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- rdf:value = " El señor PÉREZ (don José).- Señor Presidente, en primer lugar, saludo con mucho afecto y con el respeto que se merecen a todos los exonerados del país, a quienes quiero decir que estén tranquilos, porque si la pensión la han obtenido de acuerdo a lo que establece la ley, seguirán percibiéndola. Hay intranquilidad a nivel nacional, a raíz de la confusión que se ha producido en los últimos días.
Durante muchos años guardé silencio sobre mi condición de exonerado y nunca me referí al drama que tuve que enfrentar.
Fui funcionario de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones en la Octava Región, a cargo de Compras, Explotaciones y Transportes. En tal circunstancia, el día subsiguiente al golpe militar, fui citado a la oficina con asiento en Los Ángeles. Mi jefe, que con posterioridad utilizó uniforme militar, me había convocado para ese día, a las 7 de la mañana, para que estuviera en Laja, ciudad en la que no tenía nada que hacer. Por cierto, le dije que no iba a estar a esa hora en dicho lugar, por cuanto el toque de queda se levantaba a las 8. Por consiguiente, al no tener salvoconducto, nada tenía que hacer en Laja. Ese día -cosa curiosa-, diecinueve personas fueron fusiladas sobre las arenas de un sector cercano a esa ciudad. A lo mejor, habría sido uno de ellos.
Me refiero a esto con dolor, porque sufrí junto a mi familia. De tres hermanos, dos fuimos exonerados. Mi hermana menor, profesora, primera alumna de su promoción en la Universidad de Concepción, también fue exonerada por llevar mis dos apellidos, lo cual significa, en un gobierno como aquel, quedar sin trabajo y sin la posibilidad de encontrar ningún otro para alimentar a su familia.
Quedé con dos hijos pequeños, trabaje la tierra, arriba de los tractores, con la frente en alto y siempre -¡siempre!- en mi condición de radical, porque nunca pertenecí a otro partido o a otro movimiento.
La injusticia que se cometió con tantos exonerados a lo largo del país debería concitar el rechazo de Chile y de todos aquellos que tienen el corazón bien puesto. Pero hay desalmados que siguen criticando a quienes realmente son exonerados. Estamos de acuerdo en que se sancione a los que no lo son, pero rechazo el atropello cometido contra tanta gente que tuvo que sacar a sus hijos de la universidad, que tuvo que pasar hambre y que fueron tratados como parias en su propio país.
Por eso, pido a Chile, a los parlamentarios, que tengan un poquito de conciencia, que se pongan en el lugar de aquella gente que tanto sufrió por nada o solo por pensar de manera distinta, algo tan propio de la democracia. Estoy profundamente dolido por el trato injusto, por el aprovechamiento que ha hecho este gobierno de los exonerados. En tal sentido, quiero decir que el señor Rodrigo Ubilla, subsecretario del Interior, es responsable de toda esta polvareda sucia que se ha levantado.
Aquí tengo un certificado del director nacional del Instituto de Previsión Social, que dice que los antecedentes del señor José Aníbal Jara Burgos están en la Subsecretaría de Interior desde mayo de 2010, pero resulta que este señor falleció en 2012, sin recibir el beneficio. Por lo tanto, Ubilla no ha cumplido con el rol que le corresponde, cual es tramitar los antecedentes de quienes realmente son exonerados. Si algunas personas aún no reciben el beneficio se debe a la irresponsabilidad de este subsecretario. Algún abogado tomará cartas en el asunto, para demandar al Estado por la falta de responsabilidad en el cumplimiento de sus funciones.
Entonces, digamos las cosas por su nombre. Aquí no se puede hacer una fiesta con el dolor, con el sufrimiento, con la pena que vivió tanta gente en Chile, hace ya muchos años. Algunos colegas jóvenes no saben lo que fue ese drama para tantos compatriotas.
Sin embargo, el diputado que habla asumió después un rol importante en la Octava Región, como director regional de la Conaf, pero que actuó sin odios ni rencores, porque nunca despidió a nadie de ese servicio; por el contario, trabajó codo a codo con las empresas. ¡Eso es grandeza; eso es decencia!
Por eso, pido más respeto por los exonerados de Chile.
He dicho.
"
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