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Señora Presidenta , junto con saludar a quienes hoy día nos acompañan, y como una manera de hacer presente la consideración por la contribución que realizan a la cultura chilena, anuncio mi voto favorable a un proyecto que busca¿
--(Aplausos en tribunas).
¿ valorar la música chilena, incorporando su difusión radial mediante algunos niveles mínimos, de manera que las creaciones musicales que sean producto de una composición original de un chileno o aquella música interpretada por un artista nacional tengan prioridad especial en la programación.
El argumento central apunta a algo que ya se ha dicho: la valoración de nuestra cultura como soporte del alma chilena, de su identidad.
Siento que, debido a la universalización que nos ha tocado vivir en estos días, se pierde con cierta facilidad aquella huella, aquellos vestigios del alma nacional.
Sobre el particular, no podemos ser como el avestruz y ocultar la cabeza, como si el fenómeno no existiera. No podemos cerrar la cuenta de Internet o del cable y no tener acceso a lo que ocurre en el mundo.
No obstante, debemos fortalecer lo nuestro.
Tengo la sensación de que todo lo relacionado con valores culturales chilenos, o universales, está muy poco valorado, muy poco priorizado en el país. Quizás no se encuentra arraigado con la fuerza que debería en los hábitos sociales. Y tal vez por eso Chile ha perdido en cierto sentido mucha de su identidad.
De alguna forma, entre la cordillera y el mar, antes nos salvábamos de esa invasión foránea. Pero hoy día la invasión foránea es virtual, no tiene restricciones físicas.
Por lo tanto, estamos sometidos a una lluvia de valores, ideas y propuestas extranjeras. No obstante, también formamos parte del universo; no podemos negarnos a ello. Y tenemos que buscar cómo defender lo propiamente nuestro, lo que nos hace ser quienes somos. Eso implica modificar, en forma muy profunda, nuestras actuaciones y hábitos sociales.
Quizás, donde más se siente esa ausencia es en la educación. Porque esta no trabaja realmente para que la cultura y los valores que le dan sentido a la vida tengan una fuerza significativa en la formación de los niños, de las niñas y de los jóvenes.
Hemos perdido el sentido humanista e, incluso, el científico, los cuales también forman parte de nuestros valores. Tal vez, presionados por sacar altos puntajes en el SIMCE o en la PSU, estamos más preocupados de ese tipo de mecanismos cuantitativos, que de buscar que nuestra educación valore lo cualitativo, lo que le da sentido -como dije- a la vida.
Es preocupante -lo planteo como Senador regional- la ausencia de esos valores en muchas regiones. Porque en las grandes ciudades hay acceso a la cultura. Pero, si ustedes pudieran recorrer el Maule Sur, se darían cuenta de la orfandad de la presencia cultural. Hasta hace poco no había salas de cine en la región. Ahora recién se han acomodado algunos teatros y es posible tenerlas. Sin embargo, ninguna cadena se ha hecho cargo de tener programaciones permanentes.
Por otra parte, no hay oportunidades para que se formen talentos musicales, teatrales, pictóricos. No existe espacio en sus liceos, en sus colegios; en los centros culturales. En verdad es una situación muy dramática, realmente de orfandad. ¡Y en los sectores rurales es bastante peor!
Entonces, ¿qué hacemos para producir esta necesaria búsqueda de lo nuestro? ¿Cómo podemos realizar algún cambio para que Chile florezca en lo que es esencial?
¡Si lo que le da sentido a la vida no es tener más, sino ser más! Eso parte desde adentro, y la cultura es el ingrediente principal.
La música, sin lugar a duda, tiene una fuerza muy poderosa. Por lo tanto, es un vehículo que no podemos dejar de considerar para producir esa transformación.
¿Y qué nos pasa? ¿Por qué es tan importante la radio? Porque en regiones la radio mueve esa realidad.
Si yo quiero transmitir algo, no voy a la televisión, ni a la prensa escrita. ¡Voy a la radio! Y eso nos ocurre a todos. ¡En las regiones y en las provincias sí se escucha la radio! Y quizás en ellas es donde más música nacional se toca.
En consecuencia, se debe hacer un esfuerzo para que la radio sea valorizada.
No obstante, ¿qué pasa con la radio, incluso en provincias? Que las cadenas internacionales se están tomando los consorcios radiales. Y estos consorcios hacen algo que genera un efecto perverso: privilegian a sus artistas extranjeros y no a los chilenos.
--(Aplausos en tribunas).
Ese fenómeno no aparece en la superficie, pero se da. Y por ello estimo primordial dar estos pasos.
Algunos Senadores, y probablemente muchos de quienes nos acompañan en las tribunas, pueden haberse sentido frustrados por que el proyecto no se fuera a votar hoy día.
Yo me hice eco de la solicitud de uno de los autores de la moción, el Senador García-Huidobro, de que la iniciativa volviera a la Comisión. Y lo voy a explicar.
He conversado con varios Senadores y Senadoras, y no siento que haya convicción en cuanto a avanzar en esta iniciativa. De modo que se corre el riesgo de que se pierda. Por eso, me ha parecido prudente, para salvar el proyecto, que vuelva a Comisión.
Además, el valor de la libertad de programación no es un valor cualquiera. Y quienes defendemos la libertad -no el modelo neoliberal, con que algunos lo confunden- sabemos que la libertad es un valor supremo. La historia de la humanidad se ha hecho conquistando, cada vez con más fuerza, la libertad. Y esta no la podemos perder.
Se trata de la libertad que necesitan los artistas para crear. Esa es la que queremos defender. Con todo, quienes son dueños de un medio de comunicación, más allá de las concesiones y de otros problemas, también tienen sus libertades, las cuales no podemos pasar a llevar. Entonces, hay que buscar una manera de compatibilizar esos intereses.
El Senador Walker señaló, por ejemplo, lo que ocurre en la televisión chilena.
En consecuencia, se pueden establecer mínimos. Y estimo sano y razonable que así ocurra.
Es más, estamos hablando de la música en las radios chilenas. Pero también podríamos referirnos a lo que pasa con el teatro. Este sufre una agonía muy grande. Después de haber experimentado una explosión y un desarrollo muy significativos, atraviesa por graves problemas. Hay numerosas compañías y salas que viven a tres cuartos y un repique, y que se mantienen por el alma que les ponen sus directores, sus actores, sus dramaturgos, quienes hacen un esfuerzo gigantesco, muchas veces muy poco reconocido.
El cine chileno ha tenido, en el último tiempo, algunos destellos; pero todavía no se consolida.
En definitiva, a lo mejor, también habría que pensar en cómo establecer el equivalente a estos mínimos en el ámbito del teatro y del cine; por mencionar algo.
Si queremos preservar la cultura, empecemos con la música. Sin embargo, no nos quedemos solamente en ella. Veamos cómo hacemos germinar en Chile el arte, la cultura. Porque me parece que eso va a levantar, desde lo más profundo, el espíritu de nuestro país.
Por eso, en el ánimo de tratar de asegurar este proyecto de ley y de buscar una manera para que nadie sienta que se transgrede una libertad tan importante como la de programación, he pedido que vuelva a Comisión.
Sin perjuicio de ello, anuncio desde ya -como antes señalé- mi compromiso de hacer todo lo posible para que esta iniciativa sea ley y para que podamos, no solo en la música, sino también en otros ámbitos, fortalecer la creación nacional. Porque solo así tendremos una cultura auténticamente chilena.
He dicho.
--(Aplausos en tribunas).
"
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