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La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Corresponde proseguir la discusión general del proyecto, en segundo trámite constitucional, que fija un porcentaje mínimo de música nacional y de música de raíz folclórica y de tradición oral a la radiodifusión chilena, con informe de la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.
--Los antecedentes sobre el proyecto (5491-24) figuran en los Diarios de Sesiones que se indican:
Proyecto de ley:
En segundo trámite, sesión 46ª, en 1 de septiembre de 2010.
Informe de Comisión:
Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología: sesión 91ª, en 4 de marzo de 2014.
Discusión:
Sesión 11ª, en 22 de abril de 2014 (queda pendiente la discusión general).
La señora ALLENDE (Presidenta).-
En la sesión de ayer acordamos respetar la lista de Senadores inscritos.
Antes de ofrecerle la palabra al Senador señor Montes, voy a saludar a la Sociedad de Derecho de Autor (está en las tribunas su presidente , don Alejandro Guarello); a la Unión Nacional de Artistas; al Sindicato de Trabajadores de la Música; al Sindicato Nacional de Músicos y Artistas de Chile; al Consejo de Fomento a la Música Nacional (se encuentra con nosotros don René Calderón); a miembros de grupos musicales, como Los Jaivas, Congreso, Inti Illimani; a los cantantes Luis Dimas, Palmenia Pizarro, Claudio Narea, Joe Vasconcellos, Don Rorro.
Si omití a alguien, me disculpo.
¡Bienvenidos! ¡Muchas gracias por su presencia!
Corresponde el uso de la palabra al Senador señor Montes.
El señor PIZARRO.-
¿Me permite plantear una cuestión de procedimiento, señora Presidenta?
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Sí, señor Senador.
El señor PIZARRO.-
Nosotros teníamos cierta idea en cuanto a votar este proyecto hoy día.
Yo le solicito, señora Presidenta , abrir la votación.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Muy bien. Me parece adecuado.
El señor LARRAÍN.-
Pido la palabra.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
La tiene, Su Señoría.
El señor LARRAÍN .-
Señora Presidenta , sobre esta materia se encuentra pendiente la votación de la solicitud que formuló el Senador García-Huidobro en el sentido de que este proyecto vuelva a Comisión.
Por consiguiente, antes de discutir en general la iniciativa y votar la idea de legislar hay que pronunciarse sobre esa petición, que quedó para resolverse hoy.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Bien. Pero creo que al menos tenemos que respetar el derecho de los oradores inscritos. Porque en la sesión de ayer la Sala acordó proseguir la discusión. Y terminada esta procederíamos a la votación que Su Señoría esta señalando.
Tiene la palabra el Senador señor Rossi.
El señor ROSSI.-
Yo no entendí aquello, señora Presidenta . Porque al final de la sesión de ayer -también se planteó en Comités- se dijo que quien quisiese votar en contra lo hiciera.
En todo caso, no me parece procedente seguir dilatando el despacho de esta iniciativa.
--(Aplausos en las tribunas).
Yo pido que nos pronunciemos sobre el proyecto. Es una votación en general, ni siquiera en particular.
El señor PIZARRO.-
Está bien lo que se pidió ayer.
La señora ALLENDE (Presidenta).-
Pida la palabra, Su Señoría, para poder escucharle bien.
El señor PIZARRO.-
Podemos hacer las dos cosas y de inmediato. Hay una solicitud de que el proyecto vuelva a la Comisión, lo que es posible resolver ahora. Y después se puede abrir la votación y cada uno argumentar a favor o en contra, de acuerdo con lo que le parezca pertinente.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Si le parece a la Sala, se someterá a votación lo primero.
El señor LARRAÍN.-
Si se desea, prosigamos la discusión. No tengo problema en ello.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
En votación.
Entiendo que varios Senadores se encuentran en este momento en la Comisión paralela en Valparaíso.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
Los timbres se tocan durante cinco minutos, de todas maneras.
Los que estén de acuerdo con la vuelta del proyecto a la Comisión tienen que votar que sí, y los que se opongan, en contra, naturalmente.
--(Manifestaciones en tribunas).
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Por favor, se ruega mantener silencio.
--(Durante la votación).
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Bianchi.
El señor BIANCHI.-
Señora Presidenta , tal como lo hice presente ayer, tengo una inhabilidad para poder votar. Y en el caso en que nos encontramos están las opciones "Sí", "No", "Abstención" y "Pareo", pero no esa.
Un familiar cercano es dueño de medios y, por lo tanto, prefiero, en pro de la transparencia, inhabilitarme.
El señor WALKER (don Ignacio) .-
Se puede dejar una constancia.
El señor BIANCHI.-
Quiero hacer eso, entonces.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Se encuentran inscritos desde ayer los Senadores señores Montes e Ignacio Walker, señora Goic y señor Larraín. Este último está pidiendo la palabra para fundamentar su voto, según entiendo.
El señor BIANCHI.-
Pero ahora nos estamos pronunciando sobre otra cosa: si el proyecto va a Comisión.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Sin perjuicio de que se haya escapado algún nombre de la lista, lo que verá la Mesa, repito que el Honorable señor Larraín ha pedido intervenir para poder fundamentar el voto.
Estamos en votación.
El señor ROSSI.-
No.
El señor WALKER (don Ignacio).-
Pero estamos votando otra cosa.
El señor LARRAÍN.-
Quiero formular un planteamiento.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Lo más recomendable es una sola votación, para despachar el asunto de una vez y poder escucharnos en el tiempo restante del Orden del Día.
Le pido usar de la palabra si es muy importante, señor Senador, y si no, dejar el espacio para que se lleve a cabo un solo pronunciamiento y decidir lo que hemos acordado en forma previa.
Hago presente la conveniencia de no extenderse en la fundamentación, porque, en caso contrario, no vamos a terminar. Su Señoría dispone de dos minutos.
El señor LARRAÍN.-
Señora Presidenta, deseo fundamentar el voto por lo siguiente.
En lo personal, me siento muy inclinado a apoyar la causa de los músicos, pues creo, por distintas razones, que es justa. Pero advierto ya por el informe de la Comisión, desfavorable para la propuesta, que no es una cuestión fácil de resolver.
Y he escuchado muchas opiniones distintas que son negativas para el procedimiento.
Entonces, me pregunto si acaso no existiría la posibilidad de que, si el proyecto volviera al órgano técnico, la Comisión pudiese hacer un esfuerzo para resolver la disyuntiva. Ese es el ánimo que me impulsa a apoyar la solicitud del Honorable señor García-Huidobro , a fin de llegar a una salida.
Porque no me parece que, frente a dos buenas razones, tengamos que cerrarnos a una de ellas. ¿Cómo garantizar y mejorar el acceso a la música chilena y sin responder, de esta manera, a una limitación -como lo han interpretado algunos- de la libertad de programación de los medios de comunicación?
Eso es lo que me parece que puede tener una solución que a lo mejor no logramos en una votación y ese es el sentido del pronunciamiento fundamentalmente por el riesgo de que el proyecto se pierda.
El señor ROSSI.-
Es algo que no está en votación.
La se��ora ALLENDE (Presidenta).-
Cabe recordar, en todo caso, que la votación es en general. O sea, la iniciativa va a volver a la Comisión para indicaciones, mejoramientos, acuerdos o desacuerdos. No nos perdamos al respecto.
El señor LARRAÍN.-
Si es rechazada, ello no sucederá.
La señora ALLENDE (Presidenta).-
De acuerdo. Pero ahora estamos en plena votación para decidir el punto.
El señor PIZARRO.-
Si es desechada, se tiene que formar una Comisión Mixta.
El señor LARRAÍN.-
Sí. Pero no volverá a la Comisión.
El señor LABBÉ ( Secretario General ).-
¿Algún señor Senador no ha emitido su voto?
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Terminada la votación.
--Por 13 votos contra 12, se aprueba la vuelta del proyecto a la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología.
Votaron por la afirmativa las señoras Van Rysselberghe y Von Baer y los señores Allamand, Chahuán, Coloma, Espina, García, García-Huidobro, Guillier, Larraín (don Hernán),Orpis, Ossandón y Prokurica.
Votaron por la negativa las señoras Allende, Goic y Muñoz y los señores Araya, Girardi, Letelier, Montes, Navarro, Pizarro, Quinteros, Rossi y Walker (don Ignacio).
El señor ROSSI.-
¡Es una vergüenza!
El señor NAVARRO.-
¡Habría sido lo mismo pronunciarse sobre el proyecto! ¡Después habría pasado igual a la Comisión!
El señor LARRAÍN.-
¿Qué habría pasado con un resultado negativo? No habría vuelto al órgano técnico.
--(Manifestaciones en tribunas).
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Rossi.
El señor ROSSI.-
Ya que se llevó a cabo tan lamentable votación, propongo que el proyecto, como es de artículo único, sea discutido por la Comisión en general y en particular a la vez.
El señor LARRAÍN.-
Bien.
El señor PROKURICA.-
No hay problema.
El señor LETELIER.-
Que sea debatido ahora en la Sala.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Es facultad del órgano técnico. Siendo de artículo único, es perfectamente posible que lo trate en general y en particular, luego de lo cual volverá, por supuesto, a la Sala.
Puede intervenir el Senador señor Letelier .
El señor LETELIER .-
Señora Presidenta , sin perjuicio de ello, se debería dejar consignado qué opinamos sobre la iniciativa. No se podrá votar en general hoy, porque algunos no lo han querido,
--(Aplausos en tribunas).
¡pero que siga la sesión, por favor!
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Me parece razonable. He mencionado varias veces que existe una lista de oradores. No tendrá lugar ahora un pronunciamiento y el asunto pasará a Comisión, pero no podemos impedir, por lo menos a juicio de la Mesa, que usen de la palabra los Senadores, sobre todo los que quedaron inscritos ayer.
Puede intervenir el Honorable señor Montes, quien está entre los primeros.
Perdón, Su Señoría. El Senador señor Espina planteará antes una cuestión de Reglamento.
El señor ESPINA.-
Señora Presidenta , para bien o para mal, el proyecto se ha enviado al órgano técnico, adonde igualmente habría vuelto aprobado en general. Lo que tiene que hacer el Senado es resolver el problema planteado. No voy a entrar en los detalles, porque no es el momento de hacer una exposición de fondo.
Lo que me cuesta comprender es que, con el trabajo que tenemos, en vez de avanzar en otras iniciativas sigamos tratando una de ellas -y nadie está escondiendo su opinión- que no será vista por la Sala ni hoy ni mañana, porque tiene que ser analizada en la Comisión. Esta puede abocarse a su tarea en una semana, si quiere, luego de lo cual el texto estará de vuelta. No sé por qué seguimos ocupados en una materia que tiene que ser objeto de un debate en esa instancia, donde se ha de generar un acuerdo y lograr que los músicos chilenos puedan tener toda la representación necesaria, con lo cual se decidirá finalmente la cuestión. En realidad, continuamos con la discusión acerca de un asunto sobre el cual -no lo había visto nunca- la Sala no se va a pronunciar ahora. Sería distinto si hubiera un segundo informe y se resolviera mañana.
