-
http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/636179/seccion/akn636179-po1-ds9-ds28
- bcnres:tieneTipoParticipacion = bcnres:Intervencion
- bcnres:tieneEmisor = http://datos.bcn.cl/recurso/persona/4530
- rdf:type = bcnres:SeccionRecurso
- rdf:type = bcnres:Participacion
- bcnres:tieneCalidad = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/cargo/1
- rdf:value = " El señor FLORES.-
Señor Presidente, tal vez por ser novato en el Congreso Nacional no he perdido la capacidad de asombrarme por lo extenso del trámite y de las discusiones sobre una materia respecto de la cual la comunidad nacional siente que debe actuarse con rapidez, firmeza y ejemplar dureza.
La intervención que había preparado en torno al detalle del proyecto en discusión pediré que sea incorporada a las actas de este debate, porque creo que en esta discusión es mejor decir menos y concentrarse en lo obvio, en lo ético, en lo obligatorio: la mayor dureza y la mayor inflexibilidad con que debe sancionarse a quien conduce en estado de ebriedad o bajo el efecto de estupefacientes. La solución es extremadamente simple -diría “tontamente simple”-: no conducir si uno bebe, o no beber si se debe conducir. Es simple, porque solo requiere tener consciencia básica.
Los accidentes no solo se producen por vehículos de tracción mecánica, sino también por vehículos que hoy no tienen ninguna exigencia de control o de conducción, como los de tracción humana -carretillas, bicicletas, triciclos-, que pueden poner en riesgo la vida de quien los conduce, cuando lo hace con inconsciencia e irresponsabilidad; los de tracción animal, como las carretelas, cuyo deshumanizado uso frecuentemente genera accidentes graves en las calles y carreteras de Chile debido a la conducción imprudente hecha por menores de edad o por adultos bajo los efectos del alcohol; y otros no regulados, como las motos de agua.
Cualquier vehículo guiado con incomprensible irresponsabilidad puede generar accidentes de tránsito con consecuencias leves, graves o gravísimas.
¡Qué culpa han tenido miles de niños, de madres con niños, de adultos mayores, de personas que salieron de sus casas a cumplir con su trabajo, a practicar deportes, a visitar a un amigo o familiar, a estudiar o a recrearse, que fueron lesionados, o quedaron discapacitados, o dañados en lo económico sin que nadie pague, o, mucho peor, que fueron asesinados por irresponsables con o sin licencia para conducir, o más bien para matar, en honor al tan típico dicho nuestro: “No pasa nada”!
Si la obligación ética de no conducir en condiciones comprobadamente riesgosas es vulnerada, ya sea que con ello se causen accidentes o no, el infractor debe ser castigado. Pero si las consecuencias de dicha conducta son mayores, es decir, se producen lesiones o la muerte de personas inocentes, el infractor debe ser castigado con penas ejemplares.
Si somos conscientes de las alarmantes cifras que nuestro país tiene en materia de accidentes provocados por conductores bajo los efectos del alcohol, no seamos ambiguos ni nos tiemble la mano para establecer las más claras y duras normas y sanciones al respecto.
A mi modo de ver, el proyecto aún debe ser complementado con otras disposiciones que contemplen más equipamiento, recursos humanos y financieros que efectivamente generen las condiciones para implementar, fiscalizar y hacer cumplir esta futura ley. Sin perjuicio de ello, estimo que es un buen comienzo para hacer justicia respecto de quienes no tuvieron la oportunidad de realizar su vida.
Por lo expuesto, solicito a mis estimados colegas que aprueben el proyecto sin más trámite.
He dicho.
"
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/636179
- bcnres:esParteDe = http://datos.bcn.cl/recurso/cl/documento/636179/seccion/akn636179-po1-ds9