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El señor MARINOVIC (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Enrique Jaramillo.
El señor JARAMILLO.- Señor Presidente , en relación con el proyecto anterior, lamento no haber escuchado la opinión del diputado Osvaldo Andrade , siempre muy fundamentada, respecto de un tema que debió haber sido escuchado por la Sala, tras los ataques disimulados que se advirtieron en algunas intervenciones. Esto ocurre cuando se aplica mal el Reglamento.
En cuanto al proyecto en discusión, no es otra cosa sino la respuesta a fin de que esos trabajadores tengan un retiro más digno. De no procederse así, ellos deberían padecer el efecto que provoca este mal sistema previsional, que obliga a muchos trabajadores a permanecer más tiempo que el deseado en sus respectivos trabajos. Todos sabemos que eso se debe a la necesidad económica no solo de los asistentes de la educación, sino de cada uno de los trabajadores del país. En efecto, mediante la postergación de la jubilación intentan reunir más fondos previsionales, de manera de hacer más digno su traspaso al sector pasivo.
Como dije al inicio de la discusión de este proyecto y lo sostengo nuevamente -no quiero ser majadero-, cada proyecto, en materia de otorgamiento de una bonificación por retiro voluntario y una bonificación adicional por antigüedad, despierta la inquietud del resto de los trabajadores de Chile, por ejemplo, de los que no tienen como empleador al Estado y no reciben ningún tipo de incentivo como los propuestos en esta iniciativa. Por eso, antes de acogerse a retiro, muchos piensan que, tarde o temprano, obtendrán un beneficio, especialmente los del sector privado que imponen en las administradoras de fondos de pensiones. Pienso que dichas entidades deberían comenzar a inquietarse, porque más temprano que tarde tendrán que rendir cuenta a esos trabajadores.
Hemos escuchado a muchos jubilados y personas del sector pasivo que les plantean a sus hijos, a las nuevas generaciones que ya están en condiciones de jubilar, por qué razón no les corresponde ese beneficio, si en su momento ellos lo recibieron. Como actualmente eso no existe, cada día estamos en una situación de conflicto e impasse con los trabajadores.
Hoy contamos con las mejores reservas de capital que el país jamás soñó tener. El extraordinario espacio económico que estamos viviendo, no se debe solo a la actuación del Gobierno sino que a la situación de nuestra divisa y por haber mantenido en el dominio de Chile el 30 por ciento del cobre, -antes era dueño del ciento por ciento-; gracias al cual hoy tenemos las enormes reservas con que cuenta el Banco Central y los fondos sociales que hemos logrado crear. Chile tiene reservas por más de 20.000 millones de dólares, dineros que resguardan su capacidad económica. Sin embargo, hay una situación difícil: los trabajadores no están recibiendo lo que todos los periódicos señalan continuamente en torno a que “Chile puede” o “Chile crece”. Chile es muy responsable y su capacidad de pago le permite sortear los apremios económicos que pudiera haber tenido. Nuestro país está bien porque ha tenido la suerte de que su principal riqueza de exportación mantiene un buen precio.
Por eso -insisto-, más temprano que tarde, las AFP deberán rendir cuenta a los trabajadores de Chile. No es justo lo que sucede. Hoy los asistentes de la educación se sienten felices por el beneficio que recibirán, aunque la situación es injusta para aquellos que no lo obtendrán. No es un tremendo logro para los asistentes de la educación beneficiados, pero es el reflejo y el resultado de una lucha constante de los trabajadores chilenos para conseguir algo más, una vez que se van al sector pasivo. No podría ser de otra manera. A pesar del sabor escaso del beneficio propuesto por la iniciativa, es esperanzador para los demás, y hay que aprobar las modificaciones del Senado.
He dicho.
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