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El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Esta sesión tiene por objeto tomar conocimiento de la resolución de la Corte Internacional de Justicia relativa al diferendo marítimo entre Perú y Chile.
A esta sesión han sido citados el ministro de Relaciones Exteriores, señor Alfredo Moreno, y los agentes del Estado de Chile ante la Corte Internacional de Justicia, señores Alberto van Klaveren y Juan Martabit.
Durante el debate, cada bancada dispondrá de quince minutos, los que podrán ser distribuidos hasta en un máximo de tres discursos.
Antecedentes:
-Diferendo marítimo Perú-Chile. Documentos de la Cuenta N° 1 de este boletín de sesiones (texto en inglés y francés).
El señor ELUCHANS (Presidente).- Para iniciar el debate en torno a este tema, tiene la palabra el ministro de Relaciones Exteriores, señor Alfredo Moreno.
El señor MORENO ( ministro de Relaciones Exteriores ).- Señor Presidente , la Corte Internacional de Justicia ha dictado sentencia en el caso titulado “Controversia marítima Perú contra Chile”.
Este fallo pone fin a un largo proceso histórico que comenzó mucho antes de la presentación de la demanda peruana en 2008.
Para un cabal entendimiento de lo que hemos conocido ayer y de sus efectos, es necesario revisar brevemente los antecedentes que dan el contexto a la decisión de la Corte.
En el caso, se presentaron dos enfoques sobre el tema de la delimitación marítima, desde el punto de vista del derecho de los tratados y del derecho del mar. Perú partía de la base de la ausencia de una delimitación marítima acordada con nuestro país y, en consecuencia, solicitó lo siguiente:
En primer lugar, que la Corte determinara el límite marítimo con Chile, aplicando los principios consuetudinarios del derecho del mar, según los cuales, a falta de circunstancias especiales aplicables al caso, debía trazarse una línea equidistante a la línea de base de ambos países.
En segundo lugar, que determinara que el punto de inicio de la frontera marítima debía ser el punto en el cual llega al mar la frontera terrestre entre ambos Estados, identificando dicho punto como punto Concordia que, según Perú, era el punto 266, medido y fijado unilateralmente por Perú en 2005.
En tercer lugar, en forma subsidiaria, aunque sin anunciarlo así, solicitaba que la Corte reconociera que Perú tenía derechos soberanos exclusivos sobre un área que se extendía más allá de las 200 millas del territorio de Chile y que correspondía a una zona de alta mar. Según Perú, los acuerdo de 1952 y 1954 no eran acuerdos de delimitación. Con respecto a la declaración de Santiago de 1952, su primera tesis fue que no era un tratado. Posteriormente, Perú señaló que si bien podía ser considerado como un tratado, no constituía un tratado de delimitación marítima y, más bien, se trataba de un acuerdo sobre una política marítima común sobre recursos pesqueros.
En el caso del Convenio de 1954 sobre Zona Especial Fronteriza Marítima, se trataba de un instrumento provisional, de alcance limitado para evitar conflictos con pequeñas embarcaciones pesqueras de ambos países.
Perú sostuvo que no podía considerarse que se trataba de acuerdos de delimitación, porque las partes no lo señalaron así expresamente; no se especificó cuál era la frontera marítima, y no se establecieron coordenadas ni acompañaron mapas.
Por su parte, Chile sostuvo que la disputa marítima presentada por el Perú carecía de fundamento ya que no solo los tratados fundamentales se referían a la frontera marítima, a saber, los tratados tripartitos denominados Declaración sobre Zona Marítima: Declaración de Santiago, del 18 de agosto de 1952, celebrado entre Chile, Ecuador y Perú, y el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954, sino que la práctica consistente de las partes así lo confirmaba.
De acuerdo a la Declaración de Santiago que obligaba a Chile y Perú, así como a Perú y Ecuador, la línea es “el paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre de los Estados respectivos”.
Este Acuerdo fue complementado poco tiempo después por el Acuerdo del 4 de diciembre de 1954, titulado Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima o Convenio de Lima.
Allí se establece una zona especial a cada lado del “paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países” y de conformidad con sus propias disposiciones, debía considerarse parte integrante y complementaria del acuerdo de 1952.
La frontera fue respetada por ambos países. Chile y Perú exigieron su acatamiento por los pesqueros, lo cual abrió camino, en 1968 y 1969, a un acuerdo para señalizar la frontera marítima mediante la construcción de torres de enfilación alineadas sobre el paralelo del Hito N° 1.
Estos trabajos fueron realizados por delegaciones de ambos países y una comisión mixta que se estableció para tal efecto, a fin de verificar la posición del Hito N° 1 y estudiar en el terreno la instalación de las marcas de enfilación visibles desde el mar.
El mandato se ejecutó, como lo reflejan las actas, y las partes materializaron el paralelo de la frontera marítima que pasa por el Hito N° 1.
Estos trabajos e instrumentos bilaterales fueron debidamente aprobados por las autoridades de ambos países. Los dos faros funcionaron desde 1972 hasta el año 2001, cuando la torre erigida por Perú colapsó debido a un terremoto. A pesar de las insistencias por parte del gobierno chileno, Perú no volvió a erigir la torre.
Las partes también implementaron el límite en su sistema jurídico interno. Perú emitió la Resolución Suprema N° 23, de enero de 1955, para asegurar que la zona marítima de Perú estuviera correctamente dibujada en la cartografía y en los trabajos geodésicos.
Esa resolución establece que “De conformidad con el inciso cuarto de la Declaración de Santiago, dicha línea, la línea paralela a la costa, no podrá sobrepasar a la del paralelo correspondiente al punto en que llega al mar la frontera del Perú”.
Otros ejemplos de legislación peruana confirman la existencia de una frontera marítima. Chile, por su parte, también aplicó la línea de frontera en su legislación interna.
Chile y Perú ejercieron continuamente su jurisdicción sobre la zona marítima delimitada por la Declaración de Santiago. Ambas partes controlan la entrada a su zona marítima y, significativamente, la entrada al sur del dominio marítimo peruano coincide con las coordenadas del paralelo que pasa por el Hito N° 1.
También en defensa del límite, ambas partes han capturado pesca y sometido a los tribunales nacionales de la otra parte a los sorprendidos en actividades pesqueras fuera de la respectiva zona de cada país delimitada por el paralelo.
En cuanto al área de alta mar que Perú denominó Triángulo Exterior, Chile solicitó a la Corte que la declarara inadmisible. Perú reclamaba un área que, de acuerdo al Derecho Internacional, pertenecía a todos los Estados y sobre los cuales Chile no tenía pretensiones de ejercer derechos soberanos o jurisdicción.
Respecto de la práctica, ambas partes respetaron el paralelo por casi cincuenta años antes de que surgiera esta demanda. Durante todo ese tiempo, Perú no hizo reserva u objeción sobre la frontera establecida.
La legación peruana, al sostener que realizó un intento de negociación en 1986, mediante el envío de un memorándum después de una entrevista entre el embajador Bákula y el canciller chileno de la época, no pudo generar una controversia donde no existía.
En 1986, Perú no negó la existencia de la frontera marítima, como lo sostuvo más tarde, sino que solo indicó que necesitaba ser revisada o actualizada a la luz de la conclusión de la Convemar en lo relativo a los espacios marítimos allí reconocidos.
En efecto, Perú esperó más de catorce años para presentar una nota en 2000, alegando que no había un acuerdo sobre límite marítimo con Chile, criticando un mapa publicado por Chile con el dibujo del límite marítimo y, luego, requiriendo a Chile entrar en un proceso de negociación, en 2004.
La posición de Chile fue que existía un acuerdo de límites que proviene de los Tratados de 1952 y 1954 y que, por lo tanto, no había asunto sobre el cual negociar o discutir al respecto.
Finalmente, Perú, afirmando que la negociación con Chile había fracasado, decide demandarlo en enero de 2008, desconociendo el límite marítimo y solicitando a la Corte que fijara, conforme al Derecho del Mar, una línea equidistante no sujeta a circunstancias especiales.
Con ello, concluían aproximadamente diez años de gobiernos peruanos cuestionando la existencia de un acuerdo de límites marítimos.
La demanda peruana, desconociendo el límite marítimo, puso en riesgo 185 kilómetros cuadrados de mar territorial sobre el cual Chile ejerce plena soberanía, y más de 38 mil kilómetros cuadrados de mar de la Zona Económica Exclusiva respecto de los cuales Chile ejerce soberanía en cuanto a los derechos económicos.
En segundo término, quiero referirme al contexto del caso que tuvo que ver con la historia y la evolución de la zona marítima de las 200 millas, en cuya consagración cupo a Chile y Perú una participación muy fundamental.
En 1947, Chile y Perú emitieron declaraciones unilaterales y concordantes, proclamando su soberanía y jurisdicción sobre un área que se extiende a un mínimo de 200 millas marinas de sus respectivas costas, abarcando los recursos, el suelo y el subsuelo de esa zona.
Es reconocido en el Derecho Internacional que Chile y Perú fueron activos impulsores de la renovación del Derecho del Mar, y a partir de 1947 declararon su soberanía y jurisdicción hasta las 200 millas marinas.
La Declaración de Santiago, de 1952, fue conocida internacionalmente como un instrumento de valor jurídico tripartito y con efecto en el Derecho Internacional. Fue registrada en las Naciones Unidas y en numerosas publicaciones académicas de terceros Estados y también de las Naciones Unidas. En ambos casos ha figurado como un acuerdo limítrofe.
Como se recordó anteriormente, establece un límite marítimo consistente en el paralelo geográfico en que la frontera terrestre llega al mar, con una extensión de 200 millas marinas. Si bien los acuerdos de 1952 y 1954, tal como señaló nuestro agente Alberto van Klaveren en un reportaje reciente en un diario de nuestra capital, no fueron prístinamente claros en el modo en que establecieron el límite marítimo, la historia de su adopción, así como la práctica subsecuente de ambos países, resultan inequívocos en la existencia del límite y en su ubicación.
Lo anterior se ve confirmado por los acuerdos entre Chile y Perú de los años 1968 y 1969, los que tuvieron por objeto materializar el límite marítimo.
La práctica posterior consistente a las partes no hizo sino confirmar el entendimiento entre las partes respecto de la existencia jurídica de un límite marítimo. Los ejemplos son múltiples. Entre los de la práctica, tenemos cables submarinos, espacios aéreos, respeto de las zonas pesqueras, etc.
En el proceso de negociación que condujo a la Tercera Conferencia sobre el Derecho del Mar, desde comienzos de los años 70, las 200 millas marítimas de la Zona Económica Exclusiva fueron progresivamente aceptadas, siendo América Latina, África y países desarrollados como Canadá, Noruega y Australia los conductores de su universalización.
La Zona Económica Exclusiva se distinguía del mar territorial, cuya extensión sería de hasta doce millas, por cuanto los derechos de soberanía del Estado ribereño tienen solo alcance económico.
En este proceso, la jurisprudencia internacional y la Tercera Conferencia debieron referirse a las reglas de delimitación marítima, enunciando los tribunales la aplicación de principios equitativos.
La Convención sobre el Derecho del Mar, a su vez, acogió una redacción en la cual se señala que la delimitación debe hacerse por acuerdo, aplicando las fuentes del Derecho Internacional, con el objeto de alcanzar un resultado equitativo.
En los últimos casos planteados ante la Corte, en particular desde el año 2000, se ha aplicado como regla de delimitación marítima la equidistancia o línea media y las circunstancias especiales.
Para ello se determina previamente cuál es el área relevante y cuáles son los puntos de base que proyectan las áreas a ser delimitadas. Con posterioridad, los tribunales aplican un test para determinar si se genera una desproporcionalidad entre las áreas que quedan para cada parte.
Debe tenerse presente que estas reglas se aplican a falta de un acuerdo, donde los países pueden introducir los criterios que estimen más adecuados.
En el caso de Chile y Perú, así como de Perú y Ecuador, tradicionalmente se consideró que la delimitación por paralelos era una consecuencia de los tratados tripartitos del Pacífico Sudoriental.
Por otra parte, si bien el llamado Nuevo Derecho del Mar no obliga a cambiar las fronteras marítimas existentes, produjo un efecto político en Perú, donde en los años 70 se hizo público un estudio elaborado por sectores navales y diplomáticos sobre el efecto de superposición de su zona marítima con Chile, para abrir camino a una delimitación más beneficiosa para el Perú.
En tercer lugar, señor Presidente, quisiera referirme a la defensa de Chile, al equipo y a la estrategia.
Como se señaló, Perú presentó su demanda en enero de 2008. Esa primera etapa del litigio correspondió al pasado Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, quien recibió la memoria peruana en marzo de 2009 y condujo el proceso hasta la presentación de la contramemoria chilena, el 9 de marzo de 2010.
En esa primera etapa se definió el equipo de defensa de nuestro país, así como los aspectos fundamentales de la estrategia de defensa del caso. Se nombro como agente de Chile ante la Corte Internacional de Justicia al señor Alberto van Klaveren, subsecretario de Relaciones Exteriores en esa época, y como coagentes a la señora María Teresa Infante y al embajador de Chile ante los Países Bajos, señor Juan Martabit. Asimismo, se designó como juez ad-hoc al profesor Francisco Orrego.
También en esa época se constituyó un equipo multidisciplinario de defensa que contó con los mejores juristas nacionales y extranjeros y con una amplia base de apoyo en distintos sectores, con carácter transversal.
Del mismo modo, se creó el Comité Asesor del Límite Marítimo, constituido por expertos nacionales, con una amplia representatividad, y se crearon instancias de opinión, como el Comité de Excancilleres.
La defensa fue asumida como una tarea de Estado desde el inicio del proceso, en 2008.
Bajo el actual Gobierno, se recibió la réplica peruana, en noviembre de 2010, y se presentó la dúplica de nuestro país, en julio de 2011. Finalmente, se efectuaron los alegatos orales, en diciembre de 2012.
Siguiendo la larga tradición nacional en cuanto a que la defensa internacional del país constituye una política de Estado, el Gobierno mantuvo el equipo de defensa integrado por el embajador Van Klaveren, en calidad de agente, y por los dos coagentes. Solo se efectuaron unas pocas incorporaciones para reforzarlo.
Se siguió la misma línea de defensa presentada en la contramemoria y en la dúplica se puso énfasis en la práctica de ambos países, pues demostraba la existencia de un acuerdo de límite marítimo que consistía en el paralelo geográfico que pasa por el Hito N° 1.
Desde sus inicios, la defensa fue asumida como una tarea de Estado para la que se dispusieron todos los recursos humanos y económicos necesarios para preservar al mejor nivel los argumentos y los derechos de Chile.
Acorde con lo anterior, se mantuvieron los comités y se siguió con la política de información permanente a la ciudadanía, partidos políticos, poderes del Estado y distintos estamentos de la sociedad sobre el contenido de la demanda, los argumentos y la defensa de Chile, así como de los fundamentos peruanos.
Asesoraron permanentemente a nuestra defensa el Comité de Límite Marítimo, el Comité de Excancilleres y el Presidente de la República consultó en varias oportunidades a los ex-Presidentes de la República.
Se aplicó una política de total transparencia respecto del contenido de la disputa y los argumentos y la defensa de Chile frente a la demanda peruana. Como parte de ella, se acordó con Perú que los alegatos orales se transmitirían en directo en español, para lo cual la Corte dio las facilidades necesarias, aunque esta, como se sabe, no tiene como idioma oficial el español. La contramemoria y la dúplica chilenas fueron traducidas al español y puestas a disposición del público.
En el diseño de la defensa de Chile se tuvieron en cuenta ciertos elementos que consideramos fundamentales:
En primer lugar, ¿qué es la Corte y cuál es su función principal? Perú y Chile son parte del Pacto de Bogotá de 1948. Perú invocó este tratado para llevar a Chile a la Corte. Por lo tanto, una vez recibida la demanda peruana y luego su memoria, debía estudiarse la jurisdicción de la Corte para este caso y la posibilidad efectiva de objetar su competencia.
A este respecto, es importante recordar que la decisión de no impugnar la competencia de la Corte en dicha oportunidad fue tomada luego de un riguroso análisis jurídico que tomó en cuenta la asesoría brindada por los expertos extranjeros y nacionales consultados: primero, porque la excepción de incompetencia que el Pacto prevé en cuanto a asuntos regidos por acuerdo entre las partes o tratado exigía que estos estuvieran en vigencia a la fecha de celebración del Pacto, requisito que no cumplían los acuerdos que Chile defendía; segundo, porque al discutirse en forma preliminar este asunto, debía exponerse gran parte de los argumentos que luego serían desarrollados en profundidad al discutirse la cuestión de fondo y estratégicamente no era recomendable hacerlo, ya que cualquier decisión adversa de la Corte en una primera fase, debilitaría la postura chilena en la segunda fase. Además, de acuerdo a lo que disponen las normas de la Corte, era muy probable que esta decidiera fallar la excepción preliminar en conjunto con los méritos, por tratarse de dos materias íntimamente vinculadas, lo que, en definitiva, produciría el mismo efecto que un fallo en los méritos, pero sin la profundidad que esa fase otorga.
En materia de excepciones preliminares debe tenerse presente que no basta con invocar causales que la justifiquen, ya que es la Corte la que decide si acogerlas o no.
En segundo lugar, la convicción de que el límite marítimo con Perú se encontraba establecido mediante los acuerdos tripartitos con Perú y Ecuador de 1952 y 1954, seguido de una práctica indubitada por 60 años.
En tercer lugar, que Perú jamás objetó la jurisdicción chilena al sur del paralelo ni el control de esa área por nuestro país. Una fortaleza chilena fue precisamente que en sus actuaciones nunca dejó de ejercer jurisdicción en la zona.
En cuarto lugar, finalmente, que una negociación con Perú no conduciría a la aceptación del paralelo marítimo que se encontraba en aplicación y para todo propósito. Esa línea no era precisamente aquella que Perú aceptaría.
A esta posición se agregó la cuestión del punto de inicio de la frontera marítima, unilateralmente fijado por Perú en 2005 y que significó que ese país impugnara no solamente el paralelo limítrofe, sino también la latitud del mismo.
No obstante todas estas consideraciones, que evidencian la solidez de la postura chilena y bajo la cual se tomaron las decisiones correspondientes, existían antecedentes que si bien no eran concluyentes, podían pesar en contra de Chile, tales como la gestión del embajador Bákula, a la cual Chile respondió con una declaración que eludió el punto principal. Además, tal cual señaló recientemente nuestro agente, el señor Van Klaveren, existía conciencia de las dificultades interpretativas de los documentos del 52 y del 54, y a ello deben agregarse otros elementos, tales como la falta de una representación cartográfica del límite marítimo, mientras que sí comenzó a representarse el acordado con Argentina en 1984; el cambio experimentado por el Derecho del Mar y consagrado en la Convemar de 1982, y los fallos de la Corte.
Como ya he señalado, probablemente fueron ese tipo de antecedentes los que incentivaron a Perú a presentar su demanda, no obstante la inequívoca existencia del límite marítimo acordado entre ambos países.
En cuarto lugar, señor Presidente, y como un tema de especial significado, cabe referirse al punto de partida del límite marítimo.
¿Por qué se produce esta diferencia con el país vecino?
Perú sostuvo que la delimitación de la frontera marítima debía comenzar en “un punto en la costa, denominado Concordia, punto terminal de la frontera terrestre establecido conforme al tratado de 1929, cuyas coordenadas son 18, 21, 08 sur y 70, 22, 39 oeste.” Con esto, Perú reiteró su tesis de lo que denomina Punto Concordia, que es el punto en que “la frontera terrestre peruano chilena llega al mar”, como una aplicación del tratado de 1929, que estableció la frontera terrestre. Según Perú, “es en este punto donde comienza la delimitación de las zonas marítimas entre las partes.”.
