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El señor HALES.- Señor Presidente , esta es una muy mala noticia. En este proyecto, tenemos una discrepancia de fondo con el ministro y el Gobierno. Es un error garrafal, de fondo, para los graves problemas que tiene Chile en materia de suelos, para la resolución del problema de vivienda social y para la propuesta que el Gobierno declara, de palabra y por escrito, en el sentido de hacer integración social urbana. Es insuficiente el suelo para resolver esos problemas. Por ahora no está en discusión la transparencia de este proceso; tampoco, si eso se está haciendo de buena forma o no. El ministro arguye insistentemente sobre ese aspecto, pero no es el centro del problema. Nosotros hemos convocado a esta sesión especial para saber qué inspira al Gobierno a vender, por qué tanto apuro. Un gobierno al que le faltan tres meses instala un plan en el que, además, promete vender alrededor de 7.000 u 8.000 hectáreas en el 2014.
Señor Presidente , no me interesa cómo se vende. En otro momento, el día de mañana, quizá le preguntemos al ministro cómo está vendiendo, a quién le está vendiendo, en cuánto; en qué lugar queda lo que está vendiendo, con exactitud, y si hay transparencia y plena honestidad en lo que está vendiendo. Esa no es la discusión de este instante. Le digo al señor ministro , por intermedio del señor Presidente , que queremos plantearle que la razón de cuidar el suelo fiscal es la necesidad de Chile. El suelo es un bien escaso; la necesidad de cuidarlo está definida hasta en las encíclicas papales desde hace más de cuarenta años. Hay países en cuyas ciudades ni siquiera hay propiedades de suelos. Son dadas en concesión o arriendo. Aquí, en cambio, nos damos el lujo de vender el suelo del Estado. Es completamente contradictorio.
Señor Presidente , el señor ministro ha hecho una abundante exposición de 42 minutos, donde ha contado un conjunto de cosas que acompañan a su presentación, que son colaterales a la decisión. Me parece bien que se refiera a determinadas materias como las que alcanzó a exponer al final; pero eso no obliga a que tenga que vender los terrenos del fisco. Son cosas diferentes. Señor Presidente , por su intermedio, le digo al señor ministro que puede hacer las cosas buenas que está contando y guardar el patrimonio fiscal para realizar los grandes planes y programas que este Gobierno manifestó que quería hacer en materia de inclusión social, oportunidad en la cual declaró por escrito que no había suelos. Señor ministro , el suelo es escaso, es irrepetible. El suelo que hay es la tierra y no la vuelve a encontrar. El suelo es indispensable; es factor determinante de la inclusión social urbana o de la segregación. El señor ministro dice: “No queremos hacer más guetos”. Nadie los quiere hacer. Hemos hecho guetos durante los últimos ochenta años en la política habitacional, porque decíamos: “Queremos sacar a los pobres del barro, de los campamentos, de las callampas. Entonces, que se pongan donde haya lugar, aunque sea en los márgenes de las ciudades, como fuera”. Y, por supuesto, hemos generado guetos.
Entonces, señor ministro -por su intermedio, señor Presidente -, necesitamos más suelo urbano y no suelo marginal. No venda ni un centímetro cuadrado de terreno para poder tener vivienda. Si usted quiere que no haya gueto, y así lo declara, lo que tiene que hacer es cuidar el bien fiscal. ¿Quiere que le diga quién lo dice? La política de desarrollo urbano que usted firmó conmigo. Ella señala que en materia de política de suelo hay que evitar situaciones de segregación. Necesitamos cuidar y valorar la función social del suelo. Mire lo que dice el punto 1.5.3 de la Política Nacional de Desarrollo Urbano -señor Presidente , no estoy inventando, haciendo politiquería; no estamos en elecciones; ya pasaron-, documento que firmamos en el Salón O´Higgins con el Presidente , hace poquito: “…propiciar la disponibilidad de terrenos subutilizados de propiedad fiscal o de entidades relacionadas con el Estado. Lo anterior implica manejar catastros integrados de terrenos, para que el Estado pueda hacer viviendas- y generar un modelo de gestión de suelos públicos”, a favor de la inclusión social urbana. Agrega: “En materia de política de suelo se propone valorar su función social”.
En el punto 1.5.2 dice: “Establecer medidas que propicien la utilización del suelo disponible o subutilizado al interior de las ciudades cuando este tenga atributos adecuados para proyectos de integración social urbana, especialmente en ciudades o sectores con altos grados de segregación social”.