¿Por qué no maximizamos el tiempo? ¡Si lo que corresponde es que el órgano técnico genere un acuerdo que deje el punto definido, y ahí cada uno tendrá que opinar y asumirá su posición!
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Mi criterio es diferente, Su Señoría. Pienso que ayer quedó claro que la discusión iba a proseguir hoy y tenemos una lista de inscritos para usar de la palabra.
Es cierto que en esta oportunidad se determinó que el proyecto vuelva a Comisión.
No era mi ánimo proceder a una votación de inmediato. Estimé que primero era conveniente escuchar el parecer de los presentes, para después proceder a ella. Pero me dijeron: "No. La idea es resolver de una vez".
No creo que el hecho de que por un solo voto de diferencia se haya dispuesto que la iniciativa vaya al órgano técnico deba inhibir la opinión de los Senadores, que perfectamente pueden expresarla y que incluso puede ayudar a los miembros de esa instancia como un antecedente para mejor resolver.
--(Aplausos en tribunas).
En nada desmerece, a mi juicio, que el texto pase a la Comisión, que lo verá en general y en particular. Sin perjuicio de que la situación pueda parecerle a alguien sorprendente, me parece importante que respetemos lo que se había determinado y que por lo menos se termine con la lista de inscritos. Y por eso expuse la idea de que mejor se escuchara a los oradores y después se votara. Se me pidió lo contrario. Como creo que no se plantea un cuadro incompatible, asumo la responsabilidad: estimo que podemos escuchar.
Tiene la palabra el Honorable señor Montes.
El señor MONTES.-
Señora Presidenta , la verdad es que a mí también me sorprende el tiempo que a veces gastamos en aspectos procesales. Aquí hay un Reglamento, el cual dispone que primero se vota la aprobación en general y después se ve la iniciativa en Comisión. Hemos gastado harto tiempo y no hemos entrado al contenido.
Quiero sumarme al saludo a los grandes músicos chilenos en las tribunas.
--(Aplausos en tribunas).
Tenemos creadores, lo que es un gran aporte a la vida nacional. Y son educadores de la cultura y del arte por todo nuestro territorio. El Senador que habla está de acuerdo, en primer lugar, con la obligación de difundir un 20 por ciento de música chilena.
--(Aplausos en tribunas).
Estoy convencido de que en el mundo actual es necesario preservar y promover manifestaciones y disciplinas que dicen relación con nuestra idiosincrasia y cultura, y con el desarrollo de nuestros artistas.
La globalización generó un mundo distinto, con algunas cosas positivas y muchas negativas. Chile ingresó a ella subordinando la vida a los beneficios que implicaba el crecimiento económico. Y nos dedicamos a abrir mercados, a generar tratados comerciales.
Toda la primacía de lo económico minimizó y subestimó los riesgos y dificultades que ello importaba, particularmente en el plano cultural. El informe del PNUD de hace un par de años expresa que Chile presenta un subdesarrollo. Hay un desfase entre el desarrollo cultural y el desarrollo económico. Lo que hemos crecido en la economía no guarda relación con el progreso de nuestras expresiones culturales y nuestra riqueza en ese ámbito.
Ahí se hizo referencia siempre, como Touraine, a los peligros de una uniformidad cultural y a la desaparición o mezcla de tradiciones, lo que fue poco estudiado y reconocido.
Señora Presidenta , cada Senador contó ayer con diez minutos. Deseo saber de cuánto tiempo dispongo.
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Su Señoría tiene otro tanto.
El señor MONTES.-
La cultura, en todas sus facetas y ámbitos, presenta hoy algunos elementos muy preocupantes:
-Tendencia a la uniformidad en la televisión, con formatos que se ponen de moda en forma universal.
-Tendencia a la uniformidad en el aspecto literario, con concentración de la oferta, lo que deja sin espacio a pequeñas producciones y material técnico y de ciencias sociales.
-Tendencia a menospreciar el valor de ciertas prácticas y bienes ancestrales, como ocurre con la profunda discusión sobre las semillas.
-Tendencia a arrinconar la música local, con una disputa, muy desigual, entre la producción de artistas nacionales y la de referentes internacionales promovidos por cadenas disqueras, televisivas y radiales globalizadas.
Creo que ello debemos tratar de corregirlo o al menos de amortiguarlo con algunas medidas.
Fomentar la producción de músicos nacionales de todos los géneros y de la música de raíz folklórica es un imperativo en un país que busca equilibrar la inserción en el mundo con la preservación de su identidad cultural y el resguardo y la promoción de sus creadores. --(Aplausos en tribunas).
También estoy convencido del derecho del Estado a imponer exigencias a quienes operan con bienes públicos.
En nuestro país se viene dando desde hace algunos años una revalorización del rol de lo público en la sociedad.
Desde el fin de la dictadura, la sociedad ha percibido gradualmente que el modelo neoliberal, si bien posibilitó el acceso a bienes y servicios, generó también enormes desigualdades y desequilibrios.
Y, del mismo modo, se ha advertido que ciertos ámbitos deben quedar en manos del Estado o al menos ser objeto de una regulación significativa y exigirse a sus operadores algunos principios o pautas de acción en beneficio de la comunidad nacional.
La entrega de bienes públicos a los privados puede y debe implicar el establecimiento para estos de obligaciones razonables que compatibilicen el interés común con los del concesionario.
Así lo planteamos en el caso de la televisión digital al promover exigencias en materia de derechos de los trabajadores, de prohibición de cobro o de resguardo de canales pequeños y regionales.
El 20 por ciento requerido es una cifra razonable, compatible con la programación de cada emisora, más aún cuando se establece una amplitud en los géneros posibles de difundir.
Estoy convencido asimismo de que las políticas públicas deben complementar, como lo expuso el Honorable señor Guillier, el apoyo al arte y la cultura.
La verdad es que los programas existentes, como el patrocinio del Consejo de la Cultura a ciertas difusiones radiales, han sido bastante insuficientes.
La aprobación de la política del 20 por ciento no debe implicar el abandono de otras formas de promoción del desarrollo del arte y de la cultura, como los diversos fondos para algunas manifestaciones, que permitan que en un horizonte moderado de tiempo la música chilena disponga de auditores suficientes.
Ello no es contradictorio con un piso en las radios. De hecho, hoy día quien produce un libro tiene la obligación de entregar una cuota de cada edición a la Biblioteca Nacional, por ejemplo. Y así, hay un conjunto de otros elementos que dan cuenta de esta facultad, de la posibilidad que tiene el Estado y de la necesidad de una política complementaria.
Yo llamo a no caricaturizar el debate. La discusión que se da en el marco de este proyecto es seria y de gran profundidad cultural, en torno a lo que pretendemos como nación.
Como también se dijo durante la discusión sobre la televisión digital, los medios de comunicación tienen una enorme responsabilidad en la formación del ser nacional y en la promoción de diversas manifestaciones culturales.
En este debate se ha sostenido que se busca imponer la música chilena y, más aún, se ha pretendido afirmar que solo ciertos países, muy determinados, presentan normas de este tipo, cuando estudios serios, como el realizado por el propio Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, reconocen que el universo de naciones que utilizan mecanismos de esta índole es bastante más amplio y plural. Puedo mencionar los casos de España, Francia, Australia y Canadá .
Señora Presidenta, votaré a favor de que se emita un 20 por ciento de música chilena en las radios.
--(Aplausos en tribunas).
Además, quiero reconocer que la sociedad y el Estado chilenos tienen grandes deudas históricas con los artistas nacionales. El tema previsional es un problema realmente serio, así como las condiciones en que viven su vejez. Lo mismo ocurre con el tema de la salud, que muchos de ellos sufren profundamente.
Creo que aquí hay una serie de medidas discriminatorias a favor de los artistas extranjeros. En algún momento deberemos realizar un debate más global en el Senado acerca de cómo la sociedad chilena incorpora, le da un espacio y valora el tremendo aporte que hacen a la construcción del país los artistas y especialmente los músicos.
Muchas gracias.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE (Presidenta).-
Quiero recordar a las personas que se hallan en las tribunas que, de acuerdo al Reglamento, está prohibido realizar manifestaciones. Así que les ruego que me ayuden en ese sentido.
Tiene la palabra el Honorable señor Rossi.
El señor ROSSI.-
Señora Presidenta, la verdad es que comparto cien por ciento lo que dijo el Senador Montes.
Y aprovecho, en todo caso, de saludar a nuestros artistas y agradecer la tremenda contribución que hacen a la cultura y a que Chile sea un país más grande.
Se ha hablado mucho de la libertad de programación. Y ese discurso de la libertad me suena conocido, porque lo escucho igualmente con relación a la enseñanza -la libertad de enseñanza-, cuando se quiere defender la discriminación de los niños o los mecanismos de selección. También tuvieron libertad los canales de televisión (televisión abierta, televisión pública) para hacer un tratamiento sensacionalista, mediático, que no solo no contuvo a las víctimas del terremoto en el norte, sino que sembró el pánico y generó más estrés.
Por lo tanto, es fundamental que el Estado regule los bienes nacionales de uso público. Así lo hicimos con la televisión digital. El Estado tiene la obligación de velar por el correcto funcionamiento de la televisión y, por ende, tiene todo el derecho de construir políticas públicas que permitan lograr un determinado objetivo.
Este proyecto busca apoyar y promover la música chilena y su creación. Entonces, si ese es su objetivo, yo espero que todos los parlamentarios que dicen estar a favor de ella respalden con entusiasmo la iniciativa.
Se ha dicho que no corresponde imponer por la fuerza. La verdad es que los mecanismos de acción positiva no son nuevos. Los mecanismos de acción o de discriminación positiva son herramientas que tiene el Estado para promover un determinado objetivo. Sin ir más lejos, hoy día tenemos la CONADI, que busca promover los derechos del mundo indígena.
La Presidenta de la República acaba de enviar un proyecto de ley al Parlamento para cambiar el sistema electoral binominal por otro que establece un sistema de cuotas. Yo presenté un proyecto de ley para aumentar la participación femenina en la política. Porque hoy tenemos un problema: que nuestra sociedad, estructuralmente, discrimina a la mujer. Y para incluirla buscamos políticas públicas, buscamos herramientas, y una de ellas es la discriminación o acción positiva. Si queremos más música chilena, si queremos promover y fortalecer nuestra identidad como pueblo, que tiene mucho que ver con el arte, con la cultura, con otras manifestaciones de los seres humanos, efectivamente el Estado tiene el deber, no solo el derecho, de establecer políticas públicas de acción positiva, como un piso mínimo -"mínimo", diría yo-, escaso, de música chilena a emitir equivalente a un 20 por ciento.
Por otro lado -ya lo dijo también el Senador Montes-, en un mundo globalizado como el nuestro (y Chile tiene una economía muy abierta) es fundamental que sepamos proteger lo nuestro, lo que tiene que ver con nuestras raíces más profundas, lo que nos define como pueblo, lo que se relaciona con procesos históricos muy largos, acumulativos. Y, desde esa perspectiva, este proyecto es un pequeño paso en esa dirección. En un mundo globalizado donde todo tiende a homogenizarse también es importante darle valor a lo nuestro, a lo que es particular, a lo que nos hace diferentes.
