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El señor MONTES.-
Señora Presidenta, me sumo a lo dicho por los Senadores miembros de la Comisión de Hacienda y valoro el trabajo que se hizo en esta, el aporte de equipo.
En verdad, cuesta transmitir lo importante que fue esa labor. El tener en dicho órgano técnico 94 o 95 audiencias con la gente más calificada en la materia, de todas las corrientes y de todas las visiones -uno aprendió mucho-, permitió profundizar en qué habíamos de transformar.
Yo valoro aquello. Y también, el actuar del Presidente de dicha Comisión, quien trabajó bastante bien, ¡como él dice...!
Después de todo el debate, estoy convencido de que esta es una reforma estructural, un cambio a la columna vertebral del sistema tributario.
¿Y por qué es tan importante? Porque sobre todo, de oír, de las discusiones y de leer, uno queda muy convencido de que buena parte de la concentración económica y de la desigualdad existentes en nuestro país tiene que ver con un sistema tributario que tiende a sobrepremiar o sobrestimular el ahorro y la inversión y, a la vez, consigna miles de privilegios, lo que es necesario enfrentar.
En el sistema tributario hay una explicación muy relevante (repito) acerca de la concentración y de la desigualdad existentes en Chile.
¿Por qué se trata de una reforma estructural? Porque existe una recaudación -y esperamos que los informes se cumplan- de 3 puntos del PIB, de 8 mil 300 millones de dólares, recursos que son muy significativos.
Hay, asimismo,una explicación -como decía- en los privilegios.
El FUT no es un registro, sino un sistema de privilegios. Ese sistema se altera en lo fundamental. Y ello limita, entre otras cosas, la elusión y la evasión.
También por eso se trata de una reforma estructural.
De otra parte, se crea algo muy importante: un impuesto a las empresas de 9.5 puntos, que no se descuenta del impuesto a las personas.
¡Empezamos a desintegrar el sistema!
Porque yo también me he convencido, a lo largo de todo este debate, de que se requiere un sistema desintegrado. Es imposible estar tapando forados. Y, seguramente, en los próximos meses van a aparecer ochocientos más.
Aquí se requieren mucha más transparencia y claridad. Y a este respecto convengo con lo que dijo el Senador Zaldívar, aunque al comienzo no entendía demasiado. Pero creo que no existe una alternativa real que no sea la desintegración del sistema.
En seguida, considero sobremanera relevantes las facultades que se entregan al Servicio de Impuestos Internos. Y hay una nueva doctrina.
Nos explicaban los expertos que en otros países, de América Latina y del resto del mundo, Impuestos Internos no solo se ajusta a la formalidad -a la pata, a la letra de la ley- para determinar si algo es incorrecto o no, sino que además puede calificar la sustancia, o sea, si hay afán de eludir, propósito de evadir; y eso le permite operar.
Se trata, pues, de un avance significativo, que tendrá grandes implicancias.
Considero que lo de las pymes, al final, quedó bastante bien, pues entre renta presunta y 14 pyme se estableció un conjunto de estímulos y condiciones para que inviertan, para que se desarrollen.
Nunca fueron muy afectadas. Pero aquí no solo no se las afecta, sino que, además, se les genera un conjunto de mecanismos que ya se han mencionado y que no voy a repetir.
Incluso, para eliminar los riesgos que pesaban sobre el 14 pyme se aplicaron las reglas del 14 quáter; o sea, hay que invertir en ciertas cosas. Existen límites para la inversión; no se hace cualquier cosa con los recursos pertinentes.
Otro elemento estructural muy importante está conformado por el cierre del forado del carry back. O sea, lo de las pérdidas hacia atrás termina; lo de los retiros en exceso, también, al igual que los retiros de los últimos veinte días.
Eso es muy significativo: ¡se cierra un forado que este año suma mil millones de dólares!
