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El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- El diputado señor Carlos Montes ha solicitado hacer uso del derecho que le confiere el artículo 34 del Reglamento de la Corporación.
Tiene la palabra, hasta por cinco minutos, el diputado señor Carlos Montes.
El señor MONTES.- Señor Presidente, me veo en la obligación de defender la honra de miles de exonerados, de parlamentarios y mi propia honra.
El Mercurio habla ahora de falsos certificados, de falsos exonerados y de fraude al fisco. Diputados de Renovación Nacional y de la UDI son los voceros de esa versión.
Nuestra democracia y la convivencia cívica entre los chilenos se han ido recuperando con gran dificultad, con mucho esfuerzo; ha costado construir confianza y capacidad de entendimiento. Vivimos largos años de horror, de sufrimiento y de abusos; nos mataron a muchas personas y sufrimos mucho. Los exonerados son parte de las personas que sufrieron y, como ustedes no sufrieron eso, los tratan de esta manera.
(Hablan varios señores diputados a la vez)
Señor Presidente, por su intermedio, le solicito al diputado Melero que se calle, porque está descontrolado. Además, pido que se me descuente este tiempo.
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Pido silencio a la Sala.
El señor MONTES.- Si hubo abusos, fraudes, casos en que no se trató de exonerados políticos, somos los primeros en exigir investigaciones. Pero no aceptamos estas campañas mediáticas, genéricas y sin fundamentos sólidos.
Nos alegramos de que hoy haya un ministro en visita designado para estos efectos, porque eso permite situar las cosas donde corresponde.
Siento una gran molestia con el ministro Chadwick, porque conoce la realidad y ha orquestado una operación para lograr beneficios en la campaña presidencial. ¡La orquesta contra todo! Evelyn Matthei no es relevante, porque solo repitió una frase que venía en el libreto.
Asimismo, siento molestia con la prensa. Muy pocos han investigado con seriedad lo que se dice. Señores periodistas, ¿saben ustedes que en el informe de la Contraloría nunca se menciona a los parlamentarios? ¡Nunca se menciona a los parlamentarios! Esto es parte de la campaña de ellos. Pero sería bueno que hubieran leído el informe, al menos. Muy pocos han investigado con seriedad, pero se han sumado a esta operación mediática.
También siento molestia con colegas parlamentarios, que han descalificado y han atacado. Al diputado Rosauro Martínez, que está involucrado en un caso de asesinato, le hemos dado todas las oportunidades para defenderse, para que entregue sus argumentos, y nadie de la Oposición lo ha atacado. Pero ustedes han sido totalmente despiadados a través de la prensa y de esta forma de actuar.
Dijeron que irían a la Comisión de Ética y Transparencia; ya lo hicieron el 2011. Esto es parte del show mediático. El 2011 ya lo dijeron. Y no lo concretaron porque hubo bastantes diferencias entre ustedes mismos.
Quiero exponer mi caso. Se dice que los certificados de 68 trabajadores de la empresa Burger y 19 del Minvu serían falsos. Se dice que serían casos mal calificados y que estarían recibiendo pensiones en forma indebida.
De la lista de la Contraloría, quince de esas personas ya están fallecidas y cinco de ellas están calificadas en el Informe Valech. Además, Burger estuvo intervenido en dos ocasiones, y de la lista de la Contraloría, tres personas fueron despedidas con fecha 11 de septiembre de 1973, y la ley decía que corría desde el 12 de septiembre. Era un error evidente y había sido otro el criterio de la Contraloría.
Dos personas fueron despedidas el 31 de diciembre de 1973. La primera intervención de esta empresa fue hasta el 13 de diciembre de 1973. Pero, curiosamente, la empresa fue intervenida nuevamente. Doscientas sesenta y cinco personas fueron despedidas cuatro días antes de la segunda intervención y 18 lo fueron dos días después. Esto llevó a la Contraloría a afirmar que eso era parte de la misma administración, con la misma lógica, y lo acogió, pero ahora esos 294 casos aparecen, supuestamente, dentro de los 3.000 que están en esa situación.
