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- rdf:value = " El señor CARMONA (Vicepresidente).-
En discusión el proyecto de ley.
Tiene la palabra el diputado señor Hugo Gutiérrez.
El señor GUTIÉRREZ (don Hugo).-
Señor Presidente , mis palabras no pretenden ahondar heridas ocasionadas por hechos recientes; pero se hace necesario recordar que el proyecto que hoy nos convoca pudo haber sido ley de la república hace más de un año. Si así hubiese sido, hoy se estaría castigando a muchos conductores ebrios que asesinaron a seres humanos inocentes que esperaban en paraderos o que salían de escuelas, y que hoy no nos acompañan en esta sociedad porque sus vidas fueron terminadas por dichos conductores; se estaría condenando a los conductores ebrios que se dieron a la fuga con una pena que iría de cinco años y un día a diez años, y se estaría sancionando a los reincidentes en el manejo en estado de ebriedad.
Pero esas medidas, plasmadas en su momento en un proyecto de ley, no pasaron de ser palabras, hipótesis o eventualidades, porque, en definitiva, no se convirtieron en ley. La Cámara discutió y aprobó de manera unánime el proyecto presentado en aquel entonces. Sin embargo, fue el Senado -por eso no pretendo ahondar en heridas recientes- el que impidió que se convirtiera en ley de la república. Hay que decirlo con todas sus palabras: hoy ten-dríamos una ley Emilia que sancionaría a los conductores ebrios que matan a personas, a los conductores ebrios que reinciden o a los que se dan a la fuga. Pero no fue así, porque el Senado determinó que las penas que aquel proyecto establecía, que hoy la sociedad reclama y exige para romper con la impunidad, eran demasiado elevadas y no se correspondían con el ilícito que pretendíamos sancionar.
Reitero, hoy contaríamos con una Ley Emilia que sancionaría a esos conductores ebrios que hoy todavía gozan de impunidad. Sin embargo, no es así, no porque la Cámara de Diputados no haya entendido el sentimiento ciudadano; por el contrario, entendió el clamor y la exigencia de la sociedad chilena, y aprobó en dos oportunidades los proyectos de ley presentados con respaldo transversal.
Dicha demanda ciudadana hoy nuevamente se ha plasmado, ahora mediante esta iniciativa de la Presidenta de la República, por lo que agradezco a esta Corporación que haya sabido entender lo que nuestra sociedad nos exigía como parlamentarios.
Además, agradezco a la Presidenta de la República que haya entendido la pretensión ciudadana, que haya hecho suyas las referidas mociones y haya enviado un proyecto de ley mejorado, de acuerdo con la exigencia que se nos impone de aplicar una correcta técnica legislativa, con el ánimo de evitar que se sigan produciendo en el Senado estas continuas dispersiones en el entendimiento -por decirlo suavemente-, dado que nosotros interpretamos la reclamación de la sociedad, pero el Senado no.
La iniciativa en discusión nos permite avanzar de manera relevante en dos materias que la ciudadanía nos pide, a las cuales se refirió el diputado informante señor Gustavo Hasbún . La primera dice relación con la actual sanción. En efecto, la sanción de presidio menor en su grado máximo, que va de tres años y un día a cinco años, impedía que los infractores fueran sancionados algún día con una pena privativa de libertad. Por el contrario, tenían la posibilidad de recuperar su licencia de conducir y de reincidir, es decir, de manejar nuevamente en estado de ebriedad y matar a personas o mutilarlas, o dejarlas con lesiones gravísimas. Además, esa baja pena permitía que el infractor, luego de pasar por un tribunal, quedara en libertad inmediata.
La sensación de impunidad que ello provoca es demasiado grande. La estadística de la Conaset señala que en 2013, 344 compatriotas murieron en accidentes del tránsito causados por conductores ebrios. Esta cifra horrorosa no tiene ninguna explicación.
