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En el Orden del Día, corresponde ocuparse del proyecto de ley, en primer trámite constitucional, que elimina el 11 de septiembre como feriado legal.
Diputado informante de la Comisión de Gobierno Interior es el señor Víctor Reyes.
Antecedentes:
-Moción, boletín Nº 2185-06, sesión 7ª, en 10 de junio de 1998. Documentos de la Cuenta Nº 4.
-Informe de la Comisión de Gobierno Interior, sesión 13ª, en 7 de julio de 1998. Documentos de la Cuenta Nº 8.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado informante.
El señor REYES.-
Señor Presidente, vuestra Comisión de Gobierno Interior, Regionalización, Planificación y Desarrollo Social me ha encomendado informar sobre el proyecto de ley, originado en moción parlamentaria y con urgencia calificada de “suma”, que elimina el 11 de septiembre como feriado legal.
De acuerdo con los antecedentes contenidos en la iniciativa, el 11 de septiembre tiene la condición de feriado legal, en virtud de la ley Nº 18.026, de 1981, que así lo dispuso, y constituye uno de los feriados consagrados por nuestra legislación.
Los autores de la moción sostienen que su presentación se basa en que este año se cumple un cuarto de siglo desde el 11 de septiembre de 1973, lo que debería posibilitar la perspectiva histórica necesaria para debatir con seriedad y profundidad la justificación de dicho feriado.
Para fundamentar la eliminación del 11 de septiembre como feriado legal se señala un conjunto de razones, de las cuales paso a destacar las más relevantes.
En primer lugar, no se encuadra en ninguna de las categorías de feriados que consagra nuestra legislación: los religiosos, como Semana Santa, Corpus Christi, San Pedro y San Pablo -el 29 de junio-, la Asunción de la Virgen -el 15 de agosto-, Todos los Santos -el 1º de noviembre-, Inmaculada Concepción -el 8 de diciembre-y Navidad -el 25 de diciembre-; las fiestas nacionales que se celebran los días 21 de mayo y 18 y 19 de septiembre; las conmemoraciones internacionales como el 1º de mayo, en que celebramos el día del trabajo, y el 12 de octubre, en que se conmemora el descubrimiento de América. Por último, están las fiestas que tienen un carácter universal como el Año Nuevo.
Pues bien, el 11 de septiembre no cabe en ninguna de dichas categorías, porque, si se analizan en su fondo, cada una de ellas representa algo, sea en el ámbito espiritual, de los sentimientos patrios o de los acontecimientos relevantes. Todos los feriados incluidos en ellas son aceptados, unen y no dividen, que es precisamente lo que no logra el 11 de septiembre, porque es sinónimo de sentimientos que se contraponen y porque -algo reconocido por todos- no es un factor de unidad nacional ni de cualquiera otra naturaleza.
En segundo lugar, sostienen los patrocinantes, porque su eliminación no es afrenta para nadie, ni mucho menos para las Fuerzas Armadas ni para el Ejército en particular, el que, incluso, tiene dedicado un día especial para el recuerdo de sus glorias, como es el 19 de septiembre de cada año, que es celebrado con afecto y simpatía, en que Chile entero rinde homenaje sincero a una institución que es parte de lo mejor de su tradición y de su historia.
Por lo mismo, en una perspectiva de futuro, cuando todo aconseja sanear el pasado y superar los conflictos que lo caracterizan, una manera eficaz de lograrlo, junto con muchos otros gestos que podrían efectuarse, es, precisamente, a través de la supresión del feriado a que el proyecto se refiere.
En tercer lugar, fundamentan los autores de la moción, porque hay un evidente apresuramiento en la calificación histórica de los hechos culminados el 11 de septiembre de 1973, y porque tienen que ser el tiempo y el análisis ponderado y desapasionado los que sitúen, en su exacta dimensión, el carácter de dicha fecha. Mientras ello no ocurra, no procede otorgarle, por ley, un carácter que la historia no le ha dado.
Por lo mismo y por lo encontrado de las visiones y reacciones que existen sobre la materia, todo aconseja dejar atrás, al menos como feriado legal, una fecha que recuerda la crisis, la división y el enfrentamiento que afectó a nuestra sociedad y a nuestras instituciones, y deterioró de un modo tan prolongado y profundo nuestra convivencia ciudadana.
En razón de lo anterior y también en consonancia con los objetivos de modernización del país, afectados, en alguna medida, por feriados que no se justifican o por otros que podrían ser trasladados al lunes más próximo, como está planteado en un proyecto de ley, cuya resolución pende en este instante de la consideración de la Comisión mixta, vuestra Comisión de Gobierno Interior acordó, por mayoría de votos, aprobar el proyecto de ley que elimina el 11 de septiembre como feriado legal, para cuyo efecto, en un artículo único, dispone la derogación de la ley Nº 18.026.
Por último, dejo constancia de que el proyecto no contiene disposiciones que requieran de quórum especial ni tampoco, por cierto, artículos que deban ser conocidos por la Comisión de Hacienda.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Informo a la Sala que, en la reunión de Comités, se acordó destinar una hora de debate a este proyecto, en proporción al tiempo de la hora de Incidentes; por lo tanto, se votará a las 17.20 horas.
Además, solicito a los jefes de Comités que respecto de los diputados inscritos señalen, en su oportunidad, el tiempo que ocupará cada uno de ellos.
En el tiempo del Comité Partido por la Democracia, PPD, tiene la palabra el Diputado señor Antonio Leal.
El señor LEAL.-
Señor Presidente, el proyecto de ley destinado a eliminar como feriado el 11 de septiembre, es una oportunidad para terminar con aquellos emblemas que dividen a los chilenos, los retrotraen y les reproponen en su memoria momentos dramáticos de nuestra historia, que hoy debemos superar si efectivamente queremos construir un Chile integrado, donde nadie deje de estar incluido.
Para la mayoría de los chilenos, el 11 de septiembre representa un momento de dolor, sufrimiento y recogimiento; para otros, una gesta liberadora. Unos fueron detenidos y llevados ese 11 de septiembre a los campos de concentración, torturados, asesinados, y otros brindaron con champaña; pero cualesquiera que fuere la justificación y las razones, el día en que las armas impusieron sus razones, en que se incendió La Moneda, en que murió un Presidente constitucional, para nadie debería ser un motivo de regocijo, de celebración, de imposición, de denostación de la memoria de los otros.
Por ello, terminar con el 11 de septiembre, como un feriado legal, como un día de fiesta, y transformarlo en un día cívico, de reflexión nacional, es un gesto de generosidad y de reencuentro humano, que el Parlamento está obligado a dar.
Además, celebrar el 11 de septiembre es profundamente contradictorio con los principios y valores democráticos que todos los sectores representados en el Parlamento deberían profesar.