Eso significa que si el Estado tiene esta oportunidad no puede dejar de lado ese terreno y decirle a los privados: “Aquí se lo entrego a usted para que haga el negocio que le parezca conveniente”. El señor ministro dice que son 7.000 hectáreas de desierto para energías eólica y fotovoltaica. Está bien; pero destinará solamente 70 hectáreas al Serviu y ahí salen a la venta 270 hectáreas de valor habitacional; 2.700.000 metros cuadrados destinados a habitación, y otros tantos destinado al sector rural, donde, a lo mejor, fuera del límite urbano, se pueden hacer, a través del artículo 55 de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, cosas distintas que también son para evitar guetos urbanos y hacer inclusión. Treinta y cinco más siete igual 42, en Iquique; 45 en Arica; 120.000 metros cuadrados en Coquimbo; 140.000 metros cuadrados en Antofagasta; 420.000 metros cuadrados en Iquique.
Señor Presidente , con esto, francamente, hacemos que el Estado tenga menos posibilidades de crear proyectos para resolver el problema de segregación y hacer más inclusión social. El señor ministro dice: “Estos son para proyectos…”. No, señor Presidente , yo le pido al ministro que no confunda sus buenos deseos. No le atribuyo a él nada personal o de mala intención. Creo que tiene una mirada equivocada para resolver el problema de inclusión social. Es un lenguaje nuevo en el mundo y en gobiernos del tipo del actual, en que participa el ministro . Estimo que pueda no entenderlo; pero aquí no me basta con que me diga que saca a remate y manda a la venta un terreno que tiene potencial habitacional para entregárselo a un grupo empresarial.
Sabe, señor Presidente , el señor ministro no nos ha dicho acá que él tiene un documento de garantía; que el que va al remate se lleva el terreno asociado a un proyecto de arquitectura y a un proyecto de gestión, como asimismo a algún tipo de subsidio, y que, por lo tanto, va a asegurarme la inclusión social. ¡No lo hace! Está sacando a la venta el terreno. Entonces, cada cual lo hará según el precio y lo que le rinda el negocio. Pero no está haciendo proyectos de venta condicionada, donde yo le diría que es distinto.
No está en las bases de la licitación el hecho de que yo tenga que decir: “Mire, le aseguro que voy a hacer un proyecto de tales y cuales características”. ¿Cuál es la asociación que tiene esto con la Política Nacional de Desarrollo Urbano? Por el contrario, el señor ministro está incurriendo en una contradicción con dicha política, y está lejos de la integración que en ella se propone, firmada por él y el Presidente de la República .
Está definido en la Política Nacional de Desarrollo Urbano que la mayoría de las grandes ciudades presentan alto grado de desigualdad. Tenemos cerca de un millón setecientas mil personas que viven en guetos. Todos somos responsables, en la historia del siglo XX, de haber generado guetos urbanos. Señor Presidente , por su intermedio le digo al ministro : esto no es culpa de usted o del Presidente Piñera . La historia de Chile en materia de política habitacional ha producido guetos y segregación urbana. Pero eso no significa que usted va a resolver el problema como en el chiste del sillón de don Otto, vendiendo los terrenos para que no se sigan produciendo problemas. Usted, ahora, debe tener más terreno, no menos. El suelo está estrechamente ligado a la política habitacional. Para la vivienda habitacional, la provisión de suelo es indispensable; si no, es fuente de abuso tributario, ahoga los programas habitaciones.
Al Gran Santiago le quedan menos de 2.000 hectáreas. Hay 1.893 hectáreas disponibles. El precio del suelo en Antofagasta es de 5 unidades de fomento el metro cuadrado, en Iquique, igual. Se necesitan precios máximos de 2,8 UF el metro cuadrado, en el caso de vivienda en altura, y de 0,60 UF para viviendas sociales. De lo contrario, no se podrán hacer.
Ésta es una muy mala idea. El Estado tendría que asegurar tener la mayor cantidad de terrenos para asociarlos a proyectos. Así, podría resolver el problema de los 50.000 papeles que entregaron como subsidios, porque los asociaría a proyectos. ¡Lo tiene en la mano, señor ministro ! ¡Puede tomar estos terrenos para resolver el problema de los subsidios que acaban de entregar!
He dicho.
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