Por eso, apoyo el proyecto, pues creo que tiene un sentido muy profundo.
De otra parte, lamento el lobby monstruoso que ha hecho la ARCHI.
--(Manifestaciones en tribunas).
La ARCHI ha hecho un lobby muy lamentable. Pero la verdad es que no nos amilana ni nos intimida. Por el contrario, nos da más entusiasmo para legislar en esta materia.
Y quiero hacer un llamado, señora Presidenta -ya que vamos a discutir esta iniciativa tanto en general como en particular en la Comisión de Educación-, para hacer una reflexión más profunda.
Hay muchos países que se preocupan de proteger su cultura. Tenemos el caso de Francia. A los franceses les interesa tener buen cine. ¿Qué es lo que hacen? Una parte de la taquilla va en beneficio de su producción cinematográfica. "Eso es discriminatorio", podría sostener alguien de Hollywood. Pero no lo es; simplemente, a los franceses les interesa que su cine se divulgue, se promueva, porque para ellos es importante, porque tiene que ver con su alma, con su identidad, con sus sueños, con cómo se proyectan hacia el futuro, con sus familias, con su vida.
En consecuencia, este es un proyecto tremendamente importante para la sociedad chilena. Yo, sinceramente, espero que seamos capaces de aprobarlo, pues estoy convencido de que va a permitir promover la cultura y el arte a partir de la divulgación de la música chilena.
También siento, al igual que el Senador Montes, que nuestro país tiene una deuda con los artistas. Y por eso debemos abordar el tema previsional y otros más. Da mucha pena ver la situación en que quedan grandes artistas que han dado tantas alegrías al pueblo chileno, que han sido nuestros mejores embajadores en el mundo. Porque ¿quiénes son nuestros embajadores? Nuestros agentes culturales, del arte o del deporte, que pasan sus últimos días de vida en una condición de extrema precariedad, de indignidad. ¡El Estado tiene que hacerse cargo de esas personas!
Por eso, voy a votar a favor de una ley que exija emitir un 20 por ciento de música chilena en las radios.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE (Presidenta).-
Tiene la palabra el Senador señor Ignacio Walker.
El señor WALKER (don Ignacio).-
Señora Presidenta , encuentro lamentable lo que ha ocurrido. Es cierto que es algo reglamentario, y en tal sentido legítimo, pero seamos claros: esta fue una medida dilatoria para evitar un pronunciamiento de la Sala en el día de hoy.
Fíjese, señora Presidenta , que este proyecto inició su trámite parlamentario el 20 de noviembre de 2007. Hace casi siete años.
--(Manifestaciones en tribunas).
Se aprobó en la Cámara de Diputados en agosto de 2010 -hace casi cuatro años-, por 55 votos a favor, 27 en contra y 22 abstenciones. Y nuestra Comisión, de la cual soy miembro, ya hizo la discusión. En ella -tengo que decirlo-, solo el Senador Alejandro Navarro y yo lo votamos a favor. Perdimos 3 a 2. Pero esperamos ganar en la Sala.
Pues bien, cuando el proyecto llega a este Hemiciclo, donde se inició la discusión ayer para continuarla esta tarde y después votar, tiene lugar esta medida dilatoria: pedir que el proyecto vuelva a la Comisión. ¡Para qué! ¡Si ya se hizo la discusión ahí y la Comisión emitió un informe!
Pero en fin.
Es importante debatir este tema de cara a la gente, de cara a la opinión pública. Y, en ese sentido, quiero argumentar por qué voy a votar a favor del proyecto.
--(Aplausos en tribunas).
Este no es un debate de los músicos contra las radios, o de las radios contra los músicos. Ese no es el punto.
Este no es un debate de la SCD contra la ARCHI, o de la ARCHI contra la SCD. Eso estaría mal planteado, y no es lo que estamos discutiendo.
Este es un debate de naturaleza bastante distinta, y muy de fondo: cuál es la valoración que la sociedad chilena y el Parlamento, que constituye la representación política de la ciudadanía, dan a ese intangible tan importante en la vida de cualquier pueblo como son la cultura y las artes en sus distintas manifestaciones.
Ese es el tema que estamos discutiendo.
Impera en nuestros días -reconozcámoslo- un economicismo estrecho que permea nuestra cultura y que lo reduce todo a clave de mercado. ¡Y claro que hay un espacio para el mercado! Por ejemplo, existe una industria cultural.
Sin embargo, en mi opinión hay ciertas cuestiones que atañen al espíritu humano y que requieren una política pública, una acción legislativa, un rol del Estado, que sepa relevar y potenciar aquellas áreas que inciden en nuestra identidad, es decir, todo eso que nos constituye como nación y como cultura. ¡Eso es lo que estamos debatiendo!
Y una de las dimensiones de esa identidad, de esa cultura, de lo que nos constituye como nación, es la música chilena, como uno de los aspectos que conforman ese intangible.
Eso es lo que está en juego en este proyecto, que es una modesta contribución -¡muy modesta contribución, casi simbólica!-, pero necesaria para el fomento de la música chilena.
Asimismo, hay aquí una dimensión constitucional que ha pasado bastante inadvertida. La libertad de crear se encuentra contemplada en una disposición constitucional surgida en democracia: el encabezamiento del artículo 19, número 25º, de la Carta Fundamental. Dicha norma puso término a la censura previa.
¿Por qué el Congreso Nacional aprobó unánimemente esa disposición con rango constitucional? Porque el pueblo chileno no quiere que se silencie la fuerza de la creación artística; porque el pueblo chileno repudia la censura y no quiere volver a sufrir la mordaza que significa el silencio de una canción, de una obra de teatro, de una película o de un libro.
Me dirán: "¿Y qué tiene que ver eso con el proyecto que hoy día conocemos?".
¡Mucho, pues! Porque se silencia cuando se prohíbe, pero también se silencia cuando se obliga a callar por el mandato del mercado, de la pauta publicitaria o del capricho de un programador o un empresario.
¡Ahí también se silencia!
--(Aplausos en tribunas).
Además, hay otro aspecto muy importante.
Las emisiones de radio y televisión se propagan en un espectro radioeléctrico que es propiedad de todos los chilenos. Los organismos de radiodifusión no son dueños de ese espacio radioeléctrico; son concesionarios, a los cuales el país les entrega una concesión temporal para que lleven a cabo su trascendente y muy valiosa labor de comunicar contenidos musicales y brindar información de toda índole.
¿Y qué supone una concesión? Supone una reciprocidad.
¿Qué supone una concesión? Supone una contraprestación. Es decir, ese medio concesionario de radio o televisión, al que la sociedad le ha confiado gratuitamente ese derecho, tiene un deber de reciprocidad y está obligado a dar una contraprestación a la sociedad.
De lo que hablamos al debatir este proyecto de ley es del derecho a romper el silencio que puede afectar a nuestra creación musical, en beneficio de todos; evitar que se silencie la creación. ¡Eso es lo que está en juego! ¡Eso es lo que requiere una regulación!
Cuando las municipalidades quitan una ligera franja del pavimento para reservarlo a los ciudadanos que se movilizan en bicicleta, ¿afectan la libertad de los vehículos 4x4, que quieren toda la calzada para ellos? ¡Probablemente! Sin embargo, en justicia debemos propiciar que nuestros ciudadanos también puedan encontrar un espacio disponible para transitar en bicicleta.
Cuando exigimos que los proyectos urbanos reserven plazas y espacios de recreación, ¿estamos limitando la libertad de los constructores? ¡Sí! Por una exigencia de bien común.
Si otorgamos una concesión a los radiodifusores, ¿por qué no es posible establecer ciertas condiciones o contraprestaciones para que ejerzan su derecho dando un modesto -¡modestísimo!- espacio a la creación nacional?
¡Concesión y reciprocidad! ¡Concesión y contraprestación!
¡Esa es la ecuación!
¡La libertad de crear es una quimera si se censura!
¡La libertad de crear se mutila si se silencia a los músicos, a los creadores y a los artistas!
--(Aplausos en tribunas).
Señora Presidenta , ¿qué dice la ley que creó el Consejo Nacional de Televisión, a propósito del espacio radioeléctrico?
"Artículo 13°.- El Consejo podrá: c) fijar, de manera general, un porcentaje de hasta un 40%" -¡no 20!- "de producción chilena de los programas que transmitan los canales de servicios de radiodifusión televisiva de libre recepción. Dentro de este porcentaje podrá incluir la exhibición de películas nacionales".
Entonces, la televisión es concesionaria. ¿Y qué le exige la ley? ¡40 por ciento de producción nacional, lo cual ha permitido el desarrollo de las áreas dramáticas de los canales de televisión!
Y en el proyecto que nos ocupa no pedimos 40 por ciento; pedimos 20 por ciento. ¡Casi una migaja! ¡Una modesta reciprocidad!
¿Estamos inventando la rueda? ¡No! ¿Qué países utilizan ya este sistema de cuotas y de porcentajes dentro de sus espacios? Argentina, Australia, Bélgica , Brasil , Canadá , Ecuador , Francia, Perú , Sudáfrica , Uruguay , Venezuela.
¡Y queremos que el próximo sea Chile!
--(Aplausos en tribunas).
Por eso, la ley en proyecto propone agregar, en el artículo 15 de la ley N° 19.928, sobre Fomento de la Música Chilena, un inciso que dispone que "las radioemisoras, en su programación fonográfica diaria, deberán emitir al menos una quinta parte (20%) de música nacional".
En consecuencia, señora Presidenta, yo espero que, en aras de nuestra identidad, de nuestra cultura, votemos a favor de esta iniciativa, que fomenta la música chilena.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE (Presidenta).-
Tiene la palabra el Senador señor Letelier.
El señor LETELIER.-
Señora Presidenta , el debate que llevamos a cabo hoy tiene una tremenda importancia, porque se da en una época específica de nuestra historia, en un mundo globalizado donde el tópico de las identidades propias es trascendental, donde se han relativizado los Estados nacionales, y donde lo que muchas veces está en cuestión es la permanencia de ciertas culturas civilizatorias versus otras que tienden a disgregarse y destruirse mediante modelos de sobreconsumo, etcétera.
Hoy vivimos en una época donde los derechos de las personas y de los colectivos muchas veces están cuestionados no solamente dentro de las fronteras nacionales, sino también más allá de ellas.
Vivimos en nuestro país -¡"Gracias a Dios", dirán varios!- el inicio de un ciclo político donde se empiezan a echar para atrás las concepciones neoliberales que nos han dominado durante demasiado tiempo.
Comienza una era en Chile donde iniciamos la discusión de temas que le importan a la mayoría.
Por eso estamos contentos del voto de los chilenos en el extranjero; estamos felices de que se haya mandado al Congreso Nacional el proyecto que pone fin al actual sistema electoral de nuestro país, que es muy perverso.
Y hoy discutimos algo básico: cómo fortalecer el derecho a la identidad, al desarrollo de nuestra cultura.
En lo personal, no me satisface el título de esta iniciativa, pues pienso que queda corto. Me parece que está en juego mucho más que el fomento a la música chilena, y lo trataré de explicar en forma breve.
