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El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Lautaro Carmona.
El señor CARMONA (de pie).- Señor Presidente, estimados colegas parlamentarios, señor rector del Instituto Nacional, autoridades del Instituto, profesores, profesoras y estudiantes.
A través de ustedes también saludo a la comunidad educacional de este emblemático plantel, nacido desde lo más vital de la república; un centro de educación laico, humanista, científico, con apego a los valores de la voluntad de cultura y sociedad, profundamente patriota, que cumple doscientos años de existencia.
Para ese referente de la educación mi más profundo reconocimiento por la labor tan trascendente que han llevado adelante y que en el día de hoy merece el homenaje del Congreso Nacional.
El Instituto Nacional nació vinculado a la república y a los valores que orientan los principios democráticos de nuestro quehacer.
La experiencia del Instituto Nacional señala claramente que la educación pública es un pilar fundamental para la construcción de un país democrático, participativo, marcado por la equidad.
A partir de esta experiencia se entiende mucho mejor el valor de la educación igualitaria y de calidad para todos los hijos de nuestra sociedad, cualquiera sea su origen social; a partir de esta experiencia se entiende la necesidad de la defensa de la educación pública como una tarea ineludible, entendida como la única herramienta capaz de garantizar una sociedad justa.
Sin lugar a dudas, el Instituto Nacional es el baluarte de la educación pública chilena que ha permitido en estos doscientos años formar grandes servidores públicos y líderes de nuestra sociedad.
Desde diferentes puntos de vista, la ciencia, el arte, el deporte, podemos destacar a grandes personalidades egresadas del Instituto Nacional.
Entre ellos quiero destacar a personalidades vinculadas a la política del país solo recordando tres nombres para abarcarlos a todos: José Manuel Balmaceda , Pedro Aguirre Cerda y Salvador Allende Gossens .
La movilización que ha llevado adelante el Movimiento por la Educación Pública ha contado con la contribución de la comunidad del Instituto Nacional, destacándose, sin ninguna duda, su movimiento estudiantil; pero también los asistentes de la educación, las maestras, los maestros, los profesores. Tanto fue en el 2007 como en las recientes movilizaciones, que parten el 2011, han sido una contribución y un ejemplo para todo el conjunto de ciudadanos que defiende la educación a lo largo de Chile.
En nombre del Partido Comunista y de la Izquierda Ciudadana participo con mucha honra en este homenaje. Lo hago, además, en mi calidad de padre y exapoderado de dos de mis hijos que estudiaron en el Instituto Nacional, Fernando y Andrés , que hoy son jóvenes profesionales con una base consistente que les entregaron allí los maestros y la comunidad.
En la actual coyuntura, en un marco de consenso de valoración de sus doscientos años de existencia, creo que sería una buena ocasión para solicitar que se concluya la construcción de su actual edificio, con todas las dependencias, como fue ideado, ya que todavía, desde hace muchos años, hay una parte de la infraestructura que no termina y sea dotado de los recursos necesarios para que cumpla cabalmente con su misión, como estoy cierto es la vocación de todo su cuerpo académico.
Innumerables familias pueden dar cuenta de la experiencia de una educación de calidad para sus hijos y constatar cambios en su calidad de vida al lograr para ellos una educación media de excelencia, pública y gratuita, lo que les ha permitido obtener las mejores herramientas para seguir su formación en la educación superior y, en ese camino, crear las condiciones para ser profesionales en las más diversas áreas del quehacer científico, humanista, económico, político y artístico, de la sociedad.
Sin menoscabar los aportes que diferentes rectores y autoridades del Instituto realizaron en su momento, quiero en esta oportunidad recordar a uno de ellos, reconocer la gestión del rector Sergio Riquelme Pinna , profesor de Historia, hombre progresista, con ideas avanzadas de izquierda, allendista, que concentró sus esfuerzos en desarrollar con fuerza a toda la comunidad del Instituto, incorporándola, en forma transversal, a cada estamento. Se propuso sacar adelante al Instituto, víctima de la municipalización -así como lo son todos los centros de educación pública en la actualidad-, con todas sus consecuencias y retrocesos, en los ámbitos educativos, de infraestructura escolar y de pérdida de calidad significativa, al imponer la matrícula de cuarenta y cinco alumnos por curso. Él puso en marcha a toda la comunidad institutana, conformada por alumnos, profesores, asistentes de la educación, apoderados y exalumnos, generando la mística en la comunidad de objetivos para volver a poner al Instituto y a la educación pública en el sitial que corresponde.
Una parte muy activa ha sido históricamente la labor de los apoderados y exalumnos. Todos ellos se han sumado a esta celebración. En este preciso momento se vive la experiencia de encuentros de cursos y generaciones de diversas épocas, provenientes de distintos lugares del país y del exterior. Los aportes y la gestión en favor del Instituto han sido muy notables. A modo de ejemplo, satisfactoria fue la lucha contra el financiamiento compartido de la educación que, al final, logró irradiar esa postura a otros establecimientos, a lo menos, de la comuna de Santiago y del país.
Recuerdo una conversación con el hoy presidente del Colegio de Profesores , profesor Jaime Gajardo , quien, refiriéndose al Instituto Nacional, me decía “Tengo el orgullo de haber sido coordinador de nivel y profesor de matemáticas, lo que significó articular pedagógicamente a todos los profesores de matemáticas del colegio. Llegué a tener a mi cargo a diecinueve octavos.
Los doscientos años del Instituto Nacional son el testimonio de una visión patriótica al fundar un baluarte de educación pública como referente de buena educación. La tarea, hoy, es refundar la educación pública nacional.”
Obviamente, la experiencia del Instituto, como modelo de trabajo docente, ha irradiado un ejemplo y buenos resultados que también se dan en las regiones. Quiero solo destacar, por cercanía, tres ejemplos de una región del norte, como es la Región de Atacama. Me refiero al Liceo de Hombres “José Antonio Carvajal ”, que pronto cumplirá 150 años; al Liceo “ Federico Varela ”, de Chañaral, que tiene más de 150 años, así como al Liceo “Manuel Magalhaes”, de la comuna de Diego de Almagro, que es un establecimiento educacional polivalente que imparte las modalidades de estudio científico-humanista y técnico-profesional, con carreras correspondientes al sector minero, para niños y técnicos profesionales en las especialidades de laboratorio químico, metalurgia y explotación minera.
Son los referentes que irradian la labor en la educación que ha llevado a cabo en doscientos años el Instituto Nacional.
Mi reconocimiento al Instituto Nacional para que sus puertas sigan abiertas, acogiendo a las nuevas generaciones y, por lo mismo, se le dote de la infraestructura necesaria para ampliar la cantidad y la calidad del proceso educativo en curso. Que siga siendo un referente de la educación es, a mi entender, el testimonio que en la actualidad libran sus estudiantes y cuerpo docente.
Termino mis palabras asociando la labor del Instituto Nacional en doscientos años a aquella máxima comprometida con el progresismo y el desarrollo de los seres humanos que se sostenía hace tiempo: “Mientras más cultos, mientras más conocimiento adquieren los pueblos, y, por tanto, sus personas, más cerca están de ser libres.”
¡Viva la inteligencia! ¡Viva la educación! ¡Viva el conocimiento! ¡Viva el Instituto Nacional!
He dicho.
-Aplausos.
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