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Señora Presidenta , sin duda hoy estamos aprobando un proyecto mucho mejor que el que ingresó en la Cámara de Diputados.
Cabe preguntarse: ¿Por qué, en nuestra Comisión de Hacienda, con el trabajo que aquí se realizó, pudimos mejorar sustancialmente el texto de la iniciativa? ¿Fue por una concesión gratuita de las autoridades de Gobierno? ¿Fue porque la mayoría oficialista quiso, verdaderamente, compartir con nosotros su visión de la reforma tributaria?
¡Absolutamente, no!
Ello sucedió porque, como la Cámara Baja no quiso debatir, la opinión pública se puso en estado de alerta. Como no quisieron discutir, no quisieron escuchar, no quisieron modificar, la ciudadanía no se tragó el cuento de que un grupo pequeño de millonarios iba a pagar la reforma tributaria.
La gente, que es mucho más sensata, empezó a descubrir que el aumento significativo de los tributos sería cancelado por todos: por la pequeña y mediana empresa, por la gran empresa, por los profesionales. ¡Por todos!
Y esa reacción ciudadana, que ustedes mismos constataron en los recorridos que hacen por sus circunscripciones, por sus provincias, necesariamente hizo que nos sentáramos a conversar, a escuchar, con el propósito de mejorar un proyecto de ley que, sin duda, estaba generando incertidumbre e inquietud. Tal situación contribuía a que la actividad económica del país no solo se desacelerara, sino que también, en algunos sectores, claramente entrara en una paralización.
Por eso se llegó a un acuerdo. No hay otra explicación.
La ciudadanía captó que la reforma tributaria propuesta originalmente estaba afectando algo fundamental: el empleo y la calidad de vida de las personas. Aquí no había un grupo de millonarios dispuesto a pasar la plata para que mejoráramos la educación. ¡Eso no es así! Las personas saben que ello no ocurrió ni va a ocurrir.
Por lo tanto, creo que hoy día estamos frente a una iniciativa infinitamente superior.
¿La ideal? No.
¿Es lo que hubiéramos querido en materia tributaria? No.
Con todo, sin duda, se observa un avance significativo.
Al respecto, quisiera detenerme en algunos puntos valiosos.
Aquí se ha hablado mucho de la desigualdad. Hemos escuchado discursos de las bancadas oficialistas sobre la escandalosa desigualdad en nuestro país.
Yo quisiera recordar que ustedes han gobernado veinte años. ¡Veinte! Y la concentración económica en Chile se produjo, fehacientemente, en ese período. Por tanto, alguna responsabilidad les cabe y alguna explicación le deben al país.
Además, el proyecto original que se presentó generaba un espacio para seguir concentrando. La arquitectura tributaria existente establece que las empresas no pagan impuestos sobre lo que reinvierten. Si eso se acababa, ¿a quién se favorece? ¿A la pequeña empresa, que hubiera podido usar sus utilidades como ahorro para invertir? ¿A la mediana empresa? ¿O a la gran empresa?
¿Quién podía recurrir con mayor facilidad a la banca? ¡La gran empresa!
En consecuencia, la propuesta que ustedes presentaron al principio, la que ha sido significativamente modificada, contribuía mucho más a la concentración.
Por eso nosotros apoyamos esta enmienda. Creemos que las normas sobre las pymes deben ser un freno, por primera vez, a una política económica y tributaria que siempre facilitó la concentración.
Este es el elemento central por el cual hoy día, aunque no muy felices, estamos votando a favor.
Estamos convencidos de que esa disposición es un elemento sustancial para mirar de mejor manera este proyecto. Que las pequeñas y medianas empresas tengan un tratamiento tributario distinto hace la diferencia. En la iniciativa que el Gobierno presentó no se incluía esa diferenciación. Y la inexistencia de este elemento favorecía a las grandes empresas.
El debate en el Senado permitió cambiar significativamente esa norma.
Por otro lado, señora Presidenta, este acuerdo contiene un elemento político insoslayable que no puedo dejar de mencionar.
El Gobierno ahora no va a tener excusas para señalar que no cuenta con los recursos que necesita.
El Gobierno ahora no va a tener excusas para decir que no se le está dejando gobernar.
El Gobierno ahora no va a tener excusas para resolver los problemas que desea subsanar.
Y nosotros vamos a tener autoridad moral para estar alertas y exigir que los recursos que esta reforma tributaria allegue al erario se utilicen de buena manera y en los sectores que más los necesitan.
Por consiguiente, aprobada esta reforma tributaria, uno debe preguntarse si al final de este Gobierno habrá más o menos empleo; si existirá mejor o peor educación; si tendremos más o menos inversión; si habrá mejor o peor trato a las regiones; si la salud pública será de calidad superior o seguirá igual o peor; si habrá más o menos cesantes.
No tendrán excusas para cuando miremos una acción que no dé respuesta adecuada a tales preguntas, pues contarán con recursos para satisfacerlas.
Para la Oposición resulta fundamental despejar algo que en cierto momento podrá usarse como pretexto para justificar medidas que no atiendan adecuadamente los requerimientos ciudadanos.
Ciertamente, en un acuerdo hay materias que a algunos les gustan más.
Ya lo señalé: lo relativo a las pymes, que por primera vez pone una suerte de muralla para no seguir concentrando nuestro país, al revés de lo que los Senadores de las bancas de enfrente hicieron durante veinte años.
Pero también existen dudas.
Por ejemplo, sobre la repatriación de capitales. Porque, pese a que aquí se ha explicitado que se efectuará bajo los lineamientos de la OCDE; a que hay normas mucho más claras, de transparencia, cuesta entender que alguien que realizó elusión -digámoslo con franqueza- hoy pueda traer los recursos que tiene afuera para blanquearlos.
Me cuesta aceptar eso. Tengo dudas al respecto, no obstante las explicaciones entregadas.
Pero, a la larga, el contexto que ustedes vivieron, de rechazo por la sociedad a la reforma tributaria que plantearon, movilizó a la pequeña y a la mediana empresas, a la gente -y ahí no hubo campaña del terror-, que vieron que el cuento que les contaban en el sentido de que solo los grandes empresarios iban a pagar no tenía asidero.
Eso permitió que nos sentáramos a conversar en el Senado. Y creo que se hizo el mejor trabajo posible, dadas las condiciones políticas que vivíamos.
En tal sentido, valoramos el accionar de la Comisión de Hacienda. Y en lo que respecta a la UDI, la participación del Senador Coloma, de Carolina Fuensalida, de Jaime del Valle, en fin, quienes llevaron a cabo un muy buen trabajo técnico, junto con los asesores de las bancadas de los distintos partidos con representación en la Cámara Alta.
Pero no nos engañemos: ¡llegamos a acuerdo porque la reforma tributaria que trataron de imponer en la Cámara Diputados tuvo rechazo ciudadano!
He dicho.
"
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