El espectro electromagnético es de todos los chilenos y su entrega en concesión debe revisarse. Soy de aquellos a los que no les gusta la forma en que a las radios se les otorgan concesiones, que haya personas que las ganen, que lucren con ellas, que las arrienden a otros, y que no defiendan lo nuestro.
--(Aplausos en tribunas).
Resulta bastante vergonzoso que algunas de las personas que han asistido a Comisiones en este tiempo no sean los titulares de las concesiones radiales, sino quienes las arriendan a otros para lucrar con un bien que nos pertenece a todos. Sin duda, cumplen una función social. Pero creo que se debe sincerar lo ocurrido con ciertos conglomerados que se han apropiado del espectro radial de nuestro país poniendo dinero sobre la mesa para arrebatarles las concesiones a radios regionales con clara identidad local.
Señalo lo anterior, señora Presidenta , porque la gran mayoría de las emisoras regionales ya incluyen en su programación mucho más de 20 por ciento de música chilena. Son los grandes conglomerados, las mayores cadenas de radio, los que tienden a relativizar la importancia de esta discusión o a cuestionarla. Y lo hacen, como se ha indicado, levantando la bandera de la libertad de programación. Considero bueno señalar que el espectro electromagnético es nuestro, que el Estado se lo entrega a particulares en forma gratuita -por desgracia, a mi juicio- para su uso, y estos no quieren que eso se regule.
Lo que haremos con esta iniciativa, al igual que en el proyecto de ley sobre televisión digital terrestre, será comenzar a recuperar la facultad de la mayoría de los chilenos de normar el uso de espacios pertenecientes a todos nosotros.
No solo queremos fijar este porcentaje de 20 por ciento (por cierto, habría que preguntarse si es adecuado ese guarismo), sino además regular la relación comercial entre quienes usan y explotan las radios y los creadores, los artistas, representados por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor. Y aprovecho de saludar a los artistas que durante esta última década han venido una y otra vez a luchar por que la industria les pague los derechos que les corresponden como músicos o actores, pues se trata de propiedad intelectual.
Es fantástico ver cómo a los grandes empresarios les gusta defender sus derechos de propiedad, pero no que los creadores y los artistas reclamen los suyos respecto de la creación.
Ese es uno de los aspectos en discusión.
--(Aplausos en tribunas).
Y las radios tienen miedo, porque no cancelan siempre los derechos de autor a músicos foráneos. Entonces, no quieren pagar ni a los extranjeros ni a los nacionales.
Sin duda, eso forma parte del debate en la Sala.
El espectro electromagnético, que nos pertenece a todos, debe servir para fomentar el desarrollo de nuestros artistas. No es el único mecanismo, por cierto. Pero de que ayuda, ayuda; de que es necesario, es necesario.
Esa es una de las dimensiones de fomento; sin embargo, existen otras que para mí son tanto o más relevantes: las relativas a nuestra identidad.
La defensa de nuestra identidad, de nuestra cultura, depende en el mundo de hoy de lo que se escuche, de lo que se vea. Alguien en tribunas hablaba de cómo la televisión u otros espacios han sido utilizados para difundir una cultura que por lo menos a algunos de nosotros no nos gusta: la de la farándula o del fenómeno denominado reality, que refleja un voyerismo perverso, propio de la época en televisión.
Lo cierto es que uno quiere defender la identidad, un conjunto de valores, de maneras de ser, de formas de expresión. De ahí que sea tan importante reservar al menos la difusión de un porcentaje de creación chilena -después quiero plantear algunas interrogantes- en las radios y también en otros espacios.
Tendremos que definir mejor, eso sí, qué se entiende por música chilena. Porque algunos querrán restringir ese concepto. Incluso, les gustaría reducir el folclor a la cueca y a la tonada, producto de una lectura bastante reduccionista del término.
En algún momento tendremos que analizar el punto de forma adecuada para llegar a una definición lo más amplia posible, en tanto hay artistas nacionales y música que puede ser escrita por chilenos. Es decir, debemos elaborar un concepto amplio y no restrictivo.
Es una de las inquietudes, legítimas, que algunos tienen.
Por eso, me parece que durante el debate deberíamos escuchar la opinión de los creadores respecto de qué entienden por música chilena y por música chilena de raíz folclórica, como se señala en el proyecto.
Para terminar, señora Presidenta , deseo plantear una inquietud.
Por cierto, vamos a votar a favor, y lamentamos las acciones dilatorias llevadas a cabo por algunos, solo por el hecho de que la ARCHI está realizando hoy una convención en algún punto del país¿
--(Manifestaciones en tribunas).
¿ y no querían que se discutiera esta iniciativa para no "pisarle los callos" a alguien.
Pero a nosotros nos corresponde regular conflictos de interés -es lo que hace el Parlamento, entre otras cosas-, y tomar posiciones respecto de ellos.
La bancada del Partido Socialista, la Nueva Mayoría, vamos a apoyar la regulación del espacio electromagnético que usan las radios, a reivindicarla, en el entendido de que se da en un contexto de una era nueva en Chile en que comenzamos a recuperar el derecho de la mayoría a decidir cómo se organiza el país en que vivimos.
Vamos a votar que sí.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Tiene la palabra el Senador señor Hernán Larraín.
El señor LARRAÍN .-
Señora Presidenta , junto con saludar a quienes hoy día nos acompañan, y como una manera de hacer presente la consideración por la contribución que realizan a la cultura chilena, anuncio mi voto favorable a un proyecto que busca¿
--(Aplausos en tribunas).
¿ valorar la música chilena, incorporando su difusión radial mediante algunos niveles mínimos, de manera que las creaciones musicales que sean producto de una composición original de un chileno o aquella música interpretada por un artista nacional tengan prioridad especial en la programación.
El argumento central apunta a algo que ya se ha dicho: la valoración de nuestra cultura como soporte del alma chilena, de su identidad.
Siento que, debido a la universalización que nos ha tocado vivir en estos días, se pierde con cierta facilidad aquella huella, aquellos vestigios del alma nacional.
Sobre el particular, no podemos ser como el avestruz y ocultar la cabeza, como si el fenómeno no existiera. No podemos cerrar la cuenta de Internet o del cable y no tener acceso a lo que ocurre en el mundo.
No obstante, debemos fortalecer lo nuestro.
Tengo la sensación de que todo lo relacionado con valores culturales chilenos, o universales, está muy poco valorado, muy poco priorizado en el país. Quizás no se encuentra arraigado con la fuerza que debería en los hábitos sociales. Y tal vez por eso Chile ha perdido en cierto sentido mucha de su identidad.
De alguna forma, entre la cordillera y el mar, antes nos salvábamos de esa invasión foránea. Pero hoy día la invasión foránea es virtual, no tiene restricciones físicas.
Por lo tanto, estamos sometidos a una lluvia de valores, ideas y propuestas extranjeras. No obstante, también formamos parte del universo; no podemos negarnos a ello. Y tenemos que buscar cómo defender lo propiamente nuestro, lo que nos hace ser quienes somos. Eso implica modificar, en forma muy profunda, nuestras actuaciones y hábitos sociales.
Quizás, donde más se siente esa ausencia es en la educación. Porque esta no trabaja realmente para que la cultura y los valores que le dan sentido a la vida tengan una fuerza significativa en la formación de los niños, de las niñas y de los jóvenes.
Hemos perdido el sentido humanista e, incluso, el científico, los cuales también forman parte de nuestros valores. Tal vez, presionados por sacar altos puntajes en el SIMCE o en la PSU, estamos más preocupados de ese tipo de mecanismos cuantitativos, que de buscar que nuestra educación valore lo cualitativo, lo que le da sentido -como dije- a la vida.
Es preocupante -lo planteo como Senador regional- la ausencia de esos valores en muchas regiones. Porque en las grandes ciudades hay acceso a la cultura. Pero, si ustedes pudieran recorrer el Maule Sur, se darían cuenta de la orfandad de la presencia cultural. Hasta hace poco no había salas de cine en la región. Ahora recién se han acomodado algunos teatros y es posible tenerlas. Sin embargo, ninguna cadena se ha hecho cargo de tener programaciones permanentes.
Por otra parte, no hay oportunidades para que se formen talentos musicales, teatrales, pictóricos. No existe espacio en sus liceos, en sus colegios; en los centros culturales. En verdad es una situación muy dramática, realmente de orfandad. ¡Y en los sectores rurales es bastante peor!
Entonces, ¿qué hacemos para producir esta necesaria búsqueda de lo nuestro? ¿Cómo podemos realizar algún cambio para que Chile florezca en lo que es esencial?
¡Si lo que le da sentido a la vida no es tener más, sino ser más! Eso parte desde adentro, y la cultura es el ingrediente principal.
La música, sin lugar a duda, tiene una fuerza muy poderosa. Por lo tanto, es un vehículo que no podemos dejar de considerar para producir esa transformación.
¿Y qué nos pasa? ¿Por qué es tan importante la radio? Porque en regiones la radio mueve esa realidad.
Si yo quiero transmitir algo, no voy a la televisión, ni a la prensa escrita. ¡Voy a la radio! Y eso nos ocurre a todos. ¡En las regiones y en las provincias sí se escucha la radio! Y quizás en ellas es donde más música nacional se toca.
En consecuencia, se debe hacer un esfuerzo para que la radio sea valorizada.
No obstante, ¿qué pasa con la radio, incluso en provincias? Que las cadenas internacionales se están tomando los consorcios radiales. Y estos consorcios hacen algo que genera un efecto perverso: privilegian a sus artistas extranjeros y no a los chilenos.
--(Aplausos en tribunas).
Ese fenómeno no aparece en la superficie, pero se da. Y por ello estimo primordial dar estos pasos.
Algunos Senadores, y probablemente muchos de quienes nos acompañan en las tribunas, pueden haberse sentido frustrados por que el proyecto no se fuera a votar hoy día.
Yo me hice eco de la solicitud de uno de los autores de la moción, el Senador García-Huidobro, de que la iniciativa volviera a la Comisión. Y lo voy a explicar.
He conversado con varios Senadores y Senadoras, y no siento que haya convicción en cuanto a avanzar en esta iniciativa. De modo que se corre el riesgo de que se pierda. Por eso, me ha parecido prudente, para salvar el proyecto, que vuelva a Comisión.
Además, el valor de la libertad de programación no es un valor cualquiera. Y quienes defendemos la libertad -no el modelo neoliberal, con que algunos lo confunden- sabemos que la libertad es un valor supremo. La historia de la humanidad se ha hecho conquistando, cada vez con más fuerza, la libertad. Y esta no la podemos perder.
Se trata de la libertad que necesitan los artistas para crear. Esa es la que queremos defender. Con todo, quienes son dueños de un medio de comunicación, más allá de las concesiones y de otros problemas, también tienen sus libertades, las cuales no podemos pasar a llevar. Entonces, hay que buscar una manera de compatibilizar esos intereses.
El Senador Walker señaló, por ejemplo, lo que ocurre en la televisión chilena.
En consecuencia, se pueden establecer mínimos. Y estimo sano y razonable que así ocurra.
