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El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Corresponde rendir homenaje a la ex Primera Ministra del Reino Unido , señora Margaret Thatcher , recientemente fallecida.
Se encuentran presentes, en la tribuna de honor, el cónsul honorario de Reino Unido en Valparaíso, señor Iain Hardy ; el presidente del Consejo Superior de la Universidad Chileno-Británica de Cultura, señor Pedro Pfeffer ; la vicepresidenta de la Sociedad Británica de Valparaíso, señora Valerie Wood , y las señoras y señores Ruth Cave , Jeanette Chettle , Andrew Cave , Carolyne Pettersen , Astrid Urcullú , Esteban Collins , Jennifer Philips , Pancho y Vicky Christie, Leonardo y Mabel Maculet , Francesca Horn , Christian De Bonnafos y Helen Mcqueen , a quienes les damos una afectuosa bienvenida.
Tiene la palabra la diputada señora María Angélica Cristi.
La señora CRISTI, doña María Angélica (de pie).- Señor Presidente , estimados amigos de la colonia chileno-británica; señor Iain Hardy , cónsul honorario de Reino Unido en Valparaíso; señor Pedro Pfeffer , presidente del Consejo Superior de la Universidad Chileno-Británica de Cultura; señora Valerie Wood , vicepresidenta de la Sociedad Británica de Valparaíso, amigas y amigos de Viña del Mar y de Valparaíso que nos acompañan:
Para mí es un honor representar a las bancadas de la Unión Demócrata Independiente y de Renovación Nacional, en especial a mi colega el diputado José Manuel Edwards -quien por razones de tiempo no podrá pronunciar el discurso que con mucho cariño y esfuerzo había preparado-, en el sentido y merecido homenaje que rendimos a la ex Primera Ministra británica Margaret Thatcher , mujer que cambió la vida de los británicos y el accionar político en el mundo.
No es fácil resumir en pocas palabras su inmenso legado y la gran labor que efectuó en su vida política. Hablar de Margaret Thatcher es hablar de una de las principales personalidades políticas del último siglo y de la líder femenina más influyente de los últimos tiempos.
Margaret Roberts -era su apellido de soltera- nació el 13 de octubre de 1925, en Grantham, al este de Inglaterra, en el seno de una familia tradicional, cuyos padres, Alfred y Beatrice, profesaban la fe metodista.
Desde pequeña mostró grandes dotes intelectuales, los que le valieron el ingreso a la carrera de Química, en la Universidad de Oxford, una de las más prestigiosas del mundo, de la que se graduó con honores en 1943.
En diciembre de 1951, se casó con el empresario Denis Thatcher, con quien tuvo a sus dos únicos hijos, los mellizos Carol y Mark.
En 1953, se recibió de sus estudios en Derecho, especializándose en temas tributarios.
Si bien en un comienzo no le fue fácil hacerse un espacio, fundamentalmente por ser mujer y por los prejuicios de una sociedad en que la vida pública parecía ser patrimonio exclusivo del hombre, a poco andar logró derribar barreras culturales y consolidarse como una líder natural de su sector.
Su primer cargo político fue el de subsecretaria de Pensiones, durante el gobierno del Premier Harold Macmillan. En 1964, ya en la vereda de la oposición, se integró al equipo de Edward Heath, quien en 1970 ganaría las elecciones generales, marcando el regreso de los conservadores al poder. Thatcher sería nombrada ministra de Educación y Ciencia.
Una de sus frases célebres la pronunció en 1973 ante las cámaras de televisión, cuando consideró muy improbable presenciar durante su vida el ascenso de una mujer como Primera Ministra . Ironías del destino.
El apodo de “La Dama de Hierro”, con que se hizo célebre la ex Primera Ministra Británica , tuvo su génesis en 1976, al poco tiempo de ser nombrada líder del Partido Conservador, cuando advirtió en un discurso público respecto del creciente poder militar de la Unión Soviética.
En aquella alocución, Margaret Thatcher afirmó también que el comunismo solo podía aspirar a ser una superpotencia en un sentido militar, pues en términos económicos y humanos no había demostrado mucho éxito.
La reacción de la embajada soviética en Londres no se hizo esperar y en Moscú se rechazó la intervención de la ex-Premier, calificándola de “hostil”, a la vez que el Diario Oficial del Ministerio de Defensa de la Unión Soviética la bautizó desde entonces con el apelativo que le acompañaría durante toda su vida pública: La Dama de Hierro.
