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- rdf:value = " El señor PÉREZ VARELA.-
Señor Presidente, de repente uno no se aproxima a estos proyectos con el optimismo de pensar que las normas que aquí analizamos y aprobamos vayan a tener eficacia en el mundo real.
Concuerdo con el Senador Montes en cuanto a que las causas por las cuales hoy existe gran cantidad de armas en nuestro país son verdaderamente variadas. Tanto es así, que este proyecto nace de un acuerdo político alcanzado el 2007. Es decir, ya en el análisis sobre la situación de seguridad ciudadana que se hizo en aquel entonces se entendió que uno de los problemas que se vivían ese año era la actual Ley de Control de Armas, la proliferación de armas, ya sea hechizas o legales, utilizadas para la perpetración de delitos.
Lo anterior demuestra la complejidad del tema y la falta de eficacia para llevar adelante políticas públicas que enfrenten adecuadamente un fenómeno que le causa daño al ciudadano común y corriente: a aquel niño de población que, caminando por los jardines de su casa, le llega una bala perdida; a aquel comerciante de barrio que es asaltado; a quienes se encuentran en distintas instalaciones en las cuales el uso de armas de fuego intimida y, por tanto, genera un avance delictual.
¿Cómo controlamos realmente tal situación?
No hay duda de que este proyecto avanza en una línea básica y esencial: más facultades para los organismos que deben controlar la presencia de armas en la sociedad.
Bien se decía aquí que de repente las instituciones, ya sea la Dirección General de Movilización Nacional o Carabineros, se preocupan del control del registro de las armas legales.
Yo pregunto: ¿cuántos delitos se cometen usando armas legales? A lo mejor muy pocos. El punto es controlar las armas ilegales y combatir fuertemente las armas hechizas. Es importante el elemento control.
Yo espero que las normas que hoy estamos aprobando para tales instituciones, particularmente Carabineros de Chile, les den suficientes facultades y que estas puedan ser ejecutadas con eficacia, a fin de lograr un mayor control y requisición de armas para verdaderamente sacarlas de la sociedad y evitar su uso claramente delictual.
No hay duda de que quien tiene un arma hechiza la tiene no solo para manifestar, como aquí se ha expresado, un cierto deseo cultural, para relacionarse con los demás; el arma hechiza va a ser usada en determinado momento. En cuanto al arma ilegal, ahí ya hay una sospecha de un uso delictual.
Por lo tanto, los organismos de control deben actuar con mucho mayor rigor y con atribuciones suficientes.
Yo he estado leyendo el proyecto y espero que ese control, esa fiscalización, sean verdaderamente adecuados.
A mí me parece bien que, una vez perpetrado un delito, si este ha sido cometido ya sea con armas hechizas, con armas ilegales o con armas legales, se aplique una penalidad superior a la actual, de modo que la sanción que reciba la persona que lo perpetró, con cualquiera de esos tres tipos de armas, sea realmente ejemplarizadora.
Sin embargo, el punto es cómo evitar la comisión del delito. Para mí, ello se logra reduciendo el número de armas que existen en nuestra sociedad, particularmente en los más jóvenes, así como sancionando el solo porte de armas ilegales o armas hechizas, en especial cuando van destinadas a jóvenes o niños.
Tiendo a pensar que este proyecto de ley enfrenta bien el tema de la sanción, pero tengo mis dudas de que en materia de fiscalización verdaderamente vaya a lograr la eficacia que se requiere. Porque estamos ante un fenómeno que se manifiesta no solo en la ejecución del delito, sino que alcanza su máxima expresión, yo diría, en el uso intimidante de ese tipo de armas. Y ahí la labor y acción fiscalizadora -que en este caso le corresponde, tengo entendido, principal o exclusivamente a Carabineros de Chile, que debe estar dotado de suficientes atribuciones- debe ser rigurosa.
En ese sentido, creo que estaríamos haciendo un aporte. Pero -reitero- nos hemos demorado algo. La iniciativa -ya lo dije- nace de un acuerdo político logrado el 2007. Han pasado largos siete años y verdaderamente pienso que podemos estar entregando a la sociedad una respuesta bastante tardía.
La seguridad ciudadana requiere políticas públicas eficaces y rigurosas. Y considero que en ese aspecto el proyecto apunta en la línea correcta. Sin embargo, reitero mis dudas sobre su eficacia en el tema de la fiscalización, de la prevención, de la anticipación al uso de armas.
La penalidad asociada, correctamente, a aquel que comete delitos es dura. Pero pienso que el esfuerzo que debe hacer la sociedad tiene que ir encaminado a evitar el uso de armas en la comisión de hechos ilícitos, pues no hay duda de que su efecto intimidante y el daño que le causan a la sociedad son muy grandes.
He dicho.
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