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- rdf:value = " El señor GONZÁLEZ ( Vicepresidente ).-
Tiene la palabra el diputado señor Jaime Bellolio.
El señor BELLOLIO.-
Señor Presidente, ser padre o ser madre es para siempre, no es algo que se pierda ni siquiera con la muerte del hijo.
Quienes tenemos la suerte de ser padres -lo soy de dos varones y de un tercero que viene en camino-, sabemos que es fundamental el impacto que produce el apego a los hijos en esos primeros momentos.
El proyecto sobre el posnatal de seis meses, que se aprobó en el período legislativo anterior, no es solo una medida promujer o profamilia, que efectivamente lo es; es una propuesta proniño, y también, por cierto, un propuesta prohombre. En la medida en que nuestros hijos están bien, nosotros estamos mejor.
Los aspectos emocionales del apego y de la formación inicial, o estimulación temprana, como dicen los que se dedican a la neurociencia, son fundamentales para el posterior desarrollo psicológico, emocional, intelectual y espiritual.
Por eso, en vez de comprar fierros y ladrillos para la educación o de entregar enseñanza gratuita en aquellos sectores en que podría ser injusto, insistimos una vez más en la importancia de que nos dediquemos a la educación inicial, lo que permitirá que nuestros niños y niñas tengan más oportunidades en el futuro. Es en esa etapa donde se inicia la carrera hacia el futuro; lamentablemente, algunos menores quedan atrás en esa carrera.
Nosotros creemos que los jardines infantiles y las salas cuna son espacios muy importantes. Sin embargo, cabe preguntar por qué en ningún país es obligatorio que los niños asistan a ellos. La razón es que los menores pueden estar mejor cuidados en sus casas con sus padres y con sus madres. A menos que el jardín infantil o la sala cuna cuente con educadoras de párvulos, y no sea solo una guardería. Si se trata solo de una guardería, los menores estarán mejor en otro lugar. Pero -reitero- si en esos establecimientos hay educadoras de párvulos que entreguen educación de calidad, los resultados serán obviamente beneficiosos para el país.
Por eso también hemos insistido en que una buena idea es que los jardines infantiles y las salas cuna no estén ubicados solo en el lugar donde viven el padre o la madre, sino también donde ellos trabajan, para permitir lo que propone el proyecto de ley, es decir, que los padres trabajadores también puedan participar en esa etapa, que es la más crítica y fundamental para el desarrollo posterior de los niños, como es su alimentación en los primeros dos años.
Un exministro de la Concertación -hoy Nueva Mayoría- escribió un libro titulado “Contra la desigualdad el empleo es la clave”. Parece que a algunos colegas no les gusta nombrarlo, pero se trata de Andrés Velasco , exministro de Hacienda , quien señala en su obra que el empleo puede reducir la desigualdad, particularmente en el caso de las mujeres, quienes han aumentado su participación laboral, aunque todavía es baja.
¿Cuáles son los factores esenciales por los que algunas mujeres aún no pueden acceder a empleos de calidad? Ellos tienen que ver precisamente con el cuidado de sus hijos, y con la compatibilización del trabajo con la familia.
Seguir considerando el cuidado de nuestros hijos como una cuestión exclusivamente femenina implicaría que no nos importa compatibilizar el trabajo con la familia, que no nos importa el posnatal o que no nos importa que los padres también podamos alimentar a nuestros hijos recién nacidos.
Pero si estimamos que la crianza es algo compartido, que en ella se necesita obviamente al padre y a la madre, a la familia, debemos elaborar iniciativas de ley que favorezcan esa integración y ese trabajo conjunto.
También debemos hablar de otros aspectos que el proyecto no toca, relativos a la forma de compatibilizar de verdad el trabajo con la familia. Ellos se relacionan con los horarios de trabajo. No sé por qué en Chile creemos que mientras más horas laboremos, mejor será el trabajo. Eso no es así. De hecho, muchas personas dicen: “Los diputados trabajan poco”. Todavía no conozco colegas que trabajen poco. Yo sumo cerca de ochenta horas semanales, lo cual es más que suficiente. Muchas personas en Chile laboran esa misma cantidad de horas.
No creo que eso sea más, sino menos productivo.
Tengo la suerte de vivir en el distrito que represento, por lo que puedo ir con mi familia a los distintos lugares que lo conforman. Hago participar a mis hijos de esa instancia. Pero no todos los padres ni todas las madres tienen la misma suerte de poder compartir con sus hijos sus labores permanentes.
Los horarios son, como es obvio, algo muy relevante.
Sobre el particular, varios de los parlamentarios que nos encontramos aquí presentamos un proyecto de ley para que, ojalá, no se cambie más la hora en Chile. ¿Por qué? Porque ello afecta precisamente a los niños y a los adultos mayores; se altera la disposición de la luz natural. En muchas poblaciones, las personas dicen que salen de sus casas a trabajar cuando está muy oscuro, pero que prefieren no regresar bajo esa misma condición a sus hogares, sino, ojalá, con un poco más de luz natural que posibilite la compatibilización del trabajo con la familia para tener más espacios de recreación y de esparcimiento.
La calidad de vida es una materia que tampoco estamos abordando; es necesario que empecemos a hacernos cargo de ella. Un aspecto en ese sentido se vincula con la relación que tenemos con nuestros hijos.
En mi opinión, el desarrollo es siempre bienvenido. Pero ese desarrollo, que es un bien, debe ser amable, debe atender a la calidad de vida, las familias, las comunidades. En este caso, el presente proyecto de ley así lo hace.
En consecuencia, anuncio que, al igual que el resto de la bancada de la UDI, votaré a favor las modificaciones del Senado, porque creemos en la importancia de los primeros meses de desarrollo de los niños, la importancia de la familia, la importancia de que los hombres también seamos parte de la crianza de nuestros hijos para el futuro de Chile.
He dicho.
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