Es más, estamos hablando de la música en las radios chilenas. Pero también podríamos referirnos a lo que pasa con el teatro. Este sufre una agonía muy grande. Después de haber experimentado una explosión y un desarrollo muy significativos, atraviesa por graves problemas. Hay numerosas compañías y salas que viven a tres cuartos y un repique, y que se mantienen por el alma que les ponen sus directores, sus actores, sus dramaturgos, quienes hacen un esfuerzo gigantesco, muchas veces muy poco reconocido.
El cine chileno ha tenido, en el último tiempo, algunos destellos; pero todavía no se consolida.
En definitiva, a lo mejor, también habría que pensar en cómo establecer el equivalente a estos mínimos en el ámbito del teatro y del cine; por mencionar algo.
Si queremos preservar la cultura, empecemos con la música. Sin embargo, no nos quedemos solamente en ella. Veamos cómo hacemos germinar en Chile el arte, la cultura. Porque me parece que eso va a levantar, desde lo más profundo, el espíritu de nuestro país.
Por eso, en el ánimo de tratar de asegurar este proyecto de ley y de buscar una manera para que nadie sienta que se transgrede una libertad tan importante como la de programación, he pedido que vuelva a Comisión.
Sin perjuicio de ello, anuncio desde ya -como antes señalé- mi compromiso de hacer todo lo posible para que esta iniciativa sea ley y para que podamos, no solo en la música, sino también en otros ámbitos, fortalecer la creación nacional. Porque solo así tendremos una cultura auténticamente chilena.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE ( Presidenta ).-
Tiene la palabra la Honorable señora Goic.
La señora GOIC.-
Señora Presidenta , me sumo a los saludos a los músicos y creadores y creadoras que nos acompañan en las tribunas y, a través de ellos, a todos los que se hallan a lo largo del territorio nacional. También, por supuesto, a los del extremo sur, de la Región de Magallanes, con quienes hemos conversado más de una vez respecto a este proyecto.
En seguida, doy a conocer mi respaldo a la iniciativa en comento. No podría ser de una manera distinta, pues, además, se discutió cuando yo estaba en la Cámara de Diputados, y ahí la voté favorablemente.
La verdad es que me sorprende que en la Cámara Baja no fuéramos objeto de las presiones y del lobby que hemos visto en estos días. Y a las personas de mi región que cuestionan el proyecto les dije que me habría gustado conocer sus objeciones oportunamente.
Apoyo la iniciativa pues la considero razonable. Además, en las intervenciones que hemos escuchado en la Sala se han sentado principios con gran claridad, y pienso que este proyecto debe ser analizado en el contexto actual de las radioemisoras en nuestro país.
Un mensaje presentado por la Administración anterior daba cuenta de que el porcentaje de música chilena que se difunde en los medios radiales es de alrededor del 10 por ciento, y de que ese porcentaje no ha variado sustantivamente desde 1998.
Cuando se compara nuestra situación con la de otros países, se observa que hay lugares donde efectivamente se imponen porcentajes mínimos: en Argentina y en Bélgica, es de 30 por ciento; en Brasil, de 10 a 70 por ciento; en Canadá, hasta 50 por ciento; en Francia, de 35 a 60 por ciento.
Entonces, es razonable que en Chile igualmente se aplique esa regulación, ya que esto tiene que ver con nuestra cultura, con el alma de nuestro país.
En 2011, la Administración anterior presentó un proyecto que felizmente se encuentra archivado. Y lo digo así porque se pretendía entregar fondos mediante la convocatoria a concursos destinados a que las radioemisoras se comprometieran a difundir diariamente al menos 20 por ciento de obras musicales nacionales.
Y uno dice "felizmente archivado", pues es justamente esa lógica la que molesta: que esto sea visto dentro del mercado, más que como un imperativo que se relaciona con lo que valoramos y queremos en nuestro país, con nuestra propia cultura.
No nos parece apropiado dejar entregada la difusión de la música chilena al negocio o al mejor postor en una subasta; más todavía, como aquí se ha planteado, cuando existe una fuerte concentración en este ámbito: son seis los conglomerados económicos que manejan más del 70 por ciento del mercado.
Entonces, creo que cabe un rol de Estado en cuidar lo nuestro.
Las políticas de incentivo a la música chilena sin duda no han logrado el objetivo, probablemente porque buscan apoyar a los creadores, en lugar de brindarles el espacio radial que requieren para que se muestren y sean conocidos. Y eso es, en parte, lo que pretende garantizar este proyecto.
Se ha hablado aquí del marco que nos entrega la globalización de la economía y de cómo ese proceso no deja atrás a la cultura y las comunicaciones. Por eso, es más importante todavía asumir el desafío de conservar y proteger de manera eficaz nuestro patrimonio cultural y las actividades que son expresión de él, entre las cuales está, por supuesto, la música.
Además, la presente iniciativa apunta no solo a proteger nuestro patrimonio cultural, sino también a reconocer e incentivar la labor de miles de personas que han elegido hacer de la música su trabajo. Por ello, me parece que bien vale respaldar esta propuesta.
Conversábamos de este proyecto justo cuando se enfrentaban las consecuencias de la catástrofe provocada por el terremoto en el norte y de lo sucedido aquí, en Valparaíso. Y uno dice: "Siempre los músicos están dispuestos", porque, tal como lo hemos señalado, ello tiene que ver con nuestra alma, con el alma solidaria que aparece frente a la dificultad.
Entonces, lo mínimo es generar espacios para que ellos den a conocer su trabajo.
El espectro radioeléctrico es un bien nacional cuyo dominio pertenece a la nación toda. Y es justo que una parte de él sea destinado a la promoción de nuestra cultura y a la difusión de nuestra música.
Entre los argumentos en contra, he escuchado cosas que son perfectamente salvables en la discusión que tendremos al interior de la Comisión.
Una de ellas es, por ejemplo, la falta de fiscalización. Me parece increíble que se pretenda rechazar el proyecto por el hecho de que no se contemplan normas sobre la forma de fiscalizar. ¿Qué es más fácil que eso? De seguro hay un registro de lo que se transmite, el cual puede estar publicado en la página web de las distintas radios. Eso facilitaría enormemente la función de fiscalización que deberá cumplir quien corresponda dentro de la estructura del Estado.
Por lo tanto, el problema es muy fácil de resolver si efectivamente existe la disposición. Espero que lo solucionemos en la Comisión, para que esta iniciativa -ojalá se apruebe- cuente con mecanismos eficaces para velar por su cumplimiento.
Termino señalando, señora Presidenta , que la radio es el escenario de los músicos. Y lo que nos están pidiendo es una pequeña parte de ese escenario para mostrar lo que son capaces de hacer. Me parece que el 20 por ciento propuesto es un piso mínimo, que además considera las distintas expresiones de la música chilena.
En suma, creo que el proyecto es justo, es bueno, es sano. Y espero que se apruebe, tal como lo hicimos en la Cámara de Diputados.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE (Presidenta).-
Tiene la palabra el Senador señor Ossandón.
El señor OSSANDÓN .-
Señora Presidenta , le pido disculpas, porque sé que me había ofrecido la palabra antes, pero en ese momento estaba afuera atendiendo un problema con un hospital
Quiero fundamentar mi posición en la materia que nos ocupa.
Yo me pronuncié a favor de que el proyecto vuelva a la Comisión, porque, si bien creo que la idea es muy buena, tiene un montón de aristas que es necesario definir. Además, he escuchado argumentos convincentes de ambos lados.
En 1993, en el torneo profesional de la Asociación Nacional de Fútbol, se puso una cláusula que fue muy reclamada y discutida: los equipos de Primera División debían incorporar un jugador sub-20 desde el principio. Aunque se hicieron montones de artimañas, la idea de dar oportunidades se cumplió.
Pues bien, en la Universidad de Chile apareció un joven que se llamaba "Marcelo", quien nunca había podido jugar en Primera División. Y, después de un tiempo, tuvimos un "Marcelo Salas" tremendo.
Por lo tanto, si bien la libertad de expresión es un gran valor, también lo es el acceso a oportunidades. Por eso me gusta la idea que encierra este proyecto. Pero hay que estudiarlo con más detalle.
Hemos conversado con mucha gente. Contactamos, por ejemplo, a Raúl Alarcón , Florcita Motuda, y le planteamos: "Bueno, definamos qué es la música chilena y precisemos si el porcentaje propuesto va a darles acceso solo a los consagrados o también a los que no tienen la posibilidad de ser difundidos".
No nos sirve de nada que exista una cuota para música chilena si solo se va a tocar a músicos consagrados. Ojalá el espacio beneficiara por parejo a estos y a quienes han carecido de oportunidades. Así, la iniciativa lograría el propósito que estamos tratando de alcanzar.
Asimismo, existe una pretensión económica clarísima entre artistas y emisoras. Eso hay que transparentarlo.
Creo que el objetivo final de este proyecto es doble: potenciar nuestra música y permitir que les vaya bien a las radioemisoras. Yo creo que eso sí se puede hacer. Con un poco de generosidad y con una buena ley, los dos sectores pueden salir beneficiados.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE (Presidenta).-
Tiene la palabra la Senadora señora Muñoz.
La señora MUÑOZ.-
Señora Presidenta , en primer lugar, quiero respaldar la decisión que usted tomó de abrir la discusión en esta Sala en forma transparente y de cara a todos los artistas que nos acompañan hoy día. Creo que este debate debe ser así, abierto, y no encerrado en una Comisión. Valoro su decisión, señora Presidenta .
--(Aplausos en tribunas).
A estas alturas de la sesión, ya se han dado muchas opiniones. Yo solo quiero poner énfasis en dos puntos.
Lo primero es que, a mi juicio -ya lo han señalado varios colegas que me han antecedido en el uso de la palabra-, resulta difícil discutir sobre el proyecto sin considerar los procesos de globalización que han avanzado en todo el mundo. Por cierto, como aquí se ha afirmado -y lo reconocemos-, la globalización trae muy buenos y muy positivos impactos, sobre todo en materia económica. Sin embargo, hay que admitir que representa una amenaza para la identidad cultural de los pueblos.
De ahí la pertinencia de este proyecto, que busca preservar y difundir a nuestros músicos y creadores, como una forma de resguardar nuestra cultura e identidad ante la avalancha globalizadora.
Reitero: es muy pertinente este debate.
Lo segundo que quiero señalar, señora Presidenta , dice relación con dos elementos que aquí ya se han mencionado en reiteradas intervenciones: la libertad de expresión y las preferencias musicales.
Se ha argumentado que este proyecto amenazaría la libertad de expresión o la libertad editorial. Se habla, como puede verse en la historia de este debate, de "imponer la música chilena a través de una cuota". Y para defender determinada posición, se plantea que la denominada "libertad editorial de los medios" no puede ser amenazada por una cuota y que nuestros músicos deben ganarse esos espacios. --(Manifestaciones en tribunas).
¡Por Dios que me recuerda a los argumentos que nos entregan a las mujeres cuando luchamos por la Ley de Cuotas! Nos dicen: "No se vayan a la `cochiguagua' con lo de las cuotas; gánense los espacios; tienen que llegar las más capaces".