De todos modos, se dice que a Margaret Thatcher le agradó este sobrenombre, el cual incluso inspiró la reciente película “The Iron Lady”, de 2011, protagonizada por la actriz Meryl Streep , que fue vista por millones de admiradores en el mundo entero.
En octubre de 1984, sobrevivió a un atentado con una bomba perpetrado por el Ejército Republicano Irlandés (IRA) durante la Conferencia del Partido Conservador, que se celebraba en un hotel de la localidad de Brighton. El incidente dejó como saldo cinco personas muertas y 34 heridas. Pese a la gravedad del hecho, Thatcher no quiso dar señales de debilidad ante el terrorismo y desechó la idea de suspender la convención. Es más, al día siguiente del ataque, en una muestra sin igual de valentía y determinación, pronunció un encendido discurso, tal como lo tenía agendado con antelación.
Resultó reelecta en el cargo en dos oportunidades, en 1983 y en 1987, hasta que finalmente renunció a su investidura en 1990, y dejó el poder en manos de su correligionario John Major.
Forjó un Reino Unido moderno y aplicó transformaciones que dieron inicio a una nueva economía británica. En materia económica, siempre fue coherente con sus convicciones y mostró una firme determinación para estimular la iniciativa privada, rebajar impuestos y conducir con austeridad las políticas de gasto social.
Gran defensora de la libertad, sus medidas promovieron la capacidad de emprendimiento de las personas, en desmedro del exceso de burocracia y de las trabas a la innovación. Resguardó las libertades y derechos individuales, y potenció a la clase media de su país, que fue el gran motor del cambio social.
Llevó a cabo la privatización de las industrias nacionales, la reforma a los sindicatos laborales, la disminución de los impuestos y la adopción de medidas de austeridad en el gasto social, que contribuirían significativamente a reducir la inflación y a recuperar el prestigio que su país había perdido en décadas anteriores.
En ningún momento vaciló al aplicar tales medidas, aun cuando acecharan las críticas y sus determinaciones carecieran de todo populismo. Tuvo que enfrentar tiempos difíciles y no exentos de controversias; pero siempre salió airosa.
Margaret Thatcher formó parte de un grupo de líderes mundiales que marcó un antes y un después en el orden político mundial y que impulsó relevantes transformaciones.
Sus actuaciones junto al expresidente estadounidense Ronald Reagan , al entonces secretario general del Partido Comunista soviético, Mijaíl Gorbachov, y al Papa Juan Pablo II le permitieron ser un actor vital en el desenlace de la Guerra Fría, escenario que marcó la segunda mitad del siglo pasado.
Pasó de ser la líder inclemente con sus rivales soviéticos a ser un punto de apoyo para Gorbachov, quien el día de su fallecimiento declaró: “Fue una gran política y una persona brillante. Quedará en nuestros recuerdos y en la historia”.
Consecuente con su lucha contra el comunismo, adquirió el firme compromiso de respaldar el proceso de unificación alemana, imponiéndose por sobre el escepticismo que mantenía el entonces mandatario francés François Mitterrand. Es así que influyó en forma determinante en la caída del Muro de Berlín y de la Cortina de Hierro, lo que permitió que miles de seres humanos se reencontraran física y espiritualmente con su pueblo, con sus raíces y, por sobre todo, con sus familias, las que por más de 40 años se habían visto obligadas a una desgarradora e involuntaria separación.
Tras la caída del Muro de Berlín, demostró toda su sapiencia política, intuyendo las dificultades que podrían sobrevenir en Europa y manifestando públicamente la necesidad de que los cambios en curso se realizasen en forma gradual, de manera de facilitar la inducción a la democracia de los habitantes de Alemania Oriental.
El fallecido periodista británico William Rees-Mogg , editor del periódico The Times, la calificó como “la última Primera Ministra británica en desempeñar algún papel relevante en la disputa mundial, gracias a su inagotable fuerza de voluntad”.
