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- rdf:value = " El señor QUINTANA.-
Señora Presidenta, ha sido una larga discusión, un extenso debate, como decía el Presidente de la Comisión en su informe: 56 invitados, 17 sesiones, más de 70 horas solo para la discusión en general.
No recuerdo que haya existido un proyecto tan discutido como este en la Comisión. Y a estas alturas, cada uno ya se habrá formado una opinión y convicción.
A mí me preocupa que de pronto se tergiversen las versiones y las declaraciones de nuestros invitados.
Quiero partir con la mala, inexacta cita, que hizo el Senador Allamand respecto de uno de los invitados, el último, el abogado Fernando Atria. Lo que este planteó es que los padres velan por el interés de sus hijos, de su familia. El interés general es responsabilidad del legislador. Este debe velar por esos hijos, que son preocupación de sus padres, pero también por todos los hijos.
Esa óptica debe tomar el legislador, según Fernando Atria. Y creo que cualquier mirada seria, que quiera tomar un poquito de distancia del populismo, debe hacerse cargo de eso.
Nuestra preocupación es mirar por el interés general, y de ahí que nuestro deber sea procesar todas las exposiciones.
Deseo recordarles a algunos Senadores de la Alianza que el propio Arturo Fontaine, ex director del CEP, dos años atrás, a propósito de un proyecto que iniciamos junto con la Senadora Lily Pérez, volvió al Senado e insistió en que el lucro solo le ha generado dificultades a la educación de Chile.
Fue el propio Instituto Libertad -aquí, al parecer, la Derecha hoy día no quiere escuchar- representado por su Director, Antonio Horvath Gutiérrez, el que señaló su coincidencia con los aspectos conceptuales de este proyecto. ¡Y para qué voy a citar más investigadores!
Entonces, tratar de interpretar o tergiversar las palabras, como se ha hecho en innumerables ocasiones con respecto a las expresiones del Ministro, francamente no hace bien. El debate público que hemos tenido no ha sido bueno, a diferencia del que tuvimos en estas 56 sesiones, donde efectivamente se ha logrado profundizar en los principales aspectos del proyecto.
Se ha dicho majaderamente que esta iniciativa no trae calidad. Pues bien, lo que hace es definir los fines educativos taxativamente. Y cuando se halla definido a dónde van los recursos para la educación, evidentemente que la posibilidad de distraerlos, de lucrar, desaparece.
Los Senadores de la Alianza planteaban recién: "Es que el Gobierno ha sido impreciso en entregar información respecto de cuánto es el lucro". La verdad es que la información de que se dispone, construida sobre la base de gastos reportados por el Servicio de Impuestos Internos, nos permite concluir que los retiros alcanzan a algo así como cuatrocientos millones de dólares al año. Estamos hablando de las utilidades de uno de los grandes grupos económicos del país.
Sin embargo, no es lo más preocupante, señora Presidenta. Lo más preocupante es que respecto de la subvención general, que representa en algunos casos -depende de otras subvenciones complementarias que tenga el establecimiento- el 40 o incluso el 50 por ciento de los ingresos públicos que le llegan a ese colegio, no se rinde cuenta.
Por la subvención general -probablemente quienes han estado siguiendo de una manera desapasionada e independiente este debate no saben lo que voy a afirmar ahora- no se rinde cuenta pues no es tributable. No es tributable.
Por lo tanto, lo que sucede acá no ocurre en ningún otro ámbito.
A un emprendedor de la educación, que hace un gran esfuerzo con otro empresario, el Estado le pone el capital de trabajo, y al mismo tiempo no le pide rendir cuentas. Porque la subvención general finalmente es un fondo de libre disposición.
Por eso el Senador Montes y otros Senadores han planteado la necesidad de que en este proyecto exista una contabilidad completa, tal como lo señaló la Senadora Lily Pérez, los Senadores Horvath y muchos otros también de la Alianza hace dos años, que escucharon no solo el ruido de la calle, sino el sentimiento profundo de un país que -tal como lo señalaba el Senador Ignacio Walker- no resiste más. Porque este modelo es único en el mundo.
Entonces, cuando la Senadora Von Baer dice que este proyecto es ideológico, elaborado por la Izquierda, ¡por favor! Si lo único ideológico es un modelo que lleva 33 años, que fue elaborado ¡ustedes saben por quién¿!
Es el experimento de Friedman en Chile. Ahí surge este sistema educativo. Y siempre he creído que la Derecha es consecuente en esto -quiero reconocerlo-. Porque probablemente va a dejar caer el binominal, pero va a morir con las botas puestas en el tema del lucro en la educación.
