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- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[10] En este punto se toma en cuenta la caracterización que hace Santoro Marcelo; “Hacia el bilateralismo comercial” El Cronista Comercial 22/08/2006 p. 17 disponible en: http://prensa.cancilleria.gov.ar/noticia.php?id=13339845 [acc. 10/04/13]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[15] OMC Acuerdos Comerciales Regionales: las normas disponible en línea: http://www.wto.org/spanish/tratop_s/region_s/regrul_s.htm [acc. 14/11/13]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[33] Entre los acuerdos examinados en 2013 estuvieron los celebrados por Chile con Honduras y con Guatemala ambos en materia de mercancías y de servicios. Ver: CACR Informe del Comité de Acuerdos Comerciales Regionales al Consejo General Organización Mundial del Comercio (OMC) Ginebra 22 de octubre de 2013 WT/REG/23 disponible en: https://docs.wto.org/dol2fe/... [acc. 18/11/13]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[21] DIRECON Institucional. Política comercial de Chile Sitio institucional de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON) Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile disponible en línea: http://www.direcon.gob.cl/la-institucion/ [acc. 14/11/13]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[9] Cienfuegos Mateo Manuel “El fenómeno de la integración económica regional” en AA.VV. Arbitraje. Derecho Internacional Económico y de las inversiones internacionales Primera Parte Palestra Editores / Universitat Internacional de Catalunya / Estudio Mario Castillo Freyre Lima 2009 pp. 265-302 en p. 266 disponible en: http://www.castillofreyre.com/biblio_arbitraje/vol9/cap8.pdf [acc. 05/04/13]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[17] OMC Entendimiento Relativo a la Interpretación del Artículo XXIV del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio de 1994 Página Institucional de la Organización Mundial del Comercio disponible en línea: http://www.wto.org/spanish/docs_s/legal_s/10-24_s.htm [acc. 04/11/08]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[12] Contabilizando las mercancías los servicios y las adhesiones por separado"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[14] Tal como lo recogen los artículos 1 y 3 del GATT. Cfr. OMC Los principios del sistema de comercio Página institucional de la Organización Mundial del Comercio disponible en línea: http://www.wto.org/spanish/thewto_s/whatis_s/tif_s/fact2_s.htm [acc. 03/11/08]"^^xsd:string
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- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[32] OMC Informe sobre el Comercio Mundial 2011… op. cit. pp. 187-191"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[20] OMC Informe sobre el Comercio Mundial 2011… op. cit. pp. 54-56"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[19] OMC Mecanismo de Transparencia para los Acuerdos Comerciales Regionales. Decisión del 14 de diciembre de 2006 WT/L/671 18 de diciembre de 2008 disponible en línea: http://docsonline.wto.org/DDFDocuments/v/WT/L/671.doc [acc. 03/11/08]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[37] 'Seizing the benefits of trade for employment and growth': OECD ILO WORLD BANK WTO final report to the G-20 Summit meeting in Seoul (Korea) 11-12 November 2010"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[26] Kuwayama Mikio; Durán Lima José; y Silva Verónica Bilateralism and Regionalism: Re-establishing the primacy of Multilateralism a Latin American and Caribbean Perspective Serie Comercio Internacional N° 58 Cepal-Publicación de las Naciones Unidas LC/L. 2441-P Santiago de Chile December 2005 p. 38"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[11] Organización Mundial del Comercio (OMC) Acuerdos comerciales regionales disponible en: http://www.wto.org/spanish/tratop_s/region_s/region_s.htm [acc. 14/11/13]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[41] Evolución del sistema internacional de comercio y sus tendencias desde una perspectiva de desarrollo. Nota de la secretaría de la UNCTAD. Junta de Comercio y Desarrollo 60º período de sesiones. Ginebra 16 a 27 de septiembre de 2013. http://unctad.org/meetings/es/SessionalDocuments/tdb60d2_es.pdf"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[13] En relación a estas dos dimensiones de la profundización de los ACP ver: OMC Informe sobre el Comercio Mundial 2011… op. cit. p. 9"^^xsd:string
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- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[30] En este sentido Kuwayama Mikio; Durán Lima José; y Silva Verónica Bilateralism and Regionalism… op. cit."^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[8] Lamy Pascal “Prefacio” en: OMC Informe sobre el Comercio Mundial 2011. La OMC y los acuerdos comerciales preferenciales: de la coexistencia a la coherencia Organización Mundial del Comercio Ginebra 2011 pp. 3-4 en p. 3 disponible en: http://www.wto.org/spanish/res_s/booksp_s/anrep_s/world_trade_report11_s.pdf [acc. 14/11/13]"^^xsd:string
- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[11] A este respecto Turmo Garuz Joaquín “La política comercial y el comercio internacional. El bilateralismo el multilateralismo y el sistema GATT-OMC en perspectiva histórica” Boletín Económico de ICE (Información Comercial Española) n° 2880 5-18 de Junio de 2006 pp. 41-56 disponible en: http://www.revistasice.com/CachePDF/BICE_2880_41-56__B7B0CCAFCB7C4818FC760D66E5D1C469.pdf [acc. 05/04/13]"^^xsd:string
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- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[1] Los llamados “temas de Singapur” incluyen la facilitación del comercio inversión competencia y licitaciones públicas. Estos asuntos fueron incluidos originalmente en la Ronda de Doha pero debido a la falta de consenso respecto a ellas la negociación se concentró sólo en las medidas de facilitación del comercio mientras que los otros temas fueron retirados de la orden del día. (Rübig p. 4)"^^xsd:string
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- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[22] CHILE Intervención de Chile en el Comité de Negociaciones Comerciales - Embajador Carlos Furche Ginebra 22 de julio de 2008 disponible en línea: http://www.minrel.cl/prontus_minrel/site/cache/nroedic/... [acc. 03/11/08]"^^xsd:string
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- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = " [4] Canadian Federation of Independent Business: "Canada’s Red Tape Report with U.S. Comparisons" CFIB en: http://www.cfib-fcei.ca/english/article/4791-canada-s-red-tape-report-with-u-s-comparisons.html consultado el 13 de noviembre de 2013 "
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- http://datos.bcn.cl/recurso/nulo = "[2] C-4 (Cotton Four) es una denominación referida a un grupo de cuatro países africanos que dependen fuertemente de sus exportaciones de algodón: Benin Burkina Faso Chad y Mali"^^xsd:string
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- rdf:value = " 7. Informe sobre participación de las diputadas señoras Claudia Nogueira , María Antonieta Saa , y diputados señores Gabriel Ascencio , Roberto Delmastro, Marcelo Díaz y Roberto León , en la Asamblea Parlamentaria de la UIP, la Organización Mundial del Comercio (OMC), y la Cámara de Representantes de Indonesia, efectuada en Bali, Indonesia, entre el 2 y el 5 de diciembre de 2013. A disposición de las señoras diputadas y señores diputados.
Tengo a honra informar acerca de la participación que les correspondió a los diputados señoras Claudia Nogueira , María Antonieta Saa y señores Gabriel Ascencio , Roberto Delmastro , Segundo Vicepresidente de la Cámara de Diputados; Marcelo Díaz y Roberto León , Presidente , en ejercicio del GRULAC, en la Asamblea Parlamentaria efectuada en conjunto con la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Unión Interparlamentaria y la Cámara de Representantes de Indonesia, realizada en Bali, Indonesia, entre el 2 y el 5 de diciembre de 2013.
Cabe recordar que desde el año 2002, se viene llevando a cabo esta Asamblea Parlamentaria en forma anual, en paralelo con la conferencia ministerial, (MCA) cuyo principal objetivo es que los parlamentarios cuenten con un mecanismo permanente de seguimiento de la labor que desarrolla la OMC y puedan efectuar aportes desde su óptica, realizar una medición de la transparencia con que actúa este organismo y de esta manera poder informar a sus electores, sobre los avances que experimenta año a año.
La comunidad internacional tiene cifradas sus esperanzas en que de este modo, mediante este impulso se agilice el ciclo de las negociaciones comerciales multilaterales de Doha, a través de la dinámica que podrá aportar el sector político.
I. NOVENA CONFERENCIA MINISTERIAL (CM9).
A.- ANTECEDENTES.
La OMC impulsa hace 12 años destrabar una negociación que permita a nivel mundial liberalizar el comercio a escala planetaria favoreciendo el intercambio de productos.
La primera Ronda, partió el año 2001, en Doha y su objetivo era finiquitar asuntos pendientes de una negociación previa, cual fue la Ronda de Uruguay del Gatt (Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio) y que básicamente tenía como objetivo central el comercio agrícola y que en definitiva ha sido el tema donde no ha habido acuerdo durante estos años.
Lo anterior, tiene su origen en términos generales, en las distintas posturas que sustentan los países en desarrollo frente a los países desarrollados, en la medida en que los primeros aspiran a obtener un acceso libre de obstáculos para sus productos agrícolas en los mercados de los países más ricos, lo que genera un alto nivel de resistencia en las grandes potencias que no están de acuerdo en eliminar o reducir , en forma significativa, la protección que ofrecen a sus agricultores por la vía de subsidios directos o subsidios a las exportaciones para hacerlas más competitivas.
Es preciso tener presente que la Ronda de Doha estableció un tiempo límite para eliminar totalmente los subsidios, que se expresan a través de políticas de dumping y otras formas de competencia desleal, en el área de las exportaciones agrarias. Este plazo vence precisamente este año.
Asimismo, se pretendió una fuerte reducción efectiva de los subsidios internos “proporcional” a las concesiones sobre el comercio de bienes industriales, que debían efectuar los países en desarrollo.
Este tipo de negociaciones, como también las relativas a servicios y propiedad intelectual, no han tenido éxito, sin que se vislumbre solución alguna de momento.
Por los motivos anteriores, la agenda de esta reunión ha sido muy cautelosa en cuanto a las metas fijadas y lo que se esperaría es que se reflexione acerca de la manera de encontrar enfoques nuevos y creíbles para poder avanzar en las negociaciones comerciales, ya sea mediante el uso de rutas alternativas de negociación. De aquí la importancia de la reunión parlamentaria, donde se insta a los participantes a intercambiar puntos de vista sobre una posible contribución parlamentaria a la promoción de una agenda de política comercial multilateral a largo plazo, y conforme las realidades de este siglo.
Como se indica en la minuta de Cancillería, las expectativas de este encuentro, decían relación con la aspiración de restablecer la credibilidad y el prestigio de la organización, mediante lo que se ha denominado “una cosecha temprana” o “early harvest” en algunos temas de Doha, como los que se indican a continuación:
Facilitación de comercio (FC), como elemento central, en que se busca incorporar a las reglas de la OMC numerosas prácticas y normas promovidas por la Organización Mundial de Aduanas, tendientes a simplificar y agilizar los flujos comerciales. Su texto borrador se estructura en torno a dos secciones.
La Sección I se compone de normas sustantivas obligatorias, que van desde garantizar transparencia y la publicación de la normativa aduanera hasta la regulación de los procedimientos de apelación y revisión de decisiones administrativas, pasando por resoluciones anticipadas, disciplinas sobre cargas y derechos de aduanas, normas sobre el manejo y despacho de mercancías, envíos urgentes, reglas para el tránsito, inspecciones previas, ventanilla única y cooperación aduanera, entre los más destacados. La Sección II regula de manera novedosa el Trato Especial y Diferenciado (TED) para los países en desarrollo en que ellos se autocalifiquen para implementar ciertas disposiciones en plazos más extensos, conforme a su nivel de desarrollo y con la posibilidad de optar a asistencia técnica;
b) Elementos analizados por el Grupo de Negociación de Agricultura: (I) Administración de Contingentes Arancelarios (Tariff Rate Quotas (TRQs), propuesto por el G20 Agrícola; (II) Seguridad Alimentaria, planteado por el G33; y, (III) Competencia de las exportaciones (Export Competition) del G20.
c) Desarrollo: para reforzar, precisar, hacer más operativas las disposiciones sobre trato especial y diferenciado (TED), en que se prevé un Mecanismo de Vigilancia para evaluar cómo operan esas disposiciones en los distintos Acuerdos y adoptar propuestas específicas como una exención en Servicios, que permitiría otorgar ventajas especiales (no NMF), a los Países Menos Adelantados, así como criterios más favorables en la aplicación de reglas de origen para esa misma categoría de países.
Cabe considerar la reciente asunción del actual Director General de la OMC , quien enfrenta la CM9 como resultado inmediato de su gestión y que declaró que debe enviarse “al mundo un mensaje claro e inequívoco de que la organización es capaz de lograr acuerdos comerciales multilaterales” y por eso “es vital que tengamos éxito en la Conferencia Ministerial de Bali: esta debe ser nuestra primera prioridad” para centrarse “en tres esferas fundamentales: la facilitación del comercio, el desarrollo y algunos elementos de la agricultura”.
De no haber acuerdo en Bali será muy difícil imaginar un programa de trabajo legislativo, con temas de Doha, para el 2014 y 2015. De ahí que la CM9 no es una Ministerial más, sino una condición necesaria para una OMC operativa.
Chile, además de apoyar el proceso de Bali, debe:
Reforzar su actividad en la institución, para vigorizar la labor regular de la misma, minimizando las consecuencias negativas del presente impasse;
Promover el rol de OMC, como institución operativa y funcional, diferenciándolo de un proceso negociador regular como es la Ronda Doha;
Apoyar iniciativas que luchen contra del proteccionismo comercial; y,
Participar en todos los procesos que vayan en la dirección de abrir las economías al comercio, con fuertes disciplinas que garanticen tal apertura.
B.-SESIÓN PLENARIA.
Durante la sesión plenaria, intervino por Chile el señor Álvaro Jana , Director General de Direcon , quien señaló que “nos encontramos en un momento de inflexión en la historia de la OMC” “Nunca en los 19 años de existencia de esta institución habíamos estado tan cerca de crear un paquete de disciplinas como el que tenemos a nuestro alcance”.
Hizo presente que “nuestro país rechaza una OMC frágil o inoperante para lo cual tenemos título, por cuanto Chile podría convivir con una OMC débil puesto que estamos protegidos por la más amplia red de acuerdos comerciales del mundo”.
“Nuestro país cuenta con tratados con 60 miembros de la OMC, que representan aproximadamente el 90% del PIB mundial, que cubre el 90% de nuestro comercio exterior, pero pese a ello, destacó la importancia de la organización, por lo que insto a adoptar acuerdos, aquí y ahora”.
Finalmente, recalcó la necesidad de contar con una organización con capacidad normativa, que de solución a las restricciones históricas al comercio mundial y que supere las barreras que enfrenta la liberalización de la agricultura, que incorpore las variables que presenta el comercio internacional actual.
La delegación parlamentaria estuvo presente durante la inauguración y el diputado señor León , durante algunas de las negociaciones y reuniones bilaterales.
C.-ACUERDO ALCANZADO.
Tras múltiples negociaciones entre los 159 países que conforman la OMC, finalmente se alcanzó un histórico acuerdo para avanzar en la liberalización del comercio internacional, lo que se estima significará inyectar un billón de dólares a la economía global y 21 millones de trabajos.
Lo anterior, se basa en tres ejes, cuales son:
-Reducir las subvenciones a las exportaciones.
-La exención creciente de los aranceles para productos de países menos desarrollados.(PMD)
-La facilitación comercial fronteriza.
El acuerdo contempla 3 pilares:
- Agricultura, con un compromiso de reducir las subvenciones a las exportaciones, la ayuda a las exportaciones y al desarrollo (con un exención creciente de los aranceles para los productos procedentes de los países menos desarrollados y la facilitación de intercambios, y la reducción de la burocracia en las fronteras).
Como resultado de lo anterior, las estimaciones señalan que unos 325.000 millones de euros anuales se obtendrán de ahorros para los países en desarrollo.
La proyección futura señala que alcanzado este logro, correspondería establecer una hoja de ruta para concluir el programa de Doha.
Los acuerdos adoptados en Bali, contienen 10 aspectos, que simplificarán los trámites aduaneros para el comercio internacional, establecen mecanismos para que los países más pobres tengan acceso a los mercados de naciones industrializadas y emergentes, y que refuerzan la ayuda al desarrollo en el área comercial.
La OMC cuantifica en un US$ 1 billón la riqueza que generará el acuerdo adoptado al comercio mundial, sin perjuicio de que esto alcanza sólo el 10% del ambicioso programa de reformas iniciado en Doha, el año 2001.
La Cámara de Comercio Internacional estima que las nuevas medidas podrían generar 21 millones de nuevos puestos de trabajo, mayoritariamente en los países en desarrollo.
A su vez, los países menos avanzados podrían obtener beneficios adicionales mediante el reforzamiento de su participación en las redes globales de producción y en los mercados internacionales.
Uno de los aspectos más conflictivos fue la facilitación del comercio y los cambios relativos a la agricultura, con la demanda de India de suprimir el tope a la subvención agrícola en el caso de que estas contribuyeran a la puesta en marcha de programas alimentarios.
Cuba y Venezuela se opusieron en un principio, como un llamado de atención al embargo estadounidense que afecta a la isla.
Finalmente, los acuerdos adoptados aseguran a India una excepción a estas subvenciones para cubrir las necesidades de 820 millones de personas, ya que el volumen del programa indio supera los límites máximos establecidos por la OMC para las ayudas agrícolas.
II. ASAMBLEA PARLAMENTARIA.
Conforme la agenda, la discusión se centró en la forma en que los parlamentarios se involucran en materias de comercio internacional, sobre el financiamiento y el desarrollo.
De esta manera, se pudieron interiorizar sobre el desarrollo de la Conferencia Ministerial, conocida por su sigla MC9, conocer acerca de las negociaciones que llevan a cabo los gobiernos y los representantes de la OMC.
El Orden del Día, contempló un diálogo con los ministros y altas autoridades de la Organización Mundial del Comercio, donde pudieron conocer el estado de avance de las negociaciones previas a la Conferencia propiamente tal.
Posteriormente, se volvieron a reunir para conocer las decisiones adoptadas en grandes líneas en la MC9, específicamente en cuanto el programa de Doha para el desarrollo.
En cuanto a los temas analizados por los parlamentarios, se efectuaron reflexiones acerca de:
1.- LA AGENDA POST BALI DE LA OMC
Dado el retraso acumulado después de muchos años de bloqueo en las negociaciones del Ciclo de Doha, resulta poco realista pensar que en esta ocasión se podrían poner término a tales negociaciones y a los problemas que se encuentran pendientes de resolver. Por ese motivo, se esperaba que durante esta Asamblea se pudieran encontrar otras soluciones más innovadoras que permitieran avanzar en este largo proceso, mediante nuevos enfoques y puntos de vista, conforme la realidad y los fenómenos actuales, con miras a encontrar la adopción de políticas comerciales multilaterales aplicables a largo plazo y mejor adaptadas a las realidades del siglo 21.
Por estos motivos, resulta práctico tener a la vista dos trabajos que contienen algunas, reflexiones sobre la Agenda Post-Bali de las negociaciones multilaterales de comercio, de los especialistas: P. Rübig (Parlamento Europeo) y P. C. Chacko (congresista de India), donde se pueden extraer los aspectos más atingentes a tener en consideración:
-“El enfoque clave en el futuro inmediato debería estar puesto en la finalización de la agenda de Bali, aunque reconociendo que Bali no es un fin en sí mismo sino más bien una etapa, aunque vital, dentro de un proceso. Todo el sistema está interconectado y una conclusión de la agenda de Bali le dará un impulso muy necesario a la Agenda Post-Bali. Esto incluye el tema de las tarifas o medidas no arancelarias (NTB/NTM, por su sigla en inglés), los servicios, la reforma del sistema de entendimiento para la solución de diferencias y los temas de Singapur,[1] ( Rübig , p. 2)”.
-“Los principales logros esperables del MC9 en Bali son facilitaciones en comercio, agricultura y tratamiento especial y diferenciado para los países menos desarrollados (LDC). Estas cuestiones no operan en el vacío y son parte de un panorama más amplio. Sin embargo, no se puede subestimar la importancia económica y política de llegar a un acuerdo sobre ellas. Por el contrario, un fracaso para alcanzar un consenso sobre estos problemas tendría graves repercusiones para el futuro del sistema mundial de comercio. Por consiguiente, debe ser explorada cada avenida que lleve a la conclusión de la agenda de Bali.