Chile ha sostenido que ningún punto correspondiente a esas coordenadas fue convenido entre ambos países como parte de su frontera terrestre y que, por tanto, no puede reconocer como válido el llamado Punto Concordia por Perú, según los tratados vigentes entre ambos países. La frontera terrestre fue establecida y demarcada en sucesivos acuerdos de 1929 y 1930 y como conclusión se erigieron y midieron hitos en la línea fronteriza, desde el 1, a orilla de mar, al 80.
Chile ha planteado que en 1930 se expresó el acuerdo de que la demarcación del límite terrestre entre la partes se había llevado a cabo en su totalidad y que se iniciaba “en el Océano Pacífico.”
Se convino, entonces, que el hito fronterizo más próximo al mar se encontraba “en la orilla del mar” y que ese hito era el número 1. Su latitud astronómica es 18, 21, 03 sur, según del datum local.
En 2005 Perú aprobó la ley de líneas de base, en la que establece que su punto más meridional es el 266, dándole coordenadas y afirmando que se trata del Punto Concordia.
Este punto 266 fue objetado por Chile. En contraposición, cabe recordar que Perú afirmó, en 1996 y 1999, que no había asuntos pendientes de límites terrestres.
Este tema tiene dos consecuencias sobre las cuales nuestro país debe sostener una posición clara. El paralelo marítimo se inicia en el punto de más baja marea de la latitud del Hito Nº 1. Por tanto, se ha acogido la posición sostenida por Chile y no puede variar su latitud.
Segundo, las partes están comprometidas con la tesis según la cual el límite marítimo es “el paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre en los Estados respectivos.”.
De este modo, la decisión respecto de la frontera marítima ratificó la posición chilena sobre el inicio de la frontera terrestre.
En quinto lugar, quiero referirme brevemente a la sentencia y a sus elementos fundamentales.
La Corte Internacional de Justicia de La Haya ha confirmado, en lo sustancial, la posición de Chile. Reconoce la existencia de un acuerdo sobre el límite marítimo entre las partes. Prácticamente por la unanimidad de sus miembros la Corte ha dado la razón a Chile en este punto sustantivo que motivó la demanda peruana. En efecto, la Corte, por quince votos contra uno, ha confirmado la existencia de un acuerdo sobre el límite marítimo entre Chile y Perú, y que ese límite es un paralelo geográfico. La Corte, nuevamente por quince votos contra uno, también le dio la razón a Chile en el segundo aspecto central disputado por Perú; esto es, cuál debía ser el inicio de la frontera marítima, vale decir, un punto en la baja marea sobre el paralelo del Hito Nº 1, y no en el punto 266, como sostenía Perú.
Siguiendo los argumentos de las partes en el proceso, y tal como lo sostuvo Chile, el inicio de la frontera marítima y término de la frontera terrestre entre Chile y Perú, se encuentra entonces en el paralelo del Hito Nº 1, ubicado en el paralelo 18.21.00 sur.
Es un logro muy importante de la defensa que se haya confirmado por la votación indicada que en las cuestiones de principios que enfrentaban a los países ante la Corte la posición de Chile fuera confirmada prácticamente por la unanimidad de sus miembros.
Se logró comprobar la verdad de los hechos: que existió y existe un acuerdo de límite marítimo entre ambos países.
No obstante lo anterior, habiendo la Corte dado razón a Chile en los aspectos esenciales de su posición, estimó por diez votos contra seis que de los acuerdos de límites no se derivaba claramente cuál era la extensión del paralelo, dejándolo entonces en 80 millas marinas. A continuación, se ha dibujado una línea equidistante ajustada según un método establecido por la Corte.
Con esta decisión el área en controversia de la Corte no se ajusta a la petición peruana, según la cual debía tomarse en cuenta un área mucho más extensa que Perú denominó en controversia.
A pesar de ello, nuestro país ha expresado que discrepa de esta decisión de la mayoría de la Corte. La conclusión que necesariamente sigue es el reconocimiento por la Corte de la existencia de un acuerdo sobre el límite marítimo consistente en el paralelo geográfico es que este se extendía hasta 200 millas marinas.
Todos los acuerdos sobre esta materia entre Chile y Perú, las declaraciones unilaterales de Chile y Perú de 1947 y la práctica consistente de ambos países por más de sesenta años, reitero, se refieren siempre y únicamente a 200 millas marítimas. Nunca hubo otra extensión considerada o referida por las partes.
Más aún, ni Chile ni Perú plantearon argumentos o antecedentes en todos los años que duró el proceso que permitiera a la Corte concluir que el paralelo del límite marítimo tuviera la extensión que se ha fijado. Ello ha sido únicamente el resultado de una creación de la propia Corte.
Las obligaciones internacionales asumidas por Chile le imponen el deber de acatar la decisión de la Corte. Por ello, Chile cumplirá y exigirá que se cumpla el fallo.
Sin embargo, al mismo tiempo no puedo dejar de expresar nuestra absoluta discrepancia con este aspecto de la decisión, la que es, como lo he dicho, inconsistente con los antecedentes del proceso llevado ante la Corte y los restantes aspectos de su propio fallo. Como muestra, solo basta leer la muy bien fundamentada declaración individual del Presidente de la Corte, el juez Peter Tomka.
Sin perjuicio de lo anterior, resulta necesario revisar, en forma más detallada, cuáles son los alcances más específicos de la decisión de la Corte que fue emitida en el día de ayer.
En cuanto a otros aspectos sustantivos del fallo, se ha reconocido también a nuestro país una línea para todo propósito, es decir, un límite marítimo sobre el mar, suelo y subsuelo.
Se cautelan, en primer lugar, plenamente en su totalidad las 12 millas que constituyen el mar territorial y soberano de Chile, y nuestro país mantiene plenos y absolutos derechos sobre el mismo.
En segundo término, se reconoce la Zona Económica Exclusiva de Chile a partir del paralelo geográfico que pasa por el Hito Nº 1 hasta 80 millas hacia el oeste del mar y a partir de ese punto la zona al oeste y sur de una línea equidistante de las costas de ambos países.
Este reconocimiento de la totalidad de nuestro mar territorial y de la Zona Económica Exclusiva delimitada permite que los derechos soberanos económicos que estas zonas otorgan a Chile preserven prácticamente en su totalidad la pesca relevante de la Región de Arica, quedando a debido resguardo y exclusivamente en beneficio de los pescadores chilenos.
Asimismo, mantiene y resguarda íntegramente la conectividad y proyección marítima de la ciudad de Arica, así como su posición geográfica estratégica para nuestro país.
Chile y Perú deberán trabajar en mediciones de vértices de puntos que la Corte ha determinado y que permitan el ejercicio indiscutido de las respectivas jurisdicciones.
No obstante, como he señalado, conforme a la decisión de la Corte entre las 80 y 200 millas marítimas deberá trazarse una línea equidistante que divida el ejercicio de los derechos económicos para ambos países en dicha área, sin perjuicio de que deberán efectuarse con precisión los cálculos de esta zona conforme a los parámetros entregados por la Corte. Ello, supondrá para Chile no tener derechos económicos sobre una superficie cercana a 22 mil kilómetros cuadrados de mar.
Si bien las libertades de navegación y aeronavegación de nuestro país no se verán afectadas y que además en esta zona hoy no hay una actividad económica relevante, ello constituye una pérdida lamentable para nuestro país.
Chile aplicará y exigirá la aplicación de las libertades de navegación y aeronavegación en la Zona Económica Exclusiva del Perú, resguardando que el vecino país adecue su legislación a este concepto base del derecho internacional del mar, tal como lo ha exigido la Corte.
Señor Presidente, si me permite, voy a ceder el uso de la palabra al agente de Chile ante la Corte Internacional de La Haya, señor Alberto van Klaveren, con el objeto de que entregue algunos detalles específicos de la sentencia.
El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Señor ministro , esta sesión está programada para que pueda intervenir usted y los agentes por el tiempo que estimen oportuno; luego voy ofrecer la palabra a las señoras y señores diputados. Si surgen inquietudes o los agentes quieran hacer alguna observación, podrán hacerlo cuantas veces deseen.
Tiene la palabra el señor Alberto van Klaveren.
El señor VAN KLAVEREN (agente del Estado de Chile ante la Corte Internacional de La Haya).- Señor Presidente , permítame, en primer lugar, señalar que para mí constituye un honor hablar ante el Pleno de la Cámara de Diputados, entidad a la que siempre, a lo largo de estos casi seis años que lleva el proceso, hemos querido mantener informada, ya que siempre hemos estado a disposición de las señoras y señores diputados, sobre todo en la Comisión de Relaciones Exteriores. Por esa misma razón, es un gusto estar acá.
Más adelante haré un análisis más detallado de la sentencia que recibimos ayer; determinar mejor sus alcances, y evaluar mejor los razonamientos de la Corte. Pero, en términos preliminares, podemos extraer algunas conclusiones y comentarios.
En primer lugar, como lo señaló el señor ministro de Relaciones Exteriores , se confirmó la tesis chilena principal sobre la existencia de un límite marítimo de tipo convencional, reafirmándose además la importante cuestión sobre su punto de inicio, que no es otro que el paralelo del Hito Nº 1. Es importante destacar que Perú no fue exitoso en su pretensión de desconocer la existencia de un límite en vigencia desde hace más de 50 años ni tampoco de hacer prevalecer la imposición unilateral de un supuesto punto final de la frontera terrestre, denominado punto 266.
En cuanto a las superficies en juego, la Corte redujo el área relevante presentada originalmente por Perú, para proceder a la delimitación según la metodología de los 3 pasos. De los 38.500 kilómetros cuadrados pretendidos sobre la Zona Económica Exclusiva de Chile, Perú obtuvo aproximadamente 22 mil kilómetros cuadrados. Sin minimizar en absoluto el punto y poner de manifiesto nuestra disconformidad con la reducción del límite que corre por el paralelo, nos parece importante destacar las diferencias entre lo pedido por Perú y lo obtenido por parte de la Corte.
En materia conceptual, la tesis chilena se impuso respecto de la existencia de acuerdo de límites y de la naturaleza de tratados de los instrumentos, como también del punto de partida del límite marítimo.
En cuanto a las pretensiones territoriales, la extensión solicitada por Perú no se concedió.
En materia económica, dado que la zona adjudicada a Perú solo permite pesca de altura, por la distancia a que se encuentra de la costa, la pesca artesanal de nuestro país no se ve afectada.
A nuestro juicio, el caso adolece de varios errores en la aplicación de las normas pertinentes, especialmente en el proceso de interpretación. Nos parece antojadizo que se realice una interpretación contextual del denominado acuerdo tácito para determinar su naturaleza, con remisión a las Declaraciones de 1947 y de 1952, y no se aplique la misma lógica para la determinación de la extensión del límite, donde es aún más clara la evidencia en torno a las 200 millas.
Efectivamente, es en el acápite de la extensión del límite marítimo donde nos parece más cuestionable el razonamiento de la Corte. Las 80 millas establecidas no tienen base jurídica ni fáctica suficiente. A pesar de estar supuestamente establecidas conforme a un criterio pesquero, y por ende salvaguardan nuestros derechos y prácticas en el área, no tienen sustento ni pueden contrarrestar la abrumadora evidencia presentada por Chile e incluso por Perú, en torno a las reivindicaciones marítimas efectuadas por todos los instrumentos analizados en la Corte. Esta conclusión de una extensión de 80 millas fue ampliamente cuestionada por las declaraciones y opiniones separadas y disidentes, incluso de parte de aquellos jueces que no reconocían la existencia de un límite.
Asimismo, podemos suponer que fue un caso de muy compleja resolución para la Corte, y cuyos elementos centrales deben haber sido ampliamente debatidos, como lo demuestran las declaraciones, opiniones separadas y opiniones disidentes. A este respecto, es importante destacar que las mayorías significativas se dieron exclusivamente en los aspectos esenciales de la defensa chilena (existencia de un acuerdo de delimitación que pasa por el paralelo del Hito N° 1), en tanto que los votos más divididos correspondieron a aquellos puntos en que la Corte propuso que fueran de las peticiones de ambas Partes, es decir, de la pretensión peruana y de la posición chilena. Esto nos permite concluir que Chile tenía sólidas bases para presentar su defensa en la forma y los términos en que lo hizo.
Muchas gracias.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el ministro Alfredo Moreno.
El señor MORENO (ministro de Relaciones Exteriores).- Señor Presidente, quiero hacerle entrega de una copia de la sentencia del fallo de La Haya.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Para iniciar el debate, tiene la palabra el diputado señor Iván Moreira hasta por 11 minutos.
El señor MOREIRA.- Señor Presidente , con estas palabras iniciales quiero reconocer la solidez de la política exterior chilena en todos sus ámbitos.
Quienes llevamos largos años en la Comisión de Relaciones Exteriores hemos podido apreciar que en nuestro país se ha ido consolidando una política de Estado basada en la cooperación internacional, el diálogo multilateral, el respeto a los principios del derecho internacional y, desde luego, la solución pacífica de las controversias.
En primer lugar, todos debemos reconocer que es un fallo complejo y que no puede ser objeto de conclusiones apresuradas. En cualquier caso, quiero ser tremendamente responsable con mis palabras y decir en esta Sala que el fallo no es positivo para Chile. Es cierto que la sentencia confirma que la frontera marítima se encuentra en el “Hito número 1” y que el límite marítimo se establece en función del paralelo que cruza dicho hito.
También es cierto, como dijeron el Presidente Sebastián Piñera y todos los expertos, que no existirá un detrimento en la actividad pesquera que realizan nuestros compatriotas en el norte del país, específicamente en las aguas que bañan las costas de Arica. Pero no nos confundamos.
Debemos decir claramente a los chilenos que hemos perdido soberanía y así debe ser entendido. Reconocer como dominio marítimo solo hasta una distancia de 80 millas implica que Perú expandirá su Zona Económica Exclusiva a costa de Chile y llegará hasta alta mar, la cual es reconocida en la actualidad como aguas internacionales. Esto no solo significa desconocer la historia de los antecedentes de la Declaración de 1947 y de los Acuerdos de 1952 y de 1954, además de las tantas veces mencionadas actas de las comisiones preparatorias de ambos acuerdos, sino que también implica la pérdida de una importante área de territorio -más de 22 mil kilómetros cuadrados aproximadamente-, donde Chile ejercía, jurídicamente, derechos soberanos en el ámbito económico. En otras palabras, este fallo priva a Chile de 60 años de ejercicio soberano sobre una parte importante de la Zona Económica Exclusiva. Pero para el Presidente Humala , de Perú, no son 22 mil kilómetros cuadrados, sino que 50 mil kilómetros cuadrados. Entonces, ¿cómo nos vamos a poner de acuerdo? Porque parece que el Presidente Humala y el Perú están interpretando el fallo de manera distinta. Esto no debe ser suavizado con falacias semánticas para minimizar el efecto adverso del dictamen que analizamos, como si fuera una aspirina que busca curar una enfermedad mayor.
Como muchos han indicado, no se trata de quedarnos tranquilos porque “los recursos pesqueros solo existen hasta ciertas millas”. Esto no es un tema de recursos, sino de la privación de la noche a la mañana de 60 años de pacífico ejercicio de los derechos que tenemos como nación que fueron acordados con Perú. Quedarnos tranquilos con un análisis cortoplacista sobre la existencia de recursos económicos es la peor lectura. ¿Quién le va a explicar a las generaciones venideras, en 10, 20 o 30 años, si se descubren nuevos recursos en la zona que hoy nos resignamos a perder? Yo quiero ser responsable con esas generaciones y dejo constancia, en este día que, por lo menos para mí, es histórico, de lo tremendamente negativo que puede ser en el futuro no haber sido capaces de decir de frente: “Perdimos soberanía luego de sesenta años”.
Y quiero plantear aquí el debate de fondo responsablemente, y con total valentía, aunque algunos puedan hacer de esto una caricatura. Con total valentía expongo a los chilenos que soy partidario, como lo he dicho desde hace varios meses, de iniciar un debate tendiente a cuestionarnos si es la Corte Internacional de La Haya la llamada a resolver conflictos de naturaleza limítrofe. La delimitación marítima de ambas naciones terminó siendo revisada por jueces que poco o nada saben de nuestra región, de nuestros respectivos ordenamientos jurídicos y de nuestra historia como vecinos.
La participación de Chile en el Pacto de Bogotá debe ser revisada, y lo digo con la mayor responsabilidad. Fueron convocados 35 países a su firma. Solo 21 firmaron en 1948. De esos 21 países, solo 16 lo ratificaron y 2 ya lo han denunciado. Países como Canadá no han firmado ese Pacto. Si bien Argentina y Estados Unidos lo firmaron, nunca lo ratificaron. Colombia y El Salvador lo denunciaron. Muchas otras naciones lo conforman, pero con un número importante de reservas. En consecuencia, la jurisdicción de la Corte está siendo cuestionada por países con distintos sistemas jurídicos y en diferentes etapas de desarrollo. Chile debe preguntarse seriamente si le conviene o no seguir bajo la tutela de dicho tribunal. Tenemos una trayectoria que nos demuestra que somos capaces de resolver nuestros conflictos pacíficamente y, en consecuencia, no requerimos necesariamente someternos a la competencia de la Corte Internacional de La Haya.
En otras palabras, no podemos permitirnos entrar en una caricatura absurda de pensar que, si iniciamos un debate de Estado para denunciar el tratado, estamos renunciando a la solución pacífica de las controversias y a la paz.
Esta jurisdicción ha tenido inconvenientes reconocidos por varios estados; el mayor de ellos es que, al existir la posibilidad de fallos salomónicos, se abre la puerta a que nos veamos expuestos a que un estado vecino construya un caso, nos demande y consiga algún porcentaje de sus pretensiones, por mínimas que estas sean.
Quiero dedicar una reflexión final a la conducta que debemos llevar adelante como país. El fallo será acatado y seremos ejemplo de respeto al derecho internacional, como lo hemos sido siempre en nuestra historia. Vamos a acatar el fallo, pero no al ritmo del Perú, sino al del derecho internacional.
Por su intermedio, señor Presidente , quiero hacerle la siguiente pregunta al canciller: si hay un país que tiene que ejecutar este fallo es precisamente Perú , que debe adecuar sus leyes, su Constitución. ¿Vamos a acatarlo nosotros, inmediatamente? ¿O lo lógico sería que esperáramos a que sea el Perú el que primero modifique sus leyes, cambie su Constitución y se adecue a los cambios originados por el fallo? Nosotros ya lo acatamos, por respeto al derecho internacional, pero su ejecución es responsabilidad de los dos. Y quien debe hacer el mayor esfuerzo en esos cambios es precisamente Perú .
Por eso, quiero saber, de parte del gobierno que encabeza el Presidente Piñera y, obviamente, del posterior que encabece la Presidenta electa Michelle Bachelet, cuáles van a ser las bases sobre las cuales va a actuar Chile, como Estado, porque no me cabe la menor duda de que ambos gobiernos, tanto el que va a entrar como el que sale, deben haber conversado sobre este tema.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra, hasta por diez minutos, el diputado Gabriel Ascencio.
El señor ASCENCIO.- Señor Presidente , en primer lugar, quiero manifestar mi reconocimiento y agradecimiento a los equipos del gobierno y al equipo jurídico que han trabajado sobre esta materia, tanto a aquellos que trabajaron durante el gobierno de la Presidenta Bachelet como durante la administración del Presidente Piñera .