Los trabajadores del Minvu eran parte de brigadas de construcción. Sería bueno que investigaran con seriedad; tenían un rol y trabajaban en una empresa pública.
Solo deseo expresar que no olviden que hubo mucha gente que sufrió mucho y que no se ha podido recuperar. Sabemos que los hijos de quienes sufrieron esos horrores hoy son adultos, y están dañados en muchos sentidos. No pretendan sacar ventajas de cosas tan poco serias. Si queremos tratar el tema judicialmente, tratémoslo en la instancia que corresponde.
Quiero que ustedes oigan y asuman lo que dijo el contralor en la Cámara de Diputados: “Los certificados de exoneración política emitidos por los parlamentarios no tenían importancia mayor respecto del proceso de calificación.”. Lean lo que dijo el contralor.
Indigna que el Gobierno, representante de todos los chilenos que, por tanto, debe actuar con prudencia en temas tan sensibles, monte una cosa con tanta mezquindad.
Voy a dejar una lista con todas las personas, nombres y apellidos, dirección y distrito para que ustedes la vean. Algunos aseguran que esto es por razones electorales. El 95 por ciento de ellos ni siquiera estaban inscritos en los Registros Electorales.
Aquí está la lista de los fallecidos y de los que fueron calificados en el Informe Valech. ¡Seamos serios! Si hay irregularidad o delito, que se vea en residencia judicial, como corresponde. Pero no en una campaña mediática orientada contra la ex-Presidenta Bachelet, a partir de lo cual quieren descalificar a parlamentarios y a partidos.
¡Seamos serios si queremos gobernar en democracia!
He dicho.
-Aplausos.
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- En virtud del artículo 34 del Reglamento, tiene la palabra, por cinco minutos, para vindicarse, la diputada señora María Antonieta Saa.
La señora SAA (doña María Antonieta).- Señor Presidente, estamos en presencia de actos vergonzosos: la ofensiva de un Gobierno y de una Derecha desesperados, porque ven que ya no volverán a gobernar nuestro país durante mucho tiempo.
La actuación de algunos colegas ha sido realmente mezquina y muy vergonzosa. Según los rumores y dichos de algunos diputados de Derecha, hoy veníamos ocho o doce diputados en la portada del diario La Tercera. Logramos detener eso después de hablar con el director de La Tercera, que se portó decente.
¿Y cuál fue nuestro crimen? ¿De qué nos acusan? De ser exonerados políticos.
(Hablan varios señores diputados a la vez)
Señor Presidente, ¿le puede decir al diputado Urrutia que calle su boca de latifundista fascista?
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Señores diputados, evitemos los diálogos.
Puede continuar, diputada María Antonieta Saa.
La señora SAA (doña María Antonieta).- ¿Cuál fue el crimen? Yo trabajaba en la Corporación de la Reforma Agraria y el 12 de septiembre no fui a trabajar. ¿Por qué? Porque me iban a tomar presa y me iban a matar. ¿Cuál fue mi pecado? Ser dirigente gremial, pertenecer a un partido político de Izquierda y luchar por la justicia social de mi país. ¡Ese fue mi pecado! Por eso no fui.
Espero que los colegas abran sus mentes y se pongan la mano en el corazón.
Tengo el decreto de expulsión fechado el 14 de septiembre de ese año. ¿Qué iba a hacer en la vida? Ese es el caso de miles de personas que estuvimos diez o quince años sin trabajo y sin posibilidades de trabajar, cortándonos de manera absoluta nuestro presente y nuestro futuro.
¿Saben lo que es estar años con miedo? Ustedes no saben lo que es eso. No saben lo que es no poder dormir en las noches.
(Hablan varios señores diputados a la vez)
¡Cállate, fascista!
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Ruego a los señores diputados guardar silencio.
La señora SAA (doña María Antonieta).- Por su actitud, no me cabe duda que el colega, seguramente, perseguía a alguna gente.
Esos fueron años tremendos para muchos de nosotros y para los miles de exonerados políticos.
