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El señor OSSANDÓN.-
Señora Presidenta , después de haber escuchado las intervenciones de mis colegas, muchas de ellas con excesivo color en varios aspectos, quiero decir que convengo en que Chile necesita una reforma tributaria.
Yo soy de los que creen que la desigualdad se combate no solo con crecimiento y empleo, sino también con aportes a la sociedad para su desarrollo.
En esta reforma, en la bancada de Renovación Nacional mi rol fue más político, levantando la tesis de que debemos ser una Oposición constructiva y, de alguna manera, buscar los mejores acuerdos.
Por lo tanto, estimo que no se ve bien hacia la opinión pública la descalificación de un acuerdo como el consignado en el Protocolo, que resultará en un proyecto bastante mejor.
Según he dicho muchas veces, las reformas son como un buen asado: la carne buena se hace a fuego lento y conversada.
Es lo que ha pasado aquí. Y eso le hace bien a Chile.
Hoy hablamos mucho de derechos, poco de deberes.
En mi concepto, pagar impuestos justos es un deber: un deber para con la sociedad.
Me preocupan las acusaciones abiertas contra los empresarios, como si todos fueran demonios o sinvergüenzas, como si fueran los únicos que eludían el pago de impuestos.
Yo considero que hay que construir.
La democracia no es pisar callos al otro, ni tampoco para caminar con un audífono en el oído, aunque uno tenga la mayoría.
Creo que ahora, con esta reforma tributaria y después de muchas encuestas que nos han mostrado, deberíamos mirar dónde se puede gastar parte significativa de la plata recaudada.
Y hablo no solo de plata, sino además de los acuerdos políticos, acuerdos conversados, indistintamente de que ello se haga en una cocina o en un living.
A lo mejor en este caso los acuerdos se hicieron en la cocina o en el living de un Senador, no de un empresario como se dice. Y si el resultado de la cocinería es bueno, ¡qué bien!
Lo relevante es que en Chile debemos gastar harto dinero en muchas partes.
Quedó claro el drama que 84 por ciento de los habitantes viven hoy en salud, que no es de responsabilidad ni de este Gobierno, ni del pasado, ni del antepasado: es un problema de décadas.
El problema de la salud chilena es de cobertura.
La calidad de nuestra salud tiene muy buenos niveles internacionales. Lo que ocurre es que resulta difícil acceder a ella, pues no hay cobertura.
Si uno entra a un hospital público y es operado a raíz de una enfermedad complicada, normalmente sale bien: el problema está en ganarse la lotería de entrar a un establecimiento de tal índole.
Esa es una situación que debemos enfrentar.
En Chile existe una inmensa cifra negra en cuanto al problema de la salud.
En el área sur de Santiago, a la cual represento, un gran número de los cánceres que se atienden emana del hecho de que los pacientes no fueron atendidos a tiempo por el sistema público.
El drama de la vivienda social vivido por mucha gente comenzó a enfrentarse con la señora Patricia Poblete , primero, y con el Ministro Pérez Mackenna , luego, por la vía de demoler bloques y empezar a devolverles la dignidad a aquellos a quienes, quizá por algún error, se la quitamos.
¡El drama de construir un país a medias!
Tenemos prohibido el lucro en las universidades, pero todos saben que los dueños de estas se hacen millonarios.
El señor PROKURICA .-
La ARCIS, por ejemplo.
El señor OSSANDÓN.-
La Universidad ARCIS, por supuesto, está metida en eso. ¡No le alcanzó la plata de Chávez...!
El señor PROKURICA .-
¡Aquí está el rector de la ARCIS...!
El señor OSSANDÓN.-
¡Y qué decir de nuestro sistema de salud privado, el de las isapres! Es un gran sistema, pero es super abusador. Y muchas veces callamos eso.
Señora Presidenta , quiero terminar diciendo que, a mi entender, la verdadera democracia y los verdaderos acuerdos se establecen conversando, no pasando la retroexcavadora.
Siempre en las conversaciones se va a imponer la mayoría. ¡Claro! Pero una mayoría conversada, con sentido común, con criterio, genera grandes acuerdos, como estos. Y así vamos a favorecer a la gente.
Yo voto feliz a favor de este proyecto, pues creo que está dando un ejemplo de madurez política. Y espero que usemos la madurez política, por ejemplo, para resolver el problema mapuche, que no es policial, sino político.
Muchas gracias.
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