Hoy está con nosotros el canciller Alfredo Moreno, Alberto van Klaveren , Juan Martabit , pero detrás de ellos hay un inmenso equipo de gente, de profesionales, de abogados y de otros especialistas que, con una política de Estado frente a un tema tan serio, importante y complejo, trabajaron unidos con todos los Poderes del Estado para elaborar la mejor defensa que podíamos hacer ante la Corte Internacional de Justicia.
Por eso, comienzo mis palabras con este agradecimiento al trabajo que han desarrollado.
Tenemos el resultado de un tribunal internacional, que algunos podrán considerar bueno, regular o malo. Todos van a tener opiniones, y es bueno que así sea; pero también hay hechos bien concretos. A mi juicio, lo que se debiera hacer inmediatamente es valorar lo que hizo la Corte Internacional de Justicia. En esta parte, quiero ver la parte llena del vaso. Entonces, tenemos que valorar que la Corte Internacional de Justicia haya reconocido y reafirmado las siguientes tesis o fundamentos jurídicos chilenos:
1. La existencia de un acuerdo de límites de frontera marítima basado en el Tratado de 1952 para todos los efectos; es decir, tanto para el suelo o subsuelo marítimo como para la columna de agua.
2. La ratificación del paralelo geográfico como la línea que delimita la frontera marítima. Ese es un punto extraordinario que sostuvimos permanentemente y que Perú pretendió desconocer.
3. El reconocimiento del Hito N° 1 como el punto por el cual pasa y se extiende el límite fronterizo marítimo con Perú, desestimado por la tesis peruana cuando nos inventa el punto Concordia, el 266, con lo que además queda establecido que no existe controversia sobre límites marítimos. No obstante, al final voy a formular una pregunta sobre el mismo tema.
Quiero reafirmar algo que también es bien importante. Hoy se terminaron los reclamos del Perú, las diferencias, los “temas pendientes” para ellos en materia de límites marítimos. Hoy tenemos límites marítimos fijados por una corte internacional, que deben ser respetados por chilenos y peruanos.
Es cierto que no compartimos los fundamentos ni el criterio de la Corte cuando establece una limitación a nuestra zona económica exclusiva cuya extensión siempre consideramos que llegaba hasta las 200 millas náuticas. Es obvio que no resulta comprensible, como se lo acabo de escuchar a Alberto van Klaveren, que el tribunal internacional determine solo una extensión de 80 millas para la frontera marítima con el Perú, cuando el propio tribunal ha reconocido la existencia de un acuerdo de límites vigente a lo largo del paralelo geográfico, que pasa por el Hito N° 1 de la frontera terrestre entre ambos países, que ha sido efectivamente respetado durante cincuenta años por chilenos y peruanos, de 200 millas.
No obstante que dicha decisión representa una importante reducción de nuestra zona marítima, en la que hasta el momento el país ejerce derechos económicos exclusivos, el fallo debe ser acatado, aplicado e implementado, siguiendo nuestra tradición de respeto al derecho y a las decisiones de los tribunales internacionales.
Sin perjuicio de manifestar nuestra disconformidad con esta decisión, considero que la extensión de las 80 millas igual nos permite preservar el mar territorial de Chile y la Zona Económica Exclusiva y, por lo tanto, nuestros intereses económicos fundamentales, la actividad extractiva, en especial de las comunidades de pescadores, y la economía de la Región de Arica y Parinacota.
Lo ha hecho el Gobierno y, probablemente, también lo vamos a hacer nosotros: un llamado a las autoridades peruanas a dar prontamente los pasos para su adhesión a la Convención del Mar, que es el instrumento de la comunidad internacional que regula derechos y obligaciones de los Estados en estas materias, tal como lo señaló el canciller Alfredo Moreno , por la importancia que tiene ese reconocimiento para Chile y para Perú.
Tenemos que hacer presente que la implementación del fallo debe realizarse de común acuerdo, en forma gradual, de manera reciproca y, especialmente, bajo el principio de la buena fe, que es clave en este tema. Ojalá estuviera también consignado en nuestro proyecto de acuerdo.
Es obvio que nosotros tenemos una mirada de futuro y, a partir de este proceso, se abrirá una nueva etapa en las relaciones chileno-peruanas -tiene que ocurrir así y tenemos que hacer el esfuerzo para que eso suceda-, basadas en la paz, la cooperación, el desarrollo y la integración, en la que participen todos los sectores de ambos países, de manera que se beneficien ambos pueblos, en un contexto de integración regional.
Es muy relevante que esta Cámara ponga también el acento en las zonas extremas y, por este caso especial, en la ciudad de Arica. Nuestras zonas extremas no pueden seguir siendo tratadas como Chile lo hace. Necesitamos un cambio e implementar una política especial de desarrollo para comunidades como Arica. La Región de Arica y Parinacota y las zonas extremas, en general, necesitan políticas activas de fortalecimiento, que les permitan desarrollarse de manera integral. Lo que Perú ha hecho con Tacna, nosotros lo debiéramos hacer con Arica, y esa es responsabilidad de todos nosotros
Sé que vamos a tener posiciones y criterios distintos, pero espero que coincidamos en un solo proyecto de acuerdo, porque debemos respaldar lo que ha ocurrido. Con todo, quiero hacerle un par de preguntas al canciller. Sé que el tema es complejo, pero no puedo evitar hacerlas.
En un canal oficial de la televisión peruana, los conductores Álvarez y Lombardi entrevistaban a la canciller peruana Eda Rivas y al embajador Allan Wagner . Estos periodistas sostenían que Perú y Chile estaban de acuerdo en que la Corte no podía pronunciarse sobre la frontera terrestre y que, entonces -dice el periodista-, se ratifica que el límite terrestre está en el punto Concordia. Y agregó que la línea del paralelo estaba dada por el Hito N° 1. La canciller Rivas le contesta que esa parte de la frontera peruana -el punto Concordia- es una zona de costa seca, como existe en otras partes del mundo. De alguna manera se podría leer que allí se desconoce el Hito N° 1 como límite de la frontera.
Hay también otra declaración, que sale hoy en el diario La Segunda, del excomandante general de la Marina de Perú y exintegrante del equipo de La Haya, vicealmirante Carlos Gamarra . Ante la siguiente observación: “Pero con esto los problemas no se acaban, pues Perú reclama un triángulo interior”, él contesta: “Nos hemos puesto de acuerdo en un área inmensa de casi 70 mil kilómetros cuadrados y queda un área muy pequeña (3,5 hectáreas, aproximadamente). Chile tiene una apreciación respetable y Perú otra. Existen dos pasos concretos y sencillos, en que se puede buscar no un entendimiento, sino que un tercero diga “usted tiene la razón”.”.
Yo quiero saber si esas declaraciones se contradicen absolutamente con las que les ha-bíamos escuchado a las autoridades peruanas y que nosotros estábamos ratificando e impulsando, en cuanto a que nosotros debíamos considerar que a partir de este fallo de La Haya no existirían nuevas y posteriores reclamaciones y que la decisión de la Corte aporta a la necesaria certeza jurídica, que contribuya al marco de una enriquecida relación bilateral con relación también al límite terrestre. Entonces, cabe la pregunta: ¿qué está ocurriendo allí?
Entiendo que el Presidente Humala ha dicho que ha incorporado al Perú 50.000 kilómetros cuadrados del mar de Grau. A los 28.000 kilómetros cuadrados del llamado triangulo exterior, que nosotros no reclamamos, porque para nosotros eran aguas internacionales, le suma 22.000 kilómetros cuadrados, lo que dista de los 70.000 kilómetros cuadrados que pretendían. Pero ocurre que esos 50.000 kilómetros cuadrados -los 22.000 más los otros 28.000 kilómetros- ya los tenían incorporados en su legislación. En la ley de líneas de base del 2005, ya los tenían incorporados. Por eso, cuando superponen sus 200 millas sobre las nuestras, se nos produce esta discrepancia. Por lo tanto, esas son declaraciones que yo me imagino que el Presidente tiene que hacer, por razones internas.
En cuanto a estar o no en el Pacto de Bogotá, es una discusión que se tendrá que dar. Lo único que puedo decir es que, a juicio nuestro, eso ha funcionado bien, pero en algún momento se puede determinar alguna decisión.
Por último, respeto la posición del diputado Moreira , porque es obvio que él nunca ha sido partidario de los tribunales internacionales, ni hoy ni ayer. Por eso, entiendo perfectamente su posición.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el ministro de Relaciones Exteriores.
El señor MORENO ( ministro de Relaciones Exteriores ).- Señor Presidente , solo quiero dar respuesta a las preguntas del diputado señor Ascencio -a quien aprovecho de agradecerle sus palabras-, porque es probable que otros diputados también tengan la misma duda.
El Tratado de 1929 establece que el fin de la frontera terrestre se construye a través de un arco de 10 kilómetros de radio, con centro sobre el puente del Río Lluta y debe llegar hasta la costa. En 1930, ambos países crearon una comisión mixta para demarcar esa frontera. Se hizo esa demarcación y llegaron hasta el último punto, denominado Hito del Mar, que es precisamente el Hito N° 1.
Para Chile, el Hito N° 1, el Hito del mar, tal cual lo dice su nombre, constituye el último punto de la frontera terrestre. Entendamos que el Tratado dice que el último punto se encuentra en la costa, y la costa, por definición, es un área. Cuando uno dice: “Yo tengo una casa en la costa”, no la tiene dentro del mar, sino que la tiene en la zona de la costa. Ese es el último punto de la frontera terrestre.
Luego de eso, ambos países, ahora en la Corte -recordemos que la Corte no tiene imperio sobre el tema terrestre, y en estos coinciden Chile, Perú y la propia Corte; el Tratado de 1929 tiene otro sistema de arbitraje-, sí están de acuerdo en que el límite marítimo se inicia donde termina la frontera terrestre. El problema es que no tenemos acuerdo respecto de cuál es el fin de la frontera terrestre. Perú sostiene que el Hito N° 1 es el último punto demarcado, el último punto que señalizó, pero que el arco imaginario pasa por el Hito N° 1 y debe llegar hasta la línea de más baja marea, donde se inician todos los límites marítimos.
Como es un arco, esto se va desplazando hacia la zona sur oeste, y esto hace una diferencia, al llegar al mar, del orden de 295 metros, si uno sigue la línea de la costa. Esta situación existe desde antes del fallo de la Corte. Recordemos que en ese triangulo chileno ha habido una serie de discrepancias con Perú a lo largo del tiempo. Creo que no es necesario que las mencione, pero reitero que esto nada tiene que ver con la Corte, porque es ante de la Corte.
Por lo tanto, en el triangulo terrestre chileno, que es de aproximadamente 2 hectáreas, ya existían dificultades, porque Perú así lo señalaba. De hecho, junto con presentar la demanda, Perú modificó su ley de Tacna, en sus límites, que era del 2001, que establecía que el límite sur de la provincia de Tacna era el Hito N° 1, y estableció que el límite sur de la provincia de Tacna era el punto 266. Y eso hizo que fuera coincidente con su demanda.
¿Qué ha sucedido? Al presentarse a la Corte, no solamente diferíamos en que uno decía que era un paralelo y el otro decía que no había, y como no había, había que hacer un equidistante. También diferíamos en el punto de inicio. Ambos estábamos de acuerdo, en la Corte, en que el punto de inicio era donde terminaba la frontera terrestre, pero Perú sostenía que el punto de término de la frontera terrestre era otro: el punto 266.
Posteriormente, la Corte decidió que la línea del paralelo es la que pasa por el Hito N° 1. Es decir, le ha dado la razón a Chile en ese punto, en forma absoluta. No ha determinado un punto intermedio, sino uno que corresponde a Chile. ¿Eso significa que la frontera terrestre queda determinada? No, porque la Corte no ha señalado cómo es la línea en la tierra, pues no tiene nada que decir sobre ese punto. Pero sí ha señalado -voy a ponerlo en términos gráficos, para entender lo que es la costa seca- que, si por alguna razón el fin de la frontera terrestre no fuera el inicio del límite marítimo, es decir, si por alguna razón el fin de la frontera no fuera un punto del paralelo sobre el Hito N° 1 -porque ya se definió que es el paralelo de ese hito-, entonces tendría que haber sido porque hubo un acuerdo expreso de las partes para que el límite marítimo difiriera. Es decir, en 1968 y 1969 tendría que haber habido un acuerdo expreso.
Por lo tanto, quedan dos posibilidades. La primera es que, si Perú sostuviera que ese triángulo pertenece a la soberanía de Perú, tendría que sostener que es costa seca. Es decir, que sigue sosteniendo que ese lugar es soberanía de Perú hasta el punto 266, por el arco de 1929. Pero, en ese caso, no tiene mar, porque la Corte ya adjudicó a Chile el mar que baña esas costas. Ese es el comentario que el señor diputado le escuchó a la canciller Rivas.
Pero, mirado desde otro punto de vista -voy a explicarlo de manera levemente diferente al de ella-, insisto en que este punto lo levantó Perú antes del fallo de la Corte. Independientemente de lo que hubiera pasado con ese fallo, esto de señalar que en 1929 el arco seguía y que el punto se encontraba un poco más al sur, en el punto 266, es preexistente.
Pero si ya esa teoría era contraria a lo que se demarcó en la frontera en 1930, ahora, para que tuviera algún sustento, Perú tendría que decir no solamente que tiene costa seca, lo cual acaba de declarar, sino que ahora tendría que aceptar que la costa seca la entregó a Chile. Insisto: para seguir sosteniendo que es de soberanía peruana, que esos 300 metros de mar se los entregó a Chile en 1968 y 1969, cuando se definió exactamente cuál era el paralelo, y lo hizo a sabiendas -desde 1929 y 1930; es decir, casi 40 años antes- de que el límite se encontraba 300 metros más al sur. O sea, le habría regalado a Chile 300 metros de costa por 200 millas de zona marítima, sin siquiera haberlo mencionado cuando lo hizo, porque es bastante raro que existan demarcaciones con zonas secas, aunque las hay; incluso, Chile tiene un pedacito con Argentina. Pero todas ellas son materia de un acuerdo expreso entre países que deciden hacerlo así por motivos prácticos, debido a la geografía de esos lugares. Por lo tanto, queda expresamente determinado de esa manera.
En resumen, la Corte no tiene imperio sobre el límite terrestre, pero su decisión respecto del límite marítimo y del inicio del límite marítimo sobre el paralelo del Hito N° 1, naturalmente, ha dejado sin sustento -si antes ya no lo tenía- el planteamiento anterior de Perú.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Jorge Tarud, hasta por diez minutos.
El señor TARUD.- Señor Presidente , en primer lugar, saludo al canciller. También aprovecho esta oportunidad para expresarle mi agradecimiento, porque, durante el período en que le ha tocado ser gobierno, ha tenido una excelente relación con la Comisión de Relaciones Exteriores, al igual que a nuestro agente, el embajador Van Klaveren , y a nuestro coagente, embajador Martabit , porque han hecho todo lo que ha estado a su alcance para defender los intereses de Chile.
Además, quiero señalar que esto ha sido un posta de dos gobiernos. Lo apoyamos plenamente cuando la demanda fue presentada, durante el gobierno de la Presidenta Bachelet , y durante este período, aunque fuimos Oposición, apoyamos plenamente al gobierno del Presidente Piñera.
Quiero sumarme a las palabras expresadas por los dos jefes de Estado: el vigente y el electo. La Presidenta electa, Michelle Bachelet , señaló que la pérdida de 22.000 kilómetros cuadrados de la Zona Económica Exclusiva era un acto doloroso, y el Presidente Piñera dijo que era lamentable. Me interpretan plenamente.
Por otra parte, comparto plenamente lo que han dicho el canciller y nuestro agente respecto del fallo sobre la milla 80, que considero verdaderamente arbitrario; no tiene ningún fundamento en derecho. En lenguaje común, es un fallo salomónico; no fue conforme a derecho. A la Corte se le ocurrió fijar nuestro límite marítimo en 80 millas, porque había que darle algo al otro país. Evidentemente, eso es preocupante, porque genera un precedente extraordinariamente dañino para toda la comunidad internacional, ya que la incertidumbre que se crea es tremenda. Es decir, hay que ir a La Haya para conseguir algo. Esa es la señal que están dando los jueces de La Haya.
Reitero que eso es altamente preocupante, porque tenemos otra demanda en curso: la del Gobierno de Bolivia. Si la Corte no falla exclusivamente en derecho, sino con criterios que ellos llaman de equidad y justicia, a su arbitrio, pregunto: ¿Qué puede pasar con la próxima demanda de Bolivia?
Por lo tanto, nuestro país debe tomar todos los resguardos, tal como lo hemos hecho con Perú, para la defensa de nuestra soberanía ante Bolivia. Por eso esto es preocupante.
Aparte de lo que decía mi colega Ascencio respecto de las declaraciones que formuló esta mañana la ministra Eda Rivas , también es preocupante lo que señaló el primer ministro de Perú , quien expresó que ellos ya empezaron la implementación y que no se va a conformar ninguna comisión con Chile.
En consecuencia, señor Presidente , por su intermedio, pregunto al señor canciller por su parecer acerca de las declaraciones del primer ministro de Perú , que considero serias. Por un lado, el Presidente Ollanta Humala señala que el fallo se va a hacer en forma gradual, en coordinación con nuestro país, lo mismo que le dijo ayer en su llamado al Presidente Sebastián Piñera , pero hoy vemos en la prensa que el primer ministro peruano afirma que ya comenzó la implementación, que enviaron un barco de investigación y que no necesitan a Chile para ello. Eso me parece un hecho muy complicado, porque la implementación tiene que ser gradual, ya que no se puede hacer de un día para otro.
¿Qué quiere decir el primer ministro del Perú con este tipo de declaraciones? Al menos, me parecen altamente irresponsables.
Quiero señalar al canciller que, para la implementación del fallo, este gobierno y el próximo cuentan con el apoyo de toda la Cámara de Diputados, para resguardar los intereses de Chile. Vamos a cumplir el fallo, pero se va a resguardar cada coma y cada acto del fallo. Existe un límite, y la Corte lo reconoció: el Hito N° 1, por donde pasa el paralelo. En consecuencia, eso se tiene que hacer respetar.
Finalmente, quiero señalar al canciller y a todo su equipo que cuenten permanentemente con el apoyo de los parlamentarios de la Cámara de Diputados, porque vamos a apoyarlos sin colores políticos, porque la defensa de nuestra soberanía no tiene color político.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Marcelo Díaz.
El señor DÍAZ.- Señor Presidente , en primer lugar, me sumo al reconocimiento a la labor desempeñada por la defensa de Chile, no solamente por quienes nos acompañan -quienes, por cierto, la encabezaron, particularmente los señores Alberto van Klaveren y Juan Martabit -, sino también por el conjunto de actores que, desde el inicio de las gestiones por la demanda presentada por el Estado peruano, jugaron un rol relevante para organizar una defensa a nivel nacional e internacional, que ha permitido algunos logros que son importantes y que es bueno señalarlos y realzarlos aquí, en concordancia con lo que ha planteado el Gobierno: que la Corte Internacional de Justicia le dio la razón a Chile en sus tesis centrales, ya que ratificó la existencia de un acuerdo de límites y que ese límite pasaba por el paralelo ubicado sobre el Hito N° 1.
En consecuencia, respecto de la demanda central, Perú recibió un rechazo completo, pues su hipótesis señalaba que los acuerdos en los que se sustentaba la tesis chilena sobre la existencia de un límite constituido por el paralelo del Hito N° 1 no eran tales.