Para efectos del debate político y de una apreciación de conjunto, es bueno asimismo decir qué cosas a uno le habría gustado que estuvieran en esta reforma y hasta dónde hubiese querido que llegara el proyecto.
Está claro que el Protocolo era necesario a los efectos de buscar un punto de acuerdo independiente sobre algo que se hizo de mala manera, que se procesó políticamente de mal modo en un país de la desconfianza. Podría haberse realizado de otra forma, mucho más de cara a la ciudadanía, con bastante mayor nitidez, además de las opciones que se estaban tomando.
Entre las cuestiones que en mi concepto no están bien o plenamente resueltas figura la inversión con impuestos diferidos de las utilidades no distribuidas.
A ese respecto, nos preguntamos en qué se podía invertir y en qué no. Dijimos que en el caso de las rentas pasivas debía haber ciertos límites. Así lo señalaron incluso las indicaciones del Gobierno.
Finalmente, producto de todo el proceso, se retira.
¿En qué momento se pagan los impuestos diferidos? Eso tampoco queda establecido.
¿Qué pasa cuando se sale al exterior a invertir con impuestos diferidos -porque la discusión no es que no pueda invertirse en el extranjero, sino bajo qué condiciones se hace-, se pagan los impuestos y se actúa como si fuera retirado?
Pienso que sobre el particular podríamos haber ido más lejos. Hay que ver qué va a ocurrir.
Aquí se establecieron controles. Debe entregarse información precisa periódicamente.
Impuestos Internos, con la norma antielusión y superando todas las dificultades, debiera poder hacer un seguimiento muy detallado, muy preciso.
Hemos pedido que el referido Servicio disponga pronto de más equipo en Grandes Contribuyentes. Porque estamos hablando de más o menos 1.200 empresas que operan por dicho canal.
Se requiere, pues, un fortalecimiento a ese respecto.
De otro lado, hay algo que a mí me duele mucho, pues llevo años en ello -a decir verdad, siento que no hay condiciones ni en la Nueva Mayoría ni en el Parlamento-: el tratamiento que damos al sector inmobiliario, y en particular al suelo.
Internacionalmente, Chile es considerado el paraíso para invertir en suelo, porque no tiene impuesto al efecto.
Si uno analiza las legislaciones de otros países -Ecuador, Colombia , Brasil- observa que el suelo es considerado un bien especial, como lo decían Adam Smith y David Ricardo . Porque esto no es creación de ahora: siempre se ha sostenido que el suelo tiene otras características, otras particularidades.
Solo un dato: dentro de la ciudad de Santiago, con norma urbana, hay 50 mil hectáreas sujetas a todo tipo de especulaciones; en Concepción, 40 mil, y acá, en Valparaíso, 30 mil.
En la medida en que se especula y el valor de los terrenos va engordando, no hay incentivo para moverlos. Y, al final, no se trata solo de la recaudación, sino asimismo del efecto que aquello tiene sobre la construcción de ciudades y sobre la política habitacional.
No es admisible que en Calama, por ejemplo, no haya suelos. Allí no se construye una vivienda desde hace siete u ocho años.
O sea, existen en la materia problemas que no estamos asumiendo seriamente.
Yo esperaba mucho más.
Es cierto que por segunda vez se establece un impuesto a la ganancia de capital sobre los suelos. Me contaban que el de la otra oportunidad duró solo cuatro meses. ¡Después les diré quién era el Ministro de Hacienda en ese tiempo...!
En suelo no logramos avanzar mayormente.
Se trata de un gran campo de negocios.
¿Qué pasa con la Villa Cousiño Macul, que está a la orilla de Américo Vespucio? ¿Cuánto impuesto paga? No paga ni siquiera contribuciones, porque es agrícola. Y después va subdividiendo y loteando. ¿Cuánto impuesto paga?
Dentro de la zona urbana de Santiago hay al menos 1.500 hectáreas agrícolas, las que no pagan nada.