El propósito de este trabajo no es para especular con el resultado, sino ir más allá de Bali, con miras a identificar otros problemas y hacer algunas reflexiones sobre la forma en que podrían abordarse (Rübig, p. 2)”.
El texto de Rübig aborda, a continuación, el tema de las barreras no arancelarias y su impacto en las PYME (pequeñas y medianas empresas):
-“Los aranceles sobre las mercancías se han reducido considerablemente en las últimas décadas, sobre todo en los productos no agrícolas. La OMC ha desempeñado un papel importante en este sentido. Por ejemplo, la Ronda Uruguay dio lugar a una reducción de los aranceles sobre los productos no agrícolas en los países desarrollados del 6,3 al 3,8%. No obstante, cabe señalar que las tarifas arancelarias se han reducido aún más significativamente entre miembros de la OMC a través de acuerdos de libre comercio bilaterales y regionales. Sin embargo, importantes restricciones al comercio aún permanecen y han estado aumentando en algunas regiones, en particular bajo la forma de los obstáculos no arancelarios (Rübig, p. 2)”.
“Como se mencionó al principio, la agenda de Bali es una parte vital del paisaje, pero también es parte de un panorama mucho más grande. Hay metas de mediano y largo plazo que deben ser alcanzadas para garantizar que el comercio contribuya al crecimiento, desarrollo y prosperidad en beneficio de todos (Rübig, p. 5)”.
El otro trabajo a considerar es el de Chacko, quien plantea, entre otras cosas, lo siguiente:
-“La agricultura está en el corazón de la Ronda de Doha. El acuerdo sobre agricultura de la OMC permite a los países en desarrollo que se tengan en cuenta sus necesidades de desarrollo. El interés de los países en desarrollo y países menos adelantados (LDC) se encuentra centrado en un resultado significativo en este sector crucial. La cuantía de los subsidios agrícolas de países desarrollados como Estados Unidos es enorme en comparación incluso con los países en desarrollo más grandes. Estos subsidios han sido motivo de preocupación para los países en desarrollo y los LDC por igual. Un ejemplo de ello son los subsidios al algodón proporcionados por los EE.UU. a pesar de las fuertes protestas de los países en desarrollo, en especial de los países del llamado C-4[2], donde el algodón es una fuente de sustento para un gran número de pobres ( Chacko , p. 1)”.
-“Si no se obtiene ningún resultado en Bali, incluso después de más de una década de negociaciones, la Agenda de Desarrollo de Doha (DDA, por su sigla en inglés) puede ser convenientemente olvidada por los países desarrollados ( Chacko , p. 2)”.
-“Cuando se habla de cualquier hoja de ruta post-Bali, tenemos que tener en cuenta el modus operandi adoptado por algunos de los miembros para evitar el compromiso hacia el desarrollo adoptado durante la Conferencia Ministerial de Doha. El énfasis en la celebración de acuerdos plurilaterales sobre los servicios y otras áreas es una estratagema para excluir a los miembros más grandes de los beneficios de estos acuerdos. Los acuerdos plurilaterales en áreas de interés para solamente algunos de los países miembros socavan el principio de la naturaleza inclusiva de las negociaciones comerciales multilaterales, encarnada por la OMC ( Chacko , p. 3)”.
-“La marginación y la exclusión de un gran número de países en desarrollo mina el precepto de la orientación hacia el desarrollo de la Agenda de Desarrollo de Doha y pone en peligro las posibilidades de éxito de las negociaciones en el futuro ( Chacko , p. 3)”.
*“Cualquier Agenda Post-Bali tiene que ser objeto de deliberación en la OMC. La Agenda de Desarrollo de Doha, que tiene al desarrollo en su corazón, tiene que ser tratada adecuadamente antes de que cualquier problema nuevo sea presentado para su discusión. Se trata de una organización dirigida por sus miembros y cualquier decisión sobre el futuro curso de acción, incluida la Agenda de Desarrollo de Doha, se debe llevar a cabo en forma transparente y de manera inclusiva (Chacko, p. 4).
Durante este panel, intervino el diputado señor Marcelo Díaz , quien destacó la trayectoria de nuestro país dentro de la inserción internacional, mediante el alto número de acuerdos suscritos por Chile en materia de comercio internacional, con alrededor de 60 países que forman parte de la OMC.
La experiencia chilena comprende la suscripción tanto de acuerdos bilaterales, como multilaterales, con excelentes resultados. De esta manera, subrayó el ingreso de Chile a la OCDE, a la comunidad europea, con países de Asia, con Estados Unidos Canadá y México, etc.
En su intervención, destacó dos afirmaciones que se han venido efectuando:
La primera que ?se ha dicho que el riesgo del fracaso de Bali es que condene a la irrelevancia de la Ronda de Doha?
Y por otra parte, que también, es posible afirmar que si el paquete de Bali prospera significará la irrelevancia de la Ronda de Doha por lo acotado del mismo. En ese entendido, concluyó que había demasiadas expectativas puestas en los resultados de Bali.
Por otra parte, expresó que la MC9 ya venía recortada en contenido (paquete de Bali) y aún así se presentaba dificultades para alcanzar un acuerdo.
Por tales motivos, y en base a lo anterior, formuló las siguientes interrogantes:
¿Si ello no implicaría la certificación del deceso definitivo de la Ronda de Doha?
O si por el contario, ¿no sería la señal definitiva para dejar de lado el esfuerzo multilateral y poner todas las apuestas en los acuerdos bilaterales, regionales y plurilaterales.
A su vez, el diputado señor Roberto León , Presidente en ejercicio del GRULAC, formuló algunas inquietudes en torno al quehacer parlamentario en torno al tema analizado, puntualizando que los parlamentarios como representantes de la sociedad civil, tienen la responsabilidad de avanzar e involucrarse de mejor manera en los temas de la agenda de Doha, para lo cual propuso algunas medidas concretas, como profundizar la labor que desarrolla el Comité encargado del seguimiento de los acuerdos de Doha, mediante la realización de talleres y debates a cargo de especialistas, reforzando esta labor dentro de los grupos geopolíticos que conforman la UIP y evaluando los avances de las negociaciones, y el nivel de transparencia de la organización mundial. Del mismo modo, expresó que la UIP debería adquirir la calidad de observador ante la OMC, de manera de mantener una labor coordinada.
Asimismo, participar de un modo más activo y cercano en las reuniones ministeriales e incorporar en la agenda legislativa aquellos temas nuevos que se incorporen en la agenda de la OMC.
2.- RACIONALIZACIóN DE LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS- RED TAPE- RELACIONADOS CON EL COMERCIO EXTERIOR Y LA FACILITACION DEL COMERCIO COMO PRINCIPIO CREADO PARA REDUCIR LA BUROCRACIA Y SIMPLIFICAR LOS PROCEDIMIENTOS ADUANEROS.
Las principales interrogantes dijeron relación con, ¿Cuál es el rol de los parlamentos en la integración de los procesos administrativos y otros relativos al comercio?
Desde este punto de vista, se analizó lo relativo a si la facilitación de los intercambios podrían disminuir la burocracia y a simplificar los procedimientos aduaneros y otras formalidades a implementar para las mercaderías fronterizas.
ANTECEDENTES GENERALES Y DEFINICIÓN
En el mundo anglosajón se conoce como “Red Tape” (“cinta roja” o “balduque”) a la excesiva regulación o la rigidez de las normas y formalidades, que pueden llegar a ser redundantes o burocráticas y que obstaculizan los procesos de toma de decisiones. El concepto se aplica a grandes organizaciones como Estados, gobiernos, la administración pública o a grandes empresas, y se refiere a una secuencia de formalidades y procedimientos que son requeridos para obtener una autorización administrativa que son percibidas como represivas y por lo general consumen mucho tiempo y atrasan los proyectos. Generalmente es acompañada de una excesiva insistencia en las normas positivas sin la aplicación de un criterio mínimo para su flexibilización. Las formalidades incluyen respuestas a formularios redundantes, solicitudes de aprobación múltiples y el sometimiento de las decisiones a comisiones diversas lo que, por lo general, dificulta, entorpece y demora las autorizaciones requeridas.
El origen del término “cinta roja” no está del todo claro, pero los archivos históricos indican que Enrique VIII (1491-1547), Rey de Inglaterra desde 1509, abrumó al Papa Clemente VII con alrededor de ochenta peticiones para anular su matrimonio con Catalina de Aragón. Estos documentos aún están guardados en los archivos del Vaticano, enrollados y amarrados con la obligatoria cinta roja como era la costumbre. El Emperador Carlos V (1500-1558) había hecho un esfuerzo por modernizar la administración española e imperial, utilizando una cinta roja para unir las hojas y - de esta manera - distinguir los dossiers administrativos importantes que debieran ser visados por el Consejo de Estado, mientras los temas administrativos ordinarios se seguían uniendo con hilo común. Esta práctica fue rápidamente imitada por otros gobernantes europeos, expandiéndose y manteniéndose hasta hoy esta costumbre y concepto. Como la mayoría de estas cintas rojas se fabricaban en la localidad holandesa de 's-Hertogenbosch (en francés: Bois-le-Duc, y en español: Bolduque, literalmente Bosque Ducal), debido a que los documentos más importantes provenían de Alemania y de los Países Bajos, éstas recibían el nombre español de “balduques”. En inglés se usa “Red Tape” lo que en la jerga diplomática y comercial hace referencia a la excesiva burocracia relacionada con el comercio internacional.
LA RACIONALIZACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS
Las promesas de “cortar la cinta roja” (“cutting off red tape”), son comunes en campañas electorales en los EE.UU. También lo son las leyes para tal propósito (Red Tape Reduction Acts). Red Tape es comúnmente vista como una importante barrera para hacer negocios, especialmente para las pequeñas y las medianas empresas. Por esta razón, la Federación Canadiense de Empresarios Independientes [3] ha realizado varios estudios para medir el impacto del “Red Tape” sobre las empresas pequeñas[4]. La Comisión Europea ofrece premios para la mejor solución que permite reducir estas barreras burocráticas [5].
La racionalización de los procedimientos administrativos implica a menudo una muy lenta reducción del “gobierno de las minucias” y a veces la pérdida de poder, de uno que otro empleado público que estaba a cargo de la administración de estas autorizaciones de escala pequeña. Incluso puede implicar la pérdida de empleos, debido a que algunos funcionarios públicos ejercen funciones que ya no serán necesarias. Por esta razón, los sindicatos a veces se oponen a la reducción de la burocracia, si esta lleva a la reducción de aparatos administrativos.
DETECTAR Y MEDIR PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS EXCESIVOS
Desde 2004, el World Bank Group (Grupo del Banco Mundial) elabora todos los años el Doing Business Report[6] que tiene como objetivo medir los costos de las empresas causados por las regulaciones económicas. En 2012, el estudio fue realizado en 183 países o economías. El Doing Business Report se ha convertido en uno de los productos insignia del Grupo del Banco Mundial en materia de desarrollo del sector privado y se afirma que ha motivado el diseño de una serie de reformas regulatorias en los países en desarrollo. El estudio presenta cada año un análisis detallado de los costos, requisitos y procedimientos al que está sujeto un tipo específico de empresa privada. Sobre esta base crea un ranking, considerando el número de países analizados en cada oportunidad.
La base de datos ha sido ampliamente reconocida y utilizada por académicos, políticos, expertos en desarrollo, periodistas y también la comunidad empresarial con el objetivo de destacar la excesiva burocracia y para promover las reformas. Para las autoridades de cada país, el Doing Business Report arroja una brillante y a veces no muy halagadora luz sobre los aspectos regulatorios de su clima de negocios. Esto ha ayudado a enfocar el debate y el diálogo sobre las reformas requeridas para reducir las barreras burocráticas al comercio.
Uno de los principales productos del Doing Business Report es el Índice de Facilidad para hacer Negocios (Ease of Doing Business Index[7]) , un conjunto e indicadores creado por el Banco Mundial. Entre estos destacan mediciones respecto de las barreras burocráticas para crear y operar empresas (Red Tape) y la protección de los derechos de propiedad en el país. El Ease of Doing Business Index se centra en las pequeñas y medianas empresas nacionales y analiza las regulaciones que influyen en sus ciclos de existencia. Este Índice y el Modelo de Costo Estándar, desarrollado y aplicado inicialmente por los Países Bajos son en la actualidad las únicas herramientas estandarizadas que analizan un amplio repertorio de jurisdicciones para cuantificar el impacto de la regulación por parte de los gobiernos en la actividad de las empresas. El supuesto que opera aquí es claramente el del imperativo de la liberalización del comercio y de los negocios, es decir, el de la inexistencia de alternativas para la desregulación de los mercados y el Estado disminuido en sus funciones.
Por lo general las clasificaciones más altas se obtienen, presentando los reglamentos menos demorosos y costosos. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que la protección de los derechos de los acreedores e inversionistas así como el establecimiento o mejora de los registros de propiedad y el crédito son regulaciones promovidas y valoradas por los empresarios.
LA METODOLOGÍA DEL ÍNDICE DE FACILIDAD PARA HACER NEGOCIOS
El Índice de Facilidad para hacer Negocios se compone de una serie de sub-índices e indicadores que reflejan las regulaciones impuestas mediante las normativas jurídicas de los países evaluados. El Banco Mundial utiliza un método Proxy, lo que quiere decir que recurre a más de 8.000 funcionarios gubernamentales, juristas, consultores de negocios, contadores y otros profesionales que habitualmente asesoran o administran los requisitos legales y reglamentarios de las 183 economías que se tuvieron a la vista para el informe 2012.
El Índice está destinado a medir las regulaciones que afectan directamente a las empresas, pero no mide otras condiciones generales o externalidades que pueden afectar los negocios, tales como la proximidad de un país a los grandes mercados, la calidad de la infraestructura, la inflación, o la delincuencia.
El Ease of Doing Business Index se compone de 10 subíndices:
El subíndice “apertura de una empresa” mide el tiempo de los procedimientos, el costo y capital mínimo para crear una nueva empresa.
El subíndice “contratación y despido de los trabajadores” mide la dificultad de contratación y los costos en caso de despido de los trabajadores.
El subíndice “registro de propiedades” mide el tiempo y los costos de los procedimientos para el registro de bienes raíces comerciales.
El subíndice “obtención de crédito” es la sumatoria del índice de derechos legales y del índice de información crediticia.
El subíndice “la protección de los inversores” evalúa la leyes del país en cuanto a la protección que brinden a las inversiones.
El subíndice “pago de impuestos” evalúa el sistema tributario respecto de la carga tributaria para las corporaciones. Se expresa en porcentaje del beneficio bruto.
El subíndice “comercio transfronterizo” cuenta el número de documentos, el costo y el tiempo necesarios para exportar y importar.
El subíndice “cumplimiento de contratos” evalúa los procedimientos y mide tiempo y costo para hacer cumplir un contrato de deuda.
El subíndice “cierre de una empresa” mide tiempos y costos asociados al cierre de la empresa para lo que suma el índice de la tasa de recuperación, que es una función de tiempo, costo y otros factores como la tasa de los préstamos y la probabilidad de que la empresa continúe operando.
RANKING DE PAÍSES 2013.
Hasta el año 2006 el Informe Doing Business Report entregaba datos cuantitativos (Ease of Doing Business Index ) y análisis comparativos entre países. Desde entonces, el informe incluye un ranking de países. En el ranking 2013 Chile se ubica en el lugar 37, por encima de países como Israel, Sudáfrica , Qatar, Perú , España , Colombia , Italia , Uruguay y Argentina .
Entre los países mejor evaluados se encuentran los países industrializados de Europa Occidental, del norte de América y del sudeste asiático (Singapur, Corea del Sur, Taiwán), pero también algunos países de Europa del Este como Estonia, Letonia , Lituania , Eslovenia y Macedonia , así como algunos países en vías de desarrollo como Islas Mauricio, Armenia y los Emiratos Árabes Unidos.
3.- ¿PUEDEN LOS ACUERDOS COMERCIALES BILATERALES Y PLURILATERALES DAR RESULTADOS MÁS RÁPIDOS QUE EL PROCESO MULTILATERAL?
Se parte de la base de que los acuerdos comerciales bilaterales, regionales y plurilaterales permitirían a las partes alcanzar niveles de intercambio de liberalización que van mucho más allá que un consenso multilateral, porque incluyen otros asuntos que normalmente no se encuentran en la agenda multilateral.
La interrogante planteada fue si ¿Estos acuerdos podrían servir como un complemento al sistema de la OMC y a la vez contribuir a la liberalización comercial multilateral? O si por el contrario, servirían para alcanzar un futuro multilateral de intercambio de liberalización.
Para analizar adecuadamente esta materia, es necesario tener en cuenta los siguientes antecedentes:
En las dos últimas décadas, el sistema mundial de comercio centrado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha visto proliferar, en paralelo al sistema multilateral que dicha organización administra, un gran número de acuerdos comerciales preferenciales (ACP). En el contexto de una ronda de negociaciones multilaterales, la Ronda de Doha, que se encuentra paralizada desde hace varios años, los acuerdos bilaterales y plurilaterales han mostrado mayor vitalidad para impulsar la liberalización de los intercambios comerciales entre grupos de países.
Al mismo tiempo, esta situación ha generado inquietud respecto al modo en que el debilitamiento del sistema multilateral pudiera alentar fuerzas centrífugas que se expresen en la proliferación de estos tratados preferenciales, llevando a una fragmentación regulatoria en el ámbito de las relaciones comerciales internacionales. Frecuentemente, esta preocupación por el modo en que se vinculan los enfoques multilateral y preferencial de la cooperación e integración comerciales se ha planteado en torno a si esos acuerdos preferenciales resultan un peldaño o un obstáculo para consolidar la liberalización comercial en el marco multilateral.
En dicha formulación, sin embargo, parece estar implícita la idea de que los acuerdos preferenciales son una ‘segunda mejor opción’ (second best) y, en caso de constituirse como peldaños, terminarán por desaparecer absorbidos por el multilateralismo global. Por el contrario, según sostuvo el entonces Director General de la OMC , Pascal Lamy , “no hay razones para suponer que ese número de ACP, dejará de aumentar o estos dejarán de formar parte a largo plazo de la compleja trama de relaciones comerciales internacionales”[8].
Esta reflexión se inscribe en la presentación oficial del Informe sobre el Comercio Mundial 2011, donde su punto central fue, precisamente, el presente y futuro de la relación entre la OMC y los acuerdos preferenciales.
En este Informe se incluye una presentación general de los distintos enfoques de política comercial que coexisten en el sistema mundial del comercio para, posteriormente, poner énfasis en la regulación de dicha situación dentro de las reglas de la OMC. En un segundo lugar, se identifican los beneficios esperados y los riesgos que comportan los acuerdos preferenciales para los países en desarrollo. Finalmente, se hace mención a las diferentes fórmulas que se identifican en el Informe de la OMC, ya citado, para intentar dotar de mayor coherencia entre el sistema multilateral y los acuerdos preferenciales.
COEXISTENCIA DE ENFOQUES EN LA COOPERACIÓN
E INTEGRACIÓN COMERCIALES.
En los dos últimos siglos, los debates y la práctica en materia de políticas comerciales han estado guiados por la coexistencia, combinación y tensiones entre distintos enfoques para la cooperación e integración en el ámbito de los intercambios internacionales. Además de la implementación unilateral de medidas de liberalización, se ha recurrido a fórmulas institucionales que responden a enfoques bilaterales y regionales -ambos, de carácter preferencial-, como también, especialmente tras la segunda guerra mundial, a acuerdos multilaterales basados en la no discriminación.