Sin embargo, en una decisión que no deja de sorprender y de resultar lamentable y dolorosa, adjetivos que hemos escuchado en estos días, decidió, a nuestro juicio de manera arbitraria y carente de todo fundamento -como señaló ayer el agente chileno Alberto van Klaveren -, que ese límite fronterizo se extendía solamente hasta la milla 80, con lo que desconocía incluso parte de la evidencia presentada por ambos países. Estamos hablando de una época en la que Chile, Perú , Ecuador y Colombia, entre otros, se asociaron para imponer, en el dominio del derecho internacional, la tesis de las 200 millas, sobre lo cual la literatura jurídica de la época es nutrida. En consecuencia, nos queda el sabor en la boca de que las cuestiones jurídicas no tuvieron el peso y la envergadura que hubiésemos esperado en esta materia para haber ratificado por completo la tesis chilena.
Sin embargo, uno de los atributos que identifican a Chile en el concierto de las naciones es el cumplimiento irrestricto del derecho internacional, de los fallos de los organismos internacionales y de los tribunales de justicia internacionales, y esta no va a ser la excepción. Ayer, tanto el Presidente de la República como la Presidenta electa, ya señalaron que Chile cumplirá el fallo, por más doloroso que sea. Da lo mismo como se diga: si uno valora la parte del vaso que está medio llena o la que está medio vacía, finalmente el resultado está claro y es inequívoco. Chile va a perder derechos económicos en un territorio cercano a los 22.000 kilómetros cuadrados de lo que hasta antes del fallo correspondía a su Zona Económica Exclusiva. Eso no puede sino afectarnos y resultar lamentable; pero, sin duda, la mantención del paralelo hasta la milla 80 preserva intereses fundamentales, prioritarios y categóricos de nuestro país. Desde esa perspectiva, creo que la defensa de Chile se anotó un mérito importante en ese trabajo.
Ahora nos preocupa lo que viene. El Presidente de la República señaló, en su declaración de ayer y en las reuniones que tuvimos con él durante el día, que lo que se ha convenido con el Gobierno del Perú es la implementación gradual y concordada del fallo. Incluso, algunos hablaban de formar una comisión binacional. Hoy hemos oído las declaraciones del jefe de gabinete del Perú, quien señaló que esto requiere de simples concordancias con Chile, pero que tienen ejecución de carácter unilateral.
Desde esa perspectiva, nos parece urgente e importante la que, según entendemos, será la primera reunión que sostendrán mañana los jefes de Estado, por más breve que sea, para dar la señal de que vamos a persistir en la línea de lo que el propio fallo dispone. No es baladí que la Corte no haya establecido paralelos, sino que haya dicho que esto tiene que ser resuelto por las partes, en el marco de la buena vecindad; es decir, hay un mandato que tiene que ser respetado.
Acompaño a quienes han dicho con mucha claridad que hay un punto medular, central y categórico que Chile debe expresar con mucha fuerza: que esto pone fin a las controversias limítrofes marítimas y terrestres con Perú. Este es un punto esencial, porque tiene que ver con el cumplimiento del fallo, pero también dice relación con poner el acento en lo que viene hacia adelante. Ayer se lo oímos al Presidente Humala y en 1999 también se lo escuchamos al canciller Fernando de Trazegnies , pero después se produjo este contencioso que nos llevó a La Haya.
Por lo tanto, la interpretación que ha hecho el Presidente de la República en su declaración de ayer, en el sentido de que el paralelo pasa por el Hito N° 1 y su implicancia en relación con el límite terrestre, la suscribo completamente. Creo que esa tiene que ser una posición categórica de Estado de Chile, que tiene que quedar muy presente al Perú en el proceso de implementación gradual y concordada de este fallo. Lo que no es razonable es que Perú pretenda realizar dicha implementación en forma unilateral. Este fallo, que rechazó su tesis, demuestra lo artificial que fue la construcción de su causa, porque no nos olvidemos que Perú sostuvo su posición sistemática y permanentemente, incluso con acciones de hecho, como no reconstruir las torres de enfilación que fueron destruidas en su momento para borrar evidencias, con el objeto de construir un caso que pusiera en duda la existencia del límite marítimo.
Por lo tanto, es necesario aprender de la historia, lo que significa que si Perú obtuvo parte del éxito, porque finalmente acrece su territorio marítimo, para nosotros también tiene que significar el fin de las controversias limítrofes marítimas y terrestres con Perú. En consecuencia, todo lo que hemos escuchado en estos días, que está presente incluso en los medios de comunicación chilenos y peruanos de esta tarde, en relación con la costa seca y el triángulo terrestre, tiene que ser aclarado en el diálogo que sostendrán los presidentes y los gobiernos para la implementación del fallo.
Entendemos que el fallo es categórico en señalar que el límite marítimo comienza donde finaliza el límite terrestre; que si bien la corte no tiene competencia para pronunciarse sobre el límite terrestre, aquí no hay, como ha dicho el propio canciller, ninguna posibilidad de subentender que las partes, en su momento, hubiesen acordado una costa seca. Creo que seis u ocho territorios del mundo tienen dicha calidad. Y no hay ninguna razón para pensar que, sin texto expreso, las partes hayan acordado algo así respecto de ese famoso triángulo.
Ahora corresponde cumplir el fallo, pero también pedir a Perú que lo acate. Hay cuestiones que son muy relevantes. En la mañana, luego de la reunión con el Presidente de la República , escuché afirmaciones muy relevantes del embajador Van Klaveren, como que la Corte Internacional de Justicia haya exigido a Perú la aclaración en sede jurisdiccional de la coherencia de su ordenamiento jurídico, constitucional y legal, a las normas de la Convención del Mar, lo que, repito, es muy importante, porque, más allá de los cambios que ellos hagan o no hagan y las razones o las causas de dichos cambios, Chile tiene que entender -y lo tiene claro desde ayer- que cuando se hace referencia al dominio marítimo en la Constitución y en las normas peruanas, se está haciendo referencia a las zonas que identifica la Convención del Mar. Y eso también genera derechos, como el de tránsito marítimo y aéreo libres, no solo para Chile, sino también para barcos de cualquier bandera.
En consecuencia, para Perú, que no es suscriptor, que no es Estado parte de la Convención del Mar, se entiende, de acuerdo a lo que han declarado ellos mismos ante la Corte en el marco de este proceso, que por dominio marítimo no debe entenderse algo distinto a lo que regula la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, la famosa Convemar , lo cual tiene una enorme importancia.
No obstante, hay otras significaciones de este fallo que es muy importante poner sobre la mesa. En primer lugar, se abre el debate, pero hay que hacerlo con serenidad y tranquilidad. Es legítimo y necesario que se abra una reflexión respecto de la pertinencia o conveniencia de que Chile siga formando parte del Pacto de Bogotá, el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas.
Algunos plantearon esta mañana, en el Senado, que esa ventana de oportunidad que se abre, después de la denuncia para que durante un año se presente un conjunto de demandas, puede sincerar cuántas pretensiones o reclamaciones hay respecto de nuestro país. Otros han expresado que, a lo mejor, eso puede inhibir la acción boliviana. A ellos quiero decir que la acción boliviana ya se inició, ya está en sede jurisdiccional.
Pero cualquier reflexión sobre el particular tiene que hacerse, a mi juicio, sobre la base de dos definiciones fundamentales.
La primera es que Chile es una nación que aspira a que las diferencias que tiene con otros Estados se resuelvan de un modo pacífico, a través de mecanismos pacíficos. Por lo tanto, nuestra permanencia o no en ese pacto no dice relación con un cambio en el modo en que nuestro país entiende que deben ser resueltas las controversias internacionales. Eso es parte del patrimonio y de la identidad de Chile, más allá de nuestras fronteras. Somos un país con una larga tradición de apego al derecho internacional y, en consecuencia, aquello no puede ser objeto de duda alguna en relación con este debate.
Y la segunda es que tiene que hacerse con tranquilidad y serenidad. Nadie puede tomar decisiones de retirarse o de formar parte de un tratado en 24 horas, ni ante la emergencia de un fallo de esta naturaleza. Los intereses de Chile en el mundo no son cuestiones que uno pueda decidir en 24 horas; no están ahí para ser analizados sin la mirada de largo plazo respecto de cómo se satisfacen de mejor manera los intereses del Estado
Por consiguiente, nosotros, que somos parte de uno de los Poderes del Estado involucrados en estos procesos, deberíamos actuar con la mayor tranquilidad.
A algunos se les olvida que la Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de Naciones Unidas, el organismo auxiliar del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que Chile integra en calidad de miembro no permanente desde el 1 de enero de este año; que parte importante, no solo del prestigio, sino que del desarrollo económico, social y político de Chile está asociado al hecho de ser un país fuertemente inserto en la comunidad internacional. Por lo tanto, el modo en que nosotros actuemos frente a decisiones de esta naturaleza se vincula también con el modo en que vamos a seguir aumentando el nivel de densidad y de fortaleza de nuestras relaciones en el seno de la comunidad internacional.
En consecuencia, si bien reconozco la legitimidad de la discusión sobre si permanecemos o no en el Pacto de Bogotá, creo que se trata de un debate que hay que hacer con tranquilidad y seriedad, teniendo en consideración, por sobre todas las cosas, cómo salvaguardamos de mejor forma el interés de Chile.
Permítanme plantear un último punto. Este fallo nos obliga a algo que se viene diciendo desde hace rato, pero que hay que concretar: que debemos hacer un cambio de giro en nuestra política hacia América Latina. Y ese cambio de giro significa una orientación prioritaria, sustantiva y activa de nuestros intereses en la región. Ya no podemos seguir con la cantinela de que somos el mejor alumno y el peor compañero. Chile se juega su estrategia de desarrollo en América Latina. Contamos con la red más amplia de tratados de libre comercio que nos asegura mercados, aranceles preferentes, barreras arancelarias derribadas, pero al mismo tiempo tenemos un problema en la región. Es aquí donde Chile se juega sus intereses. En ese sentido, la política exterior de Chile en los últimos años -y no me refiero solo a este gobierno; hablo en el largo plazo- ha descuidado la prioridad que debe tener América Latina para nosotros.
No quiero hacer juicios de valor, pero no es irrelevante, para la larga tradición de amistad y cercanía estratégica y política entre Chile y Ecuador, que este país no haya concurrido con nosotros al proceso. Eso habla de las habilidades de otros o de nuestras deficiencias. Reitero: no estoy haciendo una crítica a una política contingente, sino dando cuenta de hechos objetivos que nos obligan como país, desde el marco de la definición de una política de Estado, a poner de verdad el acento de nuestra política en la región.
Hay una relación importante que fortalecer con Brasil y un diálogo bilateral enorme y diverso con Argentina, que deben formar parte de las prioridades del Estado. Por ende, esto tiene que traducirse también en cuánta atención ponemos a lo que está ocurriendo en esos países y en cuánto compromiso adquirimos respecto de lo que está sucediendo en la región.
Hace poco aprendimos que no es irrelevante lo que pase en El Caribe desde el punto de vista político y económico y de la satisfacción de nuestras necesidades. Cuando nos faltó el gas de Argentina, lo obtuvimos en El Caribe, entre otros lugares. Y eso nos hizo abrir embajada en -no lo recuerdo bien- Jamaica o en Granada.
Entonces, debemos aprender esa lección, que trasciende el juicio de este gobierno, al que he respaldado desde el primer momento en la defensa que ha realizado en este caso, porque considero que lo ha hecho con sentido de Estado. Y el Presidente siempre tuvo, no solo la deferencia, sino también la disposición de dialogar con todos los actores políticos, incluido el Congreso Nacional, y eso merece ser reconocido y valorado. Además, ha existido continuidad entre el gobierno anterior, el actual y el que viene.
Pero donde debemos hacer un esfuerzo de Estado es en la determinación de un enfoque nuevo respecto de América Latina. Es ahí donde nos jugamos el desarrollo de nuestras potencialidades, ahí están los principales intereses de Chile y es ahí donde hoy aún tenemos deficiencias demasiado significativas como para olvidarnos de ellas. Esta experiencia nos deja muchas lecciones.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra, por cinco minutos, el diputado señor Joaquín Godoy.
El señor GODOY.- Señor Presidente , en representación de Amplitud, quiero comenzar mi discurso compartiendo el reconocimiento que ha hecho presente esta Sala al equipo que defendió los intereses de nuestro país ante la Corte Internacional de Justicia. Sentimos que se hizo un esfuerzo muy importante, y eso hay que reconocerlo, pues no solo fue mérito de este gobierno, sino también del anterior.
Dicho eso, yendo tres pasos atrás, me parece que cuestionar la permanencia o no de Chile en distintas instancias o pactos a nivel internacional, a partir del fallo que nos convoca, sería aventurarnos en un camino que no es el correcto. Comparto lo planteado por el diputado Marcelo Díaz , porque si hay algo que ha traído beneficios a Chile es el hecho de que una economía pequeña como la nuestra haya logrado insertarse de manera tan abierta y exitosa en el resto del mundo. A mi juicio, esa ha sido la clave del avance y del desarrollo chileno, a diferencia de lo que ha ido ocurriendo con otros países -ya lo señalaron algunos parlamentarios- con los cuales debemos estrechar relaciones. Esa ha sido la diferencia con países hermanos de Latinoamérica, que no han tenido el éxito que ha podido concretar Chile.
Por eso, hacer una evaluación tan negativa como la que escuché en algunos de los discursos pronunciados en esta Sala e inferir, a partir de eso, que se deben tomar decisiones como dejar de participar en organismos o convenios internacionales, no me parece que sea el camino correcto. Muy por el contrario, sería una muy mala decisión, sobre todo porque si ponemos en la balanza los beneficios versus los costos de ese camino tomado por Chile, es evidente que los beneficios han sido muchísimo mayores.
Es más, luego de un análisis respecto del fallo -el ministro y el Presidente han sido sumamente claros en plantear que Chile no ha perdido soberanía, porque las 12 millas se cautelaron de manera impecable-, comparto que no es grato, ni fácil, ni cómodo decir que hemos perdido 22.000 kilómetros cuadrados, pero de Zona Económica Exclusiva. Por lo tanto, hay que contextualizar las cosas: esa parte de nuestra zona económica exclusiva hoy no representa un aporte económico relevante para nuestro país. Por consiguiente, desde el punto de vista económico, hemos perdido muy poco.
Lo que sí comparto, y se ha mencionado en esta Sala, es que no hay razones ni de peso ni de fondo para haber planteado que la línea paralela debe llegar solamente hasta las 80 millas marítimas ni para señalar que la Zona Económica Exclusiva de Chile alcanzará hasta los 148 kilómetros. No me parece que la Corte Internacional de Justicia haya entregado razones de fondo para haber definido de esa manera.
Sin embargo, nos da tranquilidad que la solución establecida no producirá daño económico ni social importante para nuestro país. Por otra parte, nos parece muy positivo que el fallo haya dispuesto la mantención de la libertad de tránsito, tanto marítima como aérea, y que, además, permita lograr algo muy significativo: que prácticamente ya no quedan diferencias limítrofes con Perú. En ese sentido, el fallo ha reforzado, de forma categórica, los argumentos de Chile, de manera que, a mi modo de ver y del movimiento Amplitud, terminará por transformarse en un beneficio relevante para nuestro país.
Para terminar, me gustaría hacer un llamado a quienes argumentan desde el punto de vista del nacionalismo, que generalmente son muy pesimistas.
Siento que el fallo ha sido positivo para Chile. Por supuesto, no nos hubiera gustado perder ni siquiera un metro de Zona Económica Exclusiva, pero en este tipo de materias hay que ver el vaso medio lleno, no el vaso medio vacío. En ese sentido, creo que los beneficios que traerá serán muy importantes para Chile.
Por eso, desde el movimiento Amplitud hemos planteado que es un buen fallo para nuestro país, porque si la Corte Internacional de Justicia se hubiera hecho eco de lo que pedía Perú , el costo para nosotros habría sido muchísimo mayor. Por lo tanto, creemos que, grosso modo, ha sido un fallo positivo para el país, puesto que ha ratificado prácticamente tres y media de las cuatro tesis planteadas por Chile.
Por último, quiero señalar que nuestra obligación es hacer todo lo que sea necesario para que el fallo sea acatado, tal como lo ha manifestado nuestro país y como ha sido la tesis reforzada por el Congreso Nacional, en apoyo a nuestra política de Estado sobre la materia.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Lautaro Carmona.
El señor CARMONA.- Señor Presidente , en nombre de la bancada del Partido Comunista y de la Izquierda Ciudadana, quiero manifestar que el fallo pronunciado por la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, pone fin a una controversia de larga data, reconociéndole a Chile parte importante de su planteamiento y estableciendo una frontera definitiva, la que no podrá ser cuestionada.
Entonces, un hecho no menor es que el fallo define los límites fronterizos marítimos y terrestres entre Chile y Perú. El fallo no afecta el mar territorial chileno y conserva la integridad del dominio de Chile sobre el mismo, incluso sobre nuestra zona contigua. Eso tendrá como resultado respuestas positivas a los pescadores artesanales, que verán así resguardados sus derechos de pesca, tal como los han ejercido históricamente en la zona. Por lo tanto, sus derechos debieran estar resguardados y no afectados.
Sin embargo, a propósito de ese punto, queremos hacer un llamado de atención al Estado de Chile, para que, en respuesta a las inquietudes de los trabajadores de la pesca artesanal, se elabore una política que potencie su desarrollo. Asimismo, a propósito de la inquietud de Arica, una de las regiones extremas del país, se requiere el establecimiento de una política de Estado de carácter permanente, la cual considere seriamente el desarrollo de las regiones y de los diversos sectores de la economía, en este caso, de la pesca artesanal.
Es importante tener en consideración que en la fase de implementación del fallo pueden surgir aristas que hoy no son visibles, las cuales pueden comprometer la actividad laboral del sector pesquero artesanal. Con relación a ello, nos parece que se deben tomar todas las medidas pertinentes que garanticen una política de protección y de desarrollo de ese sector.
Dado que la decisión de la Corte reconoce el límite en el Hito N° 1 y que se proyecta la línea paralela hasta las 80 millas marítimas, hasta aquí no ha habido ninguna argumentación respecto de por qué se llega hasta ese punto, no a 100 o más millas, y por qué no se reconocieron las 200 millas. Lamentamos que eso haya significado la pérdida de 22.500 kilómetros cuadrados de territorio marítimo.
Sin perjuicio de lo anterior, lo que cabe ahora es trabajar por una adecuada y cuidadosa ejecución de sus contenidos, con arreglo a un acuerdo entre las partes, tal como lo ha establecido la Corte.
Reitero que el resultado del fallo no es el que hubiésemos deseado. Sin embargo, no nos parece que se deba incentivar ni promover medidas que afecten la credibilidad de Chile y su respeto por la convivencia internacional.
Reafirmamos nuestra convicción, la que sabemos es compartida, en cuanto a que el fallo debe cumplirse. Consideramos que el mismo tiene carácter definitivo, tal como debe ser entendido por todas las partes, y que otorga una certeza jurídica que no podrá ser cuestionada por nuestros vecinos de Perú, cuestión por la que hay que trabajar.
Asimismo, es importante señalar que hubiésemos preferido que la demanda no hubiera existido, sino que se hubiese impuesto el diálogo. Creemos que la mayoría de los chilenos, en especial los trabajadores, lamenta este tipo de pleitos, pues contribuyen a enrarecer el clima de colaboración y a contaminar los impulsos de integración que ha estado viviendo América Latina.
