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- rdf:value = " El señor TEILLIER.- Señor Presidente, primero, quiero saludar a los dirigentes del magisterio que se encuentran en las tribunas. Muchos colegas profesores fueron víctimas de persecución y de exoneración.
Yo quiero hablar en nombre de mi Partido, porque defenderme personalmente por ser exonerado no tiene sentido.
En aquella época, trabajé como asesor, como secretario de un senador de la república. En tal condición, fui exonerado. Por eso, no encuentro que sea ninguna mácula ser exonerado. Se trata de un derecho al cual nos acogemos. Alguno podrá preguntar por qué no renuncio a la pensión de exonerado. No voy a renunciar, porque es un derecho. Además, es la única pensión que tengo y no creo que pueda tener otra.
Otra cosa es lo que haga con ese dinero: lo puedo regalar; incluso, me aumentan los impuestos por ese beneficio. Por lo demás, siempre lo he dicho; nunca lo he ocultado. Además, está en todos mis antecedentes.
Entonces, que se venga a hacer una campaña, a través de La Tercera, contra diputados, entre los que también se encuentra mi compañero Lautaro Carmona, me parece de una perversidad muy grande, porque somos personas que no hemos actuado con dolo en nuestra calificación de exonerados. Entonces, ponernos en medio de esta polémica, tiene una finalidad perversa, porque se dice: “Mire, estos son los que reciben la plata”, y poco falta para que digan: “Estos son los falsos exonerados”.
Se ha dicho que muchas personas que fueron funcionarios del Partido Comunista son falsos exonerados. Y se preguntan: “Cómo es posible que el Partido Comunista tuviera tantos funcionarios”.
Les quiero aclarar que el Partido Comunista de la época tenía 100.000 militantes, más los 75.000 que pertenecían a las Juventudes Comunistas. Éramos el Partido Comunista más grande de occidente, después del italiano. El Partido tenía 23 o 24 diputados y 9 senadores; sacamos casi el 24 por ciento de la votación. El partido asumió roles de gobierno en condiciones muy difíciles; además, se trató de un gobierno que emprendió transformaciones profundas en el país: la reforma agraria, la nacionalización del cobre, etcétera. Incluso, el partido siempre estuvo en contra de la campaña de desestabilización de parte de la Derecha, la que al final desembocó, desgraciadamente, en un golpe de Estado.
Teníamos más de 2.000 funcionarios. Por lo mismo, alguien podrá preguntar cómo se pagaba a tantos empleados. Hasta podría decir: “Pucha que era poderoso el partido, que pagaba a 2.000 funcionarios.
En esa época, todos los parlamentarios del partido le entregaban su sueldo a la caja del partido; también lo hacían quienes eran ministros o jefes de reparticiones públicas. Así se pagaba a esos funcionarios. ¿Y cuál era la calidad o el carácter de esos funcionarios? No eran personas muertas de hambre que anduvieran pateando piedras por la calle. Muchos eran profesionales calificados o personas que trabajaban modestamente, obreros, a quienes se les sacaba de la producción, y cuando se les pagaba como funcionarios, desgraciadamente, se les bajaba el salario a la mitad de lo que ganaban. Muchos de ellos estaban en el proceso de lograr su previsión social cuando ocurrió el golpe.
Ahora, de esos 2.000 funcionarios, hay una lista de, al menos, 300 entre detenidos desaparecidos y ejecutados; otros -una cantidad importante- postularon a ser declarados exonerados pero se rechazaron varios casos. Vamos a revisar los casos rechazados, uno por uno. Y si son exonerados, vamos a defender sus derechos. Y si alguno no lo es, y se ha querido aprovechar, va a contar con nuestro repudio. Pero vamos a defender a todos los exonerados, a todos los que tienen esa calidad, a los que ahora se quiere hacer aparecer como falsos exonerados. No vamos a aceptar eso.
Y si es necesario defender la causa en la justicia, lo vamos a hacer; y si hay que apelar a las organizaciones internacionales de derechos humanos, también lo vamos a hacer. De nuevo se está atentando contra la dignidad de las personas, a quienes se está humillando públicamente y se les está diciendo que son poco menos que delincuentes por el hecho de haber sido exonerados.
Las leyes no las elaboraron los exonerados, sino el Parlamento. ¿Vamos a desconocer esas leyes? ¿O es tan feble el Parlamento que aprueba leyes respecto de las cuales cualquiera puede pasar por encima y engañar a las instituciones del Estado? Entonces, el Congreso Nacional tendría que empezar por revisar su propia función. ¿Quiénes votaron a favor de esas leyes? ¿Acaso no fueron los parlamentarios de los mismos partidos que hoy están aquí representados? Las leyes primera, segunda y tercera contaron, incluso, con el apoyo de senadores de la Derecha? ¿Por qué se echa la culpa a los exonerados?
No usen este tema como una campaña electoral sucia. Es increíble la perversidad con que están actuando. Terminen con esto, porque no le hace bien al país y esto se les va a revertir. Se los aseguro.
He dicho.
"
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