-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635922/seccion/akn635922-po1-ds7-ds13
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/2008
- rdf:type = bcnres:Participacion
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/2
- rdf:value = "
El señor LARRAÍN .-
Señora Presidenta , en primer lugar, quiero manifestar mi satisfacción por la forma como el Senado ha tramitado esta iniciativa de reforma tributaria.
A propósito del debate que se ha suscitado entre diversos miembros de esta Corporación respecto de si la Cámara de Diputados actuó bien o mal, hago presente que no nos corresponde ser jueces en esa materia. Sin embargo, dado que el tema ya está planteado, no puedo dejar de decir que la tramitación en dicha rama del Parlamento fue extraordinariamente deficiente. No es el modo en que se ha trabajado aquí. Y esa diferencia hay que marcarla, para que no se repita el error.
Recordemos solamente que en la Cámara Baja se decidió no debatir. Es más, cuando se realizó la votación del artículo 1° del proyecto, que contiene 57 numerales -equivale a más de cincuenta páginas-, no se pudo dividir la votación. ¡Y ahí está el corazón de la reforma! Los diversos temas que se han discutido se encuentran incorporados en esa norma.
Con todo, hubo una sola votación. Incluso, muchos Diputados no aprobaron la referida disposición, precisamente porque contenía algunos aspectos en los que no estaban de acuerdo.
Se ignoró a la sociedad civil. A los representantes de esta se les daba de 10 a 15 minutos para intervenir. Y las respuestas a las preguntas había que enviarlas por escrito a los Diputados. ¡No hubo diálogo! Por tanto, no se pudieron esclarecer las cosas. En fin, no fue posible ahí mejorar realmente el proyecto de ley.
Así no queremos debatir en el Congreso o, al menos, en el Senado. Por lo mismo, felicito al Presidente y a los demás integrantes de la Comisión de Hacienda por entender desde el primer día que había que proceder de modo distinto, y así se hizo. ¡Enhorabuena! Porque ese debate permitió cambiar, de manera sustantiva, la reforma en comparación a lo que llegó de la Cámara Baja.
Respecto de los objetivos de la iniciativa que nos ocupa, al terminar la tramitación en el Senado -siempre que no haya Comisión Mixta-, quiero manifestar mi satisfacción en un aspecto central.
Recién el Senador Girardi, con razón, dijo que en Chile existe una profunda desigualdad. Es lo que hemos planteado muchos. Tal premisa no es patrimonio de un sector; es un dato. Ante ello, debemos ver cómo vamos a reaccionar.
Se señala que el propósito de la reforma tributaria es reducir esas desigualdades. Sin embargo, no está demostrado -ni siquiera se ha hecho el intento- que con esta iniciativa se aminorarán las desigualdades. Por una razón: todavía no sabemos para qué fines se van a destinar esos mayores recursos.
¿Qué dice el mensaje?
"Aumentar la carga tributaria para financiar, con ingresos permanentes, los gastos permanentes de la reforma educacional que emprenderemos". ¿A qué reforma educacional se refiere? Solo conocemos algunos proyectos, como el que pretende reducir significativamente o terminar con la enseñanza particular subvencionada. Aparte de eso, desconocemos en qué consiste dicha reforma.
En seguida, el mensaje agrega: "otras políticas del ámbito de la protección social". Se ha señalado que se trata de aquellas vinculadas a la salud y a la previsión social. Muy bien. Puede ser. Pero ¡cuáles son! Todavía no lo sabemos.
Finalmente, consigna: "y el actual déficit estructural en las cuentas fiscales". Con todo respeto, este no es un objetivo que vaya a disminuir las desigualdades sociales; más bien, apunta a aminorar desequilibrios macroeconómicos desde el punto de vista presupuestario. En definitiva, no guarda directa relación con el propósito de reducir las desigualdades.
Por lo tanto, hago presente que aquí estamos aprobando muy a contrapelo una reforma cuya finalidad específica no se conoce. El Gobierno no ha transparentado con claridad ante el Congreso y el país en qué va a gastar los recursos. Y cuando digo "en qué", no me estoy refiriendo a una idea general, sino a precisar cuánto se gastará en educación preescolar, cuánto en la básica y en la media (en subvenciones, en mejorías a los profesores, etcétera). Vale decir, se requiere definir cosas concretas, en lugar de manifestar ideas tan generales como financiar la reforma educacional.
