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El señor WALKER (don Patricio).-
¡Qué duda cabe de que hoy es un día histórico para el Senado, para el país!
La verdad es que junto a usted, señora Presidenta , los Senadores señora Alvear y señores Hernán Larraín , Espina y el que habla presentamos esta reforma constitucional, que no es una idea original de nosotros, sino del entonces Diputado Carlos Dupré y de diversos parlamentarios del pasado que enviaron iniciativas de reforma a la Carta Fundamental y a la ley, respecto a las cuales, desgraciadamente, en 24 años nunca hubo el consenso suficiente para avanzar.
La idea de este proyecto es permitir que los chilenos que viven en el extranjero puedan votar en las elecciones nacionales, es decir, en las de Presidente de la República, en las primarias y en los plebiscitos nacionales.
En el pasado no se alcanzaron los acuerdos requeridos básicamente por dos razones:
Primero, porque había una minoría que no accedía a que se dieran los quórums necesarios para efectuar una enmienda en esta materia. Eso me parecía un contrasentido, ya que, si en el pasado aprobamos el voto voluntario a fin de aumentar el universo electoral para enfrentar el problema de la falta de participación, ¿cómo habríamos de evitar que los chilenos que habitaban en el extranjero pudieran votar?
Y, segundo, porque no estuvimos dispuestos a aceptar exigencias o condiciones inaceptables para que a los chilenos que vivían en el extranjero les fuera posible votar. Así, durante el Gobierno anterior, algunos parlamentarios de Derecha plantearon en algún minuto que se exigiera a las personas venir a Chile durante cinco veces en los últimos ocho años para poder votar, con el objeto de que demostraran, según ellos, su interés por el país.
Sin embargo, eso implicaba establecer el voto censitario. Es decir, pensemos en los chilenos que viven en Australia: quienes tuvieran recursos para pagar su pasaje podrían votar, pero no los que carecieran de ellos. ¡Ese era un voto discriminatorio! ¡Ese era un voto censitario!
En consecuencia, me alegra que copiemos el ejemplo de otros países. Por ejemplo, al observar cómo votan los peruanos en los consulados de Perú en Chile cuando hay elecciones en su país (personas con recursos, personas modestas, con un interés cívico importante), uno no puede más que sentir envidia -¡sana envidia!-, al igual que respecto a Colombia, Brasil, Argentina.
Ochocientos mil chilenos esperan la aprobación de esta iniciativa: 400 mil se encuentran en Argentina. ¡Cuántas veces dijimos que no queríamos que la cordillera de Los Andes constituyera un muro que nos separara, sino un puente que nos uniera! Sin embargo, edificamos ese muro para que a ellos no les fuera posible votar. ¡Y ahora lo van a poder hacer!
La mayoría de esas personas están en el exterior por razones económicas, por razones de trabajo, por razones de estudio. ¡Cuánto nos alegra que muchos estudiantes reciban becas del Estado para realizar sus posgrados, pero cuánto nos entristece que no puedan votar!
Luego, en junio, vamos a competir en un mundial de fútbol en Brasil. Y personas como Claudio Bravo (su capitán) o como Alexis Sánchez , que mojan la camiseta, que vienen a jugar todos los partidos de la selección chilena, no podrán votar por sus representantes cuando se celebren elecciones nacionales.
¡Eso es inaceptable y eso va a cambiar ahora! ¿Cómo? Al exigirse una sola inscripción -¡una sola inscripción!-, y después se tendrá que actualizar el domicilio, de modo tal que si se cambia de lugar de residencia se pueda participar.
Quiero recordar que, en el primer trámite constitucional, este proyecto fue aprobado en general con el voto favorable de 26 Senadores, y en particular, por el de 29, de un total de 38 Senadores en ejercicio.
Por su parte, en la Cámara de Diputados votaron a favor de la idea de legislar 84 Diputados, y en particular, 74.
Con esto, a los ciudadanos con derecho a sufragio que se encuentran fuera del país les será factible votar en el extranjero en las elecciones que señalé, y una ley orgánica constitucional establecerá el procedimiento para materializar la inscripción en el Registro Electoral y regulará la manera en que se realizarán los procesos electorales y plebiscitarios en el extranjero, conforme a lo dispuesto en los incisos primero y segundo del artículo 18 del Texto Fundamental.
¡Esto es un tremendo paso! ¡Un gran paso!
Felicito a los Senadores de la Nueva Mayoría, pero muy especialmente a los de Renovación Nacional, encabezados por el Senador Alberto Espina, quienes suscribieron un acuerdo de buena voluntad.
Y también formulo un reconocimiento al Senador Larraín, quien también es autor de esta reforma constitucional que nos permite hoy día pagar esta deuda histórica con los chilenos que viven en el extranjero.
He dicho.
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