¿Cómo establecer correspondencia entre valores, principios y normas democráticos con la celebración de un día que, justamente, disolvió el Parlamento e instauró una dictadura que violó todo precepto democrático? ¿Cómo creerles en el tema de los desaparecidos que hoy, finalmente -espero que no sea una simple operación electoral- los precandidatos de la Derecha reconocen como un drama nacional, si no anulan la celebración de un día en que ya aquella mañana del golpe de Estado, desaparecieron decenas de personas, entre ellas, varios parlamentarios, chilenos connotados y simples ciudadanos? Sin duda, hay un problema de credibilidad y coherencia en el tema. Es una especie de test de conducta democrática, ya que eliminar la celebración del 11 de septiembre implica mirar hacia el futuro y no hacia el pasado, adoptar plenamente los símbolos de la democracia y no del autoritarismo, colocar por delante los valores de la vida y del respeto a los derechos humanos y no los de la muerte y la impunidad.
Unamos a los chilenos en las fechas y símbolos que para todos tienen un valor común. Construyamos pisos comunes en que todo el país se sienta representado. Que sea la fecha de nuestra independencia nacional -18 y 19 de septiembre- la que rescate los sentimientos patrios y nacionales.
Terminemos con la grosería de que este día de muerte sea festivo. Permítannos recordar a nuestros caídos sin odios. Todos seremos más libres y más dignos si el 11 de septiembre deja de ser un día festivo y si cada cual expresa sus convicciones en el marco del respeto hacia los sentimientos de los demás.
Espero que el Parlamento tenga la dignidad suficiente para producir este gesto y enviar esta señal al país.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor René Manuel García.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Señor Presidente, en verdad, esta fecha es interpretativa. Para algunos puede ser muy dolorosa y para otros no tanto, mientras que algunos la consideran como la segunda liberación del país.
Las palabras y los gestos de generosidad no se aplican demostrando odio ni recordando el pasado en forma maligna o perversa. Chile ya sufrió esa experiencia traumática. El 11 de septiembre -para mí, al menos-representa lo que inversamente para la Izquierda.
En ese momento, la Izquierda era gobernante y a lo mejor creía que lo estaba haciendo bien y posiblemente sin ninguna mala intención, porque no creo en los gobiernos malitencionados ni en la persecución entre unos y otros con mala intención, pero sí es claro que se cometieron errores y eso hay que reconocerlo. A lo mejor, por ambas partes, porque había mucha odiosidad en ese momento.
Quiero decir con mucha honestidad, y quizás con mucho dolor en mi corazón, que me pongo en el lado de las personas que perdieron un amigo, un pariente, un padre o un hermano. Ahí es donde se dan los gestos de grandeza. Ahí es donde el país comprueba si hay perdón o sigue la odiosidad. Por mi parte, felizmente, tuve la gracia de Dios de no perder en esos actos a un amigo, pariente o persona querida, aunque sí perdí algunos conocidos que luchaban en el bando contrario, en las Fuerzas Armadas, donde había gente que creía -y por eso los apoyamos- que estaba salvando al país.
Recordemos que en ese momento el Presidente de la República, don Salvador Allende, contaba con el 33 ó 34 por ciento de los votos. Entonces, no hablemos de inmensa mayoría ni de que estaba salvando al 70 u 80 por ciento de los chilenos. Sí reconozco que nunca más se deben cometer estos actos, que Chile debe respetar y seguir la senda democrática.
Quiero anunciar con mucha honestidad que votaré por que se mantenga el 11 de septiembre, y no por estar contra la unidad nacional, sino con la idea de dejarlo como un día de reflexión. Quiero que ese rojo en el calendario represente la sangre que cayó de ambos bandos; la de los del Ejército y la de quienes creían en la democracia del gobierno del Presidente Salvador Allende. Entonces, no se trata de gestos ni de creer que uno es más democrático porque borra una fecha, ni lo es menos porque la mantiene.
En verdad, quiero que el 11 de septiembre se recuerde para impedir a los chilenos cometer los errores del pasado y que la democracia se suspenda por los errores que nosotros mismos cometimos, a lo mejor, por uno u otro sectarismo.
Por eso, creo que esta fecha se debe mantener como feriado y votaré en contra del proyecto.
Espero de todo corazón que, ojalá, ésta sea la última vez que discutamos este tema y que no perdamos más el tiempo tratando de borrar una fecha que no fue establecida por los parlamentarios, sino por la Junta de Gobierno en ese momento, pero que la respetamos enormemente, y lo hago por razones iguales a las de los colegas. Entiendan mi postura. Sufrí exactamente lo que ustedes después del 11, pero a la inversa, y se los digo de verdad; sin embargo, nunca me he quejado y ésta es la oportunidad de decirlo.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Le ruego dirigirse a la Mesa, señor diputado.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Todos, quien más, quien menos, sufrimos algún atentado o persecución con uno u otro gobierno, pero si vamos a seguir por esta senda de recordar las odiosidades y dedicar el tiempo a sacarnos las costras de las heridas, no se van a aliviar nunca los sufrimientos.
Por lo tanto, votaré porque se mantenga el 11 de septiembre para que se convierta en un día de profunda reflexión y de respeto a uno y otro bando, y que Chile siga unificándose en los grandes temas, con mayor respeto a los derechos humanos y a las necesidades de las personas, porque el que la fecha sea azul o roja no va a impedir jamás que se siga recordando como el día en que Chile se liberó del comunismo.
-Aplausos en las tribunas.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Recuerdo a nuestros invitados en las tribunas que les está prohibido hacer cualquier tipo de manifestación a favor o en contra de los oradores.
Puede continuar el señor René García.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Gracias, señor Presidente.
Si quisiera ser despectivo, diría que para resguardar la democracia habría que votar por uno de los nuestros, porque si sale el señor Lagos, probablemente, cometa los mismos errores. No lo quiero decir, pero ustedes son los que están recordando los acontecimientos.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
Un señor DIPUTADO.-
Es la campaña del terror.
El señor GARCÍA (don René Manuel).-
Señor Presidente, éstos no son signos de reconciliación.
La verdad es que este tema lo hemos abordado seis veces en este período democrático, pero lo cierto es que esta fecha se seguirá manteniendo, este día, sea azul o rojo, será de reflexión; será el día en que Chile recuerde los errores de uno y otro bando y, en definitiva, el que, en el futuro, servirá para que nos unamos para un Chile mejor, sin necesidad de recordar a cada rato un pasado que fue bueno o malo.
Por ello, en honor a la verdad, y lo reitero, votaré por mantener este día como de reflexión para todos, y ojalá que no lo discutamos más y tengamos la paciencia de mirar hacia el futuro.
He dicho.
El señor MARTÍNEZ, don Gutenberg (Presidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Luis Pareto.
El señor PARETO.-
Señor Presidente, tal vez en términos distintos a los que acabamos de escuchar, nunca se podrá olvidar en la medida en que estemos permanentemente recordando.
No cabe la menor duda de que cada 11 de septiembre, desde Arica a Punta Arenas, se producen situaciones que el país quisiera evitar. Creemos que después de 25 años, desde el Pronunciamiento Militar hasta hoy, el 11 de septiembre para unos es legítimamente una fecha de dolor y sufrimiento, para otros, no tanto; y para muchos, tal vez fue justo o injusto, pero lo único que hace esta fecha es golpear todos los años la memoria de los chilenos, y especialmente de los jóvenes que aún no nacían para el golpe militar. ¿Y por qué a ellos que nacieron después del 11 de septiembre de 1973, les reiteramos y recordamos una fecha que no vivieron, que no conocieron y que ojalá nunca lo hagan? Creo que la persistencia en mantener como feriado el 11 de septiembre, le hace mal a la democracia; creo que no es bueno que todos los años estemos haciendo una confrontación.
