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El señor CARMONA (Vicepresidente).-
Tiene la palabra el diputado señor Ricardo Rincón .
El señor RINCÓN.-
Señor Presidente, agradezco a la bancada del Partido Socialista, en la persona del diputado Fidel Espinoza , el gesto de cedernos sus cinco minutos. Espero que mi intervención no solo represente a la bancada de la Democracia Cristiana, sino también a la del Partido Socialista.
En primer lugar, saludo a la Mesa de la Corporación por sus esfuerzos por tener un solo reglamento para el Congreso Nacional. Sería perjudicial tener dos reglamentos, uno para cada corporación, pues ello entregaría señales de diferenciación respecto de una misma ley.
En segundo lugar, no puedo no dejar asentado que no me parece bien, ni a la bancada de la Democracia Cristiana, y, según entiendo, tampoco al resto de los integrantes de este hemiciclo, que el reglamento y la propuesta que se nos trae repita un error conceptual de la ley de lobby. Ese cuerpo legal, que fue sancionado por todos nosotros hicimos el reparo en su oportunidad, parte de la base de que la obligación de transparentar la actividad de lobby no es de quienes lo hacen, sino de quienes son sujetos pasivos de la actividad, situación que a nosotros no nos parece correcta. El lobby es una actividad legítima y es necesario transparentarla; pero no puede ser que esa obligación recaiga en los parlamentarios o en los sujetos pasivos, sean estos ministros de Estado, etcétera. Si el reglamento, cumpliendo y ejecutando la ley apunta a aquello, entonces lo que debiéramos hacer es tener una ventana única, no que cada parlamentario deba completar formularios y gatillar procedimientos administrativos propios para cumplir con un reglamento que, a nuestro juicio, va a repetir, en indebida forma, errores conceptuales contenidos en dicha ley.
Por eso, que apelo a que esa ventana única para quienes van a hacer lobby sea el registro en donde ellos señalen que necesitan hablar con tal o cual parlamentario para tal o cual tema, de forma de hacer toda la identificación, y sean las secretarías de ambas corporaciones las que efectúen los ingresos con los formularios respectivos y consignen el sujeto pasivo correspondiente.
En tercer lugar, el reglamento tiene un error conceptual de fondo que debemos corregir: confunde la ley de lobby con la ley de transparencia, lo cual es peligroso. La ley de transparencia es total y absolutamente distinta de la ley de lobby. El reglamento es un ejecutor de la ley de lobby, no de la ley de transparencia. Si ustedes examinan el reglamento que se nos propone se observa que sus normas discurren como si estuviera ejecutando la ley de transparencia. No es admisible esta confusión conceptual, y lo demostraré a través del ejemplo de los viajes en misión oficial.
En estos días, varios diputados debíamos ir a Panamá en misión oficial. Sin embargo, pedí que el Secretario General cancelara mi asistencia porque he querido estar presente en la discusión de este reglamento. La Corporación, obviamente, se ahorrará los respectivos viáticos y pasajes; sin embargo, ese no es el punto. El punto es que los viajes oficiales no tienen por qué estar considerados dentro de la normativa del lobby. ¿Qué lobby hay en un viaje oficial? ¿Cómo Eurolat, en Panamá, va a tener un sentido de lobby? ¿Qué empresas e intereses privados se están defendiendo en Eurolat-Panamá, mañana, pasado y los siguientes días, más aun cuando este es un encuentro entre parlamentarios de Europa y de América Latina? Eso es Eurolat; sin embargo, este reglamento señala que las misiones oficiales, que son cargas para los parlamentarios, porque deben ausentarse de su actividad parlamentaria y de sus distritos, redactar informes y, además, permanecer más de 16 horas en un avión para ir y volver de dichas conferencias en representación de la Corporación, son una actividad de lobby. Este es un ejemplo del error conceptual de confundir la ley de lobby con la ley de transparencia, que hará no solo farragoso el reglamento, sino que desvirtuará su sentido, cual es la ejecución de una ley que esta Corporación ha aprobado.
Felicito el esfuerzo por hacer un reglamento para el Congreso Nacional y no uno para cada cámara. En ese sentido, considero muy buena la decisión tomada por la Mesa, en coordinación con su par del Senado. Con todo, reitero mi llamado a reparar estos errores, porque no remiten al sentido y objeto de una ley de lobby. La ciudadanía espera transparencia e información, pero no que se termine dando el carácter de lobby a un cúmulo de actividades inconducentes, que no tienen ningún sentido, que no acompañan el objetivo de la ley y que incluso desvirtúan la información que es necesario colocar sobre la mesa.
He dicho.
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