Esta larga batalla judicial pudo haber exacerbado los ánimos e impulsado el nacionalismo a ultranza. Por eso, cabe destacar la madurez que Chile y los chilenos hemos demostrado durante estos seis años. En ese sentido, no compartimos las demostraciones chovinistas, sino que llamamos a los chilenos a recordar el espíritu de integración sobre la base del cual se fundaron Chile y los demás países de nuestro Continente, el que permitió la consolidación de cada una de nuestras naciones. ¡Cómo no recordar a Simón Bolívar , Bernardo O ´Higgins, José San Martín , José Artigas y José Martí!
No queremos ni debemos ser nosotros los promotores de aventuras y hostilidades, porque no es el pensamiento que tiene nuestro pueblo, como lo ha hecho ver en estos días de tensión.
¿Qué aprendizaje podríamos sacar de esta experiencia? Al reconocer que la frontera se establece por el paralelo situado en el Hito N° 1, la Corte da la razón a la posición sostenida por la defensa chilena. En ese sentido, reconocemos el trabajo y el abnegado esfuerzo respecto de un juicio que, obviamente, era complejo y difícil.
Siempre con cautela, pero con gran compromiso, la defensa chilena intentó establecer que los acuerdos celebrados entre ambos países eran tratados.
La Corte, ante la existencia de hechos que refrendaban el tratamiento de frontera que ambas partes daban a esos acuerdos, optó por resguardar, por una parte, los derechos que los chilenos han ejercido por décadas en la zona, y, por otra, satisfizo, en forma parcial, la pretensión peruana de ajustar su Zona Económica Exclusiva.
Eso confirma que la defensa judicial de Chile logró convencer a la Corte de que los acuerdos suscritos con el Perú sí tenían carácter fronterizo. Entonces, fue acertado hacer todos los esfuerzos necesarios para contar con una buena defensa y tomar en serio esta demanda. De lo que se trata ahora es de mirar hacia el futuro desde una perspectiva de integración y de cooperación.
Las fronteras -lo demostró este fallo- las hacen los hombres y los estados; así ha sido desde tiempos inmemoriales. No olvidemos que en la historia de América Latina, antes de que existieran Chile y Perú, existió el imperio incaico. Antes de él ni siquiera había fronteras.
Sin complejos, hay que reconocer que la integración latinoamericana en algún momento hará innecesarias las demandas inamistosas, y tendrá en su centro los intereses de sus pueblos.
El cambio en el rumbo de nuestra política exterior constituye un tremendo desafío, en el que la unidad de los pueblos será vital para lograr un desarrollo justo, democrático y sustentable, e impedir que se impongan la codicia, la sobreexplotación de los recursos naturales y el desarrollo desigual.
Esta perspectiva de relaciones exteriores no solo es posible sino necesaria. En ese sentido, dentro de los próximos desafíos están el de fortalecer mucho más la presencia en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), y en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y el de mejorar la inclusión e inserción de Chile en los procesos políticos, comerciales y de integración, con particular preocupación por lo que se lleve adelante especialmente en la región.
Reafirmar nuestro planteamiento de integración de los pueblos es también una reivindicación del latinoamericanismo y de nuestra identidad política y cultural. Chile debe jugar un rol más destacado en el continente y debe hacer mayores esfuerzos de participación e integración, ya que no cabe duda de que estamos al debe en esa interacción a nivel de América Latina.
La paz es una parte central de este diseño, por cuanto no hay integración sin ella. La paz se construye desde los pueblos. Han sido los intereses económicos de los sectores dominantes los que han conducido a las guerras, a la ocupación, a la usurpación y al saqueo. Son esos intereses los que están detrás de las provocaciones y de los falsos patriotismos que aparecen ante los conflictos fronterizos, y desaparecen cuando se trata de proteger nuestros recursos naturales de las grandes corporaciones transnacionales. Abogamos, una vez más, por la paz en América Latina.
Chile debe seguir siendo parte del Pacto de Bogotá. De lo contrario, debemos elaborar una propuesta que mejore y potencie aún más todo tratado o pacto que permita la interacción directa, de modo que cualquier potencialidad de conflicto se resuelva por medio de instrumentos jurídicos sostenidos en la paz del continente.
Es necesario fortalecer la relación política entre los estados y los pueblos de América Latina. El fallo de la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, no debe afectar esta perspectiva.
Por lo anterior, valoramos el hecho de que el Presidente Sebastián Piñera haya viajado para estar presente en la cumbre de la Celac, cuyo tema principal será la lucha contra la pobreza, el hambre y la desigualdad. Esos sí son los enemigos de nuestros pueblos. También valoramos que en la decisión de hacerse presente como Jefe de Estado en esa cumbre, que se celebra en La Habana, Cuba, haya incorporado en la delegación a la Presidenta electa Michelle Bachelet .
El fallo establece una nueva frontera y, al mismo tiempo, debe señalar un nuevo compromiso de Chile en relación con su política exterior en orden a avanzar en una política de paz, de integración, de amistad, de cooperación y de solidaridad. Es necesario dejar de actuar como si fuéramos enemigos atrincherados en el pasado, y comenzar a tratarnos como pueblos hermanos, mirando hacia el futuro.
Para la implementación del fallo, tarea que deberá hacer el próximo gobierno, encabezado por la Presidenta Bachelet , representando al país y también a la Nueva Mayoría, las bancadas del Partido Comunista y de la Izquierda Ciudadana están disponibles para promover una política exterior activa en la región, con apego a la legalidad, con ánimo de colaboración patriótica, sin exacerbar los nacionalismos y poniendo en el centro los valores de la integración en todos los planos.
Por eso, nos pronunciamos en favor de la paz, la amistad y la solidaridad entre nuestros pueblos.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra, hasta por siete minutos, el diputado señor René Alinco.
El señor ALINCO.- Señor Presidente , por mi formación obrera, soy internacionalista: creo en la amistad o en las relaciones amistosas de los pueblos. También creo en la utopía de los grandes luchadores latinoamericanos. Pero esta utopía de hacer de América un solo y gran país no puede ser a costa de los chilenos ni a costa de territorio chileno. Por eso creo que el día lunes fuimos derrotados. Hay que decir las cosas en castellano y en buen chileno: fuimos derrotados. Existían 38.000 kilómetros cuadrados de mar en disputa y perdimos 22.000 kilómetros cuadrados de mar chileno. Eso no es un triunfo, eso no es equitativo. Eso es una derrota y así tiene que decirse en la Sala.
Al parecer -se lo digo con mucho respeto a nuestros invitados presentes-, la defensa no fue tan buena o, a lo mejor, no fue de las mejores. Como se dice en términos futbolísticos, jugamos bien pero perdimos el partido. El señor ministro planteó que nos va a dejar una copia del dictamen de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya. Seguramente, señor Presidente , su señoría gentilmente, va a entregar una a cada diputado . Yo no quiero una copia de eso. No quiero que en mi casa haya un documento que es una afrenta para Chile, para los chilenos y para su historia.
Nuestros representantes -lo hemos escuchado a través de los medios de comunicación- plantean que Chile no perdió territorio marítimo, sino que Perú ganó o recuperó un mar que no tiene riquezas. Esto me recuerda lo ocurrido allá por el año 1860, en que tras las actuaciones de un gran héroe argentino, Luis Piedra Buena, si no me equivoco, y de nuestro representante, Diego Barros Arana , se entregó gran parte de la Patagonia a Argentina, porque ese país argumentaba que era peligroso para su seguridad que Chile tuviera territorios tan cercanos al océano Atlántico . También se argumentó en esos años -está en los libros- que esos territorios no tenían ninguna riqueza. Sin embargo, vemos que esos territorios son el sustento de Argentina. Me refiero al territorio que se llama Santa Cruz. Allí hay una riqueza que ellos explotan, que se llama petróleo, fundamental para la economía argentina. Ese territorio lo perdimos.
Por lo tanto, creo que en esta sesión histórica no podemos decir lo políticamente correcto; debemos decir lo que siente el corazón. Nosotros no estamos por una guerra. Como dicen los papelógrafos de la Chacón Corona, en las murallas de Santiago: “En una guerra los muertos los pone el pueblo”. Nosotros no queremos guerra; pero tampoco queremos ser pisoteados por ningún tribunal internacional. Nuestro derecho soberano sobre esos territorios, aunque sean poquita cosa -22.000 kilómetros cuadrados-, se ganaron con sangre chilena, aspecto que al parecer olvidaron algunos de nuestros representantes.
Yo también me declaro responsable de la actitud que tuvimos ayer: una actitud entreguista, de sometimiento, con la cola entre las piernas, que considero que no corresponde. Aunque no sea política y diplomáticamente correcto, debemos reconocer que perdimos; hoy, Chile tiene 22.000 kilómetros cuadrados menos de mar. Y que algunos no vayan a creer que estoy defendiendo a las siete familias que son dueñas del mar chileno -ese es otro cuento-; estamos hablando de soberanía.
Un diputado decía que debemos mirar al futuro, pero yo digo que no tan al futuro. Chile ha perdido todos los litigios internacionales; hasta la querida y respetada Iglesia Católica falló en contra nuestra, en el caso de la Patagonia. A propósito, ¿qué pasará con la Patagonia? Acabo de conversar con el alcalde de Villa O’Higgins , Roberto Recabal , y nos preguntábamos qué pasará con la Patagonia, donde también hay problemas con algunos territorios. ¿Acaso pasará lo mismo? ¿Someteremos el caso a un tribunal internacional? ¿Dependeremos de personajes que ni siquiera conocen nuestro país y mucho menos la Patagonia? Tenemos que cambiar de actitud. Para que lo sepan algunos diputados y nuestros invitados a esta sesión, hace algunos años, se perdió Laguna del Desierto. Muchos no lo saben. Dicen que es un territorio pequeñito donde no vive nadie. Laguna del Desierto tiene 12 kilómetros de largo por 500 metros de ancho; pero era territorio chileno, y lo perdimos.
Entonces, como aiseninos que vivimos en una zona extrema y que hemos dicho que la actitud adoptada en este caso…
El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Tiempo, señor diputado .
El señor ALINCO.-… no ha sido la mejor, quiero pedir que nos preocupemos de los posibles litigios que tengamos en el futuro, por ejemplo, en Aysén.
Para terminar, señor Presidente , por su intermedio quiero decir al ministro que me gusta-ría saber cuánta planta le costó a Chile la defensa que supuestamente se hizo de nuestro territorio. Repito: quiero saber cuánta plata costó.
He dicho.
El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Tiene la palabra, hasta por cuatro minutos, el diputado Nino Baltolú.
El señor BALTOLÚ.- Señor Presidente , a modo de preámbulo, más allá de echarle la culpa a la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, quiero hacer una reflexión sobre el centralismo, porque debido a él ha existido muy poca preocupación por las zonas extremas de nuestro país; es decir, las regiones de Arica y Parinacota y de Aysén y, como decía nuestro querido diputado Alinco , por la Patagonia. Al parecer, las regiones extremas, que tienen escasa población, no incentivan a los gobiernos a implementar políticas de Estado en favor de ellas.
Ayer culminó el largo proceso judicial relacionado con el diferendo marítimo entre Chile y Perú. Fuimos demandados por la República de Perú ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, hecho que, sin duda, despertó el interés general de nuestra ciudadanía, del Congreso Nacional, de los medios de comunicación y, en particular, de nuestros pescadores y de todas las personas asentadas en la Región de Arica y Parinacota.
El diputado Marcelo Díaz decía que nuestra política internacional debiera tener un enfoque americanista. Si ese fuera el espíritu de todos los países americanos, Perú no nos habría demandado y Bolivia no actuaría majaderamente en contra de Chile. Por el contrario, darían muestras de integración.
En los hechos, en virtud del fallo de la Corte Internacional de Justicia, nuestro país conserva gran parte de su territorio marítimo, al reconocer el paralelo geográfico hasta la milla 80 y trazar una bisectriz hacia el sur-oeste como frontera marítima, partiendo desde el Hito N° 1. Con esto Chile mantiene su derecho soberano establecido en plenitud en el Acuerdo de 1952, refrendado en 1954.
Sin lugar a dudas, el fallo de la Corte Internacional de Justicia nos invita a sentirnos tranquilos, aunque no satisfechos; a sentirnos conformes con la actuación de nuestras autoridades, del cuerpo jurídico asesor y de quienes participaron en nuestra defensa que, de manera brillante, defendieron los intereses de nuestro país en tan alta instancia internacional. Aprovecho de saludar muy cordialmente al ministro de Relaciones Exteriores y a sus asesores.
Pero también debemos ser claros en algo: nuestro país, especialmente Arica, perdió alrededor de 21.000 kilómetros cuadrados de su Zona Económica Exclusiva, la que ahora pertenecerá al vecino país de Perú, hecho que debe llevarnos a reflexionar sobre las implicancias económicas que dicha decisión acarreará para Chile y, en particular, para Arica, cuyos habitantes nos veremos afectados por el nuevo estado de cosas.
Está bien que nuestro país se empeñe en respetar el fallo de la Corte Internacional de Justicia, lo que, por cierto, habla bien de él. En todo caso, Chile siempre ha respetado lo resuelto por la judicatura internacional. Sin embargo, nuestras autoridades deben tomar medidas inmediatas que apunten a resolver la situación que podrían vivir dentro de muy poco tiempo los miles de familias que se verán afectadas por el cambio de las condiciones económicas en la región, toda vez que esos 21.000 kilómetros cuadrados formaban parte del territorio marítimo en el cual realizaban sus actividades, lo que les permitía ganarse la vida y alimentar a sus hijos.
Tal circunstancia debe hacernos reflexionar y establecer, desde ya, las pérdidas económicas que implicará el fallo para el sector pesquero de Arica y, a partir de ello, implementar soluciones eficaces que mitiguen sus perniciosas consecuencias.
Por otra parte, este fallo, conocido por todo el país, trae al tapete otro asunto que es tanto o más importante que el que estamos analizando en esta oportunidad: la situación de Arica, que debe ser una ciudad estratégica para nuestro país y un foco preponderante de las políticas de todos los gobiernos y del Congreso Nacional, que apunten a incentivar el desarrollo de su actividad económica. Asimismo, se deben cumplir, de una vez por todas, las promesas de tantos gobiernos de construir allí un puerto pesquero e incentivar la pesca artesanal, a fin de mejorar la capacidad de nuestro puerto en tal sentido. Arica requiere una política integral; es necesario que nos escuchen, de manera que, por fin, podamos ponernos pantalones largos, porque una Arica fuerte garantizará una soberanía fuerte.
En efecto, Arica y las demás zonas extremas, como Aysén y la Patagonia, necesitan recibir una atención especial de parte de las autoridades. Pensamos que este trance histórico debe hacernos despertar y tomar conciencia acerca de la real importancia que tiene y que tendrá nuestra Región de Arica y Parinacota en el futuro. Tal como se ha dicho aquí, nuestra política exterior debe ser un asunto de Estado; de la misma forma, la situación de Arica, en particular, y de nuestras zonas extremas, en general, deben ser materia de una política de Estado. Espero que las futuras autoridades asuman este patriótico e impostergable compromiso desde el primer día de su mandato.
Termino manifestando mi firme convicción de que, según el fallo conocido recientemente por todos los chilenos, nuestra soberanía ha quedado indemne, y la esperanza de que este juicio, que duró más de seis años, tras su culminación implicará el nacimiento de una nueva cultura de entendimiento con nuestros vecinos, …
El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Tiempo, señor diputado .
El señor BALTOLÚ.- … así como también de una cultura de desarrollo y auge de nuestra querida Arica.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado Eduardo Cerda, por los cinco minutos que restan a su Comité.
El señor CERDA.- Señor Presidente , ayer seguimos con mucha atención la transmisión del fallo de la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, sobre la controversia marítima entre Perú y Chile, que analizamos, primero, en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados y, luego, en el Palacio de La Moneda, donde fuimos invitados por el Presidente Piñera .
Debo destacar el ánimo absolutamente unitario con que actuaron todos los sectores, de gobierno, parlamentarios y dirigentes políticos, lo que demuestra que los problemas externos constituyen asuntos de Estado.
Respecto del fallo propiamente tal, el no disimulado pesimismo que existía en nuestro país fue desapareciendo a medida que se avanzaba en la lectura de sus resoluciones. Por cierto, hubo cosas positivas y cosas negativas, que enumeraré someramente porque ya fueron señaladas por el colega Ascencio . Positivas: primero, existencia de un acuerdo de límites fronterizos, basado en el Tratado de 1954; segundo, ratificación del paralelo geográfico como límite marítimo; tercero, reconocimiento del Hito N° 1 como punto donde se extiende el límite fronterizo con Perú, desestimando la tesis peruana del denominado punto Concordia, lo cual determina que no existe controversia sobre el límite terrestre, a pesar de lo que ahora diga Perú; cuarto, queda en poder de Chile -algo muy importante para la Región de Arica y Parinacota- casi el ciento por ciento de la pesca en ese sector.
Lo bueno es que todos estos puntos tuvieron una aprobación de 15 votos a favor y uno en contra.
El aspecto negativo fue la votación de la Corte, por 10 votos a favor y 6 en contra, para modificar el criterio adoptado en 1954. Según la Corte Internacional de Justicia, en ese entonces no se hablaba de 200 millas, sino solo de 80 millas. Eso no tiene ninguna base jurídica. Lamentamos y rechazamos que se haya entregado a Perú aproximadamente 22.000 kilómetros cuadrados de la zona económica exclusiva sobre la cual tenemos derechos de pesca. En todo caso, hay que indicar que la pesca en ese sector, por su enorme profundidad, es muy escasa.
Señor Presidente , por su intermedio quiero hacer una consulta al ministro de Relaciones Exteriores sobre lo señalado por el diputado Moreira en cuanto a que Chile perdió soberanía. Lo pregunto porque, según entiendo, nuestra soberanía corresponde al mar territorial, que solo abarca 12 millas. En esa zona está nuestra soberanía total.
En cuanto al sector marítimo entregado a Perú, ¿hay problemas para que puedan circular naves chilenas? Si no está prohibido, quiere decir que no hemos perdido soberanía.
Chile acepta el fallo y lo cumplirá; pero Perú también tiene que hacer lo mismo y declarar que nunca más tendrá controversias por límites con Chile, para así iniciar una nueva etapa como países vecinos y amigos, en la que impere la complementación económica para brindar un mejor bienestar a sus pueblos.
Agradezco el trabajo profesional del equipo jurídico encabezado por el agente señor Alberto van Klaveren e integrado por Juan Martabit y la señora María Teresa Infante , en defensa de los intereses del país. De la misma forma, vaya mi agradecimiento al ministro de Relaciones Exteriores , señor Alfredo Moreno , con quien hemos contado siempre que se le ha solicitado que asista a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados y con el cual hemos tenido un gran entendimiento acerca de los problemas de Chile.
Respaldamos al actual Gobierno, al igual como lo hicimos con el anterior y que haremos con el que viene, porque entendemos que nuestra política exterior es política de Estado.
Por último, agradeceré al señor ministro que conteste mi consulta sobre la eventual pérdida de soberanía de Chile.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Orlando Vargas.
El señor VARGAS.- Señor Presidente , no puedo dejar de lamentar este fallo que implica una pérdida importante de nuestra Zona Económica Exclusiva.
No obstante ello, la proyección del paralelo como límite marítimo desde el Hito N° 1 hasta la milla 80 da la razón, en parte, a uno de los principales argumentos de la tesis chilena.