Estas tres formas institucionales se pueden identificar, siguiendo a Cienfuegos[9], en los siguientes términos:
Multilateralismo: está basado en normas e instituciones universales que promueven un comercio fluido entre un número amplio de países -idealmente, abarca a todos los países. Además, las negociaciones comerciales y el comercio entre estos países no están restringidos por preferencias entre pares de naciones, es decir, son extensibles a todos ellos, y se basan en una reciprocidad generalizada o no compensada entre dos países sino que se equilibran en los saldos globales de cada uno[10];
Bilateralismo: se entablan negociaciones, y se realizan intercambios de bienes -y también, más recientemente, servicios- entre pares de países, en base a acuerdos o tratados por medio de los cuales las partes dan y reciben concesiones que no son extensibles a países terceros, y asegurándose una reciprocidad compensada entre ambos;
Regionalismo: se basa en acuerdos preferenciales celebrados entre un conjunto de países, en muchos casos contiguos o geográficamente vecinos, con el propósito de crear espacios económicos ampliados para el intercambio de bienes y, más recientemente, servicios. Las preferencias se otorgan con carácter regional, por lo que son generalizadas entre los participantes -no se restringen a pares de países- pero, necesariamente, implican una discriminación de los terceros no socios regionales. En tanto reúne a varios países, en ocasiones se los denomina acuerdos plurilaterales para distinguirlos de los acuerdos multilaterales que tienen un alcance universal y no restringido.
En la práctica, estos distintos instrumentos, y los tipos de enfoque a que responden, han tendido a prevalecer en uno u otro momento histórico, sin dejar por ello de coexistir e interactuar entre sí de formas diversas en el escenario del comercio mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, con la creación del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT) el multilateralismo se convirtió en la fórmula predominante de la mano de la norma de no discriminación y del principio de la nación más favorecida (NMF), es decir, que las preferencias otorgadas a un socio son automáticamente extensibles a todos.
Sin embargo, el GATT y su sucesora, la Organización Mundial del Comercio (OMC) contemplaron ciertas excepciones a dicho principio, en particular con el artículo XXIV que autoriza, en ciertas condiciones, la celebración de acuerdos comerciales preferenciales (ACP) en que los países se otorgan un trato más favorable que la cláusula NMF[11]. Sobre esta base, en las últimas décadas han proliferado los acuerdos comerciales entre grupos de países, tanto de carácter bilateral como regional-plurilateral, planteando el debate en torno al impacto positivo o negativo que tienen para el sistema multilateral, y complejizando enormemente la estructura institucional y de normas de las relaciones comerciales internacionales.
En la última década, una serie de acontecimientos -entre ellos el tortuoso desarrollo y posterior parálisis de la Ronda de Doha - motivaron un nuevo auge de los ACP, que vino a contribuir a la tendencia a su proliferación que se remonta a inicios de la década de 1990. Desde esa fecha, los ACP no han hecho sino aumentar significativamente su número, así como ampliar el espectro temático que cubren y el alcance geográfico en función de sus integrantes[12].
Gráfico 1. Evolución de los ACR en el mundo 1948-2013
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Fuente: Secretaría de la OMC. Las barras rojas corresponden a ACP en vigor, y las barras azules a ACP inactivos; la curva azul corresponde a notificaciones de ACP acumuladas, y la curva roja a ACP en vigor acumulados.
De hecho, más de tres cuartas partes de los 575 ACP que habían sido notificados[13] a la OMC a julio de 2013 fueron suscritos con posterioridad a la creación de dicha organización, en enero de 1995. De ese total, unos 379 se hallan en vigor, lo que corresponde a casi dos tercios de todos los suscritos y notificados. En cuanto al alcance temático, los ACP han ido evolucionando con un sentido de profundización, tanto “extensiva” aumento de las áreas de política abarcada (incorporan disciplinas sobre servicios, inversiones, propiedad intelectual, competencia, contratación pública, entre otras) como “intensiva” -mayor profundidad institucional de los compromisos acordados[14]. Por último, se constata que en la práctica la totalidad de países miembros de la OMC cuentan, al menos, con un ACR en aplicación, y alguno de ellos con más de una veintena.
LAS REGLAS DE LA OMC Y LOS ACUERDOS PREFERENCIALES
El actual sistema multilateral de comercio es fruto de las negociaciones entre los Estados Miembros, llevadas adelante desde 1947 en el marco del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT). A través de ocho rondas de negociaciones comerciales, se establecieron normas que buscan otorgar transparencia, estabilidad y previsibilidad a los intercambios comerciales a nivel mundial. El cuerpo de normas hoy vigente es producto de los resultados de la Ronda Uruguay (1986-1994) que implicó una importante revisión del GATT original, la incorporación de nuevas normas sobre el comercio de servicios y la propiedad intelectual, y la creación de la propia OMC, con el mandato de administrar las normas multilaterales negociadas.
La base de esta estructura multilateralista se funda en dos principios básicos. Por una parte, el principio de la “nación más favorecida”, que implica la obligación de dar igualdad de trato a todos los miembros, sin establecer discriminaciones entre sus diferentes socios comerciales. Por ende, la concesión de una ventaja especial a un país debe ser extendida a todos los demás miembros de la OMC. Por otra, el principio del “trato nacional” que requiere brindar el mismo tratamiento, una vez que hayan ingresado en el mercado, a los bienes, servicios, y las obras de propiedad intelectual, con independencia de que sean nacionales o extranjeras[15].
En consecuencia, el establecimiento de un ACP, por su propia naturaleza constituye una violación de esos criterios fundamentales del sistema multilateral que, no obstante, se encuentra exceptuada, en determinadas condiciones, por la misma normativa del GATT/OMC.
Con el propósito de lograr una compatibilidad entre las reglas multilaterales y los acuerdos preferenciales en materia de comercio, la normativa original del GATT de 1947, los contempló como una excepción especial al principio de no discriminación en su artículo XXIV. De esa manera, se reconoció que, aunque parezca paradójico, en ciertas condiciones estos acuerdos pueden contribuir a reforzar, y hacer avanzar, al sistema mundial de comercio del GATT/OMC. En ese sentido ha sido evidente que, en muchas ocasiones, esos acuerdos han permitido a grupos de países adoptar normas y compromisos de mayor profundidad o con un mayor alcance temático de lo que era posible en ese momento en el plano multilateral.
En consecuencia, en el GATT original se autorizó el establecimiento de acuerdos para conformar uniones aduaneras o zonas de libre comercio, con tal de que reúnan una serie de condiciones determinadas. Lo esencial es que dichos ACP contribuyan a la supresión de obstáculos al comercio dentro del grupo, permitiendo que fluyan los intercambios comerciales intra-región, sin erigir mayores obstáculos al comercio con países extra-región que son miembros del sistema multilateral. Además, se autoriza la suscripción de acuerdos provisionales que tiendan a la conformación de una unión aduanera o de una zona de libre comercio a condición de que vaya acompañado de un plan y un programa para su efectivo establecimiento en un plazo razonable. Por último, se establece que todo miembro del sistema multilateral que decida formar parte de un ACR está obligado a notificarlo al GATT/OMC y facilitará toda la información relevante para su evaluación por los demás socios de la organización mundial.
Posteriormente, los miembros del GATT, aprobaron en 1979, un mecanismo adicional para autorizar ACP a través de la “cláusula de habilitación”, que contempla la concreción de acuerdos preferenciales entre países en vías de desarrollo para el intercambio de mercancías, como forma de atender sus necesidades de desarrollo [16]. Finalmente, como resultado de la conclusión de la Ronda Uruguay, en 1994, se adoptó el Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (AGCS) que incluye, en su artículo V, una previsión adicional relativa al establecimiento de ACP que abarquen la esfera de los servicios. En el total de los ACP notificados a julio de 2013, se registran 408 presentados en virtud del artículo XXIV (correspondiendo nueve de cada diez a zonas de libre comercio, y el resto a uniones aduaneras), 38 en base a la “cláusula de habilitación” y 129 en función del artículo V del AGCS[17].
Por otra parte, en vista de la proliferación de acuerdos preferenciales, a mediados de los noventa, los miembros del GATT/OMC adoptaron un “Entendimiento relativo a la interpretación del Artículo XXIV”. El objetivo central de este compromiso, alcanzado en la conclusión de la Ronda Uruguay, consistió en reforzar la eficacia del mecanismo de examen de los ACP notificados. Para ello, se procedió a una aclaración de los criterios y procedimientos de evaluación que permitiera mejorar la transparencia de todos los acuerdos que se realizan al amparo del citado artículo. Para ello, entre otras previsiones, se estableció que el “plazo razonable” de los acuerdos transitorios fuera de 10 años, y se formularon criterios para calcular la efectiva incidencia de las normas arancelarias para imponer o no mayores restricciones a los países no miembros del grupo regional[18]. En 1996 se creó el Comité de Acuerdos Comerciales Regionales (ACR) con el mandato de evaluar los grupos regionales y su compatibilidad con las normas de la OMC, pero diversos problemas impidieron completar ese examen.
Con este panorama, el mandato de negociación aprobado por la Conferencia Ministerial de Doha en 2001 incluyó el compromiso de negociar en relación a la aclaración y mejora de las disciplinas y procedimientos previstos en las disposiciones vigentes de la OMC aplicables a los ACR (párrafo 29 de la Declaración Ministerial de Doha). Sobre esa base se han desarrollado los trabajos del Grupo de Negociación sobre las Normas en lo referido a los ACR, a partir de un “interés sistémico para aumentar la transparencia de todos los tipos de ACR y asegurar la complementariedad de las disciplinas de los ACR con las normas de la OMC”[19].
Por una parte, se ha negociado en torno a los aspectos sistémicos de los ACR/ACP lo que derivó en un debate crecientemente técnico, centrado, por ejemplo, en clarificar el sentido del concepto “lo esencial de los intercambios comerciales” (para realizar el cálculo de eventuales mayores restricciones), en la duración del período de transición de los acuerdos, y en la inclusión de disposiciones relativas al trato especial y diferenciado. En cualquier caso, en este debate no se logrado un consenso sustantivo, por lo cual las negociaciones se encuentran estancadas.
Sin embargo, si se hicieron progresos en cuestiones de procedimiento, lo que llevó a la creación de un mecanismo reforzado para el examen de los ACR/ACP que apunta a otorgarles mayor transparencia. Como resultado de ello, en diciembre de 2006 el Consejo General adoptó, con carácter provisional, un mecanismo de transparencia para todos los ACR/ACP, en que se prevé su pronta notificación a la OMC y el estudio de éste por parte de los miembros sobre la base de una “presentación fáctica” que debe elaborar la Secretaría de la OMC. Ese examen se realiza a través del Comité de Acuerdos Comerciales Regionales en relación a los ACR/ACP comprendidos en el artículo XXIV del GATT y el artículo V del AGCS, mientras que el Comité de Comercio y Desarrollo debe examinar los acuerdos que se acogen a la “cláusula de habilitación”[20]. El carácter provisional de este mecanismo está establecido en la Decisión del Consejo General que lo crea, donde se dispone que los miembros examinen, en su caso modifiquen, y lo sustituyan por un mecanismo permanente como parte de los resultados generales de la Ronda de Doha.
BENEFICIOS ESPERADOS Y RIESGOS DE LOS ACUERDOS PREFERENCIALES PARA LOS PAÍSES EN DESARROLLO
Entre las principales características de la tendencia a la proliferación de acuerdos comerciales preferenciales se encuentra la creciente participación en ellos de los países en desarrollo, así como la suscripción de acuerdos inter-regionales que, en varias ocasiones, vinculan a países del mundo desarrollado y en desarrollo. De este modo, una gran mayoría de los ACP suscritos y notificados e, incluso, otros que no han sido notificados a la OMC, se han celebrado entre países en desarrollo y países desarrollados (Norte-Sur), sobre todo en la década del noventa y, nuevamente, en años recientes. Pero también, desde comienzos de este siglo, son concertados entre países en desarrollo (Sur-Sur), los que representaban dos tercios de los acuerdos en vigor en 2010[21].
En este contexto, CHILE ostenta un papel protagónico toda vez que, desde hace décadas, implementa una estrategia de inserción flexible y pragmática en la economía global, diversificando su presencia en los principales mercados del mundo, la cual “integra la apertura unilateral, las negociaciones multilaterales y las negociadas a través de acuerdos bilaterales”[22]. De esa forma, combina la aplicación de una política de aranceles bajos y parejos (hoy de 6%), con un rol activo para hacer avanzar el sistema multilateral centrado en la OMC, y una decidida política de negociación de acuerdos bilaterales de libre comercio.
En consecuencia, nuestro país continúa apostando decididamente por el logro y la consolidación de un sistema multilateral de reglas y disciplinas claras y obligatorias, ya que como país pequeño y de ingresos medios cuya estrategia de desarrollo sustentada, en buena medida, en su comercio exterior, considera decisiva la solidez del multilateralismo comercial. Esta visión, que es compartida transversalmente por las grandes coaliciones del arco político-ideológico chileno, fue expresada hace unos años por el embajador Carlos Furche en el Comité de Negociaciones Comerciales de la OMC, donde sostuvo que, “si bien todos dependemos de un sistema de reglas claras y fuertes, éstas son particularmente necesarias para nosotros los países en desarrollo”[23].
Pero, a la vez, Chile ha sido, y continúa siendo, uno de los protagonistas más dinámicos del fenómeno de los acuerdos comerciales preferenciales, en buena medida de tipo bilateral, entendidos como complementarios y compatibles con las reglas multilaterales. Este enfoque centrado en los ACP, que es parte integral de la estrategia chilena, se traduce en que los acuerdos con terceros países y grupos regionales se han más que cuadriplicado desde 1990, contando actualmente con 22 acuerdos con 60 países de tal modo que el en torno al 90% de las exportaciones chilenas se producen a países con alguna preferencia comercial[24].
Mapa 1. Acuerdos comerciales preferenciales de Chile.
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Fuente: Direcon, http://www.direcon.gob.cl/mapa-de-acuerdos/ [acc. 14/11/13].
Si bien la mitad del comercio mundial de mercancías tiene lugar entre socios de acuerdos comerciales preferenciales, sólo el 16% de esos intercambios es objeto de un trato preferencial y un porcentaje mucho más reducido puede beneficiarse de márgenes preferenciales significativos[25]. Estos datos son indicativos de que los ACP actuales no tienen como único, o incluso principal, incentivo las reducciones arancelarias, sino un conjunto de consideraciones de carácter económico y político asociado a la inserción en la economía global, incluida la participación en redes de producción transfronterizas. Debido a ello, estos ACP han adquirido mayor complejidad y profundidad, abarcando materias tales como servicios, inversiones o propiedad intelectual, y preocupándose también por asegurar el acceso a mercados frente a medidas no arancelarias como los obstáculos técnicos al comercio o las disposiciones sobre competencia.
Por otra parte, también se ha argumentado que la proliferación de ACP responde a la mayor rapidez y efectividad para negociarlos, y al hecho que pueden enfocarse en rubros o aspectos específicos en que exista efectivo interés de las partes. Desde la perspectiva de los países en desarrollo, como los de nuestra región, los principales beneficios esperados de los acuerdos preferenciales consisten en[26]:
-Asegurar un acceso privilegiado a los grandes mercados de la economía global;
-Evitar la pérdida de privilegios concedidos de manera unilateral por parte de socios comerciales del mundo desarrollado (a través del sistema generalizado de preferencias -SGP- en el marco del GATT/OMC; mediante el mecanismo de la Atpdea, en el caso de los países andinos con Estados Unidos, etc.);
-Lograr ventajas temporales frente a potenciales competidores, a partir de celebrar con anterioridad el acuerdo con un socio comercial relevante;
-Convertirse en plataforma para exportar a los grandes mercados, consiguiendo atraer inversión extranjera directa que pretenda producir con destino a esos mercados de exportación;
-Avanzar más rápidamente en la liberalización comercial, frente al ritmo frustrante que consideran tiene el sistema multilateral, lo que podría, además, ser un impulso para dar también pasos en este último plano.
Frente a estas oportunidades, sin embargo, también se han identificado algunos riesgos de diverso tipo que los ACP implican para los países en desarrollo. En primer lugar, respecto a la perdurabilidad en el tiempo de ciertos beneficios esperados, toda vez que las preferencias obtenidas a través de acuerdos bilaterales generan un ‘efecto contagio’ que lleva a otros países a buscar suscribir, a su vez, otro acuerdo para obtener las mismas ventajas o mejorarlas. Por tanto, “las preferencias que se obtienen a través de los acuerdos comerciales bilaterales pueden ser gradualmente perforadas y diluidas por otros acuerdos comerciales preferenciales a lo largo del tiempo”[27].
En consecuencia, existe la preocupación de que los frutos de corto plazo se pierdan o erosionen en el mediano y largo plazo, o de que se requiera un constante proceso de renegociación de preferencias para intentar atajar ese riesgo lo que, además de implicar la necesidad de nuevas concesiones en otros asuntos de interés para la contraparte, también pueda verse enfrentado a límites estructurales para el propio proceso de negociación.
Otro tipo de riesgos se vinculan con la gestión de múltiples compromisos comerciales, ya que los distintos ACP deben ser administrados de manera simultánea, dando forma a lo que se ha dado en llamar “spaghetti bowl”[28]. La complejidad de gestionar esa trama enmarañada de acuerdos implica aplicar múltiples tasas arancelarias preferenciales a diversos socios, implementar cronogramas de desgravación con listas y plazos diferenciados, y administrar diversas normas de origen preferencial según el socio comercial, entre otras.
Todo ello significa un incremento significativo de los costos administrativos del comercio, tanto en términos financieros como de recursos humanos, afectando no sólo a la administración pública sino que perjudicando a la gestión comercial de las empresas, especialmente a las de menor tamaño (PYMES)[29].
Por último, un tercer tipo de riesgo dice relación con la tendencia a la profundización, materias de especial interés para los países desarrollados, tales como mayor protección de las inversiones, de los derechos de propiedad intelectual, liberalización amplia del comercio de servicios, entre otras, han tendido a incorporarse crecientemente en los ACP. Sin embargo, otros asuntos de especial preocupación para los países en desarrollo, tales como reducciones arancelarias en productos agrícolas y agroindustriales, o en productos manufacturados con intensidad de mano de obra (textiles, calzado), siguen quedando excluidos del acceso preferencial[30]. En definitiva, se da una incorporación desequilibrada de los asuntos “OMC-plus” en estos ACP, con el riesgo adicional de que las disciplinas en estas materias pueden implicar una sensible reducción del margen de maniobra para las políticas de desarrollo de los países[31] extensiva e intensiva, de los ACP y, en particular, de aquellos celebrados entre países desarrollados y países en desarrollo. De hecho, el informe OMC 2011 constata que, a diferencia de los acuerdos entre socios comerciales de niveles de desarrollo semejantes, en los ACP Norte-Sur suele haber, en promedio mayor número de asuntos “OMC-plus”[32] .
FÓRMULAS PARA LOGRAR MAYOR COHERENCIA ENTRE LA OMC Y LOS
ACUERDOS PREFERENCIALES
Tomando en cuenta las nuevas características de los ACP, basados en la “integración profunda” por sobre la mera ampliación de los aranceles preferenciales, y dado que no se espera que la incidencia del enfoque preferencial se reduzca significativamente en favor del esquema multilateral, el informe OMC 2011 plantea fórmulas alternativas para tratar de dotar de mayor coherencia a las reglas comerciales internacionales[33]. En este sentido, se trata de evitar la consolidación de sistemas de normas superpuestas que se conviertan, de facto, en divergentes, generando la exclusión de ciertos actores e incrementos de los costos de transacción.
Habitualmente, la búsqueda de coherencia entre la OMC y los ACP se centraba en corregir las debilidades de las disciplinas multilaterales, para asegurar que los acuerdos preferenciales fueran peldaños y no obstáculos para la apertura global. El mandato de la Ronda de Doha contemplaba, precisamente, este asunto al establecer el compromiso de negociar sobre las normas y en torno a un nuevo procedimiento de transparencia para los ACR/ACP. En este último punto se logró uno de los escasos avances concretos de la Ronda, de tal modo que, antes de que exista un acuerdo integral en las negociaciones, permitió crear un nuevo mecanismo -con carácter provisional- para el examen de dichos acuerdos.
Este mecanismo de transparencia está funcionando desde 2007 y, de hecho, en los primeros nueve meses de 2013, el Comité de Acuerdos Comerciales Regionales (CACR) recibió 31 notificaciones de ACR/ACP, correspondiendo 19 a comercio de mercancías (art. XXIV GATT) y 12 a comercio de servicios (art. V AGCS). Asimismo, se distribuyeron 13 presentaciones fácticas referidas a 23 notificaciones como base para el examen de los respectivos acuerdos, y se celebraron consultas con las delegaciones de países parte de acuerdos cuyo examen fáctico se encontraba retrasado[34].