Todos los 11 de septiembre que me correspondió vivir como ex intendente de la Región Metropolitana los recuerdo como fechas de enfrentamiento: actos de recordación para muchos que sufrieron, que estuvieron exiliados, que fueron torturados; para otros, tal vez la ocasión de justificar lo injustificable.
Debería haber un gesto que sí sería histórico: que sea el propio general Pinochet, hoy senador vitalicio, el que vote a favor del proyecto, porque mucho se habla de la reconciliación, pero todos los años el 11 de septiembre hay enfrentamientos.
¿O acaso en las poblaciones populares, por ejemplo, en la Villa Francia, de Estación Central, donde dos hermanos de apellido Vergara murieron masacrados, sus familias van a estar tranquilas el 11 de septiembre? ¡No, señores diputados! Debemos olvidar, buscar una fórmula real de reconciliación.
El Diputado señor René Manuel García dice: “Olvidemos; que todo siga igual y que todos celebremos el 11 de septiembre”. Eso no es así; la realidad es absolutamente distinta.
Si el Parlamento quiere hacer un gesto real de reconciliación, los señores parlamentarios deben votar a favor de la derogación del 11 de septiembre como feriado.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Darío Paya.
El señor PAYA.-
Señor Presidente, nuestra opinión en este tema es conocida. No es primera vez -esperamos que sea la última-que debemos volver a tratar un tema que debería estar zanjado por la historia.
Quiero ir al fondo de lo que se discute: si el 11 de septiembre debe seguir siendo feriado.
Como se ha dicho varias veces, para algunos es un día de recuerdo, de celebración con júbilo. Entiendo eso, porque recuerdo lo que experimenté siendo un niño de 9 años. En el barrio en que vivía, la comuna de Pedro Aguirre Cerda -por cierto que no es de gente de Derecha, ni mucho menos-, ese día -no entendía mucho de política-, en que se escuchaban disparos de chilenos contra chilenos y no de alemanes contra norteamericanos como en una película de guerra, que eran de verdad y, por lo tanto, había gente muriendo a pocas cuadras ahí, la gente se subía a los techos a izar la bandera chilena. Eso tiene un sentido muy claro: era una expresión de alivio de la gente que sentía que se acababa una pesadilla.
Es evidente también que para muchos el 11 de septiembre es motivo de recuerdo de circunstancias dolorosas, tristes, tanto en lo personal como institucional.
La pregunta es si una fecha que se conmemora como feriado debe ser un hito, un episodio, un evento, en torno al cual haya una opinión unánime, una evaluación única, positiva o negativa. Es evidente que no, porque si así fuera, ni el Día de la Raza podría celebrarse como feriado. Si hay una fecha causante de desunión entre culturas que hoy coexisten es, precisamente, el Día de la Raza.
Los no cristianos podrían objetar que fuera feriado el Viernes Santo y hasta la Navidad. Analícese cada una de las fechas que se conmemoran como feriado. No tienen que ser fechas de evaluación única, unánime, ni compartidas por todos.
Un feriado conmemora hitos trascendentes, momentos relevantes en la historia de un pueblo. Y no cabe ni una duda de que el 11 de septiembre de 1973 probablemente sea la fecha más importante por todo lo que encierra y representa, por lo sucedido antes y después. Probablemente sea la más trascendente de la historia institucional del país en este siglo. No hay una más apropiada en el calendario anual para que los chilenos reflexionemos sobre lo que fue el colapso de la democracia en Chile; acerca de las responsabilidades que todos los sectores tuvieron en él; respecto de los defectos que tenía el sistema institucional en Chile, los vicios que en él se desarrollaron y la necesidad de no volver a incurrir en ellos de nuevo.
Tampoco hay mejor fecha que el 11 de septiembre para reflexionar sobre los patéticos y desastrosos resultados que se obtienen cuando en la vida política y social de un pueblo hay gente que valida el uso de la violencia.
Y, probablemente, no hay tampoco mejor fecha que el 11 de septiembre de 1973 no sólo en Chile, sino que en el mundo, para meditar, reflexionar y celebrar lo que fue, gracias a Dios, el final del comunismo en la historia.
Por eso, a nuestro juicio, el 11 de septiembre tiene un significado que justifica plenamente su mantención como feriado.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
En el tiempo del Comité del Partido Socialista, tiene la palabra el Diputado señor Juan Pablo Letelier.
El señor LETELIER (don Juan Pablo).-
Señor Presidente, ésta es la tercera ocasión en que en nuestro hemiciclo se debate una moción parlamentaria destinada a eliminar del calendario el 11 de septiembre como feriado legal. Y lo volveremos a discutir una y otra vez hasta que se logre construir consenso sobre temas básicos.
Y es ser ciego -y se los digo por su intermedio a los Diputados señores Paya y René García- no advertir que esta fecha tiene algún significado. A lo menos, tiene dos terrible y diametralmente opuestos: para algunos, como aquí lo han dicho, es un día de liberación; para otros, lo percibimos como el inicio de la pesadilla más larga de la historia de nuestro país. Lo vemos como la fecha del golpe de Estado, de la traición de las Fuerzas Armadas al orden constitucional, el inicio de la persecución y de una práctica nunca antes conocida en nuestro país, como la detención y desaparición forzosa de personas. Para algunos, la imagen que tenemos en nuestra retina, el 11 de septiembre es el bombardeo de La Moneda y la muerte del PresidenteAllende. Para otros, tiene un significado diferente.
Pero lo que está en discusión es algo distinto. Dado que esta fecha no une y no unirá jamás, por lo doloroso que es para algunos, independiente de la cifra, porque algunos dirán que para la mayoría; otros, para la minoría, pero en marzo de 1973, la coalición gobernante recibió más del 41 por ciento de respaldo. Pero ése tampoco es el tema, sino que el punto de debate es una fecha, un feriado legal que divide, razón por la cual todos los 11 de septiembre, mientras lo mantengamos como feriado legal, serán días de confrontación, independientemente de lo que queramos las 120 personas que nos sentamos aquí.
En las calles, en las poblaciones, en las que se hacen recuerdos y se festeja, se generan dinámicas que no son las de una sociedad que se quiere encontrar. Si queremos mirar hacia el futuro, nuestra responsabilidad no es olvidar, porque esta fecha no la olvidaremos jamás, ni ustedes tampoco, pero sí eliminar aquellas cosas que nos dividen.
Por esa razón, les pido a los colegas de la Oposición que comprendan que para nosotros el 11 de septiembre es un día de violenta agresión que todos los años nos imponen a nuestras conciencias como seres humanos y chilenos, porque nosotros sufrimos y ustedes celebran. Si quieren, celebren, pero que el 11 de septiembre no sea un feriado legal.
