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    • rdf:value = " El señor ROSSI.- Señora Presidenta , esta materia ha sido muy discutida en nuestra bancada. Lo primero que quiero señalar -sin pretender hacer un juicio despectivo- es que el estado de la salud pública heredado de la Administración anterior es realmente calamitoso. Y voy a tratar de demostrar mi afirmación en el poco tiempo de que dispongo. La Ministra dio todas las cifras. Ahí está toda la información. Con esos antecedentes es posible concluir que el gasto fiscal en salud mantuvo su tendencia creciente durante el Gobierno anterior: subió 31 por ciento. Podríamos estar supercontentos, pues la Administración del Presidente Piñera aumentó el gasto en salud. Sin embargo, esa plata no se ocupó para fortalecer la red pública de salud. Terminó en las clínicas privadas, mediante la compra de servicios por FONASA, por los servicios de salud, en fin. FONASA de libre elección incrementó el gasto en los últimos cuatro años en un 18 por ciento. Prácticamente mil millones de dólares se utilizaron en atenciones ambulatorias. De ese monto, solo el 1 por ciento se usó en camas. ¿Qué significa eso? Que, al final del día, esos dineros no resuelven los problemas de la gente, porque se emplean en consultas médicas o exámenes diagnósticos. Se debe invertir en solucionar los problemas graves, los cuales implican atención en hospitales públicos, sector que fue descuidado por el Gobierno anterior. ¡Mil millones de dólares se gastó en cuatro años en modalidad de libre elección: tres veces respecto del incremento del Gobierno anterior de la Presidenta Bachelet! Por otra parte, se transfirieron desde los servicios de salud a las clínicas privadas cerca de 500 millones de dólares, además de lo que traspasó FONASA. En cuatro años se incrementó ese ítem en un 30 por ciento, y solo en el último año la transferencia fue de 22 por ciento. Las compras de camas críticas por parte de FONASA, en el período 2010-2012, se realizaron en un 33 por ciento a solo dos clínicas. Después veremos que, según indica con claridad una auditoría, ni siquiera se cumplía el criterio de priorización. Por ejemplo, se traspasaban recursos a una clínica, cuando correspondía hacerlo, por convenio, con la Mutual de Seguridad. Tal incumplimiento no tiene explicación. Del total de derivaciones (4 mil) a camas críticas en el período 2010-2013, 3 mil fueron a camas UCI e UTI. Es bueno señalar cuánto cuesta una cama UCI de la Clínica Alemana: un millón 300 mil pesos. En el sector público vale 389 mil pesos. Sus Señorías se darán cuenta de la desinteligencia o, más bien, de la ausencia de una lógica sanitaria -al respecto, se observa una total desregulación- a la hora de asignar recursos en salud. En vez de usarlos para fortalecer al sector público, se transfieren a las clínicas privadas. Asimismo, del total de derivaciones hechas por la Unidad de Gestión Centralizada de Camas, el 57 por ciento se fue al sector privado: ¡57 por ciento! La compra de exámenes y procedimientos al ámbito privado se duplicó en cuatro años. ¡Se duplicó! Otro tema relevante es que, en igual período, aumentaron de manera notoria las compras en atenciones de urgencia respecto de las compras en servicios. Mencioné al principio un hecho que me parece importante. Hubo una auditoría sobre el proceso de transferencia del sector público al privado. Los resultados de aquella son los siguientes: incumplimiento de la Ley de ChileCompra; ausencia de publicaciones en el sistema de compras; inexistencia de documentos de respaldo; incumplimiento de protocolos de derivación; facturaciones por valor diferente a lo convenido; no respeto al ranking de priorización (como dije, a un paciente había que mandarlo a la Mutual, pero "misteriosamente" aparecía en la Clínica Alemana o en la Tabancura), y derivaciones a camas de complejidad diferente de la requerida (alguien que precisaba una cama de cierto nivel era enviado a una de mayor complejidad, implicando un mayor costo para el Estado). Otro aspecto es lo relativo a las listas de espera. Se nos dijo que estas ya no existían, porque el Gobierno anterior era tremendamente eficiente. Sin embargo, hay un millón 562 mil personas en espera de primera consulta de especialidad. Casi el 90 por ciento de ellas lleva más de cuatro meses aguardando por atención. ¡Esa es la herencia que estamos recibiendo! Además, 186 mil pacientes se hallan en espera de cirugía. Más del 50 por ciento de ellos, llevan más de un año esperando. ¡Más de un año! Respecto a la situación de las inversiones, cabe