En vista de las características de los actuales ACP, y con el fin de lograr sinergias positivas entre los enfoques preferencial y multilateral, el informe de la
OMC identifica cuatro fórmulas para una mayor coherencia sistémica, a saber:
-Aceleración de la apertura multilateral del comercio, mediante negociaciones que conduzcan a reducir los aranceles con carácter no discriminatorio y sobre la base de la NMF. Esta fórmula tendría la capacidad de corregir los efectos adversos de los ACP, pero se ven dificultades políticas para avanzar sustancialmente en la negociación multilateral como pone de manifiesto la parálisis de la Ronda de Doha y, adicionalmente, se cree que dado el nivel presente de los aranceles preferenciales es posible un efecto limitado de esta apertura;
-Subsanar las deficiencias en las disciplinas multilaterales, asunto en que sólo se avanzó con el mecanismo provisional de transparencia, pero queda pendiente la negociación sobre normas “sustantivas”. A ese respecto no parece que se haya producido una convergencia hacia alguna forma de consenso para modificar las normas como parte de la negociación de la Ronda de Doha. Esta fórmula ha tenido, por ello, una importancia limitada y, pese a que pueda llegar a mostrar avances en el futuro, no parece ser un punto de partida prometedor para lograr mayores grados de coherencia.
-Adoptar un sistema de “legislación indicativa”, de carácter no vinculante (como
códigos de buena conducta, de aplicación voluntaria por los miembros), que complemente a la “legislación imperativa” de la OMC y su mecanismo de solución de diferencias. Esa legislación indicativa permitiría a los miembros conocer mejor sus prioridades e intereses respectivos, a fin de desbloquear, eventualmente, la opción de interpretaciones jurídicas de ciertas normas que garanticen la coherencia. Se sugiere un desarrollo gradual de ese tipo de legislación, para ir generando condiciones adecuadas de cooperación y evitar así que se produzca una oposición con lo establecido en la legislación imperativa.
-Multilateralización del regionalismo, que implica un proceso de ampliación de los acuerdos preferenciales existentes de manera no discriminatoria a nuevas partes, o bien la fusión de varios ACP. En esa multilateralización de las preferencias, como también con la coordinación/normalización/armonización de ciertas normas, reglamentaciones y disciplinas, la OMC puede actuar como un foro decisivo y contribuir así a reducir los costos de transacción involucrados.
En todo caso, esas distintas fórmulas no son vistas en el propio informe OMC 2011 como exclusivas o mutuamente excluyentes. Por el contrario, habría que analizar, en cada caso, la medida en que resultan compatibles, ya que todas se orientan a favorecer la coherencia entre los regímenes preferenciales y el sistema multilateral, atendiendo así al propósito de una apertura no discriminatoria de las relaciones comerciales en el mundo.
4.- CÓMO HACER QUE EL COMERCIO CONTRIBUYA AL DESARROLLO SUSTENTABLE, A LA CREACIÓN DE EMPLEOS Y A LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA.
Como se ha venido sosteniendo en otras ocasiones, se reiteró que los beneficios del comercio no se dan en forma automática y que el comercio por si mismo es una condición necesaria pero no suficiente para generar y sustentar el crecimiento y desarrollo. Sobre el particular, se analizó cuales podrían ser las medidas que podrían incorporar los parlamentarios para disminuir las sinergias comercio/empleo y estimular la demanda interna de manera que el sistema de comercio beneficie a los más pobres.
INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de Comercio (OMC) plantea que el comercio internacional es un elemento esencial del desarrollo sostenible, ayudando a conseguir una distribución eficaz de los recursos escasos y facilitando que los países, tanto ricos como pobres, accedan a bienes, servicios y tecnologías ambientales[35].
¿Son efectivamente compatibles las visiones que promueven el actual sistema internacional de comercio con aquellas otras que abogan por un modelo de desarrollo sostenible? Específicamente ¿qué relación se establece entre la inserción económica internacional de los países y los resultados económicos, sociales y ambientales que pueden derivar de las diversas formas de tal inserción?
TEORÍA TRADICIONAL DEL COMERCIO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
Desde la década de los noventa el comercio internacional ha crecido en forma
acelerada impulsado tanto por un conjunto de reformas económicas como de cambios tecnológicos.
En 2011 el comercio superó los 18 billones de dólares, más de 5 veces su valor de 1990 cuando alcanzó a 3,5 billones de dólares.
Con la desaceleración de la economía mundial este ritmo de crecimiento ha disminuido alcanzando solo al 2% en 2012 frente al 5,2% de 2011 y con proyecciones moderadas para este año. Las últimas cifras de la OMC hablan de un 2,5% de aumento para 2013 frente al 3,3% previsto en abril. Pero, más allá de las variaciones anuales, en todos estos años el incremento del comercio ha estado muy por encima del crecimiento económico, mostrando que ha sido un motor importante para el crecimiento.
Por décadas se ha dicho que el comercio permite a los países utilizar sus ventajas comparativas, que la liberalización del comercio tiene un gran potencial para contribuir al crecimiento y que esos efectos favorecerían el empleo y el bienestar general.
Por el lado de los productores los beneficios derivan de la posibilidad de llegar a mercados más grandes, aumentar la escala de producción, importar insumos y servicios más baratos y acceder a nuevas fuentes de capital. Por el lado de los consumidores se permite una disponibilidad más amplia y variada de bienes y servicios, a precios más convenientes. Asimismo, con el intercambio se facilita la transmisión y el acceso a los conocimientos y las tecnologías desarrolladas en cualquier parte del mundo. En la experiencia práctica se vio que por un largo período las exportaciones de las economías en desarrollo y en transición crecieron rápidamente gracias a una demanda dinámica de los consumidores de los países desarrollados, a las que luego se agregó aquella proveniente de las economías emergentes. Esto pareció justificar la adopción o la mantención de un modelo de crecimiento orientado a las exportaciones, que se apoyaba en una demanda mundial en constante expansión y con mercados generosos en acceso al financiamiento.
Sin embargo, la realidad también trajo manifestaciones que se alejaban de la teoría con consecuencias no deseadas sobre el empleo, los salarios y la inseguridad laboral, y con desigualdades que parecían crecer al mismo tiempo en que aumentaba la apertura al comercio internacional. En palabras del ex Director General de la OMC , la asimetría de la distribución de los ingresos, tanto en los países como a nivel internacional, significa que con frecuencia se les niegan a los pobres las oportunidades que crea la apertura del comercio[36].
Es evidente que el mundo experimenta una profunda transformación y que las antiguas teorías e hipótesis en las que se basaba el enfoque del comercio en el siglo XX deben revisarse en función de las nuevas realidades del comercio en el siglo XXI. Posiblemente hay que replantearse las estrategias de crecimiento anteriores a la crisis y adaptarse a la modificación estructural que parece haber sufrido la economía mundial.
En lo que respecta a nuestros países, pareciera necesario que muchas economías en desarrollo y en transición revisen sus estrategias de desarrollo que dependen en exceso de las exportaciones como motor del crecimiento. Como lo señala la UNCTAD en un reciente informe sobre Comercio y Desarrollo[37], cuando muchos países aplican al mismo tiempo estrategias basadas principalmente en las exportaciones, se llega a un límite porque “la competencia entre economías a base de bajar los costos laborales unitarios y los impuestos provoca una igualación hacia abajo, beneficia poco al desarrollo y puede tener consecuencias sociales desastrosas”.
Por eso se afirma que en las actuales circunstancias, en las que cabe prever que el crecimiento de la demanda de los países desarrollados seguirá siendo débil por largo tiempo, son aún más evidentes las limitaciones de esa estrategia de crecimiento. Por lo tanto, la Unctad estima que “es indispensable reequilibrar los motores del crecimiento, dando mayor importancia a la demanda interna. Esto constituirá un desafío formidable para todos los países en desarrollo, aunque las dificultades serán mayores para unos que para otros”.
COMERCIO Y EMPLEO
Es ampliamente reconocido que la liberalización del comercio tiene un efecto redistributivo importante al crear puestos de trabajo en algunos sectores y generar la destrucción de otros. Mientras el empleo aumenta en los sectores orientados a la exportación, la sustitución de importaciones de la producción nacional tiene su propio impacto en sentido inverso. La evidencia también muestra que no es fácil lograr la movilidad de los factores requerida para modificar la estructura productiva y que la capacitación y la reubicación de los trabajadores desplazados no es fluida, presentando importantes diferencias entre países, regiones y momentos en condiciones que a priori se podían estimar como similares.
En efecto, la liberalización del comercio da lugar a una reestructuración de la actividad económica y los efectos sobre el empleo pueden ser positivos o negativos en función de factores nacionales específicos tales como el funcionamiento de los mercados de trabajo y de productos. Es fundamental reconocer el hecho que se puede afectar negativamente a una parte de la fuerza de trabajo, y que por tanto se requiere de la adopción de políticas laborales y sociales para redistribuir los beneficios entre “ganadores” y “perdedores”. En un informe preparado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC)[38], presentado en la cumbre del G-20 realizada en Seúl, se sostuvo que el libre comercio puede impulsar el crecimiento y crear puestos de trabajo, pero, con el mismo énfasis, se advierte que cada vez es más evidente que se requieren políticas específicas para “asegurar que los beneficios del comercio sean ampliamente compartidos”. Se afirma allí que “siempre hay perdedores y ganadores en todo proceso de ajuste estructural”, y que siendo los más pobres menos capaces de enfrentar los shock negativos de este tipo, la necesidad de políticas complementarias y sociales para protegerlos es aún más fuerte.
En síntesis, dado que la integración a los mercados mundiales hace vulnerables los mercados laborales nacionales, es importante comprender los mecanismos a través de los cuales se afectan las economías nacionales, y enfrentar adecuadamente los efectos probables sobre los niveles y condiciones del empleo tanto a nivel de conjunto como individual, aspecto muchas veces olvidado.
COMERCIO Y DESARROLLO SOSTENIBLE
Parece importante distinguir entre los objetivos de desarrollo en sí, como la reducción de la pobreza o la seguridad alimentaria, y los factores que permiten alcanzarlos, entre los que figuran el comercio. Se supone que en el actual contexto de globalización los países buscan formas de inserción internacional que les permitan dar respuesta a sus objetivos de desarrollo sostenible, esto es crecimiento económico, reducción de inequidades y protección ambiental. En el informe “El desarrollo sostenible, el trabajo decente y los empleos verdes”[39], la OIT destaca dos desafíos decisivos para el desarrollo sostenible en el siglo XXI: lograr la sostenibilidad ambiental y hacer realidad la visión del trabajo decente para todos, planteando que ambos desafíos están íntimamente relacionados y que deben abordarse de manera simultánea y no como pilares independientes del desarrollo sostenible. En este sentido la mayoría de las instituciones políticas internacionales, como la OCDE, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), han alertado sobre la urgencia de cambiar de rumbo y avanzar hacia un enfoque integrado.
En este marco y como se ha visto antes, la liberalización comercial puede promover objetivos de desarrollo sostenible, de la misma manera que puede retardar su logro. “La diferencia depende de cómo se diseñan las políticas en cada área, y de cómo se entrelazan las negociaciones en las respectivas áreas. La falta de interconexión, o inclusive de diálogo sostenido, entre los distintos campos de política pública ha resultado en políticas comerciales que no apoyan de manera adecuada y hasta pueden llegar a menoscabar el desarrollo sostenible”[40].
La fuerte inserción internacional experimentada por las economías en desarrollo en los últimos años sin duda ha influido significativamente sobre sus sociedades. Es claro que para economías relativamente pequeñas el tipo de inserción internacional es una variable que determina fuertemente el resto de la estructura económica. Aún cuando se restablezcan los niveles anteriores del libre comercio, economías como la nuestra continuarán siendo vulnerables a los impactos externos y los beneficios de la globalización no se distribuirán de forma equitativa.
Con anterioridad, se hizo mención a un reciente informe sobre Comercio y Desarrollo[41] de la Unctad, en el que se entregan pistas importantes para ser consideradas en el camino hacia un desarrollo sostenible. Allí se señala que “es indispensable reequilibrar los motores del crecimiento, dando mayor importancia a la demanda interna. A diferencia de lo que sucede con el crecimiento impulsado por las exportaciones, todos los países pueden aplicar al mismo tiempo estrategias de desarrollo que den prioridad a la demanda interna como motor del crecimiento sin provocar efectos de ‘empobrecimiento del vecino’ ni generar una competencia salarial y tributaria contraproducente. Es más, si varios socios comerciales del mundo en desarrollo logran ampliar su demanda interna en forma simultánea, podrán estimular el comercio Sur-Sur”.
Los beneficios del comercio no son automáticos y el comercio en sí puede ser una condición necesaria pero claramente no suficiente para desencadenar y sostener el crecimiento y un desarrollo sostenible. ¿Qué medidas considerar al abordar el nexo comercio-desarrollo-empleo, estimular la demanda interna y hacer que el sistema de comercio beneficie a los más pobres? De acuerdo a la Unctad “Una conclusión evidente del proceso de globalización actual es que el comercio internacional no debe considerarse un fin en sí mismo, sino un catalizador del crecimiento y el desarrollo incluyentes. Si las oportunidades que trae consigo se aprovechan correctamente, el comercio internacional puede servir para estimular la creación de empleo, así como para posibilitar un uso eficiente de los recursos, incentivar la iniciativa empresarial y en última instancia mejorar la calidad de vida tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados. No obstante, la relación entre comercio y desarrollo no se establece automáticamente y requiere un respaldo institucional y político tanto a nivel nacional como a nivel internacional”.
Se sostiene que el comercio internacional bien encauzado puede constituir una poderosa fuerza a favor de un desarrollo equitativo, incluyente y sostenible. No obstante lo anterior, dados los impactos que genera en la estructura productiva de un país y en la distribución de los beneficios, si no va acompañado de un respaldo institucional sólido y de políticas que se hagan cargo de los efectos, el saldo final puede ser bastante negativo.
III.-DECLARACION.
La Audiencia Parlamentaria culminó con la siguiente declaración, que resume los principales aspectos de la discusión. Adoptado por consenso el 5 de diciembre de 2013.
1.- Reafirmamos nuestro profundo compromiso con el sistema comercial multilateral que promueve un comercio no discriminatorio, justo, abierto y basado en las normas, y que contribuye al crecimiento económico de los Miembros de la OMC. Reconocemos la necesidad de todos nuestros pueblos de beneficiarse de las oportunidades cada vez mayores y de los avances sociales que genera el sistema comercial multilateral. El comercio internacional es particularmente importante en la crisis económica y financiera actual, donde este podría contribuir a la recuperación económica y a la creación de empleo y podría ser de ayuda para la supervivencia de las empresas, particularmente las pequeñas y medianas empresas. Estamos preocupados por las medidas proteccionistas que ciertos países han adoptado frente a la crisis, resaltamos la importancia de la lucha contra el proteccionismo y nos suscribimos plenamente a la aplicación de las normas establecidas por la OMC para contener estas tendencias.
2.- Reafirmamos la importancia de la Ronda de negociaciones de Doha, que sin duda beneficiarían en gran manera a todos los Miembros de la OMC, en particular a los países en desarrollo, a los PMA, y a los países más vulnerables. Es bastante desalentador constatar que hemos alcanzado poco progreso después de años de negociaciones. Como resultado, numerosos países recurren a los acuerdos comerciales preferenciales bilaterales, regionales y otros. Alentamos enérgicamente a todos los países Miembros a trabajar seriamente para una conclusión rápida de la Roda de Doha.
3.- Reafirmamos nuestra convicción de que el comercio contribuye eficazmente al Desarrollo. Como la mayoría de los Miembros de la OMC son países en desarrollo, es justo que todos los resultados de la Ronda sean equilibrados y justos para todos los Miembros, en particular los países en desarrollo y los PMA. El Programa de Doha para el Desarrollo apunta particularmente a incrementar la parte de los países en desarrollo en el comercio internacional, a estimular su crecimiento económico y a ayudarlos a realizar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Recordamos que el desarrollo debe estar en el centro del proceso y que es pues importante tener plenamente en cuenta las necesidades e intereses particulares de los países en desarrollo, particularmente de los PMA en las negociaciones, y asegurar que las disposiciones relativas al tratamiento especial y diferenciado sean más precisas, dirigidas, eficaces y tangibles y sometidas a revisión periódica con el fin de dar a los países en desarrollo la seguridad de que todos los países que tienen necesidad de una asistencia tengan acceso a esta. Durante las últimas décadas, la apertura comercial ha contribuido considerablemente a reforzar la participación de los países en desarrollo en la economía mundial.
4.- En este contexto, recibimos con satisfacción la decisión tomada en junio de 2013 por el Consejo de los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relativos al comercio (Trips) de prorrogar ocho años más el periodo de transición acordado a los PMA para la implementación del acuerdo sobre los TRIPS. Este compromiso constructivo es el fruto de varios meses de consultas intensivas entre los Miembros de la OMC y debería ayudar a los PMA a integrarse un poco más al sistema comercial multilateral, teniendo en cuenta sus especificidades. Esperamos que el mismo espíritu constructivo ayude a los países, tanto desarrollados como en desarrollo, a buscar juntos las medidas a tomar frente a las dificultades de la globalización y la disminución económica.
5.- El lugar central que ocupa un enfoque multilateral en la liberalización del comercio mundial es cada vez más desafiada por el número creciente de los acuerdos bilaterales, regionales y plurilaterales, así como por las decisiones unilaterales, que han proliferado estos diez últimos años. Si bien estos acuerdos pueden contribuir a la apertura de los mercados en las áreas que no son particularmente cubiertas por la OMC y constituir de hecho un trampolín para la liberalización a nivel multilateral, estos deben sin embargo ser compatibles con el sistema comercial multilateral e ir en el mismo sentido. También instamos a que los acuerdos bilaterales, regionales y plurilaterales sobre el comercio de bienes y servicios no constituya un obstáculo a la conclusión de la Ronda de Doha. Subrayamos que se debe encontrar un delicado equilibrio en la Ronda de Doha, incluyendo las negociaciones sobre la agricultura, el acceso a los mercados de productos no agrícolas y los servicios.
6.- Estamos convencidos que el sistema comercial multilateral debe conservar su rol central y consideramos, por tanto, el resultado de la 9ª Conferencia Ministerial de la OMC en Bali (MC9) como particularmente importante adopción del paquete de Bali, incluyendo la facilitación de los intercambios y ciertos elementos sobre la agricultura y el desarrollo puede tener importantes beneficios económicos para todos los Miembros de la OMC. Para que esto suceda, los compromisos deben estar a la altura de las diferentes necesidades, capacidades y niveles de desarrollo de los Miembros; y las disposiciones que garanticen un nivel apropiado de asistencia técnica y de fortalecimiento de las capacidades deben ser incluidas para los Miembros de la OMC que son países en desarrollo y los PMA. Un resultado satisfactorio de las negociaciones sobre la seguridad alimentaria y otras propuestas en materia agrícola, así como sobre la cartera del desarrollo, es igualmente muy importante. Creemos que existe la necesidad de progresar en los tres pilares del paquete de Bali para asegurar un resultado equilibrado e infundir la confianza en los Miembros que se sitúan en niveles de desarrollo diferentes. Reafirmamos nuestro compromiso de basarnos en el paquete de Bali para alcanzar la conclusión total del PDD.
7.- En términos de la agenda post-Bali, esperamos ver progresos de fondo en las “cuestiones de implementación” y de “tratamiento especial y diferenciado”, así como en un cierto número de áreas esenciales, particularmente en las negociaciones de la OMC sobre el comercio de bienes y de servicios, que podrían tener un impacto sobre el medio ambiente y el desarrollo. Paralelamente, apoyamos la reanudación de las negociaciones sobre la revisión del Acuerdo de la OMC sobre las Tecnologías de la Información que puede promover el desarrollo económico mundial, y llama a una evaluación del impacto de este acuerdo sobre el desarrollo sostenible. Otros progresos deseados deberían incluir una reforma de la toma de decisión de la OMC para prevenir la inercia institucional, un reexamen de los instrumentos de defensa comercial en vista de eliminar las distorsiones comerciales y la adopción de normas relativas al acceso y al comercio de bienes y servicios.
