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- rdf:value = " El señor GODOY (de pie).- Señor Presidente , después de escuchar todo lo que representó don Gustavo, ¡qué gran responsabilidad significa para mí desempeñar el cargo de Vicepresidente de la Cámara! En realidad, para mí es un privilegio poder decir que la Corporación me eligió para ocupar el mismo cargo que ejerció una persona tan ilustre como Gustavo Lorca.
Señor Presidente, queridos miembros de la familia de don Gustavo, amigos y colegas, querida alcaldesa de Viña del Mar, señora Virginia Reginato:
Para mí constituye un honor usar esta tribuna, con el objeto de rendir un sentido homenaje a una persona tan ilustre como don Gustavo Lorca, por quien sentía gran afecto.
Si miramos hacia atrás, veremos que la historia política de nuestro país ha estado marcada, durante las pasadas dos centurias, por la influencia de distintas personalidades y figuras del quehacer político, muchas veces incomprendidas e injustamente tratadas, que incidieron decisivamente en el devenir de nuestro país y que optaron por servir al país, con el objeto de propender a su engrandecimiento y al progreso y bienestar de sus habitantes.
En esta ocasión, quiero destacar algunas de las cualidades de una de esas personalidades destacadas: don Gustavo Lorca Rojas, otrora parlamentario, alcalde de Viña del Mar, abogado y profesor universitario, quien falleció el pasado 30 de octubre de 2013, a los 92 años de edad.
Nació en Valparaíso el 9 de junio de 1921. Contrajo nupcias con doña Isabel Riofrío Bustos, que falleció a principios del año pasado, quien le dio tres hijas: Marcela, Cecilia y Patricia.
Después de cursar sus estudios secundarios en el colegio de los Sagrados Corazones de nuestro querido Valparaíso, el joven Lorca ingresó a la Universidad de Chile a estudiar derecho. Egresó en 1943 y fue distinguido con el premio al mejor alumno, hecho que lo hizo acreedor al premio que otorgaba la República de Venezuela.
Después de aprobar su memoria de prueba sobre la administración comunal, juró como abogado ante la Corte Suprema de Justicia el 12 de enero de 1944.
Desde esa fecha, comenzó a exhibir su excelencia como docente. Impartió clases en materias como Derecho Público, Historia Constitucional, Derecho Romano y Derecho Económico, en instituciones del prestigio de la Universidad de Chile, la Universidad Católica y la Universidad Adolfo Ibáñez.
La enorme capacidad del novel abogado fue percibida de inmediato por las autoridades de turno. Fue así como prontamente fue contratado como abogado del departamento jurídico de la municipalidad de Viña del Mar y de diferentes empresas porteñas, destacando por su habilidad como juez partidor y árbitro de contiendas particulares.
Pero el sillón edilicio de la ciudad jardín no fue el único lugar que supo de las habilidades de don Gustavo, pues en el curso de su prolífica carrera también fue secretario abogado de la fundación Casas para Obreros Ramón Nieto y abogado de los Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar), a contar de 1975. También, fue integrante de la Corte de Apelaciones del Trabajo y miembro de las juntas directivas de las universidades de Valparaíso y Adolfo Ibáñez.
No hay dudas respecto de que la auténtica pasión de don Gustavo no fueron precisamente los códigos legales, sino más bien la arena política, ámbito que ocuparía sus afanes y propósitos durante largos años. Este amor por la vida pública nació cuando estudiaba en las aulas universitarias, a comienzos de la década de 1940, época en la que fue elegido presidente del centro de alumnos de su facultad.
Dicha posición le permitió adquirir sus primeras experiencias como dirigente y lo catapultó a las filas del Partido Liberal, referente político del cual llegó a ser su vicepresidente.