Me parece que en ese ámbito hay un compromiso pendiente.
Lo anterior hará que, al final, los mayores ingresos vayan a la Ley de Presupuestos sin una asignación específica. Porque no tenemos otra manera de saber cómo se van a gastar. Y el temor que algunos abrigamos es que las platas no se destinen al objetivo preciso de reducir las desigualdades, sino que se diluyan en el mar sin orillas de la Ley de Presupuestos, gastándose en cualquier otra cosa. Puede ser a raíz de un terremoto en no sé dónde o de un incendio en no sé dónde. Si bien son todas causas muy dignas de atender, no apuntan al esfuerzo que Chile está haciendo por disminuir una desigualdad que se ha mantenido sin modificación en las últimas décadas.
Cabe reconocer que la Concertación emprendió grandes esfuerzos por terminar con la pobreza, pero en materia de desigualdad quedó en deuda. No hizo nada. Al respecto, las cifras estadísticas están exactamente iguales.
En consecuencia, señora Presidenta, creo que debemos revisar este tema. Porque, con la iniciativa que nos ocupa, estamos extendiendo un cheque en blanco. Lamentablemente, no va a quedar nada más que la Ley de Presupuestos para verificar cómo se van utilizando esos mayores ingresos.
En ese sentido, nosotros presentamos una indicación -aunque no fue hecha para aquello en particular- tendiente a transparentar los gastos que van a originarse producto de los mayores ingresos de la reforma tributaria. En todo caso, la indicación tendrá un alcance general: hacia todos los gastos de la Ley de Presupuestos. En el fondo, buscará transparentar los recursos fiscales, aumentando así nuestros compromisos de transparencia, de accountability, de rendición de cuentas ante el país.
Las autoridades deben rendir cuenta. El esfuerzo que hemos hecho en el Congreso respecto a la rendición de cuentas personales e institucionales es algo importante. Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo en el ámbito presupuestario y tampoco, como se observa, en relación con los mayores ingresos que se recauden a través de la reforma tributaria.
Varios Senadores presentamos la referida indicación, pero fue declarada inadmisible por no corresponder a la idea matriz del proyecto. Eso no lo voy a discutir. Tampoco se pretendió renovarla para generar un debate sobre la materia. Lo que sí deseamos es que el objetivo que persigue sea un compromiso para el Parlamento y el Gobierno.
Formalmente, quiero recoger aquí, en la Sala, el compromiso del Ministro de Hacienda , quien -según entiendo- señaló en la Comisión que compartía el espíritu de la indicación. Aparentemente, hay algunos aspectos de ella que ya estarían resueltos. Faltaría incorporar otros.
La idea es plantear un mecanismo que permita, con un formato computacional adecuado que opere sobre bases de datos, saber exactamente qué gastos dispone la Ley de Presupuestos en cada ministerio y programa, y cuáles son los objetivos que se han fijado. Estos deben ser medibles y darse a conocer a la ciudadanía, para que esta pueda enterarse, hacer los cruces pertinentes y usar la información como corresponde.
Pareciera que ello es clave para la administración de los recursos en el país.
El Presidente de la Comisión de Hacienda , Senador Lagos, recibió una carta de apoyo de distintos organismo de la sociedad civil. Venía firmada por personas vinculadas a Chile Transparente, como Jeannette von Wolfersdorff y Gonzalo Delaveau (anterior presidente de la entidad); por la representante nacional y la coordinadora programática de la Fundación AVINA; por el presidente y la directora ejecutiva de la Fundación Pro Acceso; por el director ejecutivo de Horizontal ; por el presidente de la Fundación Chile Descentralizado , y por el director ejecutivo de la Fundación Ciudadano Inteligente .
Todos ellos dicen apoyar la indicación mencionada. Señalan: "Chile ha avanzado sostenidamente en transparencia y acceso a la información, pero aún queda mucho camino por recorrer desde el punto de la claridad y cobertura de la información del gasto público. Por lo anterior, a la hora de presentar una reforma tributaria y pedir al país un significativo esfuerzo dirigido a recaudar tres puntos adicionales del PIB, también ha llegado el momento para hacer entendible a todos los contribuyentes chilenos cómo el Estado va a gastar los recursos públicos recaudados.".
