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El señor PROKURICA.-
Señora Presidenta , como lo han hecho varios señores Senadores, parto por reconocer el trabajo de la Comisión de Hacienda y del señor Ministro y su equipo, porque creo, a diferencia de quienes me han antecedido en el uso de la palabra, que la Cámara de Diputados no hizo la pega: fue un buzón del proyecto original.
Lo digo en serio, colega Navarro. Sé que ustedes enfrentan un problema político, en el sentido de no golpear a alguien que de alguna manera ha aceptado lo propuesto por el Gobierno. Pero estimo que nos debemos asimismo a la gente, a las regiones.
Si hubiéramos aprobado el texto tal como venía -y no voy a extenderme al respecto-, el daño para distintas instituciones, para la clase media, para la pequeña y la mediana empresa y para muchos otros chilenos que cumplen con el deber de pagar sus impuestos, habría sido enorme.
En la bancada regionalista pensábamos que esta era una gran oportunidad para tomar decisiones en beneficio de diferentes zonas. Lamentablemente, el Ejecutivo no compartió la idea y nada de eso -también, con la ayuda de algunos- quedó contenido en la reforma. Podemos afirmar derechamente que ella no contiene ningún incentivo tributario para las regiones, a diferencia de lo que nos habría gustado.
A mi juicio, se han dado pasos importantes en algunas materias, porque, como se ha expuesto aquí, si la renta presunta hubiera quedado tal como estaba en el proyecto que aprobó la Cámara de Diputados, habría incidido en una serie de pymes. Y especialmente lo digo porque la pequeña y la mediana minería de las regiones de Antofagasta, de Atacama, de Coquimbo habrían resultado muy perjudicadas, al tratarse de productores de poca envergadura acogidos a ese mecanismo y que con el texto original quedaban fuera. Habrían tenido que contratar los servicios de un contador e incurrir en una serie de gastos. Y, sobre todo, son personas que van poco a la ciudad, de poco contacto, y a las que, muchas veces, la obligación se les hubiera hecho cuesta arriba.
Deseo destacar el cambio que en la Comisión se efectuó respecto del IVA que se iba a aplicar a las viviendas sociales. Ello habría sido letal en muchas zonas.
Y pongo el ejemplo de la Región de Atacama, donde ha sido muy difícil ese tipo de edificación. Existe un problema extraordinariamente serio de gente que ha recibido subsidios, pero no ha podido construir. ¿Por qué? Porque las empresas no están disponibles para hacerlo al valor que consignan.
En consecuencia, aplicar más encima el IVA y agregar un 13, un 14 o un 15 por ciento, según explican los expertos, habría significado un contrasentido y postergar a esas familias, sin duda, en el acceso a una vivienda social.
Las modificaciones en los impuestos a la importación de vehículos también han revestido mucha importancia.
En la línea de lo que todos planteamos, juzgo que se efectuaron correcciones significativas en relación con los alcoholes, con la renta atribuida, con el IVA, materia esta última respecto de la cual, como muy bien lo explicó el señor Senador que me antecedió en el uso de la palabra, se dieron pasos muy relevantes para las pymes, que los esperaban.
Muchos países de Europa que tropezaron en modificaciones tributarias y más bien enmendaron su idea han vuelto al apoyo a la pequeña y la mediana empresas, tan importantes en la generación de empleo, la redistribución del ingreso y varios otros aspectos de los cuales escuchamos numerosas referencias en los discursos.
La creencia popular y el mundo político exponíamos que la principal preocupación en la recaudación de recursos era la educación. Sin embargo, una encuesta difundida en estos días y que goza de credibilidad en nuestro medio expresa que a más de la mitad de los chilenos les interesa más la salud.
Entre los planteamientos de la bancada regionalista se encuentra el de que nos habría gustado, con relación a la gran carencia de especialistas en nuestras zonas -en la Región de Atacama, a la que representamos con usted, señora Presidenta , no hay ningún cardiólogo-, una fórmula para cambiar esta realidad en forma rápida, como el establecimiento de un incentivo tributario: el médico que se traslade pagará la mitad del impuesto a la renta, por ejemplo.
Quisiera que el señor Ministro de Hacienda lo escuchara, porque no hay soluciones de corto plazo para resolver el problema, a menos que recurramos, como la bancada lo ha expuesto, a ese tipo de mecanismos, que significan una señal concreta y permanente.
Finalmente, señora Presidenta , le solicito un minuto para referirme a un aspecto que le expresé al Director de Impuestos Internos . Hemos avanzado en materia tributaria, en más facultades para los fiscalizadores del Servicio, pero, como nos gusta compararnos con la OCDE y las naciones modernas, cabe preguntar cuándo lo haremos en los derechos de los contribuyentes. A mi juicio, en ello mantenemos una deuda.
Le recordé a esa autoridad la aprobación de un proyecto de ley de mi autoría, que contiene un decálogo al respecto. Porque Chile es un país curioso: tienen derechos los detenidos, los reos, los delincuentes -o sea, no vale una aprehensión por carabineros que no cumple con ellos y al fiscal se la echan abajo-, pero ¿dónde están los derechos del contribuyente, quien paga recursos determinantes para que el país funcione?
Nunca he ido a una oficina de Impuestos Internos en que ese listado esté puesto en la entrada, como lo dispone la propia ley.
Además, es preciso avanzar en una institución de los países desarrollados: el defensor del contribuyente. Y no hago referencia al grande, que dispone de un equipo de abogados que lo asesora, sino a la mipyme o la pyme que se encuentren en un problema -a veces, por un error de los contadores- y no cuenten con alguien que vele por sus intereses. Me parece que ese es el paso pendiente en Chile. Es preciso crear dicho organismo y financiarlo con recursos del Estado, no para que se paguen menos impuestos, sino los que corresponden, de acuerdo con la ley.
Y ojalá se recoja el aspecto que he mencionado en el sentido de que el decálogo de los derechos del contribuyente -un avance pequeño, pero un avance- esté en las oficinas del Servicio de Impuestos Internos, para que el contribuyente también sienta que los tiene.
La Presidenta de la República afirma que es preciso adelantar en la corrección de las graves desigualdades en el país, mas considero que perdimos una tremenda oportunidad de enmendar por la vía tributaria las grandes desigualdades entre Santiago y las regiones. De una vez por todas hemos de progresar en incentivos para que en la Capital se paguen más impuestos y en las regiones, menos. ¿Por qué? Porque en esa ciudad están mejor la educación, la salud, la cultura, además de encontrarse las oportunidades. ¿Y qué pasa en las regiones? Hacen un gran aporte, como el de las mineras, y en numerosos rubros no reciben nada. ¡No hay ni un cardiólogo -repito- en toda la Región de Atacama!
Entonces, insisto en que es necesario utilizar los incentivos tributarios para corregir tales desigualdades, porque creo que es la única manera de obtener los resultados rápidos que la gente nos está reclamando.
Gracias.
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