Ya en 1958, el entonces Presidente de la República , don Jorge Alessandri Rodríguez, lo designó alcalde de Viña del Mar, cargo que ejerció hasta 1964. De su excelente labor a cargo de la municipalidad dan cuenta las expresiones que el propio Presidente Jorge Alessandri manifiesta en la carta que le enviara al aceptar su renuncia al cargo de alcalde para postular a la Cámara de Diputados. En ella señala: “Estoy absolutamente convencido de que durante mi mandato no he efectuado una designación más acertada que la del cargo de alcalde de Viña del Mar que le conferí”
Don Gustavo trabajó y obtuvo la aprobación de la ley N° 13.364, conocida como “Ley Lorca”, la cual permitió no solo estructurar una defensa del borde costero al exigir requisitos muy definidos para la edificación en la costa, sino contratar préstamos que ayudaron a mejorar la ciudad.
Su obra fue vasta y abarcó todos los barrios de la comuna: realización del Festival de la Canción, creación de la población Almirante Gómez Carreño, creación de la Corporación Cultural de Viña del Mar, remodelación del estadio El Tranque, hoy Sausalito, entre otras obras.
Luego de un admirable trabajo en el sillón edilicio de Viña del Mar, don Gustavo inició una fructífera era en el Congreso Nacional, tras ser elegido, en 1965, como parlamentario por la sexta agrupación departamental, de Quillota, Valparaíso e Isla de Pascua.
En su primer período legislativo, destacó por sus iniciativas legales, como ya dije, en favor del saneamiento y urbanización de los sectores altos de Viña del Mar y Valparaíso, que fueron fundamentales para la posterior contratación de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo, dirigido a tales propósitos.
Consciente de la necesidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes de nuestra región, defendió sin titubeos al comercio minorista, a los empleados particulares y al sector pasivo de la Marina Mercante y de las Fuerzas Armadas.
Igualmente, fue clave en los intentos por fundar los tribunales contencioso-administrativos y en la aprobación de la ley de los tribunales de comercio.
Hacia la misma época, aunque en su rol de dirigente partidista, demostró sus dotes de negociador al suscribir en su calidad de vicepresidente nacional del Partido Liberal, un acuerdo con el Partido Conservador y con la Acción Cívica, que se tradujo en el surgimiento del Partido Nacional, nuevo referente aglutinador de las fuerzas vivas de la centroderecha.
Esa acción refleja con meridiana claridad que don Gustavo intentó ser siempre un hombre dialogante, capaz de alcanzar acuerdos tanto con partidarios como con adversarios políticos, a la vez de estar dotado de un espíritu republicano y democrático a toda prueba. Si la gente valoró su trabajo, como lo atestigua su reelección en el siguiente período legislativo, sus pares también hicieron lo propio, al respaldar su nombre como Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados, el 23 de mayo de 1973.
Este ilustre exparlamentario consiguió ser reelegido para el período 1973-1977; pero la ruptura institucional del 11 de septiembre de 1973 abortó prematuramente su ya, a esas alturas, más que fecunda producción legislativa.
A contar de entonces, solo participaría de forma ocasional en la comisión encargada de redactar la Constitución Política de 1980, a la que contribuyó con un aporte creativo que aplicamos hasta hoy: el recurso de protección de las garantías constitucionales.
Años más tarde, en 1987, se convierte en uno de los fundadores de Renovación Nacional, conglomerado del cual fue su presidente en la Región de Valparaíso , amén de haber sido miembro de su comisión política y de su tribunal supremo.
Durante sus últimos años de vida, se dedicó al ejercicio privado de su profesión junto a sus colegas James Wilkins y Maurice Barry, además de integrar, en calidad de árbitro, el Centro de Arbitraje y Mediación de la Región de Valparaíso.
Quiero contar una anécdota personal. De una persona tan prestigiosa y reconocida uno espera una personalidad avasalladora; pero él siempre quiso que las futuras generaciones tuvieran un espacio y eso es algo que todos quienes lo conocimos le vamos a agradecer.
Finalmente, quiero aprovechar la presencia en la tribuna de honor de la alcaldesa de Viña del Mar, señora Virginia Reginato, para solicitarle, por intermedio del señor Presidente, que la avenida Jorge Montt, popularmente conocida como recta Las Salinas, lleve el nombre de Gustavo Lorca Rojas.
He dicho.
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