8.- Reconocemos que los países en desarrollo no constituyen un grupo homogéneo. Apoyamos el objetivo de la OMC de asegurar que los países en desarrollo, en particular los PMA, puedan participar activamente en las negociaciones sobre la liberalización del comercio de manera que estos puedan suscribirse a los acuerdos y los puedan implementar mediante un tratamiento especial y diferenciado. También apoyamos la idea de que este enfoque debe ser mantenido en todos los acuerdos futuros.
9.- Pensamos que un comercio justo, abierto y equilibrado puede ser un motor de crecimiento y contribuir a reducir la pobreza. Para que el comercio beneficie también al más amplio espectro de la población, las medidas de acompañamiento específicas son necesarias. A este respecto, tomamos nota de las discusiones que tuvieron lugar en el Cuarto Examen Global de la Ayuda al Comercio, que examinó la manera de utilizar la ayuda al desarrollo para conectar a las empresas de los países en desarrollo y de los PMA a las cadenas de valor. La ayuda para el comercio debe permitir a estos países desarrollar su potencial de producción y de exportación y apoyar así mejor la competencia dentro del sistema comercial multilateral. Estamos preocupados porque, por primera vez desde el lanzamiento en 2005 de la iniciativa Ayuda para el Comercio, el volumen de los compromisos fue reducido en 2011 a causa de la crisis financiera, lo que se tradujo en una baja del apoyo a los grandes proyectos de infraestructura, particularmente en los sectores del transporte y la energía, y llamamos a mayores contribuciones en el marco de los programas de Ayuda para el Comercio.
10.- Insistimos en la necesidad de facilitar el procedimiento de adhesión a la OMC. El proceso de adhesión debería ser acelerado, sin obstáculos políticos, y rápido y transparente para los países en desarrollo. Esto contribuiría a su integración completa en el sistema comercial multilateral.
11.- Ponemos énfasis una vez más en la necesidad de dar a la OMC una dimensión parlamentaria sólida y eficaz con el fin de aumentar la transparencia de la organización y el apoyo público para un comercio abierto. Los parlamentarios, como representantes electos del pueblo, están bien situados para escuchar y transmitir las preocupaciones y las aspiraciones de los ciudadanos, de las empresas y de las organizaciones no gubernamentales, y para asegurar que los beneficios del comercio sean distribuidos equitativamente a fin de que estos contribuyan a la lucha contra la pobreza y las desigualdades, y al desarrollo sostenible para todos. A través de diversos mecanismos institucionales, los parlamentos tienen igualmente por vocación asegurar un control efectivo de las negociaciones comerciales internacionales y de seguir de cerca la implementación de los compromisos realizados por los gobiernos. Para poder cumplir correctamente sus obligaciones en materia de control, los legisladores deben tener acceso a las informaciones sobre el comercio y a las reuniones sobre el comercio internacional”.
(Fdo.): JACQUELINE PEILLARD GARCÍA , Dirección de Asuntos Internacionales, Cámara de Diputados”.
"
- rdf:value = " 7. Informe sobre participación de las diputadas señoras Claudia Nogueira , María Antonieta Saa , y diputados señores Gabriel Ascencio , Roberto Delmastro, Marcelo Díaz y Roberto León , en la Asamblea Parlamentaria de la UIP, la Organización Mundial del Comercio (OMC), y la Cámara de Representantes de Indonesia, efectuada en Bali, Indonesia, entre el 2 y el 5 de diciembre de 2013. A disposición de las señoras diputadas y señores diputados.
Tengo a honra informar acerca de la participación que les correspondió a los diputados señoras Claudia Nogueira , María Antonieta Saa y señores Gabriel Ascencio , Roberto Delmastro , Segundo Vicepresidente de la Cámara de Diputados; Marcelo Díaz y Roberto León , Presidente , en ejercicio del GRULAC, en la Asamblea Parlamentaria efectuada en conjunto con la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Unión Interparlamentaria y la Cámara de Representantes de Indonesia, realizada en Bali, Indonesia, entre el 2 y el 5 de diciembre de 2013.
Cabe recordar que desde el año 2002, se viene llevando a cabo esta Asamblea Parlamentaria en forma anual, en paralelo con la conferencia ministerial, (MCA) cuyo principal objetivo es que los parlamentarios cuenten con un mecanismo permanente de seguimiento de la labor que desarrolla la OMC y puedan efectuar aportes desde su óptica, realizar una medición de la transparencia con que actúa este organismo y de esta manera poder informar a sus electores, sobre los avances que experimenta año a año.
La comunidad internacional tiene cifradas sus esperanzas en que de este modo, mediante este impulso se agilice el ciclo de las negociaciones comerciales multilaterales de Doha, a través de la dinámica que podrá aportar el sector político.
I. NOVENA CONFERENCIA MINISTERIAL (CM9).
A.- ANTECEDENTES.
La OMC impulsa hace 12 años destrabar una negociación que permita a nivel mundial liberalizar el comercio a escala planetaria favoreciendo el intercambio de productos.
La primera Ronda, partió el año 2001, en Doha y su objetivo era finiquitar asuntos pendientes de una negociación previa, cual fue la Ronda de Uruguay del Gatt (Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio) y que básicamente tenía como objetivo central el comercio agrícola y que en definitiva ha sido el tema donde no ha habido acuerdo durante estos años.
Lo anterior, tiene su origen en términos generales, en las distintas posturas que sustentan los países en desarrollo frente a los países desarrollados, en la medida en que los primeros aspiran a obtener un acceso libre de obstáculos para sus productos agrícolas en los mercados de los países más ricos, lo que genera un alto nivel de resistencia en las grandes potencias que no están de acuerdo en eliminar o reducir , en forma significativa, la protección que ofrecen a sus agricultores por la vía de subsidios directos o subsidios a las exportaciones para hacerlas más competitivas.
Es preciso tener presente que la Ronda de Doha estableció un tiempo límite para eliminar totalmente los subsidios, que se expresan a través de políticas de dumping y otras formas de competencia desleal, en el área de las exportaciones agrarias. Este plazo vence precisamente este año.
Asimismo, se pretendió una fuerte reducción efectiva de los subsidios internos “proporcional” a las concesiones sobre el comercio de bienes industriales, que debían efectuar los países en desarrollo.
Este tipo de negociaciones, como también las relativas a servicios y propiedad intelectual, no han tenido éxito, sin que se vislumbre solución alguna de momento.
Por los motivos anteriores, la agenda de esta reunión ha sido muy cautelosa en cuanto a las metas fijadas y lo que se esperaría es que se reflexione acerca de la manera de encontrar enfoques nuevos y creíbles para poder avanzar en las negociaciones comerciales, ya sea mediante el uso de rutas alternativas de negociación. De aquí la importancia de la reunión parlamentaria, donde se insta a los participantes a intercambiar puntos de vista sobre una posible contribución parlamentaria a la promoción de una agenda de política comercial multilateral a largo plazo, y conforme las realidades de este siglo.
Como se indica en la minuta de Cancillería, las expectativas de este encuentro, decían relación con la aspiración de restablecer la credibilidad y el prestigio de la organización, mediante lo que se ha denominado “una cosecha temprana” o “early harvest” en algunos temas de Doha, como los que se indican a continuación:
Facilitación de comercio (FC), como elemento central, en que se busca incorporar a las reglas de la OMC numerosas prácticas y normas promovidas por la Organización Mundial de Aduanas, tendientes a simplificar y agilizar los flujos comerciales. Su texto borrador se estructura en torno a dos secciones.
La Sección I se compone de normas sustantivas obligatorias, que van desde garantizar transparencia y la publicación de la normativa aduanera hasta la regulación de los procedimientos de apelación y revisión de decisiones administrativas, pasando por resoluciones anticipadas, disciplinas sobre cargas y derechos de aduanas, normas sobre el manejo y despacho de mercancías, envíos urgentes, reglas para el tránsito, inspecciones previas, ventanilla única y cooperación aduanera, entre los más destacados. La Sección II regula de manera novedosa el Trato Especial y Diferenciado (TED) para los países en desarrollo en que ellos se autocalifiquen para implementar ciertas disposiciones en plazos más extensos, conforme a su nivel de desarrollo y con la posibilidad de optar a asistencia técnica;
b) Elementos analizados por el Grupo de Negociación de Agricultura: (I) Administración de Contingentes Arancelarios (Tariff Rate Quotas (TRQs), propuesto por el G20 Agrícola; (II) Seguridad Alimentaria, planteado por el G33; y, (III) Competencia de las exportaciones (Export Competition) del G20.
c) Desarrollo: para reforzar, precisar, hacer más operativas las disposiciones sobre trato especial y diferenciado (TED), en que se prevé un Mecanismo de Vigilancia para evaluar cómo operan esas disposiciones en los distintos Acuerdos y adoptar propuestas específicas como una exención en Servicios, que permitiría otorgar ventajas especiales (no NMF), a los Países Menos Adelantados, así como criterios más favorables en la aplicación de reglas de origen para esa misma categoría de países.
Cabe considerar la reciente asunción del actual Director General de la OMC , quien enfrenta la CM9 como resultado inmediato de su gestión y que declaró que debe enviarse “al mundo un mensaje claro e inequívoco de que la organización es capaz de lograr acuerdos comerciales multilaterales” y por eso “es vital que tengamos éxito en la Conferencia Ministerial de Bali: esta debe ser nuestra primera prioridad” para centrarse “en tres esferas fundamentales: la facilitación del comercio, el desarrollo y algunos elementos de la agricultura”.
De no haber acuerdo en Bali será muy difícil imaginar un programa de trabajo legislativo, con temas de Doha, para el 2014 y 2015. De ahí que la CM9 no es una Ministerial más, sino una condición necesaria para una OMC operativa.
Chile, además de apoyar el proceso de Bali, debe:
Reforzar su actividad en la institución, para vigorizar la labor regular de la misma, minimizando las consecuencias negativas del presente impasse;
Promover el rol de OMC, como institución operativa y funcional, diferenciándolo de un proceso negociador regular como es la Ronda Doha;
Apoyar iniciativas que luchen contra del proteccionismo comercial; y,
Participar en todos los procesos que vayan en la dirección de abrir las economías al comercio, con fuertes disciplinas que garanticen tal apertura.
B.-SESIÓN PLENARIA.
Durante la sesión plenaria, intervino por Chile el señor Álvaro Jana , Director General de Direcon , quien señaló que “nos encontramos en un momento de inflexión en la historia de la OMC” “Nunca en los 19 años de existencia de esta institución habíamos estado tan cerca de crear un paquete de disciplinas como el que tenemos a nuestro alcance”.
Hizo presente que “nuestro país rechaza una OMC frágil o inoperante para lo cual tenemos título, por cuanto Chile podría convivir con una OMC débil puesto que estamos protegidos por la más amplia red de acuerdos comerciales del mundo”.
“Nuestro país cuenta con tratados con 60 miembros de la OMC, que representan aproximadamente el 90% del PIB mundial, que cubre el 90% de nuestro comercio exterior, pero pese a ello, destacó la importancia de la organización, por lo que insto a adoptar acuerdos, aquí y ahora”.
Finalmente, recalcó la necesidad de contar con una organización con capacidad normativa, que de solución a las restricciones históricas al comercio mundial y que supere las barreras que enfrenta la liberalización de la agricultura, que incorpore las variables que presenta el comercio internacional actual.
La delegación parlamentaria estuvo presente durante la inauguración y el diputado señor León , durante algunas de las negociaciones y reuniones bilaterales.
C.-ACUERDO ALCANZADO.
Tras múltiples negociaciones entre los 159 países que conforman la OMC, finalmente se alcanzó un histórico acuerdo para avanzar en la liberalización del comercio internacional, lo que se estima significará inyectar un billón de dólares a la economía global y 21 millones de trabajos.
Lo anterior, se basa en tres ejes, cuales son:
-Reducir las subvenciones a las exportaciones.
-La exención creciente de los aranceles para productos de países menos desarrollados.(PMD)
-La facilitación comercial fronteriza.
El acuerdo contempla 3 pilares:
- Agricultura, con un compromiso de reducir las subvenciones a las exportaciones, la ayuda a las exportaciones y al desarrollo (con un exención creciente de los aranceles para los productos procedentes de los países menos desarrollados y la facilitación de intercambios, y la reducción de la burocracia en las fronteras).
Como resultado de lo anterior, las estimaciones señalan que unos 325.000 millones de euros anuales se obtendrán de ahorros para los países en desarrollo.
La proyección futura señala que alcanzado este logro, correspondería establecer una hoja de ruta para concluir el programa de Doha.
Los acuerdos adoptados en Bali, contienen 10 aspectos, que simplificarán los trámites aduaneros para el comercio internacional, establecen mecanismos para que los países más pobres tengan acceso a los mercados de naciones industrializadas y emergentes, y que refuerzan la ayuda al desarrollo en el área comercial.
La OMC cuantifica en un US$ 1 billón la riqueza que generará el acuerdo adoptado al comercio mundial, sin perjuicio de que esto alcanza sólo el 10% del ambicioso programa de reformas iniciado en Doha, el año 2001.
La Cámara de Comercio Internacional estima que las nuevas medidas podrían generar 21 millones de nuevos puestos de trabajo, mayoritariamente en los países en desarrollo.
A su vez, los países menos avanzados podrían obtener beneficios adicionales mediante el reforzamiento de su participación en las redes globales de producción y en los mercados internacionales.
Uno de los aspectos más conflictivos fue la facilitación del comercio y los cambios relativos a la agricultura, con la demanda de India de suprimir el tope a la subvención agrícola en el caso de que estas contribuyeran a la puesta en marcha de programas alimentarios.
Cuba y Venezuela se opusieron en un principio, como un llamado de atención al embargo estadounidense que afecta a la isla.
Finalmente, los acuerdos adoptados aseguran a India una excepción a estas subvenciones para cubrir las necesidades de 820 millones de personas, ya que el volumen del programa indio supera los límites máximos establecidos por la OMC para las ayudas agrícolas.
II. ASAMBLEA PARLAMENTARIA.
Conforme la agenda, la discusión se centró en la forma en que los parlamentarios se involucran en materias de comercio internacional, sobre el financiamiento y el desarrollo.
De esta manera, se pudieron interiorizar sobre el desarrollo de la Conferencia Ministerial, conocida por su sigla MC9, conocer acerca de las negociaciones que llevan a cabo los gobiernos y los representantes de la OMC.
El Orden del Día, contempló un diálogo con los ministros y altas autoridades de la Organización Mundial del Comercio, donde pudieron conocer el estado de avance de las negociaciones previas a la Conferencia propiamente tal.
Posteriormente, se volvieron a reunir para conocer las decisiones adoptadas en grandes líneas en la MC9, específicamente en cuanto el programa de Doha para el desarrollo.
En cuanto a los temas analizados por los parlamentarios, se efectuaron reflexiones acerca de:
1.- LA AGENDA POST BALI DE LA OMC
Dado el retraso acumulado después de muchos años de bloqueo en las negociaciones del Ciclo de Doha, resulta poco realista pensar que en esta ocasión se podrían poner término a tales negociaciones y a los problemas que se encuentran pendientes de resolver. Por ese motivo, se esperaba que durante esta Asamblea se pudieran encontrar otras soluciones más innovadoras que permitieran avanzar en este largo proceso, mediante nuevos enfoques y puntos de vista, conforme la realidad y los fenómenos actuales, con miras a encontrar la adopción de políticas comerciales multilaterales aplicables a largo plazo y mejor adaptadas a las realidades del siglo 21.
Por estos motivos, resulta práctico tener a la vista dos trabajos que contienen algunas, reflexiones sobre la Agenda Post-Bali de las negociaciones multilaterales de comercio, de los especialistas: P. Rübig (Parlamento Europeo) y P. C. Chacko (congresista de India), donde se pueden extraer los aspectos más atingentes a tener en consideración:
-“El enfoque clave en el futuro inmediato debería estar puesto en la finalización de la agenda de Bali, aunque reconociendo que Bali no es un fin en sí mismo sino más bien una etapa, aunque vital, dentro de un proceso. Todo el sistema está interconectado y una conclusión de la agenda de Bali le dará un impulso muy necesario a la Agenda Post-Bali. Esto incluye el tema de las tarifas o medidas no arancelarias (NTB/NTM, por su sigla en inglés), los servicios, la reforma del sistema de entendimiento para la solución de diferencias y los temas de Singapur,[1] ( Rübig , p. 2)”.
-“Los principales logros esperables del MC9 en Bali son facilitaciones en comercio, agricultura y tratamiento especial y diferenciado para los países menos desarrollados (LDC). Estas cuestiones no operan en el vacío y son parte de un panorama más amplio. Sin embargo, no se puede subestimar la importancia económica y política de llegar a un acuerdo sobre ellas. Por el contrario, un fracaso para alcanzar un consenso sobre estos problemas tendría graves repercusiones para el futuro del sistema mundial de comercio. Por consiguiente, debe ser explorada cada avenida que lleve a la conclusión de la agenda de Bali.
El propósito de este trabajo no es para especular con el resultado, sino ir más allá de Bali, con miras a identificar otros problemas y hacer algunas reflexiones sobre la forma en que podrían abordarse (Rübig, p. 2)”.
El texto de Rübig aborda, a continuación, el tema de las barreras no arancelarias y su impacto en las PYME (pequeñas y medianas empresas):
-“Los aranceles sobre las mercancías se han reducido considerablemente en las últimas décadas, sobre todo en los productos no agrícolas. La OMC ha desempeñado un papel importante en este sentido. Por ejemplo, la Ronda Uruguay dio lugar a una reducción de los aranceles sobre los productos no agrícolas en los países desarrollados del 6,3 al 3,8%. No obstante, cabe señalar que las tarifas arancelarias se han reducido aún más significativamente entre miembros de la OMC a través de acuerdos de libre comercio bilaterales y regionales. Sin embargo, importantes restricciones al comercio aún permanecen y han estado aumentando en algunas regiones, en particular bajo la forma de los obstáculos no arancelarios (Rübig, p. 2)”.
“Como se mencionó al principio, la agenda de Bali es una parte vital del paisaje, pero también es parte de un panorama mucho más grande. Hay metas de mediano y largo plazo que deben ser alcanzadas para garantizar que el comercio contribuya al crecimiento, desarrollo y prosperidad en beneficio de todos (Rübig, p. 5)”.
El otro trabajo a considerar es el de Chacko, quien plantea, entre otras cosas, lo siguiente:
-“La agricultura está en el corazón de la Ronda de Doha. El acuerdo sobre agricultura de la OMC permite a los países en desarrollo que se tengan en cuenta sus necesidades de desarrollo. El interés de los países en desarrollo y países menos adelantados (LDC) se encuentra centrado en un resultado significativo en este sector crucial. La cuantía de los subsidios agrícolas de países desarrollados como Estados Unidos es enorme en comparación incluso con los países en desarrollo más grandes. Estos subsidios han sido motivo de preocupación para los países en desarrollo y los LDC por igual. Un ejemplo de ello son los subsidios al algodón proporcionados por los EE.UU. a pesar de las fuertes protestas de los países en desarrollo, en especial de los países del llamado C-4[2], donde el algodón es una fuente de sustento para un gran número de pobres ( Chacko , p. 1)”.
-“Si no se obtiene ningún resultado en Bali, incluso después de más de una década de negociaciones, la Agenda de Desarrollo de Doha (DDA, por su sigla en inglés) puede ser convenientemente olvidada por los países desarrollados ( Chacko , p. 2)”.
-“Cuando se habla de cualquier hoja de ruta post-Bali, tenemos que tener en cuenta el modus operandi adoptado por algunos de los miembros para evitar el compromiso hacia el desarrollo adoptado durante la Conferencia Ministerial de Doha. El énfasis en la celebración de acuerdos plurilaterales sobre los servicios y otras áreas es una estratagema para excluir a los miembros más grandes de los beneficios de estos acuerdos. Los acuerdos plurilaterales en áreas de interés para solamente algunos de los países miembros socavan el principio de la naturaleza inclusiva de las negociaciones comerciales multilaterales, encarnada por la OMC ( Chacko , p. 3)”.