Si bien fue la primera mujer en llegar al número 10 de Downing Street, Thatcher nunca enarboló el feminismo como reivindicación de género; sin embargo, tenía plena conciencia del valor agregado que significaba ser mujer al momento de tomar decisiones en política, tal como lo reflejan algunas de sus más recordadas frases, que la retratan de cuerpo entero, con su franqueza habitual: “Si quieres decir algo, pregúntale a un hombre. Si quieres hacer algo, pregúntale a una mujer”; “Puede que el gallo cacaree, pero es la gallina la que pone los huevos”; “En cuanto se concede la igualdad a la mujer con el hombre, se vuelve superior a él”; “No soy una política de consenso. Soy una política de fuertes convicciones”.
En 1979, al asumir como primera ministra, retomó vínculos con Chile. En su relación con el gobierno militar, se estableció un estrecho vínculo, amparado en la similitud de convicciones económicas y sociales con el gobierno del Presidente Augusto Pinochet. Esta relación se hizo más estrecha aún tras el conflicto bélico entre Reino Unido y Argentina, en defensa de la soberanía británica de las Islas Malvinas, en 1982, la cual se vio amenazada tras 149 años de administración inglesa ininterrumpida.
Es así como, en agradecimiento, la ex Primera Ministra visitó al general Pinochet en Virginia Waters durante su detención en Londres, en 1999, y le agradeció su postura en el conflicto por las Islas Malvinas (Falkland).
Margaret Thatcher escribió dos veces a Tony Blair para pedir la liberación del general Pinochet y realizó gestos de apoyo explícitos frente a la prensa en apoyo a su amigo. Tras su liberación, Thatcher expresó: “Su retorno a Chile ha asegurado que los intentos españoles de imponer un colonialismo judicial hayan sido rechazados”.
Un dato que grafica la relación entre Thatcher y Pinochet fue que cuando despegaba el avión para traer al general de vuelta a Chile, la ex Primera Ministra retrasó su salida, para poder despedirse.
En 1990, aceptó renunciar a su cargo, por lo que fue reemplazada por el líder del partido, John Major . Dejó la Cámara de los Comunes en 1992 y, tras quedar con el cargo vitalicio en la Cámara de los Lores, siguió dando discursos y conferencias en todo el mundo, incluso en nuestro país, en 1994, periodo en el cual creó la Fundación Thatcher, con la que buscó promover la libertad política y económica, especialmente en los expaíses de la Unión Soviética.
En aquella visita, al igual que en Londres, tuve una vez más la gran oportunidad de compartir con ella algunos minutos y evidenciar su gentileza, femineidad, distinción y firme personalidad. Era una mujer que nunca pasó inadvertida.
Margaret Thatcher , poseedora de un liderazgo innato e inquebrantable, dejó un legado al mundo y a las futuras generaciones, que transcenderá por su entereza, valentía, rectitud, lealtad y consecuencia política, valores y principios que se plasman y contribuyen al desarrollo de una sociedad.
Al retirarse de la vida pública a partir de 2002, expresó: “Nos vamos de Downing Street, por última vez, después de 11 años y medio fantásticos, y estamos contentos de dejar el Reino Unido convertido en un estado mucho, mucho, mucho mejor que cuando llegamos”.
Su reciente fallecimiento, el pasado 8 de abril, ha generado un tremendo impacto a nivel mundial, lo que es una muestra palpable de su estatura política, que se perpetuará en la memoria de sus compatriotas y del mundo entero. Este reconocimiento le valió que el 17 de abril pasado, el Reino Unido la despidiera con una solemne ceremonia militar y con un funeral de Estado. El evento se llevó a cabo en forma sobria y patriótica, como ella quiso, en la imponente Catedral de Saint Paul , y contó con la presencia de representantes de 170 países, de todos los ex primeros ministros vivos, de las tres ramas de las fuerzas armadas y de toda la familia real, encabezada por su majestad la reina Isabel II . Una ceremonia similar no se realizaba desde el fallecimiento del ex Premier Sir Winston Churchill en 1965 y desde el funeral de Lady Diana de Gales.
Fue un digno adiós para una mujer británica de origen humilde, que gracias a su esfuerzo de superación personal llegó a gobernar magistralmente a su país y prestigió la política británica y mundial.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ELUCHANS (Presidente).- De esta forma, la Cámara de Diputados ha rendido homenaje a la ex Primera Ministra del Reino Unido, señora Margaret Thatcher, recientemente fallecida.
-Aplausos.
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