámite de la urgencia para su despacho. Por esa razón, no pudimos hacerle las correcciones ni formular las indicaciones que nos parecían convenientes.
Posteriormente, retirada la urgencia y calificada nuevamente, pasó a la Comisión de Hacienda, donde hubo tiempo para introducirle las modificaciones que creíamos necesarias.
Cuando se discutió el proyecto original en la Comisión de Economía y Comercio, los Diputados de la Oposición expresamos nuestra disconformidad con él, porque, a nuestro juicio, el Estado hacía un obsequio gracioso a las empresas. Como viene redactado ahora, beneficiará también a los armadores. En el fondo, lo que se desea es fusionar algunas empresas de armadores con otras empresas pesqueras para conciliar sus intereses, porque las primeras se encuentran en pésima situación económica.
Lo importante es que estos fondos se invertirán, en su mayor parte, en cubrir las deudas que los industriales tienen, por concepto de imposiciones, con las distintas cajas de previsión, para resguardar los intereses de los trabajadores. El Comité del Partido Socialista votará favorablemente este proyecto, para salvar en parte estas imposiciones, ya que la suma adeudada es todavía muy superior.
Lamento que, en la discusión de este proyecto, se hayan destinado solamente 15 minutos a cada Comité, porque deseaba hacer algunas observaciones respecto del problema de la pesca. Por eso, por falta de tiempo suficiente, me voy a referir a él en forma sintetizada.
Si bien es cierto que el decreto con fuerza de ley N° 266 dio incentivos para el fomento de la pesca en nuestro litoral, no lo es menos que, en la forma en que esta iniciativa fue orientada a través de la Corporación de Fomento de la Producción, los industriales se dedicaron sólo a la explotación de la anchoveta y a la fabricación de harina y aceite de pescado para la exportación, a fin de obtener la bonificación que ese decreto con fuerza de ley concede a los que exporten sus productos. Pero nadie se interesó en el consumo interno de los productos del mar. Ni la ley ni el decreto con fuerza de ley N° 266 coordinaron las labores de la pesca con el consumo, a pesar de que se creó el Instituto de Fomento Pesquero. No conozco ninguna iniciativa de este Instituto para colocar los productos del mar en condiciones favorables al consumo nacional.
Hace pocos meses, el Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción racionó la venta de carne de vacuno en el país. Esta medida, que obedece a la escasez del producto y a la falta de divisas para importarlo, se ha adoptado también en otros países. Pero el señor Ministro recibió críticas, bastante justificadas, a mi juicio, no por el hecho de que se haya suspendido la venta de carne de vacuno durante algunos días de la semana, sino porque no se buscó, con anticipación, el alimento que la sustituyera. El sustituto no está en la carne de ave, sino, como lo hemos manifestado, en los productos del mar. Tenemos 4 ó 5 mil kilómetros de litoral. Considerando la periferia de todas nuestras islas, tenemos más de 15 mil kilómetros de costas, en las cuales existe seguramente la fauna más rica del mundo en productos alimenticios. Sin embargo, estamos pasando hambre, porque ni la Corporación de Fomento de la Producción, ni el Instituto de Fomento Pesquero, ni el Ministerio de Agricultura, ni el de Economía, Fomento y Reconstrucción, ni ningún organismo del Estado se ha preocupado de que estos productos se encuentren al alcance del pueblo consumidor.
Por eso, junto con algunos colegas de la Democracia Cristiana, como los Honorables señores Ernesto Corvalán, Julio Montt y Pedro Stark, habíamos presentado una indicación a este proyecto para fomentar, a través de incentivos, la pesca y el consumo de los productos del mar en el país.
El decreto con fuerza de ley N° 266 coloca el pescado en la playa. Pero no existe ningún organismo que coordine su distribución desde la playa hacia el interior.
En nuestra indicación, proponíamos el establecimiento de un sistema de créditos, a través de la Corporación de Fomento de la Producción, a favor de las cooperativas pesqueras, de la Federación de Cooperativas Pesqueras.
Los esforzados trabajadores del mar, que arriesgan su vida en las faenas y viven en condiciones miserables, no han recibido jamás ningún beneficio del decreto con fuerza de ley 266. En cambio, 80 millones de dólares han ido a beneficiar a las grandes empresas pesqueras.
El país se está muriendo de hambre, porque no hay carne de vacuno, de cerdo ni de ave, y se tienen que importar pollos. Con poco dinero que se les hubiera entregado, las cooperativas pesqueras habrían tenido los medios para explotar los productos del mar. ¿Qué sucede ahora? Que el pescador...
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