-“La marginación y la exclusión de un gran número de países en desarrollo mina el precepto de la orientación hacia el desarrollo de la Agenda de Desarrollo de Doha y pone en peligro las posibilidades de éxito de las negociaciones en el futuro ( Chacko , p. 3)”.
*“Cualquier Agenda Post-Bali tiene que ser objeto de deliberación en la OMC. La Agenda de Desarrollo de Doha, que tiene al desarrollo en su corazón, tiene que ser tratada adecuadamente antes de que cualquier problema nuevo sea presentado para su discusión. Se trata de una organización dirigida por sus miembros y cualquier decisión sobre el futuro curso de acción, incluida la Agenda de Desarrollo de Doha, se debe llevar a cabo en forma transparente y de manera inclusiva (Chacko, p. 4).
Durante este panel, intervino el diputado señor Marcelo Díaz , quien destacó la trayectoria de nuestro país dentro de la inserción internacional, mediante el alto número de acuerdos suscritos por Chile en materia de comercio internacional, con alrededor de 60 países que forman parte de la OMC.
La experiencia chilena comprende la suscripción tanto de acuerdos bilaterales, como multilaterales, con excelentes resultados. De esta manera, subrayó el ingreso de Chile a la OCDE, a la comunidad europea, con países de Asia, con Estados Unidos Canadá y México, etc.
En su intervención, destacó dos afirmaciones que se han venido efectuando:
La primera que ?se ha dicho que el riesgo del fracaso de Bali es que condene a la irrelevancia de la Ronda de Doha?
Y por otra parte, que también, es posible afirmar que si el paquete de Bali prospera significará la irrelevancia de la Ronda de Doha por lo acotado del mismo. En ese entendido, concluyó que había demasiadas expectativas puestas en los resultados de Bali.
Por otra parte, expresó que la MC9 ya venía recortada en contenido (paquete de Bali) y aún así se presentaba dificultades para alcanzar un acuerdo.
Por tales motivos, y en base a lo anterior, formuló las siguientes interrogantes:
¿Si ello no implicaría la certificación del deceso definitivo de la Ronda de Doha?
O si por el contario, ¿no sería la señal definitiva para dejar de lado el esfuerzo multilateral y poner todas las apuestas en los acuerdos bilaterales, regionales y plurilaterales.
A su vez, el diputado señor Roberto León , Presidente en ejercicio del GRULAC, formuló algunas inquietudes en torno al quehacer parlamentario en torno al tema analizado, puntualizando que los parlamentarios como representantes de la sociedad civil, tienen la responsabilidad de avanzar e involucrarse de mejor manera en los temas de la agenda de Doha, para lo cual propuso algunas medidas concretas, como profundizar la labor que desarrolla el Comité encargado del seguimiento de los acuerdos de Doha, mediante la realización de talleres y debates a cargo de especialistas, reforzando esta labor dentro de los grupos geopolíticos que conforman la UIP y evaluando los avances de las negociaciones, y el nivel de transparencia de la organización mundial. Del mismo modo, expresó que la UIP debería adquirir la calidad de observador ante la OMC, de manera de mantener una labor coordinada.
Asimismo, participar de un modo más activo y cercano en las reuniones ministeriales e incorporar en la agenda legislativa aquellos temas nuevos que se incorporen en la agenda de la OMC.
2.- RACIONALIZACIóN DE LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS- RED TAPE- RELACIONADOS CON EL COMERCIO EXTERIOR Y LA FACILITACION DEL COMERCIO COMO PRINCIPIO CREADO PARA REDUCIR LA BUROCRACIA Y SIMPLIFICAR LOS PROCEDIMIENTOS ADUANEROS.
Las principales interrogantes dijeron relación con, ¿Cuál es el rol de los parlamentos en la integración de los procesos administrativos y otros relativos al comercio?
Desde este punto de vista, se analizó lo relativo a si la facilitación de los intercambios podrían disminuir la burocracia y a simplificar los procedimientos aduaneros y otras formalidades a implementar para las mercaderías fronterizas.
ANTECEDENTES GENERALES Y DEFINICIÓN
En el mundo anglosajón se conoce como “Red Tape” (“cinta roja” o “balduque”) a la excesiva regulación o la rigidez de las normas y formalidades, que pueden llegar a ser redundantes o burocráticas y que obstaculizan los procesos de toma de decisiones. El concepto se aplica a grandes organizaciones como Estados, gobiernos, la administración pública o a grandes empresas, y se refiere a una secuencia de formalidades y procedimientos que son requeridos para obtener una autorización administrativa que son percibidas como represivas y por lo general consumen mucho tiempo y atrasan los proyectos. Generalmente es acompañada de una excesiva insistencia en las normas positivas sin la aplicación de un criterio mínimo para su flexibilización. Las formalidades incluyen respuestas a formularios redundantes, solicitudes de aprobación múltiples y el sometimiento de las decisiones a comisiones diversas lo que, por lo general, dificulta, entorpece y demora las autorizaciones requeridas.
El origen del término “cinta roja” no está del todo claro, pero los archivos históricos indican que Enrique VIII (1491-1547), Rey de Inglaterra desde 1509, abrumó al Papa Clemente VII con alrededor de ochenta peticiones para anular su matrimonio con Catalina de Aragón. Estos documentos aún están guardados en los archivos del Vaticano, enrollados y amarrados con la obligatoria cinta roja como era la costumbre. El Emperador Carlos V (1500-1558) había hecho un esfuerzo por modernizar la administración española e imperial, utilizando una cinta roja para unir las hojas y - de esta manera - distinguir los dossiers administrativos importantes que debieran ser visados por el Consejo de Estado, mientras los temas administrativos ordinarios se seguían uniendo con hilo común. Esta práctica fue rápidamente imitada por otros gobernantes europeos, expandiéndose y manteniéndose hasta hoy esta costumbre y concepto. Como la mayoría de estas cintas rojas se fabricaban en la localidad holandesa de 's-Hertogenbosch (en francés: Bois-le-Duc, y en español: Bolduque, literalmente Bosque Ducal), debido a que los documentos más importantes provenían de Alemania y de los Países Bajos, éstas recibían el nombre español de “balduques”. En inglés se usa “Red Tape” lo que en la jerga diplomática y comercial hace referencia a la excesiva burocracia relacionada con el comercio internacional.
LA RACIONALIZACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS
Las promesas de “cortar la cinta roja” (“cutting off red tape”), son comunes en campañas electorales en los EE.UU. También lo son las leyes para tal propósito (Red Tape Reduction Acts). Red Tape es comúnmente vista como una importante barrera para hacer negocios, especialmente para las pequeñas y las medianas empresas. Por esta razón, la Federación Canadiense de Empresarios Independientes [3] ha realizado varios estudios para medir el impacto del “Red Tape” sobre las empresas pequeñas[4]. La Comisión Europea ofrece premios para la mejor solución que permite reducir estas barreras burocráticas [5].
La racionalización de los procedimientos administrativos implica a menudo una muy lenta reducción del “gobierno de las minucias” y a veces la pérdida de poder, de uno que otro empleado público que estaba a cargo de la administración de estas autorizaciones de escala pequeña. Incluso puede implicar la pérdida de empleos, debido a que algunos funcionarios públicos ejercen funciones que ya no serán necesarias. Por esta razón, los sindicatos a veces se oponen a la reducción de la burocracia, si esta lleva a la reducción de aparatos administrativos.
DETECTAR Y MEDIR PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS EXCESIVOS
Desde 2004, el World Bank Group (Grupo del Banco Mundial) elabora todos los años el Doing Business Report[6] que tiene como objetivo medir los costos de las empresas causados por las regulaciones económicas. En 2012, el estudio fue realizado en 183 países o economías. El Doing Business Report se ha convertido en uno de los productos insignia del Grupo del Banco Mundial en materia de desarrollo del sector privado y se afirma que ha motivado el diseño de una serie de reformas regulatorias en los países en desarrollo. El estudio presenta cada año un análisis detallado de los costos, requisitos y procedimientos al que está sujeto un tipo específico de empresa privada. Sobre esta base crea un ranking, considerando el número de países analizados en cada oportunidad.
La base de datos ha sido ampliamente reconocida y utilizada por académicos, políticos, expertos en desarrollo, periodistas y también la comunidad empresarial con el objetivo de destacar la excesiva burocracia y para promover las reformas. Para las autoridades de cada país, el Doing Business Report arroja una brillante y a veces no muy halagadora luz sobre los aspectos regulatorios de su clima de negocios. Esto ha ayudado a enfocar el debate y el diálogo sobre las reformas requeridas para reducir las barreras burocráticas al comercio.
Uno de los principales productos del Doing Business Report es el Índice de Facilidad para hacer Negocios (Ease of Doing Business Index[7]) , un conjunto e indicadores creado por el Banco Mundial. Entre estos destacan mediciones respecto de las barreras burocráticas para crear y operar empresas (Red Tape) y la protección de los derechos de propiedad en el país. El Ease of Doing Business Index se centra en las pequeñas y medianas empresas nacionales y analiza las regulaciones que influyen en sus ciclos de existencia. Este Índice y el Modelo de Costo Estándar, desarrollado y aplicado inicialmente por los Países Bajos son en la actualidad las únicas herramientas estandarizadas que analizan un amplio repertorio de jurisdicciones para cuantificar el impacto de la regulación por parte de los gobiernos en la actividad de las empresas. El supuesto que opera aquí es claramente el del imperativo de la liberalización del comercio y de los negocios, es decir, el de la inexistencia de alternativas para la desregulación de los mercados y el Estado disminuido en sus funciones.
Por lo general las clasificaciones más altas se obtienen, presentando los reglamentos menos demorosos y costosos. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que la protección de los derechos de los acreedores e inversionistas así como el establecimiento o mejora de los registros de propiedad y el crédito son regulaciones promovidas y valoradas por los empresarios.
LA METODOLOGÍA DEL ÍNDICE DE FACILIDAD PARA HACER NEGOCIOS
El Índice de Facilidad para hacer Negocios se compone de una serie de sub-índices e indicadores que reflejan las regulaciones impuestas mediante las normativas jurídicas de los países evaluados. El Banco Mundial utiliza un método Proxy, lo que quiere decir que recurre a más de 8.000 funcionarios gubernamentales, juristas, consultores de negocios, contadores y otros profesionales que habitualmente asesoran o administran los requisitos legales y reglamentarios de las 183 economías que se tuvieron a la vista para el informe 2012.
El Índice está destinado a medir las regulaciones que afectan directamente a las empresas, pero no mide otras condiciones generales o externalidades que pueden afectar los negocios, tales como la proximidad de un país a los grandes mercados, la calidad de la infraestructura, la inflación, o la delincuencia.
El Ease of Doing Business Index se compone de 10 subíndices:
El subíndice “apertura de una empresa” mide el tiempo de los procedimientos, el costo y capital mínimo para crear una nueva empresa.
El subíndice “contratación y despido de los trabajadores” mide la dificultad de contratación y los costos en caso de despido de los trabajadores.
El subíndice “registro de propiedades” mide el tiempo y los costos de los procedimientos para el registro de bienes raíces comerciales.
El subíndice “obtención de crédito” es la sumatoria del índice de derechos legales y del índice de información crediticia.
El subíndice “la protección de los inversores” evalúa la leyes del país en cuanto a la protección que brinden a las inversiones.
El subíndice “pago de impuestos” evalúa el sistema tributario respecto de la carga tributaria para las corporaciones. Se expresa en porcentaje del beneficio bruto.
El subíndice “comercio transfronterizo” cuenta el número de documentos, el costo y el tiempo necesarios para exportar y importar.
El subíndice “cumplimiento de contratos” evalúa los procedimientos y mide tiempo y costo para hacer cumplir un contrato de deuda.
El subíndice “cierre de una empresa” mide tiempos y costos asociados al cierre de la empresa para lo que suma el índice de la tasa de recuperación, que es una función de tiempo, costo y otros factores como la tasa de los préstamos y la probabilidad de que la empresa continúe operando.
RANKING DE PAÍSES 2013.
Hasta el año 2006 el Informe Doing Business Report entregaba datos cuantitativos (Ease of Doing Business Index ) y análisis comparativos entre países. Desde entonces, el informe incluye un ranking de países. En el ranking 2013 Chile se ubica en el lugar 37, por encima de países como Israel, Sudáfrica , Qatar, Perú , España , Colombia , Italia , Uruguay y Argentina .
Entre los países mejor evaluados se encuentran los países industrializados de Europa Occidental, del norte de América y del sudeste asiático (Singapur, Corea del Sur, Taiwán), pero también algunos países de Europa del Este como Estonia, Letonia , Lituania , Eslovenia y Macedonia , así como algunos países en vías de desarrollo como Islas Mauricio, Armenia y los Emiratos Árabes Unidos.
3.- ¿PUEDEN LOS ACUERDOS COMERCIALES BILATERALES Y PLURILATERALES DAR RESULTADOS MÁS RÁPIDOS QUE EL PROCESO MULTILATERAL?
Se parte de la base de que los acuerdos comerciales bilaterales, regionales y plurilaterales permitirían a las partes alcanzar niveles de intercambio de liberalización que van mucho más allá que un consenso multilateral, porque incluyen otros asuntos que normalmente no se encuentran en la agenda multilateral.
La interrogante planteada fue si ¿Estos acuerdos podrían servir como un complemento al sistema de la OMC y a la vez contribuir a la liberalización comercial multilateral? O si por el contrario, servirían para alcanzar un futuro multilateral de intercambio de liberalización.
Para analizar adecuadamente esta materia, es necesario tener en cuenta los siguientes antecedentes:
En las dos últimas décadas, el sistema mundial de comercio centrado en la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha visto proliferar, en paralelo al sistema multilateral que dicha organización administra, un gran número de acuerdos comerciales preferenciales (ACP). En el contexto de una ronda de negociaciones multilaterales, la Ronda de Doha, que se encuentra paralizada desde hace varios años, los acuerdos bilaterales y plurilaterales han mostrado mayor vitalidad para impulsar la liberalización de los intercambios comerciales entre grupos de países.
Al mismo tiempo, esta situación ha generado inquietud respecto al modo en que el debilitamiento del sistema multilateral pudiera alentar fuerzas centrífugas que se expresen en la proliferación de estos tratados preferenciales, llevando a una fragmentación regulatoria en el ámbito de las relaciones comerciales internacionales. Frecuentemente, esta preocupación por el modo en que se vinculan los enfoques multilateral y preferencial de la cooperación e integración comerciales se ha planteado en torno a si esos acuerdos preferenciales resultan un peldaño o un obstáculo para consolidar la liberalización comercial en el marco multilateral.
En dicha formulación, sin embargo, parece estar implícita la idea de que los acuerdos preferenciales son una ‘segunda mejor opción’ (second best) y, en caso de constituirse como peldaños, terminarán por desaparecer absorbidos por el multilateralismo global. Por el contrario, según sostuvo el entonces Director General de la OMC , Pascal Lamy , “no hay razones para suponer que ese número de ACP, dejará de aumentar o estos dejarán de formar parte a largo plazo de la compleja trama de relaciones comerciales internacionales”[8].
Esta reflexión se inscribe en la presentación oficial del Informe sobre el Comercio Mundial 2011, donde su punto central fue, precisamente, el presente y futuro de la relación entre la OMC y los acuerdos preferenciales.
En este Informe se incluye una presentación general de los distintos enfoques de política comercial que coexisten en el sistema mundial del comercio para, posteriormente, poner énfasis en la regulación de dicha situación dentro de las reglas de la OMC. En un segundo lugar, se identifican los beneficios esperados y los riesgos que comportan los acuerdos preferenciales para los países en desarrollo. Finalmente, se hace mención a las diferentes fórmulas que se identifican en el Informe de la OMC, ya citado, para intentar dotar de mayor coherencia entre el sistema multilateral y los acuerdos preferenciales.
COEXISTENCIA DE ENFOQUES EN LA COOPERACIÓN
E INTEGRACIÓN COMERCIALES.
En los dos últimos siglos, los debates y la práctica en materia de políticas comerciales han estado guiados por la coexistencia, combinación y tensiones entre distintos enfoques para la cooperación e integración en el ámbito de los intercambios internacionales. Además de la implementación unilateral de medidas de liberalización, se ha recurrido a fórmulas institucionales que responden a enfoques bilaterales y regionales -ambos, de carácter preferencial-, como también, especialmente tras la segunda guerra mundial, a acuerdos multilaterales basados en la no discriminación.
Estas tres formas institucionales se pueden identificar, siguiendo a Cienfuegos[9], en los siguientes términos:
Multilateralismo: está basado en normas e instituciones universales que promueven un comercio fluido entre un número amplio de países -idealmente, abarca a todos los países. Además, las negociaciones comerciales y el comercio entre estos países no están restringidos por preferencias entre pares de naciones, es decir, son extensibles a todos ellos, y se basan en una reciprocidad generalizada o no compensada entre dos países sino que se equilibran en los saldos globales de cada uno[10];
Bilateralismo: se entablan negociaciones, y se realizan intercambios de bienes -y también, más recientemente, servicios- entre pares de países, en base a acuerdos o tratados por medio de los cuales las partes dan y reciben concesiones que no son extensibles a países terceros, y asegurándose una reciprocidad compensada entre ambos;
Regionalismo: se basa en acuerdos preferenciales celebrados entre un conjunto de países, en muchos casos contiguos o geográficamente vecinos, con el propósito de crear espacios económicos ampliados para el intercambio de bienes y, más recientemente, servicios. Las preferencias se otorgan con carácter regional, por lo que son generalizadas entre los participantes -no se restringen a pares de países- pero, necesariamente, implican una discriminación de los terceros no socios regionales. En tanto reúne a varios países, en ocasiones se los denomina acuerdos plurilaterales para distinguirlos de los acuerdos multilaterales que tienen un alcance universal y no restringido.
En la práctica, estos distintos instrumentos, y los tipos de enfoque a que responden, han tendido a prevalecer en uno u otro momento histórico, sin dejar por ello de coexistir e interactuar entre sí de formas diversas en el escenario del comercio mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, con la creación del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT) el multilateralismo se convirtió en la fórmula predominante de la mano de la norma de no discriminación y del principio de la nación más favorecida (NMF), es decir, que las preferencias otorgadas a un socio son automáticamente extensibles a todos.
Sin embargo, el GATT y su sucesora, la Organización Mundial del Comercio (OMC) contemplaron ciertas excepciones a dicho principio, en particular con el artículo XXIV que autoriza, en ciertas condiciones, la celebración de acuerdos comerciales preferenciales (ACP) en que los países se otorgan un trato más favorable que la cláusula NMF[11]. Sobre esta base, en las últimas décadas han proliferado los acuerdos comerciales entre grupos de países, tanto de carácter bilateral como regional-plurilateral, planteando el debate en torno al impacto positivo o negativo que tienen para el sistema multilateral, y complejizando enormemente la estructura institucional y de normas de las relaciones comerciales internacionales.
En la última década, una serie de acontecimientos -entre ellos el tortuoso desarrollo y posterior parálisis de la Ronda de Doha - motivaron un nuevo auge de los ACP, que vino a contribuir a la tendencia a su proliferación que se remonta a inicios de la década de 1990. Desde esa fecha, los ACP no han hecho sino aumentar significativamente su número, así como ampliar el espectro temático que cubren y el alcance geográfico en función de sus integrantes[12].
Gráfico 1. Evolución de los ACR en el mundo 1948-2013
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Fuente: Secretaría de la OMC. Las barras rojas corresponden a ACP en vigor, y las barras azules a ACP inactivos; la curva azul corresponde a notificaciones de ACP acumuladas, y la curva roja a ACP en vigor acumulados.
De hecho, más de tres cuartas partes de los 575 ACP que habían sido notificados[13] a la OMC a julio de 2013 fueron suscritos con posterioridad a la creación de dicha organización, en enero de 1995. De ese total, unos 379 se hallan en vigor, lo que corresponde a casi dos tercios de todos los suscritos y notificados. En cuanto al alcance temático, los ACP han ido evolucionando con un sentido de profundización, tanto “extensiva” aumento de las áreas de política abarcada (incorporan disciplinas sobre servicios, inversiones, propiedad intelectual, competencia, contratación pública, entre otras) como “intensiva” -mayor profundidad institucional de los compromisos acordados[14]. Por último, se constata que en la práctica la totalidad de países miembros de la OMC cuentan, al menos, con un ACR en aplicación, y alguno de ellos con más de una veintena.
