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El señor RUIZ-ESQUIDE.- Señor Presidente, en atención a que las razones para votar a favor de esta iniciativa ya fueron expuestas por los demás colegas, solo deseo abordar tres o cuatro puntos.
Primero, el texto que nos ocupa da cuenta de algo que se mencionó en las distintas argumentaciones: en materia de salud, desde hace 30 a 40 años se ha venido ampliando a otros profesionales el trabajo médico, o la prevención, o la rehabilitación.
Eso ha sido ratificado por el Congreso Nacional en varias ocasiones, como se indicó aquí. La más reciente, cuando se trató el proyecto que autorizó a los tecnólogos médicos de oftalmología para diagnosticar algunas patologías; ahora, al momento de facultar a las matronas para recetar anticonceptivos; antes, en el instante en que se amplió la capacidad resolutiva de las enfermeras.
El segundo punto que quiero tocar -hemos luchado bastante, pero sin obtener resultados- se refiere a la atención odontológica. Al respecto, deberíamos llegar pronto al establecimiento de una suerte de sistema de FONASA.
Categóricamente, estamos en falencia en ese punto. El problema odontológico es muy grave en el país, y la verdad es que la atención actual no da abasto.
Ahora, en la Comisión de Salud había un solo punto de discrepancia. Entiendo que los colegas que objetaban la letra c) del artículo único cambiaron -según me dice el señor Ministro- su opinión y aceptaron el reemplazo del inciso tercero del artículo 117 del Código Sanitario por el que se consigna en el informe, que es lo que les permite a las matronas proporcionar una atención integral.
Y el cuarto punto que me parece relevante poner de manifiesto se refiere a una cuestión global: la calidad de la atención médica y de la salud en Chile.
Hay ahí dos expresiones o puntos de vista que deberíamos cotejar: primero, soy consciente de la calidad de la atención de salud que prestan los profesionales chilenos (es bueno ponerlo de manifiesto, porque de repente se hacen aseveraciones inadecuadas); y segundo, la enseñanza de la medicina adolece de insuficiencias o carencias en el ámbito de la ética, a pesar de que muchas universidades -la mayoría- imparten clases sobre el particular.
Pero debemos cambiar. Y lo digo a propósito de lo planteado aquí respecto a las licencias médicas.
Definitivamente, tenemos una divergencia con el señor Ministro -lo hemos discutido; vamos a negociar o discutir de nuevo el punto el 18 de agosto, según las citaciones que me llegaron- en cuanto a cómo debemos modificar, mejorar, ampliar, profundizar, dar una mirada más holística en el caso de las licencias médicas. Porque no solo se trata de un problema derivado de profesionales que faltan a su deber o que derechamente cometen delito: también hay en el sistema de salud fallas estructurales que hemos de corregir.
Por eso, señor Presidente, los Senadores democratacristianos votaremos favorablemente en esta oportunidad.
Entiendo -lamento que no se halle en la Sala el Presidente de la Comisión de Salud- que vamos a discutir lo concerniente a las licencias médicas y al 7 por ciento para salud de los jubilados -al menos en la Comisión no se ha tomado un acuerdo distinto- sin ninguna contraparte.
Es decir, aquí no vamos a aprobar un proyecto mientras no se apruebe otro.
Estamos tratando una materia conflictiva: el aborto terapéutico. Pero eso va por su propia línea, y ya llegamos al acuerdo de no votarlo antes de 15 a 20 días.
Todo eso lleva en definitiva, mezclando las cosas que vengo señalando, a tres efectos fundamentales.
Primero, a ampliar la cobertura al máximo posible. Hoy tenemos una carencia. Y se ha planteado la falta de especialistas, que es otro matiz.
El segundo efecto es la calidad. Nadie en Chile está contento con la insolvencia de algunas universidades y hospitales para preparar buenos médicos, matronas, etcétera.
Y, por último, sigo insistiendo en que debemos mejorar el nivel de inversión en salud. Todos los parámetros señalan que sobre el particular nos encontramos en déficit.
Entonces, espero que al final del Gobierno del señor Piñera hayamos resuelto de la mejor manera posible las situaciones que hoy afectan al país.
Es sabido que quienes militamos en la Democracia Cristiana tenemos opciones distintas sobre la forma de organizar la salud. Pero, por ahora, lo primero es mejorar lo existente y lograr que el sistema público esté permanentemente afinado, financiado y en buen funcionamiento, para que el sistema privado sea sometido asimismo a las restricciones que hemos planteado en reiteradas ocasiones.
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