Ese es el tema de fondo.
Cuando en la fase previa a esta discusión, el Senador Allamand plantea legítimamente, y por supuesto con sólidos argumentos, aspectos reglamentarios de constitucionalidad, ¿se preocupa de los aspectos del derecho a la educación? No, solo del derecho de propiedad. ¡Solo del derecho de propiedad!
En consecuencia, el debate real se da entre quienes creen que la libertad de enseñanza, que esconde detrás, por cierto, la libertad del negocio -somos el único país en el mundo que ha hecho negocios con la educación-, y otros que creemos, a diferencia de lo que planteó el Presidente Piñera, que la educación debe dejar de ser un bien de mercado, de consumo, y pasar a ser un derecho social.
Por eso ha sido tan importante este debate en la Comisión, donde participaron distintos investigadores. Por ejemplo, Cristián Bellei, ¿qué nos dice frente al lucro?: "No existe evidencia de haber aportado diversidad y calidad en los proyectos educativos".
Aquí no estamos mirando colegio a colegio ni caso a caso, sino -repito, por si alguno no sabe-, el interés general del país. Y este recae en que tenemos la educación más segregada del mundo, más que el barrio, y eso ya es mucho decir.
Por lo tanto, lo que planteamos acá no es un tema ideológico, sino uno referido a si realmente queremos avanzar como nación en otorgar mayores oportunidades a niños y jóvenes.
Una de las miradas más conservadoras que hemos escuchado -lo digo pues es alguien de mi partido a quien le tengo gran aprecio- es la de José Joaquín Brunner, quien dice que al menos el 40 por ciento de los estudiantes hoy no tiene capacidad para alcanzar estándares mínimos de comprensión lectora. De esos jóvenes hemos de preocuparnos.
Asimismo, de los guetos en que se halla transformada la educación.
Yo no les puedo pedir a algunos sostenedores que entiendan la presente discusión, porque su mirada responde a un interés económico sobre reglas que el Estado de Chile fijó hace 33 años. Y ellos efectuaron una gran contribución -debo decirlo-: han cooperado en la gestión gubernamental en educación.
En algunos casos lideraron proyectos educativos con grandes resultados, que seguramente cuentan con infraestructura propia, y muy interesante. Cuando exista un proyecto educativo exitoso, no va a cerrar. ¿Quién puede entender que con más recursos provenientes de la subvención de gratuidad, que con más dineros que llegarán por la vía de la subvención de clase media alguien liquidará colegios? ¿Me van a asegurar que a una persona que cierra un establecimiento le importa la educación? ¡No! Le interesa solamente el financiamiento, el fondo de libre disposición en que se ha transformado en 25 años, con la complicidad de este Congreso, la subvención general.
Por eso, en buena hora que estemos dispuestos a dar este paso. Porque vamos a tener un país mucho más inclusivo, pues les vamos a entregar oportunidades a jóvenes que hoy día carecen de ellas.
Alejandra Mizala nos dice también que el financiamiento compartido restringe la oportunidad de escoger y es la mejor forma de seleccionar por la capacidad de pago. Esta misma investigadora nos señala que el 52 por ciento de los establecimientos, aunque no debiesen seleccionar antes de 6° año básico, lo siguen haciendo. Y vulneran la ley.
De ahí que la normativa en proyecto debe ser a prueba de cualquier subterfugio y extremadamente clara en relación con el fin del lucro, del copago y de la selección.
Respecto a la selección, un minuto.
Ninguno de los investigadores, de los expositores, de los representantes de las instituciones que recibimos nos ha señalado que exista aquí una selección virtuosa o una selección positiva.
Nuestros socios, con los cuales nos comparamos de verdad, los países de la OCDE, en cuyos estándares queremos situar a millones de jóvenes, no hacen selección antes de los 15 años. ¿Por qué? Porque eso significa simplemente dejar a niños en el camino. Y el sistema escolar, cuando es enteramente heterogéneo, diverso, no puede seleccionar.
Lo que hoy hacemos con la prueba de selección universitaria es una aberración. Y de eso tenemos que hacernos cargo. Lo considero muy poco inclusivo. El sistema de selección universitaria mediante la PSU es lo más clasista que tenemos en Chile y debemos terminarlo de una vez por todas.
Y espero que el Gobierno lo asuma dentro de sus tareas.
Entonces, señora Presidenta, las evidencias que nos avalan para dar este paso son demasiado contundentes.
Voto a favor.
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