¡No sé si todos los hombres que llegan acá son los más capaces!
--(Aplausos en tribunas).
En verdad, el debate sobre las cuotas es importante, y el mismo argumento en contra que se nos ha dado a las mujeres se está entregando hoy día a nuestros músicos.
Señora Presidenta , hago presente que hablar de "imposición" o de "libertad editorial" es muy relativo, sobre todo en un mundo globalizado. La música chilena se ve expuesta hoy día a la competencia desigual de enormes maquinarias publicitarias, de conglomerados discográficos y televisivos globales, que ciertamente impactan en las preferencias de la ciudadanía a nivel radial, imponiendo su música y sus artistas.
Las decisiones de programación tienen que ver con la lógica de mercado más que con la libertad de expresión. Si queremos referirnos en serio a este último concepto, más que oponerse a este 20 por ciento de música chilena, habría que rechazar la concentración en los medios y en el avisaje.
Señora Presidenta , antes de concluir, debo señalar que, a mi juicio, en estos debates habitualmente se pone el énfasis en los beneficios económicos que se pueden obtener.
El quien gana y el quien pierde pasa a ser la lógica argumental, donde, ciertamente, la ganancia se mide en dinero.
La aprobación de este proyecto es, en cambio, una señal en otro sentido.
Queremos -quienes estamos a favor de esta propuesta- que, a través de la iniciativa en estudio, se haga notar la importancia de la cultura en nuestro desarrollo y no únicamente la del mercado y de la economía.
Un país progresa no solo cuando se elevan sus indicadores económicos, sino cuando se mejora integralmente, considerando también como eje central de ese desarrollo las manifestaciones del espíritu, como la música y tantas actividades de creación artísticas (teatro, pintura, escultura, danza), en las que los artistas demuestran su enorme creatividad y capacidad.
Por todo eso, votaré a favor del proyecto.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
La señora ALLENDE (Presidenta).-
Antes de dar la palabra al siguiente orador, comunico a la Sala que, por razones protocolares, debo retirarme.
Aprovecho de despedirme de los señores Senadores y de agradecer la presencia de los asistentes en las tribunas.
--(Aplausos en tribunas).
El señor Vicepresidente queda dirigiendo la sesión.
El señor TUMA ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el Honorable señor Navarro.
El señor NAVARRO.-
Señor Presidente , en verdad, no puedo dejar de sentir un poquito de vergüenza ajena cuando discutimos una iniciativa tan mínima, tan básica, y, producto de ello, recibimos aplausos. Porque, en definitiva, lo que estamos haciendo es muy poco.
La deuda del Estado chileno con el fomento de la música y de la cultura sigue siendo enorme.
Ahí estamos construyendo el Ministerio de la Cultura.
Además, junto con el Senador De Urresti, hemos propuesto la creación de la Comisión de Cultura y Deportes. Hoy día el aspecto cultural está subsumido en la Comisión de Educación, pero esta ha centrado todo su debate en los temas propiamente educacionales. No hay ningún espacio para discutir los proyectos relacionados con la cultura y con el deporte en el inmenso ámbito que abarca el órgano técnico de educación.
Por eso, espero que se cree la Comisión especializada referida. Recordemos que ya funciona el Ministerio del Deporte y que está en tramitación la Cartera de la Cultura.
Ahora nos encontramos discutiendo sobre elementos básicos, mínimos. Y lamento profundamente que la ARCHI haya desarrollado una campaña radial, en sus propios medios, en una pelea muy desigual. En efecto,
--(Aplausos en tribunas).
¿en las mismas emisoras donde los artistas se expresan, se planteó la siguiente consigna: "La música chilena debe fomentarse y difundirse, no imponerse", como si el proyecto de regulación esbozado aquí fuera una imposición.
Parece que los dueños de las radios en nuestro país, los cuatro grupos hegemónicos ( Bezanilla , Luksic , Dial e Ibero Americana Radio Chile), que concentran el 70 por ciento de las emisoras -solo el grupo PRISA tiene 220 frecuencias, con un 30 por ciento del mercado y un 50 por ciento de todo el financiamiento de la publicidad-, sienten amenazados sus intereses y particularidades por una iniciativa que propone escuchar más voces chilenas, para que nuestros niños y jóvenes puedan saber exactamente qué se está diciendo a través del canto y conocer a los artistas, generando así nuevos patrimonios y nuevas oportunidades para ellos.
Tenemos la ley Nº 19.928, sobre Fomento a la Música Chilena. Sin embargo, ha sido insuficiente. Por algo estamos discutiendo una modificación a su artículo 15. La idea es fortalecerla. Cuando elaboramos las leyes, les damos un sentido, pero a veces fracasan.
Esta es una oportunidad para mejorar. Ya veremos si resulta. En Brasil, fue un éxito: se fomentó el tiraje de la industria nacional; surgieron nuevos valores.
En definitiva, hay una experiencia comparada extremadamente positiva.
Por otra parte, existe otra amenaza sobre el particular.
Los sellos discográficos, como Sony Music , Universal, EMI, Warner -algunos han desaparecido-, desarrollan una fuerte competencia, y pareciera ser un delito intentar poner salvaguardias.
No obstante, periódicamente en el Senado hemos despachado proyectos que colocan salvaguardias. Lo hicimos para el sector de la agricultura (la grande y la mediana), pagando incluso la creación de bolsas electrónicas para el comercio privado, a cargo del Estado. Hemos puesto salvaguardias al acero, a nuestros vinos, a nuestros salmones.
En definitiva, hemos creado condiciones que "afectan la libre competencia". Pero, tratándose de los grandes mercados y de intereses económicos, esas medidas no cuentan. Para el fomento de la música chilena, tales resguardos parecen insalvables.
A mi juicio, más allá de entender lo propuesto como una amenaza -así se ha pretendido establecer-, debiéramos estar discutiendo la forma de premiar la música chilena y no de castigarla. Porque, si no somos capaces de aprobar este proyecto de ley -mínimo, básico, insuficiente, en mi opinión, respecto de la deuda del Estado con la música chilena-, estaremos causándole un castigo.
--(Aplausos en tribunas).
A diario el Estado gasta millones de dólares.
En el Transantiago se desembolsan 2 millones de dólares al día, ¡2 millones de dólares! En cambio, el presupuesto para el fomento a la música chilena en cinco años no ha pasado de mil 426 millones de pesos. ¡Cinco años para 3 millones de dólares! En el subsidio al Transantiago, ¡2 millones de dólares diarios!
Al parecer, el Estado se pone cuando hay presión. Y los artistas nacionales no la ejercen. Todo lo contrario, practican la solidaridad, porque, cuando se requiere, ¡ahí están trabajando gratis para ayudar a todo el país! Ahí se tornan importantes; ¿
--(Aplausos en tribunas).
¿ahí los convocamos y nos preocupamos de ellos. Pero, cuando se acaba la emergencia, desaparecen para los medios y nadie se pregunta dónde están.
Claramente, con esta iniciativa legal habrá mayor justicia. Aquí no se están pidiendo migajas, sino una oportunidad básica para mejorar el aporte cultural, que ya todos hemos comentado.
A la hora de establecer el porcentaje de difusión de música chilena, se llegó a proponer 40 o 50 por ciento. Finalmente, se determinó que sea el 20 por ciento. Es una proporción mínima, que no debiera causar ningún impacto en las programaciones de las radios. Sobre el particular, existe gran amplitud.
Algunos señalan que no hay música chilena docta y que, por ende, las emisoras especializadas, como la radio Beethoven, no tendrán qué transmitir. Yo acuso una profunda ignorancia al respecto, señor Presidente . Tenemos creaciones musicales chilenas en todos los niveles para poder transmitir.
--(Aplausos en tribunas).
Por lo tanto, no estamos defendiendo solo el interés de los músicos chilenos, sino también el derecho de nuestros jóvenes a conocer el trabajo de actores, artistas y creadores nacionales, para que lo puedan escuchar y apreciar.
La radio se ha vuelto mágica. Recuerdo que en sus mejores tiempos uno se quedaba escuchando -en esos aparatos de tubos, a los que había que mojar la antena para tener mejor sintonía- "La Tercera Oreja" o "Lo que cuenta el viento". En un momento, pensé que podía desaparecer. Sin embargo, contrariamente, se fortaleció y se ha vuelto -repito- mágica. ¡Sépanlo todo, sin tener la vista fija!
La radio se ha transformado en un instrumento fundamental de comunicación social, no solo en un medio publicitario. Es una herramienta de unidad nacional, que ha permitido la consolidación de un mecanismo más democrático, porque puede llegar a todos los chilenos, aun sin pagar.
Me explico.
Si ocupamos Internet, hay que pagar. Si vamos al cine, hay que pagar. Si queremos televisión por cable, hay que pagar. Pero, si deseamos escuchar música chilena -y extranjera también-, lo podemos hacer de manera gratuita, porque la radio funciona a través de una concesión pública, sobre la cual el Estado tiene el derecho a introducir regulaciones. Y esta es una de ellas.
Creo que este proyecto se va a aprobar. Pero cometeríamos un grave error si creemos que con él termina nuestra tarea, nuestro compromiso, y queda saldada la deuda con los artistas nacionales.
Solo hemos avanzado un pequeño paso en ese sentido. Ya los Senadores Montes e Ignacio Walker plantearon claramente cuál es la diversidad del desafío.
A esos cientos de jóvenes que salen de sus carreras y van a buscar pega, les dicen que no, porque necesitan a alguien con tres o cuatro años de experiencia. Y nadie les da trabajo. Pues bien, si no se les brinda la oportunidad, jamás podrán desarrollar sus talentos y mostrar todos sus valores.
En definitiva, los músicos chilenos están clamando por la oportunidad que muchos otros tuvieron cuando la radio era distinta de la que hay ahora, cuando no estaba la cadena PRISA, cuando se la consideraba un instrumento que democratizaba la cultura nacional.
Me parece que la iniciativa en estudio es tremendamente democrática, positiva, pero ello no puede llevarnos a pensar que ya hemos resuelto todos los problemas en esta materia.
Espero que cuando discutamos el presupuesto del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y el fomento a la música nacional y a los creadores, tengamos la posibilidad de comparar cuánto estamos poniendo en el desarrollo de la uva chilena para que se produzcan los mejores vinos; o cuánto se aporta en las salvaguardias de muchas áreas productivas chilenas, entre ellas, el avisaje estatal, en que más de 30 mil millones anuales van para dos cadenas de diarios que precisamente no representan la diversidad de nuestro país.
--(Manifestaciones en tribunas).
El avisaje estatal debiera contemplar también la diversificación de todas las oportunidades para el surgimiento de muchos medios alternativos de comunicación.
Espero que podamos regular la concentración de las radios, para que no desaparezca su diversidad; se mantengan como un elemento defensor del pluralismo y de nuestra idiosincrasia, y permitan que se expresen todos quienes deben hacerlo.
Lamentablemente, en Chile las radios comunitarias son más bien perseguidas que fomentadas. Y los canales regionales no son apoyados, sino subsumidos: "¡Si lo puedes adquirir, cómpralo!".
