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- rdf:value = " El señor MORALES (don Raúl).-
Señor Presidente, en la sesión 86ª de esta Honorable Corporación, de 11 de mayo de 1966, hice algunas observaciones en relación al problema que viven todos nuestros compatriotas que, por falta de obras públicas en la zona austral de Chile, deben pasar a la Patagonia argentina para ganar un salario. Hice un análisis de la situación social que deben afrontar estos obreros: mientras ellos trabajan en la Patagonia argentina, sus familias quedan en el austro de Chile. Al mismo tiempo, señalé el problema económico que surge en este conglomerado social de las provincias del sur ante la expectativa del envío de dinero y provisiones, por parte de cada uno de esos esforzados trabajadores, a su mujer e hijos que han dejado en territorio chileno.
Me preocupé especialmente, en aquella oportunidad, del sistema previsional. Señalé el hecho tan grave de que el hombre que va a buscar el salario a la Patagonia argentina regresa a Chile sin previsión, porque, si bien se le descuenta el 11% de su salario para este efecto sólo recibe ese beneficio, cuando está radicado en Argentina. Y lo más grave del caso es que regresa cansado, gastado, por la intensa energía que, en soledad y lejanía, desarrolló en el otro país.
La Cancillería contestó mis observaciones en forma detallada. Confirmó mi inquietud y se me prometió, al igual que a la Honorable Cámara, a través de un oficio que recibí, realizar todas las gestiones necesarias para concertar un Convenio laboral previsional que beneficiara a los obreros que trabajan en la Patagonia, especialmente en Río Turbio.
Desgraciadamente, ha transcurrido el tiempo y no hemos recibido información respecto a gestión 'alguna que concrete el Convenio laboral previsional para nuestros obreros, a fin de que regresen, al menos, con una pensión, cuyo monto, cualquiera que él sea, nunca podrá compensar lo que se trabajó y dejó en la Patagonia argentina.
En aquella oportunidad, me referí en especial a ese Convenio y debo insistir en ello ahora que estamos en conocimiento de los hechos sucedidos la semana pasada y que denuncié en la Honorable Cámara. En Río Turbio, yacimiento carbonífero fiscal argentino, a unos cuantos kilómetros de nuestra frontera, donde trabajan dos mil chilenos, se ha anunciado, a pretexto de reducir el gasto de las minas, el despido de 411 compatriotas.
Han sido despedido sólo ocho, pero lo grave es que se ha hecho una lista de despido de 411 obreros chilenos, quienes regresarán a Magallanes, Puerto Natales, Aisén, Chiloé, sin previsión y sin posibilidades de trabajo, engrosando así la ya inmensa falange de cesantes que allí existe por falta de industrialización y por la paralización de las obras públicas.
Me he entrevistado con el Canciller, al igual que una Comisión de Puerto Natales, que ha venido a Santiago a buscar antecedentes sobre la materia. Se ha dicho que las gestiones se están realizando a través de nuestra Cancillería y de nuestra Embajada en Buenos Aires; que en este momento se tiene pendiente el despido de los obreros, y que el Presidente de la compañía argentina viajaría a Río Turbio el 4 de septiembre con el objeto de tomar una resolución definitiva.
Pero, se produzca o no se produzca el despido anunciado de los 411 obreros, el hecho más grave será que, en todo caso, el país recibirá próximamente un gran porcentaje de chilenos que, en calidad de cesantes, ambularán por nuestros pueblos, campos y montañas del sur.
Existe en Argentina una ley de radicación cuya aplicación se ha venido prorrogando año en año. Ella exige que todo extranjero que labore en la Patagonia argentina, donde trabajan más de treinta mil obreros chilenos, debe radicarse ahí en forma permanente. Esto se ha venido postergando, porque se entiende que el obrero chileno que va a la Patagonia cumple su faena, realiza su trabajo y vuelve a su hogar. Y son muchos los solteros, también, que no pueden tener residencia definitiva en la Patagonia porque mantienen su hogar con lo que han economizado de sus salarios.
El Gobierno argentino ha dictado un decreto disponiendo el cumplimiento de la ley de migración argentina, por el que imparte orden a la gendarmería argentina para que proceda, a contar del 30 de noviembre, a expulsar del territorio a todos los obreros extranjeros que no estén sometidos a la ley de migración o de radicación permanente.
Esto significa que miles de compatriotas nuestros que están en la Patagonia deberán regresar, y no tenemos cómo recibirlos. En la zona austral no hay trabajo, no hay industrias ni obras públicas que puedan proporcionarles medios de subsistencia. Volverán a atravesar la cordillera en Chiloé, Aisén y Magallanes; volverán a cruzar los límites, perderán sus derechos a previsión, y ahora, en centenares, aumentará el número de cesantes formando un conflicto social y económico de gravísimas consecuencias no sólo para la zona austral, sino para todo el país.
Creo fundamental que la Cancillería realice no solamente gestiones destinadas a dejar sin efecto el despido de los 411 obreros, sino que, además, obtenga del Gobierno argentino la derogación del decreto, hasta el momento en vigencia, que ordena que el 30 de noviembre deberán ser expulsados de la Patagonia argentina los extranjeros que trabajen allí y que no tengan radicación permanente.
Debo hacer presente que la ley y el decreto mencionados no solamente ordenan expulsar a los nuestros, sino que establecen la pena de cárcel al patrón que dé trabajo a los extranjeros no autorizados a realizar tareas remuneradas; inclusive, sanciona al argentino que dé alojamiento a los extranjeros que no se sometan a esa legislación tan estricta.
Pido, en mi nombre, se envíe oficio al señor Ministro de Relaciones Exteriores, con el objeto de que su acción se empeñe no sólo en impedir el desahucio de los 411 obreros chilenos en Río Turbio, sino que, además, se hagan las gestiones necesarias para dejar sin efecto las disposiciones de la ley de migración argentina, que puedan afectar a los nuestros, y el decreto que ordena a la gendarmería proceder a la expulsión de nuestros compatriotas por no estar radicados permanentemente en la Patagonia Argentina, donde trabajan.
El señor SIVORI (Vicepresidente).-
Se enviará al señor Ministro de Relaciones Exteriores el oficio solicitado por Su Señoría, en su nombre...
El señor GUAJARDO (don Ernesto).-
Y en mi nombre, señor Presidente.
El señor JARAMILLO.-
También en el mío.
El señor CORVALAN.-
En nombre del Comité Demócrata Cristiano.
El señor MELO.-
Y en nombre del Comité Comunista, señor Presidente.
El señor SIVORI (Vicepresidente).-
. . .y en nombre de los Honorables señores Guajardo y Jaramillo, y de los Comités Demócrata Cristiano y Comunista.
"
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