Por eso, reclamo mi derecho. ¿Por qué aparece publicado como si esto fuera un pecado? Porque a eso han llegado: a cuestionar nuestros derechos. De doce diputados que fuimos perseguidos, que nos quedamos sin trabajo, que fuimos parias de una sociedad dominada por una dictadura, por el hecho de hacer respetar ese derecho nos querían hacer pasar la vergüenza de ponernos en la primera página de La Tercera.
(Hablan varios señores diputados a la vez)
¡Cállese de una vez, por favor!
Señor Presidente, pido que lo censure, porque me está diciendo sinvergüenza.
Señor Presidente, haga callar a Urrutia.
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Ruego a los señores diputados guardar silencio.
Diputado Urrutia, le ruego guardar silencio.
Puede continuar, señora diputada.
La señora SAA (doña María Antonieta).- Hasta hace un tiempo, tenía una pensión de 104 mil pesos, hasta que logré mi jubilación, lo que me permite retirarme del Congreso Nacional, porque no tengo ni un ingreso más, ni una sociedad, ni otros recursos. Tampoco fui ayudada por la Colonia Dignidad.
Por ello, quiero preguntarles a los colegas y al ministro Chadwick: ¿hasta cuándo? Con el ministro Chadwick tengo una buena amistad, pero hoy desconozco su forma de actuar. Esta es una operación política asquerosa.
Pregunto a algunos colegas por qué no investigan en el municipio de Conchalí durante la conducción del alcalde Rubén Malvoa. ¿Qué pasó con los 1.500 millones o 1.600 millones de la SEP? Eso no se investiga. ¿Qué pasa con el financiamiento de campañas gracias a los votos favorables a la Ley de Pesca? Eso sí que es vergonzoso, pero no hacer uso de un derecho con la frente en alto.
Lo que están haciendo hoy es perverso, porque están poniendo en duda a miles de exonerados políticos -en todo caso, estoy de acuerdo con que se castigue a los que falsearon los antecedentes-, a miles de personas, muchas ancianas a estas alturas de la vida, que nunca más pudieron encontrar un trabajo digno. Si no fuera por esa pensión -que muchos de ustedes votaron a favor-, no podrían sobrellevar sus vidas. Es una pequeña reparación de 100 mil pesos por una vida de horror durante la dictadura.
Por eso, digo a los colegas que no sigan con esta maldad. Investiguen los propios casos, como lo que pasó con los 1.500 o 1.600 millones del municipio de Conchalí y con el señor Malvoa.
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Se ha cumplido su tiempo, señora diputada.
La señora SAA (doña María Antonieta).- Quiero que avancemos, pero para eso, primero pónganse la mano en el corazón y dejen de utilizar políticamente temas tan delicados.
He dicho.
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Para hacer uso del derecho que le confiere el artículo 34 del Reglamento de la Corporación, tiene la palabra, hasta por cinco minutos, el diputado señor José Pérez.
El señor PÉREZ (don José).- Señor Presidente, en primer lugar, saludo con mucho afecto y con el respeto que se merecen a todos los exonerados del país, a quienes quiero decir que estén tranquilos, porque si la pensión la han obtenido de acuerdo a lo que establece la ley, seguirán percibiéndola. Hay intranquilidad a nivel nacional, a raíz de la confusión que se ha producido en los últimos días.
Durante muchos años guardé silencio sobre mi condición de exonerado y nunca me referí al drama que tuve que enfrentar.
Fui funcionario de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones en la Octava Región, a cargo de Compras, Explotaciones y Transportes. En tal circunstancia, el día subsiguiente al golpe militar, fui citado a la oficina con asiento en Los Ángeles. Mi jefe, que con posterioridad utilizó uniforme militar, me había convocado para ese día, a las 7 de la mañana, para que estuviera en Laja, ciudad en la que no tenía nada que hacer. Por cierto, le dije que no iba a estar a esa hora en dicho lugar, por cuanto el toque de queda se levantaba a las 8. Por consiguiente, al no tener salvoconducto, nada tenía que hacer en Laja. Ese día -cosa curiosa-, diecinueve personas fueron fusiladas sobre las arenas de un sector cercano a esa ciudad. A lo mejor, habría sido uno de ellos.
