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El señor DELMASTRO (Vicepresidente).- Tiene la palabra el diputado señor Pablo Lorenzini.
El señor LORENZINI.- Señor Presidente , estoy muy emocionado porque, si mira alrededor, verá que en la discusión de este importante proyecto estoy rodeado de futuros senadores: los diputados De Urresti , Díaz, Ward , Moreira y Ascencio ; es decir, quienes van a regir los destinos de nuestro país en los próximos ocho años. Espero que su señoría también esté en el Senado.
Estamos ante un proyecto que a uno le causa controversia. Está claro que el sector de las telecomunicaciones es el más dejado de la mano de Dios. Como todos sabemos, el sector sanitario tiene una superintendencia; la banca -en realidad, no sirve de mucho porque es pagada por los mismos bancarios- también tiene la suya; el sector eléctrico tiene superintendencia; sin embargo, en este, que es uno de los principales servicios del país, con 35 millones de transacciones, porque todos los chilenos, de una u otra forma, están relacionados con las telecomunicaciones, no tenemos nada. En todo caso, lo que propone el proyecto es un avance, es positivo, aunque, como he dicho, faltarían muchas cosas que ojalá sean consideradas.
¿Qué es lo que exige la gente? Lo mismo que exige de sus parlamentarios: calidad de servicio -su señoría conoce esta materia-; eliminación de las malas prácticas -también es un problema conocido-; transparencia -está muy de moda-, y respuesta a las demandas de los votantes, en este caso, de los consumidores. ¡Miren cómo podemos relacionar la futura superintendencia de Telecomunicaciones con algo que no tiene nada que ver, es decir, con el trabajo parlamentario!
De manera que hay una serie de causales que explican el malestar que existe con el servicio de las telecomunicaciones, aparte de la debilidad institucional, como lo ha reconocido el propio subsecretario de Telecomunicaciones presente en la Sala, por lo que se requiere un rol más activo de la futura superintendencia; no hablo de los políticos, porque cualquier semejanza podría ser objeto de una demanda. ¿De qué se requiere? De una superintendencia activa, nueva y que proteja al consumidor.
Pero aquí empiezan a surgir los problemas. En primer lugar, ¿de quién debe depender la superintendencia? Por ahí hay una canción que dice: “Depende, todo depende”. ¿De quién depende? ¿Del Ministerio de Transportes? Sería un poco extraño. Por la potencia que tiene el sector, tanto yo como diversos parlamentarios de la Comisión de Hacienda -entre otros, recuerdo muy bien al diputado Jaramillo - quisiéramos que las telecomunicaciones tuvieran su propio ministerio. Por lo que significan para el país, dan para eso. Hay ministerios que tienen mucho menos potencia que este sector. Tal vez, podría pertenecer al Ministerio de Economía, pero no al de Transportes, salvo que fuera para transportar las señales del Transantiago, lo que es medio complicado. Creo que sería lo primero que habría que hacer: evaluar si este sector debe tener la potencia de un ministerio.
En segundo lugar, ¿qué dice la OCDE? Somos el tercer país con mayor incremento del uso de la banda ancha y el quinto con más conexiones a la banda ancha móvil. Es decir, es un mercado dinámico, básico; sin embargo, con el diputado Rincón conversábamos sobre el problema que se presenta en el mundo rural. Por ejemplo, se está utilizando la factura electrónica por obligación, porque con ello se evitan la evasión y la elusión tributaria. Pero, ¿qué ocurre con el mundo rural, en los cerros de Temuco? Sucede que las personas tienen sus computadoras, saben digitalizar las facturas, pero no tienen internet. Por lo tanto, este proyecto tiene una importancia crucial en esta materia y, por lo mismo, representa un gran avance.
Y siguen los problemas. Separemos lo que es fiscalizar y sancionar de lo que es regular y subsidiar porque son cosas distintas. Regionalización: ¿Acaso no hay telecomunicaciones en las regiones? ¿No hay telecomunicaciones en Osorno o en Valdivia? ¿Por qué va a haber una superintendencia en Santiago?; ¿A quién van a recurrir los habitantes de una pequeña comuna? En el caso de mi distrito, al seremi de Transportes, que es un gran seremi; es de la UDI, pero hay que reconocer que ha trabajado bastante bien. El otro día, me decía que ni siquiera tenía un inspector y que él no entendía nada de esto; si había un reclamo, lo ponía en un sobre y lo enviaba a Santiago. El diputado René Manuel García tendrá que ir a la futura superintendencia en Santiago para tener una repuesta, y el diputado Latorre ni siquiera lo intentará.