Lamentablemente, no logramos enfrentar aquello.
Insisto: no se trata solo de recaudar, sino también de construir ciudad.
Ahora, hay un tercer problema con Impuestos Internos.
Buena parte de este proyecto depende de las capacidades efectivas de dicho Servicio.
Sobre todo en cuanto al manejo de las utilidades no distribuidas (es una forma de incentivar el ahorro, pero tiene hartos riesgos y muchos forados), Impuestos Internos debe contar con capacidad de acción.
La norma antielusión es muy importante. Pero aquí se requiere equipo, y del más alto nivel, rápidamente, en Grandes Contribuyentes.
No hay que esperar el próximo año: debemos actuar al mismo tiempo que los abogados dedicados a la planificación tributaria. Es necesario constituir un equipo para salirles al paso.
No sé. Pienso que algo se puede hacer en el Presupuesto. Pero ojalá que se actúe muy luego.
Me tocó ir a un seminario del BID sobre toda esta cuestión. Chile se halla muy atrasado en lo concerniente a la relación de Impuestos Internos con las cuentas corrientes bancarias.
Dicho Servicio no puede entrar en las cuentas bancarias. Según un convenio con la OCDE, ante pedido, puede meterse en ellas. Y se va a presentar un proyecto de ley. Pero el problema está en qué ocurre. Porque ahí existe mucho movimiento que permite descifrar cosas.
Propusimos una indicación para aplicar la norma española, que al menos posibilita tener el saldo anual y los promedios trimestrales. Lamentablemente, el Gobierno ni la leyó.
Pero era una indicación bien suave. No individualizaba ningún tipo de gasto: simplemente, mostraba los riesgos que podían existir allí.
Es muy importante pensar que debemos fortalecer mucho a Impuestos Internos, de tal manera que pueda actuar a aquel respecto. Porque este proyecto tiene como pilar lo que haga dicho Servicio.
Finalmente, con relación a las lecciones políticas de todo esto, creo que debemos, al menos quienes pertenecemos a la Nueva Mayoría, pensar en cómo seguiremos haciendo las cosas.
Para nosotros, el problema no estriba en que haya o no acuerdo, sino en que lo que llevemos a cabo sea muy transparente frente a la ciudadanía. Todo el mundo tiene que entender qué estamos haciendo o no.
Este acuerdo era necesario. Y estuvo bien tomarlo. Pero creo que la manera como llegamos a él violentó, pasó por encima de lo que la ciudadanía conocía del debate en ese momento.
No me parece que esto sea una cocina a puerta cerrada, concepto que es usado en un tono distinto por otro Senador, a quien ¡le acabo de regalar un libro sobre cocinería...! Es fundamental que exista transparencia frente al país y que eso permita, por lo tanto, saber a qué estamos renunciando.
¿A qué estamos renunciando con el Protocolo de Acuerdo?
Lo que está saliendo es inferior a lo que había en el proyecto original del Gobierno desde el punto de vista del control de una serie de excedentes. O sea, los grandes grupos económicos van a seguir contando con una parte de utilidades no distribuidas cuyo destino ellos decidirán. En el otro texto había una manera distinta de tratarla.
A mi juicio, ese es el punto nodal de lo que cambia entre una iniciativa y otra.
Bueno: estamos llegando a esto, estamos logrando cosas importantes.
Para la ciudadanía es muy relevante saber bajo qué condiciones se llega. Llegamos por desaceleración, a pesar de lo que dice el Senador Quintana: la desaceleración estuvo detrás de todo el debate.
En seguida, es verdad lo que expresaba el Senador García en el sentido de que el proyecto presentaba debilidades. Yo reconozco que adolecía de debilidades que obligaban a buscar alternativas. Pero también, la significación de contar con un acuerdo para generar tantos millones de dólares como los que se van a recaudar y, a la vez, tener a futuro un sistema más robusto, más sólido, más justo.
He dicho.
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