Me refiero a esto con dolor, porque sufrí junto a mi familia. De tres hermanos, dos fuimos exonerados. Mi hermana menor, profesora, primera alumna de su promoción en la Universidad de Concepción, también fue exonerada por llevar mis dos apellidos, lo cual significa, en un gobierno como aquel, quedar sin trabajo y sin la posibilidad de encontrar ningún otro para alimentar a su familia.
Quedé con dos hijos pequeños, trabaje la tierra, arriba de los tractores, con la frente en alto y siempre -¡siempre!- en mi condición de radical, porque nunca pertenecí a otro partido o a otro movimiento.
La injusticia que se cometió con tantos exonerados a lo largo del país debería concitar el rechazo de Chile y de todos aquellos que tienen el corazón bien puesto. Pero hay desalmados que siguen criticando a quienes realmente son exonerados. Estamos de acuerdo en que se sancione a los que no lo son, pero rechazo el atropello cometido contra tanta gente que tuvo que sacar a sus hijos de la universidad, que tuvo que pasar hambre y que fueron tratados como parias en su propio país.
Por eso, pido a Chile, a los parlamentarios, que tengan un poquito de conciencia, que se pongan en el lugar de aquella gente que tanto sufrió por nada o solo por pensar de manera distinta, algo tan propio de la democracia. Estoy profundamente dolido por el trato injusto, por el aprovechamiento que ha hecho este gobierno de los exonerados. En tal sentido, quiero decir que el señor Rodrigo Ubilla, subsecretario del Interior, es responsable de toda esta polvareda sucia que se ha levantado.
Aquí tengo un certificado del director nacional del Instituto de Previsión Social, que dice que los antecedentes del señor José Aníbal Jara Burgos están en la Subsecretaría de Interior desde mayo de 2010, pero resulta que este señor falleció en 2012, sin recibir el beneficio. Por lo tanto, Ubilla no ha cumplido con el rol que le corresponde, cual es tramitar los antecedentes de quienes realmente son exonerados. Si algunas personas aún no reciben el beneficio se debe a la irresponsabilidad de este subsecretario. Algún abogado tomará cartas en el asunto, para demandar al Estado por la falta de responsabilidad en el cumplimiento de sus funciones.
Entonces, digamos las cosas por su nombre. Aquí no se puede hacer una fiesta con el dolor, con el sufrimiento, con la pena que vivió tanta gente en Chile, hace ya muchos años. Algunos colegas jóvenes no saben lo que fue ese drama para tantos compatriotas.
Sin embargo, el diputado que habla asumió después un rol importante en la Octava Región, como director regional de la Conaf, pero que actuó sin odios ni rencores, porque nunca despidió a nadie de ese servicio; por el contario, trabajó codo a codo con las empresas. ¡Eso es grandeza; eso es decencia!
Por eso, pido más respeto por los exonerados de Chile.
He dicho.
El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Para hacer uso del derecho que le confiere el artículo 34 del Reglamento de la Corporación, tiene la palabra, hasta por cinco minutos, el diputado señor Guillermo Teillier.
El señor TEILLIER.- Señor Presidente, primero, quiero saludar a los dirigentes del magisterio que se encuentran en las tribunas. Muchos colegas profesores fueron víctimas de persecución y de exoneración.
Yo quiero hablar en nombre de mi Partido, porque defenderme personalmente por ser exonerado no tiene sentido.
En aquella época, trabajé como asesor, como secretario de un senador de la república. En tal condición, fui exonerado. Por eso, no encuentro que sea ninguna mácula ser exonerado. Se trata de un derecho al cual nos acogemos. Alguno podrá preguntar por qué no renuncio a la pensión de exonerado. No voy a renunciar, porque es un derecho. Además, es la única pensión que tengo y no creo que pueda tener otra.
Otra cosa es lo que haga con ese dinero: lo puedo regalar; incluso, me aumentan los impuestos por ese beneficio. Por lo demás, siempre lo he dicho; nunca lo he ocultado. Además, está en todos mis antecedentes.