Señor Presidente, cuando los artistas chilenos defienden su derecho a ser difundidos a través de las radios están salvaguardando el derecho de todos los chilenos a acceder a la cultura y a nuestra bella lengua.
Queremos música chilena en las emisoras en el idioma de nuestro país, que es el español, el castellano, y también en mapudungun. Porque hay expresiones indígenas que estarán presentes en este proyecto.
--(Aplausos en tribunas).
Espero que la Comisión despache rápidamente su nuevo informe.
Sé que todas las bancadas brindarán su apoyo. Aquí nadie ha hablado en contra de esta iniciativa. Confío en que se aprobará y será ley de la república a la brevedad, porque la necesitamos.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
--(Aplausos en tribunas).
El señor TUMA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el Senador señor Girardi.
El señor GIRARDI.-
Señor Presidente, resulta evidente que estamos ante un tema no menor.
En pocas oportunidades los proyectos son reenviados a Comisión y no se quiere generar debate.
Yo más bien entendería que estamos discutiendo precisamente lo que tiene sentido debatir en una sociedad.
¿Y por qué lo digo? Porque pienso que lo que le pasa al mundo de la música -no quisiera hablar de eso en particular- dice relación con una sociedad que se ha construido al margen de la cultura, alejada de los valores que ella promueve.
Nosotros somos rehenes del mundo del individualismo.
Y por eso aquí hablamos de visiones de la sociedad.
Lamentablemente, no se halla presente el Senador Larraín. Yo le creo a Su Señoría. Pienso que se trata de un personaje paradójico, que ha vivido una verdadera metamorfosis: ¡fue cuncuna y salió mariposa!
--(Aplausos en tribunas).
Y lo señalo porque, efectivamente, comparto muchos de sus dichos.
Nos encontramos insertos en un modelo de sociedad que promueve principalmente el individualismo, las fuerzas propias; donde existe incapacidad de ponerse en el lugar del otro, en una visión egoísta que nos torna rehenes de un mundo en que el amor al consumo y al crecimiento ha remplazado al amor a la cultura y a la naturaleza.
Y eso está destruyendo la vida, el planeta.
Nos hallamos enfrentados a una crisis de calentamiento global producto de ese modelo de crecimiento, que no se hace cargo de que los ecosistemas son seres vivos y de que los estamos arrasando; de que vivimos una crisis de pérdida de biodiversidad equivalente a un proceso de destrucción masiva.
Es como el síndrome del Titanic: una sociedad que avanza sin mirar para el lado, con ceguera.
Y tal vez la razón de ello es su falta de sensibilidad para mirar las cosas simples, su falta de sentido de vida fundamental. Porque hasta esto ha sido remplazado por el consumo.
Hoy día, por ejemplo, la voluntad de acceder a las cosas está asociada al concepto de libertad.
En esta sociedad neoliberal la libertad se entiende como la libertad para defender las causas propias y acceder al consumo.
El concepto de democracia en esta sociedad se comprende como el acceso a los bienes materiales de moda.
El sentido de estatus se halla determinado por el nivel de consumo.
El sentido de pertenencia de los jóvenes se encuentra modelado por el hecho de si tienen tales o cuales zapatillas o de si consumen ciertas marcas de cereales u otras cosas. Y el que no puede comprar esa zapatilla o el que no consume tales marcas está fuera, no tiene sentido de pertenencia.
Por lo tanto, el consumo, esa visión individualista, es un satisfactor del sentido de vida.
Muchos piensan que los bienes materiales constituyen el llamado "yo ampliado" de los seres humanos. Y son tan importantes que a veces el amor al CD, al auto, a la bicicleta, a la ropa hace que tengan un valor tan significativo que perderlos sea tan importante como cuando se muere un ser querido.
Somos, pues, rehenes de un mundo que nos ha manipulado. Y ese mismo individualismo, que pone por delante los bienes de consumo y la rentabilidad, es el que quiere determinar cuánto acceso tendremos a la cultura.
Entonces, debemos realizar un cambio fundamental. De no ser así, entran en crisis la especie humana, nuestra calidad de vida.
Sistemáticamente se intenta asociar felicidad a cuántos bienes de consumo o bienes materiales se poseen.
Ese es justamente el desarraigo de la cultura. Nosotros somos una especie desarraigada, que perdió su hermandad con el resto de los seres vivos. Porque esa visión individualista, en una sociedad donde no existe empatía, en que nadie es capaz de ponerse en el lugar de los demás, y menos en el de otros seres vivos, o de entender como propio el sufrimiento ajeno -el de otros seres vivos o el de los demás seres humanos-, lleva a la insensibilidad.
Por lo tanto, hay aquí un problema estructural. Y la cultura justamente es el satisfactor o el elemento que permite la sensibilidad; que permite tener comunidad; que permite ponerse en el lugar del otro; que permite entender o sentir como propio el sufrimiento ajeno, de otro ser humano o ser vivo.
Evidentemente, aquí nos encontramos en una crisis.
Podría extenderme en ello, pero tal vez no tenga sentido hacerlo.
Pero también existe cierta concepción de progreso asociada a la cultura.
El ser humano necesita innovación. El arte es un proceso de creación. La ciencia es un arte, porque conlleva un proceso de creación e innovación.
Esa necesidad vital de crear, de inventar el mundo ha quedado radicalizada, monopolizada, marginalizada a los artistas y a los creadores. Y una sociedad que no tiene cultura, que no es artista, que no disfruta la belleza es una sociedad donde nuevamente satisfactores externos serán el factor de innovación.
Entonces, como verán Sus Señorías, vivimos finalmente en la sociedad del "úsalo y tíralo": aparece otro celular, y la ansiedad por la innovación hace que, seis meses después de haber adquirido el actual, todos queramos tener el nuevo aparato.
Ese es un modelo de satisfactores que en cierta manera están remplazando no solo el sentido de pertenencia, el sentido de felicidad, el sentido de humanidad, el sentido de ser vivo, sino también la necesidad de innovación, de crear del ser humano.
Ya no creamos, pues los artefactos y las cosas lo están haciendo por nosotros.
Eso nos está llevando a la destrucción creativa, donde el modelo se sustenta, no en producir bienes durables -porque eso no le interesa-, sino en que ojalá uno los use, los tire y tenga mayor ansiedad por seguir consumiendo.
Ese yo ampliado, que se refiere a los bienes que consumimos, es también un yo vacío, que requiere inmensos satisfactores para seguir existiendo.
Entonces, me parece que se trata de temas mayores.
Señor Presidente, quiero entregar un último argumento, porque se halla relacionado precisamente con la sociedad en que nos encontramos insertos.
Estamos viviendo una globalización. Pero esta es más bien una occidentalización, un desarraigo, una transculturización.
El capitalismo global persigue que todos seamos tribus y tengamos las mismas demandas: que todos queramos consumir las mismas poleras, las mismas zapatillas, los mismos instrumentos, los mismos teléfonos, en fin, porque así los monopolios construyen y van seleccionando sus propios consumidores.
La identidad es lo único que le va quedando a la sociedad en el mundo globalizado.
Pero se nos está alienando a tal punto que vivimos un tiempo de desidentidad. Y la desidentidad es un proceso buscado; forma parte de esa visión neoliberal, de ese modelo global que nos está destruyendo.
¡Cómo no realizar esfuerzos por construir identidad; por construir sentidos profundos; por hacer de la cultura aquello que nos permita valorar el territorio donde vivimos, nuestras tradiciones, nuestra cultura; por volver a la naturaleza, a vivir de lo sencillo, de lo simple!
Siento que estamos frente a crisis muy profundas.
Ahora, la ley en proyecto está lejos de resolver todas esas cuestiones.
Muchos acá participamos, por ejemplo, en la tramitación del proyecto que permite la introducción de la televisión digital terrestre.
Si uno mira televisión, concluye que no hay cultura, sino un bien de consumo: la farándula.
Además, existe en ella una discriminación brutal.
--(Aplausos en tribunas).
Porque díganme qué canal presenta como rostro a un hombre o a una mujer indígena, o a una persona morena, gordita o flaca. ¡Ninguno! Aquí hay un estereotipo, un modelo de consumo que nos está consumiendo a todos.
Entonces, evidentemente, debemos introducir cambios.
Yo soy partidario de tener una política cultural: no solo de que haya un 20 por ciento de emisión para la música chilena, sino de que se promuevan el teatro, la música en general, la innovación, la creatividad, el arte en los niños, la capacidad de disfrutar de la belleza.
Por ejemplo, habría que entender que una flor es roja porque dispone de un polinizador al que le gusta ese color; que hay una relación maravillosa, donde la vida está tallada por la vida, y la belleza, los colores, los olores de la naturaleza, por otros seres vivos, en una relación milenaria que estamos destruyendo, pues no nos damos cuenta de que existe una hermandad entre nosotros y las plantas, que también tienen inteligencia, afectos, pero distintos.
Necesitamos contar con fondos públicos para la cultura; requerimos una institucionalidad para ella; es preciso promoverla en todos los niveles de la creación, de la innovación verdadera.
Sobre todo, tratándose de Televisión Nacional de Chile, necesitamos una señal cultural que les entregue espacio a los creadores: a los de la música, a los del teatro. ¡A todos!
--(Aplausos en tribunas).
Y también, que se produzca un proceso en que, por ejemplo, podamos promover a Chile en el mundo.
Siempre he pensado que la señal internacional del canal estatal debiera ser una especie de National Geographic de nuestro país que mostrara su cultura, sus tradiciones, sus bellezas, sus valores fundamentales, ¡nuestra identidad! Esa identidad que hoy día aparece como amenazante. ¿Pero para quién? ¿A lo mejor, para algunos dueños de radios? ¡No! Amenazante para el modelo, para el sistema, para una forma de dominación.
Le pido, señor Presidente , que me dé un minuto adicional.
El señor TUMA ( Vicepresidente ).-
Muy bien, Su Señoría.
El señor GIRARDI.-
Gracias.
Chile necesita ciencia. Estamos lejos de contar con ciencia suficiente para un proyecto de país. Tenemos un programa de Gobierno que implica volver a la Revolución francesa: educación gratis, salud como derecho, Constitución democrática. ¡Es la Revolución francesa! Requerimos un proyecto de país, ver cuál es la vocación de uso de nuestro ecosistema y de nuestro territorio para competir en el mundo.
Señor Presidente, precisamos una educación distinta: creativa y no memoriona, en que los jóvenes hagan arte, inventen el mundo que viene.
¡Y cómo van a hacerlo si no tienen cultura! ¡Cómo va a haber creación! ¡Cómo vamos a inventar un mundo complejo si nos están remplazando la creación y la innovación por satisfactores de mentira, artificiales!
Vamos a tener un mundo vacío; una sociedad de personas que conformarán tribus, que van a adherir a mensajes y a marcas, pero que abandonarán la lucha por la construcción de un mundo mejor.
¡Es una forma de anestesiarnos!
El único antídoto contra esa anestesia es revitalizar la cultura; tener identidad en el planeta, sentido de la vida y noción de los valores fundamentales. ¡Y para eso existe la cultura!
