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- rdf:value = " El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Fidel Espinoza.
El señor ESPINOZA, don Fidel (de pie).- Señor Presidente , estimados colegas e invitados que nos acompañan, inicio mis palabras rindiendo un merecido homenaje a nuestro querido ex Presidente Salvador Allende Gossens y a todos nuestros miles de compatriotas que fueron víctimas de las graves violaciones a los derechos humanos que se aplicaron en nuestro país desde el 11 de septiembre de 1973, es decir, hace exactamente cuarenta años.
En el conocido texto titulado “Variaciones sobre el Olvido”, escrito por Mario Benedetti en 1987, el escritor y poeta uruguayo nos decía que los pueblos nunca son amnésicos y que amnistía no es amnesia, porque el pasado siempre alcanza a quien reniega de él, ya sea infiltrándose en signos o en gestos, en canciones o pesadillas, y que en ese proceso la palabra es probablemente la mayor dificultad con que se enfrentan los olvidadores profesionales, porque la vocación congénita de la palabra no es omitir, sino nombrar. Así como la justicia está para juzgar y no para complicarla en el olvido. Pese a todo, para la injusticia solo hay un remedio, y este no es el olvido, sino la justicia.
Por eso, cada año, desde 1973, en distintas condiciones y contextos, individual y colectivamente, los chilenos y chilenas han hecho uso de la palabra para nombrar, recordar, transmitir, compartir, denunciar y rescatar, de aquellos que intentan forzar olvidos y perdones, todas las cosas que como personas y país vivimos, sufrimos, padecimos y resistimos durante la negra sombra de la dictadura que nubló nuestro cielo azulado por largos diecisiete años.
Por eso hoy nos convocamos en esta Sala para recordar, decir y contar quiénes eran los tres hombres que hoy homenajeamos y que, al igual que nosotros, fueron elegidos y mandatados por la ciudadanía en sus territorios para representarlos en la Cámara de Diputados.
Es justo que, en un día como hoy, institucionalmente recordemos a Vicente Atencio , a Gastón Lobos y a Carlos Lorca , porque en ellos están representados también los 2.298 chilenos y chilenas que consigna el Informe Rettig; las 3.195 víctimas de atropellos a sus derechos humanos que registró la Comisión de Reparación y Reconciliación, y los 38.256 compatriotas calificados como sobrevivientes de prisión política y tortura por la Comisión Valech.
Sobre nuestros excolegas diputados, podemos recordar que sus casos están en el Informe Rettig, todos caratulados como detenidos desaparecidos, esa categoría que sin darnos cuenta internalizamos, convirtiéndola en un concepto que, aunque nombra, a veces pareciera ser no suficiente para lograr transmitir la crudeza, la brutalidad y la inhumanidad que se esconde tras el hecho de hacer desaparecer para siempre a otros seres humanos.
Mis colegas parlamentarios hablaron de Gastón Lobos y del compañero Vicente Atencio , militantes del Partido Radical y del Partido Comunista, respectivamente, ambos grandes compañeros que fueron hechos desaparecer por la dictadura.
Como jefe de la bancada de mi partido, agradezco el honor que me han concedido de poder referirme hoy a nuestro compañero Carlos Lorca , joven médico siquiatra, líder de la Juventud Socialista, muy cercano al compañero Presidente Salvador Allende , quien fue detenido el 25 de junio de 1975, cuando apenas tenía 31 años.
En estas breves palabras, podemos decir que fue un gran luchador, ejemplo de la resistencia, que encabezó la dirección clandestina del Partido Socialista y que en las elecciones de marzo había sido elegido diputado por la 22ª Agrupación Departamental de Valdivia, en la que también participó nuestro colega Guillermo Teillier . Carlos Lorca era casado y, al igual que muchos de nuestros compañeros, con su desaparición, dejó a su familia en la más profunda de las tristezas.
Hasta el día de hoy, 40 años después del golpe de Estado de 1973, todavía no sabemos dónde están Gastón ni Carlos . Por cierto, no hay nadie que haya debido comparecer y responder ante la justicia por sus desapariciones y presumibles muertes.
Por eso, aunque a muchos les moleste, cada año que pasa no nos alejamos más del olvido, porque cada vez hay más luz sobre la terrible historia que nos tocó vivir y que, ciertamente, no queremos que se vuelva a repetir, porque cada año nos parece menos justificable la muerte, la tortura y la desaparición de tanto compatriota y porque la sociedad entiende que en el recuerdo no hay venganza, sino sed de justicia, de reparación y de verdad.
Porque no construiremos un mejor Chile para nuestros hijos y nietos con la negación o intentando tapar el sol con un dedo, como vergonzosa y lamentablemente intentó hacerlo ayer, en un medio de comunicación, uno de los principales responsables de la barbarie: el exjefe de la DINA Manuel Contreras . Tampoco lo haremos queriendo no ser parte de los procesos históricos en marcha, aduciendo, por ejemplo, que algunos éramos muy jóvenes al momento del golpe. Yo tenía apenas 3 años de edad y apenas había podido conocer y disfrutar a mi padre, Luis Espinoza , también exdiputado socialista, quien, a los 33 años y siendo padre de tres hijos y una hija, fue asesinado a la orilla de un camino en Frutillar, después de sufrir graves torturas, al igual que miles de nuestros compatriotas, aduciéndose el siempre falso argumento del intento de fuga. Crecí viendo las manos manchadas con sangre de la dictadura, que nos imponía por la fuerza de las armas su gobierno de facto y sabiendo y conociendo de cerca los horrores y abusos que se cometían.
Hoy recordamos a Lobos, a Atencio, a Lorca y a miles de compatriotas justamente porque nos sigue indignando y pareciendo injusto que ellos, al igual que otros miles de chilenos, hayan recibido un trato tan duro, buscando no solo eliminarlos físicamente, sino, además, hacerlos desaparecer de sus propias vidas, de la de sus familias, de nuestras vidas y de la historia.
Como dije al inicio de mi intervención, para la injusticia solo hay un remedio, y este no es el olvido, sino la justicia.
Como me lo indicó hoy en la mañana alguien muy importante en mi vida, el tema no es pedir perdón; es reconocer qué ocurrió. El perdón no es opción si no hay entrega de información.
En este acto de reparación, de justicia y de homenaje, hacemos llegar nuestro respeto a las bancadas que integraron los exparlamentarios que hoy recordamos, así como a sus familias, representando en ellos el dolor y el sufrimiento que vivió Chile a contar de un día como hoy, hace 40 años. Porque, como dice Mario Benedetti , ocurre que el pasado es siempre una morada y no hay olvido capaz de demolerlo.
Muchas gracias.
He dicho.
"
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