LAS REGLAS DE LA OMC Y LOS ACUERDOS PREFERENCIALES
El actual sistema multilateral de comercio es fruto de las negociaciones entre los Estados Miembros, llevadas adelante desde 1947 en el marco del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT). A través de ocho rondas de negociaciones comerciales, se establecieron normas que buscan otorgar transparencia, estabilidad y previsibilidad a los intercambios comerciales a nivel mundial. El cuerpo de normas hoy vigente es producto de los resultados de la Ronda Uruguay (1986-1994) que implicó una importante revisión del GATT original, la incorporación de nuevas normas sobre el comercio de servicios y la propiedad intelectual, y la creación de la propia OMC, con el mandato de administrar las normas multilaterales negociadas.
La base de esta estructura multilateralista se funda en dos principios básicos. Por una parte, el principio de la “nación más favorecida”, que implica la obligación de dar igualdad de trato a todos los miembros, sin establecer discriminaciones entre sus diferentes socios comerciales. Por ende, la concesión de una ventaja especial a un país debe ser extendida a todos los demás miembros de la OMC. Por otra, el principio del “trato nacional” que requiere brindar el mismo tratamiento, una vez que hayan ingresado en el mercado, a los bienes, servicios, y las obras de propiedad intelectual, con independencia de que sean nacionales o extranjeras[15].
En consecuencia, el establecimiento de un ACP, por su propia naturaleza constituye una violación de esos criterios fundamentales del sistema multilateral que, no obstante, se encuentra exceptuada, en determinadas condiciones, por la misma normativa del GATT/OMC.
Con el propósito de lograr una compatibilidad entre las reglas multilaterales y los acuerdos preferenciales en materia de comercio, la normativa original del GATT de 1947, los contempló como una excepción especial al principio de no discriminación en su artículo XXIV. De esa manera, se reconoció que, aunque parezca paradójico, en ciertas condiciones estos acuerdos pueden contribuir a reforzar, y hacer avanzar, al sistema mundial de comercio del GATT/OMC. En ese sentido ha sido evidente que, en muchas ocasiones, esos acuerdos han permitido a grupos de países adoptar normas y compromisos de mayor profundidad o con un mayor alcance temático de lo que era posible en ese momento en el plano multilateral.
En consecuencia, en el GATT original se autorizó el establecimiento de acuerdos para conformar uniones aduaneras o zonas de libre comercio, con tal de que reúnan una serie de condiciones determinadas. Lo esencial es que dichos ACP contribuyan a la supresión de obstáculos al comercio dentro del grupo, permitiendo que fluyan los intercambios comerciales intra-región, sin erigir mayores obstáculos al comercio con países extra-región que son miembros del sistema multilateral. Además, se autoriza la suscripción de acuerdos provisionales que tiendan a la conformación de una unión aduanera o de una zona de libre comercio a condición de que vaya acompañado de un plan y un programa para su efectivo establecimiento en un plazo razonable. Por último, se establece que todo miembro del sistema multilateral que decida formar parte de un ACR está obligado a notificarlo al GATT/OMC y facilitará toda la información relevante para su evaluación por los demás socios de la organización mundial.
Posteriormente, los miembros del GATT, aprobaron en 1979, un mecanismo adicional para autorizar ACP a través de la “cláusula de habilitación”, que contempla la concreción de acuerdos preferenciales entre países en vías de desarrollo para el intercambio de mercancías, como forma de atender sus necesidades de desarrollo [16]. Finalmente, como resultado de la conclusión de la Ronda Uruguay, en 1994, se adoptó el Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (AGCS) que incluye, en su artículo V, una previsión adicional relativa al establecimiento de ACP que abarquen la esfera de los servicios. En el total de los ACP notificados a julio de 2013, se registran 408 presentados en virtud del artículo XXIV (correspondiendo nueve de cada diez a zonas de libre comercio, y el resto a uniones aduaneras), 38 en base a la “cláusula de habilitación” y 129 en función del artículo V del AGCS[17].
Por otra parte, en vista de la proliferación de acuerdos preferenciales, a mediados de los noventa, los miembros del GATT/OMC adoptaron un “Entendimiento relativo a la interpretación del Artículo XXIV”. El objetivo central de este compromiso, alcanzado en la conclusión de la Ronda Uruguay, consistió en reforzar la eficacia del mecanismo de examen de los ACP notificados. Para ello, se procedió a una aclaración de los criterios y procedimientos de evaluación que permitiera mejorar la transparencia de todos los acuerdos que se realizan al amparo del citado artículo. Para ello, entre otras previsiones, se estableció que el “plazo razonable” de los acuerdos transitorios fuera de 10 años, y se formularon criterios para calcular la efectiva incidencia de las normas arancelarias para imponer o no mayores restricciones a los países no miembros del grupo regional[18]. En 1996 se creó el Comité de Acuerdos Comerciales Regionales (ACR) con el mandato de evaluar los grupos regionales y su compatibilidad con las normas de la OMC, pero diversos problemas impidieron completar ese examen.
Con este panorama, el mandato de negociación aprobado por la Conferencia Ministerial de Doha en 2001 incluyó el compromiso de negociar en relación a la aclaración y mejora de las disciplinas y procedimientos previstos en las disposiciones vigentes de la OMC aplicables a los ACR (párrafo 29 de la Declaración Ministerial de Doha). Sobre esa base se han desarrollado los trabajos del Grupo de Negociación sobre las Normas en lo referido a los ACR, a partir de un “interés sistémico para aumentar la transparencia de todos los tipos de ACR y asegurar la complementariedad de las disciplinas de los ACR con las normas de la OMC”[19].
Por una parte, se ha negociado en torno a los aspectos sistémicos de los ACR/ACP lo que derivó en un debate crecientemente técnico, centrado, por ejemplo, en clarificar el sentido del concepto “lo esencial de los intercambios comerciales” (para realizar el cálculo de eventuales mayores restricciones), en la duración del período de transición de los acuerdos, y en la inclusión de disposiciones relativas al trato especial y diferenciado. En cualquier caso, en este debate no se logrado un consenso sustantivo, por lo cual las negociaciones se encuentran estancadas.
Sin embargo, si se hicieron progresos en cuestiones de procedimiento, lo que llevó a la creación de un mecanismo reforzado para el examen de los ACR/ACP que apunta a otorgarles mayor transparencia. Como resultado de ello, en diciembre de 2006 el Consejo General adoptó, con carácter provisional, un mecanismo de transparencia para todos los ACR/ACP, en que se prevé su pronta notificación a la OMC y el estudio de éste por parte de los miembros sobre la base de una “presentación fáctica” que debe elaborar la Secretaría de la OMC. Ese examen se realiza a través del Comité de Acuerdos Comerciales Regionales en relación a los ACR/ACP comprendidos en el artículo XXIV del GATT y el artículo V del AGCS, mientras que el Comité de Comercio y Desarrollo debe examinar los acuerdos que se acogen a la “cláusula de habilitación”[20]. El carácter provisional de este mecanismo está establecido en la Decisión del Consejo General que lo crea, donde se dispone que los miembros examinen, en su caso modifiquen, y lo sustituyan por un mecanismo permanente como parte de los resultados generales de la Ronda de Doha.
BENEFICIOS ESPERADOS Y RIESGOS DE LOS ACUERDOS PREFERENCIALES PARA LOS PAÍSES EN DESARROLLO
Entre las principales características de la tendencia a la proliferación de acuerdos comerciales preferenciales se encuentra la creciente participación en ellos de los países en desarrollo, así como la suscripción de acuerdos inter-regionales que, en varias ocasiones, vinculan a países del mundo desarrollado y en desarrollo. De este modo, una gran mayoría de los ACP suscritos y notificados e, incluso, otros que no han sido notificados a la OMC, se han celebrado entre países en desarrollo y países desarrollados (Norte-Sur), sobre todo en la década del noventa y, nuevamente, en años recientes. Pero también, desde comienzos de este siglo, son concertados entre países en desarrollo (Sur-Sur), los que representaban dos tercios de los acuerdos en vigor en 2010[21].
En este contexto, CHILE ostenta un papel protagónico toda vez que, desde hace décadas, implementa una estrategia de inserción flexible y pragmática en la economía global, diversificando su presencia en los principales mercados del mundo, la cual “integra la apertura unilateral, las negociaciones multilaterales y las negociadas a través de acuerdos bilaterales”[22]. De esa forma, combina la aplicación de una política de aranceles bajos y parejos (hoy de 6%), con un rol activo para hacer avanzar el sistema multilateral centrado en la OMC, y una decidida política de negociación de acuerdos bilaterales de libre comercio.
En consecuencia, nuestro país continúa apostando decididamente por el logro y la consolidación de un sistema multilateral de reglas y disciplinas claras y obligatorias, ya que como país pequeño y de ingresos medios cuya estrategia de desarrollo sustentada, en buena medida, en su comercio exterior, considera decisiva la solidez del multilateralismo comercial. Esta visión, que es compartida transversalmente por las grandes coaliciones del arco político-ideológico chileno, fue expresada hace unos años por el embajador Carlos Furche en el Comité de Negociaciones Comerciales de la OMC, donde sostuvo que, “si bien todos dependemos de un sistema de reglas claras y fuertes, éstas son particularmente necesarias para nosotros los países en desarrollo”[23].
Pero, a la vez, Chile ha sido, y continúa siendo, uno de los protagonistas más dinámicos del fenómeno de los acuerdos comerciales preferenciales, en buena medida de tipo bilateral, entendidos como complementarios y compatibles con las reglas multilaterales. Este enfoque centrado en los ACP, que es parte integral de la estrategia chilena, se traduce en que los acuerdos con terceros países y grupos regionales se han más que cuadriplicado desde 1990, contando actualmente con 22 acuerdos con 60 países de tal modo que el en torno al 90% de las exportaciones chilenas se producen a países con alguna preferencia comercial[24].
Mapa 1. Acuerdos comerciales preferenciales de Chile.
IMAGEN
Fuente: Direcon, http://www.direcon.gob.cl/mapa-de-acuerdos/ [acc. 14/11/13].
Si bien la mitad del comercio mundial de mercancías tiene lugar entre socios de acuerdos comerciales preferenciales, sólo el 16% de esos intercambios es objeto de un trato preferencial y un porcentaje mucho más reducido puede beneficiarse de márgenes preferenciales significativos[25]. Estos datos son indicativos de que los ACP actuales no tienen como único, o incluso principal, incentivo las reducciones arancelarias, sino un conjunto de consideraciones de carácter económico y político asociado a la inserción en la economía global, incluida la participación en redes de producción transfronterizas. Debido a ello, estos ACP han adquirido mayor complejidad y profundidad, abarcando materias tales como servicios, inversiones o propiedad intelectual, y preocupándose también por asegurar el acceso a mercados frente a medidas no arancelarias como los obstáculos técnicos al comercio o las disposiciones sobre competencia.
Por otra parte, también se ha argumentado que la proliferación de ACP responde a la mayor rapidez y efectividad para negociarlos, y al hecho que pueden enfocarse en rubros o aspectos específicos en que exista efectivo interés de las partes. Desde la perspectiva de los países en desarrollo, como los de nuestra región, los principales beneficios esperados de los acuerdos preferenciales consisten en[26]:
-Asegurar un acceso privilegiado a los grandes mercados de la economía global;
-Evitar la pérdida de privilegios concedidos de manera unilateral por parte de socios comerciales del mundo desarrollado (a través del sistema generalizado de preferencias -SGP- en el marco del GATT/OMC; mediante el mecanismo de la Atpdea, en el caso de los países andinos con Estados Unidos, etc.);
-Lograr ventajas temporales frente a potenciales competidores, a partir de celebrar con anterioridad el acuerdo con un socio comercial relevante;
-Convertirse en plataforma para exportar a los grandes mercados, consiguiendo atraer inversión extranjera directa que pretenda producir con destino a esos mercados de exportación;
-Avanzar más rápidamente en la liberalización comercial, frente al ritmo frustrante que consideran tiene el sistema multilateral, lo que podría, además, ser un impulso para dar también pasos en este último plano.
Frente a estas oportunidades, sin embargo, también se han identificado algunos riesgos de diverso tipo que los ACP implican para los países en desarrollo. En primer lugar, respecto a la perdurabilidad en el tiempo de ciertos beneficios esperados, toda vez que las preferencias obtenidas a través de acuerdos bilaterales generan un ‘efecto contagio’ que lleva a otros países a buscar suscribir, a su vez, otro acuerdo para obtener las mismas ventajas o mejorarlas. Por tanto, “las preferencias que se obtienen a través de los acuerdos comerciales bilaterales pueden ser gradualmente perforadas y diluidas por otros acuerdos comerciales preferenciales a lo largo del tiempo”[27].
En consecuencia, existe la preocupación de que los frutos de corto plazo se pierdan o erosionen en el mediano y largo plazo, o de que se requiera un constante proceso de renegociación de preferencias para intentar atajar ese riesgo lo que, además de implicar la necesidad de nuevas concesiones en otros asuntos de interés para la contraparte, también pueda verse enfrentado a límites estructurales para el propio proceso de negociación.
Otro tipo de riesgos se vinculan con la gestión de múltiples compromisos comerciales, ya que los distintos ACP deben ser administrados de manera simultánea, dando forma a lo que se ha dado en llamar “spaghetti bowl”[28]. La complejidad de gestionar esa trama enmarañada de acuerdos implica aplicar múltiples tasas arancelarias preferenciales a diversos socios, implementar cronogramas de desgravación con listas y plazos diferenciados, y administrar diversas normas de origen preferencial según el socio comercial, entre otras.
Todo ello significa un incremento significativo de los costos administrativos del comercio, tanto en términos financieros como de recursos humanos, afectando no sólo a la administración pública sino que perjudicando a la gesti��n comercial de las empresas, especialmente a las de menor tamaño (PYMES)[29].
Por último, un tercer tipo de riesgo dice relación con la tendencia a la profundización, materias de especial interés para los países desarrollados, tales como mayor protección de las inversiones, de los derechos de propiedad intelectual, liberalización amplia del comercio de servicios, entre otras, han tendido a incorporarse crecientemente en los ACP. Sin embargo, otros asuntos de especial preocupación para los países en desarrollo, tales como reducciones arancelarias en productos agrícolas y agroindustriales, o en productos manufacturados con intensidad de mano de obra (textiles, calzado), siguen quedando excluidos del acceso preferencial[30]. En definitiva, se da una incorporación desequilibrada de los asuntos “OMC-plus” en estos ACP, con el riesgo adicional de que las disciplinas en estas materias pueden implicar una sensible reducción del margen de maniobra para las políticas de desarrollo de los países[31] extensiva e intensiva, de los ACP y, en particular, de aquellos celebrados entre países desarrollados y países en desarrollo. De hecho, el informe OMC 2011 constata que, a diferencia de los acuerdos entre socios comerciales de niveles de desarrollo semejantes, en los ACP Norte-Sur suele haber, en promedio mayor número de asuntos “OMC-plus”[32] .
FÓRMULAS PARA LOGRAR MAYOR COHERENCIA ENTRE LA OMC Y LOS
ACUERDOS PREFERENCIALES
Tomando en cuenta las nuevas características de los ACP, basados en la “integración profunda” por sobre la mera ampliación de los aranceles preferenciales, y dado que no se espera que la incidencia del enfoque preferencial se reduzca significativamente en favor del esquema multilateral, el informe OMC 2011 plantea fórmulas alternativas para tratar de dotar de mayor coherencia a las reglas comerciales internacionales[33]. En este sentido, se trata de evitar la consolidación de sistemas de normas superpuestas que se conviertan, de facto, en divergentes, generando la exclusión de ciertos actores e incrementos de los costos de transacción.
Habitualmente, la búsqueda de coherencia entre la OMC y los ACP se centraba en corregir las debilidades de las disciplinas multilaterales, para asegurar que los acuerdos preferenciales fueran peldaños y no obstáculos para la apertura global. El mandato de la Ronda de Doha contemplaba, precisamente, este asunto al establecer el compromiso de negociar sobre las normas y en torno a un nuevo procedimiento de transparencia para los ACR/ACP. En este último punto se logró uno de los escasos avances concretos de la Ronda, de tal modo que, antes de que exista un acuerdo integral en las negociaciones, permitió crear un nuevo mecanismo -con carácter provisional- para el examen de dichos acuerdos.
Este mecanismo de transparencia está funcionando desde 2007 y, de hecho, en los primeros nueve meses de 2013, el Comité de Acuerdos Comerciales Regionales (CACR) recibió 31 notificaciones de ACR/ACP, correspondiendo 19 a comercio de mercancías (art. XXIV GATT) y 12 a comercio de servicios (art. V AGCS). Asimismo, se distribuyeron 13 presentaciones fácticas referidas a 23 notificaciones como base para el examen de los respectivos acuerdos, y se celebraron consultas con las delegaciones de países parte de acuerdos cuyo examen fáctico se encontraba retrasado[34].
En vista de las características de los actuales ACP, y con el fin de lograr sinergias positivas entre los enfoques preferencial y multilateral, el informe de la
OMC identifica cuatro fórmulas para una mayor coherencia sistémica, a saber:
-Aceleración de la apertura multilateral del comercio, mediante negociaciones que conduzcan a reducir los aranceles con carácter no discriminatorio y sobre la base de la NMF. Esta fórmula tendría la capacidad de corregir los efectos adversos de los ACP, pero se ven dificultades políticas para avanzar sustancialmente en la negociación multilateral como pone de manifiesto la parálisis de la Ronda de Doha y, adicionalmente, se cree que dado el nivel presente de los aranceles preferenciales es posible un efecto limitado de esta apertura;
-Subsanar las deficiencias en las disciplinas multilaterales, asunto en que sólo se avanzó con el mecanismo provisional de transparencia, pero queda pendiente la negociación sobre normas “sustantivas”. A ese respecto no parece que se haya producido una convergencia hacia alguna forma de consenso para modificar las normas como parte de la negociación de la Ronda de Doha. Esta fórmula ha tenido, por ello, una importancia limitada y, pese a que pueda llegar a mostrar avances en el futuro, no parece ser un punto de partida prometedor para lograr mayores grados de coherencia.
-Adoptar un sistema de “legislación indicativa”, de carácter no vinculante (como
códigos de buena conducta, de aplicación voluntaria por los miembros), que complemente a la “legislación imperativa” de la OMC y su mecanismo de solución de diferencias. Esa legislación indicativa permitiría a los miembros conocer mejor sus prioridades e intereses respectivos, a fin de desbloquear, eventualmente, la opción de interpretaciones jurídicas de ciertas normas que garanticen la coherencia. Se sugiere un desarrollo gradual de ese tipo de legislación, para ir generando condiciones adecuadas de cooperación y evitar así que se produzca una oposición con lo establecido en la legislación imperativa.
-Multilateralización del regionalismo, que implica un proceso de ampliación de los acuerdos preferenciales existentes de manera no discriminatoria a nuevas partes, o bien la fusión de varios ACP. En esa multilateralización de las preferencias, como también con la coordinación/normalización/armonización de ciertas normas, reglamentaciones y disciplinas, la OMC puede actuar como un foro decisivo y contribuir así a reducir los costos de transacción involucrados.
En todo caso, esas distintas fórmulas no son vistas en el propio informe OMC 2011 como exclusivas o mutuamente excluyentes. Por el contrario, habría que analizar, en cada caso, la medida en que resultan compatibles, ya que todas se orientan a favorecer la coherencia entre los regímenes preferenciales y el sistema multilateral, atendiendo así al propósito de una apertura no discriminatoria de las relaciones comerciales en el mundo.
4.- CÓMO HACER QUE EL COMERCIO CONTRIBUYA AL DESARROLLO SUSTENTABLE, A LA CREACIÓN DE EMPLEOS Y A LA REDUCCIÓN DE LA POBREZA.