En nombre de los representantes de esas organizaciones de la sociedad civil, solicito el compromiso -ojalá formal- del Ministro de Hacienda ante esta Sala para avanzar respecto de la indicación referida y dar un paso cualitativo en materia de transparencia y rendición del gasto público.
En otro aspecto, señora Presidenta , no cabe la menor duda de que la reforma tributaria se está discutiendo en un ambiente complejo, desde el punto de vista de la economía del país. Estamos con un nivel de desaceleración mayor al que nadie hubiera pensado. En parte, eso se debe a factores externos no adjudicables a la gestión del Gobierno. Otra parte, en cambio, sí es atribuible a él. No tengo la capacidad para decir cómo se distribuye esa responsabilidad, y los economistas no ayudan mucho en ese sentido, ya que ellos explican las cosas una vez que pasaron.
Todavía la ciencia no ha logrado predecir el futuro ni explicar los hechos sino hasta que están bien decantados.
¿Cuál es la realidad actual de la economía? Ha bajado el IMACEC; ha bajado la proyección de crecimiento del producto interno bruto -hace un año era de 4,5 por ciento; hoy día, de 2 por ciento-; ha bajado la inversión extranjera; ha bajado la confianza de los consumidores y de los empresarios. En verdad, los únicos indicadores que han subido son la inflación, aunque todavía está dentro del rango, y la cesantía, porque los empleos creados este año son menos que los que se estimaron.
En ese cuadro, el clima refundacional que se ha planteado no ayuda, pues genera incertidumbre.
Decir que hay que hacer toda la educación de nuevo; que se necesita una nueva Constitución -con asamblea constituyente-; que se requiere otro sistema electoral, una reforma laboral, etcétera, produce, a mi juicio, un clima de incertidumbre, como si este país estuviera en crisis.
Chile no se encuentra en crisis. Tiene problemas pendientes y es preciso abordar reformas profundas para solucionarlos. Eso lo entiendo. Pero el clima refundacional no ha contribuido a ello.
Señora Presidenta , considerado lo anterior y esta desaceleración -más bien, este frenazo de la economía-, vale la pena que el Gobierno baje un poco los decibeles de su ansiedad, se tranquilice y logre avanzar. Y la manera de conseguirlo es, precisamente, la que se logró aquí, en el Senado: a través de acuerdo.
De esa manera se puede establecer algo razonable. El Presidente de la Democracia Cristiana , Senador Ignacio Walker , dijo que era partidario de alcanzar acuerdos en todas las materias. No sé si él representa a la Nueva Mayoría, pero nosotros -por lo menos, desde estas bancadas- sí creemos en ese camino.
No queremos obstaculizar los proyectos. No lo hemos hecho en esta reforma tributaria. Por el contrario, hicimos lo posible por mejorarla. Más aún, entendiendo que el Gobierno tiene la mayoría, concedimos muchas cosas que nosotros no hubiésemos planteado. ¡De eso se tratan los acuerdos! No son buenos los que resultan favorables solo para una parte. Lo lógico es que todos se vean beneficiados.
Ese es el esfuerzo que hemos realizado y creemos necesario hacer en la reforma educacional, en la enmienda al sistema electoral o en cualquier otro proyecto de tal naturaleza que el Ejecutivo proponga.
Así, señora Presidenta , cambiaremos este clima refundacional, que genera inestabilidades.
Desde el extranjero nuestra realidad no se ve bien o se interpreta mal. Hemos leído el diario The Economist y las opiniones de diversos expertos, quienes no se explican mucho por qué en Chile sucede lo que está pasando, en circunstancias de que se lo consideraba un modelo por todo lo que había hecho en el último tiempo.
En ese sentido, me parece que una política de consensos razonable y bien pensada es la ruta para avanzar. El acuerdo y la acción de un Gobierno que ordena a su gente y que permite atemperar el clima de inestabilidad e incertidumbre, creado muchas veces por discusiones más que por hechos, es lo que a mi juicio llevaría a pensar que nuestro país recuperará su camino y, al mismo tiempo, que el Gobierno podrá cumplir los compromisos que adquirió ante la ciudadanía.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635922
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/635922/seccion/akn635922-po1-ds7