señalar que hay muchas obras paralizadas: el Hospital de Calama; los CESFAM de Illapel, de Dalcahue, de Chonchi, de Juan Fernández. Obras con atrasos considerables: los Hospitales Gustavo Fricke , de Salamanca, Exequiel González Cortés , de Pitrufquén. Obras en ejecución sin presupuesto para concluir la obra: el Hospital de Rancagua y el de Puerto Montt. Con relación a este último centro hospitalario -lo sabe muy bien el Senador Quinteros, quien puso el asunto en el tapete público-, cabe recordar que se inauguró solo con el sector para atenciones ambulatorias. Incluso aún había polvo en suspensión. Se decidió inaugurarlo a la fuerza para mostrar un logro que no era tal. De igual modo, se inauguró el Hospital de Maipú, que funciona al 25 por ciento de su capacidad, y se colocó la primera piedra para un supuesto Hospital de Puente Alto -esto lo sabe muy bien el Senador Ossandón-, cuando en realidad era para un CRS ( Centro de Referencia de Salud ), el cual ni siquiera contaba con el diseño. En efecto, este se terminaba en julio; por tanto, la primera piedra debió ponerse en agosto. O sea, se engañó a la población y se comprometió la fe pública. A lo anterior, cabe agregar el CESFAM de Arica, que nunca se construyó, y el Hospital de Alto Hospicio, respecto del cual la Contraloría objetó la licitación, porque se adjudicó la concesión a un oferente que cumplía las mismas observaciones técnicas que otros, pero que implicaba un costo 15 millones de dólares superior. En cuanto a la deuda hospitalaria, hago presente que, al mes de abril de 2014, asciende a 115 mil millones de pesos. En algunos servicios se dijo que la deuda era cero, pero, "misteriosamente", encontramos en ellos facturas impagas y otras no registradas. Si todo siguiera igual en salud pública -estoy seguro de que no será así, porque vamos a cambiar el estado de las cosas-, a diciembre de 2014 la deuda subiría a 262 mil millones de pesos. Creo, sinceramente, que pocos ámbitos se han visto tan perjudicados por un Gobierno como el de la salud. Basta ver la ejecución presupuestaria. Con el Senador Montes conversamos sobre lo lento de esta. Se entregaban recursos para invertir en el sector y no se ocupaban en ello. ¡Una total incapacidad! Finalmente, con relación a las concesiones, vemos con preocupación que se pagan premios por el cumplimiento de los contratos de explotación, lo cual va más allá de lo razonable. Aquí se están gatillando ciertos incentivos, en circunstancias de que es bajísimo el nivel de cumplimiento contractual. Entonces, ¿qué estamos haciendo? En el fondo, enriqueciendo a privados que ni siquiera cumplen su deber. O sea, ¡se les está dando un premio por hacer aquello a lo que se comprometieron en el contrato de explotación¿! --(Manifestaciones en tribunas). ¡Me parece gravísimo! Cada vez nos convencemos más de que el sistema de concesiones hospitalarias no funciona. Y no funciona, primero, porque¿ --(Manifestaciones en tribunas). ¿es más lento? La señora ALLENDE (Presidenta).- Les ruego nuevamente a los asistentes de las tribunas que guarden silencio. Puede continuar, señor Senador. El señor ROSSI.- Decía que el sistema de concesiones hospitalarias no funciona, primero, porque es más lento e insuficiente. Y en seguida, porque, además de lento e ineficiente, implica para el Estado un costo mucho mayor. Por lo tanto, todas las premisas sobre las cuales se construyó el sistema de concesiones hospitalarias y se enarboló esta bandera se caen por sí mismas cuando uno ve lo que está ocurriendo hoy día con él. Incluso más: si uno analiza el monto de los premios que se les ofrecen a los concesionarios por cumplir 80 por ciento, 75 por ciento del contrato -no estamos hablando del cien por ciento-, se da cuenta de que, por ejemplo, un hospital como el Félix Bulnes, que tiene un presupuesto de 50 mil millones anuales, se queda solo con 9 mil millones para operar. Eso hace que el sistema de concesiones hospitalarias sea absoluta y totalmente inviable. Yo quería simplemente, señora Presidenta , poner en el debate esos elementos, que son el punto de partida de la actual Administración. Porque, efectivamente, recibimos un sistema de salud pública en crisis, y en crisis muy profunda. Pero estoy seguro de que este Gobierno, que tiene una convicción distinta, en el sentido de que la salud pública es fundamental -debemos enriquecer esa convicción trabajando con los funcionarios del sector-, podrá levantar ese alicaído sistema, porque Chile lo merece. Muchas gracias. --(Aplausos en tribunas). "
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