-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635129/seccion/akn635129-ds5-ds29-ds30
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Homenaje
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/3137
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- rdf:value = " El señor KRAUSS (de pie).-
Señor Presidente, Borges sostenía que los latinoamericanos, marcados tal vez por la espontánea indiferencia emocional de nuestro pasado indígena, éramos incapaces de expresar reconocimiento a nuestros semejantes mientras vivían. Que era necesario esperar que la muerte estableciera la profunda brecha de su misterio para que manifestáramos públicamente nuestros aprecios, afectos y estimas.
Ello no fue cierto, a lo menos en cuanto a algunos de los aspectos de la polifacética personalidad de don Juan Goñi Swiderski, recientemente fallecido y en el recuerdo de cuya memoria intervenimos en representación de la Democracia Cristiana.
En efecto, tanto en Chile como a nivel internacional, Juan Goñi conoció en su larga y provechosa vida, el reconocimiento que se otorgaba a su condición de dirigente esclarecido del fútbol profesional. Cuestión adicionalmente excepcional ésta, pues no es usual que quienes asumen con sacrificio y desinterés personal la tarea de dirigir equipos, asociaciones o federaciones deportivas, algunos de los cuales nos acompañan en esta ocasión, reciban con facilidad el respaldo de la prensa, de los jugadores, de sus colegas de organización y del público.
El dirigente deportivo, ni qué decir del fútbol profesional, es responsable de los fracasos; se le ignora en los triunfos y, a menudo, es víctima de imputaciones desdorosas y descalificadoras, generalmente injustas, que se mantienen en la impunidad del anonimato.
Afortunadamente, Juan Goñi no debió experimentar la amargura de la crítica irresponsable, ni la ingratitud, ni el desagradecimiento; por el contrario, en consideración a sus méritos evidenciados en los papeles que cumplió como dirigente de Colo Colo, de la Asociación Central y en la organización internacional del deporte, siempre se le asignaron, una vez cumplidas las gestiones encomendadas, los respectivos sitiales honoríficos reservados a los que no merecen tacha ni despiertan resistencia.
Aparte de las características personales y profesionales de Juan Goñi, ciertamente que se sumó el hecho de que, desaparecidos Carlos Dittborn y Juan Pinto Durán, le correspondió la tarea de liderar, configurando un notable conjunto de dirigentes, el comité organizador del campeonato mundial de fútbol, verificado en nuestro país, en 1962.
Ese evento sigue constituyendo, hasta ahora, el más grande momento del deporte nacional, que culminó esfuerzos iniciados en el congreso de la Fifa, de Berna, en 1954, materializados en Lisboa, en junio de 1956, en que se acordó que Chile sería sede del torneo mundial a que se aspiraba, en razón de que, repitiendo la frase de Dittborn, ahora transformada en leyenda: “Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”.
Fallecido Carlos Dittborn, quien, con el embajadorManuel Bianchi Gundián, fueron los artífices de las primeras gestiones exitosas, la conducción del comité organizador recayó en Juan Goñi, el cual debió enfrentar dificultades adicionales a las propias de la organización de esta clase de torneos.
Como se recordará, en mayo de 1960, nuestro país fue afectado por un terremoto que destruyó una parte importante del territorio nacional, y que indujo a los dirigentes a poner a disposición del Estado los recursos acordados para la proyectada Copa del Mundo, como entonces se la denominaba.
El Presidentedon Jorge Alessandri, a pesar de todo y demostrando sensibilidad política para con un deporte que, en verdad, no le atraía mayormente, mantuvo el compromiso de ampliar el Estadio Nacional, y con una readecuación del programa, la fiesta máxima del más popular de los deportes, se inauguró el 30 de mayo de 1962, conforme estaba acordado.
El Mundial del 62, como se le denominó en una canción popular de amplia difusión, fue un éxito organizativo y deportivo, considerada la calidad de los encuentros desarrollados, así como el nivel, hasta ahora no igualado, logrado por nuestra representación.
Adicionalmente, desde el punto de vista económico, no sólo produjo resultados satisfactorios, sino que ellos se rindieron cabal y oportunamente, lo que suele no ocurrir en esta clase de eventos, logro asignado esencialmente a la escrupulosidad y transparencia impuestas particularmente por el tesorero del Comité, Nicolás Abumohor, y por el propio Juan Goñi.
La imagen que personalizó la administración correcta y la ejecución acertada de ese campeonato fue la de don Juan Goñi. De manera que las distinciones que justificadamente se le asignaron, dignificaron a todos los dirigentes del fútbol profesional chileno de entonces, algunos de los cuales están aquí con nosotros, y, por lo mismo, su muerte es una pérdida y un menoscabo que a todos ellos afecta y entristece.
Sin embargo, Juan Goñi no fue sólo dirigente deportivo. La exposición luminosa de este aspecto de su vida, insensiblemente, disminuye otros ángulos de su personalidad, que era brillante y cautivante. Juan Goñi fue un excelente profesional del derecho. Formado en la facultad respectiva de la Universidad Católica, a la que llegó luego de alcanzar el grado de guardiamarina de nuestra Armada, se formó en el antiguo estudio de Alemparte, Barceló y Pinto, Ahumada 236, oficina 401, para luego establecer bufete independiente, y más tarde, ser cautivado por las actividades empresariales en el rubro de distribución y comercio de vehículos motorizados, donde alcanzó prestigio, respeto y éxito comercial.
Además, fue un hombre en el sentido que Unamuno otorga a la expresión “Nada menos que todo un hombre”, que formó e identificó con su familia natural, parte de la cual también hoy nos acompaña.
Asimismo, asumió la familia de las ideas y se comprometió con ellas. Juan Goñi fue militante y dirigente democratacristiano, como lo fue también su camarada de sueños deportivos, Carlos Dittborn. Ligado por una estrecha amistad personal con don Eduardo Frei Montalva, integró sus equipos de campaña en 1958 y 1964. Se le propuso como candidato a Senador por Santiago en 1965, lo que declinó. Fue representante del gobierno en diversas empresas estatales, e incluso se desempeñó como director del diario La Nación.
Su relación partidaria, que espiritualmente jamás abandonó, le significó incluso perjuicios y dificultades en su actividad comercial, hechos que no lo llevaron a claudicar ni de amistades, ni de lealtades. ¡Nada menos que todo un hombre!
Goñi fue invitado por Dios, justamente el día en que el sueño colectivo de Chile se identificaba con el encuentro con Brasil. La algarabía apabullante del espectáculo deportivo se silenció un instante en su recuerdo. No sé en verdad si ésa era la forma adecuada de homenajearlo.
Tal vez, el grito entrecortado del gol, el reclamo injurioso por la falta mal cobrada o la charla enhebrada con café y muchos cigarrillos, identificarían más el nervioso ejercicio que Juan Goñi hacía de la amistad y que se evidenciaba en la realidad corporal de sus pequeños ojos siempre cargados de entusiasta vivacidad.
Juan Goñi se ha ido con la satisfacción poco común de haber logrado unanimidades en su entorno. El dolor de su ausencia resulta, entonces, mitigado en parte para su familia, sus colegas de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, sus numerosos amigos, ante la evocación de este sentimiento plural y desprendido que Juan Goñi fue capaz de despertar, y que en esta ocasión, me ha correspondido manifestar y resaltar en nombre de los diputados del Partido Demócrata Cristiano, en particular hacia su viuda, doña Alicia Godoy, sus hijos y nietos.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635129/seccion/akn635129-ds5-ds29
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635129