Le pido a la Oposición que comprenda lo que son las fechas de encuentro, como la Navidad, que recuerda un momento muy importante para todo el mundo, así como las fiestas religiosas, en general, porque somos un país de raigambre católica. El recuerdo de las fechas nacionales, como el 18 de septiembre, día de las glorias del Ejército; el 21 de mayo, día de las glorias navales, tienen que ver con algo que nos une y no que nos divide.
El 11 de septiembre es la única fecha que no tiene que ver con festejos religiosos ni con gestas que nos unen, sino que se nos impone a algunos para los cuales es una agresión.
En atención a ello, a nuestra voluntad de mirar al futuro, a nuestra voluntad de reencuentro, que hemos demostrado con creces, formulo una apelación a la Oposición para que hagan gestos. La mantención de esta fecha obliga a que año a año se tenga que presentar un proyecto de ley para eliminarla y a que se realicen actos de confrontación en el país.
Por ello, no para olvidar, pero sí para contribuir al saneamiento, votaremos a favor de la moción, porque la mantención del 11 de septiembre, como feriado legal, es una afrenta a la unidad. Su eliminación, en cambio, constituye un gesto que las generaciones mayores deben hacer a los jóvenes del país, porque un porcentaje muy grande de chilenos no fue parte del conflicto y no tenemos por qué traspasárselo año tras año.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el honorable Diputado señor Roberto León por tres minutos.
El señor LEÓN.-
Señor Presidente, al discutir nuevamente este tema, es bueno que reflexionemos.
Cuando queremos eliminar un festivo del calendario, hay que partir por dos cuestiones básicas: una, la razón que se tuvo en vista para establecerlo y, la otra, si produce alguna división en los chilenos.
Quienes no son cristianos respetan las celebraciones que hacemos los cristianos y los católicos. Pero no podemos dejar de reconocer que la única fecha en que eso no sucede es el 11 de septiembre.
¿Cuándo se instauró este feriado legal? Después de que quienes triunfaron con la fuerza de las armas decidieron dejar constancia de ese hecho. Pero han pasado los años, y cuando en las discusiones de academia vemos que todos, sin excepción, dicen: “No queremos que en Chile vuelva a pasar jamás lo que sucedió el 11 de septiembre”, de una u otra manera aceptan y asumen un grado de autocrítica. Algunos han estado dispuestos a pedir perdón y otros todavía no lo hacen.
Pero también hay que reflexionar que, en el Parlamento, hemos sido capaces de dictar algunas leyes que demuestran la intención de mirar al futuro. Pero cuando hablamos de esto, una cosa emblemática que nos recuerda con mucha dureza, frialdad y crueldad la división entre los chilenos, no somos capaces de mirar hacia adelante. Siguen las discusiones de academia para decir “no” a que se repita la historia; continúa el caso del alcaldeLavín, ahora en campaña presidencial, quien no quiere comprender ni entender el drama de los detenidos desaparecidos. Pero cuando queremos dar un testimonio concreto, pues este país lo debemos construir todos, lamentablemente debemos escuchar los discursos de la Oposición, en los términos en que los hace.
Hago un llamado a la Oposición para que, así como en otros temas hemos sido capaces de legislar en conjunto para el futuro, una vez más lo hagamos aprobando el proyecto.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Alberto Cardemil.
El señor CARDEMIL.-
Señor Presidente, me propongo hacer un esfuerzo de serenidad -difícil, por cierto- para abordar un debate como el que hoy se nos impone, en un proyecto con urgencia calificada de “suma”, por razones fundamentalmente electorales y políticas, como lo probaré al final de mi intervención. Digámoslo claramente.
Pienso que para abordar una situación como la de hoy es necesario distinguir claramente tres planos distintos: uno, el personal, en el cual coincido con el Diputado señor Juan Pablo Letelier. El hombre es él y sus circunstancias. Todos tenemos una historia, una situación, una evolución, una perspectiva para mirar la vida.
El 11 de septiembre es fundamentalmente una fecha de eclosión histórica, que evidencia la pérdida de un consenso nacional, que se venía gestando desde tiempos muy remotos, como lo han estudiado todos los historiadores serios de nuestra realidad y desarrollo político. Chile venía evidenciando, desde 1900, proceso que se acelera entre 1964 y 1973, una pérdida de su consenso ideológico, doctrinario, político y social. El 11 de septiembre es una fecha que eclosiona esta ruptura de consenso y que golpea como un cataclismo histórico a las personas cuya realidad y dolor, muchas veces, hay que respetar. Eso me parece fundamental.
Pero ése no es todo el problema. También hay otro plano, pues la situación y el significado del 11 de septiembre debemos analizarlo desde una perspectiva histórica.
El gran historiador contemporáneo holandés, Johan Huizinga, decía que, en realidad, es difícil hacer historia, porque el sujeto que la hace y la situación que está abordando son un artefacto y un producto cultural. Uno siempre tiene una desviación, un clivaje cultural para interpretar la historia. Por eso, en primer lugar, es fundamental hacerla con perspectiva de tiempo. En segundo lugar, nunca falsificarla, pasarla de contrabando o hacer historia pequeña, de un período, de un día, de dos años, sin entender que tiene causas y efectos mucho más remotos. En tercer lugar, nunca se pueden aplicar, por reciente que sea, claves culturales de hoy.
Es posible hacer historia. Para ello, dejemos que los elementos se vayan decantando. Pero si hemos de referirnos al 11, hablemos de historia. Tengo aquí declaraciones del ex Presidente de la República, don Patricio Aylwin, en ese tiempo senador y Presidente de la Democracia Cristiana, con una versión sobre esa fecha, que no podemos ignorar.
Dice el 24 de septiembre de 1973, a pocos días del 11: “Yo sostuve, desde hace bastante tiempo, que Chile marchaba en una experiencia muy parecida a la de Checoslovaquia, en el período 1943, en que progresivamente los elementos totalitarios fueron ganando posiciones. Marchábamos, y el 11 de septiembre significó anticiparse a los hechos, hacia un golpe de Praga, hacia una situación parecida al golpe de Praga...”. Hecho y declaraciones históricas.
Quizás una de las visiones más lúcidas sobre el 11 de septiembre fue la del ex PresidenteEduardo Frei, en su célebre carta a Mariano Rumor. Es una carta apasionada, un análisis rutilante, sutil, punzante, pormenorizado de la historia de Chile y de la situación que se desencadenó y produjo el 11 de septiembre. Todos ustedes deben conocerla.
No quiero citar innumerables párrafos, que sitúan esa fecha en su perspectiva histórica, sino sólo aludir a uno que me ha golpeado en la revisión apresurada que hice de ella en estos minutos, especialmente por lo que nos dice a los diputados que hoy estamos discutiendo en esta sesión.
¿Qué dice don Eduardo Frei a don Mariano Rumor, a propósito del 11 de septiembre de 1973?: “Quiero terminar diciéndole, Presidente de la Democracia Cristiana, en esta ocasión, que recuerdo dos hechos de mi viaje a Europa en 1971. En esa oportunidad, un gobernante europeo me dijo que nuestro país estaba perdido, y agregó textualmente: “Cuando el comunismo agarra, nunca suelta”.”