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor TUMA (Vicepresidente).-
Para cerrar las intervenciones, tiene la palabra el Senador señor Lagos.
El señor LAGOS.-
Señor Presidente , en primer lugar, quiero señalar que me perdí buena parte de la discusión porque estábamos sesionando en paralelo en la Comisión especial destinada a abordar la catástrofe derivada del incendio de Valparaíso, lo que me impidió escuchar algunas de las valiosas intervenciones habidas, tal vez no todas en el mismo sentido. Y si repito los argumentos, doy disculpas de antemano.
Debo señalar, además, que no se avisó como correspondía la realización de la votación. En todo caso, voy a pronunciarme a favor del 20 por ciento de emisión de música chilena.
--(Aplausos en tribunas).
No tengo ninguna duda al respecto. Pero -reitero- estaba sesionando en la Comisión mencionada.
El señor NAVARRO .-
No se ha votado el proyecto.
--(Manifestaciones en tribunas).
El señor LAGOS.-
Me informan que el tema de fondo no se ha votado. Y espero que se gane la votación respectiva.
Estoy explicando, a quien quiera oír, que nos hallábamos sesionando en paralelo en una Comisión especial vinculada con el incendio de Valparaíso y la reconstrucción. Y si nos hubieran avisado, todos los que estábamos ahí habríamos venido a votar.
El señor NAVARRO .-
No se emitió pronunciamiento sobre el fondo de la iniciativa.
El señor LAGOS.-
Se tomó una decisión respecto a la posibilidad de votar hoy día. Por eso, quiero aclararles a quienes nos escuchan que no se ha votado la cuestión de fondo. En consecuencia, no se ha perdido nada.
Dicho eso, quiero señalar que la ley en proyecto es tremendamente importante. Y la recibimos en un minuto en que la discusión, al mismo tiempo, llega tarde para aquellos que la quieren parar.
Al igual que quien me antecedió -me parece que fue el Senador Girardi- y otros colegas, no voy a hablar de las bondades de la radio en Chile (a mi juicio, cae de maduro lo que atañe a su credibilidad, a su importancia).
El Senador Navarro , a quien alcancé a escuchar, hablaba de "la magia de la radio". Pero también hay que hacer mención de "su utilidad".
Las emisoras que seguramente sintonizan algunos en Santiago cumplen una función. Pero las de regiones tienen otra esencia: una conexión que no existe en las de la Capital (con todo mi cariño para ellas). En regiones, en áreas remotas, las radios comunitarias (como establece la ley: "de mínima cobertura") cumplen un rol social más que fundamental.
Entonces, en la discusión sobre el 20 por ciento de emisión de música nacional se cruzan muchos temas diferentes.
Uno, ciertamente, es el que nos convoca: un porcentaje exigible a las radios para que coloquen música chilena. Después veremos cómo definimos "música chilena", si mantenemos el actual concepto o asumimos otro. Eso gatilla el debate.
Pero detrás hay otras cosas más profundas y delicadas. Por ejemplo, la concentración de los medios. Ese es el meollo del asunto.
Se argumenta: "No le podemos imponer a alguien que escuche 20 por ciento de música chilena". ¡Pero ocurre que quien se adjudica la concesión me impone a mí lo que quiero oír!
Por eso, el trasfondo también radica en quiénes manejan las radios. Y eso nos lleva a considerar las emisoras nacionales, las cadenas nacionales y la concentración de los medios de comunicación a nivel global.
Entonces, partimos por el 20 por ciento, que puede ser inocuo. Y eso lleva a plantearse el asunto de las concesiones: cómo se otorgan, cuánto duran, de qué manera se renuevan, cuál es el costo ¿Por qué? Porque hay gente que queda excluida.
--(Aplausos en tribunas).
Al final del día, prácticamente la única alternativa que le queda a una persona para instalar una estación de frecuencia modulada en una zona con el espectro saturado es que a alguien se le pase el tiempo para invocar el derecho a renovar la concesión o que se cometa una falta gravísima. De lo contrario, la concesión está asegurada para siempre.
Y esa situación se vincula con la forma como entendemos las concesiones en Chile.
Sostuvimos la misma discusión a propósito del proyecto modificatorio de la Ley de Pesca y con ocasión de la iniciativa sobre televisión digital. Entonces, respecto de algo que "es de todos los chilenos", que es limitado, hay que definir un conjunto de reglas acerca de cómo asignarlo. ¿Y qué obtuvimos en el proyecto relativo a la Ley de Pesca (paso mi aviso acá)? Que las concesiones se otorgan por veinte años. Y si se cumple la ley, hay renovación automática por veinte años más. Y si el titular muere, la concesión pasa a sus hijos. O sea, no son para toda la vida, sino "para siempre".
--(Manifestaciones en tribunas).
Por supuesto, yo voté en contra de la norma pertinente.
Pero quiero señalar, señor Presidente , que la discusión sobre el 20 por ciento nos llevará también al tema de las concesiones.
Por último, la pregunta que cabe es: ¿se les puede exigir a las concesionarias algo distinto de lo que ofrecen hoy? Considero que nos asiste un legítimo derecho. ¿Quién decide eso? Las sociedades. Nosotros nos organizamos, definimos cuánto impuesto queremos pagar, si queremos eliminar el FUT, si deseamos subir el impuesto a las empresas. Esto no está escrito en ninguna parte, en ningún texto bíblico; no lo determina el mercado. Uno decide cuántos recursos quiere poner, dónde y de qué forma. ¿Queremos o no lucro en la educación? ¡Tremendo debate! Bueno, ¿quién lo ha de definir? El Estado, la sociedad chilena, a partir de una opción.
Asimismo, a contar del 20 por ciento entramos a la globalización. El Senador Girardi lo expresaba de una forma. Yo soy menos drástico, porque estimo que con ella también tenemos una oportunidad. Pero si algo nos permitirá defendernos de los globalizadores es nuestra identidad -no hay otra manera-, que abarca muchas cosas.
Alguien mencionará las exportaciones de bienes, de productos primarios. Sí: puede ser. Pero si yo exporto cobre, este desaparece después. Eso no es identidad; es plata para comer. Lo que nos otorga posibilidades es tener capacidad para definir lo que somos como país, como sociedad, como seres humanos, con nuestros valores y nuestros afectos.
Eso, en última instancia, por los siglos de los siglos, ha sido la cultura. Es lo que define a los pueblos: la cultura.
Soy un convencido de que la única forma de soportar aquello es fortaleciendo, en consecuencia, la cultura en sentido amplio.
Y vuelvo al cuadrado número uno de las concesiones: las radios, para hacer frente a una oferta tan grande, tan invasiva.
¡Si no las voy a cerrar! Solo quiero darme la oportunidad de tener algo con qué pararme al lado, con lo cual identificarme con lo que soy. De lo contrario uno desaparece.
De eso se trata la presente discusión, al final del día, y no solo de lo que algunos han querido plantear -lo encuentro bien lamentable- al encararla mediante una campaña negativa que apunta a sostener que algunos músicos quieren ganar más plata porque, por ser más famosos, van a poner sus canciones con mayor asiduidad; o sea, las radios, como se les impondrá la obligación de tocar cierto tipo de música chilena, recurrirán a los artistas conocidos, a los hits comprobados, y esos señores se verán beneficiados, en desmedro de los otros.
Yo postulo una mirada distinta. Y pienso que la cuestión no tiene por qué funcionar de esa manera.
Lo que sí sé es que hoy día prácticamente se está escuchando 15 por ciento de música chilena. Pero cuando uno pide 20 por ciento -para entrar en el área chica- no está exigiendo demasiado.
Ahora, la cuestión de fondo es que se haya llegado finalmente a esta discusión, pero tarde.
Creo que quienes se manifiestan en contra han aducido un mal argumento a partir de una campaña negativa, que ha sido mala, pues ha singularizado a un grupo de personas, actores o segmentos.
El Senador Navarro hablaba de la publicidad en los medios de comunicación. Contamos con el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social Regionales, Provinciales y Comunales. Quienes conocen de las radioemisoras regionales y locales saben de la importancia de dicho instrumento. No hay radio comunitaria o radio comercial pequeña de regiones que no postule a los recursos pertinentes.
El referido Fondo, que era ridículo cuando se creó, pues prácticamente no existía nada, hoy día llega a mil millones de pesos. Pero sigue siendo bajo, a mi juicio.
Yo vengo proponiendo desde hace bastante rato tomar todo el avisaje estatal que se pone en la prensa escrita y colocarlo en Internet, en el portal ChileCompra, para que las lucas ahorradas vayan al Fondo de Medios Regionales, que se multiplicará por cinco y servirá para productos audiovisuales, para teatro, para prensa escrita, para medios on-line; o sea, para un sinnúmero de cosas.
¿Y todo eso en beneficio de qué? De un desarrollo más amplio que el actual.
Nuestro país tiene bastante que dar todavía.
A propósito de este proyecto se ha hecho mucha defensa. Empero, en él no se halla en juego solo el 20 por ciento de la música chilena, sino también, al final del día, un patrón, una cultura, una suerte de identidad que hemos de ir generando: diversa, muy floreciente.
Pero a ratos siento una mirada muy pequeña de gente que tal vez ni siquiera está defendiendo su propiedad.
En esto, por último, existe una cuestión casi ideológica.
Yo no veo qué obsta para que una radio extranjera pueda difundir 20 por ciento de música chilena, en un espacio divido entre las 0 y las 12 y entre las 12 y las 24.
¡No es mucho pedir!
Lamentablemente, no se pudo votar hoy día la idea de legislar. Se perdió la votación anterior, que decidió la vuelta del proyecto a Comisión, por las razones que conocemos. Pero espero que una vez que retorne a la Sala tengamos el apoyo de todos los Senadores y ojalá se apruebe por unanimidad.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
El señor NAVARRO.-
Espero, señor Presidente , que la iniciativa vuelva de la Comisión de Educación la primera o la segunda semana de mayo y antes del 21 esté convertida en ley.
El señor TUMA ( Vicepresidente ).-
Señores Senadores, este proyecto ha tenido hoy un avance importante.
No obstante que la Sala acordó volverlo a Comisión, el efecto ha sido igual que la aprobación en general. Y puede determinarse que se discuta allí en general y particular.
Aquel órgano legislativo es presidido por el Senador señor Rossi , quien tiene facultad para poner la iniciativa en tabla, al objeto de que en los próximos días vuelva a este Hemiciclo y se despache en general y particular.
--(Aplausos en tribunas).
Quiero despedir a la Sociedad de Derecho de Autor, cuyo presidente , don Alejandro Guarello , nos ha acompañado desde las tribunas; a la Unión Nacional de Artistas; al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Música ; al Sindicato Nacional de Músicos y Artistas de Chile; al Consejo de Fomento a la Música Nacional, en la persona de don René Calderón ; a los grupos Los Jaivas , Congreso, Inti Illimani ; a los cantantes Luis Dimas , Palmenia Pizarro , Claudio Narea , Joe Vasconcellos, Don Rorro , en fin.
¡Muchas gracias por su presencia!
"
- bcnres:tieneProyectoDeLey = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/proyecto-de-ley/5491-24