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- rdf:value = " El señor HARBOE.-
Señora Presidenta , quiero citar lo siguiente:
"Ministro, se está construyendo un Presupuesto sobre la base de una proyección de crecimiento que no es real.
"Eso no es así, señor Diputado. El próximo año veremos una economía sana y en expansión". Felipe Larraín, octubre de 2013.
Esa discusión dimos cuando debatíamos el Presupuesto de 2014, con una Administración que se iba.
Y en ese momento planteamos que parecía inadecuado que el Gobierno del Presidente Piñera hubiese implementado un aumento transitorio de ciertos tributos, legítimamente, para financiar los gastos de la reconstrucción, pero que curiosamente las exenciones tributarias fueran permanentes. Es decir, las exenciones tributarias traspasaron la Administración del Presidente Piñera, afectando los ingresos fiscales, porque, como es obvio, mientras más exenciones, menos ingresos.
Esto tiene que ver con una concepción de cómo debe funcionar el sistema. Y aquí tenemos diferencias legítimas.
Mientras algunos creemos que es rol del Estado establecer mecanismos de redistribución destinados a lograr mayor equidad en el país, otros plantean que el crecimiento económico se basta a sí mismo para disminuir las desigualdades. Y es cierto, el crecimiento económico es el pilar fundamental. Sin embargo, se ha demostrado que el mero crecimiento económico sin un proceso redistributivo no disminuye la desigualdad.
Desde 1990 Chile ha registrado tasas constantes de crecimiento económico. Lamentablemente, estas no se han traducido en una reducción sostenida e importante de los niveles de desigualdad.
En consecuencia, nos encontramos en un momento en el cual el modelo económico da síntomas de agotamiento. Ya no es posible que nuestra economía siga funcionando principalmente sobre la base de exportación de materias primas ni tampoco que exista un modelo económico sin mecanismos de redistribución.
Por eso, cuando la Presidenta Michelle Bachelet compromete en la campaña una reforma tributaria no lo hace como un fin en sí mismo, sino como un desafío ético, de redistribución de recursos.
Y sostiene que la reforma tributaria tiene por objetivo, en primer lugar, recaudar más recursos fiscales. ¿Para qué? Para ser responsables, para que las políticas públicas que se implementen, que son de corto, de mediano y de largo plazo, cuenten con financiamiento permanente más allá del Gobierno de turno. Primera diferencia con la Administración Piñera.
Es decir, se piensa no solo en estos cuatro años de Gobierno, sino en financiar permanentemente los gastos de reformas sociales importantes para cambiar los niveles de desigualdad en el país. Y qué mejor que una reforma en materia de educación, poniendo a esta como una herramienta de movilidad social y de disminución de las brechas de desigualdad.
En segundo lugar, además del efecto recaudatorio, se busca tener mayor equidad tributaria, es decir, que los que ganamos más -nos incluimos- paguemos más.
Eso parece justo, lógico, pero no es real: los diez principales contribuyentes del país no coinciden con los diez personajes con más recursos. Y ello ocurre porque el sistema de recaudación, ya no solo el guarismo, fue construido en una década, la de 1980, donde se incentivaba la creación de empresas.
Entonces, el modelo económico de desarrollo radicaba en la persona jurídica y en el capital. Y por eso en nuestra economía, al revés de lo que sucede en las economías desarrolladas, las empresas tributan menos que las personas naturales. O sea, el profesional, el técnico, el empleado tributa más, proporcionalmente, que aquel que conforma una persona jurídica con un conjunto de mecanismos.
A la vez, la cantidad de exenciones tributarias y los enormes forados de nuestro sistema -a través de mecanismos de elusión- hacen que este no sea equitativo.
Por eso, en primer término, felicito la valentía de la Presidenta Michelle Bachelet , expresada a través de su Ministro de Hacienda , quien ha debido enfrentar cuestionamientos incluso desde el punto de vista profesional. En realidad, no tienen que ver con su calidad profesional, sino con la convicción de que aquí hacemos una reforma estructural. Esto no es un mero maquillaje al Código Tributario, sino un cambio en el modelo, sobre la base de pasar de un modelo de desarrollo basado en el capital a uno basado en la persona. Es decir, más humanizado. Y eso es muy importante.
De otro lado -como decía-, me parece primordial el rol jugado por el Ministerio de Hacienda, a través de su titular, Alberto Arenas . Pero también reconozco el trabajo de la Comisión de Hacienda del Senado.
Nuestra Corporación ha vuelto a ser el espacio donde se producen los acuerdos. Y reivindico la posibilidad de alcanzarlos entre quienes pensamos distinto, en la medida que no afecten el objetivo central del proyecto, el cual estamos discutiendo.