Como se ha venido sosteniendo en otras ocasiones, se reiteró que los beneficios del comercio no se dan en forma automática y que el comercio por si mismo es una condición necesaria pero no suficiente para generar y sustentar el crecimiento y desarrollo. Sobre el particular, se analizó cuales podrían ser las medidas que podrían incorporar los parlamentarios para disminuir las sinergias comercio/empleo y estimular la demanda interna de manera que el sistema de comercio beneficie a los más pobres.
INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de Comercio (OMC) plantea que el comercio internacional es un elemento esencial del desarrollo sostenible, ayudando a conseguir una distribución eficaz de los recursos escasos y facilitando que los países, tanto ricos como pobres, accedan a bienes, servicios y tecnologías ambientales[35].
¿Son efectivamente compatibles las visiones que promueven el actual sistema internacional de comercio con aquellas otras que abogan por un modelo de desarrollo sostenible? Específicamente ¿qué relación se establece entre la inserción económica internacional de los países y los resultados económicos, sociales y ambientales que pueden derivar de las diversas formas de tal inserción?
TEORÍA TRADICIONAL DEL COMERCIO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
Desde la década de los noventa el comercio internacional ha crecido en forma
acelerada impulsado tanto por un conjunto de reformas económicas como de cambios tecnológicos.
En 2011 el comercio superó los 18 billones de dólares, más de 5 veces su valor de 1990 cuando alcanzó a 3,5 billones de dólares.
Con la desaceleración de la economía mundial este ritmo de crecimiento ha disminuido alcanzando solo al 2% en 2012 frente al 5,2% de 2011 y con proyecciones moderadas para este año. Las últimas cifras de la OMC hablan de un 2,5% de aumento para 2013 frente al 3,3% previsto en abril. Pero, más allá de las variaciones anuales, en todos estos años el incremento del comercio ha estado muy por encima del crecimiento económico, mostrando que ha sido un motor importante para el crecimiento.
Por décadas se ha dicho que el comercio permite a los países utilizar sus ventajas comparativas, que la liberalización del comercio tiene un gran potencial para contribuir al crecimiento y que esos efectos favorecerían el empleo y el bienestar general.
Por el lado de los productores los beneficios derivan de la posibilidad de llegar a mercados más grandes, aumentar la escala de producción, importar insumos y servicios más baratos y acceder a nuevas fuentes de capital. Por el lado de los consumidores se permite una disponibilidad más amplia y variada de bienes y servicios, a precios más convenientes. Asimismo, con el intercambio se facilita la transmisión y el acceso a los conocimientos y las tecnologías desarrolladas en cualquier parte del mundo. En la experiencia práctica se vio que por un largo período las exportaciones de las economías en desarrollo y en transición crecieron rápidamente gracias a una demanda dinámica de los consumidores de los países desarrollados, a las que luego se agregó aquella proveniente de las economías emergentes. Esto pareció justificar la adopción o la mantención de un modelo de crecimiento orientado a las exportaciones, que se apoyaba en una demanda mundial en constante expansión y con mercados generosos en acceso al financiamiento.
Sin embargo, la realidad también trajo manifestaciones que se alejaban de la teoría con consecuencias no deseadas sobre el empleo, los salarios y la inseguridad laboral, y con desigualdades que parecían crecer al mismo tiempo en que aumentaba la apertura al comercio internacional. En palabras del ex Director General de la OMC , la asimetría de la distribución de los ingresos, tanto en los países como a nivel internacional, significa que con frecuencia se les niegan a los pobres las oportunidades que crea la apertura del comercio[36].
Es evidente que el mundo experimenta una profunda transformación y que las antiguas teorías e hipótesis en las que se basaba el enfoque del comercio en el siglo XX deben revisarse en función de las nuevas realidades del comercio en el siglo XXI. Posiblemente hay que replantearse las estrategias de crecimiento anteriores a la crisis y adaptarse a la modificación estructural que parece haber sufrido la economía mundial.
En lo que respecta a nuestros países, pareciera necesario que muchas economías en desarrollo y en transición revisen sus estrategias de desarrollo que dependen en exceso de las exportaciones como motor del crecimiento. Como lo señala la UNCTAD en un reciente informe sobre Comercio y Desarrollo[37], cuando muchos países aplican al mismo tiempo estrategias basadas principalmente en las exportaciones, se llega a un límite porque “la competencia entre economías a base de bajar los costos laborales unitarios y los impuestos provoca una igualación hacia abajo, beneficia poco al desarrollo y puede tener consecuencias sociales desastrosas”.
Por eso se afirma que en las actuales circunstancias, en las que cabe prever que el crecimiento de la demanda de los países desarrollados seguirá siendo débil por largo tiempo, son aún más evidentes las limitaciones de esa estrategia de crecimiento. Por lo tanto, la Unctad estima que “es indispensable reequilibrar los motores del crecimiento, dando mayor importancia a la demanda interna. Esto constituirá un desafío formidable para todos los países en desarrollo, aunque las dificultades serán mayores para unos que para otros”.
COMERCIO Y EMPLEO
Es ampliamente reconocido que la liberalización del comercio tiene un efecto redistributivo importante al crear puestos de trabajo en algunos sectores y generar la destrucción de otros. Mientras el empleo aumenta en los sectores orientados a la exportación, la sustitución de importaciones de la producción nacional tiene su propio impacto en sentido inverso. La evidencia también muestra que no es fácil lograr la movilidad de los factores requerida para modificar la estructura productiva y que la capacitación y la reubicación de los trabajadores desplazados no es fluida, presentando importantes diferencias entre países, regiones y momentos en condiciones que a priori se podían estimar como similares.
En efecto, la liberalización del comercio da lugar a una reestructuración de la actividad económica y los efectos sobre el empleo pueden ser positivos o negativos en función de factores nacionales específicos tales como el funcionamiento de los mercados de trabajo y de productos. Es fundamental reconocer el hecho que se puede afectar negativamente a una parte de la fuerza de trabajo, y que por tanto se requiere de la adopción de políticas laborales y sociales para redistribuir los beneficios entre “ganadores” y “perdedores”. En un informe preparado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC)[38], presentado en la cumbre del G-20 realizada en Seúl, se sostuvo que el libre comercio puede impulsar el crecimiento y crear puestos de trabajo, pero, con el mismo énfasis, se advierte que cada vez es más evidente que se requieren políticas específicas para “asegurar que los beneficios del comercio sean ampliamente compartidos”. Se afirma allí que “siempre hay perdedores y ganadores en todo proceso de ajuste estructural”, y que siendo los más pobres menos capaces de enfrentar los shock negativos de este tipo, la necesidad de políticas complementarias y sociales para protegerlos es aún más fuerte.
En síntesis, dado que la integración a los mercados mundiales hace vulnerables los mercados laborales nacionales, es importante comprender los mecanismos a través de los cuales se afectan las economías nacionales, y enfrentar adecuadamente los efectos probables sobre los niveles y condiciones del empleo tanto a nivel de conjunto como individual, aspecto muchas veces olvidado.
COMERCIO Y DESARROLLO SOSTENIBLE
Parece importante distinguir entre los objetivos de desarrollo en sí, como la reducción de la pobreza o la seguridad alimentaria, y los factores que permiten alcanzarlos, entre los que figuran el comercio. Se supone que en el actual contexto de globalización los países buscan formas de inserción internacional que les permitan dar respuesta a sus objetivos de desarrollo sostenible, esto es crecimiento económico, reducción de inequidades y protección ambiental. En el informe “El desarrollo sostenible, el trabajo decente y los empleos verdes”[39], la OIT destaca dos desafíos decisivos para el desarrollo sostenible en el siglo XXI: lograr la sostenibilidad ambiental y hacer realidad la visión del trabajo decente para todos, planteando que ambos desafíos están íntimamente relacionados y que deben abordarse de manera simultánea y no como pilares independientes del desarrollo sostenible. En este sentido la mayoría de las instituciones políticas internacionales, como la OCDE, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), han alertado sobre la urgencia de cambiar de rumbo y avanzar hacia un enfoque integrado.
En este marco y como se ha visto antes, la liberalización comercial puede promover objetivos de desarrollo sostenible, de la misma manera que puede retardar su logro. “La diferencia depende de cómo se diseñan las políticas en cada área, y de cómo se entrelazan las negociaciones en las respectivas áreas. La falta de interconexión, o inclusive de diálogo sostenido, entre los distintos campos de política pública ha resultado en políticas comerciales que no apoyan de manera adecuada y hasta pueden llegar a menoscabar el desarrollo sostenible”[40].
La fuerte inserción internacional experimentada por las economías en desarrollo en los últimos años sin duda ha influido significativamente sobre sus sociedades. Es claro que para economías relativamente pequeñas el tipo de inserción internacional es una variable que determina fuertemente el resto de la estructura económica. Aún cuando se restablezcan los niveles anteriores del libre comercio, economías como la nuestra continuarán siendo vulnerables a los impactos externos y los beneficios de la globalización no se distribuirán de forma equitativa.
Con anterioridad, se hizo mención a un reciente informe sobre Comercio y Desarrollo[41] de la Unctad, en el que se entregan pistas importantes para ser consideradas en el camino hacia un desarrollo sostenible. Allí se señala que “es indispensable reequilibrar los motores del crecimiento, dando mayor importancia a la demanda interna. A diferencia de lo que sucede con el crecimiento impulsado por las exportaciones, todos los países pueden aplicar al mismo tiempo estrategias de desarrollo que den prioridad a la demanda interna como motor del crecimiento sin provocar efectos de ‘empobrecimiento del vecino’ ni generar una competencia salarial y tributaria contraproducente. Es más, si varios socios comerciales del mundo en desarrollo logran ampliar su demanda interna en forma simultánea, podrán estimular el comercio Sur-Sur”.
Los beneficios del comercio no son automáticos y el comercio en sí puede ser una condición necesaria pero claramente no suficiente para desencadenar y sostener el crecimiento y un desarrollo sostenible. ¿Qué medidas considerar al abordar el nexo comercio-desarrollo-empleo, estimular la demanda interna y hacer que el sistema de comercio beneficie a los más pobres? De acuerdo a la Unctad “Una conclusión evidente del proceso de globalización actual es que el comercio internacional no debe considerarse un fin en sí mismo, sino un catalizador del crecimiento y el desarrollo incluyentes. Si las oportunidades que trae consigo se aprovechan correctamente, el comercio internacional puede servir para estimular la creación de empleo, así como para posibilitar un uso eficiente de los recursos, incentivar la iniciativa empresarial y en última instancia mejorar la calidad de vida tanto en los países en desarrollo como en los países desarrollados. No obstante, la relación entre comercio y desarrollo no se establece automáticamente y requiere un respaldo institucional y político tanto a nivel nacional como a nivel internacional”.
Se sostiene que el comercio internacional bien encauzado puede constituir una poderosa fuerza a favor de un desarrollo equitativo, incluyente y sostenible. No obstante lo anterior, dados los impactos que genera en la estructura productiva de un país y en la distribución de los beneficios, si no va acompañado de un respaldo institucional sólido y de políticas que se hagan cargo de los efectos, el saldo final puede ser bastante negativo.
III.-DECLARACION.
La Audiencia Parlamentaria culminó con la siguiente declaración, que resume los principales aspectos de la discusión. Adoptado por consenso el 5 de diciembre de 2013.
1.- Reafirmamos nuestro profundo compromiso con el sistema comercial multilateral que promueve un comercio no discriminatorio, justo, abierto y basado en las normas, y que contribuye al crecimiento económico de los Miembros de la OMC. Reconocemos la necesidad de todos nuestros pueblos de beneficiarse de las oportunidades cada vez mayores y de los avances sociales que genera el sistema comercial multilateral. El comercio internacional es particularmente importante en la crisis económica y financiera actual, donde este podría contribuir a la recuperación económica y a la creación de empleo y podría ser de ayuda para la supervivencia de las empresas, particularmente las pequeñas y medianas empresas. Estamos preocupados por las medidas proteccionistas que ciertos países han adoptado frente a la crisis, resaltamos la importancia de la lucha contra el proteccionismo y nos suscribimos plenamente a la aplicación de las normas establecidas por la OMC para contener estas tendencias.
2.- Reafirmamos la importancia de la Ronda de negociaciones de Doha, que sin duda beneficiarían en gran manera a todos los Miembros de la OMC, en particular a los países en desarrollo, a los PMA, y a los países más vulnerables. Es bastante desalentador constatar que hemos alcanzado poco progreso después de años de negociaciones. Como resultado, numerosos países recurren a los acuerdos comerciales preferenciales bilaterales, regionales y otros. Alentamos enérgicamente a todos los países Miembros a trabajar seriamente para una conclusión rápida de la Roda de Doha.
3.- Reafirmamos nuestra convicción de que el comercio contribuye eficazmente al Desarrollo. Como la mayoría de los Miembros de la OMC son países en desarrollo, es justo que todos los resultados de la Ronda sean equilibrados y justos para todos los Miembros, en particular los países en desarrollo y los PMA. El Programa de Doha para el Desarrollo apunta particularmente a incrementar la parte de los países en desarrollo en el comercio internacional, a estimular su crecimiento económico y a ayudarlos a realizar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Recordamos que el desarrollo debe estar en el centro del proceso y que es pues importante tener plenamente en cuenta las necesidades e intereses particulares de los países en desarrollo, particularmente de los PMA en las negociaciones, y asegurar que las disposiciones relativas al tratamiento especial y diferenciado sean más precisas, dirigidas, eficaces y tangibles y sometidas a revisión periódica con el fin de dar a los países en desarrollo la seguridad de que todos los países que tienen necesidad de una asistencia tengan acceso a esta. Durante las últimas décadas, la apertura comercial ha contribuido considerablemente a reforzar la participación de los países en desarrollo en la economía mundial.
4.- En este contexto, recibimos con satisfacción la decisión tomada en junio de 2013 por el Consejo de los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relativos al comercio (Trips) de prorrogar ocho años más el periodo de transición acordado a los PMA para la implementación del acuerdo sobre los TRIPS. Este compromiso constructivo es el fruto de varios meses de consultas intensivas entre los Miembros de la OMC y debería ayudar a los PMA a integrarse un poco más al sistema comercial multilateral, teniendo en cuenta sus especificidades. Esperamos que el mismo espíritu constructivo ayude a los países, tanto desarrollados como en desarrollo, a buscar juntos las medidas a tomar frente a las dificultades de la globalización y la disminución económica.
5.- El lugar central que ocupa un enfoque multilateral en la liberalización del comercio mundial es cada vez más desafiada por el número creciente de los acuerdos bilaterales, regionales y plurilaterales, así como por las decisiones unilaterales, que han proliferado estos diez últimos años. Si bien estos acuerdos pueden contribuir a la apertura de los mercados en las áreas que no son particularmente cubiertas por la OMC y constituir de hecho un trampolín para la liberalización a nivel multilateral, estos deben sin embargo ser compatibles con el sistema comercial multilateral e ir en el mismo sentido. También instamos a que los acuerdos bilaterales, regionales y plurilaterales sobre el comercio de bienes y servicios no constituya un obstáculo a la conclusión de la Ronda de Doha. Subrayamos que se debe encontrar un delicado equilibrio en la Ronda de Doha, incluyendo las negociaciones sobre la agricultura, el acceso a los mercados de productos no agrícolas y los servicios.
6.- Estamos convencidos que el sistema comercial multilateral debe conservar su rol central y consideramos, por tanto, el resultado de la 9ª Conferencia Ministerial de la OMC en Bali (MC9) como particularmente importante adopción del paquete de Bali, incluyendo la facilitación de los intercambios y ciertos elementos sobre la agricultura y el desarrollo puede tener importantes beneficios económicos para todos los Miembros de la OMC. Para que esto suceda, los compromisos deben estar a la altura de las diferentes necesidades, capacidades y niveles de desarrollo de los Miembros; y las disposiciones que garanticen un nivel apropiado de asistencia técnica y de fortalecimiento de las capacidades deben ser incluidas para los Miembros de la OMC que son países en desarrollo y los PMA. Un resultado satisfactorio de las negociaciones sobre la seguridad alimentaria y otras propuestas en materia agrícola, así como sobre la cartera del desarrollo, es igualmente muy importante. Creemos que existe la necesidad de progresar en los tres pilares del paquete de Bali para asegurar un resultado equilibrado e infundir la confianza en los Miembros que se sitúan en niveles de desarrollo diferentes. Reafirmamos nuestro compromiso de basarnos en el paquete de Bali para alcanzar la conclusión total del PDD.
7.- En términos de la agenda post-Bali, esperamos ver progresos de fondo en las “cuestiones de implementación” y de “tratamiento especial y diferenciado”, así como en un cierto número de áreas esenciales, particularmente en las negociaciones de la OMC sobre el comercio de bienes y de servicios, que podrían tener un impacto sobre el medio ambiente y el desarrollo. Paralelamente, apoyamos la reanudación de las negociaciones sobre la revisión del Acuerdo de la OMC sobre las Tecnologías de la Información que puede promover el desarrollo económico mundial, y llama a una evaluación del impacto de este acuerdo sobre el desarrollo sostenible. Otros progresos deseados deberían incluir una reforma de la toma de decisión de la OMC para prevenir la inercia institucional, un reexamen de los instrumentos de defensa comercial en vista de eliminar las distorsiones comerciales y la adopción de normas relativas al acceso y al comercio de bienes y servicios.
8.- Reconocemos que los países en desarrollo no constituyen un grupo homogéneo. Apoyamos el objetivo de la OMC de asegurar que los países en desarrollo, en particular los PMA, puedan participar activamente en las negociaciones sobre la liberalización del comercio de manera que estos puedan suscribirse a los acuerdos y los puedan implementar mediante un tratamiento especial y diferenciado. También apoyamos la idea de que este enfoque debe ser mantenido en todos los acuerdos futuros.
9.- Pensamos que un comercio justo, abierto y equilibrado puede ser un motor de crecimiento y contribuir a reducir la pobreza. Para que el comercio beneficie también al más amplio espectro de la población, las medidas de acompañamiento específicas son necesarias. A este respecto, tomamos nota de las discusiones que tuvieron lugar en el Cuarto Examen Global de la Ayuda al Comercio, que examinó la manera de utilizar la ayuda al desarrollo para conectar a las empresas de los países en desarrollo y de los PMA a las cadenas de valor. La ayuda para el comercio debe permitir a estos países desarrollar su potencial de producción y de exportación y apoyar así mejor la competencia dentro del sistema comercial multilateral. Estamos preocupados porque, por primera vez desde el lanzamiento en 2005 de la iniciativa Ayuda para el Comercio, el volumen de los compromisos fue reducido en 2011 a causa de la crisis financiera, lo que se tradujo en una baja del apoyo a los grandes proyectos de infraestructura, particularmente en los sectores del transporte y la energía, y llamamos a mayores contribuciones en el marco de los programas de Ayuda para el Comercio.
10.- Insistimos en la necesidad de facilitar el procedimiento de adhesión a la OMC. El proceso de adhesión debería ser acelerado, sin obstáculos políticos, y rápido y transparente para los países en desarrollo. Esto contribuiría a su integración completa en el sistema comercial multilateral.
11.- Ponemos énfasis una vez más en la necesidad de dar a la OMC una dimensión parlamentaria sólida y eficaz con el fin de aumentar la transparencia de la organización y el apoyo público para un comercio abierto. Los parlamentarios, como representantes electos del pueblo, están bien situados para escuchar y transmitir las preocupaciones y las aspiraciones de los ciudadanos, de las empresas y de las organizaciones no gubernamentales, y para asegurar que los beneficios del comercio sean distribuidos equitativamente a fin de que estos contribuyan a la lucha contra la pobreza y las desigualdades, y al desarrollo sostenible para todos. A través de diversos mecanismos institucionales, los parlamentos tienen igualmente por vocación asegurar un control efectivo de las negociaciones comerciales internacionales y de seguir de cerca la implementación de los compromisos realizados por los gobiernos. Para poder cumplir correctamente sus obligaciones en materia de control, los legisladores deben tener acceso a las informaciones sobre el comercio y a las reuniones sobre el comercio internacional”.
(Fdo.): JACQUELINE PEILLARD GARCÍA , Dirección de Asuntos Internacionales, Cámara de Diputados”.
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