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El señor FREI (don Eduardo).-
Señor Presidente , lógicamente, voy a votar a favor de este proyecto, que es muy importante, por cuanto viene a reafirmar lo que he sostenido en todos los debates que hemos realizado acá en materia de sistemas eléctricos.
La interconexión de los dos sistemas es un asunto que se ha discutido desde hace mucho tiempo.
En los años 1998-1999, durante la crisis energética que entonces vivimos por la falta de lluvia -hubo dos grandes sequías el siglo pasado: la de 1968 y la de 1998-, estudiamos la factibilidad de realizar la referida interconexión, pero las cifras en relación con los costos lo hacían imposible: ¡eran gigantescas!
Hoy día la situación ha cambiado.
En esa época, en medio de la crisis, trajimos gas desde Argentina; construimos centrales hidráulicas y plantas de ciclos combinados, e impulsamos proyectos en el norte, como el del puerto de Mejillones, con CODELCO como empresa pionera ahí. Hoy día dicha instalación portuaria se ha convertido en un foco no solo energético, sino también industrial.
En esa época, el 60 por ciento de la matriz era de generación hidráulica. Cualquiera puede revisar los costos de energía desde el año 2000 hacia delante. No voy a hablar de los precios más bajos en la historia -porque de repente la historia se nos cae a pedazos-, pero sí de un período de entre 50 y 60 años atrás, cuando los precios de la energía en Chile, como consecuencia de la inversión hidráulica y del gas argentino, fueron los más bajos durante mucho tiempo.
Por lo tanto, eso significa que debemos tomar esta medida y seguir avanzando.
Opino que muchas de las razones ya se han dado a conocer.
En un principio, fui partidario del uso de la corriente continua. Algunos estudios demuestran que para las pequeñas y medianas empresas, sobre todo para el desarrollo de la energía fotovoltaica y solar en el norte del país, sería más conveniente la energía alterna. Pero esa es una decisión que corresponde a los técnicos. No es soporte nuestro ni tampoco manejamos los detalles ni tenemos los conocimientos necesarios para ello.
Resulta evidente que estas líneas ayudarán al sector energético y a todos los proyectos que se encuentran en desarrollo.
Asimismo, otro aspecto que quisiera poner de relieve es que no debemos pensar en una sola línea, sino en varias, porque, si pensamos de esa manera, estamos apuntando también hacia la integración regional. Y, por ello, espero que la Alianza del Pacífico sea el primer proyecto latinoamericano que lleve integración energética, porque en la actualidad nada tenemos en ese ámbito en América Latina.
Como eso significa varias líneas y no una, soy partidario de que construyamos muchas de ellas.
Hace poco -podemos verlo tanto en la prensa nacional como internacional- conocimos el caso de un país vecino. Lo he comentado con algunos colegas: un suplemento del diario El País de España muestra que Perú está desarrollando hoy día proyectos en construcción por 3.700 megavatios. ¡Proyectos en construcción! ¿Cuántos tenemos nosotros? Ni la mitad de eso. ¡Todos los proyectos están paralizados por mil cosas!
Se dice que esos 3.700 megavatios están destinados a facilitar las inversiones mineras en Perú. En este momento, respaldan proyectos del rubro por más de 54 mil millones de dólares. ¡Ahí está la lista! ¿Y dónde estaban esos proyectos? En Atacama, en Antofagasta, en Tarapacá, en El Teniente. ¡Pero se fueron! ¿Y dónde se encuentran? En los lugares en que se implementa la energía para construirlos.
Entonces, es fundamental avanzar en aumentar las líneas.
La Senadora que me antecedió en el uso de la palabra decía claramente que un proyecto energético ya está hecho, hasta con estudio de impacto ambiental, y que podría partir de inmediato. Pero, si no se hace, vamos a tener que partir de cero con uno nuevo, que tarda cinco a seis años, y llegaremos al 2018 o 2019, sabiendo que la gran crisis energética será en el 2016. Ese proyecto ya está listo y podría terminarse el 2016 o 2017.
O sea, por el lado que se mire, se trata de un proyecto importante.
Por otro lado, es imprescindible considerar que la Comisión de Energía y Minería del Senado ha dicho que el Sistema Interconectado Central tiene más de diez puntos vulnerables -¡más de diez puntos!- y que no se ha hecho inversión alguna para remediar eso.
Por lo tanto, la iniciativa que nos ocupa diversifica y amplía el desarrollo energético del país.
Podría dar otra serie de argumentaciones, pero para qué insistir en temas acerca de los cuales toda la experiencia nacional e internacional demuestra que nos hemos ido quedando atrás en materia energética; que estamos pagando precios altísimos -como aquí se ha sostenido-, y que, desgraciadamente, -así lo siento-, fuera de la construcción de la Central Angostura (que comenzará ahora después de diez años), en energía hidráulica no poseemos ni vamos a tener otro proyecto antes de los años 2018 o 2020, y el más inmediato no saldrá antes de cinco años, por tratarse de uno muy grande y tecnificado que se está planificando.
Entonces, lo que está pasando hoy día -y seguirá ocurriendo durante este año y el próximo- es que continuaremos quemando petróleo.
Reitero: hoy día, en un proyecto aprobado con anterioridad, rebajamos a 6 por ciento el arancel a la importación de combustibles, lo que significará un ahorro de más de 60 u 80 millones de dólares. Pero el próximo año vamos a quemar cuatro mil millones de dólares en petróleo -el 2015 serán cinco mil millones- para abastecer un sistema que carece de nuevas fuentes de producción.
Por lo tanto, esta interconexión me parece fundamental, necesaria y con visión de futuro. Sin embargo, no debemos hablar de una sola línea por conectar, sino de varias. Además, tenemos que reparar todas las panas que hoy día afectan al Sistema Interconectado Central.
Por todas estas razones, votaré a favor del proyecto con mucho agrado, toda vez que forma parte de otras iniciativas legales que vienen y que -como decía la Senadora señora Allende - debemos aprobar cuanto antes, especialmente la que fomenta el uso de energías renovables y que brindará una ayuda fundamental para la interconexión de ambos sistemas.
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