Quiero destacar y valorar que, pese a este resultado, la defensa de nuestro país siempre fue enfrentada como una política de Estado, que reflejó los principios que inspiran la política exterior de Chile, como son el respeto irrestricto al derecho internacional y la solución pacífica de las controversias.
Hoy, debemos mirar hacia el futuro; pero no podemos hacerlo sin enfrentar la deuda que como país tenemos para con nuestra querida ciudad de Arica, perteneciente a la Región de Arica y Parinacota.
El sábado y el domingo pasado vimos en Arica una serie de manifestaciones y muestras de descontento de nuestros sindicatos de pescadores artesanales y semiindustriales, las que apuntaban a exigir que las autoridades de Gobierno no desatiendan sus reclamaciones, mantengan un diálogo sincero con ellos y realicen todas las acciones de mitigación en caso de que ese sector resulte perjudicado.
Algunos presidentes de sindicatos de pescadores han dicho que, en el caso de la pesca en altura, se van a perder especies como el bacalao y la palometa, entre otras.
Al enfrentar el cumplimiento de este fallo se hace ineludible hacerse cargo de forma decidida del futuro de nuestra Región de Arica y Parinacota. Lamentablemente, nuestra ciudad ha sido postergada por décadas. Ante esta situación de desidia y abandono por parte del Estado, los ariqueños decimos: ¡Basta! ¡Exigimos reales políticas de desarrollo!
En el pasado, Arica tuvo momentos de auge y esplendor desde el punto de vista social y económico, como en la década del 50 del siglo pasado. En ese sentido, es menester señalar que en 1953, durante el gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del Campo, por medio del decreto con fuerza de ley N° 303 se creó el régimen de puerto libre, gracias al cual la ciudad comenzó un nuevo ciclo de expansión económica, que se consolidó en 1958 con la creación de la Junta de Adelanto de Arica.
El puerto libre significó para Arica un verdadero polo de desarrollo, pues impulsó el ensamblaje de automóviles y la instalación de fábricas textiles, de artículos electrónicos, de línea blanca, etcétera.
Esas claras y decididas acciones en pro del desarrollo de Arica significaron décadas de prosperidad. Sin embargo, las políticas aplicadas por el gobierno dictatorial en las décadas del 70 y 80, terminaron por sepultar el progreso y el dinamismo económico que la ciudad venía experimentando por años.
Señor Presidente , debemos avanzar hacia una complementariedad efectiva y sostenida con nuestros vecinos, especialmente con el Perú, sobre la base de la convergencia de las dinámicas de desarrollo de zonas contiguas, como la del norte de Chile, y Tacna en Perú. Existe un fuerte vínculo comercial entre Arica y Tacna . Como es sabido, esta ciudad del vecino país goza de un gran dinamismo económico, cuestión que, lamentablemente, no ocurre con mi querida ciudad de Arica.
Debemos cambiar el paradigma de desarrollo, de manera que apunte más allá del solo crecimiento económico del esquema neoliberal. Se debe potenciar y poner en marcha un verdadero proceso de complementariedad y desarrollo interregional, mediante una política de integración de una gran zona, comprendida por el norte grande de Chile, el sur del Perú, el oriente de Bolivia y el noroeste argentino, que debe reunir una amplia gama de instrumentos de facilitación y fomento económico, comercial, de inversiones públicas y privadas, de cooperación y de infraestructura, y de libre tránsito de bienes, capitales, personas y otros.
La experiencia mundial nos ofrece ejemplos útiles y exitosos a tomar en cuenta, como la Sociedad para la Prosperidad entre México y Estados Unidos de América, o lo que el Banco Asiático de Desarrollo denomina círculos de crecimiento, entendidos como triángulos o regiones económicas transnacionales adyacentes, que se complementan para promover el comercio exterior y la atracción de los inversionistas.
Sin embargo, para que dichas experiencias sean realmente exitosas, tengan continuidad en el tiempo, y sean verdaderos pilares de desarrollo, se deben realizar a partir de estructuras, instituciones y lógicas no solo de desconcentración administrativa, sino también de un proceso de descentralización, y se debe articular de manera coherente una estrategia de desarrollo nacional, regional y local.
Más que intensificar o cambiar políticas públicas desde Santiago , se trata de transformar el territorio de Arica en sujeto de un proyecto político, mediante una relación virtuosa entre integración, democracia, descentralización, y participación de las organizaciones de la sociedad civil. No hay que esperar una nueva demanda ante la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, para mostrar a Arica en la televisión, para ver cómo llegan todos los ministros y poner en discusión lo abandonada que se encuentra esa región. Necesitamos que el Estado de Chile, de una vez por todas, presente un proyecto serio y responsable para las zonas extremas. Un proyecto por medio del cual se desarrollen las fronteras vivas como lo ha hecho Perú con Tacna, como lo ha hecho Brasil con sus fronteras adyacentes, es lo que necesita Arica para ponerse a la altura de sus vecinos. En ese escenario, Arica cobraría una tremenda relevancia como uno de las terminales de salida para la carga proveniente del Atlántico. Para ello, se requieren fronteras abiertas, pero seguras, en las que se ponga especial atención a mecanismos eficaces, eficientes y expeditos para combatir delitos como el narcotráfico y la trata de personas, y para proteger el patrimonio fitosanitario y zoosanitario del país, sin entorpecer el libre tránsito.
De esa manera, Arica se transformaría en una ciudad de servicios, consistente en amplias y modernas instalaciones portuarias, un importante centro de negocios anexo a esas actividades, con un intenso turismo desde todo el mundo, en especial de las regiones vecinas.
El cierre de esta etapa entre Chile y Perú debe ser el inicio de otra, que implique una plena cooperación y hermandad entre nuestros pueblos.
Nos conmueve la queja de la gente de mi tierra: “Ahora Chile se acuerda de Arica”. Esta frase da cuenta del profundo sentimiento de abandono que el pueblo ariqueño siente de parte del Estado.
Esta situación debe cambiar con una gran ley que favorezca a las fronteras vivas de todo el país, como Villa O’Higgins, Punta Arenas, Arica o Calama . Es necesario implementar políticas públicas a favor de esas regiones. No basta con pequeñas legislaciones, que solo sirven de migajas para lograr algún adelanto y, al final, no suscitan un desarrollo sustentable.
Termino saludando a esta bella ciudad con la célebre frase de su himno: “Arica, siempre Arica . Siempre Arica hasta morir”.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Alberto Cardemil.
El señor CARDEMIL.- Señor Presidente , me atrevo a decir que por sobre los estilos personales y la forma de expresarse de los diputados, senadores y dirigentes políticos de Chile, en esta cuestión hay una realidad que celebrar, cual es la absoluta unidad en torno al anterior gobierno, a este y, sin duda, al que vendrá, en la defensa del interés nacional y en el respaldo al Presidente de la República y a la Cancillería como rectores de la política exterior de Chile.
Estamos claros en relación con el fallo, tras el cual se han preservado nuestros postulados jurídicos, lo que, en gran parte, se debe a la buena defensa que se realizó, lo que celebramos. Por eso, nos unimos a las felicitaciones prodigadas a los agentes Alberto van Klaveren , Juan Martabit , al canciller Alfredo Moreno y al Primer Mandatario , don Sebastián Piñera .
Uno podría formular teorías acerca de si era bueno aceptar o no la jurisdicción de La Haya. Al final, se aceptó y fuimos todos tras esa decisión.
Se trató de presentar una defensa adecuada. Se hicieron todos los esfuerzos para ello. Se acentuó el aspecto jurídico y la buena vecindad en lo restante con el Perú. Podría haber dudas respecto de eso, pero lo aceptamos y respaldamos todo. En definitiva, el resultado avaló la buena dirección de esa política.
Sin embargo, me atrevo a decir que se ha abierto un margen de preocupación -eso es lo que existe en esta Sala- respecto de lo que viene.
¿El resultado de este fallo es el punto final de una larga controversia? ¿Es este el punto final de las cuestiones de límites con Perú, que se suceden desde 1929?
Nosotros queremos que sea así; deseamos cumplir el fallo de buena fe. Pero las noticias que llegan allende de la Línea de la Concordia no son favorables a ese propósito.
Aquí -como plantearon algunos diputados- hay al menos tres temas que nos preocupan. En primer lugar, la demarcación de la línea divisoria entre las zonas económicas exclusivas de Chile y Perú , deja amplios espacios abiertos.
En esta materia, ¿qué hará Chile? Se lo pregunto, por intermedio del señor Presidente , al ministro de Relaciones Exteriores , en lo que le queda de su mandato, y al futuro ministro de Defensa Nacional , don Jorge Burgos . ¿Qué harán este Gobierno y el próximo? ¿Vamos a dejar la iniciativa al Perú o vamos a plantear, con rigor, que no puede haber ninguna boya en la línea divisoria que no cuente con el test del experto o técnico que corresponda? ¿Cómo lo vamos a hacer? Aquí se ha abierto un tema que impone una reacción pronta, una declaración de intenciones de nuestro Gobierno.
En segundo lugar, debemos tener presente las declaraciones del Presidente Ollanta Humala y de su canciller. Hoy, leí en el diario las declaraciones del excanciller peruano García Sayán que, a nuestro juicio, son superdelicadas.
Nosotros estamos por el cumplimiento del fallo a base de la buena fe. Me gustó mucho lo que planteó el Presidente Piñera en cuanto a que vamos a cumplir el fallo, y lo haremos cumplir de buena fe.
Me parece que se debe aclarar que lo que expresaron las autoridades del Perú no es en cumplimiento del fallo de buena fe. Mantener abierta la controversia sobre el punto denominado por los peruanos como Concordia o 266 después del fallo de La Haya, no es una demostración de buena fe. Sería bueno que Chile dijera eso.
Por último, está el problema del estatuto jurídico y los derechos de Chile sobre la Zona Económica Exclusiva asignada por la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, al Perú.
Como ya se expresó, nos parece que ello exigirá del Perú reformas constitucionales y legales de mucha entidad e importancia política. Chile debería estar a la expectativa, aguardando lo que el Perú haga y exigirle que cumpla de buena fe.
Me voy a permitir la licencia de citar la frase de un huaso maulino, amigo mío, que, en forma muy acampada, decía: ¡Pase que a uno le vean las canillas, pero no que le cuenten los pelitos de las canillas!
Chile ha hecho todo lo que debía y sostuvo que cumplirá el fallo de buena fe. Por eso, en las horas que vienen será harto necesaria una declaración que dé cuerpo y entidad a esto que plantearon muy bien el Presidente Piñera y la Presidenta electa, Michelle Bachelet , en cuanto a que así como cumplirán su parte, también exigirán al Perú el cumplimiento del fallo de buena fe.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado señor Carlos Abel Jarapa.
El señor JARPA.- Señor Presidente , la controversia marítima chileno-peruana, sometida al conocimiento y decisión de la Ilustrísima Corte Internacional de Justicia, tiene el propósito fundamental de asegurar la solución jurídica y pacífica de un problema que afecta los fraternales vínculos de amistad y cooperación entre ambos pueblos.
La Corte Internacional de Justicia falló el día de ayer, y su sentencia redefine el límite marítimo entre Chile y Perú a partir de la milla 80 del paralelo que divide las aguas de ambos países. Esta sentencia nos significa perder 22.000 kilómetros cuadrados de plataforma marítima. Sin embargo, debemos valorar la reafirmación de la vigencia del Hito N° 1 como punto de inicio de la de limitación marítima chilena.
Sabemos que el fallo de la Corte es jurídicamente definitivo e inapelable, y que, tal como lo mencionó el Presidente Sebastián Piñera , también es vinculante. Chile y Perú aceptaron la jurisdicción de la Corte, y, confirmando su tradición de respeto al derecho internacional, ambos países se han comprometido a aceptarlo y cumplirlo.
Deseo felicitar al equipo jurídico chileno por el trabajo desempeñado -en especial al ministro de Relaciones Exteriores , al agente Alberto van Klaveren y a los coagentes María Teresa Infante y Juan Martabit -, porque supo resguardar la soberanía chilena, y si bien es cierto que no logramos un resultado completamente satisfactorio, al menos se acogió la postura chilena, que cautela íntegramente el mar territorial y soberano de nuestro país.
El fallo reconoce la existencia de un acuerdo respecto del Hito N° 1 y del paralelo marítimo, que era una de las pretensiones de nuestro Gobierno, lo que significa que no habrá traspaso alguno de soberanía territorial de Chile.
Desde ahora debemos seguir trabajando unidos para implementar el fallo, abogando por una política de Estado, tal como hicimos mientras esperábamos el dictamen de la Corte, aunque entendemos que las relaciones exteriores son de exclusiva responsabilidad del Presidente de la República y que su ejecución corresponde a la Cancillería.
Destaco la conducta de las diversas autoridades nacionales, tanto de Gobierno como de Oposición, pues ha sido prácticamente unánime en esta materia.
Del mismo modo, destaco el diálogo constante entre la actual administración y el gobierno electo, que quedó de manifiesto en las conversaciones sostenidas entre el Presidente Sebastián Piñera y la Presidenta electa Michelle Bachelet , quien deberá adoptar las decisiones propias con la idoneidad política de las nuevas autoridades del Estado.
En este plano, es indudable que la experiencia política de la Presidenta Michelle Bachelet garantiza que las medidas serán las más adecuadas para defender los intereses chilenos, para lo cual contará con el respaldo que la institucionalidad constitucional y política del Estado le otorgan.
Debo hacer presente las responsabilidades políticas internacionales que ha asumido nuestro país en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, al ser elegido, por quinta vez, como uno de los diez Estados miembros no permanentes del órgano que podría ser llamado a intervenir en caso de incumplimiento de un fallo de la Corte Internacional de Justicia, conforme lo dispone el número 2 del artículo 94 de la carta de la ONU.
Nuestro país, por su experiencia histórica en la solución pacífica de las diferencias limítrofes con sus hermanos pueblos vecinos y por las responsabilidades internacionales asumidas como miembro del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, tiene un compromiso fundamental con la paz internacional. Asimismo, tenemos una larga y exitosa experiencia en la solución jurídica de los problemas bilaterales con nuestros vecinos, y, en este caso, no cabe duda de que más temprano que tarde se lograrán acuerdos bilaterales que superarán la coyuntura actual y estrecharán aún más los vínculos entre los pueblos chileno y peruano.
El pasado, el presente y el futuro de chilenos y peruanos están estrechamente vinculados a la vida y al progreso de dos pueblos hermanos y a su creciente integración económica y social.
Señor Presidente , termino señalando que el cumplimiento y la implementación de este dictamen, en el cual quedan establecidos definitivamente los límites marítimos entre Chile y Perú , es un gran desafío y una oportunidad para fortalecer nuestra tradición republicana de respetar los tratados internacionales y generar una mayor integración con nuestros vecinos en áreas fundamentales, como son la defensa, el desarrollo y el crecimiento de los países de este sector del mundo, fortaleciendo la unión de los países latinoamericanos en el constante proceso evolutivo en lo cultural, social, político, económico e informativo, lo que indudablemente beneficiará a sus habitantes, en un mundo cada día más globalizado.
He dicho.
El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Tiene la palabra, hasta por siete minutos y medio, el diputado Cristián Letelier.
El señor LETELIER.- Señor Presidente , muchas veces las anécdotas republicanas no quedan registradas por escrito en la historia, asignatura que, sin duda, es muy importante en la Academia Diplomática.
Corría el año 1984 cuando don Julio Philippi llegó a la casa de don Jorge Alessandri para participar en una de aquellas onces memorables que organizaba el expresidente. Don Julio, muy contento, comentó el término de la mediación papal con Argentina, ante lo cual don Jorge dijo: “¡Qué pena! Julio es tan buen hombre que cree que los problemas con Argentina, Perú y Bolivia terminarán con esta mediación papal.” Lo lamentó porque sabía que no era verdad. Bueno, este fallo tampoco pondrá término a nuestros problemas con Perú.
Como Chile tiene una juridicidad muy arraigada, muy comprometida con los principios del Derecho Internacional, como el respeto a los tratados y a las sentencias, uno tiende a pensar que con fallos como este terminarán los problemas con nuestros vecinos, pero no creo que sea así. Y más que ser pesimista, soy realista, señor Presidente .
Este dictamen de la Corte, que tiene efectos políticos, económicos y jurídicos, genera algunas dudas y preguntas que podrían tratar de respondernos, en la medida de lo posible, el señor Canciller y los agentes diplomáticos que lo acompañan, para aprovechar su presencia en la Sala de la Cámara de Diputados, donde tenemos el honor de recibirlos.
En primer lugar, el Presidente Ollanta Humala , en su discurso de ayer: “En lo concerniente al punto de inicio del límite marítimo, la Corte ha señalado que este se ubicará en la intersección del paralelo que pasa por el Hito N° 1, por la línea de baja marea.
Quiero destacar que ello no prejuzga, ni afecta, la intangibilidad de la frontera terrestre establecida en el Tratado de 1929 y a los trabajos de la Comisión Mixta de Límites de 1929 y 1930, que fijan su inicio en el Punto Concordia.”.
¿Hay posibilidades de que Perú siga en esta senda de demandarnos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, ahora por el límite terrestre? Pregunto esto porque la historia no oficial cuenta que en un momento determinado un expresidente de Perú, cuyo nombre no recuerdo, le habló a la Secretaria de Estado de Estados Unidos de aquella época, la señora Condoleezza Rice, sobre la posibilidad de un arbitraje. Recordemos, señor Presidente , que en caso de controversia sobre límite terrestre entre Chile y Perú es ese país de Norteamérica el llamado a determinar. Afortunadamente, la señora Rice no le hizo caso.
Sin lugar a dudas, nos preocupa el efecto político, porque además está el problema de la ejecución del fallo. ¿Qué va a ocurrir con la ejecución del fallo? ¿Habrá una comisión binacional? ¿Cuánto demorará esa comisión binacional en aplicar lo resuelto por la Corte de La Haya?
En seguida, respecto de los efectos económicos y prácticos del fallo, especialmente en lo que dice relación con los pescadores artesanales, ellos no tienen mucha conciencia de lo que son las 80 millas. ¿Qué pasará en materia de policía, por ejemplo, cuando una embarcación con bandera chilena sobrepase ese límite? ¿Qué va a ocurrir en un principio? Porque eso puede pasar. ¿Cuántas veces tuvimos, hasta hace poco, apresada a gente de Perú porque se entrometía en el mar chileno, en la Zona Económica Exclusiva, en estas 200 millas marinas?
Y en cuanto a los efectos jurídicos, ¿qué pasará con Bolivia y su demanda? ¿Cuál es la aprensión de Chile en esta materia? ¿Seguirá o no seguirá Bolivia con su demanda? Eso en relación con que no hay ahí un derecho propiamente tal, sino que meras expectativas. Eso, sin lugar a dudas, debe ser una preocupación.
El diputado Moreira , quien fue uno de los primeros en hacer uso de la palabra en esta sesión, dijo que estaba rigurosamente claro que había que revisar y, en lo posible, dar término al Pacto de Bogotá.
Señor Presidente , por su intermedio, quiero consultar al señor canciller si la política internacional de Chile está pensando en eso y si hay que tener cuidado con el año de plazo que establece el pacto para que Chile reciba todas las demandas en su contra.
Quiero señalar, además, que están los efectos jurídicos propiamente tales. El mapa, a partir de ayer, no es igual. Al respecto, pido a los diplomáticos de carrera que tengan muy en claro que la defensa de nuestra soberanía conlleva, entre otras cosas, que nuestra juventud debe tomar conciencia de lo que ganamos con la Guerra del Pacífico y lo que debemos defender a ultranza, no solo por la vía diplomática, sino también a través de la adopción de una política internacional enérgica.