Además, esta iniciativa de reforma tributaria, más allá de algunas observaciones que plantearé, cumple con los importantes requisitos establecidos en el mensaje de Su Excelencia la Presidenta de la República : mayor recaudación, mayor equidad tributaria.
A ese respecto, quisiera señalar que los ciudadanos nos eligieron para integrar el Senado, por períodos que, en algunos casos, van más allá del Gobierno de turno. Y por eso tenemos una misión y un rol que cumplir en las políticas públicas y en su estabilidad, más allá de los Gobiernos que pasan.
De ahí que fuera relevante que este Acuerdo mantuviera el espíritu del proyecto y profundizara los puntos relativos a la equidad tributaria, pero también que llevara a un sector, que tradicionalmente se ha negado a aceptar que el aumento de tributos constituye un mecanismo de redistribución, a sentarse a la mesa y sumarse a esta cruzada. Y celebro la capacidad de articulación política que existió para llegar a este Acuerdo.
Pienso que en el Protocolo se mejoraron aspectos muy relevantes, por ejemplo, para la pequeña empresa: el aumentar el techo de la renta presunta para pirquineros, pequeños comerciantes y agricultores estaba presente en las economías regionales y rurales, y fue aceptado por el Ministerio de Hacienda.
También resultan esenciales los incentivos al ahorro e inversión establecidos hasta para empresas medianas, que les permitirá descontar utilidades reinvertidas con un tope de 20 por ciento.
Es importante que el Gobierno haya acogido la indicación que presentamos con algunos señores Senadores y señoras Senadoras, con el fin de evitar un perjuicio al sistema cooperativo. Esta modalidad de economía social la debemos promover y defender en nuestro país, porque de ella dependen muchos pequeños cooperantes, muchos pequeños productores que, de negociar directamente con grandes sociedades anónimas, se verían en tremendas dificultades por la falta de capacidad de negociación existente debido a la concentración de nuestra economía.
Asimismo, se mejoraron normas en materia de IVA a la construcción y de ganancia de capital.
Sin embargo, tengo ciertas observaciones, señora Presidenta .
En primer lugar, en lo referido a la repatriación de capitales.
No me gusta este sistema, pues -en estricto rigor- haremos que un conjunto de señores y de señoras que tienen plata en el extranjero -incluso de origen desconocido- puedan traerla acá. Y, si bien se incorporan normas más estrictas que las del proyecto original, así y todo no constituye una buena señal para nuestro sistema financiero.
No me gusta la modificación al artículo 84 bis del Código Tributario, que va a permitir, por ejemplo, que las transacciones efectuadas con tarjetas de crédito sean informadas al Servicio de Impuestos Internos. Ello, no porque no se deban conocer, sino porque no me da confianza que una sociedad de apoyo al giro, que no se encuentra regulada por la Ley General de Bancos, sea objeto de la protección de datos que se incorpora. Si les abrimos la puerta para entregar tal información al SII, perfectamente lo haremos para otros aspectos.
Lamento que el Gobierno no haya contemplado, por ejemplo, la indicación que presentamos para incorporar a las operaciones interbancarias entre los bancos y las sociedades de apoyo al giro dentro del pago del IVA.
No veo por qué hoy los bancos, que percibieron utilidades por 1.183 millones de dólares durante el primer trimestre no puedan pagar IVA en sus operaciones interbancarias.
Por desgracia, no todo se puede. Cuando se suscriben acuerdos, deben hacerse concesiones recíprocas.
Se encuentra pendiente -el Ministro de Hacienda me señaló que quedó para la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización y el Desarrollo Regional- la modificación a la Ley de Patentes Municipales, a fin de que nunca más se registre un caso como el de la comuna de Arauco, donde la Forestal Arauco paga 7 mil 600 pesos de patente, pero en la de Las Condes, 186 millones de pesos.
¡Eso es inmoral! No corresponde y espero que se modifique pronto.
Finalmente, señora Presidenta , debo decir que a este respecto esperamos modificaciones más estructurales en la Comisión de Descentralización.
Lamento que algunos Senadores, sobre la base de falta de información, hayan emitido juicios respecto del futuro de la economía y del impacto negativo que, eventualmente, esta reforma tributaria generará.
En verdad, la descentralización, la regionalización, no tienen que ver con el origen de sus representantes, sino con la capacidad efectiva de hacer transformaciones estructurales.
Tengo observaciones, pero quiero decir que esta es una buena noticia.
Estamos llegando al término del debate tributario: le daremos certidumbre a nuestro país con una buena reforma tributaria; el Gobierno habrá cumplido uno de sus compromisos públicos, y tendremos un sistema más equitativo.
Por eso, señora Presidenta , felicito nuevamente al Ministerio de Hacienda y agradezco a todos los Senadores y Senadoras que se plegaron a la suscripción de este gran Acuerdo, que permitirá contar con un sistema tributario de mayor equidad.
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