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El señor MORALES.- Señor Presidente , junto con saludar por su intermedio al señor ministro de Agricultura , quiero indicarle que para los habitantes de la Región del Maule y para los parlamentarios que representamos a zonas agrícolas es muy importante que nos escuche con toda la atención que merece la materia que nos convoca. Con el ministro hemos conversado reiteradamente sobre este problema, y debo reconocer que siempre ha mostrado buena disposición para atendernos y buscar la mejor manera de enfrentar los daños provocados por esta situación.
Partiré por relatar dos testimonios recogidos en mi zona, Curicó , que desde mi punto de vista reflejan las graves consecuencias que este terremoto de frío ha provocado a hortaliceros, viñateros y productores de fruta.
El primero de estos testimonios corresponde a un productor agrícola, quien hace diez días, con gran dolor en el alma, tuvo que informar a sus más de trescientos trabajadores temporeros que no los podría contratar esta temporada, no obstante sentir que eran sus socios en el negocio, pues depende del trabajo que esas personas realizan para él. En definitiva, este productor de kiwis del sector de Morga no podrá contratar a esas trescientas personas, quienes se aprontaban para empezar a trabajar en esta fecha.
El otro testimonio es el de la señora Rosa Contreras , quien se dedica a trabajar como temporera en las viñas del sector de Sagrada Familia. Ella siempre destina esta época a trabajar para juntar los recursos económicos que le permitan llevar adelante su proyecto de vida durante el resto del año. La familia depende del trabajo de esta temporera agrícola, pero por los hechos ocurridos y las consecuencias que todos hemos conocido, la señora Contreras no contará este año con esa posibilidad laboral.
Esos testimonios dan cuenta de la angustia que se vive en estos momentos en mi zona que, no cabe la menor duda, es el mismo sentimiento que viven otros agricultores y otros temporeros de mi región, así como los de la Sexta Región, los de la Región Metropolitana y los de la Quinta Región. Ese sentimiento de angustia por no saber qué pasará en su futuro es consecuencia de la catástrofe que afectó al mundo rural.
¡Qué duda cabe de que estamos ante el mayor desastre agrícola en la historia de los fruticultores y de la agricultura en la zona!
Ministro, no quiero profundizar en las diferencias sobre la cuantificación de daños hecha por uno u otro sector, pues es un antecedente que está en evolución y aún faltan días para conocer la realidad completa de lo que ha sucedido. No obstante, hay cifras que nos permiten al menos dimensionar en parte la magnitud del daño ocurrido.
Algunos dicen que en la Región de O’Higgins, el 55 por ciento de las hectáreas resultaron dañadas. En el caso de la Región del Maule, sería el 45 por ciento de las hectáreas, y en el de la Región Metropolitana, el 40 por ciento. Por cierto que esto varía según la especie planteada. No obstante, el impacto en la producción, según estudios preliminares, alcanzaría a una pérdida de 50 millones de cajas, más la pérdida de empleos, que, según el Gobierno, sería de 40.000 puestos de trabajo menos, y, según Fedefruta, cercano a 100.000 puestos de trabajo menos. A eso debemos agregar el impacto en el transporte y en los materiales de embalaje, y la pérdida de mercados y clientes.
Por lo tanto, este panorama configura lo que consideramos -reitero- la peor crisis agrícola que hemos conocido en el último tiempo.
En Curicó se nos presentan pérdidas de entre 60 y 70 por ciento de la producción de kiwis, daños en los cerezos y un panorama muy preocupante en las viñas, con mucho daño en las plantaciones de chardonnay y de sauvignon, sobre todo en la costa curicana. Asimismo, existen daños en las viñas de Molina, de Sagrada Familia, de Rauco y de Tutuquén, con 13 por ciento en cabernet sauvignon y 45 a 50 por ciento en merlot. En suma, entre 30 y 40 por ciento de los viñedos de Rauco resultaron dañados, y en la costa, sobre el 50 por ciento de las plantaciones de chardonnay.
Sin duda, los productores ya han evaluado el daño. El Ministerio, por su parte, está haciendo el levantamiento de datos, pero es de suma importancia elaborar un informe detallado por especies y zonas. Eso ayudará, sin lugar a dudas, en la búsqueda de las mejores soluciones.
Dicho esto, ministro , es urgente que se apure el tranco. La subsistencia de la gran familia agrícola depende de lo que ustedes, nosotros, la banca privada y los propios productores podamos hacer para aliviar esta grave situación. Pero, ¡qué quiere que le diga! Existen serias dudas, especialmente sobre el rol que puede jugar la banca privada, pues, no obstante sus discursos de buenas intenciones y comprensión, entre los agricultores hay quejas y dudas en cuanto a que esa buena disposición se cumpla en la realidad. Es más, a algunos agricultores ya les cerraron sus líneas de financiamiento por temor a que no tengan ingresos para responder.
Señor ministro , usted sabe que los agricultores son buenos pagadores. Por lo tanto, el Gobierno debe hacer su máximo esfuerzo, porque se necesita con urgencia su ayuda para abordar estos problemas.
¿Qué se requiere?
1.- Una línea de capital de trabajo que se mantenga, porque hoy, a pesar del desastre, hay labores agrícolas por realizar.
2.- Que se reprogramen los créditos considerando los menores ingresos.
3.- Apoyo por parte de Corfo a programas de control de heladas.
4.- Subsidio a la contratación de mano de obra.
5.- Programas proempleo para paliar en parte la cesantía en mi zona.
6.- Condonación del pago de contribuciones de bienes raíces agrícolas.
Señor ministro , valoramos las medidas adoptadas en favor de los beneficiarios del Indap, que ya están recibiendo ayuda. Ella es oportuna y necesaria. Son los que más la requerían, porque sin el apoyo de esa institución, los pequeños agricultores no podrían salir adelante.
También valoramos lo solicitado por los intendentes, en orden a que se decretara emergencia agrícola; pero debe darse un paso mucho más decisivo: declarar catástrofe nacional y utilizar el 2 por ciento que establece nuestra Carta Fundamental para enfrentar hechos que constituyen una calamidad pública. Al respecto, qué duda cabe de que estamos frente a un hecho de esa naturaleza.
He dicho.
-Aplausos.
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