(Se trata de arqueología, tal vez. Cayó el muro de Berlín, el comunismo está sepultado y se ha evidenciado el gigantesco error demagógico que significó, pero en ese tiempo era una realidad evidente).
“Cuando el comunismo agarra, nunca suelta. Pero después un alto representante de la Democracia Cristiana en el gobierno de su país manifestó que el caso chileno era un caso perdido. Le dije -expresó Frei- que estaban equivocados, porque si bien Chile quería avanzar en un proceso de transformación social, jamás aceptaría un régimen totalitario. Los dos me miraron con esa benevolencia con la que se trata a un visitante ingenuo”.
Continúa Frei: “Con la misma seguridad con que afirmé en ese entonces que Chile saldría adelante, puedo afirmar hoy que, pese a lo duro y doloroso que puede ser el esfuerzo, nuestro país se levantará y volverá a dar una lección de democracia y libertad.
“En esa tarea está empeñado este país -dice Frei- y mi partido, la Democracia Cristiana, una vez más, desempeñará un papel conforme a lo que ha sido su historia y su porvenir”.
Palabras apasionadas, que no tratan de contemporizar. También hay un intercambio epistolar, que todos debemos tener presente, publicado en los diarios en estos días, entre don Eduardo Frei y don Bernardo Leighton, que de nuevo sitúan al 11 de septiembre en la perspectiva que debe tener.
Yo me quedo con eso, sin seguir tirándonos al rostro trozos de la historia, la sangre de nuestros muertos, de los de allá y de los de acá. Me quedo con los niños que están oyendo este debate, que no habían nacido el 11 de septiembre; me quedo con un país que asume su historia, que la entiende como un todo, con causas y efectos mucho más profundos que los simplemente anecdóticos, que los simples titulares de los diarios; con un país que sigue avanzando en construir un futuro mejor, una democracia mejor, en el cual queremos que nunca más se produzca una explosión cataclísmica de su consenso político, doctrinario, ideológico y social.
Hay aún un tercer plano. Si lo que se quiere verdaderamente es dejar que la historia haga el juicio que corresponde, lo que debemos hacer, con prudencia y humildad, pues no hay soluciones perfectas, es dejar a la reflexión de esta generación y de las que vienen lo sucedido el día 11.
En este interés por terminar con el feriado del 11 de septiembre no puedo advertir sino el deseo de agitar, de traer a colación los argumentos, una y otra vez, como decía el Diputado señor Juan Pablo Letelier, y que nos sigamos enfrentando y enfrascando en análisis históricos que nunca seremos capaces de hacer con la verdadera dimensión y capacidad que se requiere.
¿Por qué digo que estamos sometidos a un debate absurdo? Porque precisamente para evitar estas situaciones, en agosto de 1995, nuestra bancada propuso trasladar el feriado del día 11 y muchos otros al lunes siguiente, como sucede en todos los países civilizados. En esa oportunidad, el 31 de agosto de 1995, el Ministro del Interior, don Carlos Figueroa -tengo en mi mano el documento-, le dijo a nuestra bancada que el Gobierno no tenía apuro en este asunto, que no estimaba conveniente darle urgencia a un proyecto de esta naturaleza. Entonces, pregunto por qué ahora se renueva una discusión absurda que, más que calmar los ánimos y producir las instancias de reflexión que todos necesitamos para aprender de la historia y construir un mejor futuro, tiende exclusivamente a un aprovechamiento político electoral. ¿Por qué se da urgencia a un proyecto de esta índole y se somete e impone a esta Cámara de Diputados a un debate tan absurdo, tan sin significado, tan de troya corta, tan ciego como el actual?
Nuestra bancada votará en contra del proyecto, porque lo único que hace es agitar, en vez de pacificar.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Enrique Krauss.
El señor KRAUSS.-
Señor Presidente, diversas intervenciones han marcado el sentido de los días transformados en festividad. El primero en la historia de la humanidad y en la nacional es el domingo; último día de la semana civil, primero de la litúrgica, consagrado por las distintas religiones al recuerdo y exaltación del Señor en el cual creen. Desde allí, desde ese sentido de asignación de una jornada diaria consagrada a objetivos de este carácter se derivan las otras festividades. Incluso, nuestro país tiene la circunstancia excepcional de contar con días festivos religiosos que no corresponden a las festividades litúrgicas, porque durante el gobierno del PresidenteFrei Montalva fue trasladada la actividad litúrgica al día domingo; sin embargo, el gobierno militar, en un impulso de religiosidad, restableció algunos de esos feriados, como Corpus Christi, la Ascensión del Señor, y el 29 de junio, pero no se preocupó de conversar con las iglesias que efectivamente consagran y materializan esas festividades.
Entre esos feriados está el 11 de septiembre. Se ha dicho, específicamente por el Diputado señor Paya, con razón, que estas jornadas tienen el sentido de celebración y de júbilo.
¿Qué celebramos el 11 de septiembre? ¿Celebramos el colapso institucional; el derrumbe de la democracia, que constituía una tradición importante en la historia institucional chilena, o el choque de irracionalidades, respecto de lo cual todos quienes teníamos responsabilidades políticas y civiles en 1973 debemos asumirlas frente a la historia?
Se nos invita a que el 11 de septiembre sea un día de reflexión. ¿De reflexión de qué? ¿De los errores cometidos? ¿De los efectos negativos que esos yerros tuvieron en la vida social chilena? ¡Si la gran reflexión acaeció cuando se recuperó la democracia el 11 de diciembre de 1989, cuando con participación de todos los sectores, incluso de las Fuerzas Armadas, el país retomó el camino de la democracia, camino aún no concluido!
Se sostiene: “Es bueno que reflexionemos y que conmemoremos o suframos, según nuestras inclinaciones políticas.” Y se nos leen documentos que -se supone- constituyen un juicio histórico, en circunstancias de que éste se inicia cuando se impone el 11 de septiembre como feriado legal. ¡Si el juicio histórico está pendiente! En consecuencia, es absolutamente improcedente la celebración de una fecha que no nos dice nada y que sólo nos provoca dolor y separación, efecto que todos los aquí representados, todos los que constituyen la soberanía nacional, han instado a superarlo; sin embargo, se persiste en mantener la simbología de la fecha roja del 11 de septiembre.
Por fortuna, el país ha tenido pocas brechas institucionales. Sin embargo, ni Manuel Bulnes estableció como feriado el día de la batalla de Lircay, ni Jorge Montt los de Concón y Placilla. ¿Por qué persistimos en mantener esta fecha, que es una profunda herida abierta, de la cual todos somos responsables? Por eso, una vez más, hemos optado por derogar dicha fecha, que no nos enaltece ni nos interpreta.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Carlos Recondo.
El señor RECONDO.-
Señor Presidente, dado que este Parlamento conoce nuestra posición respecto del proyecto en discusión y su visión sobre el pasado y el 11 de septiembre en particular, formularé sólo un par de reflexiones al respecto.
