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El señor MARINOVIC (Vicepresidente).- Ha solicitado la palabra la diputada señora Mónica Zalaquett, para referirse al proyecto de ley que establece obligación alimentaria mínima para adultos mayores que indica, que fue tratado en el primer lugar de la Tabla.
¿Habría acuerdo para concederle la palabra?
Acordado.
Tiene la palabra la diputada señora Mónica Zalaquett.
La señora ZALAQUETT (doña Mónica).-
Señor Presidente, queridos colegas, hoy quiero recordar un antiguo proverbio chino que dice: “El grado de civilización de una sociedad se mide por la forma en que trata a sus niños y a sus ancianos.”.
Nuestro país tiene una gran deuda con estos dos grupos. Lamentablemente, vivimos en una sociedad donde el respeto y la admiración por nuestros adultos mayores dejan mucho que desear. Ellos se han visto desplazados por una sociedad que tiende a idolatrar, cada día más, a la juventud, olvidando lo valiosos que pueden ser ellos, que son la voz de la experiencia.
La última encuesta Casen demuestra el aumento sostenido de la población de adultos mayores en Chile. Según la misma, el número de adultos mayores se ha duplicado en la última década, llegando a más de 2 millones 638 mil personas, que representan más del 15 por ciento del total de la población. Ésta es una estadística muy importante, ya que nos demuestra el innegable envejecimiento de nuestra población, situación que debemos reconocer y asumir. De ahí la importancia de esta moción, puesto que debemos adoptar medidas apropiadas para esta nueva realidad del país.
El Senama se ha impuesto como uno de sus objetivos más importantes la integración y valoración de nuestros adultos mayores, por lo que estoy convencida de que, como parlamentarios, podemos y, sobre todo, debemos luchar por sacar adelante todas aquellas medidas que ayuden a este importante sector de nuestra población a tener una vida digna y con el respeto y admiración que se merecen.
Considero que el proyecto que estamos analizando hoy es una buena manera de complementar todos los esfuerzos que hasta hoy se han hecho en pro de los adultos mayores, como es la reforma previsional, o la ley N° 19.585, que establece la obligación de alimentos para los ascendientes.
Este proyecto no solo ayudará a este importantísimo sector de nuestra población a tener una vida más digna y un mejor futuro económico, en los casos en que procedan los alimentos, sino que también generará el debido respeto que estas personas se merecen, educando así a las próximas generaciones en la responsabilidad por sus familiares mayores.
Esta medida es muy positiva, sobre todo teniendo en consideración las estadísticas a las cuales me referí, que nos muestran que el 7,9 por ciento del total de adultos mayores del país es considerado pobre y que el 1,8 por ciento vive en situación de extrema pobreza. Además, el Estudio Nacional de la Dependencia en las Personas Mayores, de 2010, realizado por el Senama, demuestra que del total de adultos mayores de nuestro país, el 24,1 por ciento es dependiente, es decir, requiere ayuda de otra persona para realizar sus actividades diarias.
Asimismo, es alto el número de adultos mayores con algún grado de discapacidad o que son muy frágiles. Por lo mismo es tan importante tomar conciencia de que este proyecto va en la línea correcta, puesto que su objetivo es proteger a estos grupos. Aun cuando la iniciativa no pretende establecer una obligación de alimento para todos los adultos mayores, ya que la procedencia de los alimentos deberá probarse en juicio, considero que el hecho de que exista una iniciativa para fijar una cuantía mínima, en los casos de adultos mayores que están en una situación delicada, aportará una necesaria certeza a estas personas que deben luchar cada día contra dificultades prácticas, físicas y psicológicas; ayudará a que puedan vivir una vida digna e integrada en nuestra sociedad; contribuirá a que puedan sortear las dificultades de sus años con mayor facilidad, y fortalecerá en sus descendientes la responsabilidad necesaria para atender las necesidades básicas de los adultos mayores más frágiles.
Pido a todos los colegas que no olviden a nuestros adultos mayores, especialmente a aquellos que tienen más dificultades y que están más desprotegidos, y que apoyen esta excelente iniciativa que no solo los protege y les da mayor seguridad para su futuro, sino que también nos enseña a ser más respetuosos y conscientes de la importancia y el valor que tienen para nuestra sociedad las personas que llegan a la adultez.
He dicho.
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