Señor Presidente , quiero consultar al canciller sobre algo que aquí se preguntó y que se refiere a que si hay posibilidades de tener otro litigio con nuestra vecindad, ya sea con Argentina, Perú o Bolivia, y si nuestra soberanía -así habla el Perú- es reconocida o desechada con este fallo internacional.
Finalmente, quiero rendir un homenaje a un juez chileno que nadie ha mencionado, pero que un periódico de la capital destaca. Se trata del señor Francisco Orrego Vicuña , un destacado jurisconsulto y profesor de derecho internacional quien, en un fallo de minoría sostiene la tesis chilena por ajustarse a derecho, a la justicia y a los principios del derecho internacional que nuestro país siempre ha respetado y ha hecho valer en el ámbito internacional, lo cual nos ha traído el respeto y el prestigio que hemos ganado como nación.
He dicho.
El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Tiene la palabra el diputado señor Rosauro Martínez, por cuatro minutos y treinta segundos.
El señor MARTÍNEZ .- Señor Presidente , el Tribunal de La Haya ha resuelto conforme a derecho y, como se da en estos casos, contextualizando su resolución a las variables políticas que sería iluso desconocer.
En síntesis, reconoció nuestra postura acerca de que el límite chileno peruano comenzaba en el Hito Nº 1 y no en el punto de la Concordia y estableció una fórmula alternativa para delinear el límite que combinó elementos de equidad y de derecho, entregando un fragmento de 80 millas a Chile, siguiendo la paralela, y otro, hasta las 200 millas, según la equidistante, con lo cual Perú ganó aproximadamente el 70 por ciento de lo que solicitaba.
En la práctica, tenemos un nuevo límite que aseguró una Zona Económica Exclusiva frente a Arica de 68 millas. Ello, como se ha dicho, sin afectar la pesca artesanal, la cual realiza sus capturas dentro de las primeras 20 millas desde la costa, aunque sí reduciendo el área de pesca industrial. Duele perder, en este caso, una porción de nuestro territorio marítimo. Nadie puede estar feliz con una situación de esta naturaleza, más aún cuando tenemos la convicción de que los argumentos estaban de nuestro lado. Pero igualmente debemos tener la prudencia para poner nuestro análisis en el lugar que corresponde.
El fallo lo tenemos que cumplir en su integridad. Nos avala una trayectoria histórica de seriedad en estas materias. Valga el énfasis, porque es el momento de aprender de nuestras experiencias y de nuestra historia. Especialmente, en este caso, Perú fue capaz de construir una controversia con variadas opciones y generó una estrategia que desarrolló a lo largo de años con una fuerte dosis de peso académico.
¡Qué más quisiera que las expresiones de los cancilleres Fernández y Valdés y de muchas personas que han señalado que aquí se terminan las disputas por fronteras con Perú fuesen realidad! Por lo pronto, ambos países debieran convenir en una declaración oficial que siente un precedente que aquí se acaban todas las diferencias territoriales y marítimas pendientes, en particular, porque un acto de esa naturaleza genera derechos y obligaciones, fortaleciendo la relación bilateral y la integración, porque estamos ciertos de que el desarrollo de nuestros pueblos pasa necesariamente por una política de cooperación y asociatividad.
En el intertanto no podemos quedarnos, como en tantos momentos de nuestra historia, confiados, mientras otros avanzan en la ejecución de una estrategia perfectamente estructurada. Es el momento de pensar y estructurar una visión político-estratégica respecto de los estados vecinos y la región sudamericana. Tenemos que ser capaces de tener en la realidad una política de estado que contemple una capacidad de respuesta integral en los ámbitos políticos, económicos, culturales y militares susceptibles de enfrentar de manera efectiva y eficaz escenarios emergentes de los cuales lamentablemente, y lo vemos hoy, no estamos inmunes. Tenemos que comprender que nuestro emplazamiento está en esta parte del planeta y, por tanto, debemos avanzar en el entendimiento, la vinculación y el posicionamiento de nuestro país. Si no generamos confianza, evidentemente tendremos escasas y nulas posibilidades de adhesión o contención en casos complejos, como han sido históricamente los derivados de la delimitación con nuestros vecinos.
Aprendamos de la historia. Debemos, de una vez por todas, fortalecer nuestras ciudades fronterizas. Arica, y con justa razón lo decían sus habitantes, no puede ser foco de atención nacional en momentos como éstos.
Señor Presidente , honorables colegas, juguémonos por la integración. Nadie quiere desatar una carrera armamentista ni enemistades. Tenemos múltiples urgencias y desafíos sociales. Pongamos toda nuestra fuerza en tales propósitos, pero sin descuidar un instante que nuestra mayor fortaleza viene dada por nuestra unidad interna y una respetable capacidad disuasiva.
He dicho.
El señor ELUCHANS ( Presidente ).- Tiene la palabra el diputado señor José Pérez.
El señor PÉREZ (don José).- Señor Presidente , pareciera que ayer, en Chile, amaneció más temprano, pero lamentablemente la noche de ayer fue más larga y oscura que las anteriores.
En verdad, este fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, al que recurrió Perú después de haber suscrito acuerdos con Chile en 1952 y 1954, y otros ratificados con posterioridad, según lo que he escuchado acá, deja satisfechos a la mayoría de mis colegas y a quienes he escuchado fuera de este Hemiciclo, porque reconoce como límite el Hito Nº 1 y el paralelo que corre por 80 millas mar adentro, que hasta antes del fallo de La Haya era de 200 millas. O sea, perdimos 120 millas, si las matemáticas no me engañan.
Fuimos ampliamente derrotados. Aquí se habla de que la riqueza marina está entre las 40 y las 60 millas y que por consiguiente no es mucho lo que ha perdido Chile. ¡No! Estamos perdiendo 22.500 kilómetros cuadrados de territorio marítimo, es decir una enorme superficie. Eso hay que dejarlo claro. Que lo sepa el país: el fallo nos deja insatisfechos; Chile está descontento; Chile está molesto, porque ésa es la realidad.
Ahora, el hecho de que las riquezas marinas estén a 60 o 80 millas marinas, en un alto porcentaje, no satisface en absoluto las aspiraciones de nuestro pueblo.
Este es un fallo vinculante que tiene que acatarse le guste o no a los países involucrados. Por eso, no tenemos mucho más que decir, salvo manifestar nuestro malestar por esta derrota que nadie esperaba.
Me quedo con algo preocupante: el Presidente de Perú ayer dijo claramente que de la demanda que presentara ese país ante los tribunales de La Haya se había obtenido el 70 por ciento de lo que Perú solicitaba. O sea, perdimos siete a tres. Nosotros ganamos tres; ellos ganaron siete. Por eso, en Perú había fiesta, disfraces, banderas, pancartas. Aquí, en Chile, todo el mundo andaba con la cara baja, triste. Todos sabíamos que habíamos sufrido una enorme derrota.
Por eso, algunos colegas han manifestado que este fallo es razonablemente positivo y otros que es bueno para Chile. A mi juicio, es un fallo desastrosamente malo, pues hemos perdido la enorme cantidad de kilómetros cuadrados que mencioné. ¡Vaya cantidad de mar territorial! Yo me quedo con aquello que dijo la Presidenta electa, en el sentido de que es un fallo doloroso, o lo que indicó el Presidente Piñera , de que es lamentable. Por cierto, es muy lamentable.
Chile se siente derrotado en este momento, porque hemos perdido una parte importante de lo que era nuestro. Y creo que esa derrota se siente con toda razón, porque cuando se pierde lo que es de uno, lo que es de Chile, lo que es de este país que nos vio nacer, indudablemente que nos duele.
Por consiguiente, no me queda otra cosa más que decir que lamento mucho este fallo y que nos hace un daño tremendo. Espero que sea el último diferendo limítrofe que tengamos con Perú, puesto que no podemos seguir con arbitrajes en los cuales siempre somos perdedores, cada vez que tenemos controversias con grandes autoridades del mundo y organismos internacionales.
He dicho.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el ministro de Relaciones Exteriores, don Alfredo Moreno.
El señor MORENO ( ministro de Relaciones Exteriores ).- Señor Presidente , más que contestar las preguntas una por una, tengo la impresión de que hay muchas visiones en común.
En primer lugar, respecto de cuál es la palabra que resume el fallo, en general me parece que las distintas apreciaciones son bastante coincidentes, en términos de que se ha señalado que “resulta doloroso”, “lamentable” y otros argumentos respecto de lo que ha sucedido con nuestra Zona Económica Exclusiva, que de acuerdo con el fallo será del Perú a partir de las 80 millas en la parte que quede al sur de la línea equidistante hasta llegar a las 200 millas. Así lo expresó nuestro agente al salir de la Sala donde fue dado a conocer ese fallo y así también lo informaron el Presidente de la República , la Presidenta electa y este canciller tanto públicamente como al inicio de esta sesión en exactamente los mismos términos.
De la misma forma, puedo advertir que también hay un acuerdo transversal y general sobre los aspectos positivos del fallo, en cuanto a que reconoce, en primer lugar, el punto central de las controversias entre Chile y Perú. Imaginemos lo que habría sido este fallo si la Corte no hubiera aceptado el hecho de que había un acuerdo previo y existente entre ambos países. Recordemos que en la mitad del fallo, el juez Peter Tomka indicó que, a juicio de la Corte, no había un Tratado de 1952 que hubiera delimitado; por lo tanto la argumentación de la Corte, desde ahí en adelante, se basó en un acuerdo tácito. Según nuestros conocimientos -lo vamos a verificar, ya que parece que no estamos equivocados-, esta sería la primera vez que la Corte acepta un acuerdo tácito como un acuerdo que determina los límites marítimos entre dos países. En todos los fallos anteriores la Corte había señalado que el estándar para demostrar que había un acuerdo y un tratado que fijara el límite marítimo y que, por lo tanto, impidiera aplicar el método equitativo, debía cumplir con enormes exigencias y ser de alta rigurosidad. Como he dicho, es un problema de apreciaciones, pero en los hechos, a partir de todas las intervenciones que he escuchado, me parece que hay pleno acuerdo sobre esto.
Respecto de ver el vaso más lleno o más vacío, observo distintas apreciaciones. Sin embargo, hay una absoluta valoración de los puntos positivos. Se lamenta que la Corte haya evitado dar el favor a la posición chilena y mantener el final del paralelo en las 80 millas y no en las 200 millas. Todos los elementos de juicio -no solo los que presentó Chile, sino que también los de Perú- indicaban que había que inclinarse por lo segundo. Como manifesté en mi intervención, la determinación de 100 millas, o de 80 millas, o de 60 millas o de cualquier otro número que no fuera 200 millas, de verdad no tiene sustento en los antecedentes que hay en el juicio, porque no aparece ninguna información respecto de ese tema aportada por Chile ni por Perú, sino que simplemente surge del punto del acuerdo tácito, en el cual hay que mostrar todos y cada uno de los elementos que tiene ese límite, es decir, desde donde parte, hacia dónde se dirige la línea, si es un paralelo o no, la naturaleza del límite y posteriormente su extensión. Sobre todos los otros puntos respecto de ese límite, la Corte considera que ha podido comprobar que existe ese acuerdo tácito respecto de todas las otras cosas en la forma como Chile ha explicado.
Asimismo, me parece que hay algunas dudas respecto de lo que significa el fallo. En ese sentido, quiero reiterar lo que dije en mi intervención.
Cabe recordar que la ley del Mar es la legislación vigente en Chile. Nuestro país es firmante de la Convemar, que la Corte aplicó a Perú. En ese sentido, la Corte señaló que el agente de Perú, señor Allan Wagner, argumentó que su legislación era consistente con la ley y el derecho del mar. Por lo tanto, la Corte establece que es una obligación legal del Estado peruano cumplir con tal derecho, lo cual es parte del cumplimiento de la sentencia. Entonces, eso significa que tanto en la situación actual de Chile como en la futura concerniente a las áreas de Chile y de Perú en esta materia son regidos por la ley del Mar. Es decir, las primeras 12 millas corresponden a un territorio denominado mar territorial, el cual, por definición, es mar soberano de Chile y donde éste ejerce plena soberanía. Además, es prácticamente equivalente a un territorio terrestre. A partir de las 12 y hasta las 200 millas, corresponde a la Zona Económica Exclusiva, donde el país solo tiene derechos soberanos económicos. De manera que lo que Chile tiene y traspasa es territorio de la Zona Económica Exclusiva.
En consecuencia, todos los otros derechos corresponden hoy y corresponderán en el futuro a la comunidad internacional, que tienen que ver con la pregunta formulada por el diputado Cristián Letelier, en el sentido de saber si será posible que naves chilenas puedan navegar por ese lugar. Por supuesto que lo podrán hacer. No solo las chilenas, sino que también de terceros países. Obviamente, también podrán volar aviones en ese espacio aéreo. Este punto es importante, porque he manifestado que Chile cumple con esa legislación. No obstante, hoy Perú, independientemente de lo que haya dicho su agente -y eso lo tiene muy claro-, no cumple con esa norma en la práctica, más allá de qué origina eso. A modo de ejemplo, los pequeños pesqueros peruanos que están retenidos en Arica por estar pescando en la Zona Económica Exclusiva de Chile tuvieron dos multas: una por estar pescando allí y otra por haber ingresado a nuestra Zona Económica Exclusiva sin autorización. Obviamente, eso a cualquiera le puede parecer un contrasentido, porque si es Zona Económica Exclusiva y libre paso no tendría por qué pedir autorización para navegar por esa área. Entonces, como acabo de decir, Chile cumple con el derecho del mar en esta materia. ¿Por qué multamos a los pesqueros peruanos que ingresan a la Zona Económica Exclusiva chilena, a pesar de que tienen todos los derechos para hacerlo sin pedir autorización? Porque Perú exige un aviso y por lo tanto una autorización, porque puede denegarla para entrar a su dominio marítimo, aun cuando sea más allá de las 12 millas. En consecuencia, por reciprocidad, a las naves peruanas en Chile se les aplica el mismo método. En razón de ello, si una nave chilena ingresa a Perú sin autorización, eso le significa una multa. Debemos terminar con ese sistema e ir a la situación normal que tenemos con cualquier otro tercer país que cumple con las normas del derecho del mar.
En cuanto al tercer punto mencionado, tiene directa relación con el problema de la implementación. ¿Cuáles son los problemas que ambos países tendrán que resolver en la etapa de implementación?
Primero voy a ir al tema de fondo y luego voy a conversar algo sobre el tema, llamémosle transitorio, que es la situación de hoy, de mañana y de pasado mañana.
En cuanto a la situación de fondo, en primer lugar, la Corte ha señalado un método para fijar la frontera y algunos puntos. Ustedes vieron los gráficos. Esos puntos -y la trayectoria, particularmente, de esa curva- no son precisos y la Corte le pide a ambas partes que, en conjunto y de buena fe, establezcan exactamente la trayectoria y las coordenadas de esa curva y de esos puntos. De manera tal que es imposible evitar el hecho de que ambos países van a tener que trabajar en materia de cartografía y ubicaciones. Este tema va a requerir un trabajo técnico de ambas partes. Por ahí escuché a alguien decir que esto se hace en cuarenta y ocho horas. No, esto no se hace en cuarenta y ocho horas, aunque uno, por supuesto, lo vamos a hacer lo más rápido que se pueda, con toda la buena fe, pero hay que hacerlo bien. Esto requiere, de partida, tener claras las líneas de base, pues al haber cambiado los puntos 12 y 6 al punto 1. Al menos, la última línea de base del Perú tiene que ser modificada, porque no puede apoyarse sobre un punto chileno. Estoy diciendo algunas cosas que son obviedades, pero que son necesarias para entender el problema que enfrentamos.
Las autoridades peruanas tienen claro este punto y lo tenemos que trabajar en conjunto. Mañana vamos a tener una reunión con el Presidente Humala -espero subirme al avión si me puedo ir en algún momento- a fin de poder comenzar el proceso. Recordemos que el fallo fue leído ayer. Tampoco pidamos una precisión de lo que no existe. Estoy dando conceptos. Repito, ambos países están obligados por la Corte a fijar estos puntos en común, en un trabajo de buena fe y con un procedimiento y método que ha establecido la Corte, que tenemos que seguir y que requiere varios pasos.
Luego de eso, necesitamos que no solamente haya una medición, sino que las leyes, normas y regulaciones de ambos países se ajusten a ese nuevo límite. Es decir, Chile debe reconocer el límite y la zona económica exclusiva desde el punto hacia el norte de la zona equidistante, y Perú debe reconocer todo lo que ha sido reconocido para Chile.
He escuchado por distintos diputados -lo comparto- que perder 22 mil kilómetros cuadrados de mar es doloroso o lamentable. Sin embargo, es bueno recordar que Perú pidió una cifra que es completamente distinta a esa y que además la zona en controversia era de 69 mil kilómetros. Hizo una proposición que ya significaba dividir por dos. Nuestro agente nos ha señalado que mirado desde el punto de vista de la superposición de las dos zonas, Chile ha obtenido dos tercios de ese monto.
Pero, más allá de ese punto, vuelvo a insistir en que las normas de Perú están basadas en el límite que solicita, así como las nuestras están basadas en el paralelo. Por lo tanto, debemos hacer ajustes.
Luego de eso, tenemos el problema que ya mencioné. Hoy, el dominio marítimo no se condice con el derecho del mar. Ahí tendremos que ver cómo ajustarse a esa normativa y cada país deberá hacer su propia legislación. Aquí hay que cuidarse un poco de las declaraciones, porque allá se entienden de una manera y aquí de otra. No creo que este Congreso aceptaría que otro país nos indique cómo tenemos que modificar las leyes. Somos soberanos en determinar cómo nos ajustamos. Pero también es cierto que el país que obtiene un derecho tiene el derecho a señalar si le parece que el otro país que se ha ajustado al fallo cumple o no con sus derechos. Son dos miradas sobre una misma cosa y tenemos que trabajar de manera de obtener un acuerdo que sea plenamente satisfactorio para ambas partes y que respete, naturalmente, la soberanía de las autoridades, de los Congresos, de los poderes Ejecutivos de ambos países, y, fundamentalmente, respete plenamente lo que la Corte ha decidido.
Finalmente, respecto del punto de inicio de la frontera marítima, de nuevo quisiera que entendiéramos bien de lo que estamos hablando.
En primer lugar, no comparto lo que se ha señalado aquí, en el sentido de que se estaría generando un nuevo problema. Chile siempre ha sostenido que no hay problemas pendientes porque ese triángulo es chileno. Perfecto. Pero todos los que estamos aquí sabemos que Perú, en repetidas oportunidades, ha señalado que es peruano. No estoy hablando de ahora, sino que lo ha sostenido por años. Incluso, en 2008, junto con la demanda, modificó su Ley de Tacna para señalar que el límite no era el Hito N° 1, sino que el Hito 266. Eso pasó hace seis años. Todos lo sabemos. Anteriormente, ya había habido dificultades sobre este punto y hemos tenido todo tipo de eventos respecto de esta materia.
Entonces, aquí podemos hacer dos cosas: declarar que no tenemos ningún punto pendiente o, simplemente, mantener que este pedazo de un par de hectáreas es absolutamente chileno -voy a ir al punto de qué es lo que señala la Corte respecto de ese punto- y conversar con Perú con los ojos abiertos, con la cara descubierta y, simplemente, ver cómo tratamos de resolver este tema y no repetir lo que sucedió en 1999. Ese año el excanciller De Trazegnies dijo que no había problemas, aclarando que se refería al límite terrestre, pero en Chile se dijo que se refería a todo. Luego, nos preguntamos cómo hubo después un problema marítimo. Ese problema se presentó antes.
