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La señora ALLENDE.-
Señor Presidente , iba a solicitar precisamente que se abriera la votación. Veo que la UDI no está de acuerdo, pero, bueno, al menos podremos debatir por qué es importante aprobar hoy día esta reforma constitucional.
Nuestro colega Patricio Walker habló no solo de la iniciativa que nos ocupa, sino también de un acuerdo político que se gestó después de muchas conversaciones, el cual busca modificar la ley orgánica respectiva a fin de concretar el cambio del sistema binominal.
Desde hace largo tiempo muchos de nosotros hemos estado insistiendo en la necesidad de terminar, en lo posible, con dicho sistema.
Contrario a lo que aquí se ha indicado en numerosas oportunidades (que este mecanismo da estabilidad, que propicia la formación de grandes coaliciones, que impide la proliferación de partidos pequeños), creemos que el actual sistema electoral ha distorsionado la voluntad popular; ha generado una camisa de fuerza para los partidos políticos, los que no pueden llevar más candidatos -tal situación significa una renuncia a lo más elemental de la democracia-, y ha hecho equivalentes las minorías con las mayorías.
Todas esas distorsiones han provocado la falta de representatividad que hoy se observa en el Parlamento y la ausencia de motivación y estímulo para votar. De hecho, se piensa que el resultado electoral está prácticamente predefinido. Todos sabemos que es de una alta probabilidad que en los distritos y las circunscripciones salga elegido un representante de cada una de las dos principales coaliciones.
¡Ni hablar de los desafíos que deben enfrentar los candidatos independientes!
Es cierto que en la última elección el sistema favoreció más al bloque de la Nueva Mayoría. Y antes benefició a otro grupo político. Pero ese no es el tema. El punto es si estamos dispuestos a seguir con el cerrojo que implica el sistema binominal, al que nunca, hasta ahora, habíamos logrado enfrentar con la suficiente fuerza política, debido a la tenaz oposición de quienes han sido renuentes a alcanzar un acuerdo. De hecho, si Renovación Nacional no se hubiera abierto a él, una vez más no contaríamos con los votos necesarios para llevar a cabo esta reforma.
Cabe recordar que hemos efectuado más de veinte intentos para terminar con el sistema binominal. ¡Nunca lo habíamos logrado, hasta ahora! Este va a ser un primer paso.
En todo caso, no me quiero adelantar a las materias específicas que aborda el eventual acuerdo político. Discutiremos esos temas cuando corresponda analizar la iniciativa que modifica la ley orgánica respectiva.
Sí quiero hacer presente que, para enmendar esa normativa, se requerirá, si no me equivoco, un quórum de dos tercios de los parlamentarios, lo que no es menor, porque implica una cantidad de votos bastante importante.
Hay otros asuntos que, si bien no son objeto de la reforma que vamos a aprobar, no podemos dejar de mencionar: tenemos que seguir perfeccionando nuestro sistema político; tenemos que darle a la ciudadanía mucha más transparencia; tenemos que buscar un financiamiento permanente para los partidos políticos; tenemos que llevar más candidaturas; tenemos que bajar el umbral de ingreso al Senado.
Producto del binominal, por años hubo fuerzas políticas excluidas del Congreso. Por suerte, hoy se hallan representadas, gracias a que hicimos un pacto por omisión en algunos distritos. Es el caso del Partido Comunista.
Creo que la situación ya no da para más.
La ciudadanía lo demostraba permanentemente, hasta que se cambió el método de inscripción a una modalidad automática. Entonces la gente, de modo creciente, rehusaba inscribirse, en particular los jóvenes. Se sabía de antemano el resultado de las elecciones; estaba prácticamente prefigurado.
Y quiero decir otra cosa.
Siempre he creído en la necesidad de efectuar una discriminación positiva para que haya más oportunidades de llevar candidaturas de mujeres al Parlamento. Todavía seguimos tremendamente subrepresentadas. El sistema binominal dificulta muchísimo más nuestra participación. La experiencia internacional ha demostrado, una y otra vez, que, cuando se han aplicado políticas de discriminación positiva, los porcentajes de presencia de mujeres han aumentado claramente. Constituyendo más del 51 por ciento de la población, se deben vencer los obstáculos de este sistema que impiden llevar más candidaturas. Por lo tanto, es una doble barrera de entrada para las mujeres: primero están sus propios partidos, y después, el sistema electoral.