La denominada ley de tolerancia cero, que bajó los límites de alcohol permitidos en la sangre, es una buena ley, pero le hacía falta una parte. Es así que la presente iniciativa complementa aquella ley al establecer una sanción para los conductores ebrios que ocasionan accidentes con resultado de muerte.
Con este proyecto, de una vez por todas queremos decirle a todo aquel que se embriaga, conduce un vehículo y mata a alguien, que va a ir preso por lo menos durante un año; que la actual pena no va a bajar, por lo que ese conductor quedará privado de libertad durante por lo menos un año.
Esto tiene que saberlo bien la sociedad: no se va a tolerar nunca más a conductores en estado de ebriedad. Con esta iniciativa se acabó definitivamente la impunidad.
En lo personal, no quisiera que esta legislación se aplicara a alguien. No soy partidario de aumentar las penas -sé que no es explicación para nada-; pero creo que en este caso puntual dicho aumento sí va a servir. Por lo tanto, quienes manejen en estado de ebriedad y maten a un ser humano deben saber que la impunidad se acabó, pues irán presos y no quedarán en libertad provisional.
La iniciativa es una gran noticia para nuestra sociedad, para los padres de Emilia, para los padres de Franchesca y para muchas personas que sufrieron al ver cómo sus familiares perdieron la vida en manos de conductores ebrios, que, posteriormente, quedaron en libertad.
El proyecto ha sido estudiado de manera acuciosa. Hemos conversado con todos los sectores para llegar a esta legislación; es lo grandioso de esta iniciativa. Nadie ha quedado fuera, todos han sido escuchados. Hemos dialogado para llegar a una mejor propuesta, que permita, de una vez por todas, sancionar a los conductores ebrios que matan a seres humanos.
Es importante dejar clarísimo desde este hemiciclo a quienes manejan en estado de ebriedad que se acabó la impunidad; si manejan en estado de ebriedad y matan a alguien, quedarán presos. Es una noticia que debemos llevar a todos los lugares de nuestro país. No quiero ningún conductor ebrio en Chile; no quiero que nadie más se suba a un vehículo en estado de ebriedad. Insisto, hay que dejarlo clarísimo y que se sepa en todas partes. De esa forma evitaremos que existan casos como el de Emilia, el de Franchesca y el de tantas otras personas que perdieron la vida en manos de conductores ebrios.
Este es un gran día para nuestra sociedad, pues estamos plasmando en esta legislación el clamor popular que se expresó a través de diversos foros y redes. Estamos ante una muy buena iniciativa; está muy bien pensada y es innovadora, toda vez que el juego de las circunstancias atenuantes y agravantes que puedan concurrir en el hecho nunca implicará que la pena menor fijada para el delito baje. Es decir, la pena no bajará de presidio menor en su grado máximo, esto es, de tres años y un día, ni aun gracias al juego de las circunstancias atenuantes. Esto significa que la pena siempre partirá en tres años y un día. Eventualmente, también hay circunstancias agravantes que servirán para que la pena tampoco baje de cinco años y un día.
Estamos elaborando una legislación que, incluso, puede ser copiada respecto de otras circunstancias y otros ilícitos, toda vez que cambiará la forma de efectuar el juego de las agravantes y las atenuantes, lo que implicará que las personas que cometan un delito grave, como aquel sobre el cual estamos legislando, quedarán privadas de libertad. De esta forma daremos a entender -lo repito, porque quiero que todos lo comprendan más allá de estos muros- que no queremos más conductores ebrios.
Quisiera que nunca se aplicara esta legislación, pero también espero que los ciudadanos entiendan que no deseamos conductores ebrios; eso debe terminar. La cifra de fallecidos por accidentes ocasionados por conductores ebrios es muy alta: 344 personas en un año. Eso no lo puede soportar nuestra sociedad.
Por eso, invito a las honorables diputadas y a los honorables diputados a respaldar esta iniciativa -como lo hicimos anteriormente-, presentada por nuestra Presidenta de la República.
He dicho.
-Aplausos.
"
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