En nuestra opinión -y debería ser el parecer de nuestra sociedad-, nunca hubo intencionalidad perversa en la actitud de las Fuerzas Armadas al asumir el poder el 11 de septiembre. Muy por el contrario, ellas decidieron salvar a la sociedad civil amenazada por las circunstancias de ese momento.
Lo que hoy nos permite reflexionar como verdad para todas las sociedades del mundo y que todas han podido comprobar a lo largo de su historia, es que las intervenciones militares traen consigo, como consecuencia negativa, unas más y otras menos, violaciones a los derechos humanos, y que las experiencias más negativas que conoce el mundo son las de las dictaduras comunistas, en cuanto a la cuantía de esas violaciones.
¿Cuál es la responsabilidad civil de la dirigencia política en estos hechos? No permitir que se generen condiciones para que una sociedad pueda llegar a las condiciones de confrontación, como las que generaron el 11 de septiembre de 1973.
La mayoría de los representantes de estas bancadas pertenecemos a una generación a la que le cabe muy poca o, tal vez, ninguna responsabilidad en el clima confrontacional que Chile tuvo que vivir en el período previo a 1973. Por el contrario, nos sentimos partícipes de una generación que contribuyó con gran vocación para poner a Chile en un nuevo camino, que le permite mirar con optimismo su futuro.
Queremos mantener el feriado del 11 de septiembre, no para celebrar ni para revivir los dolores de la historia, sino para advertir que nuestras irracionalidades son capaces de llevar a la sociedad a extremos cuya recuperación nos hará caminar por senderos dolorosos. Queremos mantener el 11 como una señal para que la sociedad civil no olvide la responsabilidad que nos cabe a cada uno para que nunca más lleguemos a condiciones como las que se vivieron en los períodos anteriores a 1973.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
En nombre del Comité Radical, tiene la palabra el Diputado señor Carlos Abel Jarpa, por dos minutos y medio.
El señor JARPA.-
Señor Presidente, todos hemos llegado a esta Corporación con el ánimo de que en el país haya un clima de progreso, el que no podrá ser posible si no se crea un ambiente de paz y prosperidad.
¿Qué es un día festivo? Es un día que, en general, llama a la unidad y a la alegría. Los colegas que me han precedido en el uso de la palabra, como los Diputados señores Paya y Krauss, han dicho que, habitualmente, los festivos se transforman en días de alegría; pero también se ha expresado que el 11 de septiembre es un día que no nos une, ya que para algunos es una fecha de alegría, y para otros, de dolor. Aquí no estamos emitiendo un juicio histórico, sino mirando esta situación en forma futurista.
Como creo que hay que humanizar la política, relataré un hecho.
Ingresé a la Escuela de Medicina en 1962 -no he olvidado que un profesor de tisiología, ramo que ya no se enseña en las escuelas de medicina, nos dijo una vez: “Jóvenes, no se olviden que son médicos y, aun en la guerra, su función va a ser sanar a pacientes.”-, junto a otros adolescentes: Luis Alberto Barra García, Vicente Cepeda Soto, Arturo Hillers Larrañaga, Jorge Jordán Domic y Absalón Wegner Millar, quienes nos recibimos de médicos cirujanos en mayo de 1969. Estos queridos compañeros, que eran médicos generales de zona, fueron localizados en sus lugares de trabajo o en sus domicilios para ser ejecutados o hechos desaparecer en 1973.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Se acabó el tiempo que se le asignó, señor diputado.
El señor JARPA.-
Termino de inmediato, señor Presidente.
En nombre de mis ex compañeros de la Escuela de Medicina que mencioné, solicito a todos mis colegas que no hagamos una votación por bancada, sino que cada uno reflexione si este día festivo une o no a los chilenos, y apelo a la generosidad de todos mis colegas para que deroguemos el 11 de septiembre como día festivo.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Exequiel Silva, por tres minutos.
El señor SILVA.-
Señor Presidente, cuando este proyecto fue tratado en la Comisión de Gobierno Interior, el Diputado señor Eduardo Díaz se abstuvo en la votación, argumentando que él no había nacido el 11 de septiembre. Recogió así, las expresiones del Diputado señor Luis Pareto.
Otros, tal como lo puntualizaba el Diputado señor Paya, éramos muy niños en esa fecha. A lo mejor, efectivamente como él recuerda, hubo gente que el 11 de septiembre celebró con banderas; pero también es cierto que, a partir de esa fecha, compatriotas nuestros empezaron a sufrir el desaparecimiento de sus familiares; tuvieron que salir del país, o vieron disgregarse sus familias.
El debate en la Sala refleja la desunión que provoca el tema. No pretendo convencer a los Diputados señores Cardemil, Paya y García, don René Manuel, de la visión que tengo sobre el 11 de septiembre de 1973, ni que ellos me convenzan.
Es efectivo que, tal como se ha señalado casi por la unanimidad de los diputados que han hablado, ésta es una fecha que desune a los chilenos. Ya lo decía el Diputado señor Krauss, ¿qué habría sucedido si a fines del siglo pasado se hubiera decretado feriado por la batalla de Placilla o la de Concón? ¿Habría sido posible el reencuentro de los chilenos después de esas fechas? El desencuentro es lo que ocurre permanentemente el 11 de septiembre.
El Diputado señor Pareto nos recordaba en la Comisión lo que le ocurría a él, cuando fue intendente, cada vez que se celebraba el 11 de septiembre.
Por lo tanto, pido que seamos capaces de pensar en el dolor de muchos, reconocido por algunos en su carrera presidencial, quienes, después de muchos años, mejor dicho, conocen el dolor de los familiares de los detenidos desaparecidos. Pero ese dolor no es de ahora; se arrastra por años.
Por el respeto a esta gente y a nuestras diferencias, que cada uno siga teniendo su propia visión del 11 de septiembre; pero, por favor, no nos impongan algunos esta fecha como feriado, ya que para una cantidad muy significativa de chilenos representa un tremendo dolor.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Mario Bertolino.
El señor BERTOLINO.-
Señor Presidente, quiero fundamentar mi voto invitando a una reflexión: a tener el pragmatismo y la hombría de reconocer que el 11 de septiembre es una fecha y una página real de nuestra historia, escrita con dolor y sufrimiento, como ha sido la historia de nuestro país.
En este momento, cobra mucha vigencia un viejo adagio popular, que por ser popular y venir del pueblo es muy sabio: “Pueblo que no reconoce su historia, está obligado a repetirla”. Yo no quiero que en mi país se repita una situación como la del 11 de septiembre.
Por eso, las generaciones que vivimos el 11 de septiembre, las que no lo vivieron, y las futuras, deben conocer nuestra historia y no avergonzarse de ella.
Además, debemos considerar que fue el inicio del fin del comunismo en el mundo. Gracias a esa fecha, hoy existe la democracia en nuestro país, y todos podemos estar en el Parlamento cumpliendo nuestro mandato, ya que, de no haber sido así, ninguno de nosotros representaría hoy al pueblo en nuestro país.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Diputado señor Jaime Jiménez, por dos minutos.