Entonces, le pregunto al subsecretario, ¿por qué no podemos tener en regiones, por lo menos, un delegado de la superintendencia, un fiscalizador por región, que es lo mínimo a que podemos aspirar? No están considerados en el proyecto. El centralismo no funciona. Por último, podríamos conseguir recursos en los gobiernos regionales; pero, ¿de quién dependerá? ¿Del seremi de Transportes? No tendría sentido. Por lo tanto, ¿qué se necesita? Más recursos.
Muy pronto vendrá la discusión del proyecto de Ley de Presupuestos. Entiendo que será para el próximo gobierno y será este el que tendrá que ocuparse del asunto. El diputado Silva , que entiende de números, estará de acuerdo en que hay que meterle más recursos a la futura superintendencia para que pueda tener presencia en las regiones, para que pueda fiscalizar efectivamente y recibir los reclamos de los usuarios.
Lo que sí está bien -agradezco al Ejecutivo que haya acogido nuestras indicaciones- es lo relacionado con los funcionarios, a fin de evitar los errores que hemos cometido con otros ministerios y superintendencias que se han creado. Como estamos en período eleccionario, es necesario garantizar a los actuales funcionarios que seguirán en sus cargos, por lo menos, hasta fines del próximo año. Las nuevas autoridades verán lo que hacen; pero esto no debe ser utilizado políticamente. Como digo, el Ejecutivo acogió las indicaciones que presentamos para solucionar este problema. Los funcionarios no serán tocados; podrán ser trasladados, pero manteniendo sus categorías y sus remuneraciones, y no serán exonerados por “necesidades del servicio”, como ocurre en política. Por “necesidades del servicio” se bajan senadores y diputados, pero se suman otros. ¡A veces cómo se cruzan las cosas! Sin embargo, no sabemos resolverlas.
En este sentido, se dan garantías -así lo establece el proyecto- a todos los funcionarios. Sin embargo, debemos enfrentar el mal de Chile: de 310 funcionarios, 40 serán de planta y 270 a contrata y a honorarios. ¿Qué pensaría el señor Landeros , nuestro Secretario, si en la Cámara hubiera 40 funcionarios de planta y 270 a contrata y a honorarios? El subsecretario decía que son personas expertas, técnicas, especializadas. Pero, con tantos funcionarios a contrata, cada vez que cambie el Gobierno, tendrán que irse, para que vengan otros. Para regiones estamos pidiendo solo uno, que sepa, que conozca la materia; pero, si al ministro o al subsecretario no les gusta, lo cambiarán. Obviamente, es otro tema pendiente.
Con el diputado Rincón presentamos un proyecto que según entiendo está en el Senado, que tiene por objeto postergar el vencimiento del permiso de las radios comunitarias, a las cuales se refirió el diputado Jaramillo . Espero que el subsecretario apure la tramitación de ese proyecto en el Senado.
Como dije, hay temas que quedan dando vuelta; hay otros en los cuales se avanza, pero no se solucionan totalmente. El diputado Chahín ha intentado hacerlo, porque cree que el subsecretario lo va a escuchar; lo veo muy activo. Pero, si a pesar de todo el respaldo que nos ha brindado el subsecretario no ha podido solucionar los temas que estamos planteando, menos podrá hacerlo el diputado Chahín , de quien no puedo decir que será senador, porque entiendo que todavía no le toca.
De manera que vamos a aprobar este proyecto. El diputado Silva ha dicho algo que no voy a repetir -me gusta que lo haya dicho un diputado de Gobierno-: que las superintendencias unipersonales son un chiste, como ocurre con la banca y con otros sectores. Se va el jefe y llega otro que ha trabajado en los mismos lugares que se van a fiscalizar. Veamos el caso de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras y del Servicio de Impuestos Internos. ¿De dónde vienen los funcionarios, los auditores, etcétera? Obviamente, es mucho mejor, como en el caso del Banco Central, tener superintendencias independientes, de largo plazo, con ciertos años garantizados para sus funcionarios.
Agradezco, por su intermedio, señor Presidente , al subsecretario de Telecomunicaciones su buena disposición para aceptar nuestras indicaciones. Si bien entiendo que él no podrá resolver los temas que he planteado, al menos le pido que en el trámite en el Senado nos asegure un fiscalizador por región. Junto con el diputado Ortiz nos encargaremos en la discusión presupuestaria de aprobar los recursos necesarios para asegurar la implementación de esa medida.
He dicho.
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