-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635789/seccion/akn635789-po1-ds23-ds26
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/4536
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/1209
- bcnres:tieneReferencia = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/4536
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635789
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635789/seccion/akn635789-po1-ds23
- rdf:value = " El señor ORTIZ (Presidente accidental).-
Tiene la palabra el diputado señor Gabriel Boric.
El señor BORIC.-
Señor Presidente, por su intermedio, saludo a los integrantes de las comunidades universitarias de la Universidad Técnica del Estado, actual Usach, y de la Universidad de Valparaíso, en particular a los dirigentes de su federación de estudiantes entiendo que nos acompaña su nueva presidenta, Marta Matamala-, quienes se encuentran en las tribunas.
Si estamos discutiendo estos temas, es precisamente gracias a la movilización que durante años han realizado los estudiantes, funcionarios y académicos de diversas universidades de nuestro país.
No voy a referirme en detalle a los nuevos estatutos, pues entiendo que hay ciertos puntos que deben ser revisados y que con tal fin, en el momento oportuno, se presentarán indicaciones en el Senado; pero sí me referiré con detalle al DFL N° 2.
Los acontecimientos de las semanas que estamos viviendo nos sirven para ilustrar los dos caminos por los cuales transita nuestra democracia. Mientras en los titulares de prensa vemos que la colonización del empresariado sobre la política se vuelve explícita, a través del financiamiento de campañas políticas, con millones y millones de pesos entregados para comprar votos, hoy, en el Congreso Nacional, se nos presenta un ejemplo de otro tipo de democracia, concreta y posible, y que es una conquista del movimiento estudiantil, del movimiento por la educación, de las comunidades universitarias, de los trabajadores, de los académicos, de los estudiantes y de todas y todos los que creemos en el respeto a los derechos y en que la democracia debe imponerse al mercado.
Doy esa voz de alerta porque han sido justamente las organizaciones sociales, en particular las vinculadas al mundo de la educación, las que se han situado del lado de la democracia y han puesto sobre la mesa la bandera de la educación pública, pero sin marearse en el camino. A diferencia de lo que suele escucharse en estos pasillos, no se esconden en caóticas asambleas, no son una horda bárbara que utiliza la calle para producir destrozos, sino que son organizaciones capaces de dialogar con la política. Y hemos constatado que de boca de esas organizaciones sale mucho más que alguna petición de salida del ministro de turno, pues han sido capaces de concretar el avance democratizador más claro, más sustantivo que ha tenido la educación desde el comienzo de la transición: la derogación de las normas del DFL N° 2, que prohíbe la participación de estudiantes y funcionarios no académicos en los gobiernos universitarios, con lo cual se echa atrás una de las disposiciones que habían sido concedidas a la LOCE por la LGE.
Es la primera modificación sustantiva a la LOCE en materia de educación superior, desde 1989, y es un ejemplo sustantivo del camino que debemos seguir. Si queremos que las reformas lleguen a buen puerto, debemos ser capaces de ver en las organizaciones de la sociedad civil, precisamente en ellas, una respuesta al déficit que presenta la política, pues las organizaciones sociales democráticas no hacen cálculos pequeños, no traicionan ni se venden al mejor postor. Así lo han demostrado.
Y un mensaje también para el ministroNicolás Eyzaguirre: el avance más significativo, concreto que se podrá constatar este año en materia educacional no proviene del programa de gobierno ni sale del espacio de participación que fue propuesto para la foto pero que finalmente no fue respetado; sale del diálogo con la Confech, de su persistente disposición a dialogar y de su claridad a la hora de definir las prioridades políticas, sin marearse en la discusión de los medios. En definitiva, surge de la distinción entre medios y fines.
En todo caso, debemos tener claro que la derogación de esa disposición no es en sí misma garantía de la existencia de una plena democracia universitaria. Para ello se requerirán procesos internos en cada una de las instituciones universitarias y la organización de sus comunidades. Sin embargo, termina con el tutelaje de la autonomía de las instituciones, impide que reglamentos se opongan a las libertades constitucionales de asociación y expresión y deshace las limitaciones para que estudiantes, académicos y funcionarios, mediante su organización mancomunada, puedan abocarse en conjunto a la tarea de realizar la misión pública de la educación, democratizando sus instituciones.
Recuerdo que hace un par de años, antes de las movilizaciones de 2011, leí una columna escrita por el ex rector de la Universidad de Valparaíso, señor Agustín Squella -fue rector en 1990, si no me equivoco-, en la que manifestó que pensaba que sería rector por muy poco tiempo, porque le parecía obvio que el gobierno de la Concertación de ese momento derogaría rápidamente los estatutos impuestos por la dictadura y democratizaría las universidades. Como pueden ver, nos demoramos veintitantos años en dar esa discusión para, finalmente, derogar esa disposición dictatorial. No obstante, es una prueba de que podemos avanzar sin comprometer la autonomía de las organizaciones y de que no estamos equivocados al entender la política como construcción de democracia.
Esta es una conquista de todas y todos los que nos hemos puesto del lado de la educación como un derecho social universal y de todos quienes creemos que la educación no puede seguir siendo un bien de consumo. Ojalá eso también lo entiendan los senadores que por estos días están cocinando a fuego rápido el proyecto que pone fin a la selección, el lucro y el copago en la educación.
Creo que es importante que sean estas organizaciones, las fuerzas del cambio, las reconocidas por el gobierno en el diálogo social y que se prefiera conversar con ellas antes que tocar la puerta de cardenales o empresarios. Es ahí donde está la llave que nuestra democracia necesita para abandonar la profunda decadencia en la que está sumida.
He dicho.
"