El señor JIMÉNEZ.-
Señor Presidente, estamos a minutos de aprobar la derogación de una ley impuesta por la fuerza por una junta militar en un momento determinado de la historia del país.
Por eso -se ha dicho-, como los escenarios históricos van cambiando, hoy, en esta fecha, en 1998, con un Congreso y un Gobierno democráticos, debemos actuar en conciencia y de acuerdo con las condiciones políticas del país.
Cuando leo en los diarios que los candidatos presidenciales de la Derecha compiten por reunirse con familiares de detenidos desaparecidos, también quisiera observar en quienes los apoyan una actitud consecuente para decidir hoy, de la misma forma, el rechazo a la mantención de una ley que no es democrática.
Han citado palabras del ex PresidenteFrei Montalva y es bueno que lo hagan. Tal vez si leyeran un poco más acerca de él podríamos acercar posiciones, porque no se ha dicho cuál fue su postura frente a la Constitución de 1980, al plebiscito, a la consulta nacional. Pero esas verdades, que a lo mejor parten por reconocer la situación producida en 1973, no legitiman en forma alguna el hecho de que se siga manteniendo una fecha que divide a todos los chilenos.
Por eso, señor Presidente, no podría pedirles, por su intermedio, a quienes fueron parte medular del gobierno que ocupó la administración del país por la fuerza, que tuvieran un gesto de reconocimiento y derogaran esta ley. No podría solicitarle a mi colega Cardemil, por ejemplo, que en esa época fue Subsecretario del Interior y a quien le costó proclamar el triunfo del “no” en el plebiscito de 1988, que reconociera ahora, a tiempo, lo que realmente el país entero espera de todos nosotros. Pero sí me atrevo a pedir, por su intermedio, esta actitud a los diputados jóvenes de las bancadas de la Oposición -me refiero a mis amigos Eduardo Díaz, Darío Molina, Rodrigo Álvarez, Darío Paya y Lily Pérez- para que alcen su vuelo y sean capaces de mirar con visión de futuro a este país que espera gestos de reencuentro, de hermanamiento, entre todos los chilenos.
Por ello, votaremos para que esta ley se derogue, y así podamos tener más democracia y más reencuentro entre todos.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
A continuación, tiene la palabra el Diputado señor Bartolucci.
Restan tres minutos y medio a la bancada de la UDI.
El señor BARTOLUCCI.-
Señor Presidente, hace un instante, el Diputado señor Krauss nos preguntaba qué vamos a reflexionar el 11 de septiembre. Quiero recordarle al señor diputado que no sería ocioso que reflexionáramos el 11 de septiembre sobre el acuerdo de 22 de agosto de 1973 aprobado por mayoría de la Cámara, al cual él, conjuntamente con su bancada, concurrió con su voto favorable, que declaró que el gobierno de Salvador Allende era ilegal, ilegítimo, y en cuyo último acápite se consigna...
El señor KRAUSS.-
¡No es cierto!
El señor BARTOLUCCI.-
¿Quiere que se lo lea, señor Krauss? Lo haré en su momento, en otra oportunidad.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Señor diputado, diríjase a la Mesa.
-Manifestaciones en la Sala.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Llamo al orden a la Sala.
Varios señores DIPUTADOS.-
¡Qué lo lea!
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Puede continuar, señor Bartolucci.
El señor BARTOLUCCI.-
Aquí tengo el acuerdo...
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor BARTOLUCCI.-
Tiene razón, señor diputado; hay un error en la fecha del acuerdo.
-Manifestaciones en la Sala.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Señor diputado, por favor, diríjase a la Mesa.
El señor BARTOLUCCI.-
Señor Presidente, el Diputado señor Krauss sabe que no tengo tiempo suficiente para leerlo; pero también sabe que lo firmó y lo votó.
En este acuerdo, Diputado señor Krauss, que usted votó, se declaró que el gobierno de Salvador Allende era ilegítimo e ilegal. Sobre eso podríamos reflexionar el 11 de septiembre.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Puede continuar el Diputado señor Bartolucci.
El señor BARTOLUCCI.-
Señor Presidente, pido la unanimidad de la honorable Cámara para leer el acuerdo de la honorable Cámara.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
No hay unanimidad.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor BARTOLUCCI.-
¿Me va a dar la unanimidad, señor Presidente?
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
La he solicitado y no la hay.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor BARTOLUCCI.-
Señor Presidente, entonces, en el tiempo que me queda voy a leer sólo el primer párrafo del acuerdo, firmado y votado por el señor Krauss: “Representar al señor Presidente de la República y a los señores ministros de Estado, miembros de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros, el grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República que entrañan los hechos y circunstancias referidos en los considerandos quinto a duodécimo precedentes”.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor BARTOLUCCI.-
¡Aquí está el acuerdo, señor Krauss; usted lo votó a favor!
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Señor Bartolucci, llamo al orden a su Señoría.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Le queda un minuto, señor diputado.
El señor BARTOLUCCI.-
Señor Presidente, sin embargo, en los acápites del proyecto de ley que se nos presenta hay una frase muy interesante. Sus autores nos dicen que es “un deber de la generación que protagonizó aquel día, dejar saneado el pasado a las generaciones futuras...”.
Notable planteamiento, que yo recojo; pero voy a votar en contra de este proyecto, fundamentalmente, porque creo que no están dadas las condiciones y porque la Izquierda y parte de la Democracia Cristiana no están dispuestas a hacer ningún gesto que signifique dejar saneado el pasado a las generaciones futuras.
Hace pocas semanas nos ocupamos de una acusación constitucional absurda contra el ex Presidente de la Repúblicadon Augusto Pinochet. Ésos son los gestos que está haciendo la Concertación, y nos pide que también los hagamos.
He dicho.
-Aplausos.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
A continuación, tiene la palabra, por cuatro minutos, el Diputado señor Víctor Jeame Barrueto.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor KRAUSS.-
¡Viven de los fantasmas del pasado!
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor JEAME BARRUETO.-
Señor Presidente, lo que acaba de ocurrir aquí es la demostración más palmaria de lo que significa el 11 de septiembre en nuestro país. Hace años que se está haciendo un esfuerzo inmenso de reconciliación nacional. La Iglesia Católica ha sido la gran promotora. El Gobierno, la Oposición y nosotros hemos hecho gestos y esfuerzos por la reconciliación nacional. Todos los hemos realizado, unos más, otros menos. Sin embargo, parece absurdo que, haciendo todos esfuerzos por la reconciliación nacional, mantengamos un día que divide totalmente a los chilenos. Y esto es algo objetivo; no es un problema de interpretación, como planteaba el Diputado señor Cardemil. Nadie quiere pensar sobre lo que pasó el 11 de septiembre. Lo concreto es que, objetivamente, el 11 de septiembre divide a la nación. El voto de minoría de la Comisión lo señala. En efecto, los diputados de la Derecha reconocen que el 11 de septiembre divide a los connacionales. ¿Por qué, entonces, mantener una afrenta tan odiosa para una parte sustantiva de los chilenos?
