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- rdf:value = " El señor PIZARRO (Presidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Rossi, para fundamentar su voto.
El señor ROSSI.-
Señor Presidente, quiero argumentar a favor de este proyecto, que es tremendamente importante para Chile.
Aquí se ha dicho que ni el actual Gobierno ni los anteriores fueron capaces de implementar una política activa en materia energética a través de la modificación de nuestra matriz para dejar de lado los combustibles fósiles y apuntar, como lo están haciendo todas las naciones modernas, al fomento de la energía limpia, de la energía renovable no convencional.
Cuando yo integraba la Cámara Baja, con los entonces Diputados Encina, Mulet y Leal -los tres son hoy exparlamentarios; ¡el único que sobrevivió fue quien habla...!- presentamos un proyecto motivados por el mismo espíritu que impulsó a los colegas de la actual Comisión de Minería a avanzar en esta materia.
Pero, más allá de lo que aquí se ha dicho, debo manifestar que llama poderosamente la atención la dualidad del discurso.
Uno debiese pensar que cuando hay elementos técnicos sobre la mesa; cuando existe fundamentación en distintas publicaciones; cuando el tema se ha discutido bastante en las Comisiones de Minería y Energía de la Cámara de Diputados y del Senado; cuando se realizan al respecto foros y seminarios, debería estar claro, sin dualidad alguna, cuál puede llegar a ser el rol de la energía limpia en una matriz como la de Chile.
Si Sus Señorías se fijan, esto es como un péndulo.
En efecto, mediante algunas intervenciones escuchadas en este Hemiciclo se ha planteado que es absolutamente imposible que un país avance en forma rápida hacia la consecución de 20, 30 o 40 por ciento de su matriz con energías limpias.
Se ha hablado mucho respecto al alto costo de instalación, sosteniéndose que prácticamente estas serían "energías que podrían aportar un poco".
Incluso -lo vemos bastante-, hay mineras que, para dar más bien una "señal política" o por marketing, recurren al expediente de apoyar un pequeño parque eólico, un pequeño parque solar, aunque sea para generar 5 o 10 megawatts -algo es algo-, con lo cual de alguna manera limpian su imagen, deteriorada por cuanto contaminan al utilizar energía de plantas termoeléctricas, las que han proliferado en estos años, con los efectos negativos que todos conocemos.
Sin embargo, a base de otros argumentos -y por eso digo que llama la atención la dualidad del discurso- respecto a un mismo tema, en el mismo siglo XXI, en el mismo país, se señala que, en la cuestión de fondo -y es lo que a mí me convence-, no ha habido una voluntad política ni una decisión de la autoridad para avanzar en la materia.
Los países toman opciones, y ellas significan compromiso, focalización de sacrificios y esfuerzos, recursos humanos, dinero, subsidios, apoyo, beneficios tributarios, como se hace, entre otras cosas, con las políticas destinadas a incentivar la inversión y el desarrollo en zonas extremas.
En este caso ha habido desinterés y falta de voluntad para avanzar en el fomento de energías limpias.
Entonces, yo deseo un poco desmitificar lo de que aquello es del todo imposible. Basta ver cuántas miles de hectáreas tenemos en el norte con la mejor radiación solar del planeta (el Senador Orpis lo señaló en forma clara). Y la inversión es perfectamente rentable hoy día. No se trata de un sacrificio ni de que alguien la haga por altruismo. Hay un gran número de inversores españoles, chinos, en fin, que lo único que quieren es un trozo de tierra para utilizar nuestra radiación solar y poder generar energía limpia; y no uno, dos o tres megawatts, sino cien, doscientos o trescientos, como sucede en muchos otros países (podríamos traer a colación varios ejemplos).
Por eso, celebro que estemos dando este paso, que es significativo y constituye una señal poderosa.
Como aquí se ha expresado, en el año 2025 un 20 por ciento de la matriz energética va a provenir de fuentes renovables no convencionales.
Creo que esa debe ser nuestra contribución, señor Presidente.
Porque se ha aducido otro argumento. Un ex Ministro de Economía -no de este Gobierno, sino de los anteriores, de los nuestros- decía que, como Chile era un país en vías de desarrollo, no tenía que comprometerse con el problema del calentamiento global, que eso debíamos dejárselo a las naciones que contribuyeron a generarlo.
Una posición de tal índole es sobremanera cómoda, justamente porque Chile debe dar el ejemplo en esa materia. Porque el futuro, así como también el país y el planeta que les dejaremos a nuestros hijos, dependerá de lo que hagamos hoy día, ya que el calentamiento global, el cambio climático, tiene que ver justamente con el efecto invernadero de los gases producidos por los combustibles fósiles.
No comparto lo dicho por el Senador señor Girardi en el sentido de que estos últimos se están acabando. Por el contrario, en el mundo se dispone de ellos. La cuestión radica en que su explotación resultará cada vez más cara. En consecuencia, habrá un momento en el que incluso será más conveniente la energía limpia. Pero, para tal efecto, tenemos que tomar decisiones como la que hoy día nos ocupa.
Así que estoy muy contento de votar a favor.
"
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