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- rdf:value = " El señor CORNEJO (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada señorita Daniella Cicardini.
La señorita CICARDINI (doña Daniella).-
Señor Presidente , ha pasado alrededor de un año y siete meses desde que nuestro país se viera conmovido e impactado por la muerte de una pequeña niña de tan solo nueve meses, luego de que un hombre que conducía con 1,9 gramos de alcohol por litro de sangre impactara con su vehículo al que conducía su padre frente a la municipalidad de Vitacura.
Tras esa terrible desgracia, el país fue testigo del inmenso dolor de esos padres, que vieron partir a su pequeña hija de manera tan prematura debido a la irresponsabilidad de un conductor; pero, además, pudimos ver cómo ellos transformaron ese dolor en fuerza para luchar por la aprobación de una nueva ley, que inicialmente llevaba el nombre de su hija: “ley Emilia”. Dicho proyecto de ley buscaba aumentar las penas para quienes conducían bajo la influencia del alcohol. Lamentablemente, esa iniciativa no prosperó y nos quedamos sin una ley que sancionara adecuadamente a conductores inconscientes, que salen a las calles a causar la muerte de otros, de sus propios acompañantes o de ellos mismos.
En el tiempo que ha transcurrido desde el fatal accidente de Emilia, han seguido ocurriendo otros cientos de muertes debido a la nefasta mezcla de alcohol y conducción. Los causantes de esas tragedias, a juicio del sentido común y de la sociedad, no han recibido la sanción adecuada y ejemplar que merecen por su irresponsabilidad. En Chile, el alcohol está presente en dos de cada diez accidentes fatales. En 2013, más de 4.700 accidentes fueron causados por conductores que manejaban bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad. A causa de ellos resultaron 148 personas fallecidas y 475 personas con lesiones graves.
Afortunadamente, hoy tenemos una gran oportunidad para entregar herramientas a la justicia, que tanto demanda nuestra sociedad, porque hemos visto reiteradamente y en relación con varios temas, cómo a la hora de interpretar las leyes y las normas, los jueces señalan que se encuentran limitados a juzgar según la letra ante ellos. Espero que a partir de esta discusión tengamos una ley que provoque que los conductores lo piensen dos veces antes de ponerse frente a un volante cuando han bebido alcohol. Reitero, esperamos generar conciencia para que las personas no cometan la imprudencia de tomar el volante cuando tienen alcohol en su organismo, y, en caso de que sí lo hagan, que sean responsables de las tragedias que provocan -como la muerte de la pequeña Emilia Silva - y reciban su justo castigo.
Con el sencillo acto de ponerse al volante se asume una enorme responsabilidad no solo sobre nuestra vida, sino también de la de quienes nos acompañan, e incluso de las personas que circulan en otros automóviles o que lo hacen como peatones. Es un gran peso sobre los hombros de quienes decidimos libremente las ventajas y los derechos, pero también los grandes deberes que acarrea conducir un automóvil.
Todos sabemos que si al exceso de velocidad agregamos el consumo de alcohol, tenemos una mezcla fatal. Hemos avanzado, pues uno de los principales aspectos que tiene esta iniciativa es sancionar la conducción de un vehículo motorizado en estado de ebriedad con resultado de muerte o lesiones graves, y aumentar las penas en el caso de conducción en estado de ebriedad cuando se ocasionen lesiones graves gravísimas o la muerte de terceros. También se crea un nuevo delito cuando se produce la huida del lugar o la reincidencia.
Es necesario generar políticas públicas para prevenir situaciones como esta y complementarlas con otras medidas, como la elaboración de planes integrales de educación de tránsito, que ojalá puedan ser impartidas desde muy temprana edad.
Por otro lado, se debe revisar el modo de otorgar las licencias de conducir y establecer un sistema más exigente que contemple mayores requisitos, para así tener conductores más responsables. Además, en el contexto internacional se aplican, entre otras medidas, la restricción en el horario de expendio de bebidas alcohólicas, la existencia de tarifas preferenciales en taxis durante ciertos horarios y el fomento de programas de conductores asignados.
Hemos avanzado y estamos dando un gran paso, por lo que votaré a favor el proyecto, pero estimo que este debe ser acompañado de una educación orientada a la prevención, que espero se produzca en el corto plazo para no seguir conociendo casos de irresponsabilidad en que se conduce un vehículo bajo la influencia del alcohol.
He dicho.
"
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