No me cabe duda de que debiéramos aprobar el proyecto; no obstante, entiendo que hay una dificultad: que la Derecha vea el tema de manera distinta, que quiera mantener algo que celebra y que pregunte, como lo hizo en la Comisión, qué gestos o renunciamientos estamos dispuestos a hacer los patrocinadores para lograr la reconciliación.
Además, sabemos que aquí en la Cámara vamos a aprobar el proyecto, pero en el Senado será rechazado. Considerando eso, quiero hacer una proposición con el fin de solucionar definitivamente el problema, que tenga sentido para todos, que signifique superación de nuestra parte y una señal de grandeza para el país, una señal ética, de efectiva reconciliación y llena de sentido de futuro: terminar con el feriado del 11 de septiembre y crear, en su reemplazo, el día de la reconciliación nacional. Es la solución en que todos podemos concordar.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
En el tiempo de Renovación Nacional, tiene la palabra, por un minuto y medio, el Diputado señor Carlos Vilches.
El señor VILCHES.-
Señor Presidente, es evidente que una fecha como el 11 de septiembre despierta pasiones; pero en este debate ha quedado establecida claramente la posición seria de la bancada de Renovación Nacional, cuyos diputados han expuesto esta tarde argumentos concluyentes para rechazar el proyecto de ley.
Pero no quiero perder esta oportunidad, porque la historia viva está en la Sala.
Hoy, el Diputado señor Enrique Krauss ha querido protestar por una verdad patente. La carta y el acuerdo de la honorable Cámara de Diputados, de agosto de 1973, han sido leídos. Ése es un testimonio fehaciente de la posición que tenía la Democracia Cristiana, la que solicitó, junto con la gran mayoría de los chilenos, el pronunciamiento de las Fuerzas Armadas.
Por eso, cuando los países recuerdan fechas que han significado alguna gesta, para nosotros, la Oposición, el 11 de septiembre de 1973 significó cambiar un país que estaba de rodillas y en la extrema pobreza por uno que se recuperó, reconstruyó y hoy es admirado en Latinoamérica.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
En los cuarenta y cinco segundos que restan a la Democracia Cristiana, tiene la palabra el Diputado señor Krauss.
El señor KRAUSS.-
Señor Presidente, la discusión de este proyecto ha posibilitado que los fantasmas y las miasmas del pasado emerjan de nuevo.
La verdad está en los documentos. Se ha leído parcialmente un proyecto de acuerdo que “representaba” -como lo hacen los organismos democráticos-la problemática que veía la mayoría de la Cámara de Diputados de entonces, pero que no daba vía libre a los golpes de Estado.
Así actuó el Parlamento que existió hasta septiembre de 1973, el mismo que fue clausurado hasta nueva orden, la que demoró algún tiempo en implementarse.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Tiempo, señor diputado.
El señor KRAUSS.-
Además, en la última sesión ordinaria, el diputado que habla precisó el sentido democrático de esa convocatoria.
He dicho.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Para concluir el debate, en el minuto y medio que resta al Comité del Partido por la Democracia, tiene la palabra el Diputado señor Patricio Hales.
El señor HALES.-
Señor Presidente, el 11 de septiembre, por ley, es de celebración, pero nosotros tenemos memorizada otra cosa.
No es un día de celebración, sino uno que divide. Por eso, ojalá las bancadas de la Derecha entendieran que respetamos y comprendemos muchísimo los dolores que pueden haber inspirado a sus partidarios para apoyar una acción de chilenos contra chilenos; pero, a lo menos, también queremos que exista comprensión para nuestros sufrimientos.
Más que de celebración, es un día de reflexión por los errores que nosotros o el conjunto de los chilenos pudo cometer, que nos ha llevado a veinticinco años de tenso conflicto.
El 11 de septiembre debe analizarse en un debate extenso y abierto, con bastante tiempo, sin las limitaciones que establece el artículo 85 del Reglamento de la Corporación. La Cámara debe tener esa oportunidad.
Ojalá, la capacidad para restringir el debate ahora se aplique en una próxima sesión -independientemente de si se aprueba o se rechaza el proyecto-, a fin de ampliarlo, de manera de tener tiempo suficiente para reflexionar en profundidad sobre lo que lleva a la Derecha a celebrar y a nosotros a recordar lo que nos hizo sufrir.
He dicho.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Cerrado el debate.
El señor KRAUSS.-
Cuestión de Reglamento, señor Presidente.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Para referirse a una cuestión de Reglamento, tiene la palabra el Diputado señor Krauss.
El señor KRAUSS.-
Señor Presidente, solicito que en el texto de la versión de la presente sesión se inserte el proyecto de acuerdo que leyó parcialmente el Diputado señor Bartolucci.
-Hablan varios señores diputados a la vez.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
El señor Secretario dará cuenta de los pareos.
El señor LOYOLA (Secretario).-
Se registra sólo uno, de la Diputada señora Isabel Allende con el Diputado señor Arturo Longton.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
En votación el proyecto.
-Efectuada la votación en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 69 votos; por la negativa, 38 votos. Hubo 1 abstención.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Aprobado el proyecto en general y en particular.
-Aplausos.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores Diputados:
Acuña, Aguiló, Arratia, Ascencio, Ávila, Bustos (don Manuel), Bustos (don Juan), Caraball (doña Eliana), Ceroni, Cornejo (don Patricio), Cornejo (don Aldo), Cristi (doña María Angélica), Elgueta, Encina, Girardi, Gutiérrez, Hales, Hernández, Huenchumilla, Jaramillo, Jarpa, Jeame Barrueto, Jiménez, Jocelyn-Holt, Krauss, Leal, León, Letelier (don Juan Pablo), Letelier (don Felipe), Lorenzini, Luksic, Martínez (don Gutenberg), Mesías, Montes, Mora, Mulet, Naranjo, Navarro, Núñez, Ojeda, Olivares, Ortiz, Palma (don Andrés), Palma (don Joaquín), Pareto, Pérez (don José), Pérez (don Aníbal), Pollarolo (doña Fanny), Reyes, Rincón, Riveros, Rocha, Rojas, Saa (doña María Antonieta), Salas, Sánchez, Sciaraffia (doña Antonella), Seguel, Silva, Soria, Soto (doña Laura), Tuma, Urrutia, Valenzuela, Velasco, Venegas, Villouta, Walker (don Ignacio) y Walker (don Patricio).
-Votaron por la negativa los siguientes señores Diputados:
Alessandri, Alvarado, Álvarez, Álvarez-Salamanca, Bartolucci, Bertolino, Caminondo, Cardemil, Coloma, Correa, Delmastro, Dittborn, Espina, Fossa, Galilea (don Pablo), Galilea (don José Antonio), García (don René Manuel), García (don José), García-Huidobro, González (doña Rosa), Guzmán (doña Pía), Ibáñez, Kuschel, Leay, Longueira, Martínez (don Rosauro), Masferrer, Melero, Molina, Orpis, Ovalle (doña María Victoria), Paya, Prokurica, Recondo, Van Rysselberghe, Vargas, Vega y Vilches.
-Se abstuvo el Diputado señor Díaz.
El señor NARANJO (Vicepresidente).-
Despachado el proyecto.
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