Entonces, que se venga a hacer una campaña, a través de La Tercera, contra diputados, entre los que también se encuentra mi compañero Lautaro Carmona, me parece de una perversidad muy grande, porque somos personas que no hemos actuado con dolo en nuestra calificación de exonerados. Entonces, ponernos en medio de esta polémica, tiene una finalidad perversa, porque se dice: “Mire, estos son los que reciben la plata”, y poco falta para que digan: “Estos son los falsos exonerados”.
Se ha dicho que muchas personas que fueron funcionarios del Partido Comunista son falsos exonerados. Y se preguntan: “Cómo es posible que el Partido Comunista tuviera tantos funcionarios”.
Les quiero aclarar que el Partido Comunista de la época tenía 100.000 militantes, más los 75.000 que pertenecían a las Juventudes Comunistas. Éramos el Partido Comunista más grande de occidente, después del italiano. El Partido tenía 23 o 24 diputados y 9 senadores; sacamos casi el 24 por ciento de la votación. El partido asumió roles de gobierno en condiciones muy difíciles; además, se trató de un gobierno que emprendió transformaciones profundas en el país: la reforma agraria, la nacionalización del cobre, etcétera. Incluso, el partido siempre estuvo en contra de la campaña de desestabilización de parte de la Derecha, la que al final desembocó, desgraciadamente, en un golpe de Estado.
Teníamos más de 2.000 funcionarios. Por lo mismo, alguien podrá preguntar cómo se pagaba a tantos empleados. Hasta podría decir: “Pucha que era poderoso el partido, que pagaba a 2.000 funcionarios.
En esa época, todos los parlamentarios del partido le entregaban su sueldo a la caja del partido; también lo hacían quienes eran ministros o jefes de reparticiones públicas. Así se pagaba a esos funcionarios. ¿Y cuál era la calidad o el carácter de esos funcionarios? No eran personas muertas de hambre que anduvieran pateando piedras por la calle. Muchos eran profesionales calificados o personas que trabajaban modestamente, obreros, a quienes se les sacaba de la producción, y cuando se les pagaba como funcionarios, desgraciadamente, se les bajaba el salario a la mitad de lo que ganaban. Muchos de ellos estaban en el proceso de lograr su previsión social cuando ocurrió el golpe.
Ahora, de esos 2.000 funcionarios, hay una lista de, al menos, 300 entre detenidos desaparecidos y ejecutados; otros -una cantidad importante- postularon a ser declarados exonerados pero se rechazaron varios casos. Vamos a revisar los casos rechazados, uno por uno. Y si son exonerados, vamos a defender sus derechos. Y si alguno no lo es, y se ha querido aprovechar, va a contar con nuestro repudio. Pero vamos a defender a todos los exonerados, a todos los que tienen esa calidad, a los que ahora se quiere hacer aparecer como falsos exonerados. No vamos a aceptar eso.
Y si es necesario defender la causa en la justicia, lo vamos a hacer; y si hay que apelar a las organizaciones internacionales de derechos humanos, también lo vamos a hacer. De nuevo se está atentando contra la dignidad de las personas, a quienes se está humillando públicamente y se les está diciendo que son poco menos que delincuentes por el hecho de haber sido exonerados.
Las leyes no las elaboraron los exonerados, sino el Parlamento. ¿Vamos a desconocer esas leyes? ¿O es tan feble el Parlamento que aprueba leyes respecto de las cuales cualquiera puede pasar por encima y engañar a las instituciones del Estado? Entonces, el Congreso Nacional tendría que empezar por revisar su propia función. ¿Quiénes votaron a favor de esas leyes? ¿Acaso no fueron los parlamentarios de los mismos partidos que hoy están aquí representados? Las leyes primera, segunda y tercera contaron, incluso, con el apoyo de senadores de la Derecha? ¿Por qué se echa la culpa a los exonerados?
No usen este tema como una campaña electoral sucia. Es increíble la perversidad con que están actuando. Terminen con esto, porque no le hace bien al país y esto se les va a revertir. Se los aseguro.
He dicho.
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