Por eso, para mí es importante que demos este paso, el cual voy a aprobar. Pero es preciso ver con mucho detalle lo que sigue; la forma en que se discutirá el redistritaje.
Asimismo, debemos observar qué ocurre con el Senado. Porque, prácticamente, este no se hace cargo y seguimos con el sistema binominal. Hay otros temas que analizar y que, a mi juicio, son muy relevantes. Estimo que este es un paso que deberá seguir con una modificación a la ley, para que podamos completarlo. Tiene que ir acompañado de otras materias, algunas son motivo de diversas normativas, pero que hacen el conjunto respecto a cómo estamos haciendo la política.
Por otra parte, me interesa el financiamiento de los partidos políticos. La política es cada día más elitista; cada día caemos más en el absurdo de campañas electorales muy costosas, y cada día ese elitismo significa que quienes carecen de redes o de un financiamiento aceptable que les entregue su partido, prácticamente no pueden llevar con éxito la candidatura. Considero que eso nos hace un tremendo daño.
Mientras tengamos un sistema binominal, en lo personal, no comparto la reelección indefinida. La puedo compartir cuando se trata de la voluntad de la soberanía popular. Si la ciudadanía está conforme con un parlamentario y lo quiere reelegir en esa misma circunscripción o en otra, significa que goza de adhesión popular. Entonces, está bien. Pero como rige un sistema binominal, la ventaja comparativa de un parlamentario en ejercicio, obviamente, provoca que otros postulantes que no lo son tengan más dificultades.
Por eso, estoy de acuerdo en ponerle límite a la reelección si seguimos manteniendo, como hasta ahora, el sistema binominal.
Señor Presidente , muchas veces hemos escuchado y vamos a seguir escuchando, particularmente a la UDI, la forma como se ha defendido el sistema binominal. Y creo que ha llegado la hora de abrirnos a una ciudadanía que no se siente bien representada, que siente mucha insatisfacción, que siente que prácticamente todo se resuelve a nivel de cúpulas de partidos.
A mi juicio, constituyó un avance el hecho de aprobar la realización de primarias, aunque sean voluntarias. Me gustaría que su organización y ejecución pudiese ser reglada por el Servicio Electoral, a fin de tener plenas garantías. Pero, por lo menos, ya dimos un paso importante.
Como Nueva Mayoría hicimos un gran esfuerzo al respecto, especialmente en la última elección de alcaldes, en que realizamos gran cantidad de primarias, que es un método más democrático.
Estoy de acuerdo en terminar con el guarismo "120" en la Cámara de Diputados, como un primer paso. No obstante, reitero, no se trata de un tema de cálculo político. La política no la podemos seguir haciendo con regla de cálculo.
Acabamos de aprobar el proyecto sobre el derecho a voto de los chilenos en el exterior. Muchas veces escuché, sobre todo a la UDI, oponerse a ello, esgrimiendo distintas razones, que pueden ser legítimas. Dicha colectividad política siempre ha tenido prejuicios al respecto al estimar que la votación de los chilenos en el exterior no le sería favorable. Por eso digo que no debemos hacer la política con regla de cálculo.
En ese sentido, debemos tener convicciones como las que hemos tenido quienes sustentamos el derecho a voto, diciendo que la democracia hay que ampliarla, hacerla más participativa, más cercana a la gente para fortalecerla mucho más.
Hoy día enfrentamos el desafío de fortalecer la democracia y el Parlamento, que son instituciones bastante mal evaluadas. Y es doloroso comprobar que eso ocurre muchas veces por desconocimiento de la gente. Porque, además, lamentablemente en nuestro país no hay educación cívica, por lo que la ciudadanía no siempre entiende bien el rol de los legisladores, cuáles son sus responsabilidades, sus limitaciones, sus límites en las atribuciones. Por lo tanto, aquella nos hace mucha falta.
Así que, dentro del contexto global, a lo menos estamos avanzando. Tenemos, aunque sean voluntarias, primarias; elecciones directas de consejeros regionales y, hoy día, acabamos de aprobar el derecho a voto de los chilenos en el exterior. Y el siguiente paso debe ser, entonces, terminar con el guarismo "120".
Por eso, voto favorablemente.
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