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El señor CORNEJO (Presidente).-
Tiene la palabra la diputada Alejandra Sepúlveda.
La señora SEPÚLVEDA (doña Alejandra).-
Señor Presidente , la mayoría de las veces he votado en contra de los tratados de libre comercio. Hace mucho tiempo, cuando se empezaron a celebrar estos tratados internacionales, conversé con el excanciller Gabriel Valdés sobre cómo el país debería prepararse para desarrollar y fortalecer el mercado y la producción interna, a fin de poder competir y enfrentar estos tratados.
Sin duda, parece muy atractiva la posibilidad de exportar cerezas y uvas frescas, que concentran más del 50 por ciento de las exportaciones chilenas a Hong Kong. La región que represento es una gran productora de cerezas, y lo mismo ocurre con las regiones Séptima y Octava, que se han caracterizado por la producción de esta fruta y por su creciente exportación.
Pero, tal como lo planteó Gabriel Valdés en aquella oportunidad, para lograr tal objetivo es necesario fortalecer el mercado y la producción interna, que es el inconveniente que hoy estamos observando. Lamentablemente, los pequeños agricultores jamás han podido acceder a este tipo de cultivo, atendida la gran inversión por hectárea que deben realizar. Además, está el problema de la transferencia tecnológica, que es insuficiente para desarrollar y mejorar el producto y hacerlo exportable, porque resulta muy complejo acopiar la fruta.
Ojalá algún día podamos efectuar una evaluación de los beneficios que han reportado a los pequeños agricultores los tratados de libre comercio suscritos por nuestro país. Siempre escucho al diputado Enrique Jaramillo hablar con mucho entusiasmo sobre ellos, pero, si analizamos lo que han significado para los pequeños productores, constataremos que es muy poco o prácticamente nada, considerando las grandes expectativas que nos habíamos forjado.
Ayer, en la Comisión de Agricultura discutimos sobre la concentración de la tierra, situación muy similar a la que existía en los años 50. Los pequeños agricultores están desapareciendo de las zonas agrícolas porque han sido capturados por las empresas forestales que exportan celulosa, o por los grandes productores de fruta que les han comprado sus predios.
Entonces, al final, no hay un desarrollo interno ni existe la capacidad de todos los actores productivos, no solo de los pequeños y medianos agricultores, sino también de los grandes agricultores, para poder enfrentar los tratados internacionales. Al respecto, me encantaría que el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Agricultura no solo evaluaran cuántos recursos ingresan al país por estos tratados de libre comercio, sino también evaluaran cómo ha cambiado la estructura productiva en el país.
Por ejemplo, la zona sur del país no está diversificada, porque predomina la producción lechera y forestal; en la zona central está presente la industria frutícola, pero con una concentración del poder productivo y de la capacidad exportadora en muy pocas manos.
El pequeño productor agrícola se ha transformado en un productor de subsistencia o, más bien -¡sería bueno que prestaran atención en este punto!-, en un asalariado agrícola.
Pocos parlamentarios hemos estado en contra de los tratados comerciales, pero no porque sí, sino porque consideramos que Chile no tiene ninguna estructura interna capaz de fomentar la producción de los pequeños y medianos agricultores que nos permitiera, en conjunto, enfrentar esta situación. Al final, firmamos tratados de libre comercio solo para los grandes agricultores, que hoy son más fuertes, debido a que han comprado las tierras de los pequeños productores. De esta manera, tenemos una concentración de tierras muy parecida a la de los años 50.
¡Por favor, miren con preocupación lo que está ocurriendo! Si dijéramos que queremos una nueva reforma agraria, todos se caerían de espaldas, porque en este país la propiedad no se toca. ¡No se toca!
Anuncio mi voto en contra del tratado de libre comercio con Hong Kong.
El señor JARAMILLO .-
¡Como un llamado de atención!
La señora SEPÚLVEDA (doña Alejandra).-
No. Lo hago porque soy consecuente con la actitud que siempre he tenido en el Congreso Nacional, que me ha permitido pararme frente a los agricultores y explicarles por qué voto en contra de estos tratados.
Además, lo hago en memoria de don Gabriel Valdés , con quien conversé permanentemente sobre estos temas, quien era contrario a esta verdadera explosión de tratados internacionales si antes no éramos capaces de fortalecer no solo a los agricultores, sino toda la industria nacional.
He dicho.
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