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El señor NAVARRO.-
Señor Presidente , trataré de ser breve para poder ver los proyectos laborales que vienen a continuación. Aunque este es un proyecto laboral también, porque busca hacer justicia con trabajadores, como son los profesores.
Está claro que, al igual que el bono de marzo instaurado por la Presidenta Bachelet y transformado en aporte permanente después, el que estamos aprobando aquí parece ser de carácter permanente. El señor Ministro de Hacienda , el señor Ministro de Educación tendrán presente, me imagino, que no habrá ningún profesor que jubile sin que se le dé este bono. Porque sería una gran injusticia que se les otorgara a los que este año cumplan 64 o 65 años, en el caso de los hombres, o 59 o 60 años, en el de las mujeres, y a los que vienen atrás, no.
Lo que estamos haciendo es reparar un daño. Ciertamente no solucionamos el daño previsional completo, la deuda histórica que reclaman los profesores, en torno a la cual existe absoluta unanimidad en el Senado en cuanto a su solución. Todos estamos de acuerdo en que hay que reparar la deuda histórica, el daño previsional.
Claramente, el bono propuesto es más bien un parche, para un número reducido de profesores (10 mil), en circunstancias de que existen 140 mil.
Esta va a seguir siendo una política permanente del Estado, por lo que quiero advertir que en algún minuto deberemos abrir el debate sobre si hacemos una ley y fijamos requisitos y condiciones permanentes o si nos conformamos con legislar a pedacitos, como lo estamos haciendo ahora: un "bonito" para que se vaya la gente de la salud, otro para que se vaya la gente de la educación, negándonos, por esa vía, al debate de fondo, que es el fracaso del sistema previsional.
Porque si hubiera un sistema previsional que otorgara una jubilación digna, no nos hallaríamos discutiendo en esta sesión. Y, al final del día, estamos supliendo lo que se llevan las AFP, parchando una responsabilidad que se les entregó a los privados.
Por eso digo nuevamente ¡No más AFP!
Esta solución que da el Estado -repito- es un parche a lo que las AFP, que son entidades privadas, les debieran haber otorgado a los profesores. El año 80 la inmensa mayoría de ellos fueron prácticamente obligados a entrar al nuevo sistema previsional. Porque en ese momento a la gente no le preguntaban si quería ingresar: o entraba o no entraba y se iba para la casa; había coerción.
Señor Presidente, un porcentaje de los 183 mil millones de pesos que va a costar el bono para los profesores será asumido por las municipalidades.
Yo solo espero, señor Ministro de Educación , que los alcaldes, quienes deberán poner un tercio (61 mil millones) no hagan uso de recursos destinados a los niños.
¿Me explico o no?
En definitiva, quiero que no se les exija a los municipios usar parte de la subvención, que está destinada a mejorar la educación. Por tanto, tendrán que hacer los ahorros, la previsión adecuada para enfrentar la nueva situación.
Ahora, debo puntualizar que, si bien existirán retiros, ello no significa que sobran profesores.
¡Ojalá pudiéramos tener dos por aula!
En Iquique, Jorge Soria tiene dos profesores por aula, de primero a sexto básico.
Es imposible lidiar en un aula con 32, con 35 alumnos. Esto no sucede, por ejemplo, en Finlandia.
En consecuencia, la señal no es que sobran profesores, sino que a aquellos que van a jubilar les estamos haciendo una retribución por un daño previsional originado en un mal régimen: el de las AFP. Pero está claro que el sistema educacional chileno seguirá requiriendo más y buenos profesores, ojalá para educar en aulas con un tope máximo de 18 a 20 estudiantes, como ocurre en Finlandia y en los países de la OECD, club del cual Chile forma parte pero sin cumplir ninguno de sus requisitos, particularmente los existentes en materia de enseñanza.
Voy a votar a favor de este proyecto de ley, pero subrayando que sigue pendiente el pago de la deuda previsional, la que es de larga data.
En tal sentido, estamos dando una oportunidad histórica a 10 mil profesores. El resto, que habrá de jubilar en algún minuto, deberá tener un trato igual o mejor; de ningún modo inferior al que brindamos ahora. En el caso máximo se recibirán 21 millones de pesos; pero la media de las 37 horas, según los cálculos, estará entre 14 y 18 millones.
Esas cifras podrían parecer atractivas. Sin embargo, tras el esfuerzo de toda una vida, ¡son cantidades ínfimas!
Consideremos las deudas contraídas por el profesorado y, especialmente, que numerosas personas que en el mundo laboral docente ganan 800 mil pesos mensuales recibirán jubilaciones (aquí se ha dicho) de 230 mil -o sea, sus ingresos van a caer en más de dos tercios-, con las cuales no van a sobrevivir.
¡Los profesores se están muriendo!
Yo voto a favor con gusto. Porque si alargamos esta agonía muchos profesores, producto de enfermedades profesionales no reconocidas o de condiciones de salud desfavorables, quedarán sin la posibilidad de optar a un beneficio de esta índole.
¡Patagonia sin represas!
¡Nueva Constitución, ahora!
¡No más AFP!
--(Aplausos en tribunas).
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