Creo que aquí tenemos muy clara la frontera terrestre sobre la base del Tratado de 1929; tenemos muy clara la frontera marítima sobre la base de la sentencia de la Corte -varios lo han señalado como un beneficio; lo comparto-, pero si queremos tener plena claridad sobre el asunto es mejor conversar esto directamente. Ese triángulo es chileno y tenemos que ver entonces cómo esto se resuelve. Ello no es una conclusión directa del fallo de la Corte. Dicho fallo apoya, reafirma, da más fuerza al planteamiento chileno y debilita enormemente el planteamiento peruano por la situación que ya expliqué. No es consistente decir que uno tiene solamente costa seca. Por lo demás, nosotros mismos planteamos que no habría problemas que hubiera costa seca, pero había que definir si era el Hito N° 1 o el Punto 266. Una vez que se acepta que de ninguna manera tienen mar, porque ya está definido por la Corte que ha sido adjudicado a Chile, la teoría peruana de que esto no es chileno sino que peruano tendría que pasar un test muy complicado. En 1968 y 1969 nos habrían regalado 300 metros de mar. Ellos sabían perfectamente, desde 1929, que el límite estaba muchísimo más al sur. Entonces, como digo no tiene un efecto legal, porque la Corte en su fallo dice específicamente que ellos fijan el inicio del límite marítimo y que no se meten en la tierra, y que si los países deciden que el fin de la frontera terrestre no está sobre el paralelo del Hito N° 1, sino que en el Punto 266, eso implica inmediatamente que hubo entonces un acuerdo expreso de los países de haber puesto el límite marítimo en el Hito N° 1, que es lo que acabo de señalar. Eso significaría que en 1968 y en 1969 hubo un acuerdo expreso de ponerlo 300 metros más al norte y de darnos toda esta extensión de mar territorial y de zona económica exclusiva -que corresponden a esos 300 metros de costa-, sin ni siquiera haberlo señalado, sabiendo precisamente que era así, no teniendo ningún accidente geográfico que lo indique y sin hacer ni la más mínima mención de eso en los acuerdos de 1968 y 1969, que fueron muy detallados. Recordemos que se hizo todo un trabajo que duró muchísimos meses para verificar que el Hito N° 1 estuviera exactamente donde se había puesto en 1930. Primero se detalló exactamente que no se hubiera movido, cuestión que demoró muchísimo tiempo, y luego se hicieron las torres de enfilación.
De manera que, respecto de este tema tenemos que tener presente, insisto, que esto no es algo sobre lo cual se haya pronunciado la Corte con perfecta claridad, porque la Corte no se refirió a la tierra. Lo que sí ocurrió es que la teoría de Perú, según la cual el límite marítimo partía en el punto 266, porque ahí terminaba la frontera, no ha sido avalada por la Corte, porque ahora se encuentra en el Hito N° 1. Hay varias teorías para poder salvar tal situación, pero son solamente eso: teorías, por lo demás muchísimo más débiles que las existentes antes del pronunciamiento de la Corte. Y eso es algo que no se puede evitar.
Lo que acabamos de escuchar de la canciller peruana, que estaba acompañada de un ministro , en cuanto a que había costa seca, es la expresión de ninguna cosa en contra de nuestro país. Lo que se está señalando es precisamente que no se puede seguir sosteniendo que ese triangulo es peruano y que tiene mar. Ese triángulo, que es chileno, y que ellos han pretendido que pudiera ser peruano, desde ya, para esa teoría, no tiene mar.
Respecto de las comisiones binacionales, no puedo contestar más allá de lo que tiene que ver con las mediciones. ¿De qué manera vamos a trabajar? La Corte no tiene ningún procedimiento específico de cómo se hace la implementación. La Corte termina con su fallo, lo entrega a las partes para que lo cumplan y serán las partes las que deberán cumplirlo de buena fe, construyendo el camino que habrán de recorrer. La Corte expresa que las mediciones deberán hacerse de común acuerdo. Tal como dije, para que derechos y deberes queden ajustados, las dos partes tienen que quedar satisfechas con el fallo y, por supuesto, las dos tienen que sentir que la Corte cumplió. Además, las dos partes tienen el derecho de utilizar el recurso de interpretación, si es que no estuvieran de acuerdo en que cómo se están dando las cosas.
Ese es el camino que vamos a recorrer. No es un camino que esté perfectamente detallado; no es un camino que vaya a estar exento de malos entendidos; no hay una regla que esté establecida, pero es un camino que tenemos que recorrer en común, que hay que recorrer de buena fe. Es decir, vamos a tener que seguir trabajando, como ayer se señaló en las reuniones con el Presidente y la Presidenta electa y su próximo canciller. Tal como se hizo hasta ahora, es un camino que habrá que recorrer con total unidad y confianza en las autoridades del Ejecutivo , porque vamos a pasar por varios momentos de malos entendidos, como los que estamos viviendo ahora.
Voy a poner un nuevo ejemplo de lo que estamos haciendo en el momento transitorio. En este momento transitorio, la situación se mantiene igual a como estaba ayer a las 11 de la mañana. Mientras no tengamos la medición y mientras no trabajemos en conjunto, no tenemos cambios en las normas pesqueras. Para esto están colaborando las Armadas de Perú y Chile, las que están en estrecho contacto para que no se produzcan dificultades. Estamos conscientes de que podrían haberse producido o de que se podrían producir. Por lo tanto, queremos eliminar o minimizar toda posibilidad de incidente. Por eso, todo lo haremos de común acuerdo y en forma gradual, tal como se ha señalado. Insisto, este es un camino que aún no comienza. ¡Qué más rápido que, con un fallo emitido ayer, mañana los Presidentes de Perú y Chile van a tener una primera conversación! Más rápido que eso es casi imposible de pensar. Reitero, esto no es como construir una casa, no hay un plano, no hay un arquitecto que nos diga cómo hacerlo. Simplemente tenemos los principios generales que he enunciado.
Respecto del buque oceanográfico que se mencionó, las autoridades del Perú nos informaron que el buque va al triangulo exterior. No viene a la zona que está dentro de Chile. Debe decir que para las normas chilenas ese triangulo es altamar. Por lo tanto, ayer, anteayer, hace un mes, hoy y mañana, cualquiera puede ir. Cualquiera puede transitar por allí, porque esta no es Zona Económica Exclusiva. Estamos hablando de altamar. A ese triangulo externo que ha sido adjudicado al Perú, que no corresponde a Chile; que no está bajo el control de la Armada chilena; que tiene el más absoluto libre paso; hasta antes del fallo, el más absoluto derecho de pesca, el más absoluto derecho de investigación científica, a esa zona está yendo ahora un buque peruano, que habría tenido ese derecho antes y, por supuesto, más aún lo va a tener en el futuro. Además de eso, la navegación está plenamente informada.
Adicionalmente, en la Zona Económica Exclusiva chilena, que una vez delimitada y acordados todos los procedimientos podría pasar al Perú, por las mismas razones que mencioné tiene libre paso. De tal manera que vamos a ver pasar por este lugar buques de todas las nacionalidades: chilenos, peruanos, alemanes, italianos, etcétera, tal como han pasado siempre, con la sola restricción de que no pueden pescar. Solo pueden pescar los chilenos y, una vez que esto se concrete, podrán pescar en esa zona solamente los peruanos. En el resto de la zona, que no sea triangulo exterior, esta zona que está siendo delimitada y que en el futuro sería pasada a Perú, las normas siguen exactamente igual que antes. La Armada está aplicando las mismas normas de siempre; se mantienen las mismas prohibiciones y los mismos derechos; se mantiene el procedimiento que siempre ha existido y vamos operar con total normalidad. Es decir, no hay ni habrá ningún cambio.
Resumiendo, la implementación es un proceso que tienen que hacer Chile y Perú. Nosotros no estamos exentos de tener que implementar. Esta no es una entrega de territorio. Hay que transferir derechos, y para esto tenemos que adecuar nuestras legislaciones, las normas chilenas y peruanas, de manera que se ajusten a lo que estableció la Corte.
Tenemos por delante un largo trabajo. El punto final está claro, pero el camino hay que hacerlo al andar y en las mejores condiciones. Pienso que los dos países están capacitados para hacerlo. El nuestro estará mejor capacitado si quien me reemplace, el futuro canciller Heraldo Muñoz, y la Presidente Bachelet cuentan con todo el apoyo que yo he recibido -aprovecho de agradecerlo- para recorrer este camino. Estoy seguro de que todos los presentes darán ese apoyo para llevarnos a buen puerto, dado que el espíritu con que se está trabajando es positivo. Por eso, no se dejen llevar por tantas declaraciones que aparecen en los diarios. Cada vez que hacemos una declaración, allá la entienden de otra manera, y cada vez que ellos hacen una, acá se entiende también mal, quizás porque hay mucha desinformación y mucha ansiedad. También hay algunas negativas, cuestión que no podemos soslayar. Aun así, lo fundamental es que tenemos que hacer ese camino.
Por eso, hemos acelerado las conversaciones entre los Presidentes. Estoy en permanente contacto con la canciller peruana; nuestro ministro de Defensa está en permanente contacto con su par peruano; las Armadas están conectadas a través de sus comandantes en jefe y de quienes dirigen las zonas navales del norte de Chile y del sur de Perú. Como digo, estamos caminando este período transitorio para luego comenzar a construir el proceso, de manera gradual y de buena fe, para llegar al punto que nos interesa.
Tal como ha dicho el Presidente , el espíritu que nos anima es cumplir el fallo, sin excepción, lo mismo que han sostenido todos los presentes en sus intervenciones, y exigir de la contraparte peruana el total y absoluto cumplimiento de todos los derechos que a Chile le fueron reconocidos y otorgados por la Corte. Entiendo que cumplir y hacer cumplir es también la posici��n de Perú.
Muchas gracias.
He dicho.
-Aplausos.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Informo a la Sala que se han presentado dos proyectos de acuerdo, a los que el señor Prosecretario va a dar lectura.
El señor ROJAS ( Prosecretario ).- Proyecto de acuerdo N° 1.000, de los diputados señores Ascencio, Carmona, Díaz, Eluchans, Melero, Molina, doña Andrea; Monckeberg, don Cristián, Moreira, Rincón y Zalaquett, doña Mónica, que en su parte resolutiva señala:
La Cámara de Diputados acuerda:
1. Declarar el acatamiento del fallo, dictado por la Corte Internacional de La Haya, porque en su esencia confirma la posición defendida por Chile y cautela en su integridad las 12 millas que constituyen el mar territorial y soberano de Chile y la frontera marítima que comienza en el paralelo que pasa por el Hito N° 1, ratificando así el dominio chileno terrestre.
2. Discrepar con la decisión de una mayoría de la Corte que señaló que el paralelo que pasa por el Hito N° 1 alcanza solo hasta una distancia de 80 millas, dado que todos los acuerdos, declaraciones y alegatos sobre esta materia de Chile y Perú, y la práctica consistente de ambos países por más de 60 años, aluden siempre y únicamente a 200 millas marítimas.
3. Lamentar que Chile deba ceder derechos económicos en una zona de aproximadamente 22 mil kilómetros cuadrados al oeste de la milla 80 y al noroeste de la línea equidistante antes mencionada, hasta la milla 200.
4. Reiterar la necesidad de que en esta zona Chile mantenga y asegure sus libertades de navegación marítima y aérea.
5. Manifestar su aprecio porque, dentro de la zona económica exclusiva de Chile determinada por la Corte, nuestro país conserva casi íntegramente sus derechos de pesca y, muy especialmente, los derechos de pesca artesanal.
6. Expresar su satisfacción por la preservación de la conectividad y proyección marítima de la ciudad de Arica, así como su posición geográfica estratégica dentro de la Región de Arica y Parinacota. Sin embargo, manifestar al señor Presidente de la República la pertinencia de impulsar una política activa de fortalecimiento de nuestras zonas extremas y, en este caso especial, de las Regiones de Arica y Parinacota, de Aysén, del General Carlos Ibáñez del Campo, y de Magallanes y de la Antártica Chilena.
7. Respaldar al Gobierno de Chile en cuanto a cumplir y exigir el cumplimiento del fallo de la Corte en una implementación gradual y acordada entre las partes, bajo los principios de la buena fe.
8. Confiar en que se adopten todas las acciones y medidas necesarias para reguardar y proteger debidamente los legítimos intereses y derechos de nuestro país y, al mismo tiempo, para que ambos países aúnen esfuerzos y lleven adelante agendas que beneficien a ambos pueblos, para que, finalmente, con este fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, queden zanjados para siempre los diferendos limítrofes entre Chile y Perú.
9. Agradecer a todos los involucrados, presidentes, cancilleres, parlamentarios, partidos políticos, agentes, expertos, asesores que, con profesionalismo y sentido patriótico -sin distingo de color político y pensando solamente en los intereses superiores de Chile-, asumieron o colaboraron en la defensa de los legítimos derechos e intereses de nuestro país.
10. Hacer un público reconocimiento por la permanente actitud de unidad y colaboración de todos los chilenos y chilenas y de todos los sectores de nuestra sociedad, honrando así la tradición republicana de Chile de enfrentar los temas internacionales como política de Estado, con unidad y patriotismo.
El señor ELUCHANS (Presidente).- En votación.
-Efectuada la votación, en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 67 votos. Por la negativa, 0 voto. Hubo 1 abstención.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
AccorsiOpazo Enrique; Aguiló Melo Sergio; Alinco Bustos René; Andrade Lara Osvaldo; Araya Guerrero Pedro; Arenas Hödar Gonzalo; Ascencio Mansilla Gabriel; Baltolu Rasera Nino; Barros Montero Ramón; Bauer Jouanne Eugenio; Bertolino Rendic Mario; Browne Urrejola Pedro; Burgos Varela Jorge; Cardemil Herrera Alberto; Carmona Soto Lautaro; Cerda García Eduardo; Cristi Marfil María Angélica; Chahín Valenzuela Fuad; Delmastro Naso Roberto; Díaz Díaz Marcelo; Eluchans Urenda Edmundo; Espinoza Sandoval Fidel; Farías Ponce Ramón; Kort Garriga Issa; Godoy Ibáñez Joaquín; Goic Boroevic Carolina; González Torres Rodrigo; Hasbún Selume Gustavo; Hernández Hernández Javier; Hoffmann Opazo María José; Jaramillo Becker Enrique; Jarpa Wevar Carlos Abel; Jiménez Fuentes Tucapel; Kast Rist José Antonio; Latorre Carmona Juan Carlos; Lemus Aracena Luis; León Ramírez Roberto; Macaya Danús Javier; Martínez Labbé Rosauro; Melero Abaroa Patricio; Molina Oliva Andrea; Monckeberg Bruner Cristián; Monckeberg Díaz Nicolás; Morales Muñoz Celso; Moreira Barros Iván; Nogueira Fernández Claudia; Ojeda Uribe Sergio; Pascal Allende Denise; Pérez Lahsen Leopoldo; Rincón González Ricardo; Rivas Sánchez Gaspar; Robles Pantoja Alberto; Rubilar Barahona Karla; Saffirio Espinoza René; Sandoval Plaza David; Sauerbaum Muñoz Frank; Sepúlveda Orbenes Alejandra; Torres Jeldes Víctor; Ulloa Aguillón Jorge; Letelier Aguilar Cristian; Urrutia Bonilla Ignacio; Vargas Pizarro Orlando; Velásquez Seguel Pedro; Vilches Guzmán Carlos; Von Mühlenbrock Zamora Gastón; Walker Prieto Matías; Zalaquett Said Mónica.
-Se abstuvo el diputado señor Schilling Rodríguez Marcelo.
El señor ELUCHANS (Presidente).- El señor Prosecretario va a dar lectura al siguiente proyecto de acuerdo.
El señor ROJAS ( Prosecretario ).- Proyecto de acuerdo N° 1.001, de los diputados señores Sandoval, señora Goic, doña Carolina; Alinco, Von Mühlenbrock, Baltolú, Vargas, Tuma, Turres, doña Marisol; Letelier y Vilches, que en su parte resolutiva señala:
La Cámara de Diputados acuerda:
Solicitar a su excelencia el Presidente de la República que el Estado, a través del Gobierno de Chile, promueva una Política Nacional de Fortalecimiento de los Espacios Fronterizos, que apunte al mejoramiento de las condiciones de conectividad, integración territorial, en el menor plazo posible; promover mecanismos de estímulo para que las comunidades logren su pleno desarrollo y mejoramiento sostenible de la calidad de vida y la dotación de los elementos esenciales para su plena inserción social, económica y cultural, política que reconozca las particularidades locales y asegure el término del aislamiento y de la marginalidad.
El señor ELUCHANS (Presidente).- En votación.
-Efectuada la votación, en forma económica, por el sistema electrónico, dio el siguiente resultado: por la afirmativa, 56 votos. No hubo votos por la negativa ni abstenciones.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Aprobado.
-Votaron por la afirmativa los siguientes señores diputados:
AccorsiOpazo Enrique; Alinco Bustos René; Andrade Lara Osvaldo; Araya Guerrero Pedro; Arenas Hödar Gonzalo; Ascencio Mansilla Gabriel; Baltolu Rasera Nino; Barros Montero Ramón; Bauer Jouanne Eugenio; Bertolino Rendic Mario; Cardemil Herrera Alberto; Cerda García Eduardo; Cristi Marfil María Angélica; Chahín Valenzuela Fuad; Farías Ponce Ramón; Kort Garriga Issa; Goic Boroevic Carolina; González Torres Rodrigo; Hasbún Selume Gustavo; Hernández Hernández Javier; Hoffmann Opazo María José; Jaramillo Becker Enrique; Jarpa Wevar Carlos Abel; Jiménez Fuentes Tucapel; Kast Rist José Antonio; Latorre Carmona Juan Carlos; Lemus Aracena Luis; León Ramírez Roberto; Macaya Danús Javier; Martínez Labbé Rosauro; Melero Abaroa Patricio; Molina Oliva Andrea; Monckeberg Bruner Cristián; Morales Muñoz Celso; Moreira Barros Iván; Nogueira Fernández Claudia; Ojeda Uribe Sergio; Pascal Allende Denise; Pérez Arriagada José; Rincón González Ricardo; Rivas Sánchez Gaspar; Robles Pantoja Alberto; Saffirio Espinoza René; Sandoval Plaza David; Sauerbaum Muñoz Frank; Sepúlveda Orbenes Alejandra; Torres Jeldes Víctor; Ulloa Aguillón Jorge; Letelier Aguilar Cristian; Urrutia Bonilla Ignacio; Vargas Pizarro Orlando; Velásquez Seguel Pedro; Vilches Guzmán Carlos; Von Mühlenbrock Zamora Gastón; Walker Prieto Matías; Zalaquett Said Mónica.
El señor ELUCHANS (Presidente).- Tiene la palabra el diputado Juan Carlos Latorre.
El señor LATORRE.- Señor Presidente , solicito que nuestra Cámara agradezca con un aplauso a don Alberto van Klaveren y a don Juan Martabit por su gestión ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
-Aplausos.
-Los textos íntegros de los proyectos de acuerdo figuran en la página de internet de la Cámara de Diputados, cuya dirección es:
http://www.camara.cl/trabajamos/pacuerdos.aspx
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- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/636163/seccion/akn636163-ds6
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/636163